Los investigadores consideran que el cambio en la mortalidad
podría tener varias explicaciones, entre ellas que el recuento de
casos de la primera oleada de la pandemia de coronavirus en Europa “se subestimara”.
Otros motivos podrían ser que los fallecimientos de la primera ola
afectaron “de forma desproporcionada” a los ancianos y que las infecciones de la segunda tendieron a darse entre personas más jóvenes.
Además, con algunas excepciones, los índices de mortalidad más
bajos se dieron en países “con sistemas sanitarios más socializados y equitativos”.
Para su estudio, el equipo tomó una serie temporal de tasas de
infección por estados, aplicó un enfoque algorítmico para dividirla en oleadas iniciales y posteriores y realizó una optimización y unos cálculos para determinar dos cifras de mortalidad diferentes.
“Nuestro trabajo muestra un fuerte descenso de la mortalidad con
respecto a los casos y las muertes notificadas”, señaló Max Menzies, de la Universidad de Sídney, pero acotó que el problema será siempre saber el verdadero número de casos en la primera ola.
Cuando los investigadores volvieron a realizar su análisis sobre los
casos reales estimados y las muertes estimadas, “esas medidas muestran serias limitaciones”, explicó Peter Radchenko, de la Universidad de Sídney.