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ESTUDIO BIBLICO

CRISTIANO

Para que el hombre de Dios


sea perfecto, enteramente
preparado para toda buena
obra

MODULO DOS

DISCIPULADO
CRISTIANO
Carlos Alveiro Samudio

LBC
ESTUDIO BIBLICO
CRISTIANO
Para que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra

MODULO DOS

Por tanto, id, y haced discipulos a todas las naciones, bautizandolos


en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
enseñandoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he
aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.
Amen. (Mateo 28:19-20).
DISCIPULADO CRISTIANO
- © 2017 por Carlos Alveiro Samudio
LITERATURA BIBLICA CRISTIANA

Inpreso en Colombia
CONTENIDO

INTRODUCCION

Sección 1: LAS DOS NATURALEZAS DEL CRISTIANO


1. Origen del viejo hombre………………………………………………... 2
2. Origen del nuevo hombre………………………………………………. 7
3. El crecimiento espiritual……………………………………………….. 10

Secciòn 2: LA NUEVA VIDA EN CRISTO


1. La comunión con Dios…………………………………………………. 15
2. La oración……………………………………………………………… 18
3. El ayuno………………………………………………………………... 24
4. La enseñanza cristiana………………………………………………... 27
5. La mayordomía cristiana……………………………………………... 30
6. El cristiano y la sociedad……………………………………................ 34

Secciòn 3: EL BAUTISMO DEL CRISTIANO


1. Los bautismos en la Biblia…………………………………………….. 39
2. El bautismo cristiano………………………………………………….. 43
3. El bautismo en el Espíritu Santo……………………………................ 49

Secciòn 4: EL CRISTIANO Y SU HOGAR


1. Noviazgo cristiano……………………………………………………… 54
2. El matrimonio………………………………………………………… 59
3. La crianza de los hijos……………………………………………….. 66
4. El control de la natalidad……………………………………………… 74
5. Adolescencia y juventud…………………………………….................. 81
6. Problemas en el matrimonio……………………………….................. 87
7. La muerte de un ser querido………………………………………….. 94
8. La ideología de género…………………………………………………. 98
INTRODUCCION

En este segundo módulo de la serie ESTUDIO BIBLICO CRISTIANO, estudiaremos lo


referente al discipulado cristiano, según la enseñanza de las Santas Escrituras. En el Nuevo
Testamento, el discípulo (gr. mathetès) es un “aprendiz”, es decir, alguien que está
aprendiendo lo que un maestro le enseña. En el caso del cristiano, después de haber sido
salvo, en seguida es un discípulo de Cristo, pues el Señor le enseñará la doctrina bíblica
consignada en la Palabra de Dios.

Como miramos en el CONTENIDO, en este módulo se estudian los temas que conciernen a
las dos naturalezas del cristiano, la nueva vida en Cristo, el bautismo y el hogar cristiano.
Son temas básicos para que el siervo de Dios se fundamente y continúe creciendo
espiritualmente; avanzando en el conocimiento de la Biblia.

Como siempre lo afirmamos, este estudio solo está basado en la Palabra de Dios,
escudriñándola en lo posible en los textos originales hebreo y griego. Si se han consultado
otros libros cristianos, ha sido hecho con el cuidado de que éstos estén en armonía total con
las Escrituras.

¡Bendito sea el Dios y Padre, y nuestro Señor Jesucristo!

CAS.

2
SECCION 1.

LAS DOS NATURALEZAS


DEL CRISTIANO
Lección 1.

ORIGEN DEL VIEJO HOMBRE

Según la Biblia, la humanidad actual está constituida por dos familias distintas: la familia
de Adán, el primer hombre; y la familia de Dios, donde Cristo (el postrer Adán) es el
dador de la vida espiritual de sus miembros (1 Corintios 15:45-50). Teniendo en cuenta
esto, en esta lección estudiaremos primero la familia de Adán terrenal.

Adán terrenal, el primer hombre

 Estando Adán en el Edén, en medio del huerto tenía el árbol de la vida, que es un
símbolo de Cristo (Génesis 2:9; Juan 1:4; Apocalipsis 2:7). Si el hombre comía de
este fruto llegaría a tener una existencia eterna aquí en la tierra, en un estado de
inocencia como originalmente fue creado (Génesis 3:22; Juan 6:57-58).

 Y también estaba el árbol de la ciencia (o conocimiento) del bien y del mal, cuyo
fruto prohibido si el hombre lo comía, pecaba contra Dios y traería como
consecuencia su muerte. Lastimosamente, el ser humano escuchó al diablo,
desobedeció a Dios y su naturaleza de inocencia se corrompió, pues llegó a
experimentar el pecado (Génesis 2:17; 3:7; 1 Corintios 15:22).

 Después del pecado, la naturaleza de Adán y de sus descendientes es llamada en la


Biblia: el “viejo hombre”, cuya sustancia maligna es la “carne”, la cual contiene el

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“pecado” que mora en ella (Romanos 6:6; 7:14). Siendo el mundo el ambiente
donde el “viejo hombre” vive y actúa. Por eso, este hombre es terrenal (mundano),
carnal y mortal (Juan 3:6; 1 Corintios 15:47-48).

La familia de Adán terrenal


 Para ser miembro de una familia debemos nacer en ella. Por eso, por el nacimiento
natural o biológico, fuimos hijos del Adán terrenal y, por lo tanto, miembros de su
familia (1 Corintios 15:48). Como hijos de Adán heredamos su naturaleza caída (el
viejo hombre), por eso fuimos “formados en maldad y en pecado nos concibió
nuestra madre” (Salmo 51:5).

 Ahora bien, tanto Adán como su familia (sus hijos) por ser pecadores están
destituidos de la gloria de Dios. Es por eso que Adán fue expulsado del Edén (como
Satanás fue expulsado del cielo); y los hijos del hombre nacieron fuera del huerto de
Dios (Romanos 3:23; Génesis 3:24; Ezequiel 28:16). Por esta razón, los miembros
de esta familia no tienen nada de bueno, pues el “viejo hombre” en sus
pensamientos, sentimientos y su obrar, está inclinado al mal (Isaías 64:6).

 Es así como del primer hombre tenemos como fruto de su desobediencia el pecado;
y por el pecado la muerta; y todo esto afecto a su descendencia (Romanos 5:12-19).
Por eso, todo hijo de Adán está muerto en sus delitos y pecados. Anda en la vanidad
de su mente, pues tiene entenebrecido el entendimiento, ajeno a la vida de Dios por
su ignorancia y por la dureza de su corazón. Por eso, perdió toda sensibilidad y se
entregó a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza (Efesios 2:1;
4:17-19).

El camino de Caín
 De los hijos de Adán, su primogénito Caín manifestó todas las características del
viejo hombre. Al principio, trajo una ofrenda a Dios de los productos de la tierra, la
cual Dios había maldecido antes; una ofrenda carente de víctima y de sangre
expiatoria. Además, Caín no tenía fe, al contrario de su hermano Abel (Génesis
3:17; 4:3; Hebreos 9:22; 11:4). Cuando Caín sintió el rechazo de Dios por esto, se
ofendió contra su hermano y con soberbia lo asesinó (Génesis 4:5-8)

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 Después de recibir el justo juicio y la misericordia de Dios, Caín salió como errante
para habitar en la tierra de Nod (Errante). Ahí, edificó una ciudad, dando a entender
que esta tierra (o el mundo) sería su lugar permanente de habitación. Contrario a
los siervos de Dios que somos extranjeros y peregrinos en esta tierra, anhelando la
ciudad celestial (Génesis 4:9-17; Hebreos 11:10,11, 13; 1 Pedro 2:11).

 Asimismo, la descendencia de Caín siguió su camino y dio inicio a la civilización


(o cultura) mundana (y apartada de Dios) que ha existido desde entonces hasta la
actualidad (Judas 11). Con Lamec apareció en el mundo la poligamia, un desvió de
lo moral. Con Jabal, aparecieron los comerciantes (moran en tiendas y crían
ganado). Con Jubal, se inventaron los instrumentos musicales, que ellos utilizaron
para la diversión mundana. Y con Tubal, se inventaron los artífices de bronce y de
hierro, que es la tecnología de este mundo. Todos estos elementos en sí no son
malos (a excepción de la poligamia); lo malo de esto es el uso pecaminoso de ellos
por parte de la civilización mundana sin Dios (Génesis 4: 18-24).

La generación de víboras
 En su juicio a la serpiente, Dios profetizó que pondría enemistad entre la simiente
de la mujer y la simiente de la serpiente. La palabra heb. zará (simiente) también
significa “descendencia” (Génesis 3:15). Ahora bien, la descendencia de la
serpiente se refiere a todos los seres humanos no regenerados (hombres naturales),
hijos (por su naturaleza pecaminosa) del diablo. Por eso son la “generación (o raza)
de víboras” (Juan 8:44; Lucas 3:7).

 Al desobedecer Adán a Dios, el diablo lo esclavizo por medio del pecado, por eso,
los reinos de este mundo ahora le pertenecen (Romanos 6:16; Lucas 4:5-6). Por
esta razón, el diablo es el “príncipe” de este mundo (Juan 12:31; 1 Juan 5:19). Y en
el ámbito religioso mundano, el diablo es el “dios” de este siglo (2 Corintios 4:4).

 El diablo, como príncipe de la potestad del aire, opera en los hijos de desobediencia
(la humanidad caída), los cuales viven en los deseos de la carne (la vieja
naturaleza), haciendo la voluntad de ella y de los pensamientos. Por eso, son por
naturaleza hijos de ira ante Dios (Efesios 2:2-3).

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Lección 2.

ORIGEN DEL NUEVO HOMBRE

Nuestra vida anterior


 Antes de nuestra conversión y haber nacido de nuevo, la vida anterior de perdición
se caracterizaba por cuatro aspectos distintos que hay que tener en cuenta para
comprender la contraposición de nuestra vida actual en Cristo. Primero,
pertenecíamos a la familia de Adán terrenal por nuestro nacimiento biológico,
descendiendo del primer hombre según la carne (1 Corintios 15:47-48).

 Segundo, el miembro de la familia de Adán al heredar su naturaleza caída, es


llamado en la Biblia el “hombre natural”, teniendo al “viejo hombre” como la
esencia de su naturaleza, denominada también la “carne” o el “pecado” (Efesios
4:22). Tercero, el hombre natural al ser esclavo del pecado, hace los deseos del
diablo, quien es su “padre” espiritual. Por eso, hace parte de la descendencia de la
serpiente, perteneciendo a la generación de víboras (Juan 8:44; Génesis 3:15;
Lucas 3:7).

 Y cuarto, el dominio del diablo y el medio ambiente donde mora y actúa el hombre
natural es el mundo (Juan 12:31; 1 Juan 2:15-17). Este mundo ha seguido el
camino de Caín (Judas 11); el cual es un “sistema” u orden, caracterizado por ser
una civilización humana alejada de Dios, centrada en la inmoralidad, el
materialismo, la diversión mala y el mal uso de la tecnología, como lo hicieron los
descendientes de Caín (Génesis 4:16-24).

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Cristo y el viejo hombre
 Ante esto, el único que podía librarnos de la condenación eterna es el Señor
Jesucristo. Por eso vino al mundo como nuestro sustituto. Para lo cual tomó la
naturaleza humana, pero sin pecado, pues al no haber sido engendrado por varón,
no heredó de Adán el “viejo hombre” (Hebreos 2:14; 4:15). Sin embargo, sobre él
Dios descargó el castigo por nuestra maldad, pues por nosotros “lo hizo pecado” (2
Corintios 5:21).

 Ahora bien, la obra de redención del Señor Jesús, consta de: la crucifixión,
derramamiento de su sangre, su muerte y su sepultura; culminando esto con la
victoria de la resurrección. Y en cada uno de estos hechos logró un beneficio para
nosotros. Con su crucifixión, muerte y sepultura, condenó al pecado en la carne, es
decir, le dio muerte judicial al viejo hombre. Por eso, para Dios nuestro viejo
hombre está crucificado, muerto y sepultado. Siendo por eso ahora el “cuerpo de
muerte” (Romanos 6:3-8; 7:24; 8:3).

 Con el derramamiento de su sangre, Cristo perdonó nuestros pecados. De esta


manera, el problema del pecado (la raíz) y de los pecados (los frutos de éste), en su
sacrificio quedó solucionado (Hebreos 9:26; Efesios 1:7). Y, por último, con su
gloriosa resurrección nos hizo “renacer para una esperanza viva”, lo que significa
que ha implantado en nosotros una nueva naturaleza, el nuevo hombre, que
pertenece a la nueva creación (1 Pedro 1:3; Colosenses 3:10).

Nuestras dos naturalezas

 Puesto que el “viejo hombre” está totalmente corrompido, Dios no trató de


mejorarlo, sino que lo destinó a la muerte (Jeremías 13:23-24). Por eso, en los
cristianos Dios ha implantado una nueva naturaleza (el “nuevo hombre”), con el
cual Él tiene contacto y se relaciona; pues el “viejo hombre” para Dios está muerto
(Romanos 6:11-12; 8:15-16).

 Ahora bien, por la resurrección de Jesucristo se inauguró la nueva creación; y por el


nuevo nacimiento, los cristianos tenemos ahora la nueva naturaleza, generada por
Cristo, pues él como el postrer Adán (o el “segundo hombre”), generó la nueva
descendencia que pertenece a Dios (Romanos 6:5; 1 Corintios 15:47-48; 2
Corintios 5:17). La nueva naturaleza es el nuevo hombre (u “hombre interior”), el
cual comprende nuestro espíritu vivificado y nuestra alma salva (Romanos 8:10;
Santiago 1:21)

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 Claro está que, el “viejo hombre” continúa morando en nuestra “carne”, la cual
contiene el “pecado”. Por eso éste es el “hombre exterior” (Romanos 7:14, 18; 2
Corintios 4:16). Ahora bien, nuestro cuerpo es de carne y esta corrompido, por lo
que cada día se va desgastando (el cual será transformado en la gloria de Cristo).
Pero, cuando la Biblia habla de “carne” refiriéndose a la esencia maligna del ser
humano, lo hace porque ésta se encuentra en esa parte de nuestro ser (Romanos
7:18-24).

La familia de Dios

 Cuando éramos inconversos –como ya miramos-, por nuestro nacimiento biológico


hicimos parte de la familia de Adán, la cual pertenece a la vieja creación. Por eso,
los cristianos al ser “plantados” (gr. symfitoi: injertados) junto con Cristo en su
muerte (para matar al viejo hombre) y en su resurrección (para obtener el nuevo
hombre), ahora hacemos parte de la nueva creación (Romanos 6:5; Gálatas 2:20).

 Pero lo que nos desligó de la vieja creación y de la naturaleza adámica, fue la


circuncisión de Cristo (Filipenses 3:3). Se trata del proceso espiritual que hizo el
Señor al “echar” (despojar) de nosotros el “cuerpo carnal pecaminoso” (Colosenses
2:11). Esto ocurrió cuando el cuerpo de pecado fue “destruido” (gr. katargethê:
anulado), es decir, el poder de acción del viejo hombre fue anulado por el poder del
sacrificio de Cristo (Romanos 6:6)

 De ahora en adelante, los cristianos pertenecemos a la familia de Dios (Efesios


2:19). Dios es nuestro Padre, y Cristo nos considera como sus hermanos, pues
somos sus coherederos (2 Corintios 6:18; Hebreos 2:11-13). Además, somos “linaje
escogido” (gr. gênos eklektôn), real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por
Dios, para anunciar las virtudes de aquel que nos llamó (Cristo) de las tinieblas a su
luz admirable (1Pedro 2:9).

 De esta manera, en contraste con nuestra vida anterior, ahora somos miembros de la
familia de Dios, nuestra naturaleza es el nuevo hombre, somos linaje escogido
(generación de Dios) y la dimensión en la cual estamos es celestial, pues ya no
pertenecemos a este mundo (Efesios 2:6; Filipenses 3:20).

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Lección 3.

EL CRECIMIENTO ESPIRITUAL

La lucha del cristiano


 La vida del cristiano es una lucha constante hasta que termine su carrera aquí en la
tierra (1 Timoteo 6:12; 2 Timoteo 4:7). La lucha (o el combate) del cristiano tiene
dos frentes: uno externo y otro interno. El externo proviene del ataque de tres
antagonistas principales: primero, las huestes espirituales de maldad (Satanás y los
demonios), encargados de tentarnos para cometer el mal y también estorban la obra
de Dios aquí en la tierra (Efesios 6:12; 1 Corintios 10:13; 1 Tesalonicenses 3:5;
Gálatas 5:7; 1 Tesalonicenses 2:18).

 El segundo antagonista externo es el mundo, o sea, las personas mundanas quienes


aborrecen a los verdaderos cristianos, los persiguen e incluso hasta asesinan a los
siervos de Dios (Juan 15:18-19; 16:1-4). Dentro de este grupo están los “falsos
hermanos” que el enemigo infiltra en las iglesias para sembrar confusión (Gálatas
2:4-5; 2 Timoteo 4:14). Y tercero, son los creyentes carnales, los cuales, con sus
celos, contiendas y disensiones, se oponen a sus hermanos en la fe; e incluso se
enfrentan a sus pastores, pues no se sujetan a ellos (1 Corintios 3:3; Hebreos
13:17).

 Por otra parte, el frente interno de lucha se lleva a cabo dentro de nuestro ser. La
lucha es entre la carne y el Espíritu. Aunque nuestro viejo hombre está judicial
mente “muerto”, mora todavía en nuestra carne. Y si el cristiano le da oportunidad
para que obre, hará el mal (Romanos 7:14-20). Debemos aclarar que esta lucha no
es entre el nuevo hombre contra el viejo hombre, pues nuestro “hombre interior” no
tiene poder propio, sino que nuestro poder proviene del Espíritu Santo (Hechos

10
1:8). Por eso, la lucha es de la carne contra el Espíritu y el Espíritu contra la carne
(Gálatas 5:17).

Los “niños” en Cristo

 Los creyentes nuevos o recién convertidos, son “niños” en Cristo. Y como “niños”
necesitan ser cuidados por sus pastores y hermanos en la fe; y alimentarse con la
“leche espiritual no adulterada” (Hechos 20:28; 1 Pedro 2:2). Esta “leche” es la
doctrina básica del cristianismo (salvación y discipulado); el resto de la doctrina (la
“vianda” o alimento solido) es la enseñanza complementaria y más profunda de la
Biblia, la cual la recibirá el cristiano a medida que vaya creciendo espiritualmente
(1 Corintios 3:1-2; Hebreos 5:13-14).

 El crecimiento cristiano se centra en “crecer en la gracia y en el conocimiento de


nuestro Señor y Salvador Jesucristo”. Cosas que el enemigo tratará de estorbar (2
Pedro 3:18; Gálatas 3:1; 5:7). Para lograr este crecimiento, la palabra de Cristo
debe morar abundantemente en nosotros, orando sin cesar y contando con la ayuda
del Espíritu Santo, quien nos lo suministra el Señor (Colosenses 3:16; 1
Tesalonicenses 5:17; Gálatas 3:5).

 Si el nuevo creyente tiene la disposición de crecer, llegará a ser un cristiano


espiritual. Sin embargo, si vanamente se hincha por su propia mente carnal y no se
“agarra” (gr. kratôn) de la Cabeza (Cristo), no crecerá espiritualmente y será un
cristiano carnal (1 Corintios 2:15; Colosenses 2:18-19).

El cristiano carnal
 El cristiano “carnal” (gr. sarkikoî) es aquel creyente que no ha crecido
espiritualmente, por lo que es inmaduro en cuanto a su vida cristiana. Una razón
por la cual no ha crecido puede ser la falta de un buen cuidado pastoral, pues
algunos ministros solo les interesa el dinero de las ovejas (Ezequiel 34:1-6). Otra
razón puede ser la falta de interés del creyente por aprender la doctrina bíblica,
pues, aunque asista a una buena congregación, la culpa es personal (Hebreos 5:11-
12).

 Al no estar fundamentado sobre la Roca (Cristo), su vida como cristiano será


desastrosa (Mateo 7:26-27). Ya que, al no obedecer al Señor, reina el pecado en su
cuerpo mortal, obedeciéndolo en sus concupiscencias (Romanos 6:12-13). El

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cristiano carnal, por lo tanto, piensa en las obras de la carne, se ocupa de la carne y
vive según la carne (Romanos 8:5-8). Además, le atrae las cosas del mundo y busca
la gloria de los hombres (1 Juan 2:15; 2 Timoteo 4:10; Juan 5:41). Por eso, los
cristianos carnales andan (o se comportan) como los hombres inconversos (1
Corintios 3:3).

 Esta clase de cristiano, con su vida de desobediencia no agrada a Dios, por eso
estará bajo su disciplina, pues al ser su Padre lo ama y quiere que cambie de vida
(Romanos 8:8; Hebreos 12:5-10). Además de su vida personal afectada por su
carnalidad, afecta la vida de sus hermanos (por sus conflictos con ellos) y dará mal
testimonio a los de afuera (Gálatas 5:13-15; 1 Timoteo 3:7). De esta manera, al
sembrar para su carne, cosechara corrupción (Gálatas 6:7-8). Debemos aclarar que
los cristianos carnales (como los corintios), pueden recibir del Señor los dones
espirituales para hacer milagros y evangelizar. Pero esto no les asegura que sean
creyentes fieles. Lo que primero demuestra que un cristiano es espiritual, es la
manifestación en su vida del fruto del Espíritu Santo y ser guiado por él (1
Corintios 1:5-7; 3:1; Gálatas 5:22-25).

La carne contra el Espíritu

 Como hemos mirado, dentro de nuestro ser hay un combate de la carne contra el
Espíritu y viceversa. Aunque el viejo hombre esté judicialmente muerto, todavía
está en nuestra carne, y en ella está el pecado (Gálatas 5:17; Romanos 6:12). Y la
carne actúa en base a la “ley del pecado y de la muerte”, la cual incita a nuestros
miembros a ser presentados al pecado como instrumentos de maldad (Romanos
6:13; 8:2).

 De esta manera, en los cristianos hay una contradicción, pues, mientras que en
nuestro hombre interior nos deleitamos en la ley de Dios, vemos que la carne nos
lleva a hacer lo que no queremos o lo que rechazamos con nuestra mente. De allí
que, con la mente servimos a la ley de Dios, mas con nuestra carne a la ley del
pecado (Romanos 7:14-25).

 Sin embargo, el Espíritu Santo se opone a los deseos de la carne; y por la ley del
Espíritu de vida en Cristo Jesús, hemos sido librados de la ley del pecado y de la
muerte (Romanos 8:2). Lo que tenemos que hacer ahora es “considerarnos”
(gr.logízesthe= hacer de cuenta) muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo
Jesús. Esto significa que debemos creer que nuestro viejo hombre está muerto y

12
que ahora lo que vivimos en la carne, lo hacemos en la fe del Hijo de Dios
(Romanos 6:11; Gálatas 2:20).

El cristiano espiritual
 El cristiano “espiritual” (gr.pneumatikós), es la persona que escucha y obedece al
Señor, por lo cual su vida está firme, sobre la Roca (Mateo 7:24-25). Puesto que
quiere hacer la voluntad de Dios, conoce la doctrina de Él (Juan 7:17).
Nutriéndose, por lo tanto, del alimento sólido, alcanzando de esta manera la
madurez (Hebreos 5:14). Para llegar a la unidad de la fe y del conocimiento del
Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de
Cristo (Efesios 4:13).

 El cristiano espiritual piensa en las cosas del Espíritu, se ocupa en ellas y vive
según el Espíritu (Romanos 8:5-9). De esta manera, anda en el Espíritu y no
satisface los deseos de la carne (Gálatas 5:16). Pues, por el Espíritu aprendió a
hacer morir las obras de la carne, ya que, al ser guiado (gr. ágontai= conducido o
piloteado) por el Espíritu, él le enseña todas las cosas y lo guía a toda la verdad
(Romanos 8:14; Juan 14:26; 16:13). Y una persona llena del Espíritu Santo
glorifica a Cristo y tiene el poder para testificar del Señor (Juan 16:14; Hechos
1:8).

 Asimismo, el cristiano espiritual se ha despojado del viejo hombre, se ha


renovado en el espíritu de su mente y se ha vestido del nuevo hombre (Efesios
4:22-24; Colosenses 3:9-11). Pues, los que somos de Cristo hemos crucificado la
carne con sus pasiones y deseos. Y lo hacemos porque vivimos por el Espíritu; y
andamos también por él (Gálatas 5:24-25). Debemos conocer también que cuando
un cristiano peca, es el viejo hombre quien lo hace, ya que el nuevo hombre no
peca, pues ha nacido de Dios (Romanos 7:20; 1 Juan 3:9). Esto no significa que
perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde; porque los que hemos
muerto al pecado no viviremos en él (Romanos 6:1-2).

13
SECCIÓN 2.

LA NUEVA VIDA EN
CRISTO
Lección 1.

LA COMUNION CON DIOS

La comunión cristiana
 La palabra “comunión” es en gr. koinonía, la cual describe “lo común” que tienen
un grupo de personas, ya sea en sus relaciones afectivas o de intereses, así como
también compartir sus bienes materiales (Hechos 4:32). La comunión cristiana es
generada por el Espíritu Santo quien mora en nosotros. Por eso, es la comunión del
Espíritu Santo. Se trata de una comunión de dependencia (pues dependemos de su
guía), la cual le pertenece a él (2 Corintios 13:14; Filipenses 2:1-2).

 Al tener la comunión del Espíritu Santo, podemos entonces tener comunión con el
Padre y con su Hijo Jesucristo. Esta comunión es interpersonal, de las Personas
divinas (el Padre y el Hijo) con nosotros los cristianos (1 Juan 1:3; 1 Corintios 1:9).

 Teniendo nosotros la comunión divina, tendremos también la comunión entre


cristianos, la cual expresamos en la Cena del Señor; compartiendo además los
mismos intereses espirituales y hasta los bienes materiales (1 Corintios 10:16;
Hechos 2:44-45). Esta debe ser la aspiración de todos los creyentes (1 Corintios
1:10).

15
Comunión con el Padre y con el Hijo

 Cuando nosotros decimos que tenemos comunión entre los hermanos, significa que
tenemos unas excelentes relaciones interpersonales (por lo común que
compartimos) entre nosotros (Romanos 12:9-10). Lo mismo podemos decir de
nuestra comunión con Dios. Se trata de tener una excelente relación interpersonal
con el Padre y con el Hijo (generada por el Espíritu Santo), basada en la obediencia
a los mandamientos divinos, con la cual obtenemos su aprobación (Juan 14:21, 23;
1 Juan 5:1-2).

 De esta manera, siendo Dios luz, en Él no hay ningunas tinieblas (maldad o


pecado). Por eso, si nosotros también andamos en luz (verdad y santidad),
tendremos comunión con el Padre y con el Hijo, así como también comunión entre
los cristianos (1 Juan 1:3-7). De allí que, los cristianos no debemos tener comunión
con los inconversos ni con los idólatras de este mundo, los cuales aborrecen la luz y
aman las tinieblas (Juan 3:19-21; 2 Corintios 6:14-18).

 Ahora bien, nuestra comunión con Dios se ve afectada por la desobediencia a sus
mandamientos y por los pecados. Cuando un creyente hace esto, contrista al Espíritu
Santo que mora en él y ofende a Dios (Efesios 4:30; Hechos 24:16).

La obra divina a nuestro favor


 Debemos conocer que la paternidad de Dios nos ha dado la posición (en Cristo) de
ser sus hijos. Esto no cambiará jamás, pues hemos sido engendrados por Él (Juan
1:12-13). Sin embargo, nuestra comunión con Dios si es condicional, ya que, si
andamos en obediencia (o en luz) tendremos comunión con Él; en cambio, si lo
ofendemos pecando, esta comunión se ve afectada, entrando entonces
(inevitablemente) la disciplina paternal divina, que obra para nuestro bien (1
Corintios 11:32; Hebreos 12: 5-11; Apocalipsis 3:19).

 Para que el cristiano no le dé lugar a la carne, cuenta con la ayuda del Espíritu
Santo, quien con sus deseos divinos se opone a los de la carne; de esta manera no
haremos lo que queremos (Gálatas 5:16-17). Si una persona es hija de Dios, es
guiada por el Espíritu Santo (Romanos 8:14). Y el Espíritu nos lleva a que nos
examinemos a nosotros mismos para juzgar el pecado cometido, luego confesarlo a
Dios, pedirle perdón y apartarnos de él. Incluso, de pecados ocultos o que se

16
cometan por ignorancia o por “yerro” (Levítico 5:18; Salmos 19:12; 139:23-24; 1
Corintios 11:31; 1 Juan 1:7, 9; Proverbios 28:13).

 El propósito de la disciplina paternal de Dios con nosotros sus hijos es preventiva


y correctiva. Como preventiva, nuestro Padre celestial permite que suframos
pruebas con el fin de madurar nuestra fe y que, confiando plenamente en El,
salgamos victoriosos ante la tentación (1 Pedro 5:6-11). En cambio, la disciplina
correctiva es con el fin de castigar al cristiano que persevera en algún pecado, para
no condenarlo con el mundo (1 Corintios 11:30-32). De allí la importancia de
examinarnos, confesar ese pecado y apartarnos de él para alcanzar misericordia
(Proverbios 28:13).

 En cuanto a la tentación y al pecado, ningún cristiano puede afirmar que fue


tentado de tal manera que no pudo resistir la tentación. Esto es ignorar o
contradecir las Escrituras. Pues según ellas, contamos con la ayuda de Dios Padre
quien nos libra de ceder a la tentación (Mateo 6:13; 1 Corintios 10:13). El Señor
Jesucristo, por su parte, presenta defensa a nuestro favor (como Abogado) e
intercede como nuestro mediador ante Dios, pues, es nuestro Sumo Sacerdote (1
Juan 2:1; Hebreos 4:15; 7:25; Lucas 22:31-32). Y el Espíritu Santo, nos da el poder
para hacer morir las obras de la carne (Romanos 8:13).

 Claro está que, de nuestra parte debemos abstenernos de los deseos carnales que
batallan contra el alma (1 Pedro 2:11); los jóvenes deben huir de las pasiones
juveniles (2 Timoteo 2:22); todos debemos huir de la fornicación (1 Corintios
6:18); y no debemos amar el mundo y sus deseos (1 Juan 2:15-16).

 Por lo tanto, el cristiano debe asumir su responsabilidad, la cual también incluye no


satisfacer los deseos de la carne, no pensar en las cosas de la carne, no ocuparse en
ellas, ni vivir según la carne. Pensará en las cosas del Espíritu, se ocupará en ellas y
vivirá según el Espíritu. Solo entonces tendrá una vida espiritual victoriosa y una
buena comunión con Dios (Gálatas 5:16; Romanos 8:5-9; Filipenses 2:15).

17
Lección 2.

LA ORACION

Significado y origen de la oración

 La palabra española oración, proviene del latín orare, que significa: “hablarle a
alguien”. Con esta palabra, los cristianos nos referimos a hablarle a Dios (Mateo
21:22). En los idiomas originales de la Biblia, se utilizan muchos términos para
referirse a la oración a Dios, pero los más utilizados son: heb. tefilá (intercesión); y
gr. proseújkomai (oración).

 En la Biblia se describen oraciones dirigidas al Dios Verdadero; pero también


aparecen oraciones a ídolos o dioses falsos, hechas por paganos (1 Reyes 8:54; 18:
26). Por lo regular, la oración es la expresión verbal que se dirige a Dios; pero en
ocasiones Dios también habla con sus siervos (Éxodo 33:11). Pero, no todo diálogo
con Dios es oración, como en el caso del soberbio Caín (Génesis 4:6-15). La
oración verdadera a Dios debe ser hecha con humildad, respeto y confianza a Él; lo
contrario es una oración falsa, donde predomina el orgullo y la religiosidad (Lucas
18:9-14).

 En un comienzo, la comunicación de Dios con Adán y su mujer era directa y


personal. Sin embargo, el pecado hizo que Jehová ocultara su rostro de los seres
humanos (Génesis 1:28; Isaías 59:2). Y, mientras que Caín y su descendencia

18
iniciaron la civilización humana sin Dios, el otro hijo de Adán, Set, llamó el
nombre de su hijo Enosh (Mortal). Con esto reconocía el estado de muerte (a causa
del pecado) que la humanidad había caído. Por eso, después de este
reconocimiento, los seres humanos comenzaron a invocar el nombre de Jehová.
Fue así como tuvo su origen la oración en la tierra (Génesis 4:25-26).

Personajes bíblicos y la oración


 A través de la Biblia, los siervos de Dios de todos los tiempos se destacaron por su
vida de oración. Entre ellos podemos mencionar a: Noé, Abraham, Isaac y Jacob,
los cuales construyeron altares e invocaron el nombre de Jehová (Génesis 8:20;
12:8). Asimismo, Moisés fue un gran hombre de oración (Números 7:89).

 Otros ejemplos sobresalientes de personas de oración fueron: Ana, Elías y Daniel (1


Samuel 1:12; 1 Reyes 18:36-37; Daniel 6:10). En el Nuevo Testamento, cabe
mencionar a Simeón y la profetiza Ana (Lucas 2:25-38). Y tenemos también la
hermosa oración de María, la madre del Señor Jesús (Lucas 1:46-55).

 Pero, el ejemplo sobresaliente de oración es el Señor Jesucristo, quien en su vida


terrenal pasaba noches enteras orando a Dios su Padre (Lucas 6:12; Hebreos 5:7-
10). Siguiendo este ejemplo, los discípulos del Señor, y en especial los apóstoles,
mostraron ser fervientes en la oración (Hechos 1:14; 2:42; 4:24-31). El apóstol
Pablo recomendaba que oraran por él, así como lo hacía por sus consiervos
(Romanos 15:30; Colosenses 1:3).

A quién debemos orar

 En el Antiguo Testamento, las oraciones de los siervos de Dios estaban dirigidas a


Jehová, el Dios Verdadero (Salmo 39:12). Y en el Nuevo Testamento, el Señor
Jesús nos enseña que podemos orarle a Dios el Padre en su nombre; así como
también podemos orarle a Cristo en su nombre (Juan 14:13-14). Por eso,
encontramos oraciones dirigidas a Dios el Padre; y la oración de Esteban dirigida al
Señor Jesús (Efesios 3:14; Hechos 7:59).

19
 En cuanto a las oraciones al Espíritu Santo, muchos cristianos lo hacen, pues él es
Dios y por experiencia propia le oran y obtienen resultados. La verdad es que la
acción del Espíritu Santo en la oración es muy importante, pues las oraciones de los
cristianos deben ser hechas en el Espíritu Santo (Efesios 6:18; Judas 20). Siendo el
Espíritu quien nos ayuda en la oración, presentándole a Dios lo que conviene, e
intercediendo por nosotros (Romanos 8:26-27).

 Ahora bien, al orar debemos acercarnos ante el trono de la gracia, el cual es el


trono divino donde están sentados Dios el Padre y el Cordero, quien es el Señor
Jesucristo (Hebreos 4:16; Apocalipsis 5:13; 22:1). Claro está que, para entrar a la
presencia del Padre, lo hacemos por medio del Espíritu de Dios (Efesios 2:18).

Oraciones ejemplares en la Biblia

 Plegaria de un pecador: en el Salmo 51, David expresa su petición de misericordia,


reconociendo su pecado, pidiendo limpieza de él, ser restaurado, y compromiso de
testimonio y de conversión.

 Petición de un milagro: la oración de fe de Ana, pidiéndole a Dios que le concediera


un hijo. Angustiada llega ante Jehová expresándole su necesidad. Luego, confiando
que ha sido escuchada, sale adorarle. Y una vez concedida su petición (o su
milagro), le cumple a Dios lo prometido (1 Samuel 1).

 Petición ante la prueba: oración del rey Ezequías a Jehová, pidiéndole su protección
y exponiéndole ante su presencia las cartas de amenaza enviadas por su enemigo (2
Reyes 19:1-20).

 Oraciones de intercesión: son dignas de mención las oraciones de Moisés por el


pueblo rebelde de Israel (Éxodo 32:11-14). Así como también, la oración del Señor
Jesús por sus discípulos al Padre (Juan 17).

 Y la Oración Modelo: el Padre Nuestro, enseñada por el Señor Jesús, donde nos
muestra siete pasos en la oración: invocación del Padre; reconocer la santidad de su
nombre; deseo que venga su Reino; sometimiento a su voluntad; petición por
nuestras necesidades cotidianas; petición por el perdón de nuestros pecados; y,
victoria ante la prueba (Mateo 6:9-13).

20
Quienes y como debemos orar

 Quienes deben orar: Jehová, el Dios Verdadero y Padre de los cristianos, escucha la
oración de toda clase de personas y de todas las razas (Salmo 65:2). De allí que,
todos los cristianos (varones, mujeres y niños) pueden orar (Hechos 21:5).

 El tiempo: debemos orar siempre (Lucas 18:1); en todo tiempo (Efesios 6:18); de
noche y de día (1 Tesalonicenses 3:10); orando sin cesar (1 Tesalonicenses 5:17).

 El lugar: podemos orar en el templo (Lucas 1:8-10); en nuestras habitaciones


(Daniel 6:10); y en todo lugar (1 Timoteo 2:8).

 La forma de orar: más importante que la postura de nuestro cuerpo es la actitud de


nuestro espíritu y de nuestra mente para concentrarnos en Dios, sin pensar en otras
cosas (1 Corintios 14:15). Sin embargo, podemos orar de pie (Mateo 6:5);
arrodillados (Hechos 21:5); con las manos extendidas o levantadas (Nehemías 8:6);
estando acostado (Salmo 6:6); en silencio (1 Samuel 1:13); o, en voz alta (Hechos
4:23-31).

Componentes de la oración

 Acción de gracias: por todo lo recibido de parte de Dios (Filipenses 4:6;


Colosenses 4:2).
 Adoración y alabanza: consiste en postrarnos ante su Majestad, reconociéndole la
gloria, la honra y el poder a Dios, por sus obras maravillosas (Apocalipsis 4:10-11).
 Confesión: de nuestros pecados y faltas (Nehemías 1:4-11; 1 Juan 1:9).
 Petición: por nuestras necesidades físicas, materiales o espirituales (Mateo 6:8; 7:7-
8; Filipenses 4:6; Santiago 1:5).
 Intercesión: orar los unos por los otros (Santiago 5:14-16); por nuestros enemigos
(Mateo 5:44); por nuestros gobernantes (1 Timoteo 2:1-3); por la salvación de las
personas (Mateo 9:36-38); por todos los santos (Efesios 6:18); y por el
establecimiento del Reino de Dios (Mateo 6:10).

21
Formas incorrectas de orar

 La persona que practica el pecado, debe saber que Dios está lejos de los impíos,
siendo su oración abominación a Él (Proverbios 15:29; 28:9; Salmo 109:7). Cuando
se está en el pecado, no hay respuesta de Dios (1 Samuel 28:6). Solo la oración de
un pecador que Dios escucha es la petición de perdón por sus pecados, después que
la persona se arrepiente genuinamente (Isaías 1:15-20).

 No se debe orar a ídolos o dioses falsos de las religiones del mundo, puesto que
carecen de poder y esto es abominación a Dios (Isaías 45:20; 46:7). Tampoco se
debe pedir la intercesión de los ángeles, de los santos fallecidos o de María, pues
solo Jesucristo es el único mediador entre Dios y los hombres (Colosenses 2:18; 1
Timoteo 2:5; Juan 14:6; Hebreos 7:25).

 Las oraciones en público para demostrar piedad religiosa, también son condenadas
por el Señor (Mateo 6:5; 23:14). Asimismo, las oraciones repetidas (rezadas) y con
muchas palabras, tampoco serán escuchadas por Dios (Mateo 6:7-8). De igual
manera, solo acordarnos de Dios en momentos de necesidad, es una ofensa contra
Él (Isaías 1:15; Miqueas 3:4).

 Muchas actitudes erróneas y pecaminosas obstaculizan nuestras oraciones a Dios: el


no perdonar las ofensas de nuestros semejantes (Mateo 6:14); problemas entre
esposos, estorban la oración (1 Pedro 3:7). Y también, los varones que oran con la
cabeza cubierta, afrentan a su Cabeza, quien es Cristo; y las mujeres que oran con la
cabeza descubierta, afrentan a su cabeza, quien es el varón (1 Corintios 11:2-16).

La oración efectiva

 Para que nuestra oración sea efectiva, debemos tener en cuenta que Dios escucha el
deseo de los humildes (Salmo 10:17); se goza en la oración de los rectos
(Proverbios 15:8); si hacemos lo agradable ante Él, nos escuchará (1 Juan 3:22).
Puesto que la oración del justo puede mucho (Santiago 5:16); debemos levantar
manos limpias, sin ira ni contiendas (1 Timoteo 2:8). De esta manera, los ojos del
Señor estarán sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones (1 Pedro 3:11-12).

22
 Debemos pedir conforme a su voluntad, de esta manera Dios nos escuchará (1 Juan
5:14). Porque, toda buena dadiva y don perfecto proceden del Padre (Santiago
1:17). Por eso, no debemos pedir mal, para gastar en nuestros deleites o placeres
(Santiago 4:3). Sometiendo nuestra voluntad a Dios, así no obtengamos lo deseado
(Mateo 26:39, 42, 44; 2 Corintios 12:7-9).

 Debemos orar con fe, pues sin fe es imposible agradar a Dios (Hebreos 11:6); y
seremos como las olas del mar (Santiago 1:6-7). El Señor nos puede aumentar la fe
(Lucas 17:5). De esta manera, sabemos que Él nos escucha y que nos concede lo
pedido (1 Juan 5:15). Por lo tanto, todo lo que pedimos en oración, creyendo que lo
recibiremos, nos vendrá (Marcos 11:24).

 Para esto necesitamos ser perseverantes en la oración (Génesis 32:22-31; Lucas


11:5-11; 18:1-7; Hechos 12:5). Por eso, el mandamiento apostólico es tener esta
actitud (Romanos 12:12; Colosenses 4:2). Además, debemos ser fervientes al orar
(Lucas 22:44; Santiago 5:17). Y orar, puestos de acuerdo con nuestros hermanos en
Cristo, para obtener la respuesta de él (Mateo 18:19; 2 Corintios 1:11; Filipenses
1:19).

23
Lección 3.

EL AYUNO

Significado y origen del ayuno


 El ayuno (heb. tsom; gr.nesteía), es la abstención total o parcial de alimentos o de
bebidas, durante un tiempo determinado. Cuando una persona carece de alimentos,
es un ayuno involuntario, lo cual es padecer hambre (Mateo 15:32). Pero cuando
una persona no se alimenta por motivos espirituales, es un ayuno dedicado a Dios (2
Samuel 12:16). Claro está que, también hay ayunos mal intencionados, como el que
realizaron los que pretendieron asesinar al apóstol Pablo (Hechos 23:12).

 El ayuno se menciona en la Biblia por primera vez cuando Moisés no comió ni


bebió durante cuarenta días, en la ocasión cuando escribió los diez mandamientos
sobre las tablas de piedra. Podemos ver entonces que, en el comienzo de la
dispensación de la ley, hubo un ayuno de cuarenta días (Éxodo 34:28).

 Después, Jehová Dios ordenó a los israelitas “afligir sus almas” el día cuando se
celebraba la expiación, lo cual se entiende que es un mandato a celebrar un ayuno
en esta fecha, aunque no lo dice directamente el texto bíblico (Levítico 16:29;
Salmo 35:13).

24
Israel y el ayuno
 Como pueblo, Israel ayunó durante el combate fratricida contra la tribu de Benjamín
(Jueces 20:26). Luego, la Biblia registra que muchos hombres piadosos ayunaron y
oraron insistentemente; de igual manera, para humillarse en aflicción y
arrepentimiento, cuando habían pecado (Daniel 9:3; 1 Samuel 7:6).

 Después de la cautividad babilónica, los israelitas establecieron cuatro ayunos


anuales (Zacarías 8:19). El primero era el ayuno del cuarto mes (Tamus, junio 9),
donde se recordaba la toma de Jerusalén (2 Reyes 25:2-4).

 El segundo era el ayuno del quinto mes (Ab, agosto), recordaba la destrucción del
templo de Jerusalén (2 Reyes 25:8-9). El tercero era el ayuno del séptimo mes
(Tisri, octubre), que recordaba la muerte de Gedalías y la desolación completa de la
tierra (2 Reyes 25:22-26). Y el ayuno del décimo mes (Tebet, diciembre 5), que
posiblemente era recordando la caída de Jerusalén (Ezequiel 33:21).

Los cristianos y el ayuno


 En el Nuevo Testamento, encontramos que siervos de Dios como la profetiza Ana,
Juan el Bautista y sus discípulos, practicaban el ayuno y la oración (Lucas 2:37;
Mateo 9:14). Asimismo, está el ayuno del Señor Jesús, que nos muestra que, en los
inicios de la dispensación de la gracia, también hubo un ayuno de cuarenta días
(Mateo 4:2). Cabe destacar que, en la transfiguración del Señor Jesús, junto a él
aparecen Moisés y Elías, tres personas que realizaron el ayuno de cuarenta días
(Éxodo 34:28; 1 Reyes 19:7-8; Mateo 17:1-9).

 Claro que, cuando Cristo estuvo con sus discípulos, ellos no ayunaron; sin embargo,
el Señor dijo que después de su muerte, ellos lo harían (Mateo 9:15). No obstante,
para los cristianos el ayuno no debe ser algo impuesto (o, por obligación), sino que
debe brotar de nuestra alma redimida. Por eso, encontramos a los primeros
cristianos ayunar en ocasiones especiales, donde buscaban la dirección de Dios. Eso
sí, ellos lo hacían con oración, pues el ayuno indispensablemente debe ir
acompañado de ella (Hechos 13:3; 14:23).

25
Ejemplos de ayunos registrados en la Biblia
 El ayuno de un día, donde Saúl y sus hombres de guerra no comieron pan durante el
combate contra los filisteos. Un ayuno desacertado que no les trajo beneficio a los
israelitas (1 Samuel 14:24-30).
 El ayuno de siete días, en los cuales David se abstiene de comer pan, humillado ante
Dios por su pecado (2 Samuel 12:16-23).
 El ayuno de tres días, donde la reina Ester y sus compatriotas imploran la protección
divina ante el peligro inminente (Ester 4:16).
 El ayuno de Daniel por tres semanas, donde no comió manjar delicado, ni carne, ni
vino; ni se ungió con ungüento, o sea, el perfume de ese tiempo (Daniel 10:2-3).
 El ayuno de Esdras y los judíos que regresaban a su tierra, pidiéndole a Dios que los
protegiera de los peligros del viaje (Esdras 8:21-23).
 El ayuno de los ninivitas, donde se arrepintieron de sus pecados y suplicaron el
perdón de Dios (Jonás 3:5-10; Mateo 12:41).

El propósito del ayuno


 Los hebreos ayunaban a Dios cuando había luto o en momentos de dolor (2 Samuel
1:12; Nehemías 1:4). Por eso, el ayuno era considerado una forma de humillarse
ante Dios (Salmo 69:10).

 Sin embargo, con el tiempo los israelitas convirtieron el ayuno en una práctica
religiosa y ritualista, sin valor ante Dios, pues buscaban su favor sin un cambio en
sus vidas pecaminosas (Isaías 58:1-7). De igual manera, los fariseos que ayunaban
dos veces por semana (según los rabinos, el lunes y el jueves), practicando el ayuno
como un mero acto religioso de vanagloria, para ser vistos por los hombres (Lucas
18:12).

 Como lo indica Isaías 58:1-12, el verdadero ayuno no consiste en “afligir el alma”


hipócritamente, si no antes, abandonar las practicas pecaminosas y de injusticia de
nuestra vida. Por eso el Señor Jesús enseñó cómo debe ser el ayuno que agrada a
nuestro Padre celestial (Mateo 6:16-18).

 En conclusión, los cristianos podemos ayunar de manera individual como colectiva,


con sinceridad, sin que sea una carga impuesta, y eso sí, acompañando el ayuno de
la oración. De allí que, el ayuno es importante para nosotros (Hechos 10:30-33).

26
Lección 4.

LA ENSEÑANZA CRISTIANA

La enseñanza de Dios

 Solo Dios es el Único que no necesita que le enseñen algo o aprender de alguien
(Romanos 11:33-34). El resto de los seres que existen (los cuales han sido creados
por Dios), necesitan aprender y que se les enseñe las cosas. Los ángeles, por
ejemplo, tienen mucha sabiduría, pero anhelan mirar (para conocer) cosas
relacionadas con Cristo (1 Pedro 1:12).

 Asimismo, los seres humanos necesitamos que Dios nos enseñe sus estatutos y
decretos; y el buen camino por donde hemos de andar (Deuteronomio 4:5; 1 Reyes
8:36). Porque el hombre no es señor de su propio camino, ni es capaz de ordenar sus
pasos (Jeremías 10:23). Incluso, los animales han sido enseñados por Dios (Job
12:7-9).

 Ahora bien, la sabiduría de Dios es infinita, pues Él todo lo sabe (Omnisapiente).


De allí que, tanto Dios el Padre, su Hijo y el Espíritu Santo, tienen esta sabiduría
infinita (Efesios 3:10; Colosenses 2:3; Isaías 40:13-14).

27
La enseñanza para Israel

 Dios les enseña a los seres humanos por medio de la obra de sus manos: la creación
(Salmo 19:1; Romanos 1:20). Pero, de manera especial, nos enseña por medio de las
Escrituras, las cuales han sido inspiradas por Él (Romanos 15:4; 2 Timoteo 3:16).

 Por eso, Jehová Dios les enseñó a los israelitas su ley (Deuteronomio 4:36).
Después, encargó a los sacerdotes levitas enseñar sus mandamientos al pueblo
(Levítico 10:11). Y, a los padres de familia, les dio la responsabilidad de enseñar
sus mandamientos a sus hijos y a sus nietos (Deuteronomio 4:9).

 Con el tiempo, ni los padres de familia ni los sacerdotes, cumplieron con esta labor
(Miqueas 3:11). Por eso, el pueblo de Israel fue destruido por falta de conocimiento
(Oseas 4:6). Sim embargo, Dios en su misericordia, y para evitar castigarlos, les
envió a sus profetas para instruirlos en el camino del bien y que se conviertan a Él.
Pero, los israelitas no los escucharon, antes, por el contrario, los persiguieron y
hasta asesinaron a varios de ellos (Mateo 5:12; 29:31).

La enseñanza de Jesús
 En tiempos de Cristo, encontramos en Israel discípulos de Moisés, de los fariseos y
de Juan el Bautista (Juan 9:28; Mateo 9:14; 22:16). Pero, maestros como los
escribas y los fariseos, impusieron muchas cargas al pueblo, pues eran hipócritas
en su comportamiento y solo les interesaba “devorar” a los pobres (Mateo 23:1-
36). Por eso, la multitud del pueblo parecía un rebaño sin pastor (Marcos 6:34).

 Sim embargo, Jehová Dios había profetizado que enviaría a su Hijo al mundo,
como Maestro a las naciones (Isaías 55:4). Por esta razón, el Señor Jesús dijo que
su doctrina (gr. didakjé = enseñanza) no era suya, sino de su Padre quien lo envió
(Juan 7:16). De allí que, su enseñanza era con “autoridad”, distinta a la de los
maestros de su época (Mateo 7:29; Juan 7:46).

 Jesús fue reconocido como Rabí o Maestro (gr. didáskalos), teniendo, por lo tanto,
discípulos (Mateo 23:8). Y, no solo tuvo discípulos en ese tiempo, sino que, a
través de los siglos, los cristianos hemos sido sus discípulos (Marcos 4:34; Juan
17:20).

28
Los discípulos de Cristo

 Después de su resurrección, en Mateo 28:19-20, el Señor Jesús comisiona a sus


apóstoles hacer discípulos a todas las naciones. Lo que tienen que enseñarles a ellos
es la doctrina de Cristo, llamada también: la doctrina de los apóstoles (2 Juan 9;
Hechos 2:42).

 Para ser un verdadero discípulo de Cristo, debemos cumplir ciertos requisitos, que
tienen un gran valor y requieren mucho esfuerzo de nuestra parte: aborrecer nuestra
propia vida y renunciar a todo, para amar al Señor y seguirlo sin distracciones
(Lucas 14:26, 33). Asimismo, debemos permanecer en su palabra (Juan 8:31-32). Y
en esto conocerán que somos sus discípulos, en que nos amamos los unos a los
otros (Juan 13:35).

 Porque, si alguno viene en pos de Cristo, debe negarse así mismo, tomar su cruz y
seguirlo (Mateo 16:24; Juan 12:25). Debemos seguir sus pisadas, pues él nos ha
dado ejemplo (1 Pedro 2:21; Juan 13:15). De esta manera, seremos hacedores de la
palabra (Santiago 1:22). De allí que, si alguno mira atrás en el arado, no es digno
de él (Lucas 9:62; Juan 6:66).

 En la actualidad, Cristo nos enseña por medio de su Espíritu Santo (Juan 14:26;
Lucas 12:12); así como también, por medio de maestros que él ha constituido para
la iglesia (Efesios 4:11). Nuestro deber como discípulos de Cristo es escuchar a los
maestros cristianos, cuando basados en la Palabra de Dios nos enseñan; y no
oponernos a ellos (2 Timoteo 4:14-15). Además, el que es enseñado en la palabra,
haga participe de toda cosa buena al que lo instruye (Gálatas 6:6).

 Ahora bien, lo primero que el discípulo cristiano debe aprender es la instrucción


(gr. katekjésis) básica de las Santas Escrituras (Lucas 1:4). Se trata de aprender los
temas bíblicos concernientes a la vida cristiana (y al hogar como complemento),
con miras a ser preparado para su desempeño en la iglesia local (Hechos 2:47).
Gracias al Señor que en la actualidad hay buenos recursos (impresos y electrónicos)
para el discipulado cristiano, con un buen enfoque en la Palabra de Dios. Ente ellos
está este segundo módulo de la serie ESTUDIO BIBLICO MINISTERIAL, que
puede ser utilizado en esta área.

29
Lección 5.

LA MAYORDOMIA CRISTIANA

Dios es el dueño de todo


 Dios es el que hizo todas las cosas. Por eso, de Jehová es la tierra y su plenitud; el
mundo y los que en él habitan. De allí que, el universo (los cielos y la tierra), y
todas las criaturas vivientes (ángeles, humanos, animales y plantas), le pertenecen a
Dios (Hebreos 3:4; Salmo 24:1).

 Cuando Dios creó la tierra, la hizo con el propósito de que fuera habitada por los
seres humanos, por eso les entregó el dominio de ella (Salmo 8:4-8; 115:16). La
responsabilidad del hombre era el de labrar y cuidar el huerto donde originalmente
Dios lo puso (Génesis 2:15).

 Pero, las cosas cambiaron por causa del pecado, pues el ser humano perdió su
posición de dominio y quedó bajo el poder del Maligno, quien es el que ahora
domina este mundo perdido; y a quien le pertenecen los reinos de la tierra actual (1
Juan 5:19; Lucas 4:5-6).

Las cosas que Dios nos da


 A pesar de la maldad, Dios sigue haciendo salir su sol y hace llover sobre malos y
buenos (Mateo 5:45). Y, aunque en las edades pasadas Dios ha dejado andar a
todas las gentes en sus propios caminos, no las dejó sin testimonio, pues nos hace

30
bien, dándonos la lluvia y los tiempos fructíferos, para llenar de sustento y alegría
nuestros corazones (Hechos 14:16-17).

 Sin embargo, los seres humanos en su maldad no le han dado la gloria y las gracias
a Dios; pues, al contrario, cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y
dando culto a las criaturas antes que al Creador. Incluso, han llegado al extremo de
negar su existencia (Romanos 1:21, 25; Salmo14:1).

La responsabilidad de los siervos de Dios


 Dios es un Padre amoroso, por eso nos da todas las cosas en abundancia para que
las disfrutemos (1 Timoteo 6:17). Porque la plata y el oro son de Jehová, nos
entrega estos bienes, no para acumularlos como el rico insensato, sino para que
seamos generosos para con Dios (Hageo 2:8; Lucas 12:13-21).

 A través de los siglos, los siervos fieles de Dios han sido generosos para con Él.
Podemos ver esto en las ofrendas de personas como Abel, Noé y Abraham, entre
otros (Génesis 4:4; 8:20; 12:8).

 Debemos tener en cuenta que nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada
podremos sacar de aquí. Por eso, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con
esto. Porque los que quieren enriquecerse (acumulando bienes materiales), caen en
la tentación y lazo, y en muchas cosas necias y dañinas, que hunden a los hombres
en destrucción y perdición (1 Timoteo 6:6-10).

Mayordomos de Dios
 Teniendo en cuenta que todo le pertenece a Dios, los cristianos no somos dueños de
lo que poseamos, sino que somos mayordomos o administradores de Dios. En el
Nuevo Testamento, las palabras traducidas como mayordomo o administrador es en
gr.oikonómos, de donde se derivan palabras como “ecónomo” o “economía”. Ahora
bien, como mayordomos de Dios, somos los encargados de administrar los bienes
de Él (Lucas 12:42; 1 Corintios 4:2).

 Por eso, los bienes que Dios nos ha encargado, deben ser empleados con los
siguientes objetivos: utilizarlos para nuestras necesidades básicas; ser generosos con
la obra de Dios; y también, ayudar en las necesidades de nuestros hermanos en la fe
31
(y si nos alcanza, ayudar a los no creyentes cuando realmente lo necesiten) (2
Tesalonicenses 3:8, 12; 1 Corintios 15:58; Gálatas 6:9-10). De igual manera, los
ancianos (pastores) de las iglesias, deben ser sostenidos por los creyentes (1
Timoteo 5:17-18; Filipenses 4:14-19).

Nuestro aporte a la obra de Dios

 Cuando el cristiano es fiel, incluso en sus escases, abunda en riquezas de su


generosidad, aportando para la obra de Dios (2 Corintios 8:1-6; Lucas 21:1-4). Cada
uno debe dar como propuso en su corazón; no con tristeza, ni por necesidad, porque
Dios ama al dador alegre. Claro está que, el que siembra escasamente, cosechará
escasamente; pero el que siembra generosamente, cosechará generosamente (2
Corintios 9:6-10).

 En la iglesia del Nuevo Testamento, las ofrendas se recogían el día domingo, según
haya prosperado la persona (1 Corintios 16:1-2). Claro está que, la generosidad de
estos primeros cristianos era tal que ninguno decía ser de su propiedad lo que tenía,
sino que todo lo compartían para las necesidades de los creyentes y para la
extensión de la obra de Dios (Hechos 2:44-45; 4:32).

Los cristianos y el diezmo


 Con respecto a este tema debemos reconocer lo siguiente: el diezmo es un principio
bíblico, teniendo como ejemplo a Abraham y Jacob, antes de la ley (Génesis 14:20;
28:22). Luego, en el antiguo pacto, Jehová lo estableció como parte de la ley para
Israel, con sentencia de maldición sino lo cumplían (Levítico 17:30; Malaquías 3:8-
10). Por eso, el Señor Jesucristo no abrogó el diezmo para los judíos (Lucas 11:42).

 Como miramos antes, los primeros cristianos no aportaron el diezmo, sino que lo
dieron todo. Sin embargo, a partir del año 1700, con la formación de misiones y
denominaciones evangélicas, se adoptó entre los cristianos de estas iglesias el aporte
(además de las ofrendas) del diezmo. Debemos destacar que esta práctica ha sido de
bendición, tanto para las personas y sus familias, como para la obra de Dios.

 Claro está que, hay iglesias (como las asambleas de hermanos y los bautistas
conservadores) que no practican el diezmo, pero también estos cristianos son muy
generosos con sus ofrendas (superando incluso el diezmo, en algunas partes). Lo
negativo de ellos es que critican mucho a los que diezman. En esto debemos

32
recordar que, los que no diezman no deben criticar a quienes lo hacen, pues ellos
diezman de corazón. Y, los que diezman, no deben aplicar Malaquías 3:9, a quienes
no lo hacen, pues Cristo nos redimió de la maldición de la ley (Gálatas 3:13). Lo
cierto es que el diezmo es un principio bíblico, y quienes lo practican con alegría
han sido bendecidos por el Señor (Romanos 14:5-8).

El “evangelio de la prosperidad”

 En la Biblia encontramos como Dios bendijo a varios de sus siervos con riquezas
materiales (Génesis 24:35; 1 Reyes 3:13; Job 42:12-13). También, los israelitas
recibieron una tierra que fluye “leche y miel”, y la bendición de abundancia material
si obedecían a Jehová (Deuteronomio 26:8-15). Sim embargo, cuando el Señor
Jesús estuvo en la tierra, no tenía ni aún donde “recostar su cabeza” (Mateo 8:20).
De igual manera, los apóstoles no tenían plata ni oro; y nunca codiciaron los bienes
de los creyentes (Hechos 3:6; 20:33-35).

 No obstante, a partir de 1980, con la aparición del “neopentecostalismo”, se


comenzó a enseñar el “evangelio de la prosperidad”, cuyo mensaje no se centra en
la salvación del alma, sino en la búsqueda de la prosperidad en lo espiritual
(milagros), en lo físico (salud) y en lo financiero (riqueza). Los proponentes de esta
doctrina (principalmente los tele evangelistas neocarismáticos), predican que la
bendición se obtiene “sembrando” o “pactando” con Dios, lo cual se trata de aportar
dinero al “ministerio” del predicador en cuestión, quien orará a Dios para que el
aportante reciba respuesta a su petición.

 Es verdad que los cristianos debemos aportar a la obra de Dios y apoyar a sus
siervos que predican el evangelio (Filipenses 4:10-20). Pero, con la doctrina de la
prosperidad se ha desacreditado el evangelio de nuestro Señor Jesucristo, pues los
predicadores del “evangelio de la prosperidad” se han dedicado a acumular
riquezas, vivir en la opulencia y ser mal ejemplo para los creyentes. Sobre todo, les
interesa el dinero de las personas, siendo la salvación de las almas una cuestión
secundaria. Por eso, en sus campañas “evangelísticas” con muchas artimañas se
dedican a pedir el dinero de los asistentes, quienes en la mayoría de los casos nunca
reciben el milagro o la bendición prometida, por la cual han hecho sus aportes
(Hechos 20:29; 2 Pedro 2:1-3).

33
Lección 6.

EL CRISTIANO Y LA SOCIEDAD

La sociedad es la organización humana de un pueblo o nación. Está dirigida por un


gobierno, regida por unas leyes y tiene costumbres culturales propias (Apocalipsis 5:9). Las
sociedades de los distintos países son diferentes unas de otras. Lo cierto es que Dios nos ha
puesto dentro de una sociedad en particular, para que nos comportemos según su voluntad,
y seamos los representantes de Él aquí en la tierra (1 Pedro 2:11-12).

Embajadores de Cristo en la tierra


 Los cristianos estamos en el mundo, pero no somos del mundo. La razón de esto es
que somos ciudadanos de los cielos, pues pertenecemos a Dios, quien vive en la
ciudad celestial, donde pronto Cristo nos llevará a morar eternamente (Juan 14:2-3;
17:16; Filipenses 3:20).

 Siendo ciudadanos de los cielos, el mundo no es nuestro hogar permanente. Y sí


hemos nacido aquí en la tierra, siendo parte de alguna raza o nación, ha sido con el
propósito de ser embajadores en nombre de Cristo (Daniel 7:14; 2 Corintios 5:20).

 Un “embajador” es alguien que representa a un gobierno y a un país, en un territorio


extranjero. Como embajadores de Cristo, somos representantes de su reino aquí, en

34
el lugar donde Dios nos ha puesto para vivir. De allí que, debemos dar un buen
testimonio a los no creyentes (1 Timoteo 3:7).

El cristiano y las autoridades terrenales


 Ser embajadores de Cristo aquí en la tierra es un privilegio supremamente grande
(Efesios 6:20). Sin embargo, así como un embajador acreditado en un país
extranjero tiene que respetar las leyes locales, los cristianos también debemos
respetar las autoridades del país donde hemos nacido, pues hemos sido enviados por
Dios a ese lugar como sus representantes (1 Pedro 2:13-17).
 Por eso, nuestro deber como cristianos es someternos a las autoridades de nuestro
país; sin oponernos a ellas, ni resistirlas. Así como también, pagar cumplidamente
los impuestos establecidos (Romanos 13:1-6).

 Otro deber nuestro es orar por los gobernantes y sus funcionarios. En el tiempo de
los apóstoles, los gobernantes de las naciones eran reyes. Ahora, en un país
democrático el que gobierna es el presidente, quien dirige el resto de funcionarios
gubernamentales a su cargo. Por todos ellos debemos orar diariamente (1 Timoteo
2:1-2).

Los cristianos y la política


 La palabra “política” proviene del gr. polís, que significa ciudad. Por eso, la
política se refiere a la administración pública de una ciudad o de un país (Ester 1:1-
3). En sí, la política no es mala, pues su origen y autoridad provienen de Dios
(Daniel 2:37). Los que la han corrompido son los malos gobernantes, convirtiéndola
en algo corrupto, que es la “politiquería” (Miqueas 3:11).

 A través del tiempo, los seres humanos han experimentado distintos sistemas de
gobierno: monarquías, teocracias, dictaduras, democracias, totalitarismos
(comunismo, fascismo y nazismo) y otros. La verdad es que ningún sistema
gubernamental ha sido totalmente justo o beneficioso. Claro está que, ha habido
algunos gobernantes en distintas naciones y épocas, que han sido temerosos de Dios
y se han esforzado por gobernar de manera justa (Proverbios 29:2). Sin embargo,
solo el reinado de nuestro Señor Jesucristo traerá la justicia y la paz que tanto
anhela la humanidad (Isaías 9:6-7; 11:1-10).

35
 Mientras llega el reino de Cristo, los cristianos tenemos la libertad de participar en
política o de no hacerlo, según su conciencia lo dicte (Filipenses 3:15-16). En
tiempo de los apóstoles, hubo cristianos que pertenecían al gobierno y al ejército
(Hechos 8:26-40; 10:1-8). En cuanto a los ministros cristianos, no es recomendable
participar en política como candidatos a cargos públicos, pues su compromiso solo
es con el Señor y su reino (2 Timoteo 2:1-7).

 Sin embargo, en cuanto a dar nuestro voto por algún candidato, el cristiano también
tiene la libertad de hacerlo o de no hacerlo. Lo que se debe tener en cuenta es la
clase de partido al que pertenece, sus ideales y propuestas, ya que muchas corrientes
políticas buscan beneficios particulares (como favorecer a los ricos), promueven la
inmoralidad (como el aborto provocado, el matrimonio del mismo sexo, el divorcio,
entre otros) y la corrupción (como enriquecerse defraudando los bienes públicos).
De allí que, sí hemos de elegir a alguien, debe hacerse a conciencia, sin recibir
prebendas económicas (para comprar nuestro voto) por parte del candidato (2
Samuel 5:1-3).

Los cristianos y la comunidad


 Como ciudadanos de los cielos, nuestra ciudadanía es espiritual y eterna. En
cambio, nuestra ciudadanía del país que hemos nacido es terrenal y temporal. No
obstante, al ser ciudadanos de un determinado país, tenemos derechos como
también deberes que cumplir (Hechos 22:26-28).

 En nuestro país natal, tenemos responsabilidades sociales con nuestra comunidad,


cuyos miembros (por lo regular y en su mayoría) no son creyentes. Es allí donde el
cristiano es la sal y la luz de la sociedad en la cual está, por lo cual no debe
participar en prácticas perversas o de idolatría (Mateo 5:13-16; Efesios 5:6-17; 1
Corintios 10:27-28). Lo que sí debemos cumplir son las leyes establecidas por las
autoridades para el buen funcionamiento social. De igual manera, colaborar con los
requerimientos que se exija en actividades comunitarias; en esto también se puede
incluir el servicio militar obligatorio (Mateo 5:41; Gálatas 6:10).

 Ahora bien, los cristianos no deben participar en rebeliones violentas contra los
gobiernos; ni en protestas exigiendo mejores salarios (Lucas 3:14). En cuanto a las
marchas y “plantones” que hacen algunos grupos de cristianos por leyes que atentan
contra la familia (como la ideología de género), los creyentes también tienen la
libertad de hacerlo o de no hacerlo. Y en casos extremos de regímenes políticos que
prohíben el ejercicio de las actividades cristianas (como la celebración del culto y el

36
evangelismo), estas leyes no deben ser obedecidas por nosotros; de manera pacífica
(y hasta clandestina), debemos reunirnos y anunciar el nombre de nuestro Señor
Jesucristo (Hechos 4:17-22).

Los cristianos y el trabajo

 Dios le hadado el trabajo a los seres humanos para que se mantengan ocupados y
obtengan así su sustento (Eclesiastés 2:24; 3:10). Por eso, debemos ocuparnos en el
trabajo que Dios nos ha dado; y si estamos desempleados, pedirle a Él que nos dé un
empleo (2 Tesalonicenses 3:6-15; Mateo 7:7-11).

 Claro está que, no debemos ser esclavos del trabajo, sino tener tranquilidad y
ocuparnos en nuestros negocios para tener lo suficiente para nuestro sustento, y así
conducirnos honradamente para con los de afuera (1 Tesalonicenses 4:11-12).
Porque, el mandamiento apostólico es no deberle nada a nadie. Pues las deudas son
una esclavitud que los cristianos debemos evitar (Romanos 13:8; Proverbios 22:7;
Mateo 5:42).

 Ahora bien, sí somos empleadores, o sea, tenemos empleados a nuestro servicio,


debemos ser cumplidos con el salario asignado. Pagándolo cumplidamente en la
fecha acordada; y no debiendo excedentes. Porque este es el sustento de los
trabajadores asalariados. Además, tenemos el mandamiento de pagar todo lo que
debemos (Deuteronomio 24:14-15; Romanos 13:7).

 Los que son empleados, deben obedecer a sus patrones en todo lo que se han
comprometido, trabajando responsablemente y con honradez. No solamente a los
patrones amables, sino también a los difíciles de tratar; igualmente si se trata de un
empleador creyente como de un inconverso. Y, los patrones cristianos, deben ser
benignos con sus empleados, no usando amenazas ni abusando de ellos, sabiendo
que tienen un Amo en los cielos (Efesios 6:5-9; Colosenses 3:22-25; 1 Timoteo 6:1-
2; Tito 2:9-10; 1 Pedro 2:18-20).

37
SECCION 3.

EL BAUTISMO DEL
CRISTIANO

38
Lección 1.
LOS BAUTISMOS EN LA BIBLIA

El significado del bautismo


 La palabra “bautismo” es en gr.báptisma, que significa literalmente: “sumersión”.
Se deriva del gr.bápto: sumergir (Mateo 3:7). Esta palabra tiene varias aplicaciones
en el Nuevo Testamento, pues se refiere a sumergir físicamente a alguien en agua;
así como también, de manera espiritual, ser sumergido en el Espíritu Santo (Hechos
1:5).

 En la Biblia encontramos varias clases de bautismos. Es importante conocer el


significado de cada uno de ellos para evitar confusiones. Tenemos, pues, los
siguientes bautismos: los bautismos de los judíos; el bautismo de Juan; el
bautismo de Cristo; el bautismo cristiano; y, el bautismo en Espíritu Santo y
fuego. También está el bautismo por los muertos, descrito en 1 Corintios 15:29.

 En esta lección, estudiaremos cada uno de estos bautismos, con la excepción del
bautismo cristiano y del bautismo en Espíritu Santo y fuego, los cuales se
estudiarán en profundidad en las dos lecciones siguientes de esta SECCIÓN.

39
Los bautismos de los judíos

 El primer bautismo de los israelitas fue cuando Dios los libertó de la esclavitud de
Egipto. Cuando salieron de allí, estando bajo la nube y cruzando el mar, todos en
Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar. Nótese que es un bautismo
“trinitario”, pues Moisés simboliza al Padre, la nube al Hijo, y el mar al Espíritu
Santo (Éxodo 13:21-22; 14:22-29; 1 Corintios 10:1-2).

 Los otros “bautismos” están prescritos en la Ley. En Hebreos 9:10, se nos habla de
diversas “abluciones” (gr.baptismoís), que son los distintos lavamientos ordenados
por Jehová Dios, en textos como: Levítico 6:27-28; 8:6; 22:6; Números 8:7, 21,
entre otros.

 Asimismo, están las diversas purificaciones de los judíos, que eran tradiciones de
los ancianos, las cuales eran practicadas en especial por los fariseos. La Reina
Valera de 1960, las traduce como “lavar” y “lavamientos”; pero en el texto original
se utiliza la palabra gr.baptismoís. Se trataba de sumergirse en agua antes de comer;
así como también, sumergir los utensilios de cocina para purificarlos (Lucas 11:38;
Marcos 7:4; Mateo 23:25-26).

El bautismo de Juan

 Juan el Bautista era primo del Señor Jesús (Lucas 1:36). Fue destinado por Dios
para que en él reposara el espíritu y el poder de Elías; y fuera quien preparara el
camino del Señor Jesucristo. Por eso, de los nacidos de mujer ninguno es más
grande que Juan el Bautista (Malaquías 4:5-6; Lucas 1:13-17; Mateo 11:7-13).

 Juan, siendo profeta de Dios y precursor de Cristo, pasó su juventud en el desierto;


luego, comenzó a predicar en los alrededores del río Jordán. Su ministerio consistía
en proclamar la llegada del Mesías (Cristo); y el de predicar el bautismo del
arrepentimiento para perdón de pecados. Muchos pecadores, incluidos varios
fariseos, se arrepintieron por medio de su bautismo (Lucas 3:1-20; Juan 1:15; Mateo
3:7-10).

 De esta manera, por medio de su bautismo, Juan preparó al Señor un pueblo bien
dispuesto (Lucas 1:17). Por eso, después de su muerte, muchos de sus discípulos

40
aceptaron a Cristo como su Salvador; y se bautizaron como cristianos y recibieron
al Espíritu Santo (Hechos 18:25; 19:1-7).

El bautismo del Señor Jesucristo

 El Señor Jesús comenzó su ministerio a los treinta años de edad. Y lo hizo después
que fue bautizado por Juan (Lucas 3:21-23). Cuando llegó Cristo al Jordán, Juan le
dijo que él antes debía ser bautizado por el Señor. A lo que Cristo le contestó que:
“conviene que cumplamos toda justicia”. Esto significa que ellos debían cumplir
con la obra de justicia que Dios les encomendó (Mateo 3:13-15).

 Con el bautismo de Jesús se estableció el nuevo sacerdocio de Dios, según el orden


de Melquisedec (Salmo 110:4; Hebreos 5:6). Por eso, así como en la ceremonia de
la consagración aarónica, el Sumo Sacerdote era lavado en agua, vestido de las
ropas especiales y ungido con el aceite santo (Levítico 8:6-12); así mismo, el
bautismo del Señor hecho por Juan, tiene estas características.

 Aarón, fue dedicado por un profeta de Jehová, Moisés; así mismo, Cristo fue
bautizado por un profeta de Dios, Juan. En su bautismo, Cristo fue lavado en agua,
el Espíritu Santo descendió sobre él para ungirlo, y se escuchó la voz del Padre,
quien afirmó tener su complacencia en su amado Hijo; esto último es un símbolo de
ser “vestido” con las ropas sumo sacerdotales (Mateo 3:16-17).

 En cambio, los hijos de Aarón, los sacerdotes, solo eran lavados con agua y se les
vestía de ropas sacerdotales (Levítico8:13). Esto también es un simbolismo para los
cristianos (como sacerdotes de Dios), que trataremos en la siguiente lección.

El “bautismo por los muertos”


 1 Corintios 15:29, es tomado por los “mormones” como una ordenanza de que
personas vivas se bauticen por personas muertas, tomando sus nombres y su lugar
cuando lo hacen. Esto, dicen, es para la salvación de los difuntos. Sin embargo, a la
luz del resto de las Escrituras, el bautismo no tiene poder de salvar a los muertos.
Note lo que dice 1 Pedro 3:21: “el bautismo que corresponde a esto ahora nos
salva”. Dice “ahora”, es decir, cuando estamos vivos; porque después de la muerte

41
sin arrepentimiento, lo que le espera al ser humano es el juicio, no una segunda
oportunidad para ser salvo (Hebreos 9:27).

 Este versículo bíblico (1 Corintios 15:29), ha sido muy difícil de interpretar. Lo


cierto es que, el apóstol Pablo se refiere a los que hacen esta práctica, como
personas aparte del círculo cristiano. Por eso, dice: “los que se bautizan por los
muertos”. En cambio, en el versículo siguiente (30), dice: ¿Y por qué nosotros
peligramos a toda hora?, refiriéndose concretamente a los cristianos.

 En conclusión, el “bautismo por los muertos” no tiene registro que haya sido
practicado por los cristianos del Nuevo Testamento, ni ha sido ordenado por el
Señor. Por eso, no debemos pensar más allá de lo que está escrito (1 Corintios 4:6).

42
Lección 2.

EL BAUTISMO CRISTIANO

En la actualidad existen varias clases de bautismos: el católico, el “unicitario”, el mormón,


el de los “testigos” …Y, también está el bautismo cristiano. Asimismo, en tiempo del
Nuevo Testamento existían varios bautismos (de los judíos, de Juan, por los muertos); y
estaba el bautismo cristiano (Hebreos 6:2).

El bautismo ordenado por Jesucristo


 Ahora bien, el bautismo cristiano es el que fue ordenado por Jesucristo para sus
discípulos. Por eso, el bautismo y la Cena del Señor, son las dos ordenanzas
establecidas por Cristo para su Iglesia (Marcos 16:15-16; 1 Corintios 11:23-26). De
allí que, el bautismo no es un “sacramento” (misterio sagrado que comunica gracia),
como lo afirman los católicos, sino una ordenanza del Señor.

 Puesto que había otros bautismos, los apóstoles para referirse al bautismo cristiano,
lo llamaban: “el bautismo en el nombre de Jesucristo” (Hechos 2:38). Siendo su
fórmula bautismal, la registrada en Mateo 28:19.

 Es importante distinguir entre la ordenanza y la fórmula del bautismo, de lo


contrario, los textos de Mateo y de Hechos parecerían contradictorios. Por eso,
cuando los apóstoles hablan del “bautismo en el nombre de Jesús”, se refieren a la

43
ordenanza, o sea, al bautismo ordenado por el Señor; mientras que en Mateo 28:19,
se da la fórmula que se debe pronunciar cuando se bautiza a una persona.

La ordenanza del bautismo


 Los “unicitarios” (que creen solo en Jesús), afirman que la fórmula para bautizar
solo es en el nombre de Jesucristo, como lo registra el libro de los Hechos. Sin
embargo, al analizar el texto griego, miraremos que los apóstoles se referían a la
ordenanza y no a la fórmula bautismal.

 El texto griego de Hechos 2:38, dice: batisthetó hekástos hymón epí tó onómati
Iesoú Kjristoú, que literalmente dice así: “sea bautizado cada uno de ustedes sobre
el nombre de Jesús Cristo”. La preposición gr.epí no significa “en”, sino “sobre”, es
decir, el apóstol Pedro nos dice que seamos bautizados “sobre el nombre de
Jesucristo”, o sea, en el bautismo ordenado por nuestro Señor (o, sobre lo que él
ordenó).

 De esta manera, decir algo “en el nombre del Señor” equivale a invocar su
autoridad, no solamente pronunciar una frase sin sentido. Tenemos el ejemplo de
David cuando se enfrentó al gigante viniendo en el nombre de Jehová de los
ejercito, esto es, en su autoridad y en su mando (Hechos 19:5; 1 Samuel 17:45).

La fórmula del bautismo


 En la gran comisión a sus apóstoles, el Señor le dijo que hagan discípulos a todas
las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Enseñándoles que guarden todas las cosas que él ha mandado (Mateo 28:18-20).
Nótese que aquí dice “todas las cosas”, lo que incluye la fórmula trinitaria del
bautismo.

 Si los apóstoles hubieran bautizado en otra fórmula distinta a esta, hubieran


desobedecido a Cristo. Además, Pedro y los primeros cristianos no dejaron de ser
trinitarios. Miremos como en Hechos 2:32-33 (poco antes del verso 38), Pedro
menciona a Jesús, a Dios el Padre y al Espíritu Santo.

 Y, además, al analizar el texto griego de Mateo 28:19, dice así: baptízontes autoús
eís tó ónoma Patrós, kaí toú Huioú, kaí toú Hagíou Pnéumatos= “bautizando a ellos
44
en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”. Nótese que aquí se utiliza
la preposición gr.eís (en) y no gr.epí (sobre), como está en Hechos 2:38.

El bautismo cristiano es trinitario


 Como hemos visto, el bautismo cristiano (ordenado por Jesucristo o en su nombre)
es trinitario, como lo ordeno el Señor en la gran comisión. Sin embargo, algunos
para objetar esto, dan estos argumentos:

 “Que el texto de Mateo 28:19, no está en los manuscritos griegos más antiguos”.
Esto es completamente falso, pues en el texto griego bizantino (Textus Receptus),
base de la Reina Valera; y en el texto alejandrino (Texto Crítico), base de las
versiones modernas (Dios Habla Hoy, Nueva Versión Internacional y otras), tienen
el versículo mencionado. Por eso, ni la versión del nuevo mundo se ha atrevido a
eliminarlo o cambiarlo, como lo ha hecho con otras Escrituras.

 El otro argumento (en especial de los “unicitarios”), es el que afirman que en Mateo
28:19, no dice “en los nombres”, sino “en el nombre”; y esto significa para ellos que
“ese solo nombre es el de Jesús”. Agregando también que “Padre, Hijo y Espíritu
Santo, no son nombres sino títulos u oficios de Cristo”. Esto suena bonito, pero no
es bíblico.

 Respondiendo a esto, miramos en la Biblia como se utiliza un solo nombre para dos
o más personas que forman una unidad, como el matrimonio o un pueblo (Génesis
5:2; Éxodo 14:30). Y en cuanto a los tres mencionados en Mateo 28:19, se trata de
Personas divinas y no de títulos, pues cada una de ellas tiene su nombre propio: el
Padre se llama Jehová (heb. Yahwéh); el Hijo se llama Jesucristo; y el Espíritu de
Dios se llama Espíritu Santo (Isaías 63:16; 64:8; Romanos 1:3; Mateo 12:28, 32).

Celebración del bautismo


 Las personas que desean el bautismo (como el eunuco etíope), tienen que cumplir
dos requisitos previos indispensables: creer en Cristo y haberse arrepentido de sus
pecados (Marcos 16:16; Hechos 2:38; 8:36-38).

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 De allí que, los bebes o niños de tierna edad, no tiene la capacidad propia de
conocer las cosas para creer; y tampoco tienen desarrollada la conciencia para pecar
y de esta forma arrepentirse. Por eso, Dios afirma que “el intento del corazón del
hombre es malo desde su juventud”, esto es, desde la edad donde se adquiere la
“conciencia de pecado” (Génesis 8:21; Hebreos 10:2). Con esto queremos decir que
el bautismo de una personita así (bebe o niño de tierna edad), no es bíblico.

 Por eso también en Hechos 8:12, dice que los que fueron bautizados por Felipe, eran
hombres y mujeres, sin mencionar a niños, como en otros textos donde se refieren
a ellos en otras circunstancias (Mateo 15:38).

 En cuanto a los encargados de bautizar, en el Nuevo Testamento se registra que lo


hicieron ministros cristianos como los apóstoles y el evangelista Felipe. También lo
hizo un discípulo consagrado, Ananías, quien bautizó a Saulo (Hechos 2:41; 8:38;
9:17-18).

 Y en cuanto a la forma de bautizar, se debe pronunciar antes la formula trinitaria de


Mateo 28:19; luego, se sumerge a la persona completamente en el agua, sacándola
inmediatamente (Hechos 8:36-39). Ahora bien, en lugares donde el agua es
extremadamente escasa (como en los desiertos), han ocurrido casos donde el
bautismo se ha tenido que hacer vertiendo tres poquitos de agua sobre la cabeza del
creyente (invocando la Trinidad). Claro que esto es algo excepcional (y que Dios
comprenderá); pero, en las regiones donde hay agua, se puede celebrar el bautismo
en fuentes de agua, en ríos, en piscinas o estanques.

El significado del bautismo


 El bautismo cristiano fue tipificado en la ceremonia de consagración del Sumo
Sacerdote hebreo y de sus hijos (los sacerdotes). Por eso, Jesucristo es ahora nuestro
Sumo Sacerdote (según el orden de Melquisedec), dedicado en su bautismo por
Juan; y, nosotros los cristianos, somos los sacerdotes de Dios, siendo consagrados
para esta dignidad en nuestro bautismo (Levítico 8:6-13; Mateo 3:15-17; 1 Pedro
2:5).

 El bautismo también es un símbolo de nuestra muerte, sepultura y resurrección


(espirituales) en Cristo (Romanos 6:3-5). De igual manera, en nuestro bautismo es
como haber dejado a “Egipto” (el mundo de Satanás), haber cruzado el Mar Rojo (el

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agua), para entrar al desierto (la vida cristiana); con miras a entrar a la tierra
prometida, que es nuestra morada celestial (1 Corintios 10:1-6).

El bautismo y la salvación
 Aunque Cristo no envió a Pablo a bautizar, sino a predicar el evangelio, el apóstol sí
bautizó y ordenó hacerlo (1 Corintios 1:14-17; Hechos 16:15). Por lo tanto, el
bautismo sí es importante para los creyentes, aunque no tiene el poder de salvación
por sí solo. Esto lo comprueba el ladrón junto a la cruz de Cristo, que fue salvo por
su fe sin necesidad de bautizarse (Lucas 23:42-43). Y también, todos los niñitos que
mueren sin haber pecado, son salvos sin ser bautizados (Lucas 18:16).

 El bautismo debe ir acompañado de fe, por eso Efesios 4:5, dice: “un Señor, una fe,
un bautismo”. De allí que, muchas personas (como el mago Simón), se hacen
bautizar por emocionalismo, sin una verdadera conversión, siguiendo en su maldad
y pecados (Hechos 8:13, 23).

 Ahora bien, para los católicos con el bautismo “se borra el pecado original y se
obtiene la regeneración o el nuevo nacimiento”. Para respaldar esto, citan los textos
de Juan 3:5 y Tito 3:5. Pero si analizamos bien estos versículos, nos damos cuenta
que “agua” y “lavamiento” mencionados aquí no son cosas físicas sino espirituales,
refiriéndose a la Palabra de Dios y a su limpieza.

 Otros, por su parte, afirman que el bautismo es para perdón de pecados. Para esto
citan Hechos 2:38. Aquí también, al analizar bien este texto, el perdón de pecados
se obtiene con el arrepentimiento, pues la Escritura, dice: “arrepentíos, y bautícese
cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de pecados”. Ahora
bien, sí un cristiano cae en pecado, no debe volverse a bautizar, sino arrepentirse y
confesar su pecado (1 Juan 1:9).

 Sim embargo, sí una persona después de conocer al Señor y haberse arrepentido, no


desea bautizarse (y se reúsa a hacerlo), esto le es pecado (Santiago 4:17). Porque el
bautismo cristiano también es un símbolo (o tipo) de la salvación de Noé y su
familia en el Diluvio. Por eso, en 1 Pedro 3:21 dice que: “el bautismo que
corresponde a esto (o, que tiene este significado) ahora nos salva”, no porque quite
“las inmundicias de la carne (o limpieza de pecados), sino como la aspiración de
una buena conciencia hacia Dios”. Esto es, por nuestra obediencia y testimonio de
nuestra fe en Él, alcanzamos la buena conciencia.

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 Agregamos también que, todas las personas que viven sin casarse (en la llamada
“unión libre”), están en fornicación, por lo cual no se han arrepentido y no han
dejado su pecado. Esto es un impedimento grave para ser bautizados. La solución es
casarse o separarse de la persona con quien viven. De igual manera, los que tienen
parejas del mismo sexo (homosexualismo o lesbianismo), así se hayan “casado”, no
se les debe bautizar, pues también están en fornicación (Romanos 1:26-32).

48
Lección 3.

EL BAUTISMO EN EL ESPÍRITU
SANTO

Significado de este bautismo

 Además de los otros bautismos que hemos visto, en la Biblia se registra también el
bautismo en Espíritu Santo y fuego (Mateo 3:11; Lucas 3:16); o, solamente
aparece la expresión “bautismo en el Espíritu Santo” (Marcos 1:8; Hechos 1:5). Lo
importante es conocer bien como aparece esta expresión en el texto griego del
Nuevo Testamento, la cual es: baptisthéste en Pneúmati Hagío= bautizaos en
Espíritu Santo” (Hechos 11:16). En ninguna parte el texto original dice: “bautismo
del Espíritu Santo” o “bautismo con el Espíritu Santo”, como lo traducen las
versiones bíblicas en español.

 Con la preposición griega “en”, la Escritura nos da a entender que este bautismo es
“dentro” del Espíritu Santo (o “sumergidos” dentro del Espíritu Santo). Pues esto es
lo que significa en otros textos, como 2 Corintios 5:17, que dice: “si alguno está en
Cristo”. Ahora bien, en este bautismo Cristo es el bautizador; los cristianos somos
los bautizados; y, en lugar de agua, somos sumergidos en la persona divina del
Espíritu Santo (Juan 1:33).

49
El propósito del bautismo en el Espíritu Santo

 El propósito del bautismo en el Espíritu Santo es formar el cuerpo de Cristo, que es


la Iglesia de Dios. La cual está conformada por Cristo como su Cabeza; y, por
todos los cristianos como sus miembros (Efesios 1:22; 1 Corintios 12:12, 27). Por
eso, el texto griego de 1 Corintios 12:13, dice: “porque en un solo Espíritu nosotros
todos hacia un cuerpo fuimos sumergidos”.

 Ahora bien, este bautismo es algo colectivo, de todos los cristianos; pero el “beber”
del Espíritu se refiere a algo personal e individual, lo que equivale a recibir el don
(no los dones) del Espíritu Santo. O, sea, que la persona divina del Espíritu de Dios
llegue a morar en nosotros (Hechos 2:38; 1 Corintios 12:13).

 En base a esto, en Juan 20:22, el Señor Jesús soplo en sus apóstoles para que
recibieran el Espíritu Santo (esto es el don del Espíritu). Pero, en Hechos 2,
miramos como descendió el Espíritu Santo sobre los 120 reunidos en Jerusalén,
bautizándolos de manera colectiva, formándose (o naciendo) ese día, la Iglesia
como el cuerpo de Cristo.

El “sumergimiento” en el Espíritu Santo

 Como ya miramos, fue en Pentecostés (de Hechos 2), cuando descendió el Espíritu
Santo, bautizando a los cristianos y formando la Iglesia. De allí en adelante, cada
persona cuando cree en Cristo y lo recibe como su Señor y Salvador, es sellada con
el Espíritu Santo, recibiendo también su bautismo, con el cual es sumergido dentro
del cuerpo de Cristo. Desde entonces, cada cristiano hará parte eternamente de la
Iglesia como la esposa del Cordero (Romanos 6:3-4; Efesios 1:13; 5:22-30).

 Y puesto que la gracia de Dios es “multiforme” (1 Pedro 4:10), cuando alguien es


bautizado en el Espíritu Santo, puede tener una experiencia espiritual distinta a la de
otro cristiano. Algunos pueden hablar en lenguas (pero no todos); otros, en cambio,
solo se postrarán sobre sus rostros y adorarán a Dios, reconociendo su presencia; y
también habrá otras experiencias como el quebrantamiento (con o sin lágrimas); o,
expresiones de alegría o gozo en el Espíritu Santo (1 Corintios 12:13; 14:25).

50
 De allí que, no debemos hacer “reglas” para calificar si alguien ha sido bautizado en
el Espíritu Santo o si no lo ha sido. Solo Dios conoce a los suyos (2 Timoteo 2:19).
Claro está que, si una persona no ha recibido el Espíritu Santo no es de Cristo y, por
lo tanto, no ha sido bautizada por él, ni hace parte del cuerpo de Cristo (Romanos
8:9).

Cómo sabemos si hemos sido bautizados en el Espíritu


Santo

 En la Biblia, las expresiones: bautismo en el Espíritu Santo y bautismo en el


cuerpo de Cristo son sinónimos, pues es el Espíritu Santo quien forma a la Iglesia
como el cuerpo de Cristo (Hechos 1:5; 1 Corintios 12:13).

 Ahora bien, ¿cómo se sí he sido bautizado en el Espíritu Santo y formo parte (como
un miembro) del cuerpo de Cristo? Para esto debemos tener en cuenta dos cosas
importantes: primeramente, se trata de fe, es decir, debemos estar completamente
seguros y creer que somos de Cristo e hijos de Dios (Romanos 10: 9-10).

 Y, en segundo lugar, puesto que hemos recibido al Espíritu Santo, él da testimonio


a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. Por lo tanto, indiscutiblemente
somos miembros del cuerpo de Cristo (Romanos 8:16; 1 Corintios 12:27).

El bautismo de “fuego”

 Juan el Bautista afirmó que el Señor Jesús bautizaría “en Espíritu Santo y fuego
(Lucas 3:16). Algunos consideran que la palabra “fuego” utilizada aquí se refiere a
juicio, es decir, afirman que Cristo “sumergirá” en fuego a los impíos para
castigarlos (Mateo 3:12; 2 Tesalonicenses 1:8). Otros, por su parte, creen que se
trata del “fuego del Espíritu Santo”, el cual fue representado en “las lenguas
repartidas como de fuego” de Hechos 2:3.

51
 Debemos considerar también que en 2 Timoteo 1:6, el apóstol Pablo aconseja a su
hijo espiritual que “avive el fuego del don de Dios que hay en él”. Se trata del don
divino (dado por el Espíritu Santo), para la realización del ministerio.

Una “segunda gracia”

 En algunos círculos pentecostalistas se afirma que el bautismo en el Espíritu Santo


es una “segunda gracia” que da Dios a sus hijos después de la salvación,
capacitándolos para desarrollar el ministerio y ejercer los dones espirituales. Esta
expresión “segunda gracia” no está en la Biblia. Aunque debemos reconocer que el
día que descendió el Espíritu de Dios sobre los apóstoles (Hechos 2), ellos
recibieron el poder para testificar del Señor, como les había dicho días atrás
(Hechos 1:8).

 Sin embargo, de allí en adelante, lo que vemos en el Nuevo Testamento es la


llenura o plenitud del Espíritu Santo en los cristianos, la cual los capacita para
hablar con valor de la Palabra de Dios (Hechos 4:31; Efesios 5:18).

52
Sección 4.

EL CRISTIANO Y SU
HOGAR

53
Lección 1.

EL NOVIAZGO CRISTIANO

La pareja humana
 Dios creó al ser humano a su imagen y semejanza, varón y mujer los creó (Génesis
1:26-27). Tanto el varón como la mujer tienen la “imagen y semejanza” de Dios,
que se refiere a lo espiritual, lo moral y lo intelectual (Juan 4:24; Levítico 11:44; 1
Corintios 2:11).

 Sin embargo, a diferencia de los ángeles que no tienen diferencia de género o


sexualidad, Dios creó al ser humano de dos clases de género sexual: el varón
(masculino) y la mujer (femenino) (Mateo 22:30; Génesis 5:1-2). Al principio,
Jehová Dios creó al varón solo, pero al no hallarse “ayuda idónea” en la tierra para
él, de una de las costillas de Adán, el Creador formó a la mujer, la cual fue creada
del varón y no aparte de él (Génesis 2:20-23; 1 Corintios 11:8-12).

54
 Por esta razón, tanto el varón como la mujer son seres humanos en igualdad de
posición ante Dios (Gálatas 3:26-28). Claro está que, entre el varón y la mujer
existen diferencias (creadas por Dios) en lo referente a lo físico, lo emocional y su
ocupación.

El varón
 El varón (heb. ísch= ser; gr. anér= varonil), es el género masculino del ser humano.
Se caracteriza por ser más fuerte físicamente que la mujer. Sus órganos sexuales
reproductores engendran a los hijos. Le crece barba en su rostro. Y su cabello debe
ser corto, pues siendo largo es naturalmente vergonzoso para él (1 corintios 11:14).

 En lo emocional, es más racional que sentimental, por lo que sus sentimientos


suelen ser “rudos”. De allí el consejo bíblico para el varón es tratar bien a su esposa
y a sus hijos (Efesios 5:28-29; 6:4). Y su ocupación en el hogar es proveer, proteger
y conducir a los miembros de su familia (Efesios 5:23; Génesis 3:19).

La mujer
 La mujer (heb. ischscháh= varona; gr. gyné= existidora), es el género femenino del
ser humano. En lo físico, es más delicada que el varón y dada a la belleza, pues, así
como el varón es imagen y gloria de Dios, la mujer es gloria del varón. Es en ella
donde son engendrados los hijos, pues su fisionomía fue diseñada por Dios para esta
función. Y su cabello debe ser largo, pues es el velo (gr. peribólaion=prenda)
natural que Dios le ha dado, siendo una honra para ella tenerlo así (1 Corintios 11:
7, 15).

 En lo emocional, la mujer es más sentimental que el varón, por eso debe ser tratada
con honra, como a “vaso más frágil” (1 Pedro 3:7). Y su ocupación en el hogar debe
ser la de ayudarle a su esposo y criar a sus hijos (Proverbios 31: 11; 1 Timoteo
2:15).

55
La atracción del varón y la mujer

 Cuando el ser humano es niño o niña, solo le interesan sus padres y jugar con otros
niños (1 Corintios 13:11). Pero, cuando ya se es adolescente, comienza en los
jóvenes y en las jovencitas, el deseo o atracción por las personas del sexo opuesto.
Esto es llamado en la Biblia “tiempo de amores” (Génesis 29:19; Ezequiel 16:7-13).

 Esta atracción por las personas del sexo opuesto no es mala, pues Dios nos creó así.
Lo que debemos evitar son las concupiscencias, que son los malos deseos
inmorales, que llevan a los solteros a la fornicación y a los casados al adulterio (1
Tesalonicenses 4:3-5).

 De esta manera, fuimos creados como seres de hogar y sociales, para que
formemos una familia y hagamos parte de una sociedad. Recordemos que en Dios
hay una “familia divina” (el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo) y es un Ser social,
pues interactúa con todas las personas que Él creó (Efesios 3:15).

Búsqueda del cónyuge


 Es importante conocer que el matrimonio es para adultos, personas que ya pueden
asumir las responsabilidades propias del hogar, en las áreas: espiritual (con Dios),
afectiva (con los miembros de su familia) y económica (desempeñando un trabajo)
(2 Tesalonicenses 3:12; 1 Timoteo 5:8). Por eso, dice Génesis 2:24, que el hombre
dejará a sus padres y se unirá a su mujer. Se trata de un hombre y una mujer
adultos, pues el texto no habla de jóvenes o de adolescentes.

 Cuando ya se es adulto y se está preparado (espiritual, física y emocionalmente), la


persona primeramente debe pedirle a Dios que le dé un cónyuge conforme a su
voluntad divina (Proverbios 18:22; 19:14). Teniendo en cuenta que los cristianos
nunca se deben enamorar de una persona inconversa (“incrédula”) y mucho menos
casarse con ella. El cristiano solo debe casarse en el Señor (2 Corintios 6:14; 1
Corintios 7:39).

 Otro punto muy importante con respecto a la elección de un cónyuge es la


aprobación de los padres, tanto del varón como de la mujer. En tiempos bíblicos,
eran ellos los que elegían la pareja de su hijo o hija (Génesis 24:3-4; 1 Corintios
7:36). Claro está que, en el caso de Rebeca, su familia le preguntó si aceptaba ir con
el siervo de Abraham para ser la esposa de Isaac, a quien no conocía (Génesis

56
24:57-61). En este tiempo, los hijos también deben obedecer en todo a sus padres,
en especial tomándolos en cuenta con respecto a la aprobación de la elección del
cónyuge. De esta manera, a los hijos les irá bien en todo, incluyendo el matrimonio
(Efesios 6:1-3; Colosenses 3:20).

La elección del cónyuge


 Para muchas personas, los motivos que impulsan a buscar y elegir una pareja son
erróneos, llevándolos al fracaso en su matrimonio. Por ejemplo, el varón que elige
una mujer por su belleza física, la cual carece de cualidades espirituales (Proverbios
11:22); o, la mujer que le interesa la posición económica (o social) de un hombre,
sin haber en ella un amor desinteresado por él (1 Timoteo 6:9-10). Y aquellos que
desean por encima de todo el disfrute de las relaciones sexuales, desconociendo
voluntariamente que el matrimonio tiene muchas responsabilidades más (1
Corintios 13:4-7).

 Los cristianos solteros que desean casarse deben mirar primeramente en la otra
persona su espiritualidad, es decir, que sea alguien fiel al Señor y que lo esté
sirviendo (Filipenses 1:9-10). Después de esto, se debe mirar en la persona su
responsabilidad en cuanto al trabajo: el varón debe tener su ocupación (así sea
humilde), con la cual proveer suficientemente para su futura familia (1 Timoteo
5:8); y la mujer debe ser entendida en los deberes de la casa, pues será la encargada
de cuidar de su esposo y de sus hijos (Tito 2:4-5). Y, por último, está el atractivo
físico, por el cual el varón mirará hermosa a su esposa y ella también lo deseará
(Cantares 2:8-11).

 Este es el orden que deben seguir los cristianos en lo relacionado con la búsqueda
de un futuro cónyuge. Todo lo contrario a la corriente del mundo, donde primero se
busca la belleza física o las posesiones materiales de una persona, ignorando su
espiritualidad. Por esta razón, la mayoría de los matrimonios modernos fracasan
(Proverbios 19:13-15).

El compromiso matrimonial
 Cuando dos cristianos adultos (varón y mujer) le han pedido a Dios un cónyuge
conforme a su voluntad, y han recibido de sus padres la aprobación para casarse,
ellos al encontrarse puede ser que se hayan gustado físicamente, pero lo que más

57
los ha motivado es ver el uno en el otro la fidelidad al Señor y que le sirven; siendo
además responsables en cuanto al trabajo (Proverbios 20:6; 24:27; 31:10).

 Hecho esto, los dos solteros deben hacer un compromiso serio, llamado en la
Biblia el desposorio, que es un acto sublime (Proverbios 18:22; Oseas 2:19-20). El
desposorio se diferencia del “noviazgo moderno”, el cual es una aventura amorosa
que termina (en la mayoría de los casos) en fornicación (Juan 4:16-18)

 El desposorio es un compromiso público, pues el “noviazgo secreto” (a escondidas


de los padres que no lo aprueban) es contrario a la voluntad de Dios (Romanos
2:16). En tiempos bíblicos, este compromiso se hacía frente a los ancianos del
pueblo, quienes eran los guías espirituales y gubernamentales de Israel (Rut 4:1-
13). Después de celebrar el desposorio, había un tiempo (un año, según los
rabinos) para que se juntaran en matrimonio (Deuteronomio 20:7; Lucas 1:26-35).
Ahora, los cristianos también deben hacer público su compromiso matrimonial (o
noviazgo) ante su familia y ante la iglesia, a la cual pertenezcan (1 Corintios 7:35-
38).

El tiempo del noviazgo


 La duración del tiempo del noviazgo no lo establece la Biblia, pues debe hacerse en
conciencia y de acuerdo mutuo. Lo importante es que este tiempo debe ser dedicado
para que los novios se conozcan más en cuanto a sus actividades espirituales y
laborales; haciendo planes juntos como servirán primeramente a Dios, luego como
vivirán en amor, como criarán a sus hijos y todo lo relacionado con el hogar
(Cantares 6:1-3).

 Todo esto debe hacerse con pureza y santidad, pues al estar los novios juntos deben
hacerlo bajo la vigilancia de sus padres o de sus pastores. Ante todo, evitando estar
a solas mientras sean novios, pues así evitaran caricias y besos exclusivos de
personas casadas; o de caer en fornicación, pues ésta, así como los “besuqueos” o el
“manoseo”, son repudiados por Dios (1 Tesalonicenses 4:2-5).

 En el tiempo actual se enseña que los novios deben experimentar del sexo para
conocer si en ellos hay “compatibilidad”. Esta es una enseñanza diabólica contraria
a la voluntad de Dios (Colosenses 3:5-7). La joven debe ser como María la madre
del Señor, quien antes de casarse no conocía varón; o, como Rebeca, virgen a quien
ningún varón la había conocido (Lucas 1:34; Génesis 24:15-16). Y en cuanto al
varón, debe ser casto como José, el cual huyo de la mujer de su amo Potifar, cuando
ésta le propuso una relación adúltera (Génesis 39:7-10; Romanos 1:24; 2 Timoteo
2:22).
58
Lección 2.

EL MATRIMONIO

La boda
 El matrimonio (heb. kjatán; gr.gámos) es la unión legal en la cual Dios junta (por
el resto de sus vidas) a un varón y a una mujer, para que se amen, trabajen juntos y
tengan hijos (Génesis 1:27-28; 2:23-24; Mateo 19:4-6). Cuando se afirma que es
una “unión legal”, nos referimos al matrimonio como una institución reconocida
ante las autoridades (la ley) de un determinado país (Romanos 7:2-3). Este es el
aspecto terrenal del matrimonio.

 El otro aspecto del matrimonio es su solemnidad ante Dios, pues es un pacto que
dura toda la vida y nadie lo puede anular (Malaquías 2:14-15; Gálatas 3:15). Por
eso, solo bajo la guía de Dios y el consentimiento de los padres los novios se deben
casar (Isaías 62:5).

 La ceremonia de matrimonio es la boda, que por lo regular es una fiesta. Primero,


debe ser registrado el matrimonio ante las autoridades, o sea, la ley (1 Corintios
7:39); luego, si se desea (y es conveniente), que un ministro cristiano bendiga a los
novios en nombre del Señor Jesús (Juan 2:1-2). En seguida de esto (si hay recursos),
se puede hacer una fiesta con banquete incluido; evitando eso sí borracheras o bailes
mundanos (Gálatas 5:21).

59
La “luna de miel”
 Una vez terminada la boda, los esposos ya pueden consumar su matrimonio
durmiendo juntos (Cantares 1:2-4). Desde ese momento se cumple la palabra que
dice: “Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los
dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino uno” (Marcos 10:7-8).

 Es en el matrimonio, por lo tanto, donde los esposos pueden disfrutar del amor y de
la sexualidad, bajo la aprobación de Dios (Hebreos 13:4). Claro está que, las
relaciones sexuales deben ser naturales, pues ahora con la plaga de la pornografía se
está difundiendo actos sexuales antinaturales y perversos (Efesios 5:3). También es
conveniente el aseo personal y evitar las relaciones cuando la mujer esté
menstruando (Levítico 15:18; 18:19).

 Ahora bien, en nuestra cultura se llama “luna de miel” a los días donde los esposos
están juntos disfrutando de su amor. Esto debe continuar durante toda la vida de
matrimonio, pues el consejo bíblico es que los esposos deben cumplir mutuamente
el “deber conyugal”, sin negarse el uno al otro, a no ser por un tiempo de mutuo
consentimiento, para ocuparse en la oración (1 Corintios 7:3-5).

Posición y deberes de los esposos


 El esposo es la cabeza de su mujer, por lo cual es el dirigente de su hogar (Efesios
5:23). Claro está que, el marido debe amar a su esposa y tratarla con delicadeza
(Efesios 5:25; Colosenses 3:19; 1 Pedro 3:7). También es responsabilidad del
esposo proveer para el sustento físico (alimento, vestuario, techo) y otras
necesidades propias de la mujer en lo relacionado con su arreglo personal (Efesios
5:28-29). Si esto le es difícil a un hombre cumplir, quédese sin casar (1 Corintios
7:1).

 En cuanto a lo espiritual, el esposo es el encargado de dirigir las actividades


cristianas en su hogar (oración, estudio de la Biblia, adoración y asistencia a las
reuniones de la iglesia). Esto incluye enseñarle los temas bíblicos a su esposa en
casa (1 Corintios 14:34-35).

60
 La esposa por su parte, es la encargada de los deberes del hogar (Proverbios 31:13-
27). Debe amar y respetar a su marido, siéndole sujeta en todo. También, debe
aportar buenas ideas para el beneficio de su hogar (Efesios 5:22, 24, 33; Colosenses
3:18; 1 Pedro 3:1-6). Y si tiene un trabajo fuera de casa, debe ser equilibrada para
no descuidar a su marido y a sus hijos (Tito 2:3-5).

Nuevas nupcias
 Según la Biblia, además de los solteros, las personas viudas también se pueden
casar. Aunque la recomendación del apóstol Pablo es que no se casen, sí se permite
que lo hagan al no tener el don de continencia y en especial si son jóvenes. Claro
está que, los viudos y viudas cristianos deben casarse “en el Señor”, o sea, con
cristianos (1 Corintios 7:8, 9, 39).

 Ahora bien, si alguien ha enviudado y ha quedado con hijos, en especial si son


pequeños, debe pedirle mucho a Dios en oración que la persona con quien se va a
casar, ayude en la crianza de sus hijos con amor. Sin que vaya abusar física o
verbalmente de los pequeños. Porque, un padrastro puede ser una bendición para sus
hijastros o todo lo contrario (Deuteronomio 24:17; Salmo 68:5-6).

Personas con quien no casarse


 Como ya miramos, el cristiano no debe casarse en yugo desigual con el incrédulo.
Aquí también se de incluir personas que pertenecen a una fe distinta a la nuestra,
puesto que nosotros somos cristianos evangélicos trinitarios. Por eso, un cristiano
evangélico tendrá problemas si se casa con un católico, un sabatista (que guarda el
sábado), un antitrinitario y cualquier miembro de alguna secta que no practique la
sana doctrina (2 Corintios 6:14; Tito 2:1).

 Otro caso es el parentesco familiar. En tiempos antiguos Dios no prohibió que las
personas se casaran con parientes como hermanos o medio hermano. Tenemos el
caso de Abraham, quien era esposo de Sara, hija de su padre, pero no de su madre
(Génesis 20:12). Sin embargo, con el establecimiento de la ley de Moisés, Jehová
Dios prohibió relaciones sexuales con parientes, como: padre, madre, madrastra,
hermanos, nietos y nietas, tíos, esposas de tíos, nuera, cuñados e hijastros (Levítico
18:6-18). En cuanto a matrimonio entre primos, la Escritura no lo prohíbe; no
obstante, por cuestión de deformaciones genéticas, no es recomendable el
matrimonio con primos en primer grado. Ahora bien, todos estos mandamientos

61
fueron dados para Israel; sin embargo, los cristianos podemos ver en ellos los
principios morales según la voluntad de Dios (1Corintios 5:1).

 También es conveniente observar la diferencia de edad entre los contrayentes del


matrimonio. Es de aclarar que la Biblia no prohíbe que uno de los esposos sea
mayor con muchos años que su cónyuge, pues Abraham tenía alrededor de ciento
cuarenta años cuando se casó con Cetura y tuvo hijos con ella (Génesis 25:1-6).
Actualmente, hay muchas parejas donde uno de los cónyuges dobla en edad al otro.
En estos casos, es bueno que analicen quienes van a contraer matrimonio con
personas mayores a ellos, que el matrimonio es para toda la vida, y que, si es el
esposo el mayor en años, con el tiempo no podrá cumplir su “deber conyugal”,
mientras que su esposa estará activa en esta área; y si es la mujer la mayor, con el
correr de los años llegara a ser una anciana, mientras que su marido se verá más
joven que ella (1 Corintios 7:35).

La poligamia
 Como lo registra Génesis 1 y 2, el propósito original de Dios fue el matrimonio
monógamo (conformado por un varón y una mujer). Además, en el tiempo de la
inocencia (cuando no había pecado), había un complemento armonioso entre el
hombre y su esposa. Sin embargo, con el pecado, la mujer quedó bajo la autoridad
del varón (Génesis 3:16). Esto se corrompió tanto que los varones han sometido y
abusado de las mujeres a través de los siglos. Gracias a Dios, con la llegada del
cristianismo la dignidad de la mujer nuevamente se recupera ante el Señor
(Colosenses 3:19; 1 Pedro 3:7).

 Entre los abusos contra la mujer (además del verbal y del físico), está el
matrimonio “polígamo” (donde un varón tiene más de una esposa). Esta práctica
comenzó con el impío Lamec, descendiente de Caín (Génesis 4:19). Luego,
lastimosamente, después del Diluvio, esta práctica se extendió por el mundo.
Incluso, hasta siervos de Dios lo practicaron, entre los cuales están: Abraham,
Jacob, David y Salomón, que tuvo setecientas esposas y trecientas concubinas
(Génesis 25:6; 35:23-26; 1 Crónicas 3:1-4; 1 Reyes 11:3). En la dispensación de la
ley, por la dureza del corazón de los israelitas, Dios no prohibió la poligamia, pero
sí la reguló en algo de beneficio para las mujeres (Deuteronomio 17:17; Levítico
18:18; Éxodo 21:10).

62
 Claro está que, otros siervos de Dios como Noé, Isaac y José, fueron monógamos.
En algunas culturas primitivas también se práctica la “poliandria”, en la cual una
mujer tiene más de un esposo. Ahora bien, la poligamia y la poliandria, fueron
abolidas por el cristianismo, pues el Señor Jesús afirmó que Dios los hizo al
principio varón y mujer, siendo los dos una sola carne (Mateo 19:4-6). De allí que
los dirigentes de las iglesias (ancianos y diáconos), solo pueden tener una sola
esposa (1 Timoteo 3:2, 12).

El concubinato
 En tiempos del Antiguo Testamento se practicaba el concubinato, en el cual un
varón tenía una o varias mujeres sin casarse legalmente, a las cuales podía dejarlas
sin darle carta de divorcio, como se debía hacer en el caso de las esposas
(Deuteronomio 21:10-14; 24:1-4). La concubina era, por lo tanto, una esposa de
“segunda clase” (Jueces 19:1).

 Claro está que, los hijos de las concubinas (o de las siervas, que tenían ese
equivalente cuando prohijaban de sus amos), eran reconocidos como legítimos por
sus padres (Génesis 30:2-12). El concubinato también desapareció con el
establecimiento del cristianismo, el cual solo reconoce –como hemos visto- al
matrimonio monógamo (Marcos 10: 6-9).

La “unión libre”
 Desde el siglo pasado, especialmente a partir de 1960, con la llegada de la llamada
“revolución sexual”, cuyo lema era la rebeldía y el “amor (sexo) libre”, se extendió
desde Norte América por el mundo, una ideología perversa donde se odiaba al
matrimonio y las parejas vivían sin casarse y sin ser fieles entre ellos. Esto afectó
las sociedades cristianizadas tanto de mayoría católica como protestante. Las
parejas comenzaron a convivir sin casase y a tener hijos fuera del matrimonio. Esto
anteriormente era mal visto por la sociedad, donde eran muy pocos los que
convivían sin casarse; y eran repudiados por la población (Juan 4:17-18).

 Esta práctica se conoce popularmente como la “unión libre”, donde conviven una
pareja sin casarse y se pueden separar cuando lo desean. Todo esto es una deshonra
y desprecio del ser humano pecador contra el matrimonio establecido por Dios.

63
Quienes la practican, están cometiendo fornicación; y sus hijos, lastimosamente,
nacen fuera de la bendición del matrimonio (Ezequiel 23:1-3; 1 Corintios 7:14).

 Puesto que esta práctica está tan difundida, ha adquirido ante las autoridades de
algunos países (pero no ante Dios) de cierta legalidad. También, hay “cristianos” (o
asistentes a iglesias) que viven en “unión libre”, e incluso algunos ministran en sus
congregaciones con el consentimiento de sus pastores. Para justificar esto, afirman
que en la Biblia no se ordena ninguna ceremonia nupcial y, por eso, se puede
convivir en pareja sin la celebración de la boda, con tal que sean fieles. Esto es
falso, pues la Biblia afirma categóricamente que la mujer casada está sujeta por la
ley a su marido mientras éste vive. Esto significa que para estar casada debe tener
un reconocimiento de la ley, establecida por las autoridades de un país (Romanos
7:2; 1 Corintios 7:39).

 Por eso, si una pareja conoce al Señor estando en “unión libre”, deben primero
arrepentirse de este pecado, y luego hacer los trámites necesarios para casarse.
Dejando de tener intimidad hasta el día de la boda. O, en otro caso, si es uno solo él
ha conocido al Señor y el otro no desea casarse, el (o la) creyente debe separarse de
esta persona para no seguir pecando más (Gálatas 5:19-21). Y si la preocupación
son los hijos, debe entender que el amor a Dios está por encima de todo (Mateo
10:37). Si el creyente es el varón, al separarse de una inconversa que no quiere
casarse, debe seguir respondiendo por sus hijos; y si la creyente es una mujer, al
separarse y quedar con sus hijos, si su expareja no responde por ellos, la iglesia
debe ayudarla en todos los aspectos (incluyendo el económico), para que ella los
crie en obediencia a Dios (Gálatas 6:10).

El celibato
 El celibato es el estado de una persona la cual permanece sin casarse. Existen
varias causas para que las personas no se casen, incluyendo aquellos que quisieron
hacerlo pero que no encontraron pareja en su vida. También estaban los “eunucos”,
que en tiempos bíblicos eran varones a quienes se castraba para que cuidaran el
harén de los reyes. Y, estaban los “eunucos” (que sin ser castrados), permanecían
voluntariamente sin casase, por causa del reino de Dios (Mateo 19:10-12).

 Ahora bien, los cristianos que voluntariamente deciden permanecer solteros, o


viudos o separados que no se vuelven a casar, si lo hacen para servir al Señor con
más libertad, bien lo hacen. Tenemos el caso del apóstol Pablo, quien no se casó

64
por causa del evangelio. Y otros grandes siervos de Dios como John Nelson Darby,
Charles Henry Mackintosh y William Kelly, quienes permanecieron célibes para
dedicar sus vidas al servicio de Cristo (1 Corintios 7:8, 26, 32, 34).

 Claro está que, se necesita tener el don de continencia dado por Dios para
permanecer sin casarse (1 Corintios 7:9). Por eso, es un grave error prohibir el
matrimonio a los ministros de culto como lo hace el catolicismo, donde el celibato
es obligatorio para los sacerdotes y las monjas. Cuantos casos de fornicación,
adulterio, abuso de menores e hijos ilegítimos, han sido objeto de escándalo entre
el clero romano, siendo una de sus causas el no permitírseles casarse (1 Timoteo
3:2, 12; 4:1-3).

65
Lección 3.

LA CRIANZA DE LOS HIJOS

La herencia de Jehová
 Dios creó al ser humano varón y mujer, los cuales tienen la capacidad de
reproducirse, o sea, procrear descendencia. Estos son nuestros hijos. La primera
bendición dada por Dios a los seres humanos fue: “fructificad y multiplicaos; llenad
la tierra y sojuzgadla…” (Génesis 1:28). Claro está que, los hijos deben ser tenidos
dentro del matrimonio, pues está es la voluntad de Dios desde el principio (Génesis
2:24; 4:1-2).

 Así como la mujer prudente es herencia de Jehová (Proverbios 19:14), los hijos que
Dios nos ha dado también son herencia recibida de Él. Siendo bienaventurado el
padre que los ha tenido en su juventud, criándolos según la voluntad de Dios
(Salmos 127:3-5; 128:3).

66
 Ahora bien, hay dos clases de hijos: los hijos propios, engendrados por un padre y
concebidos por una madre; y los hijos adoptivos, que son criados por personas que
no son sus padres biológicos, pero son reconocidos como hijos propios (1 Samuel
1:19-20; Ester 2:5-7). Recordemos que los cristianos hemos sido adoptados por
Dios como sus hijos (Juan 1:12-13; Romanos 8:15).

La procreación de los hijos


 Dios creó los ángeles en huestes de millones de millones, por lo cual no tienen
necesidad de reproducirse; y tampoco tienen la capacidad de hacerlo, pues no hay
diversidad de género (masculino y femenino) entre ellos para casarse (Daniel 7:9-
10; Mateo 22:30). En cambio, los seres humanos si nos reproducimos, pues fuimos
creados a imagen y semejanza de Dios, lo que incluye la paternidad, pues Jehová
es nuestro Padre (Isaías 64:8).

 La procreación humana natural es entre un varón y una mujer, por lo que las
parejas del mismo sexo (gais y lesbianas) nunca pueden tener hijos de manera
natural (Génesis 4:17). Debemos aclarar que en la Biblia cuando un varón tiene
relaciones íntimas con su esposa, dice que la conoció; mientras que cuando alguien
se une con una mujer que no es su esposa, dice que se “llegó” a ella. Esto
demuestra la legitimidad de las relaciones sexuales dentro del matrimonio
(Génesis 4:1; 30:4; 38:18; Mateo 1:25).

 Ahora bien, la vida humana (o la formación de un ser humano) comienza con la


concepción, cuando el espermatozoide del varón penetra el ovulo de la mujer.
Luego, el ovulo fecundado llega hasta el útero de la mujer, donde se anida y se
produce la fertilización. Esto es lo que la Biblia llama el fruto del vientre, que es
de gran estima para Jehová Dios (Salmo 127:3; Lucas 1:35). Por lo cual, todo
aborto provocado es un atentado contra la vida humana (Éxodo 21:22-25).

El embarazo de la mujer
 Para los israelitas, era una afrenta que una mujer fuera estéril, pues los hijos son
muy importantes para ellos (1 Samuel 1:2, 6; Lucas1:5-7). Y aunque para los
hebreos eran más apreciados los hijos varones, también amaban a sus hijas.
Ahora también los cristianos debemos amar por igual a nuestros hijos y a nuestras
hijas, las cuales necesitan de un cuidado especial de nuestra parte (Salmo
144:12).
67
 Cuando una mujer ha quedado embarazada, la vida del hijo comienza a formarse
por el poder de Dios, quien hace que se desarrolle el embrión en el vientre
materno el tiempo estimado para ello (normalmente son nueve meses). En el
libro de Dios (la estructura genética) está contenida toda la esencia biológica del
ser humano (Salmo 139:13-16). Debemos tener en cuenta que no solamente se
forma la parte biológica del ser humano dentro de la madre, sino que también
Dios forma el espíritu humano de la personita que viene en camino (Job 10:8-13).
Si un bebe nace antes de tiempo es “prematuro”, el cual debe tener un cuidado
especial para su condición.

 En el tiempo del embarazo, la mujer debe tener un cuidado especial, con el


acompañamiento indispensable del esposo, el cual proveerá de las cosas físicas
(alimento y abrigo) y del afecto hacia su esposa y el hijo que está en ella
desarrollándose. Recordemos que Dios ordenó a José recibir a María, para que
cuidara de ella en la gestación de Su Hijo (Mateo 1:18-25). Por eso, es una gran
tragedia para aquellas madres solteras que no cuentan con la ayuda de esposos,
para tener y criar a sus hijos (Oseas 1:2).

El nacimiento de un hijo
 Terminando los días del embarazo, le llega a la mujer los “dolores de parto”, con
los cuales se prepara su cuerpo para dar a luz (Génesis 3:16). Si no hay
posibilidad de tener a su hijo en un centro de salud, en lo posible, la madre debe
ser asistida por una partera o alguien capacitado para ello (Génesis 35:17). Una
vez nacido el bebé o la bebita, necesita ser aseado y envuelto en pañales
(Ezequiel 16:4; Lucas 2:7).

 Luego, se le debe dar el nombre, el cual tenga un significado apropiado (y sí es


bíblico, mucho mejor); con el cual se lo debe registrar ante las autoridades
notariales del país donde nació (Génesis 5:28- 29; 35:18; Mateo 1:21; Lucas 2:1-
5). La alimentación del pequeñito es de suma importancia, siendo la leche
materna la provisión divina para el crecimiento del hijo en sus primeros meses de
vida. Si por alguna enfermedad la madre no puede amantar a su hijo, es
justificable; pero si no lo hace por causa estética o de vanidad, es pecado ante
Dios (Génesis 21:8). También, los padres (y en especial el papá) deben proveer
para sus hijos del vestuario y del techo donde vivir (Lucas 11:10-13). Esto
también incluye los cuidados en cuanto a la salud de ellos (Lucas 8:41-42).

68
 Los hijos (sean propios o adoptados) necesitan recibir el amor de sus padres,
para que se críen seguros emocionalmente y después también puedan dar amor.
Por eso, es importante darles muestras de afecto con caricias, abrazos y palabras
de aliento (Isaías 66:13; Lucas 15:20). Ahora bien, en muchas ocasiones el papá
o la mamá se inclinan a amar más a un hijo que a otro. Esto es lamentable, pues
despertará entre hermanos rivalidades y resentimientos, los cuales se deben
evitar (Génesis 25:28; 37:3-4).

La educación espiritual de los hijos


 Una de las preocupaciones de los padres es atesorar bienes materiales para dejarles
a sus hijos. Para otros padres la preocupación es poder darles estudios
profesionales a sus hijos (2 Corintios 12:14; Proverbios 19:14). Esto no es malo.
Pero lo más importante que deben hacer los padres para sus hijos es darles la
educación cristiana, con la cual ellos aprenderán a buscar primeramente el reino
de Dios y su justicia, siendo las cosas materiales una añadidura de esto (Mateo
6:33).

 En la educación espiritual de los hijos deben participar el padre y la madre; a


excepción si solo uno de los dos es creyente (Proverbios 1:8; 1 Corintios 7:14). Lo
primero que deben hacer los padres es darles buen ejemplo a sus hijos, pues el
Señor Jesús dijo que el Hijo hace lo que ve hacer al Padre. Esto también se aplica a
nuestros hijos, los cuales harán lo que nosotros hacemos y se comportarán como
nos comportemos (Tito 2:7; Juan 5:19).

 En cuanto a la oración por nuestros hijos, debe ser una constante en nuestras vidas
como padres. Incluso, debemos orar por nuestros hijos aún sin haber sido ellos
todavía engendrados (1 Samuel 1:11). Luego, desde el vientre de la madre, los
hijos deben escuchar (pues ellos escuchan) que los encomendamos a Dios y que
los bendecimos (Lucas 1:41). Después, cuando nacen y siendo pequeños, debemos
leerles la Palabra de Dios, hacerlos escuchar alabanzas a Dios, para que todo esto
se grave en sus mentes y en sus corazones tiernos (Deuteronomio 4:9; 6:6-7). Y,
cuando ellos ya tengan uso de razón y hasta puedan leer, debe continuar la
instrucción en las Sagradas Escrituras, como lo hicieron la abuela y la madre
(Loida y Eunice) de Timoteo en su niñez (2 Timoteo 1:5; 3:15).

 De igual manera, debemos llevar a nuestros hijos desde pequeñitos a las reuniones
de la iglesia. Pues, en el antiguo Israel, Dios ordenó la asistencia de los niños junto
a los adultos en las reuniones de la congregación de Jehová. Esto sirve como

69
ejemplo para nosotros los cristianos. Si son inquietos, será más fácil corregirlos
desde pequeños para que no hagan desorden en los cultos (Deuteronomio 29:10-
12; 31:13; Esdras 10:1; Joel 2:16; Mateo 21:16; Marcos 10:13-16).

La disciplina paternal
 Los padres deben amar a sus hijos y disciplinarlos con amor (Deuteronomio 1:31;
Salmo 103:13; Proverbios 3:12). Exhortándolos con consejos y consolándolos
cuando estén pasando por dificultades (1 Tesalonicenses 2:11). También, los
padres no deben “provocar a ira” a sus hijos, utilizando insultos o castigos
violentos o injustificados. Sino, criarlos en disciplina y amonestación del Señor.
Ya que, si los “exasperamos” (o irritamos), se desanimarán (Efesios 6:4;
Colosenses 3:21).

 Cuando tenemos más de un hijo, nos damos cuenta de la diferencia física y de


carácter de cada uno de ellos (Génesis 25:27). Es allí donde los padres deben
tratarlos con sabiduría de acuerdo a su personalidad; pues, uno puede ser más
fuerte físicamente, mientras que el otro puede ser más inteligente. Así mismo,
debemos tratar tiernamente a nuestros hijos. Considerando que ellos pueden pasar
por momentos difíciles donde se sentirán deprimidos, en los cuales necesitarán de
nuestra comprensión (Salmo 131:2; Proverbios 14:26).

 La disciplina de nuestros hijos incluye la enseñanza de valores cristianos (amor a


Dios, obediencia a los padres, respeto a las personas, honradez…) y las
responsabilidades cotidianas en casa, en la iglesia y en la escuela. Todo esto se
debe enseñar desde pequeños, pues cuando lleguen a adolescentes será difícil (por
falta de uso) que ellos lo hagan (Proverbios 22:6). Ahora bien, sí han cometido
una falta, con comprensión debemos aconsejarlos y perdonarlos si muestran
arrepentimiento (Malaquías 3:17). Pero, si hay rebeldía, desobediencia continua o
reincidencia, es necesario castigarlos. En lo posible debemos castigarlos
privándolos de cosas que a ellos les agrada. Porque, el castigo físico debe ser la
última opción y eso sí, sin que sea un abuso que les cause heridas en su cuerpo.
Sobre todo, nunca se los castigará con ira, ya que les podemos hacer daño de
manera física o verbal (Proverbios 22:15; 29:15, 17).

70
Padres irresponsables
 El abandono de los hijos por parte de los dos padres o de uno de ellos, es un gran
pecado ante Dios. Esto también incluye los llamados “hijos no deseados” o “por
accidente” (no planificados), que son rechazados por sus progenitores. O, de
aquel hijo a quien el padre biológico lo niega o no lo reconoce como suyo (Salmo
27:10).

 En cuanto a la disciplina, hay padres que son muy estrictos, llegando al extremo
de abusar de sus hijos, lo que constituye un pecado ante Dios. Otros en cambio,
son negligentes en no disciplinar a sus hijos, dejándolos sin dirección para que
ellos hagan lo que se les antoje. Por eso, hay hijos groseros, rebeldes e impíos,
como los hijos de Elí, quien no los estorbó en sus pecados, por lo que Dios los
exterminó (1 Samuel 2:12,22-25, 29; 3:12-13). De allí que, los padres deben
responder a Dios por la disciplina de sus hijos (Proverbios 10:1; 29:15; 1 Timoteo
3:4).

 Así mismo, los padres deben cuidar personalmente a sus hijos, pues hay padres y
madres que dedican mucho tiempo al trabajo, a las diversiones mundanas y a la
vanidad, dejando a sus hijos solos o al cuidado permanente de empleados o
familiares. Cuando esto sucede por enfermedad o es temporal, se justifica. Pero,
los padres tienen que cuidar personalmente de sus hijos (Isaías 49:15).

La bendición de nuestros hijos


 Jehová Dios dice que “visita” la maldad de los padres sobre los hijos hasta la
tercera y cuarta generación, pero aclara que es a los que lo “aborrecen”. O sea, son
generaciones de personas malas donde no hay temor a Dios ni los padres les han
enseñado a sus hijos el camino de justicia (Éxodo 20:5). Pero ante Dios, el hijo no
llevará el pecado de su padre, ni el padre el pecado del hijo (Deuteronomio 24:16;
Ezequiel 18:20).

 Para evitar la “maldición generacional” es necesario que los padres enseñemos a


nuestros hijos el camino del Señor, criándolos en el temor de Dios (Salmo 78:1-4;

71
Proverbios 4:1-7). De esta manera, no serán “aborrecedores” de Dios, sino personas
que lo aman, siendo santificadas por Él (1 Corintios 7:14; 2 Timoteo 3:2).

 También, los padres debemos bendecir a nuestros hijos, enseñándoles que como
saludo (al llegar o salir de casa) nos digan: “deme la bendición” o “la bendición”; y
nosotros debemos responderles (de corazón y con fe): “que Dios le bendiga” o “que
el Señor le guarde”. Además de esto, debemos bendecirlos en oración a Dios
delante de ellos. La bendición de los padres es muy importante para sus hijos y
tendrá incidencia en el futuro de ellos (Génesis 27:4, 25; 49:25-26). La bendición
también la puede dar los abuelos sobre sus nietos (Génesis 48:9).

 Ahora bien, cuando Dios bendice a uno de sus siervos, los hijos también son
bendecidos juntamente con su padre (2 Samuel 6:11). Esto también incluye el
cuidado que Dios tiene de quienes le temen, para librarlos de los peligros junto a
sus hijos (Génesis 7:1; 9:1). También, la gracia de Dios puede extenderse a los
miembros de nuestra familia, para que ellos también sean salvos (Hechos 11:13-
15). Por eso, si tenemos hijos o familiares que todavía no se hayan convertido,
debemos orar con fervor a Dios para que tenga misericordia de ellos y puedan ser
salvos (Hechos 16:30, 31, 34).

El estudio escolar o académico


 Como ya miramos, los creyentes debemos darles a nuestros hijos de manera
prioritaria la educación espiritual o cristiana. Por otra parte, en algunos
países es obligatorio por los gobiernos que los niños reciban la educación
escolar o académica, que incluye la primaria, la secundaria y algunas carreras
tecnológicas, siendo a veces estos estudios gratuitos. En cambio, en otros
países es muy difícil el acceso a esta educación, estando fuera del alcance de la
mayoría de la población por su alto costo. Esta clase de educación ha existido
desde tiempos antiguos en las diferentes culturas, tanto en los gentiles como en
los judíos (Daniel 1:4; Hechos 7:22; 22:3).

 Con respecto a esto, los padres cristianos debemos obedecer (por causa de
conciencia) a las autoridades y enviar a nuestros hijos a la escuela (Romanos
13:1-3). Teniendo en cuenta que en estos centros educativos solo se imparte
conocimiento secular, parte de ello errado en temas morales o científicos
(como la teoría de la evolución). En esto debemos alertar a nuestros hijos,

72
dándoles a conocer la falsedad que hay detrás de todo esto (1 Timoteo 6:20).
Así mismo, nuestros hijos estarán expuestos a la violencia escolar, el matoneo
o bullying, que es el acoso físico o psicológico contra las personas, en especial
a los estudiantes. Además, también el diablo los tentará con la inmoralidad
sexual, las drogas, las pandillas y muchos otros peligros, de los cuales los
padres debemos estar atentos para cuidar a nuestros hijos (Filipenses 2:15). Sí
en nuestra área existen centros educativos cristianos y podemos enviar a
nuestros hijos allí, es muchísimo mejor.

 Y, con respecto a una carrera profesional, si los padres cristianos tienen los
recursos y los hijos desean estudiar, lo pueden hacer. Eso sí, poniendo todo
esto delante de Dios para que Él guie nuestro camino (Proverbios 3:5-8). De
esta manera, cuando nuestros hijos sean profesionales no se olvidarán del
Señor, sino que serán de mucha ayuda para sus padres y para la iglesia, donde
servirán (Colosenses 3:17).

73
Lección 4.

EL CONTROL DE LA NATALIDAD

El propósito original de Dios

 Jehová Dios creó la tierra para que fuera poblada por los seres humanos (Salmo
115:16). Por eso, al bendecir a la primera pareja humana, les dijo: “Fructificad y
multiplicaos; llenad la tierra y sojuzgadla” (Génesis 1:28). Sí Dios desea que los
seres humanos llenen la tierra, no hay en Él la preocupación de una
“sobrepoblación” (o “explosión demográfica”) que nuestro planeta no pudiera
soportar. Incluso, después del Diluvio la bendición de Dios tiene este mismo
propósito (Génesis 9:1, 7).

74
 La tierra es un planeta maravilloso y rico en recursos naturales. Es tanto que un país
como Estados Unidos es capaz de alimentar a toda la población del mundo, con lo
que produce en alimentos. Sin embargo, a causa del pecado que ha generado la
violencia, el enriquecimiento de unos pocos, los gobiernos corruptos y la
destrucción del medio ambiente, han hecho de la tierra un lugar inhabitable para
millones de personas, que sufren las consecuencias de todo esto (Proverbios 22:16;
Apocalipsis 11:18

.
 Siguiendo el precepto divino, para los israelitas los hijos eran una bendición de
Dios, por lo cual esta nación creció y llegó a ser poderosa (Éxodo 1:7; 23:26;
Hechos 7:17). Y, en el Nuevo Testamento, los primeros cristianos tenían hijos y los
criaban, sin preocuparse por el control de la natalidad (1 Timoteo 2:15; Tito 2:4).

Origen del control de la natalidad

 El control de la natalidad ha estado presente en muchas culturas desde la


Antigüedad (Egipto, Grecia, Roma, China…), claro que ha una escala menor
comparada con la actual; además, los métodos usados anteriormente eran en su
mayoría ineficaces, pues se trataba de yerbas, líquidos e incluso amuletos.
.
 Fue a partir de 1960, con la llegada de la “revolución sexual”, donde el uso de
anticonceptivos se acentuó, especialmente la “píldora anticonceptiva” y el
“condón”. El sexo ya no era un goce solo para el matrimonio, donde la procreación
de los hijos tenía un lugar importante. De allí en adelante, solo el placer es para
muchos la función de las relaciones sexuales promiscuas (2 Pedro 1:4).

 Aparecieron entonces los “demógrafos” (especialistas en el área de la población),


los cuales pronosticaron que la tierra llegaría a sufrir una “explosión demográfica”,
donde la sobrepoblación arruinaría la tierra, para convertirse en un planeta como
Marte (desierto y sin vida). Se iniciaron entonces las campañas de “planificación
familiar”, con el propósito de controlar la natalidad. Debemos señalar que detrás de
todo esto existe un negocio multimillonario, donde los laboratorios farmacéuticos
(proveedores de anticonceptivos), políticos de muchos países y profesionales de la
salud, se lucran con los grandes fondos que se destinan para esto (mucho de este
dinero proviene de la ONU).

75
 A décadas de haberse puesto en marcha estas campañas, vemos en el mundo que la
planificación familiar no ha dado los resultados esperados. La población del mundo
sigue en aumento. En muchos países (especialmente los subdesarrollados), los
embarazos de adolescente y de madres solteras son muy numerosos. En países
desarrollados (como Europa), al controlar rigurosamente la natalidad, ahora la
población de adultos y de ancianos supera a los jóvenes. Sumándose a esto, la
población inmigrante de musulmanes, los cuales casi no planifican y tienen muchos
hijos, seguirá creciendo hasta igualar o superar a los actuales europeos. Y, en China,
donde el gobierno solo permitía que las parejas procrearan solo un hijo, la población
de hombres supera a la de las mujeres, pues se prefería tener más a un varón que a
una niña; para esta selección el aborto fue su principal instrumento.

Los cristianos y la planificación familiar

 Antes de 1960, tanto la Iglesia Católica Romana y todas las iglesias cristianas
evangélicas se oponían al uso de anticonceptivos, pues eran considerados como
inmorales. Pero poco a poco, y ante la presión de las campañas sobre
planificación familiar, han logrado inculcar en pastores y creyentes que el control
de la natalidad es una “responsabilidad social” (1 Juan 2:17).

 Por eso, ahora solo unas pocas iglesias cristianas se siguen oponiendo al uso de
anticonceptivos artificiales para controlar la natalidad. El clero católico tampoco
ha cambiado de parecer, pues condena el uso de métodos anticonceptivos
artificiales. Claro está que, solo un 2% de los católicos obedecen esto.

 Sin embargo, y ante esto, existe preocupación entre muchos pastores y creyentes
de diferentes iglesias cristianas, los cuales no saben a ciencia cierta cuál es la
voluntad de Dios con respecto a la planificación familiar (Romanos 12:2).

 Ahora bien, antes de casarse los cristianos deben saber qué hacer con respecto a la
procreación de sus hijos. Pidiéndole a Dios, con fe, cuántos hijos Él quiere darles,
pues recordemos que ellos son herencia de Jehová (Salmo 127:3-5). Y sí hay en
ellos el sentir de recibir del Señor varios hijos, eso está muy bien (Santiago 1.17).
Sin embargo, si una pareja tiene temor de tener muchos hijos, pues piensan que no
76
serán capaces de darles una buena crianza, inevitablemente tendrán que controlar
la natalidad por medio de métodos anticonceptivos; pero es conveniente antes
informarse bien al respecto.

Los métodos anticonceptivos

 Los “métodos anticonceptivos” son procedimientos o productos (incluyendo


elementos) usados para reducir o impedir el embarazo en la mujer. Existen dos
clases de métodos anticonceptivos: los “naturales” y los “artificiales”.

 Los “métodos anticonceptivos naturales”: consisten en observar el


comportamiento del sistema reproductivo femenino, para conocer los días en los
que se produce la ovulación y evitar en ellos las relaciones íntimas.

 Los “métodos anticonceptivos artificiales”: éstos los podemos clasificar en tres


clases: no abortivos (impiden que el espermatozoide se una con el ovulo), con
efectos abortivos (expulsan al ovulo fecundado de la mujer) y abortivos
(destruyen y expulsan del útero el ser humano en desarrollo). Con respecto a los
que tienen efectos abortivos y a los abortivos, los cristianos nunca los deben
utilizar, pues atentan contra la vida humana (Génesis 9:6).

 Ahora bien, al tratar los anticonceptivos con efectos abortivos y los abortivos,
existe una gran campaña desinformativa por parte de los interesados en la
planificación familiar (laboratorios farmacéuticos, políticos y profesionales de la
salud). Pues ocultan del público en general el daño que causan a la concepción y a
la vida humana en su temprano desarrollo. Para ellos, basándose en la legislación
de los países que han aprobado el aborto y en el criterio médico actual, afirman
que se debe respetar la vida humana solo después del nacimiento. De allí que, para
ellos la concepción y la vida humana en desarrollo (embrión o feto) no son de
mucho valor (o son “cosas sin valor” ético).

 Sim embargo, para Dios el “fruto del vientre” es cosa de estima, pues por lo
revelado en su Palabra, la vida humana comienza con la concepción, cuando el
ovulo es fecundado por el espermatozoide. En seguida de la concepción, el ovulo
fecundado se anida en el útero materno, para que la vida humana siga su proceso
de desarrollo. Y es precisamente contra la concepción y la vida humana en su

77
temprano desarrollo, que atentan los anticonceptivos con efectos abortivos y los
abortivos (Salmo 127:3; 139:13).

Métodos anticonceptivos naturales

 El método del “ritmo” (o “calendario”): Consiste en llevar un registro de los ciclos


menstruales de la mujer, para conocer de esta manera cuáles son sus días fértiles. Sí
es regular en sus periodos menstruales, en los ocho o diez días del centro de cada
ciclo, se debe abstener de las relaciones íntimas. Su efectividad es del 70%.

 “Temperatura basal”: consiste en tomar la temperatura de la mujer (en boca o axila)


todos los días antes de levantarse de la cama. La temperatura normal de la mujer es
de 36° o 36.5°. Pero, durante la ovulación se eleva a 37° o más. Dos días antes y
cuatro días después del aumento de la temperatura, no se debe tener las relaciones
íntimas. Su efectividad también es del 70%.

 “Moco cervical”: se basa en la observación del moco cervical que está en el cuello
del útero. En los días infértiles, hay ausencia del moco cervical, habiendo sequedad.
Pero cuando la mujer está ovulando, se vuelve cristalino, como la clara de huevo. Se
debe evitar el contacto sexual dos días antes y cuatro después de su aparición. Su
eficacia es del 70%.

 “Amorrea de la lactancia”: cuando la madre alimenta permanente a su hijo (en el día


y en noche), durante los seis primeros meses de vida del bebé, la lactancia
disminuye la probabilidad de la ovulación. Sirve hasta la llegada de la
menstruación. Su efectividad es entre un 80% y un 90%.

Nota: el llamado “coito interrumpido” que consiste en eyacular fuera de la mujer,


no es algo natural. En el caso de Onán, Dios le quitó la vida no tanto por hacer esto,
sino porque no quería darle un hijo a su difunto hermano (Génesis 38:8-10).

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Métodos anticonceptivos artificiales no abortivos

 El “condón” masculino (el más usado) y el femenino. Evita que el varón eyacule el
esperma directamente en la mujer, por eso no hay concepción. Las personas
promiscuas (que tienen relaciones sexuales con más de una persona), lo utilizan
como “preservativo” contra las infecciones de transmisión sexual (ITS), pero no han
sido muy efectivos contra esto, pues el SIDA sigue siendo una pandemia a nivel
mundial (Gálatas 6:7-8).

 La esterilización de la mujer: se trata de un procedimiento quirúrgico donde se ligan


y se cortan las trompas de Falopio, dejando así a la mujer sin más ovulaciones. Se
hace en mujeres con más de un hijo o que hayan tenido embarazos riesgosos. Su
eficacia es del 99%.

 La esterilización del varón (vasectomía): también es un procedimiento quirúrgico


donde se ligan y se cortan los conductos deferentes (en los testículos), por donde
pasan los espermatozoides al exterior. En algunos varones puede causar trastornos
sexuales (como la impotencia). Su eficacia es del 99%.

Anticonceptivos con efectos aborticos y abortivos

 Para los difusores de la planificación familiar, estos anticonceptivos “solo evitan la


concepción” (que el espermatozoide penetre el ovulo); pero la verdad de que ellos
no permiten que el ovulo fecundado se instale en el útero, no lo reconocen ni lo
enseñan. Por eso al hacer esto, estos anticonceptivos son de efectos abortivos y
otros plenamente abortivos.

 En cuanto a los anticonceptivos con efectos abortivos, se trata de productos


químicos que contienen una o dos hormonas (estrógeno y progesterona), encargados
de reducir o impedir la ovulación y de alterar el moco cervical, para obstaculizar los
espermatozoides. La cuestión es que a veces (cuando se está planificando con estos
anticonceptivos) ocurren ovulaciones y los espermatozoides logran fecundarlos. Es
allí donde estos anticonceptivos hacen su papel de abortivos, pues no permiten que
el óvulo fecundado se anide en el útero. Además, los efectos secundarios en las
mujeres les han causado graves secuelas en su salud (paros cardiacos, derrames
79
cerebrales, aumento de peso, y otros). Entre estos anticonceptivos están: la “píldora
anticonceptiva”, los hormonales inyectables (mensual o trimestral) y el parche
anticonceptivo. Están además los implantes subdérmicos (conocidos popularmente
como la “pila”), tanto los Jadelle (2 cilindros) como el Norplant (6 capsulas), los
cuales se implantan debajo de la piel en la parte superior del brazo de la mujer,
segregando pequeñas dosis de progestágeno o progestina, con los efectos antes
mencionados.

 Ahora bien, también están los anticonceptivos directamente abortivos, que de igual
manera los profesionales en la planificación familiar no los reconocen como tales,
pues afirman que solo evitan la concepción. Entre estos están los dispositivos
intrauterinos o DIUs (el ASA, la T de cobre y el anillo), los cuales se introducen en
el útero para que de manera mecánica o química no permitan que el ovulo
fecundado se instale en el útero o lo expulsan del útero cuando el pequeñísimo ser
humano estaba desarrollándose. Por lo regular, el útero materno permanece
inflamado y en ocasiones ha sufrido de perforaciones o úlceras, con efectos
mortales para muchas mujeres.

 Los “anticonceptivos de emergencia”. Constituyen una forma de evitar que el ovulo


fecundado se implante en el útero, siendo destruido y abortado. Incluso cuando han
pasado 72 horas después de la concepción, el diminuto ser humano es asfixiado y
expulsado del útero. El más popular de este “anticonceptivo de emergencia” es la
llamada “píldora de la mañana siguiente”.

 La RU 486, es una píldora abortiva utilizada dentro de las primeras nueve semanas
del embarazo. Produce fuertes contracciones en el útero para que la criaturita sea
abortada.

Conclusión
 Los únicos métodos anticonceptivos que se pueden utilizar con plena confianza
son los naturales. En cuanto a los anticonceptivos artificiales no abortivos
(condones, ligadura de trompas de Falopio y la vasectomía), es cuestión personal y
de conciencia ante Dios utilizarlos o no utilizarlos. Los anticonceptivos con efecto
abortivo o los directamente abortivos, por ninguna razón deben ser utilizados por
los cristianos. Y si por ignorancia lo han hecho, es un pecado por omisión o por
yerro, del cual se deben arrepentir, pedirle a Dios perdón y no volver a utilizarlos
(Levítico 4:2; Salmo 90:8; Proverbios 28:13). Eso sí, puesto que el control de la
natalidad es un asunto delicado, la oración a Dios debe ser indispensable por parte
de los esposos cristianos (1 Corintios 7:5).
80
Lección 5.

ADOLESCENCIA Y JUVENTUD

El crecimiento de los hijos

 Cuando los niños son pequeños dependen de los padres o de adultos para su
alimentación, vestuario y cuidado en general. Pero cuando van creciendo, los
pequeños comienzan a interesarse en jugar con otros niños. Sin embargo, en esta
etapa de la vida, sus padres o tutores son el centro de la atención de ellos (1
Corintios 13:11; Gálatas 4:1-2).

 Después, al pasar la niñez o la infancia, llega la adolescencia, que es una etapa


transitoria para entrar a la juventud. Algunos niños entran a la adolescencia antes
que otros de su misma edad, pues cada persona es diferente a otra. Incluyendo la
diferencia entre muchachos y muchachas, las cuales por lo regular lo hacen antes
que ellos (1 Crónicas 29:1).

81
 Tanto la adolescencia como la juventud son épocas en la vida de la persona donde
se mezclan los sentimientos y las emociones. Pueden sentirse muy alegres, pero
luego estarán tristes, enojados o con actitudes caprichosas. Es ahí donde se
presentan conflictos con sus padres o adultos, pues el adolescente ya no admitirá o
creerá todo lo que se le dice o se le enseñe (como lo hacía cuando era niño). Es
ahora cuando comienza a cuestionar muchas cosas que antes admitía sin
reflexionar (Eclesiastés 11:9-10).

Los intereses del adolescente y del joven

 En la adolescencia los muchachos y las muchachas ya no tienen como centro de


atención a sus padres. Comienzan a desarrollar fuertes lazos de amistad,
primeramente con personas de su mismo sexo. Aparece la figura del “mejor amigo”
o de los “mejores amigos”, a los cuales se les tiene un cariño especial y fidelidad,
pues comparten con ellos cosas materiales como sentimentales (1 Samuel 18:1).

 Pero al dejar la adolescencia y entrar a la juventud, tanto jovencitos como


jovencitas, comienzan a interesarse por las personas del sexo opuesto. Es ahí donde
comienza el “tiempo de amores”, donde se sueña con el “amor platónico” o el
“amor ideal”. Entonces, los amigos toman un lugar secundario para concentrarse en
la persona que les gusta (Génesis 34:1-2; Ezequiel 16:8).

 Debemos tener en cuenta también los cambios físicos y psicológicos que tienen los
adolescentes y los jóvenes. Comienzan a crecer en estatura y en conocimiento. Su
cuerpo tiene cambios en su aspecto y su sexualidad (como el crecimiento del vello y
de sus órganos genitales). Y a las muchachas les comienza a crecer los senos y a
tener sus periodos menstruales (Lucas 2:40, 52; Ezequiel 16:7).

Su aspecto personal

 Al llegar a la adolescencia, ellos y ellas comienzan a preocuparse por su aspecto


personal. Pasan más tiempo frente al espejo y quieren vestirse a la “moda”. Esto lo

82
hacen para buscar su identidad personal, con la cual serán aceptados en su entorno
social o destacarse dentro de éste. Claro que muchos jovencitos y jovencitas se
deprimen por su aspecto, pues algunos “defectos” físicos (leves o infundados) se les
da tanta relevancia que hacen que se consideren “feos” o “feas”, en comparación
con otros que son “modelos” de belleza (Isaías 40:30; Proverbios 31:30; Eclesiastés
11:9).

 Algunos jóvenes, en especial las jovencitas, pueden caer en la trampa de la vanidad,


dedicando mucho esfuerzo para “embellecerse” físicamente (incluso con cirugías y
prótesis), dejando a un segundo plano su espiritualidad y su intelecto. Y algunas
chicas adoptan modas inmorales, donde muestran sus atributos físicos femeninos
para despertar deseo en los hombres (Isaías 3:16-26).

 En cuanto al cuidado personal, es necesario ser equilibrado, pues no se debe


descuidar el aseo y el arreglo personal; como tampoco caer en el otro extremo del
orgullo y la vanidad. Eso sí, todo adolescente o joven cristiano, debe tener en cuenta
la diferencia de sexo al vestirse, pues el hombre no debe usar ropa de mujer ni la
mujer traje de hombre. El varón debe tener su cabello corto, y nunca usar cosas
“unisex” o “areticos” en sus orejas, ni en ninguna otra parte del cuerpo. La mujer
por su parte debe tener su cabello largo y vestirse con decoro, pudor y modestia
(Deuteronomio 22:5; 1 Corintios 11:14-15).

 En cuanto al uso de la barba por parte del varón, en el antiguo pacto Jehová Dios
prohibió a los israelitas cortársela (Levítico 19:27). Pero para los varones cristianos
no tenemos mandamiento al respecto, por lo cual hay libertad para dejarse crecer la
barba o afeitársela. En cuanto a los tatuajes tan de moda en estos tiempos, la Biblia
los prohíbe (Levítico 19:28).

El papel de los padres

 Cuando los hijos entran a la adolescencia, los padres deben ser muy sabios con
ellos, pues ya no son los “pequeños” que podían controlar fácilmente. Los
adolescentes comienzan a adquirir cierta “autonomía” en muchos aspectos. Por
eso, sus padres deben ganarse la confianza de ellos, para que no hagan cosas a
escondidas. Además, deben ser considerados cuando tengan cambios de

83
emociones, ya que es parte de su tránsito a la juventud (Miqueas 7:6; Malaquías
4:6).

 Los padres deben ser equilibrados entre la disciplina correctiva y las “libertades”
que les puedan dar. No se debe imponer reglas absurdas o que rayen en el abuso,
pero tampoco se debe dejar que hagan lo que se les antoje. Con mucha oración,
amor hacia ellos y una actitud firme ante lo malo, los padres guiaran a sus hijos
por el camino del bien (Proverbios 19:18; Colosenses 3:21).

 Es necesario que los padres tengan cuidado con sus hijos (en especial los
adolescentes) cuando salen de casa. Sí lo hacen, debe ser con el permiso de sus
padres, para que de esta manera se den cuenta donde, con quien y que hacen sus
hijos. De esta manera se evitará que caigan en los peligros de la inmoralidad
sexual (incluyendo la pornografía), las drogas, las pandillas y en casos peores, la
trata de blancas (Efesios 6:4).

Responsabilidad espiritual de los jóvenes

 En la adolescencia y en la juventud, las personas (varones y mujeres) tienen una


mayor responsabilidad ante Dios. Por eso, Él dice que “el intento del corazón del
hombre es malo desde su juventud” (Génesis 8:21). Y precisamente en esta época
de la vida se despiertan las “paciones juveniles”, caracterizadas por la
concupiscencia (malos deseos), el orgullo y la vanidad (2 Timoteo 2:22).

 Pero es también en la juventud donde los varones y las mujeres pueden comenzar a
servir a Dios en labores que de acuerdo a su espiritualidad puedan desempeñar, en
la iglesia local o fuera de ella, bajo la supervisión de sus pastores u otros que estén
a cargo de los jóvenes. Hermoso ejemplo es el del joven Timoteo, quien era un
gran siervo de Dios, al cual el apóstol Pablo le encomendó varias tareas
relacionadas con la iglesia (1 Timoteo 4:12-14).

 Por eso, para limpiar su camino, el joven debe guardar la Palabra de Dios (Salmo
119:9). Ya que hay hijos de padres cristianos que han tenido un camino donde no
han querido escuchar (u obedecer) la voz de Dios. En cambio, otros han guardado
los mandamientos de Dios desde su juventud (Jeremías 22:21; Mateo 19:20).

84
Responsabilidades cotidianas de los jóvenes

 Además de lo espiritual, los adolescentes y jóvenes deben hacerse cargo de sus


responsabilidades en el hogar donde viven. Ayudando de esta manera a sus padres
en tareas cotidianas y aprendiendo a ser ordenados con sus pertenencias (Levítico
19:3; Lucas 2:51).

 También están las responsabilidades escolares o académicas, para estudiar con


juicio y cumplir con las tareas asignadas. Y en lo referente a un trabajo de medio
tiempo o los fines de semana, lo pueden hacer. De esta manera, aprenderán a ganar
honradamente su propio dinero, a tener sus ahorros y ayudar a sus padres, pues ellos
muchas veces tienen tantos gastos con sus hijos. Es así como aprenderán a llevar su
propio “yugo” desde la juventud (Lamentaciones 3:27).

 De manera especial, tanto jóvenes como jovencitas, deben estar alerta ante los
peligros de la Internet y de las redes sociales. Ahí se encuentran cosas buenas (como
estudios bíblicos, música cristiana e información académica), así como también
podemos contactar amigos cristianos de otros lugares. Sin embargo, también están
cosas perversas como la pornografía, el satanismo, las falsas doctrinas. Y en las
redes sociales se puede caer en la trampa de los pedófilos, de juegos que inducen al
suicidio y a la trata de blancas. Por eso, los padres deben controlar equipos
(computadores, tablet y teléfonos inteligentes) que usen sus hijos y que representen
un peligro espiritual o físico para ellos (Proverbios 6:20-23).

 A todo esto, se suma la compañía de muchachos y muchachas que no son cristianos,


los cuales, con sus malas actitudes y su vocabulario inmoral o grosero, corrompen
las buenas costumbres de los jóvenes creyentes (1 Corintios 15:33). Está también
la masturbación, la cual sin ser tan grave como la fornicación, es un vicio que
ensucia la conciencia de las personas ante Dios. Para liberarse de esta
concupiscencia es necesario la oración, el ayuno y el estudio de la Palabra de Dios.
Así, la persona llenará su mente y su corazón de las cosas del Espíritu, para no
pensar ni ocuparse en las cosas de la carne (Romanos 8:5-9).

85
La responsabilidad para con los padres

 Darles la honra y obedecer a sus padres debe caracterizar a los hijos cristianos
(Efesios 6:1-3). Porque hay muchos hijos desobedientes con sus padres,
especialmente en estos últimos tiempos (Mateo 21:28-31; 2 Timoteo 3:2). Sobre
los hijos desobedientes caerá el juicio de Dios (Deuteronomio 27:16; Proverbios
19:26; 30:17). También serán castigados por Dios, aquellos hijos groseros y que
insultan (o maldicen) a sus padres (Éxodo 21:17; Proverbios 20:20; Isaías 45:10)
.
 Desde que el hijo o la hija vivan con sus padres, así sean mayores de edad, tienen
que estar sujetos a ellos. Si tienen trabajo, deben ayudarlos con los gastos de la
casa. Un ejemplo digno de mencionar es al Señor Jesús quien en su vida cuidó de
su madre, por eso al estar en la cruz la dejó al cuidado de su amado discípulo
Juan, quien después la recibió como su propia madre (Juan 19:26-27).

 Cuando se casen ya pueden vivir aparte de sus padres, para formar su propio
hogar (Mateo 19:5). Pero los hijos deben seguir teniendo una buena relación con
sus padres y también con sus suegros, visitándolos cuando se es posible, y
pedirles consejo cuando sea necesario (Deuteronomio 32:7). Asimismo, honrarlos
ayudándoles económicamente cuando tengan necesidad, cuidarlos cuando
enfermen, en especial si ya son ancianos (Filipenses 2:22; Proverbios 23:22).

86
Lección 6.

PROBLEMAS EN EL MATRIMONIO

Las “aflicciones de la carne”

 La mayoría de las personas “idealizan” a su pareja durante el noviazgo,


minimizando en ellos los defectos y resaltando sus cualidades. A esto también se
suma que en el noviazgo cada uno se presenta a su pareja como si fuera una persona
distinta, ocultando muchas cosas negativas o malas que hay en su ser (Jeremías
17:9).

 Después, al casarse y estar de luna de miel las cosas parecen maravillosas. Esto
puede durar unos meses. Sim embargo, llega la cotidianidad con su rutina diaria, las
ocupaciones y las responsabilidades del hogar, donde las parejas ya empiezan a
tensionarse. Comienzan a verse los defectos que antes estaban ocultos y a resaltarse
aquellos que por la “ceguera” del enamoramiento no los veía antes la pareja
(Marcos 4:22).

 Por eso, aquellos que piensan que el matrimonio es algo como un “cuento de
hadas”, están muy equivocados. La Biblia de manera realista recomienda al varón a
“beber de su propia cisterna” y alegrarse con la mujer de su juventud, lo cual
también se puede aplicar a la mujer con respecto a su marido (Proverbios 5:15-18).
Pero también se les advierte a los esposos que tendrán “aflicciones de la carne”
propias del matrimonio, pues se trata de dos personas con caracteres diferentes y
con una naturaleza caída (1 Corintios 7:28).

87
Clases de problemas conyugales

 Existe una cantidad innumerable de problemas conyugales, entre los cuales están: la
“inmadurez” de uno o de los dos, por la cual no hay una adecuada responsabilidad
en los asuntos del hogar; la falta de “intereses comunes”, donde uno puede desear
como meta para su hogar cosas que el otro no desea; falta de “comunicación” en la
pareja, ocultándose cosas el uno al otro (Amós 3:3). Todo esto puede parecer trivial,
pero con el tiempo se agravará hasta destruir el matrimonio.

 Otro de los problemas es de tipo sexual, de las relaciones íntimas de los esposos. Es
necesario que los novios antes de casarse reciban consejos relacionados con el tema
por parte de pastores, padres o consejeros cristianos. Que sea una información sería
y adecuada sobre el tema. De esta manera, el esposo no solo podrá disfrutar de la
sexualidad, sino que también buscará la satisfacción de su esposa. Y la esposa
también buscará que su marido se sienta gozoso con ella (Proverbios 5:19).

 Si esto no se resuelve, con el tiempo la mujer se podrá sentir usada por su esposo, el
cual solo busca su satisfacción sexual; y la mujer por su parte se estará negando a su
esposo, el cual sentirá enojo y resentimiento hacia ella. Ante esta actitud, muchos de
manera perversa buscan satisfacción sexual en el adulterio (1 Corintios 7:1-4).

El abuso en el matrimonio

 Un problema grave dentro del matrimonio es el abuso por parte de un cónyuge


sobre el otro. El abuso puede ser verbal, psicológico o físico. Insultos, amenazas y
golpes son parte de estos abusos (Proverbios 12:18). En la mayoría de los casos es
el esposo que abusa de su mujer, aunque también hay casos de esposas groseras y
altaneras que abusan de sus maridos (Proverbios 27:15).

88
 Algunos de estos abusos son causados por el vicio (alcoholismo, drogadicción,
inmoralidad…) de uno de los cónyuges; también están los celos, por los cuales se
llega a prohibir el más mínimo contacto de su pareja con otras personas; el orgullo
y la soberbia de un cónyuge que se considera “superior” a su pareja, humillándola
por esta razón; y el mal carácter (o carácter iracundo), que lo hace ser violento con
su cónyuge (Proverbios 15:18; 21:19).

 Muchos casos de abuso permanecen ocultos aun entre creyentes, los cuales
aparentan cuando están en público o en la iglesia que todo marcha bien (sea por
temor o por los reproches). Sin embargo, y al ser el abuso algo tan grave, es
necesario que los pastores y familiares estén pendientes y actuar ante cualquier
muestra de éste en un matrimonio. Y si se detecta que hay abuso, se debe proteger
a la víctima (si es necesario recurriendo a las autoridades). En el caso de las
mujeres, el abuso también lo pueden sufrir los hijos. Claro está que, no debemos
vencer la violencia con violencia, sino vencer al mal con el bien (Romanos 12:21).

La infidelidad y el adulterio

 La persona casada debe preocuparse de como agradar a su cónyuge (1 Corintios


7:33-34). Pero cuando alguien casado dedica más tiempo, recursos y afectos a una
persona particular por la que siente atracción o agrado, aún si haber contacto físico,
se trata de infidelidad. Por eso, si un hombre mira a una mujer para codiciarla, ya
adultero con ella en su corazón (Mateo 5:28).

 En casos de perversiones donde un casado tenga cópula con un animal, esto no es


adulterio sino fornicación (Levítico 18:23). Pero cuando una persona casada tiene
relaciones sexuales con alguien que no sea su cónyuge, es adulterio (Éxodo 20:14;
Levítico 20:10; Gálatas 5:19).

 El adulterio es un pecado grave al igual que la fornicación (Hebreos 13:4). Por eso,
el que comete adulterio es falto de entendimiento, pues corrompe su alma y su
vergüenza nunca será borrada (Proverbios 6:32-33). Cuanto dolor causa quien haya
adulterado, no solo a su cónyuge sino también a sus hijos y a otros familiares,
quienes sufren las consecuencias de este pecado (Malaquías 2:15-16).

89
La separación

 Cuando hay problemas en los esposos que no se han logrado solucionar, la Biblia
da la opción de la separación. Claro está que, se lo debe hacer como una última
opción, después de haberse agotado todas las demás intenciones de solución.
Tampoco se deben separar por causas triviales, y recordando el mandato del Señor
que los esposos separados deben quedarse solos, ya que ante Dios no se pueden
volver a casar con otra persona. Y si después de estar separados (permaneciendo
solos), pueden reconciliarse, lo cual es una bendición (1 Corintios 7:10-11).

 Ahora bien, nunca un marido debe dejar a su esposa porque ya la mira “vieja”,
apasionándose con mujeres más jóvenes; esto es infidelidad a la mujer de su
juventud (Malaquías 2:13-14). Lo mismo sucede con la esposa que al mirar a su
marido enfermo o sin dinero lo abandona, olvidándose del voto que hizo al casarse
de estar con él en “la pobreza y en la enfermedad” (Job 2:9).

 Sin embargo, en casos graves de abuso donde hay violencia, sí está justificado dejar
a un cónyuge maltratador, en especial si es reincidente en esto y hay peligro de que
hiera (o mate) a su pareja y a sus hijos (Salmo 71:4-5). En el caso de fornicación o
de adulterio, el cónyuge ofendido debe perdonar ante Dios a su pareja por este
pecado; pero si no quiere seguir viviendo con el adultero, no está obligado a
hacerlo y se puede separar (Mateo 19:9).

 El otro caso de separación que la Biblia autoriza es cuando un cónyuge incrédulo


por causa de la nueva fe de su pareja (quien ha conocido al Señor y ahora es
cristiana), decide no vivir más con el (o la) creyente. Claro que esta decisión la
debe tomar el incrédulo y nunca el cristiano; tampoco el cristiano debe tratar de
obligar a una persona así a vivir con él. Pero, si el incrédulo no desea separarse,
deben continuar viviendo juntos (1 Corintios 7:13-16).

El divorcio

 El “divorcio” es la disolución legal de un matrimonio. En el antiguo pacto,


Jehová Dios ordenó a los israelitas que, si alguien quería divorciarse de su
90
esposa, debía darle “carta de divorcio”, después de haberle encontrado a ella algo
indecente (Deuteronomio 24:1). Sin embargo, Jehová aclara que aborrece el
“repudio”, que es un equivalente del divorcio (Malaquías 2:16; Mateo 19:7).

 Cuando estuvo el Señor Jesús en la tierra, los judíos le preguntaron si se podían


divorciar de sus esposas por cualquier causa, a lo que les respondió que solo se
podían divorciar por causa de fornicación. De allí que en algunas iglesias (como
los bautistas), autorizan el divorcio y las nuevas nupcias solo en caso de
adulterio (Mateo 5:31-32; 19:7-9; Marcos 10:11-12).

 Pero ahora el Señor Jesucristo manda a los que están unidos en matrimonio que
la esposa no se separe de su marido, y que, si se separa, quédese sin casar o
reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer. De allí que,
los casados no se pueden divorciar para volvernos a casar (o “recasar”) con otra
persona, pues esto sería adulterio ante Dios (1 Corintios 7:10-11, 39-40).

Las nuevas nupcias o “recasamiento”

 Hacia mediados del Siglo XX, las estadísticas de divorcio eran muy bajas en los
países cristianizados. La Iglesia Católica Romana no divorciaba a quienes casaba; y
entre las iglesias cristianas evangélicas, unas pocas admitían el divorcio, y solo en
caso de adulterio (Mateo 19:9). El resto de las iglesias no admitían el divorcio ni las
nuevas nupcias (“recasamiento”), por ningún motivo.

 Pero ahora las cosas han cambiado. La Iglesia Católica ya concede el divorcio por
algunas razones (adulterio, abandono de la fe…), aunque de manera restringida.
Claro que la mayoría de los católicos se divorcian ante las autoridades
gubernamentales, anulando los efectos civiles del matrimonio, pero no se pueden
volver casar por su iglesia; aunque sí por lo civil.

 En el caso de los evangélicos, en lo relacionado con el divorcio las cosas son


patéticas. Ahora, solo unas pocas iglesias se oponen al divorcio y al recasamiento,
las cuales son tildadas de ser “cerradas”, “fanáticas” o “intolerantes”, por el resto de
las iglesias donde las personas se pueden divorciar por cualquier motivo y volverse
a casar cuantas veces quieran. Incluso, hay ministros y pastores que se han
divorciado y se han vuelto a casar (Lucas 16:18).

91
Qué hacer con los que se han vuelto a casar

 Debemos aclarar que, los que se pueden casar son los solteros; y los que se pueden
volver a casar son las personas viudas. Por eso, en 1 Corintios 7:8, no se incluyen a
los separados ni a los divorciados entre los que se pueden casar.

 Para una iglesia donde se admita el divorcio y se recase, es fácil recibir personas en
estas condiciones. Pero es muy difícil para pastores que se mantienen firmes en
obedecer al Señor, tratar con personas recasadas que llegan a sus iglesias. Puesto
que como pastores o ministros de Jesucristo un día tendremos que dar cuenta al
Señor por esto, es necesario enseñarles a ellos lo que en realidad dice la Palabra de
Dios respecto a este asunto (Marcos 10:10-12; Romanos 7:2-3).

 Después de darles a conocer esto, la decisión queda en manos de ellos, pues están
en adulterio ante Dios y solo la separación los librará de este pecado (Juan 4:17-18).
Muchas excusas se expondrán para no hacerlo, como la que “están muy jóvenes
para quedarse solos” o “tenemos hijos que criar juntos”. Bueno, la decisión debe ser
tomada por ellos, el Señor no obliga a nadie a obedecerlo; pero si lo hacen se
necesita sacrificio (Mateo 10:34-38).

 Otra pregunta que surge es la relacionada con un divorciado que se haya casado con
una soltera. Será que ese matrimonio no es válido y el que era soltero se puede
divorciar y volverse a casar. La situación queda igual, ya que para volverse a casar
tiene que divorciarse. Y, el divorciado no puede regresar con su ex cónyuge, pues
esto no le agrada a Dios (Deuteronomio 24:1-4).

La influencia de padres y de suegros

 Inevitablemente, en muchos casos los padres y los suegros influyen en el hogar de


sus hijos, yernos o nueras. Algunos pueden ser una bendición para ellos, pero otros
son una gran molestia y hasta logran que se separen. Esto es un pecado ante Dios,
pues el varón y la mujer al unirse en matrimonio son una sola carne, donde los
padres o los suegros no tienen que interferir (Génesis 2:24).

92
 La mala influencia de padres, suegros u otros familiares, tiene que ver con tratar de
controlar a un matrimonio. O, ante problemas triviales que se pueden resolver
(como el mal genio o el descuido en las responsabilidades del hogar), ellos influyen
para que los esposos se separen. Hay padres que le dicen a su hija: “deje ese hombre
que no le conviene”; o, a un hijo le dicen: “esa mujer no es para usted, consígase
una mejor”.

 En muchos casos los padres les dicen a sus hijos que las puertas de su casa están
abiertas para que dejen a sus cónyuges y lleguen cuando quieran. También hay
suegros que les amargan la vida a sus yernos o nueras, aburriéndolos para que se
separen de sus hijos (1 Samuel 19:11-17; 2 Samuel 3:13-16).

 Claro está que, cuando nuestros hijos (y en especial una hija) son víctimas de
violencia intrafamiliar, sí debemos intervenir para darles protección, incluyendo a
nietos si los hay. En caso de adulterio comprobado, también podemos recibir en
casa a nuestro hijo o hija, siendo la parte inocente y que no quiera vivir más con su
cónyuge adultero. Pero, si el culpable de la violencia o del adulterio es nuestro hijo
o hija, a quien debemos dar protección o recibir en nuestra casa si lo desea es a
nuestro yerno o nuera (Nahum 1:3).

93
Lección 7.

MUERTE DE UN SER QUERIDO

La enfermedad

 La enfermedad es una dolencia o una afección del cuerpo o de la mente humana. La


enfermedad se originó por causa del pecado de Adán, pues Dios le había dicho que
el día que comiera del fruto prohibido, ciertamente moriría (Génesis 2:17). Así le
llegó la muerte física al ser humano, cuyo cuerpo se va “desgastando” (o
envejeciendo) con el pasar de los años. Pero mientras muere, el ser humano sufre de
muchas enfermedades o dolencias, algunas leves, pero otras son mortales (Génesis
48:1; 2 Corintios 4:16).

 Ante esto, cuando un familiar o un miembro de nuestro hogar padece alguna


enfermedad, incluyendo aquellas que postran en cama a los dolientes, se debe con
mucho cuidado, paciencia y esmero, atenderlos con amor. Teniendo en cuenta que
están así por causa de la enfermedad (Lucas 7:1-10).

 De igual manera, debemos tener cuidado de nuestros familiares ancianos. La Biblia


nos ordena respetarlos y es nuestro deber atenderlos, en especial sí están enfermos
(Levítico 19:32; 1 Timoteo 5:4). Incluso, aquellas viudas que no tienen familiares
los miembros de la iglesia deben atenderlas (1 Timoteo 5:9-10).

94
La muerte de un hijo

 Uno de los sucesos más dolorosos para un ser humano es la muerte de un hijo. Es
tanto el dolor que el padre o la madre sienten al saber que su hijo ha muerto, que
les causa turbación y los embarga una agonía indescriptible (2 Samuel 18:33).

 No importa la edad del hijo fallecido, “una espada de dolor” traspasa el alma de
una madre o de un padre (Lucas 2:34-35). Incluso, es grande el dolor para una
madre cuando sufre un aborto espontáneo o nace su hijo muerto, pues los anhelos y
las ilusiones que tenía con ese hijo ahora se desvanecen (Job 3:11; Salmo 58:8).

Muerte de padres y cónyuges

 Para los hijos la muerte de un padre o de una madre también es dolorosa, sobre todo
si ya tienen conciencia de lo que esto representa. Si son pequeños tendrán
impotencia frente al desamparo por haber quedado huérfanos; y si son mayores, los
extrañaran mucho, haciéndoles también falta (Génesis 50:10-11; Lamentaciones
5:3).

 Lo mismo se puede afirmar de una esposa o de un esposo que sufre la pérdida de su


cónyuge. Sentimientos de soledad y de tristeza, embargan a la persona que ha
quedado viuda (Génesis 23:1-2).

 Para otras personas también es dolorosa la muerte de otros seres queridos como:
hermanos, abuelos, tíos, primos…E, incluso, también se siente mucho la partida de
un hermano en la fe o de un amigo, a quien se amaba. Tenemos el caso del Señor
Jesús quien lloró ante la tumba de Lázaro, su amado amigo (Juan 11:33-36).

95
Duelo y sepelio
 Después de haber muerto un ser querido, viene el tiempo de duelo o luto, donde los
dolientes expresan su dolor y reciben el consuelo de familiares y de amigos. En
algunas culturas el luto puede durar varios días; mientras que, en otras partes, pocos
días (Deuteronomio 34:8; Juan 11:19, 31).

 Y en cuanto al sepelio, se trata de darle sepultura al ser querido (Lucas 23:52-55).


Ahora bien, algunos desearán ser cremados cuando mueran o sus familiares
cremarán el cuerpo de su ser querido. Hay quienes consideran que la cremación de
un cuerpo humano es anticristiana, que afecta su resurrección. Esto no es verdad,
pues los cristianos tenemos tantos hermanos mártires que han sido quemados vivos,
como los que padecieron bajo el emperador Nerón y los fieles que fueron quemados
en las hogueras de la infame inquisición católica (Mateo 10:39).

 Lo que debemos evitar en los sepelios cristianos son las cosas supersticiosas como:
rezarles a los difuntos, encender velas alrededor del féretro, colocar crucifijos u
otros artilugios religiosos. Vestirse de negro el doliente como muestra de dolor,
tampoco es conveniente para los cristianos, pues su ser querido sí murió en el Señor
no está en un lugar de oscuridad sino de luz. Otras cosas como recibir flores o notas
de condolencia, si se pueden hacer. O, si colocar una cruz o una estrella de David (si
es un cristiano de origen judío), encima de la tumba del difunto, ya es cuestión de
conciencia personal (Génesis 35:20).

Cómo consolar a los dolientes

 Si un familiar nuestro o alguien cercano ha fallecido, es conveniente visitar a los


dolientes para llevarles palabras de consuelo o ayudarles con gastos si lo necesitan.
Evitando decir palabras o frases inconvenientes que en lugar de consuelo les traiga
más aflicción. No hay que decirles a los dolientes que “dejen de llorar”, como
tampoco decirle a una madre que ha perdido a un hijo: “tranquila, ya tendrás más
hijos” (Job 16:2; Salmo 69:20).

 Decirle al doliente que “cuanto siento la muerte de tu ser querido”, debe brotar de
un corazón sincero. De lo contrario, podemos decirles que los “acompañamos en
su dolor” o que “oramos por ustedes para que Dios les dé consuelo” (Proverbios

96
25:11). La presencia de un ministro cristiano es importante en un funeral, pues
sabrá consolar a los dolientes por medio de la Palabra de Dios; y si la ocasión lo
requiere, presentará el evangelio a las personas presentes que todavía no conocen
al Señor (2 Timoteo 4:1-2).

 Todas las personas que sufren la pérdida de un ser querido experimentan distintos
sentimientos: tristeza, soledad, amargura, turbación. Otros pueden sentir enojo
contra otros familiares o con los médicos, porque consideran “que no hicieron lo
suficiente para evitar la muerte” de su ser querido. Unos prefieren estar
acompañados, mientras que otros se sumirán en la soledad (Génesis 37:35;
Jeremías 31:15).

El consuelo de parte de Dios para los enlutados

 Algunas personas se pueden agravar emocionalmente y hasta se enferman


físicamente ante la muerte de un ser querido. Por eso, algunos necesitan
tratamiento clínico para ser curados. Sin embargo, los cristianos debemos
refugiarnos en Dios para que nos consuele en estos momentos de dolor.
Incluyendo grandes tragedias donde han muerto cientos de personas, entre los que
se encontraban familiares nuestros y amados hermanos en Cristo, como la
ocurrida en Mocoa Putumayo, el 1 de abril de 2017 (Isaías 51:3; 61:2-3; 66:13).

 No hay que sentir vergüenza llorar ante la partida de seres queridos, pues el Señor
Jesús dijo que son bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán
consolación (Mateo 5:4). Este consuelo viene del Padre de misericordia y Dios de
toda consolación (2 Corintios 1:3). Teniendo como centro la persona de Cristo,
quien nos consuela por medio del Espíritu Santo, quien es nuestro Consolador
(Filipenses 2:1; Juan 14:16). Encontrando la consolación divina en las Escrituras
(Romanos 15:4; 1 Tesalonicenses 4:13-18)

 Cuando nosotros hemos recibido de parte de Dios consolación, podemos consolar


a otras personas cuando estén pasando por momentos difíciles (2 Corintios 1:3-
10). Por eso, es importante enviar mensajes de consuelo y orar por los dolientes.
Recordando también en oración a nuestros hermanos en Cristo quienes padecen
persecución por causa de su bendito nombre, en muchos lugares del mundo
(Hechos 15:30-31; 2 Corintios 1:11).

97
Lección 8.

LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO

Lo que Dios ha establecido

 En el principio, Dios creó los seres humanos en dos géneros o sexos bien definidos:
el varón (masculino) y la mujer (femenino). Aunque los dos son seres humanos,
existen entre ellos diferencias anatómicas (incluyendo los genitales) y emocionales.
Sin embargo, al unirse por el matrimonio el varón y la mujer llegan a ser una sola
carne, teniendo la facultad natural de procrear hijos. De allí que los matrimonios de
varones con mujeres han estado presentes en casi todas las culturas del mundo,
desde tiempos antiguos (Génesis 1:27-28; 2:23-24).

 Asimismo, en casi todas las culturas humanas, los varones y las mujeres se han
diferenciado los unos de las otras, en cosas como el cabello (corto para el varón y
largo para la mujer) y el vestido (1 Corintios 11:14-15; Deuteronomio 22:5).

98
 Por eso, el homosexualismo (gay o lesbiana) y el travestismo (vestirse con ropa del
sexo opuesto) son condenados por Dios en su Palabra, ya que son abominaciones
delante de su presencia (Levítico 18:22; 20:13; Deuteronomio 23:17; Romanos
1:26-27; 1 Corintios 6:9). Quienes practican estas perversiones, tienen que
arrepentirse para ser lavados, santificados y justificados en el nombre del Señor
Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios, de esta manera heredaran el reino de Dios
(1 Corintios 6:11).

Surgimiento de la ideología de género

 La “ideología de género” surgió a finales de los años sesenta del siglo pasado, en
círculos feministas norteamericanos. Nutriéndose con las ideas de personajes
como: Engels, Mead y Reich. Pero el que más ha influenciado es Simone
Beauvoir, con su obra: Le deuxieme sexe, donde proclama que “la mujer no nace,
sino que se hace”, el cual ha sido el lema de esta ideología perversa.

 Ahora bien, para los proponentes de esto no se trata de una ideología (pues
aborrecen este calificativo) sino de una “identidad” o un “enfoque” de género.
Términos acuñados por el psicoanalista Robert Stoller y el psiquiatra John Money.
A pesar que sus tesis han sido abandonadas por los psiquiatras actuales, los
proponentes de la ideología de género hacen alarde de ellos citándolos como
“especialistas científicos”, con una autoridad “incuestionable”.

 La ideología de género ha integrado ahora al movimiento feminista radical (el


feminismo de género), al lobby gay (organización homosexual internacional) y a
las agencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), como veremos
más adelante. También ha contado con el apoyo de teólogos perversos como el
famoso católico Hans Küng, quien ha sido condenado por el Vaticano. Y entre las
ideólogas de género se destacan: Juliet Mitchel, Nancy Chorodow, Jessica
Benjamin, Jane Gallop, Bracha Ettinger, Shosana Felman, Griselda Pollock, Jane
Flax y Sulamith Fireston.

99
El “neomarxismo” y el “feminismo de género”

 Existe una diferencia entre el “feminismo de equidad” el cual buscaba la igualdad


de privilegios y oportunidades de hombres y mujeres, y el “feminismo de género”,
el cual tiene como propósito acabar con la diferencia de los dos sexos (el varón y la
mujer) y establecer cinco géneros: mujer heterosexual, mujer lesbiana, hombre
heterosexual, hombre gay y bisexuales.

 El “feminismo de género” se ha inspirado en la reinterpretación de la lucha de


clases (de pobres contra ricos) del marxismo o comunismo ateo, que es un sistema
político perverso que ha generado tanta violencia, muerte y destrucción en el
mundo, incluyendo a Colombia. Ahora la lucha de clases es entre lo femenino
contra lo masculino.

 Puesto que hay similitud entre el “neomarxismo” y el “feminismo de género”, los


regímenes socialistas como el castrismo de Cuba y el chavismo de Venezuela,
aceptan y defienden la ideología de género. Por eso, en los acuerdos de paz de la
Habana entre el gobierno de Juan Manuel Santos y la guerrilla marxista, se trató de
imponer en Colombia la ideología de género. Esto fue detenido (temporalmente) al
ganar el NO en el plebiscito de 2016.

 Ya en 1884, F. Engels (ideólogo comunista compañero de Karl Marx), afirmaba que


el antagonismo entre el hombre y la mujer es causado principalmente por el
matrimonio monógamo, por eso al desaparecer éste las cosas se solucionarían.
Basándose en esto, Dale OLeary agrega: “los marxistas fracasaron por concentrarse
en soluciones económicas sin atacar directamente la familia, que era la verdadera
causa de la lucha de clases”. Al escuchar esto entendemos que el propósito del
“feminismo de género” es acabar con la familia compuesta por los esposos (varón y
mujer) y los hijos.

La destrucción del matrimonio y la familia


 Para las líderes feministas de género como Shulamith Firestone, el matrimonio
monógamo (de un varón y una mujer) es una institución opresora, diseñada por el
sistema “patriarcal” (de los varones), para esclavizar a la mujer obligándola a la
procreación y cuidado de los hijos. De allí que, se debe luchar por todos los medios

100
para acabar con esta clase de institución (el matrimonio monógamo), dejando un
matrimonio libre, homosexual, sin normas moralistas y de divorcio exprés (rápido y
sin restricciones).

 Asimismo, las feministas de género proponen que las mujeres tomen el control de
la reproducción, donde ellas decidan libremente los métodos anticonceptivos que
usarán, siendo el aborto uno de ellos. Hasta que las mujeres se liberen de tener hijos
de manera natural y de criarlos. Para esto se debe realizar la procreación de manera
artificial (in vitro), dejando a los hijos al cuidado de instituciones que los gobiernos
del mundo implementarán. Según esto, la maternidad que es algo tan maravilloso
para la mujer, debe dejar de existir, pues es considerado por las ideólogas de género
como algo “corrompido” y “esclavizador”.

 Destruyendo el matrimonio del varón con la mujer y acabando con la maternidad,


la humanidad entrará a un “paraíso de género”, donde nadie oprime a nadie. Las
parejas heterosexuales y las homosexuales, vivirán libremente sin ataduras sociales
o normas morales anticuadas. Y los hijos serán procreados de manera artificial,
dejándolos al cuidado de gente profesional para esto. Esto parece un cuento de
ciencia ficción, pero es el objetivo del diablo en estos últimos tiempos para destruir
lo que Dios estableció en su creación (Apocalipsis 12:12).

Las “orientaciones sexuales”

 Según la ideología de género no se debe emplear la palabra sexo para diferenciar a


la mujer del varón, pues esa división debe ser eliminada. Ahora se debe hablar es de
“género”, en el cual se incluyen – además de la heterosexualidad- otras
“orientaciones sexuales”, las cuales son: lesbiana, gay, transexual, bisexual e
intersexual (LGTBI).

 Para los ideólogos de género, la diferencia sexual del varón y la mujer no son
realidades naturales sino “construcciones” sociales o culturales. Esto significa que
es la cultura y la sociedad “patriarcal” (de los varones) la que ha definido esto con el
propósito de que el varón oprima a la mujer; y tampoco se le de libertad a las otras
“orientaciones sexuales” (LGTBI) de casarse y adoptar hijos para ser reconocidas
como familias legítimas dentro de la sociedad.

101
 De esta manera –afirman-, “un ser humano no nace varón o mujer, sino que la
cultura patriarcal lo designa como tal en la sociedad”. O, sea, varón o mujer no se
diferencian por su anatomía biológica sino por el “roll” que se les ha asignado. Por
eso, las cosas hay que cambiarlas para que cuando nazca un ser humano no se le
diga que es varón o mujer, sino dejarlo que crezca y vaya decidiendo su
“orientación sexual” (que puede cambiar cuantas veces lo desee). De esta manera, la
persona decidirá si quiere ser varón, mujer o lo más recomendable: lesbiana, gay,
transexual, bisexual o intersexual, para vivir en el futuro paraíso del género que
próximamente se establecerá en el mundo, dominado por Satanás claro está (1 Juan
5:19).

 Logrando esto, en este nuevo mundo que aspiran construir pronto los ideólogos de
género, no habrá nunca más diferencias de sexos (como el masculino y el femenino)
sino distintos “roles” de género, como afirma la ideóloga Judith Butler: “se puede
ser hombre con cuerpo de mujer y ser mujer con cuerpo de hombre”. Si este mundo
se llega a establecer bajo esos ideales, quien lo dirigirá es un gran homosexual que
no hará caso del amor de las mujeres, descrito en la Biblia como el Anticristo
(Daniel 11:37).

El testimonio de la naturaleza

 La ideología de género proclama que “en realidad el ser humano nace sexualmente
neutro y luego es socializado en hombre o mujer”. Esto significa que un varón es
hecho masculino y una mujer femenina porque la sociedad así lo ha dispuesto. Por
lo tanto, esta “aberración” hay que acabarla. Para estos perversos ideólogos la
diferencia sexual del varón y la mujer es una “aberración”, en cambio las tendencias
LGTBI son cosas naturales, y “buenas” (Isaías 5:20, 24).

 A pesar de tanta palabrería de los ideólogos de género (como pasa con los
evolucionistas) el testimonio de la naturaleza les da de frente. Pues encontramos en
la naturaleza que los dos sexos (varón y mujer) en los humanos, así como el macho
y la hembra en la mayoría de los animales superiores, no es algo cultural o social,
sino una realidad de la naturaleza. Sí un ser humano es varón es porque nació con
anatomía y órganos sexuales masculinos; y si alguien es mujer, es porque nació con
anatomía y órganos sexuales femeninos (Génesis 5:2).

102
 Cómo explicamos entonces la diferencia anatómica y sexual del macho y de la
hembra en los animales. ¿Cuál cultura o sociedad los ha constituido como tales?
Ninguna, pues el león macho se diferencia en mucho a la leona hembra, el caballo
de la yegua, el perro de la perra, el gato de la gata y el ratón de la ratona… (Génesis
6:19).

 Ante esto, algunos ideólogos de género ponen como ejemplo el cambio de sexo de
algunos animales (como el pez “payaso”), los cuales se transforman de machos a
hembras. Esto es también una realidad de la naturaleza, pero es un cambio que Dios
diseñó así, donde el pez deja de ser totalmente macho para ser una hembra con la
capacidad de reproducirse. En cambio, en los seres humanos por más que un varón
se opere sus órganos genitales, tome hormonas para que le crezcan sus pechos,
nunca podrá tener órganos sexuales femeninos con la capacidad de reproducirse. Lo
mismo sucede con una mujer que se vista de hombre, tome hormonas para que le
salga barba y haga otros cambios, nunca tendrá órganos sexuales masculinos para
engendrar hijos.

Las “deconstrucciones” de la ideología de género

 En el lenguaje de la ideología de género se habla mucho de la “deconstrucción”,


que es una palabra inventada por ellos para referirse a la destrucción de algo y de
volverlo a construir bajo los ideales que desean. Entre las cosas que serán
“deconstruidas” (destruidas para volverlas a crear) por ellos están: la sociedad
“patriarcal” actual, el matrimonio monógamo, el lenguaje (que diferencia lo
masculino de lo femenino) y la religión actual, en especial el cristianismo.

 En lo referente a la “deconstrucción” de la religión, dicen que se debe acabar con


el cristianismo porque es una religión de odio pues el Dios Padre hace que maten
a su Hijo en una cruz para satisfacer su justicia divina. Además, aseguran, es una
religión machista ya que Dios es varón. Y en cuanto a la Biblia, es un libro
“homofóbico” (que odia el homosexualismo), por lo cual hay que erradicarla
también. ¡Una nueva tormenta de persecución se está levantando contra los
cristianos! (Apocalipsis 12:17).

 La nueva religión que se está gestando para ser pronto implementada en el mundo
se basa en la adoración a una divinidad llamada Sophia (Sabiduría), que es una

103
entidad neutra, pero con rasgos femeninos. Si analizamos en la Biblia este
nombre, encontramos que el querubín Lucifer antes de su caída era “lleno de
sabiduría”. Lo que significa que el dios o diosa que adorarán en el paraíso
mundial del género será el mismo Satanás (Ezequiel 28:12-18).

¡A la conquista del mundo!

 De los círculos feministas y los gais, la ideología de género ha logrado gran


aceptación en los círculos académicos del mundo, en especial de los
norteamericanos. Allí, prestigiosas universidades utilizan como libro de texto para
sus diversos estudios sociales y femeninos, el libro de la ideóloga de género Judith
Butler: Gender Trouble: Feminis and Suversion of Identity (El problema del
Género: el Femenino y la Subversión de la Identidad).

 Ahora bien, muchos pueden pensar que la ideología de género es “otra locura más
del mundo que pronto pasará” o que se trata de ideas de personas que no tienen más
que hacer. No, la realidad es otra. ¡La ideología de género está siendo
implementada en el mundo por Satanás, quien tiene mucho poder! (Apocalipsis
13:2). Para esto la implantó en la organización más grande y poderosa del mundo:
la ONU.

 La ideología de género fue introducida en la Organización de las Naciones Unidas


(ONU) en su IV conferencia sobre la mujer, realizada en septiembre de 1995 en
Pekín China (que por cierto es un país con un gobierno comunista ateo). Ahí, los
promotores de esta ideología lograron que la mayoría de los países la aceptaran,
para que luego se fuera implantando alrededor del mundo. La cosa no es un juego
entonces.

 Por eso ahora, las principales agencias de la ONU como: el Fondo para la
Población, la UNICEF, la UNESCO y la OMS, sus programas y sus actividades
están inspirados en la ideología de género. Incluyendo el programa llamado
“profamilia”, donde se promueve la planificación familiar.

 Logrado esto, por medio de la ONU, la ideología de género inspira las políticas de
población, de la mujer, de la salud y de la educación, en los países que hacen parte

104
de esta organización mundial. Especialmente visible es ahora el esfuerzo de la
ONU por implantar esta ideología perversa en Latinoamérica.

 Aunque se han levantado voces de protesta en contra de la ideología de género en


varios países, ha ganado terreno en la mayoría de ellos, pues en muchos lugares se
ha legalizado el aborto y se ha implantado el matrimonio gay. Sea por presión o por
recibir prebendas de la ONU, muchos gobiernos nacionales como locales en
distintos países, simpatizan y promueven la ideología de género.

 Y quienes nos oponemos a esta ideología perversa y diabólica, somos tildados de


“homofóbicos”. Por eso, numerosas ONG acreditadas ante la ONU, dan este
calificativo a católicos, ortodoxos, cristianos evangélicos, judíos y musulmanes,
quienes hasta el momento resisten esta embestida de Satanás.

¡Ven pronto Señor Jesús!

105
OBRAS CONSULTADAS

 Biblia Hebraica Stuttgartensia, SBU, 1977


 El Textus Receptus, Stephanos, 1550
 Nuevo Testamento Griego, SBU, 1994
 Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado, CLIE, Vila-Scuain, 1985
 Compendio Portavoz de Teología, Portavoz, 2008
 Estudio sobre el libro de Génesis, C.H. Mackintosh, Ediciones Bíblicas,
1995
 Ministros de Jesucristo (2), José M. Martinez, CLIE, 1977
 Las dos naturalezas del creyente, G. Cutting, Ediciones Bíblicas, 2000
 El Bautismo, R. Brockhaus- H. C. Voorhoeve, Ediciones Bíblicas, 1995
 Juventud matrimonio familia a la luz de la Biblia, J. Graf, Ediciones
Bíblicas, 1996
 Métodos anticonceptivos abortivos, Provida, 2017
 La ideología de género. Sus peligros y alcances, Comisión ad hoc de la
mujer, 2017

106
ESTUDIO BIBLICO MINISTERIAL
MODULOS

1. La salvación del ser humano


2. Discipulado cristiano
3. Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo
4. La Santa Biblia
5. La Iglesia de Dios
6. Estudio histórico y dispensacional
7. Estudio profético de la Biblia

107
LITERATURA BIBLICA CRISTIANA

108

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