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La Inteligencia Emocional y El Estudio D
La Inteligencia Emocional y El Estudio D
Revista Interuniversitaria de
Formación del Profesorado
continuación de la antigua Revista de Escuelas Normales
Número 66 (23,3)
Universidad de Zaragoza
Facultad de Educación
Editor
Páginas web
http://www.aufop.com
-ISSN: 0213-8646
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Número 66 (23,3)
ISSN 0213-8646
Índice
Editorial: Psicología positiva y optimismo pedagógico.................................. 11
Tema monográfico
“El optimismo”
Coordinado por María Pilar Teruel Melero, José Emilio Palomero Pescador
y María Rosario Fernández Domínguez
Number 66 (23,3)
ISSN 0213-8646
Index
Editorial: Positive psychology and pedagogical optimism............................. 11
Monographic Theme
“Optimism”
Coordinated by María Pilar Teruel Melero, José Emilio Palomero Pescador
y María Rosario Fernández Domínguez
On optimism
María Pilar Teruel Melero............................................................................ 217
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EDITORIAL
F
undada por Martin Seligman hace poco más de una década, la psi-
cología positiva centra hoy todos sus esfuerzos en el desarrollo de
líneas de investigación vinculadas con las relaciones positivas, con
los proyectos positivos, con las emociones positivas, con la felicidad,
con el optimismo, con el agradecimiento, con la resiliencia, con el estudio de los
aspectos más valiosos, atractivos y deseables del ser humano, con sus fortalezas
más importantes: la creatividad, la curiosidad, la apertura mental, la pasión por el
aprendizaje, la capacidad para mirar en perspectiva, la autenticidad, el valor, la
persistencia, la vitalidad, la bondad, el amor, la inteligencia social, la justicia, la
equidad, el liderazgo, el trabajo en equipo, la capacidad para perdonar, la modes-
tia, la prudencia, la autorregulación, la gratitud, la religiosidad, la esperanza, el
humor, y la apreciación de la belleza, la excelencia y la destreza en todos los ámbi-
tos de la vida. Y es que los seres humanos somos algo más que problemas, frus-
traciones, complejos, fantasmas, malestar, tragedia, dolor, angustia y sufrimiento,
aunque también seamos todo esto. Además podemos experimentar emociones
hondas, intensas, persistentes y duraderas, capaces de proporcionarnos felicidad y
de promover comportamientos placenteros, heroicos, comprometidos y solidarios.
Muchos pensaron, desde la ya lejana noche del tiempo, que el hombre jamás
podría volar, pero un siglo después de que el primer biplano levantase el vuelo, un
fragmento del mismo reposa en la Luna, en el Mar de la Tranquilidad; y es que,
como decía Neruda, el poeta del amor y del pueblo, se podrán talar las alamedas
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y cortar todas las flores, pero nadie podrá detener las primaveras e impedir que los
campos vuelvan a reverdecer.
Existen las pérdidas, los duelos, las enfermedades, la muerte, las catástrofes,
las desgracias, las guerras, las decepciones, las injusticias o la insatisfacción
del deseo; y nadie puede evitar, por muy optimista que sea, el sufrimiento y las
penas que nos acarrea nuestra propia existencia. Pero la mayor parte de nosotros
estamos capacitados para convertir las crisis en oportunidades, las dificultades
en posibilidades; para afrontar de forma positiva, con optimismo inteligente,
las situaciones adversas, para dotarlas de sentido, para vivirlas más como retos
y desafíos que como amenazas o fracasos irreparables, para enfrentarlas o
esquivarlas, o para reducir su nivel de impacto psicológico.
Por otra parte, las investigaciones sobre el bienestar subjetivo destacan que
la felicidad está profundamente conectada con el establecimiento de vínculos
significativos y profundos con nuestros semejantes, y que, en consecuencia,
tendremos más oportunidades para ser felices y desarrollar una vida en plenitud en
la medida en que nos planteemos objetivos, metas y compromisos compartidos y
solidarios. En realidad, tales investigaciones no hacen más que confirmar algo que
el ser humano conoce desde hace milenios: que la construcción de un mundo feliz
no es una cuestión individual, sino un proyecto social y colectivo.
Todas estas cuestiones, que conforman el eje central sobre el que pivota la
presente monografía, nos ofrecen una excelente oportunidad para tomar postura
a favor de una pedagogía del optimismo y de la esperanza, capaz de generar
importantes avances educativos, sociales y de crecimiento personal. Frente a la
cultura de la queja que propagan los agoreros y catastrofistas de siempre, nosotros
estamos convencidos de que la institución escolar tiene hoy una importante misión
que cumplir: llevar a las aulas el aprendizaje de las fortalezas humanas y del
optimismo inteligente, y poner todo ello al servicio de la construcción de un mundo
más pacífico, más justo, más solidario y mejor para todos.
El Consejo de Redacción
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Monografía:
EL OPTIMISMO
Coordinadores:
María Pilar Teruel Melero
José Emilio Palomero Pescador
María Rosario Fernández Domínguez
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ISSN 0213-8646
PRESENTACIÓN
RESUMEN
Introduction.
The power of optimism
ABSTRACT
This article deals with optimism from a descriptive point of view, focusing on the different views
offered by four interesting essays: Optimism by Hellen Keller (1903), an autobiographical
book in which the author, deaf, blind and dumb, shows her passion for life; “Candide, ou
l’Óptimisme” (1979) an ironic fable in which Voltaire jests at naive optimism; El optimismo
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Palomero Pescador, Teruel Melero y Fernández Domínguez (Coordinadores)
inteligente (1998), an essay in which María Dolores Avia and Carmelo Vázquez seek to
delimit the semantics of the term optimism; and Invitación al optimismo (2004) by Miguel
Ángel Santos Guerra, a hopeful hymn to the power of optimism. Finally, we briefly introduce
the articles in this special issue.
Sorda, ciega y muda, Hellen Keller, con quien resultaba imposible entablar
ningún tipo de comunicación, era considerada por su familia como una desgracia
de la naturaleza, como una niña sin posibilidad alguna de recuperación. Tan sólo
su madre mantenía una leve esperanza, que la llevó a contratar a Ana Sullivan,
una joven maestra especializada en sordomudos, que se empeñó en recuperar un
caso tan desesperado como el suyo. Con rigor, paciencia, optimismo y esperanza,
Ana consiguió finalmente el milagro de romper la burbuja secreta en la que vivía
Hellen, una adolescente encerrada hasta entonces en la fortaleza vacía y solitaria
de su mundo interior, en un recinto de tinieblas y silencio del que terminaría
emergiendo, no sin dolor, una personalidad extraordinaria, brillante, entusiasta y
única.
Hellen Keller, que vivió con Ana Sullivan casi medio siglo, aprendió a leer con
el sistema Braille en diferentes idiomas, se graduó en una prestigiosa universidad
norteamericana con la máxima calificación y terminó siendo una famosa escritora,
oradora y activista, que viajó por Estados Unidos, Europa y África. Por otra parte,
su sordoceguera permitió un desarrollo excepcional de su sentido del olfato (un
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Presentación
poderoso hechicero, como ella lo llamó, un canal sensorial con enormes poderes
mágicos, gracias a su capacidad para evocar todo tipo de emociones y recuerdos),
lo que la convirtió en la nariz más famosa de la historia, capaz de descubrir el oficio
de una persona por su aroma, por su olor. Nada ni nadie pudo con su voluntad
de aprender, ni con su deseo de abrirse al mundo del conocimiento. Fue un
ejemplo de vida, de superación personal, mostrando al mundo entero el poder de
transformación que tienen la fe, la voluntad, el optimismo y la esperanza. Si, como
decía Paulo Freire, el problema no son las dificultades, sino cómo transformar éstas
en posibilidades, la historia de Hellen Keller nos muestra el poder de la educación
en orden a la superación de limitaciones y barreras, la capacidad transformadora
de la pedagogía de la esperanza.
Helen Keller y Ana Sullivan lograron conjurar, juntas, los murmullos de muchos
fantasmas. Decía Hellen que si la felicidad se pudiera medir y palpar, entonces
ella, que no podía ver ni oír, tendría todos los motivos del mundo para sentarse en
una esquina y ponerse a llorar sin parar, pero que a pesar de todas sus privaciones
era profundamente feliz. El optimismo residía en lo más hondo de su corazón y
ella lo eligió como filosofía de vida. Ambas, Hellen y Ana, alumna y maestra, son,
por otra parte, una auténtica referencia para los profesores y estudiantes de hoy, y
para todas aquellas personas que confían en el poder del optimismo a la hora de
afrontar la adversidad y sobreponerse a ella.
2. Candide, ou l’Optimisme
Se piensa que fue François-Marie Arouet (Voltaire) el primero en utilizar el
término optimismo, allá en 1759, cuando escribió su célebre cuento “Candide,
ou l’Optimisme”, en el que se burla, página a página, de las ideas del filósofo
alemán Wilhelm Leibniz, quien sostenía que “el mundo en el que vivimos es el
mejor de los mundos posibles”. Y, sin lugar a dudas, fue Voltaire (filósofo, escritor,
símbolo de la Ilustración y una de las figuras clave del siglo XVIII), quien realmente
popularizó el término optimismo, que viene del latín “optimum” (lo mejor). Sin
embargo, esta palabra ya había sido utilizada por otros autores con anterioridad,
siempre en el mismo tono burlón de “Cándido o el Optimismo”, una de las obras
más controvertidas de aquella época, que fue publicada bajo el seudónimo de
“Monsieur le docteur Ralph”, y de cuya autoría Voltaire jamás se responsabilizó
abiertamente. Antes de que él lo emplease en “Candide” (1759), el término
optimismo fue utilizado, entre otros, por los jesuitas franceses en 1737 (optimisme),
por el británico William Warburton en 1743 (optimism), o por los alemanes
Ephraim Lessing y Moses Mendelssohnen en 1755 (optimismus), siendo incluido
por primera vez en el Diccionario de la Academia Francesa en 1762.
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Palomero Pescador, Teruel Melero y Fernández Domínguez (Coordinadores)
En este sentido, Voltaire, que maneja con ironía y habilidad los diálogos de los
diferentes protagonistas de su relato, nos trasmite una visión pesimista del mundo
y de la vida: frente a las ideas de equilibrio perfecto y armonía universal que
defiende Pangloss (Leibniz), la realidad es que vivimos en un mundo hostil, en el
que nos acechan todo tipo de desdichas y calamidades, por lo que el optimismo
sin más resulta ser algo tan ingenuo como absurdo: “todo está bien cuando en
realidad todo está mal”. Sin embargo, el pesimismo de Voltaire, que se mostró
bastante más optimista en “Le mondain”, escrito en 1736 (un himno a la vida y los
placeres), no quita para que en “Candide” defienda al mismo tiempo que “Il faut
cultiver notre jardin”, porque si nos ocupamos de cuidar aquello que nos rodea de
forma más íntima podremos conseguir que nuestra vida sea más próspera, feliz y
productiva.
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Presentación
3. El optimismo inteligente
En 1998, inmediatamente antes de que Seligman y otros psicólogos americanos
fundasen la Psicología Positiva, María Dolores Avia y Carmelo Vázquez publicaban
un ensayo titulado Optimismo inteligente. Psicología de las emociones positivas.
Con él se pretendía, tal como destaca Avia dentro de esta monografía, “acotar el
espacio semántico del término optimismo, y tratar de eliminar todas las visiones
melioristas, ingenuas, biempensantes y casi siempre vacías, con que suele
adornarse. Intentábamos rechazar desde el inicio una crítica que anticipábamos, la
que considera al optimista como un ser iluso”.
El optimismo inteligente, que es el que nos interesa aquí, es el eje central sobre
el que pivota el conjunto de artículos que componen la presente monografía.
Frente al optimismo ingenuo de “Candide”, nos cautiva el optimismo de
personajes como Hellen Keller, Víctor E. Frankl, Boris Cyrulnik, André Rochais,
Teresa de Calcuta, Vicente Ferrer, o el de millones de seres humanos anónimos,
que han sabido acometer con decisión y entusiasmo proyectos constructivos; o
afrontar con valentía y esperanza todo tipo de adversidades. Porque, como ya
hemos señalado, “los seres humanos estamos capacitados para convertir las crisis
en oportunidades, las dificultades en posibilidades; para afrontar de forma positiva,
con optimismo inteligente, las situaciones adversas, para dotarlas de sentido, para
vivirlas más como retos y desafíos que como amenazas o fracasos irreparables,
para enfrentarlas o esquivarlas, o para reducir su nivel de impacto psicológico”.
El optimismo, combinado con la pasión, el entusiasmo, la vitalidad, la valentía,
la esperanza, la persistencia y la confianza, es capaz de cambiar nuestras vidas y
hacernos más felices.
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Palomero Pescador, Teruel Melero y Fernández Domínguez (Coordinadores)
4. Optimismo y educación
Una revista como la nuestra, centrada en el mundo de la educación, no puede
desaprovechar la oportunidad que le brinda la presente monografía para tomar
postura a favor del optimismo pedagógico. Dice Miguel Ángel Santos Guerra, en su
“Invitación al optimismo” (Cuadernos de Pedagogía, 2004), que las sementeras de
la educación son inevitables, aunque a veces se produzcan a largo plazo. Millones
de profesionales de la educación han trabajado en las aulas a lo largo de la historia,
iluminando el pensamiento, transmitiendo los saberes, instando a la búsqueda de
nuevos conocimientos, promoviendo el aprendizaje de la convivencia. Por otra
parte, sin optimismo, la tarea educativa perdería su sentido más hondo, porque es
imposible que pueda educar alguien que ha perdido la confianza en sí mismo y en
el ser humano con el que trabaja. Además, los niños y jóvenes tienen una vitalidad
extraordinaria. Hacen proyectos y tienen toda la vida por delante. Trabajar
con ellos es una invitación a la esperanza. ¿Por qué no alejarnos, entonces, del
discurso del dramatismo, la desolación y la impotencia? Somos conscientes de los
problemas que acechan al sistema educativo, pero, justamente por ello, nosotros
proponemos aquí que, frente a la cultura del pesimismo y la queja, llevemos a
las aulas el aprendizaje del optimismo y del resto de las fortalezas humanas, para
poner toda esa riqueza al servicio de la construcción de un mundo más justo,
pacífico y solidario.
5. Estructura de la monografía
No queremos finalizar la presentación de este nuevo número (66, 23.3) de
la Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado, sin hacer una breve
referencia tanto a los autores y autoras que participan en el mismo, como a
los artículos que lo conforman. En ellos se nos muestran diferentes vertientes
del poder del optimismo, cuyos beneficios en numerosos ámbitos de la vida
están hoy avalados por la investigación científica, que cada vez encuentra más
evidencias empíricas al respecto. Todos estos trabajos nos ofrecen, al mismo
tiempo, una excelente oportunidad para tomar postura a favor de una pedagogía
de la esperanza, capaz de generar importantes avances educativos, sociales y de
crecimiento personal.
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Presentación
Por otra parte, los artículos que componen la presente monografía son los
siguientes:
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Palomero Pescador, Teruel Melero y Fernández Domínguez (Coordinadores)
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ISSN 0213-8646
Gonzalo Hervás
Resumen
Abstract
Positive psychology emerged over 10 years ago thanks to Martin Seligman and other well-
known North American psychologists. The main objective of its development was to increase
academics’ and researchers’ interest in an area which had been neglected so far, namely, the
analysis of the positive psychological aspects of human beings. Since then and after the great
effort made to compile previous research, many researchers have analysed aspects such as
resilience, life satisfaction or thanksgiving capacity. This article offers an introduction to the
development of this area, its historical background and a description of the most important
issues being analysed within it.
ISSN 0213-8646
ISSN 0213-8646 •
• Revista
Revista Interuniversitaria
Interuniversitaria de
de Formación
Formación del
del Profesorado,
Profesorado, 66
66 (23,3)
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23-41 23
Gonzalo Hervás
Introducción
Cuando Martin Seligman fue nombrado presidente de la Asociación Americana
de Psicología en el año 1998 y propuso dar un giro en la investigación psicológica
hacia los aspectos más saludables del ser humano, no habría podido imaginar que
sólo diez años más tarde su propuesta se iba a convertir en un movimiento de gran
éxito generalizado por todo el mundo de la Psicología e incluso de otras disciplinas
colindantes.
El rápido crecimiento se debe, sin duda, a la gran necesidad que existía dentro
del área de la Psicología para disponer de conocimientos afinados sobre estos
temas, y también a las circunstancias históricas y sociológicas que demandaban un
análisis más riguroso sobre el bienestar y su promoción y aplicación en diferentes
campos.
Dentro del campo de la psicología, hasta hace muy poco, la situación ha sido
similar. La mayor prioridad ha sido casi siempre la comprensión y el remedio –o al
menos la reducción– del malestar producido por diversos problemas individuales y
sociales: trastornos psicológicos, enfermedades físicas agudas o crónicas, violencia
escolar, prejuicios, racismo, etc. En realidad, ésta era la tarea más urgente, y las
demandas sociales eran muy altas para afrontar dichos problemas. Por tanto,
hasta cierto punto, el intenso desarrollo en esta dirección es totalmente lógico y
adecuado. Pero la falta de un mínimo equilibrio en la investigación y formación
psicológica acerca del otro polo, del polo de la personalidad sana y de los procesos
salutógenos (Antonovsky, 1987), ha desnivelado peligrosamente la balanza.
Y lo ha hecho hasta el punto de que la incapacidad de ciertos psicólogos para
ver aspectos positivos más allá de lo disfuncional o patológico, en muchos casos
hacía pensar que el que debería haber sido tratado de pesimismo crónico era el
psicólogo más que el paciente (Hervás, 2009).
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Psicología positiva: una introducción
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Gonzalo Hervás
todas las nuevas propuestas resultaban ser equívocas o tenían aún más
desventajas.
26 ISSN 0213-8646 • Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 66 (23,3) (2009), 23-41
Psicología positiva: una introducción
Esta área ha estado muy desatendida en el pasado. Mientras que se han estudiado
durante años emociones como el miedo o la ira, apenas tenemos información
sobre el funcionamiento de emociones positivas como el agradecimiento o el
amor. De hecho, tenemos bastantes dificultades incluso para poner nombre a
algunas experiencias positivas. Un ejemplo de ello, y que también ejemplifica el
trabajo reciente de la psicología positiva, lo puso de manifiesto el investigador
americano Haidt (2000), quien ante la inexistencia de una etiqueta específica,
denominó “elevación” a la emoción resultante de ser testigo de un acto admirable
que refleje una cualidad humana positiva en un grado extremo. Haidt sitúa esta
emoción en el extremo opuesto a la emoción de asco, y la investigación reciente
ha mostrado que simplemente evocar dicha emoción aumenta la motivación a la
afiliación y al comportamiento prosocial (Haidt, 2000). Por tanto, el primer paso
en muchos casos será etiquetar y definir adecuadamente la emoción positiva a
estudiar para, a continuación, indagar su funcionamiento y sus consecuencias, ya
sean éstas positivas o negativas, o ambas.
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Gonzalo Hervás
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Psicología positiva: una introducción
1. Sabiduría y conocimiento.
• Creatividad: pensar en formas nuevas y productivas de hacer las cosas.
• Curiosidad: tener interés sobre todas las experiencias que están teniendo lugar.
• Apertura de mente: pensar en las cosas con profundidad y desde todos los ángulos.
• Amor al aprendizaje: buscar el desarrollo de nuevas destrezas, temas y cuerpos de
conocimiento.
• Perspectiva: ser capaz de proporcionar sabios consejos para otros.
2. Coraje.
• Autenticidad: decir la verdad y presentarse a uno mismo de una forma genuina.
• Valor: no amedrentarse ante la amenaza, el desafío, la dificultad o el dolor.
• Persistencia: finalizar lo que uno empieza.
• Vitalidad: acercarse a la vida con excitación y energía.
3. Humanidad.
• Bondad: hacer favores y ayudar a los demás.
• Amor: valorar las relaciones cercanas con los demás.
• Inteligencia social: ser consciente de los motivos y sentimientos de uno mismo y de los demás.
4. Justicia.
• Justicia: tratar a todo el mundo de la misma forma de acuerdo a las nociones de justicia y
equidad.
• Liderazgo: organizar actividades de grupo y conseguir que se lleven a cabo.
• Trabajo en equipo: trabajar bien como miembro de un grupo o equipo.
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5. Contención.
• Capacidad de perdonar: perdonar a aquellos que nos han hecho daño.
• Modestia: dejar que los logros propios hablen por sí mismos.
• Prudencia: ser cuidadoso acerca de las propias decisiones; no hacer o decir cosas de las que
luego uno se podría arrepentir.
• Autorregulación: regular lo que uno siente y hace.
6. Trascendencia.
• Apreciación de la belleza y la excelencia: percibir y apreciar la belleza, la excelencia, o la
destreza en todos los ámbitos de la vida.
• Gratitud: ser consciente y agradecido de las buenas cosas que suceden.
• Esperanza: esperar lo mejor y trabajar para lograrlo.
• Humor: gusto por la risa y la broma; generar sonrisas en los demás.
• Religiosidad: tener creencias coherentes sobre un propósito más alto y un sentido en la vida.
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Psicología positiva: una introducción
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Este modelo, entre otros, sirvió de inspiración para un modelo más reciente y
de gran expansión desarrollado por Carol Ryff (1989). Una de las peculiaridades
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Psicología positiva: una introducción
Hay que destacar que este modelo es de gran utilidad si se usa no sólo como
indicador del desarrollo individual, sino como un marco para evaluar la calidad
de personas, relaciones o contextos. Por ejemplo, una pareja o un matrimonio
serán más satisfactorios si sus miembros son capaces de permitir y promover
mutuamente la satisfacción en las seis áreas de bienestar psicológico. Asimismo,
una organización empresarial o un colegio generarán más bienestar si aportan
los nutrientes necesarios para generar satisfacción en cada una de las áreas de
bienestar propuestas por Ryff.
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Psicología positiva: una introducción
3. Contribución social. Percepción de que uno contribuye con algo valioso para
la sociedad en general.
4. Actualización social. Tener la sensación de que la sociedad es un marco que
crece y se desarrolla permitiendo además el crecimiento y la actualización
personal.
5. Aceptación social. Tener actitudes positivas hacia la gente. Sentir que el
mundo no es un lugar hostil y cruel.
Esta propuesta es interesante porque permite ampliar el foco del bienestar más
allá del individuo y su entorno inmediato. Sabemos que determinados aspectos
macrosociales como el nivel de corrupción de un país o la libertad pueden tener
influencia sobre el bienestar a nivel nacional (Vázquez, 2009); en consecuencia,
para no sesgar la realidad, conviene mantener una perspectiva global de la persona
en la que se tenga en cuenta de forma simultánea tanto procesos internos como
sociales y comunitarios.
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Psicología positiva: una introducción
Hay que aclarar que aunque algunas personas han calificado equivocadamente
que la aparición de la psicología positiva supone un cambio de paradigma, en
realidad no conlleva ningún cambio de ese calado. La psicología positiva parte
del mismo marco, planteamientos y metodología usados por la Psicología de las
últimas décadas. El hecho de que sea un movimiento académico no es un asunto
trivial ya que, como veremos, eso lo diferencia de otros movimientos previos, y lo
diferencia también de los libros de autoayuda y de otros métodos menos rigurosos.
El hecho de que sea científico no hace que sus conclusiones sean más aburridas
o menos aplicables a la vida real, sino que sencillamente se tienen únicamente
en cuenta aquellos enunciados y conclusiones que han sido estudiados –y a ser
posible, replicados– en grupos de personas amplios y que dichas conclusiones
son las más probables en función de los resultados encontrados. Esto excluye las
afirmaciones sin apoyo empírico o las conclusiones basadas en la experiencia
personal de un autor, y permite que las conclusiones sean más precisas, que éstas
no estén sometidas a sesgos personales y que se produzca un avance continuo en
el desarrollo de la disciplina.
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Gonzalo Hervás
Uno de los aspectos que la psicología positiva debe tener en cuenta, como
algunos autores han apuntado, es que, aunque en general las emociones y los
rasgos positivos son adaptativos y tienen muchos efectos beneficiosos, puede
que no sea así en todas las situaciones o para todas las personas. Este es el
caso por ejemplo de la autoestima excesivamente positiva, que tiene en general
consecuencias negativas a nivel interpersonal (Baumeister, Smart y Boden,
1996). Un ejemplo realmente sorprendente es precisamente el caso de los
altamente felices. Una reciente investigación plantea que un grado muy alto de
felicidad puede tener consecuencias no deseables al menos en algunos campos
como el nivel de estudios, los ingresos logrados o la participación política (Oishi,
Diener y Lucas, 2007). Por tanto, parece que lo más positivo no siempre es lo
más adecuado o lo más deseable y, en efecto, la inercia optimista que inevitable
y saludablemente impregna este campo puede reducir el interés por comprobar o
destacar aquellas situaciones o rasgos que aun siendo altamente positivos pueden
dar lugar a resultados desadaptativos.
Conclusiones
La psicología positiva es un movimiento fundado por Martin Seligman con
la colaboración de otros importantes académicos norteamericanos que pretende
devolver al centro de la investigación el estudio del bienestar humano y de las
fortalezas humanas. El esfuerzo que se ha realizado en estos últimos años para
recopilar la investigación previa y darle un sentido ha tenido sus frutos, y en estos
momentos todos los esfuerzos están centrados en desarrollar nuevas líneas de
investigación con temas relacionados con las emociones positivas, las relaciones
positivas, los rasgos positivos, las organizaciones positivas y las intervenciones
positivas.
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Resumen
In this paper we review the main research contributions in the last four decades in the field
of psychological well-being. Well-being has three basic components: 1) positive affect; 2)
negative affect, and 3) cognitive judgments on satisfaction. We present the basic theoretical
models that explain well-being (universal, situational, personality, adaptive and discrepancy
theories) and the different methodologies used for its measurement, covering both its
affective and cognitive components. We also summarise alternative conceptualizations that
take into account the flow and the social aspects related to context. The results of cultural
studies and the psychological interventions designed to improve the levels of well being are
also reviewed.
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El bienestar psicológico: cuatro décadas de progreso
Las conclusiones de las investigaciones realizadas por los autores denotan que
la intensidad con que las personas experimentan el AP afecta el juicio que realizan
sobre su satisfacción. Las personas que experimentan las emociones positivas más
intensamente son aquellas mismas que experimentan el AN más intensamente
también. Si bien es raro que las personas experimenten afecto positivo o negativo
muy intensamente en alta frecuencia (a lo largo del tiempo), ésta es la responsable
de la experiencia del alto o bajo grado de satisfacción experimentado por los
individuos a lo largo de sus vidas. Estos hallazgos reconcilian los resultados de los
investigadores de las emociones por un lado y del bienestar por otro: la experiencia
emocional del bienestar depende del marco temporal utilizado (Diener y
Emmons, 1985). Diener, Colvin, Pavot y Allman (1991) sostienen que la alta
intensidad en la experiencia de los afectos trae un coste psíquico, ya que aquellas
personas que experimentan intensamente AP están condenadas a experimentar
muy negativamente el AN también, es decir, en igual intensidad. Estos estudios
suponen que el mecanismo latente que causa el AN intenso es el mismo que el
del AP.
Por lo tanto, una persona tiene alto bienestar si experimenta satisfacción con
su vida, si frecuentemente su estado anímico es bueno y sólo ocasionalmente
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Teorías universalistas
Este grupo de teorías son también llamadas teorías télicas (Diener, 1984), y
proponen que la satisfacción se alcanza con el logro de ciertos objetivos o cuando
se han satisfecho ciertas necesidades básicas. Dado que las necesidades están
moderadas por el aprendizaje, el ciclo vital y los factores emocionales, solo para
nombrar algunos, el logro del bienestar resultará de alcanzar diferentes objetivos,
para diferentes personas, en diferentes etapas de la vida (Diener y Larsen,
1991). Estas necesidades pueden ser de corte universal, como las propuestas
por Maslow, o pueden estar basadas en las más íntimas necesidades psicológicas
personales, como las planteadas por Murray.
Ryff (1989) critica los estudios clásicos sobre satisfacción diciendo que en
general se ha considerado el bienestar psicológico como la ausencia de malestar o
de trastornos psicológicos, ignorando las teorías sobre la autorrealización, el ciclo
vital, el funcionamiento mental óptimo y el significado vital. La autora plantea
serias dudas sobre la unidimensionalidad del constructo bienestar psicológico,
señalando su multidimensionalidad (Ryff y Keyes, 1995). Clásicamente, el
bienestar psicológico fue identificado con la emocionalidad positiva y la ausencia
de emociones negativas. Una persona se siente feliz o satisfecha con la vida si
experimenta durante más tiempo y en mayor frecuencia, mayor cantidad de
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El bienestar psicológico: cuatro décadas de progreso
Existe una importante cantidad de evidencia empírica que señala que las
prioridades que tienen las personas están en gran medida relacionadas con el
bienestar que experimentan, y estas prioridades están a su vez determinadas
por los objetivos vitales en el corto, mediano y largo plazo. Según algunos
autores, la estructuración de determinados objetivos de vida, por tanto, serían
los responsables del mantenimiento del bienestar en el largo plazo (Emmons,
Cheung, Tehrani, 1998).
Algunos autores piensan que tanto necesidades como objetivos difieren en tanto
tengan cierta significación dentro del proyecto vital de una persona (Chekola,
1975). A su vez, es posible diferenciar entre objetivos en el corto plazo y en el
largo plazo. El logro de objetivos en el corto plazo se estima que tiene diferente
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El éxito de las personas para alcanzar sus metas depende en gran medida de las
estrategias utilizadas y de cómo pueden afrontar los inconvenientes que les plantea
el ambiente. Al mismo tiempo, no todas las estrategias son igualmente útiles para
todas las personas y para todos los ambientes (Cantor, 1994; Cantor et al.,
1987; Norem y Cantor, 1986).
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El bienestar psicológico: cuatro décadas de progreso
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Teorías de la adaptación
Estas teorías consideran que la adaptación es la clave para entender la felicidad
(Myers, 1992). Ante el impacto de eventos altamente estresantes las personas
simplemente se adaptan y vuelven a su nivel de bienestar previo –set point–.
Brickman, Coates y Janoff-Bulman (1978) evaluaron un grupo de personas
que habían ganado importantes sumas de dinero en la lotería; al poco tiempo
del suceso, este grupo experimentó un aumento en su nivel de bienestar, pero
algo más tarde, el nivel de bienestar volvió a su línea de base. En otro estudio,
Allman (1990) verificó que personas confinadas a vivir en sillas de ruedas,
contrariamente a lo que podría suponerse, no registraban un menor nivel de
satisfacción comparadas con su grupo control. En la misma línea se encontraban
los niveles de satisfacción de personas que tenían severas discapacidades motoras
como consecuencia de lesiones medulares (Silver, 1982). El autor verificó que
estas personas, al tiempo de tener el accidente que había ocasionado la lesión,
volvían a estar tan satisfechas con sus vidas como en el período anterior al
suceso. Esta teoría se basa en un modelo automático de la habituación en el cual
los sistemas reaccionan a las desviaciones del nivel de adaptación actual. Estos
procesos automáticos de habituación son adaptativos porque permiten que el
impacto del evento simplemente se diluya. Por lo tanto, las fuentes de recursos
personales permanecen libres para poder hacer frente a los nuevos estímulos
que requieren atención inmediata (Fredick y Loewenstein, 1999). La idea
de que las personas son relativamente estables en su bienestar y que éste no es
demasiado sensible a las circunstancias cambiantes del entorno –especialmente las
desfavorables– resulta altamente atractiva. Asimismo estaría explicando las pocas
diferencias existentes en el bienestar percibido de personas con muchos recursos
personales y de otras con problemas severos. La evidencia empírica de que las
condiciones externas no explican el bienestar da considerable soporte a esta teoría.
Tanto el ganar más dinero, el atractivo físico o las condiciones objetivas de salud
explican alrededor de un 15% en la variación del bienestar (Diener, Lucas y
Scollon, 2006).
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a- Aquello que las personas tienen y el objetivo que quieren lograr (teoría del
objetivo-logro).
b- Aquello que las personas tienen y su ideal a lograr (teoría del ideal-realidad).
c- Aquello que se tiene en el momento y lo mejor que se obtuvo del pasado
(teoría de la mejor comparación previa).
d- Aquello que uno obtiene y lo que otro grupo social significativo tiene (teoría
de la comparación social).
e- Adaptación entre medio y sujeto (teoría de la congruencia).
Dentro de la teoría de las Múltiples Discrepancias el autor toma varias hipótesis
en combinación, basándose en los trabajos de Campbell, Converse y Rodgers
(1976). El bienestar se explica por la comparación que hacen las personas entre
sus estándares personales y el nivel de condiciones actuales. Si el nivel de los
estándares es inferior al nivel de logros, el resultado es la satisfacción. Si el estándar
es alto y el logro es menor, el resultado es la insatisfacción.
Unas de las teorías más clásicas está relación con la comparación social. En
estos modelos se utiliza a las otras personas como estándares (Diener y Fujita,
1995). Si un individuo se siente mejor que los demás, entonces el resultado es
la satisfacción, caso contrario, la infelicidad. Las comparaciones sociales en sí
mismas no producen directamente la satisfacción, sino que las personas eligen
selectivamente con quién compararse (Taylor, Wood y Lichtmen, 1983).
En algunos casos se puede incluso crear imaginariamente alguien con quien
compararse. Lyubomirsky y Ross (1997) encontraron que las personas más
felices tienden a usar comparaciones “hacia abajo” (compararse con alguien
que se encuentra en peor situación), mientras que las personas infelices utilizan
comparaciones en las dos direcciones.
Por otra parte, Wills (1981) formula la teoría de las comparaciones sociales
“hacia abajo”. Esto es, las personas pueden mejorar su satisfacción comparándose
con otras personas menos afortunadas. Según el autor, esta teoría puede ser
puesta en práctica activa o pasivamente. En este último caso, las personas se
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Otros autores trabajaron con el nivel de aspiraciones. Las teorías más modernas
señalan que el proceso de dirigirse hacia el logro de alguna aspiración afecta de
alguna manera el bienestar más que el logro en sí mismo (Carver, Lawrence
y Scheier, 1996; Csikszentmihalyi, 1998). En este caso, personas con altas
aspiraciones y bajos logros pueden mantener alto su nivel de bienestar si sienten
que están haciendo algún progreso hacia el objetivo guía. El logro de objetivos
resulta central como regulador del sistema afectivo. El tener objetivos hacia los
que dirigirse provee un sentido agéntico y otorga estructura y significado a la
vida diaria. Las personas obtienen mayor bienestar si tienen como estándar un
objetivo que sea coherente con sus necesidades y motivaciones (Brunstein,
Schultheiss y Grassman, 1998).
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control sobre este flujo psíquico es lo que nos da serenidad y permite alcanzar la
felicidad. Las tradiciones ancestrales del Yoga y del Zen han diseñado técnicas que
permiten reemplazar estos contenidos mentales mediante el control y la disciplina
mentales. La psicología contemporánea, por su parte, ha diseñado técnicas que
permiten cambiar los contenidos mentales, apaciguar el flujo mental o desmantelar
los pensamientos negativos, interviniendo en las actitudes, los estilos preceptuales
y las atribuciones, entre otras.
El estado de flow tiene que ver con la clásica distinción entre el placer hedónico
y eudaemónico de los griegos. Mientras que el placer hedónico consiste en el
aumento de emociones positivas la mayor parte del tiempo para ser feliz, el placer
eudaemónico consiste en que el logro de la felicidad no se alcanza de primera
mano, sino que exige esfuerzo y trabajo, no solo para conseguirlo, sino para
mantenerlo. La psicología positiva considera que la capacidad de experimentar
flow es una vía regia de acceso a la felicidad (Peterson et al., 2005).
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Los instrumentos para evaluar emociones tanto positivas como negativas son en
general autoinformes con un bajo número de ítems. Se le pregunta al evaluado la
frecuencia o intensidad de alguna emoción en un período de tiempo determinado
(Lucas, Diener y Larsen, 2003).
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Estas técnicas se administran una sola vez y se pregunta a las personas acerca de
cuán favorable evalúan sus vidas de modo general y en áreas específicas (Diener,
Suh, Lucas y Smith, 1999). Este tipo de escalas en términos generales tienen
una buena consistencia interna, estabilidad moderada y son sensibles al cambio en
las condiciones de vida (Eid y Diener, 2004; Headey y Wearing, 1989). Esta
clase de instrumentos tienen un nivel moderado de convergencia con los informes
diarios de estados del ánimo, el reporte de otros informantes y el recuerdo de
eventos positivos y negativos (Sandvick, Diener y Seidiltz, 1993; Seidiltz,
Wyer y Diener, 1997).
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Diener, 2003). En otro caso, algunos investigadores consideran útil evaluar los
rasgos faciales como marcadores de las emociones. Ekman y Friesen (1978)
idearon un método para codificar imágenes de caras basadas en los movimientos
musculares faciales. Este método, si bien lleva mucho tiempo y entrenamiento,
fue utilizado para evaluar las imágenes de caras en los álbumes de estudiantes
(Harker y Keltner, 2001). Finalmente, otro método bastante utilizado para
evaluar las emociones positivas consiste en el recuerdo de eventos placenteros en
un período de tiempo dado. La mayor frecuencia de eventos recordados es un
indicador de afecto positivo (Seidlitz y Diener, 1993).
En la misma línea, Ryff (1989) critica los estudios clásicos sobre satisfacción
diciendo que en general se ha considerado el bienestar psicológico como la
ausencia de malestar o de trastornos psicológicos, ignorando las teorías sobre la
autorrelización, el ciclo vital, el funcionamiento mental óptimo y el significado
vital. La autora plantea serias dudas sobre la unidimensionalidad del constructo
bienestar psicológico, señalando su multidimensionalidad (Ryff y Keyes, 1995).
Clásicamente, el bienestar psicológico fue identificado con la emocionalidad
positiva y la ausencia de emociones negativas. Una persona se siente feliz o
satisfecha con la vida si experimenta durante más tiempo y en mayor frecuencia,
mayor cantidad de afecto positivo. Implícitamente el bienestar está identificado
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A pesar de que los autoinformes son la metodología más utilizada para evaluar
la experiencia subjetiva del bienestar, no están exentos de críticas. El primer
problema de evaluar la satisfacción percibida reside en el carácter subjetivo de la
misma. Solo el evaluado conoce su nivel de satisfacción en el momento en que
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Veenhoven (1995) enfatiza que los criterios externos como medida de validez
correlacionan bajo con los autoinformes, por lo tanto, para solucionar el problema
de la validez de la medida recomienda la utilización de diferentes medidas del
mismo constructo, y en sus trabajos cita los avances realizados con el uso de
tecnologías multirasgo-multimétodo.
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Uno de los programas pioneros para elevar la felicidad de las personas fue el
de Fordyce (1977, 1983), quien utilizó una metodología muy cuidada para valorar
la efectividad de las intervenciones diseñadas. Su programa consistía en catorce
actividades entre las que se contaba el empleo en actividades sociales, el desarrollo
del pensamiento positivo, el empleo de actividades físicas, la conservación de
relaciones íntimas, entre otras. El programa de Fordyce duraba dos semanas y
demostró ser eficaz para elevar la felicidad medida por un instrumento creado
a tal efecto. Fordyce demostró que la felicidad podía ser modificada mediante
intervenciones específicas y que era necesario el uso de actividades intencionales
sostenidas de los participantes para elevar dicho nivel.
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grupos experimentales a los que se les instruyeron las tareas obtenían ganancias
significativas en los niveles de bienestar psicológico.
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Comentarios finales
La ciencia del bienestar, como algunos autores contemporáneos la llaman, es
una disciplina joven, que cuenta con solo cuatro décadas de existencia (Vázquez,
Sánchez y Hervás, 2008). En estos años obtuvimos una firme evidencia de
aquello que hace feliz a las personas, ya que una gran parte de las investigaciones
sobre el bienestar estuvo centrada en el estudio de las diferencias individuales.
Sin embargo, en las investigaciones más recientes, se planteó que el bienestar no
es un mero resultado de otras variables psicológicas, sino que es un importante
predictor de la salud física, de la longevidad, de las relaciones interpersonales y del
funcionamiento psicológico óptimo de las personas (Diener y Biswas-Diener,
2008). Si bien mucho se ha hecho, especialmente en la medición del bienestar,
se nota la ausencia de teorías psicológicas comprensivas que puedan explicar por
qué las personas están felices. Las intervenciones psicológicas, muchas de ellas
en su fase exploratoria, dan cuenta de que el bienestar se puede modificar y que
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Resumen
Correspondencia En este trabajo se presentan algunos aspectos que han
generado discusión en los años que van desde la publicación
María Dolores Avia Aranda
en 1998 del manual de Avia y Vázquez. En primer lugar, se
Facultad de Psicología, enumeran diez puntos de aquella propuesta que no han
Universidad Complutense, sido bien entendidos, y se argumentan las razones por las
Campus de Somosaguas, 28223
cuales merecen ser discutidos. Se señalan después algunas
Madrid (España)
ideas sobre la conducta humana que, sin ser correctas
Tel.: 34-1-34-2831 ni estar basadas en datos objetivos, siguen siendo muy
Fax: 1-34-3189 frecuentes entre profesionales de la psicología y parecen
estar firmemente arraigadas. Finalmente se apuntan algunas
E-mail: mariavia@psi.ucm.es
áreas futuras a las que la psicología positiva debe prestar
Recibido: 20/04/2009 atención.
Aceptado: 15/07/2009
Palabras clave: Optimismo, Realismo, Psicología
positiva, Fortalezas, Bienestar subjetivo, Felicidad.
Abstract
In the present paper we present several aspects that have been frequently discussed since
Avia and Vázquez’s 1998 handbook. First, we list ten points that have been frequently
misunderstood and we indicate the reasons why they should be clarified. We then highlight
several ideas, which, despite being neither true nor based on empirical grounds, are strongly
maintained by professional psychologists and seem to be resistant to change. Finally we
suggest several areas to which positive psychology should pay attention in the future.
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María Dolores Avia Aranda
Introducción
Hace algunos años, cuando no se había producido aún el movimiento casi
mediático de la Psicología positiva, con sus seguidores entusiastas y sus acérrimos
detractores, Carmelo Vázquez y yo escribimos un ensayo breve al que, tras algunas
vacilaciones por mi parte, acabamos llamando Optimismo inteligente. Para nuestra
sorpresa, pocos años más tarde nos hemos encontrado a menudo con personas
que nos hablan del “área” del Optimismo inteligente como si fuera un fenómeno o
un síndrome de la APA mundialmente reconocido o, en términos más acordes con
la Psicología positiva, una fortaleza humana sobre la que existe amplio consenso.
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Nueva mirada al Optimismo inteligente
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Nueva mirada al Optimismo inteligente
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María Dolores Avia Aranda
humor o la trascendencia, por mencionar sólo aquellas en las que la autora más
se ha interesado, han entrado a formar parte legítima de las preocupaciones de
los psicólogos tanto como la debilidad, el miedo, la tristeza, la ira, la cobardía o
la humillación (Peterson y Seligman, 2004). Naturalmente no sabemos lo
mismo de unas que de otras, y aciertan quienes consideran que los logros de los
planteamientos positivos son mucho menores que los de los estudiosos de las
“emociones tristes” a que se refería Spinoza. Hay muchos más interrogantes que
certezas en la incipiente investigación al respecto, y nadie debe quedar satisfecho
por lo que no es sino un camino que empieza. Sin embargo, para quienes, como
yo, se interesan por la personalidad humana, se abre un panorama nuevo con
estas aportaciones que puede ayudarnos a salir de una situación que dura ya
demasiado tiempo y ha reducido los rasgos en que se organiza la conducta a
unas pocas dimensiones que no acaban de ofrecer información sobre la compleja
y rica estructura personal (McAdams, 1993). Recientemente, en una jornada
con profesionales de la Asociación Española contra el Cáncer (Avia, 2008) he
recordado que a menudo enfermos graves experimentan una serie de emociones,
sentimientos y procesos positivos que solemos descuidar, aunque son compatibles
con la experiencia de cáncer (y a veces sólo se consiguen tras la experiencia de
cáncer): plenitud, aceptación de la experiencia, contento con la propia suerte
a pesar de todo, compromiso con el entorno, esperanza, humor, espiritualidad
(dimensión no material de la vida), capacidad de perdonar, agradecimiento,
amabilidad, apreciación de la excelencia y belleza de la ayuda recibida y de la
propia vida, coraje, vitalidad, más perspectiva sobre las cosas, perseverancia…
Tomando las sugerencias del trabajo de C. Ryff (Ryff y Singer, 2000), en
muchas de estas situaciones se pueden experimentar sensaciones de control o
de indefensión, se pueden perfilar los propios objetivos vitales o, por el contrario,
percibirse sin dirección ni rumbo, experimentar un auténtico crecimiento personal
o depresión, conservar o no la autonomía, aceptar o rechazar los propios defectos,
incluidos los que afectan al estado físico, y mejorar o interrumpir las relaciones con
los demás.
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Nueva mirada al Optimismo inteligente
la impresión que me hizo oírle decir que como psicólogo clínico estaba muy
preocupado por el asunto de la adhesión a los tratamientos y por la dificultad de
conseguir que algunas personas, precisamente las más necesitadas, se acercasen
al despacho del psicólogo en busca de ayuda. Rappaport pensó que, lejos de estar
esperando a que llegasen a buscarnos, éramos nosotros los que, pidiendo consejo
y buscando apoyo en los psicólogos sociales, debíamos acercarnos a los guettos
y barrios más deprimidos para sorprender en el medio natural las dificultades
que, una vez que hubiéramos sido aceptados, teníamos que prestarnos a tratar
de resolver. Mientras existan estos entornos, decía, el psicólogo individual nunca
podrá lograr sus objetivos.
Algo así me parece que ocurre ahora tras los intentos, hasta cierto punto forzados,
de buscar la felicidad y el bienestar desde un punto de vista exclusivamente
individual. No basta que recalquemos uno de los resultados más sólidos y sugerentes
de la investigación, que señala que es la existencia de relaciones significativas y
profundas con nuestros semejantes, y la sensación de estar acercándonos a
nuestro plan de vida, más que el simple hedonismo, lo que nos aproxima a ello;
se trata, más bien, de comprender que como individuos únicos tenemos muchas
menos posibilidades de vivir una vida plena que si el medio ambiente que nos
la condiciona tratase de inducirla en todos los ciudadanos. El medio escolar y
laboral y las instituciones públicas, tienen una importante misión que cumplir para
enseñar, potenciar, consolidar y mantener el optimismo y las fortalezas humanas,
como han señalado acertadamente los autores especializados (Peterson y
Seligman, 2004). Mientras haya oposición entre los objetivos personales y los
de la institución o grupo, los resultados van a ser mucho más pobres que cuando
exista un objetivo común en el que todos colaboren. Además de la autoestima
personal, existe una autoestima grupal, y las sociedades necesitan, tanto como
los individuos, proyectos que comprometan a todos en objetivos compartidos.
En momentos históricos en los que todo un país se implica, a veces para hacer
frente a una desgracia, crece el sentimiento de pertenencia a algo que merece un
esfuerzo y que va más allá de uno mismo. Puede ser un juego, una competición,
una fiesta, un homenaje o la participación en algo difícil como un rescate, una
búsqueda o una reconstrucción; cuando se producen, las personas señalan más
satisfacción, orgullo y energía que cuando trabajan sólo en su propio beneficio.
Desgraciadamente, la sociedad occidental promueve pocas ocasiones así, y en
cambio refuerza e hipertrofia el ego autosatisfecho.
El problema de la vejez
La vejez, que en sí misma no es un problema, sino una etapa de la vida,
se convierte en problema cuando deja de tener un lugar y una función en la
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sociedad. Ante la visión imperante de los humanos como jóvenes, sanos, atractivos
y autosuficientes, las personas mayores, que suelen estar delicadas o enfermas,
ser dependientes en mayor o menor medida y mostrar dificultades de todo tipo,
se convierten en seres a los que uno debe evitar en la medida de lo posible.
Preferimos no pensar en la vejez, mientras esperamos fervientemente poder llegar
a ella en buenas condiciones. Sin embargo, ese estado por el que, si todo va bien,
tendremos que pasar, depende en gran medida de nuestra actitud actual, y el
trato que la sociedad dé a sus mayores cuando nosotros lo seamos lo construimos
entre todos nosotros cuando somos jóvenes. Los que han trabajado en el ámbito
de la gerontología (por ejemplo, Costa y McCrae, 2005) han advertido de los
prejuicios e ideas erróneas que a menudo se tienen sobre los ancianos. “¿Cómo
creen que van a ser ustedes de viejos?”, nos preguntan, y su respuesta es “Igual
que ahora, pero con más años”. Lo que eso significa es que todos los esfuerzos que
se hacen por ofrecer confort y calidad a las personas jóvenes y maduras mediante
programas de vacaciones, hoteles, participación en actos y eventos, etc, hay que
hacerlos también con los ancianos. No basta con que estén atendidos, cuidados y
bien alimentados: es necesario atender a todo lo que no es material, reconocerles
su derecho a ser diferentes unos de otros como siempre lo han sido, mantener sus
preferencias y opiniones, permitirles ejercer el control que su estado les permita, y
tratarles con todo el cariño y el respeto que necesitamos y exigimos cuando somos
más jóvenes. Para la psicología positiva hay un extenso campo de acción en todo
lo relacionado con la vejez, una etapa de la vida que puede ser muy reforzante,
positiva y satisfactoria, y en la que la colaboración del medio ambiente es esencial.
Las personas ancianas con más emociones positivas se recuperan mucho antes y
mejor de problemas de salud y tienen más autonomía que las que las experimentan
menos (Ostir et al., 2000), y estudios longitudinales de cinco años de duración
muestran que la curiosidad y el interés por las cosas predice la supervivencia en
personas institucionalizadas (Swann y Carmelli, 1996).
La depresión y el individualismo
No solamente no hay mucha relación entre bienes materiales y satisfacción
subjetiva o felicidad, sino que las sociedades más desarrolladas, con un PIB más
alto y en las que el nivel de vida de sus miembros es mejor, están presenciando
un incremento alarmante de la depresión entre los jóvenes, así como en el inicio
de ésta en etapas más tempranas. Hay diversas explicaciones de este hecho, pero
seguramente el más aceptado es que estas sociedades altamente individualistas
han sustituido la trama social que siempre ha servido de sustento y apoyo al
individuo, con sus costumbres, ritos, leyendas y ceremonias, por el incremento de
un hedonismo basado en el consumo material y la tendencia a conseguir de forma
rápida y fácil todos los deseos. Aunque para las personas que suelen pensar siempre
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Nueva mirada al Optimismo inteligente
Conclusiones
Frente a la crítica que ve en los movimientos positivos un riesgo de banalización,
la agenda de investigación abierta con esta forma de mirar a las personas amplía
la tarea del psicólogo y enriquece la visión del ser humano y, consiguientemente,
la forma de hacer terapia. La psicología positiva y la reivindicación del optimismo
se han convertido, mal que nos pese a muchos, en una moda más, que conlleva
a veces el descubrimiento de lo obvio, y una cantinela de recomendaciones
y pseudoterapias que no conducen a nada. Todo movimiento que, en vez de
promover debate y estimular discusiones que generen investigaciones rigurosas y
precisas, suscite enconados rechazos o fuerte admiración, acaba teniendo efectos
indeseables pero, como en muchos otros casos, ninguna de esas reacciones es
imputable al propio movimiento, que se esfuerza, como toda corriente científica,
en fundamentar sus propuestas en resultados de investigaciones empíricas
contrastadas y replicadas. El que esa empresa se realice depende de todos los
psicólogos.
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ISSN 0213-8646
Pablo Fernández-Berrocal
Natalio Extremera
Resumen
1. Este artículo fue realizado en parte gracias a la ayuda SEJ2007-60217 del Ministerio de
Educación y Ciencia.
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Pablo Fernández-Berrocal y Natalio Extremera
Abstract
Since Salovey and Mayer (1990) introduced the construct of emotional intelligence in the
literature, several researchers have analysed the potential link of emotional abilities with
individual well-being and subjective happiness. Emotional intelligence –defined as the ability
to perceive, understand, process and regulate one’s and others’ emotions– is seen as a critical
skill that would help adolescents to guide their thoughts and reflect on emotions in ways that
could raise their levels of well-being. In addition, the conceptual similarities and differences
between the field of positive psychology and the framework of emotional intelligence are
discussed. Recent research findings, obtained using abilities measures (MSCEIT), are also
presented, highlighting the correlates and the consequences of emotional abilities for
positive youth development. In general, results show that emotional intelligence abilities
are related to happiness, social functioning and well-being of children and adolescents.
Further, educational implications are presented and specific guidelines informed by positive
psychology and emotional intelligence offered in the context of a positive and emotional
school-based approach. Finally, the authors underline the importance of developing positive
character strengths and socio-emotional abilities in the educational context.
¿Qué es la felicidad?
El intento de responder a esta pregunta puede parecer pretencioso y es natural
que el lector lo piense, porque incluso al que formula la pregunta le tiembla la
mano mientras lo escribe. Desde el inicio de la civilización hasta nuestros más
ilustres filósofos y pensadores se han propuesto cientos de respuestas que no han
podido cerrar ni el debate ni la reflexión tanto personal como colectiva sobre esta
cuestión.
Por otra parte, algunos autores consideran que la felicidad es un constructo tan
escurridizo que su estudio siempre quedará vetado para la ciencia. Si observamos
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La Inteligencia Emocional y el estudio de la felicidad
Curiosamente, con esta definición nadie podría definirse como una persona
feliz y sólo podríamos describir nuestra felicidad en términos retrospectivos (“fui
feliz en la primavera del ’98”) o presentes (“estoy feliz ahora” u “hoy soy feliz”).
Los investigadores sobre Psicología Positiva han consensuado que para una
definición operativa del concepto de felicidad necesitamos de tres componentes
claves (Diener, Suh, Lucas y Smith, 1999):
Pero, ¿sirve para algo ser feliz? Diferentes revisiones empíricas sobre el tema
han mostrado que las personas felices son más sanas física y psicológicamente,
afrontan mejor el estrés e, incluso, viven más tiempo. En el ámbito social, las
personas felices tienen más amigos, están más satisfechos con sus relaciones
sociales, son más cooperativos y están dispuestos a ayudar a otras personas, y
además tienen menos probabilidades de divorciarse2.
2. Para una revisión, ver Lyubomirsky, King y Diener (2005); y, en especial, García
Fernández-Abascal (2009); y Vazquez y Hervás, 2009).
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La Inteligencia Emocional y el estudio de la felicidad
Por otro lado, el modelo de habilidad es una visión más restringida defendida
por Salovey y Mayer, que conciben la IE como una inteligencia genuina basada
en el uso adaptativo de las emociones y su aplicación a nuestro pensamiento.
Para ellos, las emociones ayudan a resolver problemas y facilitan la adaptación
al medio. Esta visión funcionalista de las emociones recuerda las definiciones
clásicas de inteligencia que remarcan la habilidad de adaptación a un ambiente
en continuo cambio (Sternberg y Kaufman, 1998). Partiendo de esta
definición, la IE se considera una habilidad centrada en el procesamiento de la
información emocional que unifica las emociones y el razonamiento, permitiendo
utilizar nuestras emociones para facilitar un razonamiento más efectivo y pensar
de forma más inteligente sobre nuestra vida emocional (Mayer y Salovey,
1997). Asimismo, se considera un sistema inteligente y como tal debe formar
parte de otras inteligencias tradicionales y bien establecidas, especialmente con
la inteligencia verbal, por su vínculo con la expresión y comprensión de los
sentimientos (Mayer, Caruso y Salovey, 1999).
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Pablo Fernández-Berrocal y Natalio Extremera
La percepción emocional
En la base de la pirámide se encontraría la percepción emocional. Esta
destreza emocional consiste en la habilidad para identificar y reconocer tanto
los propios sentimientos como los de aquellos que te rodean. Implica prestar
atención y descodificar con precisión las señales emocionales de la expresión
facial, movimientos corporales y tono de voz. Esta habilidad se refiere al grado en
el que los individuos pueden identificar convenientemente sus propias emociones,
así como los estados y sensaciones fisiológicas y cognitivas que éstas conllevan.
Por último, esta habilidad implicaría la facultad para discriminar acertadamente la
honestidad y sinceridad de las emociones expresadas por los demás.
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La Inteligencia Emocional y el estudio de la felicidad
La comprensión emocional
La comprensión emocional implica la habilidad para desglosar el amplio y
complejo repertorio de señales emocionales, etiquetar las emociones y reconocer
en qué categorías se agrupan los sentimientos. Además, implica una actividad
tanto anticipatoria como retrospectiva para conocer las causas generadoras del
estado anímico y las futuras consecuencias de nuestras acciones. Igualmente, la
comprensión emocional supone conocer cómo se combinan los diferentes estados
emocionales dando lugar a las conocidas emociones secundarias (i.e., los celos
pueden considerarse una combinación de admiración y amor hacia alguien junto
con un matiz de ansiedad por miedo a perderla debido a otra persona). Por
otra parte, incluye la habilidad para interpretar el significado de las emociones
complejas, por ejemplo, las generadas durante una situación interpersonal (i.e., el
remordimiento que surge tras un sentimiento de culpa y pena por algo dicho a un
compañero, de lo que te arrepientes ahora). Contiene la destreza para reconocer
las transiciones de unos estados emocionales a otros (i.e., la sorpresa por algo
no esperado y desagradable, el enfado posterior y su expresión, y finalmente, el
sentimiento de culpa debido a esa manifestación de ira desmedida) y la aparición
de sentimientos simultáneos y contradictorios (i.e., sentimientos de amor y odio
sobre una misma persona).
La regulación emocional
La regulación emocional es la habilidad más compleja de la IE. Esta dimensión
incluiría la capacidad para estar abierto a los sentimientos, tanto positivos
como negativos, y reflexionar sobre los mismos para descartar o aprovechar la
información que los acompaña en función de su utilidad. Además, incluye la
habilidad para regular las emociones propias y ajenas, moderando las emociones
negativas e intensificando las positivas. Abarca pues el manejo de nuestro mundo
intrapersonal y también el interpersonal, esto es, la capacidad para regular las
emociones de los demás, poniendo en práctica diversas estrategias de regulación
emocional que modifican tanto nuestros sentimientos como los de los demás. Esta
habilidad alcanzaría los procesos emocionales de mayor complejidad, es decir, la
regulación consciente de las emociones para lograr un crecimiento emocional e
intelectual (Mayer y Salovey, 1997, 5).
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Rama 1: Percepción emocional Identificación de emociones en rostros faciales, fotografías y dibujos abstractos.
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La Inteligencia Emocional y el estudio de la felicidad
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Estos estudios de Trinidad y cols. resaltan que los programas para la prevención
del consumo de tabaco y alcohol en adolescentes ampliarían su eficacia si tuvieran
en cuenta variables como las habilidades emocionales y sociales.
Otras investigaciones como las realizadas por Marc Brackett y cols. (Brackett,
Mayer y Warner, 2004) han analizado la relación entre el MSCEIT y el consumo
de drogas legales e ilegales, pero en este caso con estudiantes universitarios. Los
resultados de su estudio revelan que existe una relación negativa entre la IE y el
consumo de drogas, pero sólo en el caso de los hombres. En este estudio también
se encontró una relación equivalente con comportamientos anormales y conductas
desviadas.
Por ejemplo, Lopes, Salovey y Straus (2003) encontraron conexiones entre una
alta puntuación en el componente de manejo emocional del MSCEIT y relaciones
más positivas en sus interacciones sociales, una mayor percepción de apoyo por
parte de los padres y menos interacciones negativas con los amigos más íntimos.
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La Inteligencia Emocional y el estudio de la felicidad
emocional) percibían sus interacciones con las personas del sexo opuesto como de
mayor calidad y con más éxito (Lopes et al., 2004).
Por último, Lopes y cols. en otra investigación con universitarios pidieron que se
evaluasen en aspectos como “¿Eres sensible a los sentimientos de otras personas?”
y “¿Sabes afrontar tus problemas interpersonales?”. También se les pidió que
nominaran a ocho compañeros en diferentes aspectos relacionados con la calidad
de sus relaciones sociales en cuestiones como “¿Quién es el más sociable?”,
“¿Quién crea conflictos y tensiones?”. Los estudiantes con más IE mostraron una
sensibilidad interpersonal y prosocial mayor y, al mismo tiempo, fueron los mejor
evaluados por sus compañeros en aspectos como sensibilidad interpersonal,
aceptación y amistad recíproca (Lopes et al., 2005).
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La Inteligencia Emocional y el estudio de la felicidad
• Enseñar cómo aplicar las destrezas, competencias y virtudes del alumno tanto
dentro como fuera del aula;
• crear ambientes de aprendizaje afectivos y atractivos para el alumno;
• proporcionar actividades y ejercicios de mejora de sus competencias y
fortalezas adaptados evolutiva y culturalmente;
• tener como efecto indirecto la mejora del rendimiento académico o de la
convivencia escolar, al trabajar las dimensiones cognitivas, afectivas y sociales
del aprendizaje;
• facilitar la generalización de las competencias y virtudes a otros entornos
(e.g., amigos, familia, etc.); e
• incluir evaluaciones sistemáticas y protocolos de mejora y actualización de
los ejercicios.
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Pablo Fernández-Berrocal y Natalio Extremera
Conclusión
Spinoza terminaba su Ética con esta proposición que nosotros hemos escogido
como apertura del artículo: “La felicidad no es un premio que se otorga a la
virtud, sino que es la virtud misma”. Este artículo coincide con esta propuesta
y ha desarrollado la idea de que la gestión inteligente de nuestras emociones y
la felicidad van unidas en muchos asuntos de la vida cotidiana y sus relaciones
e interacciones parecen el mismo camino, a veces de ida y otras de vuelta. No
obstante, y sin pretender quitarle fuerza al argumento de Spinoza, en este texto
también se ha destacado la evidencia empírica que muestran los beneficios
concretos y específicos de ser emocionalmente inteligente en el bienestar
psicológico de los adolescentes.
Por otra parte, como se ha resaltado aquí, aprender a ser feliz no es una tarea
que pueda dejarse sólo y en exclusiva al descubrimiento individual. La Psicología
Positiva ha sido inspiradora en este punto y ha insistido que necesitamos construir
espacios educativos que hagan crecer las fortalezas individuales del alumnado
para su crecimiento personal y social. Pero para ello la escuela no puede funcionar
como un oasis emocional en un entorno cerrado al cambio, sino como un centro
dinamizador que trascienda su contexto y se extienda a la familia y a la sociedad.
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La Inteligencia Emocional y el estudio de la felicidad
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Pedro Hernández-Guanir
Resumen
Abstract
Optimism has been enhanced from the theory of Learned Hopelessness within the so-called
Positive Psychology. It has been a valuable and useful construct in order to relate it to different
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85-108 109
Pedro Hernández-Guanir
psychological variables, and especially to predict better health and lower vulnerability to
diseases. However, its theoretical foundation has not been adequate, as two approaches
have been taken: the dispositional and the atributional. We believe that there are several
types of optimisms, and that each one has a different functional value. For this reason, this
report summarises five studies, to appear in future publications, in which such multiplicity
is shown, both from a situational (contextual) and a transituational perspective (tendency).
Also, the level of adequacy of every type of optimism in relation to different criteria (i.e.
emotional, school and social adjustment, subjective well-being, living together and academic
performance) is shown. Finally, through discriminant analysis, the different mental molds or
cognitive-affective strategies explain what each one of the different types of optimism entails
and contributes.
Keywords: Optimism, Mental molds, Thought patterns, Emotional, school and social
adjustment, Subjective well-being, Living together, Academic performance.
Con todo, esta valoración global del optimismo, a nosotros nos suscita
interrogantes y sospechas, pues creemos que hay varios tipos de optimismo y que
no todos los optimismos tienen las mismas consecuencias, puesto que los hay
eficientes y deficientes. ¿Por qué planteamos esto?
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¿Qué moldes mentales conforman un optimismo inteligente?
satisfacción con la vida. Sin embargo, no ha recibido mucha atención desde una
perspectiva teórica (Chico y Ferrando, 2008).
El optimismo disposicional
Esta teoría considera que el optimismo es una tendencia o enfoque genérico,
habitual y transituacional, por el que las personas, en distinto grado, esperan
resultados positivos de la realidad. Scheier y Carver (1987) lo definen como la
expectativa o creencia estable, generalizada, de que en la vida ocurrirán cosas
positivas. Es una definición que se enmarca en el modelo de autorregulación de
conducta de Carver y Scheier (1981). Así, al pretender alcanzar los objetivos,
surgen dificultades, haciendo que las personas optimistas, con sus expectativas
favorables, incrementen los esfuerzos y las pesimistas, con sus expectativas
desfavorables, los reduzcan e incluso abandonen el intento (Armor y Taylor,
1998; Carver y Scheier, 1998).
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Pedro Hernández-Guanir
El maniqueísmo de la mirada
En el intento de profundizar en las bases y tipos de optimismo, debemos partir
de un análisis sencillo y cotidiano. Así, “bueno/malo” es posiblemente la valoración
y vivencia más básica de los seres humanos, expresada a nivel individual en la
actitud de aceptación y rechazo desde que se es bebé, y expresada a niveles
colectivos a través de las creencias y pautas sociales donde se remarcan fuertemente
los límites del bien y del mal, tales como supersticiones, tabúes, mundo mágico y,
especialmente, mundo religioso, con figuras de espíritus buenos y malos, o como
puede ser Dios y el Demonio, o bien, términos como virtud-pecado, cielo-infierno,
etc. Este maniqueísmo surge de la ambivalencia de la realidad y de la dualidad
básica del ser humano.
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¿Qué moldes mentales conforman un optimismo inteligente?
Otro tanto ocurre con la valoración que se hace del mundo o de la realidad en
general, en su combinación con el “yo mismo” y con el futuro, siguiendo la tríada
de Beck.
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Pedro Hernández-Guanir
Como hemos dicho, y de acuerdo con los planteamientos del Modelo ACE,
hemos pretendido ir más allá de la valoración global del optimismo, para lo cual
realizamos cinco estudios, objetos de diferentes artículos, cuyo informe global y
previo exponemos aquí:
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¿Qué moldes mentales conforman un optimismo inteligente?
En detalle, éstos son los factores extraídos de los 26 ítems usando la rotación
Varimax, convergiendo en 7 iteraciones y explicando el 68,8% de la varianza,
señalando las saturaciones superiores a .40:
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Pedro Hernández-Guanir
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¿Qué moldes mentales conforman un optimismo inteligente?
Factores de
Nº Varianza
Optimismo Descripción
ítems explicada
Transituacional
Soy una persona que, a pesar de los fallos y de
T1. Superador los aspectos negativos, siempre encuentro un 8 21,10%
lado positivo en las contrariedades.
Disfruto mejorando mi trabajo y profundizando
T2. Autorrealizador 6 11,57%
en él.
Generalmente, cuando hago algo, me gusta que
T3. Histriónico 5 8,31%
los demás lo admiren y valoren.
Me autoperfecciono, mejorando en la relación
T4. Autoperfectivo 3 5,41%
con los demás.
Tiendo a sentirme seguro, sin dubitaciones,
T5. Autosuficiente 5 4,70%
miedos, escrúpulos, culpas, indecisiones…
Me considero como un torrente de energía, de
T6. Energético deseos, de impulsos, con gran sentido de la 4 4,56%
libertad.
Vivencio y dramatizo exageradamente lo que
T7. Disfórico ocurre en mi vida. Necesito expresarme y 2 3,14%
desahogarme.
Suelo soñar con un mundo diferente y creo que
T8. Idealizante 2 3,03%
se puede crear un mundo ideal.
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¿Qué moldes mentales conforman un optimismo inteligente?
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¿Qué moldes mentales conforman un optimismo inteligente?
Conclusiones
En definitiva, los optimismos más recomendables se basan en planteamientos
positivos, moderados, con énfasis en el propio potencial y, sobre todo, con
capacidad transformadora y superadora de las dificultades, respaldados en moldes
mentales de evaluación positiva, realista y ponderada, moldes de optimización, de
conexión con la realidad, de operatividad y de encaje emocional. Mientras que
los optimismos menos recomendables se basan en planteamientos y vivencias
exageradas y en planteamientos fantasiosos, cuyos moldes mentales predominantes,
aun siendo optimizadores, se caracterizan por evaluaciones negativas, mágicas y
desproporcionadas, de desconexión de la realidad, de falta de pragmatismo y de
tolerancia a las contrariedades.
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Santos Orejudo
María Pilar Teruel Melero
RESUMEN
ABSTRACT
This paper analyses some of the aspects on the development of optimism during compulsory
schooling, the point of departure being the socio-personal competences and Positive
Psychology. It is argued that the latter can provide new and important insights into the
understanding of the development of our children's and adolescents' strenghts and that the
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Santos Orejudo y María Pilar Teruel Melero
Introducción
“Nuestros hijos nos dan la oportunidad de transformarnos en los
padres y maestros que siempre quisimos tener”. (L. Hart)
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Una mirada evolutiva al optimismo en la edad escolar
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Santos Orejudo y María Pilar Teruel Melero
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Una mirada evolutiva al optimismo en la edad escolar
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Existen pocos estudios que, por otra parte, pongan de manifiesto las
repercusiones que pueden tener las creencias generadas en esta etapa sobre la
adaptación de los niños. Se puede destacar el trabajo de Conley et al. (2001)
en el que encuentran, en una sub-muestra de 5-7 años, que el estilo atributivo
pesimista, conjuntamente con los eventos estresantes y la autoestima, predicen los
síntomas depresivos en un margen de tres semanas. Sin embargo, los estudios en
estas edades son escasos. Desde una perspectiva un poco diferente se ha analizado
si el optimismo de los padres puede convertirse en un recurso de afrontamiento
de las dificultades que se derivan de tener hijos con problemas de conducta y con
deficiencias. Se ha encontrado un ligero menor optimismo en los padres con hijos
con discapacidad, pero ante todo, que el optimismo es un importante protector
frente al estrés de tener que cuidar a niños de 4-5 años con estos problemas,
previniendo de la depresión y de los desajustes de pareja (Baker, Blacher y
Olsson, 2005).
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importante destacar que las concepciones personales que los niños tienen en estas
edades tienen importantes efectos sobre las predicciones que van a realizar sobre
el futuro, lo cual puede influir en su conducta. Así, como ya hemos comentado,
los niños más pequeños establecen diferencias notables en cuanto al dominio
de conocimiento específico en el que se mueven (Falcón et al., pendiente de
publicación), y también sobre las habilidades mostradas por otros (Heyman,
2008). Así, cuando nos encontramos con eventos del mundo físico o biológico, los
eventos son percibidos como más estables y menos sensibles al cambio (Falcón
et al., pendiente de publicación). Además, estos cambios ligados a áreas de
dominio específico, van acompañados de creencias más realistas que al final de la
etapa de educación primaria se van aproximando a las de los adultos (Orejudo,
Falcón et al., pendiente de publicación).
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atribuciones. Como señalan Cole et al. (2008), no tenemos constancia de que para
un niño signifique lo mismo el concepto de estable o interno que para un adulto.
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El optimismo en la adolescencia
El final de la edad escolar parece que es un momento crítico de cambio, en
el que se van a formar definitivamente muchos de los patrones cognitivos y
comportamentales que tendremos en la vida adulta (Finkelstein et al., 2007).
Desde una perspectiva evolutiva, es el momento de la aparición de algunos
problemas de conducta y de salud, tales como el sobrepeso, el inicio al consumo
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Las relaciones con los padres, conjuntamente con los eventos vitales, se
consideran también factores responsables de los estilos atributivos optimistas y
pesimistas (Alloy et al., 2001; Garber y Flynn, 2001). Así, por un lado, estas
creencias se activarían ante la presencia de eventos vitales y generarían síntomas
depresivos, pero los eventos vitales por sí mismos podrían estar generando el estilo
atributivo pesimista en las etapas anteriores, como ya hemos señalado (Gibb et
al., 2001).
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competencias para afrontar los mismos cambios. Los datos indirectos parecen ir
más bien en línea con la primera hipótesis, por cuanto el nivel socioeconómico
presente predice el optimismo actual, mientras que el nivel socioeconómico
pasado únicamente se relaciona con el pesimismo (Heinonen, Räikkönen,
Matthews et al., 2006).
Los factores personales también son relevantes. Los éxitos y fracasos son un
factor de promoción del optimismo o de desarrollo del pesimismo (Ek, Remes y
Sovio, 2004; Korkeila et al., 2004), lo que puede hacer que los logros que se
dan en estas edades puedan permitir la modificación y el curso de las creencias
personales al encontrarnos en una época de asentamiento de las mismas. Heinonen
et al. (2005) ponen de manifiesto que la autoestima, relacionada con los éxitos y
fracasos, evaluada en la adolescencia, es capaz de predecir el optimismo a la edad
de 33 años y, sobre todo, cómo aquellas personas que mejoraron su autoestima
en la adolescencia manifestaban un nivel de optimismo similar al de las personas
que tenían ya una autoestima elevada en esta etapa.
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Así mismo, se asume que el optimismo puede interactuar con los estresores y ser
ante este tipo de eventos cuando predice la aparición de consecuencias negativas
(Chang y Sanna, 2003).
Sin duda, el optimismo se asocia en estas edades con otros muchos resultados
favorables y que también van a marcar el desarrollo adulto, por ejemplo, como
factor protector frente al consumo de drogas entre 11-14 años, promoviendo
actitudes y normas contrarias al consumo y una mayor percepción de control
(Carvajal et al., 1999). Del mismo modo, el optimismo predice las redes sociales
que se van a desarrollar al enfrentarse a un nuevo contexto, en este caso el primer
año de acceso a la universidad (Brissette, Carver y Scheier, 2002), o
incluso el sobrepeso evaluado a través del índice de masa corporal en adolescentes
(Pasch et al., 2008).
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presente en nuestro país en los próximos años. Por ello, la promoción del optimismo
y de otras competencias adaptativas resultarán necesarias e imprescindibles.
En los últimos años han aparecido algunas intervenciones que nos merecen
especial atención por estar destinadas a la educación infantil. Así, dos investigadoras
griegas, Zafiropoulou y Thanou (2007), en un novedoso trabajo, han puesto de
manifiesto que es posible, ya desde estas edades, aplicar intervenciones que
desarrollen el optimismo de los niños influyendo en dos áreas, por un lado, en
el sentido de competencia, y por otro, moldeando el estilo atributivo. Es evidente
que los resultados son iniciales y, como ya hemos ido comentando, las expectativas
de los niños que participan en el programa todavía tendrán que recorrer un largo
camino. Efectivamente, dotarles ya de este bagaje es útil, y será la investigación la
que nos irá dando las pistas sobre el mantenimiento de estos logros a largo plazo.
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muestran que una intervención de seis sesiones con padres mejora las expectativas
de niños australianos de educación infantil (Dadds y Roth, 2008).
Consideraciones finales
En nuestro país, hoy en día, el campo de la educación se encuentra en
un momento importante, con aires de renovación desde los primeros niveles
educativos hasta los últimos, con un interés cada vez más decidido en la formación
de competencias y en el desarrollo de personas formadas en todas las áreas de
la vida. En otras palabras, se trataría de desarrollar la habilidad para generar
emociones positivas como uno de los objetivos generales de la educación
emocional.
A este aire de reforma se unen los cambios que afectan a la composición del
alumnado, que, sobre todo en las etapas de educación obligatoria, está marcada
por su diversidad y heterogeneidad. En este contexto, la apuesta de nuestro
sistema educativo es la formación de competencias, que conecta claramente con
los postulados de la Psicología Positiva, que pretende promover y fomentar las
estrategias y fortalezas personales (Roberts et al., 2005). No obstante, pese
al importante avance que en los últimos años ha tenido en una gran cantidad
de campos, todavía sigue pendiente el desarrollo de aplicaciones en las etapas
escolares, y si bien se reconoce el potencial implícito en esta aproximación,
no es menos cierto que es importante tomar algunas medidas para no caer en
trivialidades o en aproximaciones superficiales.
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En este trabajo hemos ido sacando a la luz algunas ideas sobre los cambios
que ocurren en las etapas escolares en el desarrollo del optimismo, aunque no
es menos cierto que aparecen otros temas que son relevantes y que requieren
una mayor investigación. Por ejemplo, las diferencias que aparecen por sexo,
también en estudios españoles (Extremera et al., 2007; Orejudo, Puyuelo
et al., pendiente de publicación). Se detectan en la adolescencia y pondrían
de manifiesto trayectorias evolutivas diferentes, lo que nos obligaría a tener en
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cuenta los distintos factores de socialización de los chicos y de las chicas a la hora
de diseñar intervenciones específicas. En Orejudo, Puyuelo et al. (pendiente de
publicación) se puede comprobar cómo los predictores de optimismo en chicas
y chicos adolescentes son diferentes; en el primer caso, la familia juega un papel
fundamental, mientras que en el segundo nos tenemos que remitir a los iguales.
Es posible que algunos factores que promueven el optimismo, por ejemplo las
relaciones con los padres, sean únicamente relevantes en el caso de las chicas, pero
no de los chicos (Korkeila et al., 2004).
Alguna cuestión más queda abierta. Así, en este trabajo hemos hablado en todo
momento del optimismo como un recurso positivo para el afrontamiento de los
estresores y de adaptación, pero el constructo del optimismo no siempre está ligado
a buenos resultados, y algunas muestras tenemos de ello. Por ejemplo, Conley et al.
(2001) encuentran que en niños de 8-10 años, con baja sintomatología depresiva,
el estilo atributivo optimista se relaciona con síntomas depresivos. En estos casos
se habla de un “sesgo optimista”, que conlleva generar creencias optimistas no
basadas en competencias y capacidades, que incluso pueden ser más resistentes
al cambio. Dicho sesgo optimista se encuentra en otras investigaciones que
relacionan esta percepción de invulnerabilidad de los adolescentes y conductas de
riesgo (Chapin, de las Alas y Coleman, 2005). Por ello, tener presente el
sesgo optimista es también relevante en el campo de la intervención, para el que se
impone generar certezas y recursos adaptativos en los que apoyar las expectativas
optimistas (Chapin y Coleman, 2003; Gillham y Reivich, 2004).
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Resumen
Abstract
The concept of coexistence has a clear positive meaning and is associated to the main
principles of education. However, its analysis is often carried out on the basis of the problems
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Rosario Del Rey, Rosario Ortega e Irene Feria
which affect it rather than on the pillars on which it is sustained, which results in a negative
view which is not always in line with the reality found at schools. In this article, we present
a study aimed at verifying that the quality of coexistence is positive according to students,
teachers and families. In addition, from the standpoint of these groups, we investigate the key
aspects which are considered to define excellent coexistence. Among the results that found,
we can mention that, as expected, school coexistence is perceived, by the above-mentioned
groups involved, as a relational and positive dynamic although it can entail a certain degree
of conflict.
Introducción
La convivencia como elemento nuclear de la calidad de la educación no es un tema
del todo novedoso, aunque en los últimos años haya adquirido una importancia
capital. Ya en el Informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la
Educación para el Siglo XXI, presidida por Jacques Delors, titulado La educación
encierra un tesoro (1996), aparece compendiado en dos de los cuatro pilares de
la Educación que un mundo justo necesita: aprender a vivir juntos y aprender a
ser. Por razones que expondremos en este trabajo, podemos afirmar que aprender
a vivir juntos y sentir que la escuela es un lugar seguro y satisfactorio, se relaciona
con percibir que en la escuela hay una buena convivencia.
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Convivencia escolar: fortaleza de la comunidad educativa y protección ante la conflictividad escolar
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positivo. Los escolares deben aprender a tratar a sus semejantes con respeto y
prudencia y a no permitir que ellos mismos sean tratados con crueldad o dureza.
Evidentemente, por tanto, los problemas, los conflictos y ciertas formas de
violencia pueden aflorar en la convivencia, pero es parte del asunto pedagógico
su tratamiento en positivo. El profesorado debe dominar tanto las claves de este
potente concepto, como los riesgos en los que puede verse envuelto. Las familias
deben estar tranquilas sobre la obligación pública de los gobiernos, en nombre del
Estado, de que las escuelas tendrán un buen clima de convivencia (MEC, 2008a) y
finalmente, los y las escolares deben ser conscientes de que la convivencia escolar
es un valor colectivo que les protege contra la vulnerabilidad personal a la que se
pueden ver expuestos y expuestas. Es decir, que la convivencia más que aprenderla
en la escuela como un aspecto más del curriculum, hay que construirla (Ortega
y Del Rey, 2004a) como base y finalidad de la educación escolar.
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Convivencia escolar: fortaleza de la comunidad educativa y protección ante la conflictividad escolar
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Smith, Ananiadou y Cowie, 2003, entre otros), pero cada uno de ellos centra
su atención en uno o varios aspectos de la convivencia. Seguramente porque la
convivencia son muchas cosas a la vez que están interconectadas y porque la
mejora de ciertos aspectos tiene un efecto positivo en otros.
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Método
Participantes
En este estudio participaron un total de 1.045 personas pertenecientes a ocho
centros que ofertan Educación Secundaria Obligatoria, ubicados en la zona
geográfica del Campo de Gibraltar. En total, 863 estudiantes, 31 docentes y 151
padres y madres. La muestra de estudiantes se distribuye entre un 56,4% de
matriculados en 1º curso de ESO y un 43,6% pertenecientes al 2º curso de ESO.
En el caso del profesorado que realiza la labor docente en este primer ciclo de la
enseñanza secundaria, el 7,4% tiene entre 20 y 30 años, el 44,4% entre los 31 y
los 40 años, el 22,2% entre 41 y 50 años, este mismo porcentaje tiene entre 51 y
60 años; y el 3,7% han cumplido los 60 años (edad media: 43,30 años; dt 10,381).
Respecto a los años de experiencia del profesorado, la media es de 16,04 años (dt
11,453). Por su parte, las familias participantes presentan porcentajes equilibrados
en cuanto al curso de primer ciclo de Educación Secundaria Obligatoria en el
cual se encuentra su hijo o hija matriculado (50% en 1º de ESO y 49,3% en 2º
de ESO, existiendo un 0,7% de progenitores que señalan 3º de ESO). En cuanto
a la edad de las familias, la media es de 40,46 años (dt 4,493). Respecto a la
distribución por sexo, existe mayor participación de las mujeres frente a hombres,
siendo mayor esta diferencia entre los padres y madres, minorándose en la muestra
de profesorado y alumnado progresivamente. En la tabla 1, puede observarse con
detalle la distribución de las tres muestras en función del sexo:
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Instrumento
La recogida de datos se ha realizado con una adaptación del Cuestionario
sobre el Estado Inicial de la Convivencia Escolar-2002 (Ortega y Del Rey, 2007)
en sus tres versiones: estudiantes, docentes y familias, previamente validado en
España y otros países europeos (Gázquez et al., 2005; 2007). Las tres versiones
del instrumento analizan tres dimensiones de la convivencia escolar que son de
interés en el presente estudio: valoración de la Convivencia, la Conflictividad y la
Respuesta a la conflictividad, lo que permite un estudio global de la convivencia
escolar.
Cada una de las tres versiones del instrumento presenta diferencias de formato
para los ítems que componen cada una de las dimensiones a estudiar. En este
sentido, la versión para estudiantes consta de 18 ítems cerrados de escala Likert,
mientras que las versiones de los adultos, profesorado y familias, incluyen además
de seis preguntas cerradas, preguntas abiertas (tres en el caso de los docentes
y cuatro para las familias). La correspondencia entre variables de estudio y las
dimensiones pueden verse en detalle en la tabla 2.
Procedimiento
Siguiendo la estructura de la metodología de encuesta (Moreno, Martínez
y Chacón, 2000), se procedió a la realización de preguntas a los tres colectivos
implicados utilizando para ello las formas que exigían el menor tiempo posible
de recogida de información. En el caso del alumnado, la administración del
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I.4. Participación de las familias I.4. Relación con las familias I.3. Relación con el tutor/a
normas
escolar
I.11 a 18. Implicación violencia I.7. Implicación conflictividad I.10. Implicación conflictividad
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cada ítem con una variable y para la de las preguntas abiertas (muestras de
docentes y familias) se crearon sistemas de categorías2 que serían validados
mediante un sistema interjueces calculando el índice Kappa de Cohen. En la
muestra de docentes, en todos los casos el índice Kappa fue 1, a excepción de
tres categorías por ser las respuestas una constante3. Las categorías relativas a
las familias oscilaron entre un índice Kappa 1 y 0.754, aunque la gran mayoría
superaron el 0.9.
En el caso de los docentes, las variables de origen fueron Cómo te llevas con
tus compañeros y Cómo te llevas con tus alumnos. Variables a partir de las cuales
la nueva variable convivencia tomaba los valores: excelente, buena, buena con
compañeros y deteriorada con alumnos, buena con alumnos y deteriorada con
compañeros; o mala (ver tabla 4).
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Convivencia escolar: fortaleza de la comunidad educativa y protección ante la conflictividad escolar
Resultados
En general, podemos afirmar que la percepción de la convivencia es buena
en los tres colectivos. El alumnado mayoritariamente valora como buenas las
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relaciones con los iguales (76,9%) y en menor medida con los docentes (47,4%),
ya que respecto a este colectivo, el 39,2% del alumnado las tipifica como normales.
Respecto al profesorado, la mayor parte de ellos afirma tener buenas relaciones
con sus compañeros (80,6%), con su alumnado (63,3%) y con las familias de éstos
(69%). Las familias también muestran valoraciones positivas respecto a la calidad
de las relaciones que establecen con los adultos relevantes del centro donde su
hijo o hija está escolarizado. Concretamente, consideran tener buenas relaciones
con el equipo directivo del centro (71,4%) y muy especialmente con el conjunto
del profesorado encargado de la educación de sus hijos (89,4%) y con su tutor
(89,4%).
Estos datos no corresponden exactamente con los deseos que manifiestan los
y las docentes a este respecto, debido a que el profesorado considera que los
padres y madres del alumnado deben participar fundamentalmente: para recoger
las notas de sus hijos (83,3%), en el AMPA (70%), si son llamados (66,7%), si a su
hijo le va mal (61,3%) y en los planes de convivencia (64,5%).
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normas del centro y el 58,2% manifiestan estar de acuerdo con ellas, siendo sólo
el 11,9% quienes consideran que las normas deben ser revisadas.
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En el caso de las familias, casi la mitad de ellas afirman que a sus hijos e hijas
no les afecta ninguna de las situaciones conflictivas del centro (41,5%), y entre las
que sí se ven afectadas, los problemas más comunes son desmotivación de sus
hijos e hijas (17,9%), grupos que no se llevan bien entre ellos (12,3%), falta de
entendimiento docente del alumnado (9,4%), insultos entre el alumnado (7,5%),
alumnos/as no integrados/as (7,5), peleas entre estudiantes (6,6%), profesores/as
despreocupados (6,6%), malas palabras en clase (2,8%), enfrentamientos (1,9%)
e incumplimiento de las normas (0,9%).
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.000). Así mismo, manifiestan utilizar la paciencia (χ2 [4, n = 844] = 16.652, p =
.002) para abordar los conflictos y no se han visto implicados en situaciones de
violencia ni como víctima ni como agresor en ninguna de sus expresiones como
son verbal (χ2 [12, n = 843] = 145.211, p = .000; χ2 [12, n = 842] = 59.993, p
= .000), social (χ2 [12, n = 844] = 80.778, p = .000; χ2 [12, n = 844] = 55.889,
p = .000), psicológica (χ2 [12, n = 841] = 122.609, p = .000; χ2 [12, n = 842]
= 89.611, p = .000), ni sexual (χ2 [12, n = 844] = 48.912, p = .000).
Conclusiones
Tal y como esperábamos, la convivencia escolar es percibida, por los tres
colectivos que la integran, como una dinámica relacional positiva. Es decir, los
tres colectivos expresan niveles de excelencia y de bondad en las relaciones
interpersonales que se establecen tanto en el interior de los tres colectivos como
entre ellos. El alumnado valora positivamente las relaciones con sus compañeros,
y en menor medida sus relaciones con los docentes. El profesorado se percibe
mayoritariamente bien relacionado con sus iguales, es decir, con los otros docentes,
y aunque también en positivo, no tan mayoritariamente con los escolares y sus
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familias. Las familias muestran actitudes positivas sobre todo hacia el profesorado
en general –especialmente con el tutor de su hijo/a– y, aunque en menor medida,
también hacia los equipos directivos. Sin embargo, esto no significa que las
familias se sientan verdaderamente integradas en la vida del centro, ya que según
la mayoría de los escolares, las familias participan poco y, cuando lo hacen, la
mayor parte de las veces es a petición de los docentes y tutores, para recoger las
calificaciones escolares, cuando sus hijos o hijas tienen problemas de rendimiento
escolar, o a actos puntuales como alguna festividad, etc. Queda de manifiesto que
las asociaciones formales de padres y madres (AMPA) no son muy populares en
estos centros; quizás las formalidades burocráticas, la rigidez en las actuaciones
y la poca integración real de las familias en la vida cotidiana de los centros
–convivencia– hace poco atractivas a estas asociaciones de las que cabría esperar
más relación con el centro, o más popularidad en la mente de los escolares.
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Resumen
Correspondencia
El estudio de los entornos de aprendizaje que promueven el
desarrollo positivo de los jóvenes es un campo de creciente
Erica Rosenfeld Halverson interés en Estados Unidos. En este artículo describo un tipo
de entorno de aprendizaje: organizaciones juveniles basadas
University of Wisconsin-Madison
Department of Educational
en el arte, en el que los jóvenes tienen la oportunidad de
Psychology construir identidades adaptativas y emergentes. Dentro de
1086 Educational Sciences estas organizaciones los jóvenes participan en procesos
1025 W. Johnson St. dramatúrgicos: narración, adaptación y representación de
Madison, WI 53706
Tel.: (608) 262-5210
narrativas personales. Usando mis propias investigaciones
Fax: (608) 262-0843 sobre el proceso dramatúrgico realizadas durante los
últimos siete años, así como otros estudios empíricos que
E-mail: documentan este tipo de trabajo, sostengo que el proceso
erhalverson@education.wisc.edu
dramatúrgico es un poderoso entorno de aprendizaje para
Recibido: 15/06/2009 comprender el desarrollo positivo de la juventud.
Aceptado: 15/07/2009
Palabras clave: Desarrollo de la identidad, Desarrollo
positivo, Educación artística.
Abstract
The study of learning environments that support positive youth development is a growing
field in the United States. In this article, I describe one type of learning environment where
youth have the opportunity to construct adaptive, emergent identities: arts-based youth
1. Traducción del texto original en inglés a cargo de Henar Rodríguez Navarro y Álvaro Retortillo
Osuna (Universidad de Valladolid).
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Erica Rosenfeld Halverson
“Esto es lo que creo que los artistas hacen. Se pelean con sus
obras, con lo que tratan sus obras. Trabajan acerca de quiénes son y
cómo van a mostrarse a sí mismos”.
Street Level Youth Media Participant, verano de 2008.
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Los procesos de producción artística como espacios para el desarrollo positivo de los jóvenes
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Erica Rosenfeld Halverson
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Los procesos de producción artística como espacios para el desarrollo positivo de los jóvenes
conocimientos necesarios para afrontar los crecientes retos a los que se enfrentarán
en su crecimiento” (p. 427). La amplia investigación en este ámbito ha identificado
un gran número de efectos en el desarrollo para los jóvenes que participan en tales
organizaciones juveniles, entre otros:
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Los procesos de producción artística como espacios para el desarrollo positivo de los jóvenes
de sus historias y vidas. Por otro lado, también parto de otros trabajos sobre
participación en procesos de creación artística y la importancia de tal participación
en el desarrollo de la identidad.
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Los procesos de producción artística como espacios para el desarrollo positivo de los jóvenes
“Durante la próxima media hora Rosa es, al mismo tiempo, una madre
embarazada, la desconsolada amiga de una víctima fallecida en la carretera
por causa del alcohol, y la hija de unos padres abusadores. Cuando no
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Erica Rosenfeld Halverson
La organización About Face Youth Theatre (AFYT) trabaja con jóvenes que se
identifican como lesbianas, gays, bisexuales, transexuales y queer (LGBTQ), una
población cuyos retos de desarrollo incluyen aprender a gestionar una identidad
estigmatizada (Halverson, 2005; Hetrick y Martin, 1987). Los jóvenes
LGBTQ necesitan apoyo adicional para el desarrollo de posibles autoconceptos
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Los procesos de producción artística como espacios para el desarrollo positivo de los jóvenes
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Los procesos de producción artística como espacios para el desarrollo positivo de los jóvenes
En Mission Tales, una película producida por el Media Education Center, uno
de los argumentos se centraba en “clips de inmigrantes hostiles propietarios de
tiendas y una rebelde y victimizada juventud negra… los [jóvenes productores de
las películas] justificaron el uso de esos clips con el argumento de que la historia
está basada en una experiencia real” (Fleetwood, 2005, 167). Fleetwood
señala que en la creación de estas imágenes, los jóvenes productores están
materializando nociones estereotipadas de la actitud racista de los inmigrantes
hacia los afroamericanos y las actitudes intolerantes de los afroamericanos hacia
los inmigrantes. Sin embargo, los jóvenes usan el proceso de creación artística para
hacer más sofisticadas y complejas –o destipificar– la interacción entre esos grupos:
“Pero al mismo tiempo, los productores de MEC modifican los clips al permitir al
espectador acceder a los pensamientos [del joven negro en la película] y, lo que es
más importante, parando la violencia racial y xenófoba de este personaje contra
el propietario” (p. 168). Para construir una identidad que incluya una categoría
socialmente marginada, la destipificación como proceso sugiere que los individuos
deben trabajar hacia una representación más compleja y no estigmatizada de la
categoría social, al mismo tiempo que los individuos se empiezan a ver a sí mismos
como miembros de ese grupo. El proceso de producción de vídeo digital implica
la construcción de representaciones tipificadas de los grupos sociales marginados a
los que pertenecen, yuxtapuestas con experiencias personales más idiosincrásicas.
A través de la combinación de imágenes tipificadas de identidades sociales con
narrativas de experiencias personales en un único producto artístico, los jóvenes
exploran activamente la relación entre cómo se ven a sí mismos, cómo otros los
ven a ellos y cómo encajan en sus comunidades (Halverson, 2008).
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Erica Rosenfeld Halverson
social y el lugar que ellos ocupan dentro de esa categoría (Cross, 1994;
Jenness, 1992; Lee et al., 2003). Para los miembros de la AFYT, el mero hecho
de participar es una forma de revelación de la identidad personal puesto que al
convertirse en miembros de la AFYT los jóvenes se etiquetan a sí mismos como
parte de la comunidad LGBTQ. Para la mayoría de estos jóvenes, ser parte de
la AFYT significa desarrollar una comprensión de la categoría social LGBTQ y
representarla a una audiencia pública. Esta audiencia a menudo incluye familiares
y amigos, así como otros jóvenes y familias que se enfrentan a situaciones
similares.
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Erica Rosenfeld Halverson
cuando los jóvenes combinan sus voces individuales con las de otros. Esto sucede
en el momento en que los jóvenes piden ayuda a miembros de la comunidad
para realizar sobre su propio trabajo, en la adaptación de las palabras de los otros,
y en la adopción de la “persona” de otros. Las obras artísticas resultantes son
“representantivas de algo más allá del autoconcepto” (Heath, 2004, 68-69), obras
vivas de un trabajo con el que la juventud desarrolla un sentido del autoconcepto
o persona, pudiendo éste ser individualista, colectivista o una combinación de
ambos.
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ISSN 0213-8646
Correspondencia Resumen
Jesús Damián Fernández Solís Numerosas corrientes pedagógicas en las últimas décadas
Patronato de Bienestar Social, han fomentado el humor, la diversión y la risa en la
Ayuntamiento de Alcobendas, C/
labor docente, citando numerosos beneficios: establecer
Libertad, 6 - 28100 Alcobendas
(España). una mejor relación con los estudiantes, reducir el estrés
Tel.: 696141707 y la ansiedad, gestionar el conflicto, proporcionar una
E-mail: jesus@humorpositivo.com recompensa emocional que motive la participación y
el estudio, y comunicar la materia más eficazmente,
Eduardo Jáuregui Narváez
Department of Social Sciences and estimulando la atención, la creatividad y la memoria. En este
Humanities, Saint Louis University artículo se evalúa la justificación teórica y empírica de este
(Campus de Madrid), Avda. del modelo más “lúdico” del aprendizaje, y se matizan algunas
Valle, 34 - 28003 Madrid (España).
de las ideas que suelen proponerse en este sentido.
Tel.: 91-376-5112
E-mail: eduardo@humorpositivo.com
Palabras clave: Humor, Risa, Diversión, Juego,
Lúdico, Enseñanza, Aprendizaje, Comunicación, Creatividad,
Recibido: 01/05/2009 Motivación, Procesos cognitivos, Relación interpersonal,
Aceptado: 15/07/2009
Memoria, Estrés, Depresión, Burnout, Terapia.
Abstract
In recent decades, a number of practitioners in education have defended the use of humour,
laughter and “fun” in the teaching profession, highlighting numerous beneficial aspects:
establishing a better relationship with students, reducing stress and anxiety, managing conflict,
providing an emotional reward that motivates participation and study, and communicating
the subject matter more efficiently, promoting attention, creativity and memory. This article
will evaluate the theoretical and empirical justification of this “playful” model of learning, and
will clarify some of the ideas commonly held regarding these issues.
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Eduardo Jáuregui Narváez y Jesús Damián Fernández Solís
¿Tiene la risa lugar en el aula? ¿Qué papel juega el juego en el aprendizaje? ¿Cuál
es el valor pedagógico del humor? Aunque sin duda la educación es un tema bien
serio, incluso de una importancia prioritaria en cualquier sociedad humana, existen
numerosas corrientes pedagógicas que en las últimas décadas han fomentado el
humor, la diversión y la risa en la labor docente como aliadas, argumentando que
no hace falta ser solemne para ser serio en este ámbito profesional (Fernández
SOLÍS y Francia, 1995; Fernández Solís, 2002; Tamblyn, 2006). Quienes
recomiendan un estilo más desenfadado en la labor docente citan numerosos
beneficios tanto para el profesor como para el alumno: establecer una mejor
relación con los estudiantes, reducir el estrés y la ansiedad, gestionar el conflicto,
proporcionar una recompensa emocional que motive la participación y el estudio,
y comunicar la materia más eficazmente, estimulando la atención, la creatividad
y la memoria. En este artículo nuestra intención es evaluar la justificación teórica
y empírica de este modelo más “lúdico” del aprendizaje, y matizar algunas de las
ideas que suelen proponerse en este sentido.
204 ISSN 0213-8646 • Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 66 (23,3) (2009), 203-215
Risa y aprendizaje: el papel del humor en la labor docente
Otro concepto aún más ambiguo si cabe es “el sentido del humor”, un término
que empleamos en el lenguaje cotidiano para identificar fenómenos relacionados
pero distintos, incluidas ciertas habilidades (detectar, crear y compartir el
humor), rasgos de la personalidad (tendencias como reír mucho o a bromear
frecuentemente), o ciertos estilos concretos de comportamiento humorístico
(especialmente aquellos más admirables, como la capacidad de tomarse los
problemas a la ligera, o de reírse de uno mismo). En general, puede definirse como
“un conjunto de habilidades y tendencias relacionadas con el humor”, incluidas las
que acabo de citar. Pero, siendo un término tan polivalente, conviene especificar
su sentido concreto en cada caso.
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Eduardo Jáuregui Narváez y Jesús Damián Fernández Solís
Martin, 1998). También parece ser que uno de los efectos de la risa es fomentar
el optimismo (Vilaythong et al., 2003). En definitiva, optimismo y sentido del
humor están relacionados, pero son claramente diferenciables.
En el caso de los seres humanos, cuando un niño o niña corre, salta, baila,
manipula sus juguetes, lucha o se lanza por un tobogán, está aprendiendo a
relacionarse con su propio cuerpo y con el universo. Y la risa, esa reacción somática
tan placentera que acompaña el juego, es como una recompensa emocional
que estimula al niño –y a sus padres– a buscar el juego, siempre que no haya
otras prioridades más acuciantes. En el caso de nuestra especie, evidentemente,
el proceso de aprendizaje es más largo y complejo, dado que para funcionar
adecuadamente en sociedad, debemos aprender todo tipo de sofisticadísimos
códigos lingüísticos, éticos, estéticos, religiosos, políticos, artísticos y culturales. En
este proceso, la risa y el juego son fundamentales. Por un lado, las personas adultas
comunicamos con nuestra risa que “algo va mal” cuando nos reímos de esas
frases y esos razonamientos que colecciona Pablo Motos (2007) en su programa
de televisión El Hormiguero:
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Risa y aprendizaje: el papel del humor en la labor docente
con la risa: coger el tenedor por el lado equivocado, tropezarse, poner “caretos”
(expresiones faciales inadecuadas), dibujar a su mamá con tres brazos, usar el
cabezal de la ducha a modo de teléfono, quitarse los pantalones en público…
1. Según este modelo, las emociones positivas permiten ampliar el repertorio de pensamientos y
acciones del individuo y fomentar la construcción de recursos para el futuro.
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Eduardo Jáuregui Narváez y Jesús Damián Fernández Solís
Estos resultados, junto con otros estudios naturalísticos del humor como
estrategia de afrontamiento (Henman, 2001), y las teorías y experiencias de
psicólogos clínicos como Sigmund Freud (1979) o Albert Ellis (1981), parecen
apoyar el uso de intervenciones humorísticas para regular el estado anímico propio
y ajeno en todo tipo de situaciones puntuales, entre ellas, el contexto educativo.
Hay que tener en cuenta que el aula presenta tanto al docente como a sus alumnos,
con numerosos desafíos que a menudo desembocan en frustraciones, desilusiones,
fracasos, tedio, tensión interpersonal y otras fuentes de emociones negativas. Los
profesionales de la docencia, de hecho, son uno de los colectivos más afectados
por el estrés, la depresión y el burnout (MartÍnez-Abascal, 2007). Por otro
lado, las presiones y las expectativas de la sociedad contemporánea han reducido
la edad media en la que aparece la depresión hasta la adolescencia temprana
(Seligman, 2002). Sin duda, la competitividad y los fracasos del aprendizaje, y
el rechazo o maltrato de profesores y compañeros en el colegio, son algunos de los
factores más importantes que explican este dato.
El uso adecuado del humor en el aula, para crear un clima positivo y divertido
en el que la equivocación no implica rechazo, en el que las tensiones interpersonales
se resuelven con ingenio, y en el que predominan las emociones positivas, sin duda
contribuirá a fomentar la salud mental de todos los participantes en el proceso
docente. Y más allá de esta visión puramente “terapéutica”, el humor puede
también servir para motivar el esfuerzo educativo tanto para profesores como para
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Risa y aprendizaje: el papel del humor en la labor docente
alumnos. Una clase en la que prolifera la risa y las emociones positivas es un lugar
en el que apetece estar, aprender y prestar atención, o, en el caso del profesor, de
trabajar y enseñar.
De la distancia a la cercanía
La tarea educativa presupone una relación interpersonal fluida y cercana.
Se trata de una tarea comunicativa, de un intercambio continuo de ideas,
conocimientos, emociones y comportamientos. En este sentido, el humor tiene
una gran relevancia, porque como numerosos estudiosos han observado, es una
de las claves más importantes en la creación y el desarrollo de la cercanía, la
intimidad y la confianza interpersonal. El humor suaviza tensiones, reduce barreras
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Eduardo Jáuregui Narváez y Jesús Damián Fernández Solís
y cohesiona grupos. En las palabras del cómico danés Victor Borge, “la risa es la
distancia más corta entre dos personas”2.
Pero la risa no sólo nos acerca, sino que nos vuelve más generosos con los
demás, un efecto que comparte con otras emociones positivas. Por ejemplo,
los camareros reciben mayores propinas los días de sol que los días de lluvia, y
las peticiones de ayuda (“perdone, ¿tiene cambio de cinco euros?”) tienen más
éxito si se sitúan cerca de una cafetería o pastelería de la que emana un buen
aroma (Brehm, Kassin y Fein, 2002). La hilaridad tiene el mismo efecto: si
una persona se ríe, se encontrará más disponible para ayudar (Wilson, 1981).
Aunque hay que matizar que se trata de un efecto relativamente efímero –después
de algunos minutos, desaparece.
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Risa y aprendizaje: el papel del humor en la labor docente
herramientas principales son el ingenio y las bufonadas que emplea para hacer
reír a las partes enfrentadas y a toda la tribu (Turnbull, 1965, 182). Y muchos
educadores han comprobado en su propia experiencia que el humor es también en
el aula una de las mejores maneras de desactivar una situación emocionalmente
explosiva.
Dicho esto, el humor no siempre se comparte por igual, y a veces puede dividir
con la misma eficacia con la que en otras ocasiones une. Desde el incidente
internacional provocado por “las viñetas de Mahoma” aparecidas en un diario
local de Dinamarca3, a ejemplos más cotidianos de burla y acoso psicológico en
clave de humor agresivo, es evidente que el humor no es siempre cohesivo. Los
estilos humorísticos de Rod Martin citados anteriormente se relacionan de manera
distinta con diversos indicadores del éxito interpersonal (Martin, 2008). El humor
afiliativo y el auto-afirmante se asocian con una mayor habilidad para iniciar
relaciones, un mayor intercambio de información personal, más interacciones
positivas con las personas cercanas, relaciones más satisfactorias con amigos y
pareja, menor soledad y menor ansiedad interpersonal. El humor agresivo, por el
contrario, se asocia con más interacciones negativas con los demás, menor empatía
(ya sea dada o recibida), menor habilidad para gestionar el conflicto y menor
satisfacción en las relaciones sociales y de pareja. Y el humor autodestructivo se
relaciona con una menor habilidad asertiva, más interacciones negativas con los
demás, mayor soledad, más ansiedad interpersonal y una percepción de menor
intimidad y apoyo social.
3. El Jyllands-Posten publicó en 2005 una serie de viñetas sobre el Islam y el profeta Mahoma,
relacionándolos con el terrorismo integrista, que meses más tarde causaron protestas violentas
en varios países y protestas formales de diversos gobiernos. Ver, por ejemplo, el artículo “Una
decena de diarios europeos reproducen las viñetas de Mahoma”, El País, 2/2/2006.
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Eduardo Jáuregui Narváez y Jesús Damián Fernández Solís
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ISSN 0213-8646
Resumen
On optimism
Abstract
Our emotional geography is complex and it is almost impossible to imagine our lives without
emotions or feelings, without motivations or passions and without wishes or hopes because
they are all imbued with our psychological activity. The purpose of this article is to try and
listen to some of the hearbeats of affectivity and look at it as if it were a kaleidoscope, seeing
how some emotions strenghten us –opening a way towards a happier life–, and how some
others help us resist and go over difficult situations in our lives, given their adaptive function.
An ovierview of the opinions of a group of initial teacher training students on optimism in
education is also offered. Finally, the need for socioaffective education is highlighted.
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María Pilar Teruel Melero
Smile
Smile though your heart is aching
smile even though it’s breaking
when there are clouds in the sky, you’ll get by.
If you smile through your fear and sorrow
smile and maybe tomorrow
you’ll see the sun come shining through for you…
(Nat King Cole)
Introducción
En estos últimos meses me convencí de que no iba a escribir ningún otro artículo
para hablar sobre el optimismo. El proceso de la dolorosa enfermedad de mi
madre, su posterior estancia en dos hospitales y, finalmente, su fallecimiento
en el pasado mes de julio, me distanció de muchas cosas. ¿Qué escribir acerca
del optimismo cuando uno se siente desesperanzado, sin ilusión aparente? He
observado que, con frecuencia, nuestro mundo emocional nos hace sentirnos más
humanos, especialmente, cuando un sentimiento poderoso, como el de la pérdida
de un ser querido, nos invade, ocupando casi toda nuestra mente. Es difícil distraer
los sentimientos, dejar de reevaluarlos una vez, otra… Hay que aprender a vivir
con ellos.
No resulta fácil imaginar una vida sin emociones, sin sentimientos, porque la
dimensión emocional impregna nuestra actividad psicológica. Toda una gama de
vivencias que comprenden nuestra geografía emocional, que constituye uno de
los capítulos más importantes de la filosofía, la psicología y la psiquiatría. Dichas
disciplinas inciden en la importancia de saber manejar nuestras emociones en
las situaciones críticas, especialmente cuando las dificultades o los cambios nos
sorprenden desprevenidos.
En efecto, cada día reconocemos que nuestras emociones son como “la banda
sonora de una película, están presentes en toda nuestra vida, sin embargo, son
difíciles de definir, a diferencia de un pensamiento o un acto” (Hernández,
2002, 376). Desde la neurobiología, Damasio (2005, 9) nos señala que “los
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A propósito del optimismo
Sin duda, una cuestión importante aquí es el hecho de que, a menudo, existen
ciertas contradicciones que “empantanan” algunas ideas acerca de la vida afectiva.
Marina (2004a, 230) describe cómo “por todas partes encontramos juicios
contradictorios sobre la afectividad. Malo si las emociones se apoderan de nuestra
persona, malo si las extirpamos. Malo si sentimos, malo si no sentimos”. Desde
la psiquiatría, González de Rivera (2005, 16) nos plantea el complejo equilibrio
de nuestra afectividad: “bien entendidas, nuestras emociones pueden ser muy
positivas para el esfuerzo de reorganización cognitiva del mundo; pero si son
excesivas, insuficientes, inapropiadas o carentes de regulación, más que ayudar a
resolver una crisis, pueden crear otras nuevas”.
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María Pilar Teruel Melero
Rojas Marcos (2005) pone en relación los factores que nos roban el optimismo.
Los cuatro ladrones son: el dolor, incompatible con la felicidad; el miedo o temor
a la muerte, fobias; el odio, en cuanto combustible de tragedias; y, por último, la
depresión, que quita la esperanza. El mismo autor llama a la depresión pesimismo
maligno, y constata cómo ésta resulta ser “el ladrón de la felicidad más peligroso,
pues lo primero que nos arrebata es la esperanza y la ilusión de vivir” (Rojas
Marcos, 2004, 150).
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A propósito del optimismo
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María Pilar Teruel Melero
De acuerdo con dicha dificultad, nos parece interesante presentar qué diferencias
existen entre las emociones y los sentimientos. Para ello, hemos elaborado una
síntesis, partiendo de Damasio (2005) y de Rojas (1998). Así, sus contrastes los
podemos apreciar, esquemáticamente, de la siguiente forma:
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A propósito del optimismo
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María Pilar Teruel Melero
- “N.º 17. Aunque a veces me siento triste, suelo tener una visión optimista”.
- “N.º 18. Aunque me sienta mal, procuro pensar cosas agradables”.
- “N.º 19. Cuando estoy triste pienso en todos los placeres de la vida”.
- “N.º 20. Intento tener pensamientos positivos aunque me sienta mal”.
- “N.º 22. Me preocupo por tener un buen estado de ánimo”.
Como ya habíamos anticipado, nos enfrentamos a una de las habilidades más
complejas de la IE. Porque regular y controlar nuestro laberinto sentimental es un
proceso difícil, que requiere un profundo conocimiento de uno mismo y un buen
ajuste personal, que integre una buena capacidad para la resolución de problemas
y para la adaptación.
Para concluir este artículo, y con la intención de que el lector extraiga sus
propias reflexiones, presento la visión de un grupo de estudiantes de Psicología
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A propósito del optimismo
Recojo las respuestas, sin categorizar, que dieron a las siguientes preguntas:
¿Abundan los profesores optimistas?, y ¿existe el optimismo en la educación?
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María Pilar Teruel Melero
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A propósito del optimismo
Epílogo
“El sufrimiento humano actúa como un gas en una cámara vacía:
el gas se expande por completo y regularmente por todo el interior,
con independencia de la capacidad del recipiente. Análogamente,
cualquier sufrimiento, fuerte o débil, ocupa la conciencia y el
alma entera del hombre. De donde se deduce que el ‘tamaño’ del
sufrimiento humano es absolutamente relativo. Y a la inversa, la cosa
más menuda puede generar las mayores alegrías”
(Víktor Frankl, 2008, 71).
Es obvio que casi todas las personas queremos preservar nuestras ilusiones y
esperanzas, tratando de desarrollar nuestras particulares estrategias protectoras
para disfrazar, cuando toca, la dura realidad. La dicha humana tiene diversas
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María Pilar Teruel Melero
Con todo, dado que nuestro aprendizaje emocional tiene lugar a lo largo de
toda la vida, uno de nuestros desafíos es el de que tenemos la responsabilidad de
educar, a través de una mirada positiva, en la formación de actitudes para que
nuestros estudiantes sean capaces de proponerse metas claras, automotivarse,
demorar la gratificación, aguantar el esfuerzo, tolerar la frustración… En definitiva,
se trata del proceso de hacer el esfuerzo y “trabajarse” la felicidad, en el marco
de una educación que mezcle los valores con el uso práctico de la inteligencia
emocional y que conjugue los afectos con el conocimiento.
Desde este panorama, he querido exponer aquí, de manera sucinta, cómo las
emociones influyen en la inteligencia y en nuestra conducta social, recordando
que la educación socioafectiva contribuye al desarrollo de la conciencia emocional
y a un mejor conocimiento de ese complejo equilibrio existente entre la razón y
el corazón. Por eso, yo sigo aspirando a que mis alumnos reflexionen conmigo
sobre cómo la educación de la IE debe estar orientada hacia la consecución del
autoconocimiento y del equilibrio personal, partiendo de un “optimismo flexible”,
no ciego, que acreciente nuestro control a la hora de resolver problemas, en los
contratiempos y en las adversidades de la vida.
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RESUMEN
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217-230 231
María Rosario Fernández Domínguez
Afirmamos que este proceso de crecimiento y desarrollo personal, muchas veces requiere de una
ayuda que permita a la persona ser consciente de sí misma y de lo que le dificulta ser feliz, para
caminar poco a poco en la dirección de su propia realización y felicidad. A pesar de esto, proponemos
algunas ideas para ser felices y que es posible llevar a nuestra vida, como vivir el presente, centrarnos
en lo positivo, disfrutar de las pequeñas cosas, etc.
Finalmente, vemos necesario que las personas que trabajan ayudando a otros a crecer (educadores,
pedagogos, psicopedagogos, psicólogos, etc.) hagan un trabajo de crecimiento y transformación
interior, de avanzar en llegar a ser cada vez más ellos mismos, de construir su propia felicidad para
así poder ayudar a otros a construirla, puesto que “no podemos llevar a nadie hasta donde nosotros
mismos no hemos llegado”. Nos centramos en la formación de educadores y psicopedagogos,
proponiendo algunos elementos fundamentales para su formación universitaria, así como una posible
metodología a utilizar. Finalmente, señalamos la utilidad de seguir una formación personal intensa, de
corte humanista. Proponemos PRH, como un modelo entre otros, que entiende la formación personal
como un proceso de autodescubrimiento guiado a través de múltiples medios, como los cursos, los
grupos de acompañamiento, el análisis escrito o la relación de ayuda. Ésta es una seña distintiva con
relación a otros accesos, en los que la única vía de formación y curación es la relación terapéutica. Por
último, analizamos brevemente los tipos de relación de ayuda y las principales etapas y características
de la misma, así como los dos requisitos fundamentales que se requiere en la persona que ayuda: 1)
una forma de hacer, unas técnicas y una forma de ser, y 2) unas actitudes, que son aplicables a la
relación educativa y a cualquier tipo de relación.
This paper offers a view of happiness and well-being as a process, as something to be built by means
of personal development and growth, which will lead –through self-knowledge– to be more balanced,
calm and able to enjoy what we do and what we live through.
We analyse what happiness is to us, emphasising the fact that it does not entail having everything or
not having problems or difficulties; in all, that it does lie outside but in ourselves; thus, we highlight
that it is possible to achieve it.
From the humanistic psychology perspective, we connect it with positive psychology, whose origins
go back to the former. We briefly review the concept of happiness as seen by different authors within
humanistic psychology. We finally focus on the perspective of Personality and Human Relations (PRH),
very close to the Rogerian view.
For Personality and Humanity Relations happiness can be gained little by little, as it is linked to a
process of inner growth which leads the person to be oneself, displaying all his/her potential, not to
be dependent on social success or on appearances, to get the power over his/her own life, feeling
increasingly freer from external and internal bonds, to the meaning of one’s own being, etc. For all
this, we also analyse what it means to grow, what promotes and what hinders this process of inner
growing.
From this perspective, we argue that happiness and optimism towards life is something that is not
achieved by chance, or just because we want to. It requires long, deep inner work to get to know
our abilities and limitations and to be able to develop them and promote them in our lives and
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relationships. But, in order to experience freedom, joy, optimism, love, patience, kindness, clarity,
wisdom, and openness towards life it is often necessary to try and heal sensibility wounds which do not
allow a person to live by what s/he is and be happy. In addition, it is essential to carry out a process
of reeducation to change attitudes and ways of being acquired throughout the process of development
and which hurt the person, preventing him/her from being oneself and being happy.
We claim that in this process of personal development and growth it is sometimes necessary to get help
which allows the person to be aware of him/herself and of what prevents him/her from being happy to
walk step by step towards one’s own satisfaction and happiness. Nevertheless, we propose some ideas
to achieve happiness which can be implemented in our lives, such as live the present, focus on positive
aspects, enjoy little things and moments, etc.
Finally, we believe that those who work helping others to grow (i.e. educators, pedagogues,
psychopedagogues, psychologists, etc.) should carry out a process of inner change and growth, trying
to get to be themselves, to build their own happiness so that they can help others build it, as “we
cannot lead anyone else further than we have been ourselves". We focus on the training of educators
and psychopedagogues, and propose some basic elements for their university training, as well as on
the possible methodology to employ. We also stress the usefulness of intense, personal humanistic
training. We propose PRH as a possible model, among many others, which considers personal training
as a process of self-discovery guided by courses, accompaniment groups, written analyses or helping
relationships. This is a distinguishing feature from other possible ways to access happiness in which the
only training and healing is therapy. Lastly, we briefly analyse the types of helping relationships, their
main stages and characteristics, together with the main requirements from the helping person, who
should display: 1) a way of doing, techniques, and a way of being, and 2) a given attitude, something
which can be transferred to the educational relationship and to any type of relationship.
KEYWORDS: Happiness, Personal development and growth, Positive psychology, Educators’ training,
Humanistic psychology, Personality and human relations (PRH), Helping relationships.
1. ¿Qué es la felicidad?
Es frecuente confundir la felicidad con tener unas condiciones de vida favorables
y abundantes recursos materiales, algo que, indudablemente, ayuda a tener más
oportunidades de satisfacción, pero que no determina la felicidad. Si observamos
a nuestro alrededor, podemos comprobar que no todas las personas que poseen
muchos bienes (dinero, salud, belleza, juventud, una buena posición económica,
un buen clima social…) son felices, ni todas aquellas que no los poseen son
infelices. En efecto, podemos encontrarnos con personas que lo tienen “todo” pero
que están profundamente insatisfechas, muchas veces porque se comparan con
otros y se encuentran en desventaja.
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María Rosario Fernández Domínguez
La felicidad tiene mucho que ver con el sentido de la propia vida, con encontrar
valor y disfrutar cada momento como algo único y valioso a vivir, aceptando lo
que es, disfrutando y viviéndolo desde quien uno es, sin más. La persona se siente
feliz cuando vive fiel a sí misma en cada momento, sin esperar el reconocimiento
de los otros o el ajuste a los criterios sociales o familiares, viviendo en una actitud
de escucha a quien es, y decidiendo de forma libre y responsable. No existe mayor
satisfacción que la de sentirse uno mismo, actualizando todo lo que somos en el
fondo y lo que nos “completa” al vivir, sintiéndonos en plenitud, incluso ante lo
más simple, dejándonos fluir e impregnar de quienes somos y de lo que tenemos
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Sentirse feliz implica poder vibrar ante la vida, tener una mirada entusiasta y
optimista ante ella (AVIA y VÁZQUEZ, 1998), hacer de cada momento algo especial
a vivir, disfrutar de lo pequeño, de lo sencillo, detenerse y admirar la belleza donde
quiera que esté, contemplar, implicarnos y disfrutar cada experiencia, sin anticipar
ni esperar nada, sólo vivirla.
Otras condiciones importantes para sentirnos felices son tener un cierto control
sobre lo que hacemos, sobre nuestro trabajo, sobre nuestra vida, y vivir alejados
del estrés. Sin embargo, nuestra actual organización laboral y social genera en las
personas mucho estrés y una sensación de falta de control, que puede conducirles
a creer que “haga lo que haga no va a tener ninguna repercusión” (SELIGMAN,
1983). Todo ello contribuye a la sensación de infelicidad.
Por todo esto, podemos afirmar que la felicidad es algo interior que tiene
mucho que ver con la emoción que ponemos en nuestra vida, en lo que hacemos,
con aquello que nos motiva y que está relacionado con poner en juego nuestras
cualidades y valores, comprometiéndonos en ello, lo que nos conduce a una
satisfacción profunda con nosotros mismos porque nos hace ser y crecer en quienes
somos de verdad (PRH, 1990, 1997). De ahí que los atajos de la felicidad como
el dinero, las drogas, el sexo, el activismo, el no hacer nada… sean fórmulas que
únicamente proporcionan una satisfacción que, con frecuencia, es muy breve.
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Por otra parte, las recientes aportaciones de Seligman sobre Psicología Positiva
vienen a ser el comienzo de una nueva línea de investigación, que retoma numerosos
postulados de la psicología humanista. En su obra La auténtica felicidad. La nueva
psicología positiva revoluciona el concepto de felicidad, es el propio Seligman
quien reconoce un diálogo constante entre psicología humanista y psicología
positiva. Sus descubrimientos y el hecho de haberlos validado científicamente
son una gran aportación, pero ya en los años sesenta Maslow y Rogers hablaban
de temas recurrentes en la psicología positiva, como responsabilidad personal,
voluntad, esperanza, emociones positivas, etc., aunque desgraciadamente esto no
caló en la psicología dominante, a pesar de que Maslow era el presidente de la
Asociación Americana de Psicología (SELIGMAN, 2005, 397).
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Maslow (1908-1970), que fundó en 1962, junto a otros psicólogos como Rogers
y Rollo May, la Asociación de Psicología Humanista, profundamente marcado por
las atrocidades de la segunda guerra mundial, decidió demostrar a un mundo
sin esperanza que la persona no solamente es capaz de odio y destrucción, sino
también de bondad y de amor. De ahí su interés por el estudio de personas sanas,
maduras y autorrealizadas (MASLOW, 1973). En 1954 publica los resultados de
su investigación en su libro Motivación y personalidad (1991), donde recoge las
características de las personas que han alcanzado un alto nivel de autorrealización,
tema en el que continuó profundizando a lo largo de su vida.
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Para Perls (1975), creador de la terapia Gestalt, el ser humano tiende a completar
su existencia de un modo natural, y su felicidad estaría relacionada con los siguientes
principios: vivir el aquí y el ahora más que estar preocupados con lo ausente o
por el pasado o el futuro; dejar de imaginar para experimentar lo real; dejar los
pensamientos innecesarios para sentir y observar; expresarse ante los demás antes
que justificarse, explicar, manipular o juzgar; no restringir las emociones: vivir tanto
el placer como el dolor o el malestar; no aceptar los “debería” o “tendría” de los
otros; responsabilizarse de la propia vida: sentimientos, pensamientos y acciones;
y, finalmente, aceptar ser como se es (PEÑARRUBIA, 2004).
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Decía André Rochais (PRH, 1991, 59) que dormimos sobre pozos de riqueza
que desconocemos, sobre tesoros escondidos, sobre un volcán de creatividad,
sobre reservas increíbles de amor verdadero, algo que también resalta Seligman
(2005, 33) cuando señala que “todos nosotros poseemos en nuestro interior
antiguas fortalezas de las que quizá no tengamos conocimiento”. Por ello,
conocernos, descubrir quienes somos y lo que nos impide ponerlo en práctica
en nuestra vida, llegar a ser nosotros mismos, actualizando progresivamente
nuestras potencialidades, es un proceso a través del cual la persona va alcanzando
progresivamente mayores cotas de autorrealización, bienestar y felicidad. En
efecto, no existe mayor satisfacción que ser y actuar libremente, desde quienes
somos de verdad.
Para que vayan emergiendo estas potencialidades, toda esta riqueza que existe
en las personas, es necesario rodear al niño y al adolescente de un ambiente que
estimule su crecimiento. Un ambiente material rico en estímulos y conectado con
la naturaleza, y un ambiente humano seguro y acogedor, en el que sea posible la
libertad personal y en el que el niño no se vea obligado a ser como quieren los
otros con tal de obtener afecto, aprobación o atención. Un ambiente en el que
haya personas sólidas que sepan ver al niño en quien es, que le valoren y animen
a vivir desde sus cualidades y rasgos esenciales, y que vivan una serie de actitudes
como la escucha en profundidad, la autenticidad en la relación, el no juicio y la
benevolencia.
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una experiencia vital satisfactoria, puesto que nadie puede llevar a otros hasta
donde él mismo no ha llegado. Para ello es necesario que realicen un proceso
de crecimiento personal, frecuentemente largo, que les permita adquirir solidez
y seguridad personal, serenidad ante la vida y sus dificultades, y unas actitudes
positivas ante uno mismo y los otros.
Autoconocimiento
Crecer a nivel personal requiere conocernos para saber quiénes somos de
verdad, retirando progresivamente las máscaras que nos hemos ido colocando
a lo largo de la vida y que nos alejan de nosotros mismos. Con frecuencia, las
personas se ven “obligadas” a ponérselas para sobrevivir, para ser aceptadas
y reconocidas, o para encontrar sentido a sus vidas… Como dice uno de mis
alumnos en su cuaderno de bitácora: “El aprendizaje más difícil es el que nos lleva
a aprender a conocernos, el que nos permite viajar a nuestro interior. Cuando nos
dejamos sentir, nuestros muros empiezan a derrumbarse y surgen los auténticos
sentimientos, los que nos liberan. El conocimiento de uno mismo es el único que
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puede matar nuestros miedos y dudas, el que nos permite mostrarnos fuertes ante
ellos. Este aprendizaje no tiene fin. Siempre hay que seguir aprendiendo de uno
mismo y tenemos toda la vida para hacerlo. Por otra parte, a medida que vamos
conociéndonos va brotando en nosotros la capacidad para conocer a los demás”.
Es fundamental crecer en libertad frente a uno mismo y ante los otros, tomando
conciencia de que los frenos más importantes para conquistar la libertad son
interiores. De ahí que podamos llegar a ser nosotros mismos a pesar de las trabas
y de los impedimentos externos: ¿Escuchamos nuestro interior a la hora de vivir y
de decidir? ¿Prestamos atención a nuestra conciencia profunda? ¿O nos dejamos
guiar por los otros, o por nuestra conciencia cerebral? (PRH, 2006; FERNÁNDEZ
DOMÍNGUEZ, 2005).
Por otra parte es importante aprender a distinguir los mensajes que nuestro
cuerpo nos envía, distinguiendo de manera progresiva cómo funciona, cómo lo
cuidamos y cómo nos relacionamos con él (FERNÁNDEZ DOMÍNGUEZ, 2007).
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Aceptación
En segundo lugar, crecer implica aceptación, es decir, asumir que “esto es así”,
pero no para quedarme ahí, sino para ver qué hacer para continuar con mi vida.
Aceptación es asumir la realidad, disfrutando de las gratificaciones y asumiendo
las frustraciones que necesariamente trae la vida. Es también admitirnos tal
como somos, con nuestras capacidades y límites, con los condicionamientos del
momento vital en que estamos, con todo lo que sentimos, con nuestras debilidades
emocionales, e incluso con nuestras dificultades para aprobarnos y avanzar.
Sentimientos
Crecer implica también aprender a distinguir los sentimientos y las emociones y
a convivir con ellos, así como encauzarlos sin dejarse desbordar o arrastrar por las
turbulencias. Aunque las emociones y los sentimientos se experimentan más allá
de la voluntad, es fundamental que seamos capaces de reconocerlos, expresarlos,
aceptarlos como propios, y asumir de forma progresiva la responsabilidad de lo
que hacemos con ellos.
Apertura
El crecimiento supone ir abriéndonos a todo lo que trae la vida. Puesto que
nunca podemos saber lo que ésta nos deparará y lo que podemos perdernos si nos
encerramos en una idea o proyecto preconcebido, es importante estar en actitud
de apertura, decidiendo en cada momento desde nuestra libertad interior, sin
intentar controlarlo todo ni anticiparnos al discurrir de nuestra existencia.
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Responsabilidad
Crecer es también ir haciéndonos responsables de nuestros actos y de nuestra
vida. Asumir las consecuencias de nuestras decisiones, aunque no nos gusten, nos
permitirá crecer en autonomía para vivir conforme a quien yo soy, a la vez que
convivo con los otros. Por ello, crecer implica ir saliendo del egocentrismo, para
tener en cuenta a los otros sin renunciar a quien uno es. Implica ir descentrándonos
progresivamente de lo que nos apetece o nos gusta, o de lo que deseamos, como
si no existiera nada ni nadie más en el mundo (PRH, 2006).
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- Un tercer requisito para crecer es estar en una actitud de aceptar lo que vamos
descubriendo en nuestro camino de autoconocimiento. No es agradable
saber ciertas verdades, pero acercarnos a lo que de verdad es, y aceptarlo,
proporciona tranquilidad interior. Ya no es necesario continuar esforzándonos
en mantener una “máscara” para negar lo que sentimos, o para ocultar la
realidad de nuestra difícil relación con tal o cual persona, etc.
- Por otra parte, para crecer es muy importante tener una actitud optimista,
a la vez que realista, ante la vida y ante nosotros mismos. El ser derrotista
o “imaginar” lo que no es real, no ayuda. Por ello es fundamental que nos
ajustemos a la realidad tal cual es, sin dramatizarla o edulcorarla.
- Finalmente, el ir llevando a la vida lo que vamos descubriendo de nuestras
dificultades, posibilidades y valores implica ir dando pasos para concretar en
la realidad aquello de lo que vamos siendo conscientes.
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Por otra parte, nuestra escuela es muchas veces lugar de sufrimiento para
profesores y alumnos. Para los unos, fuente de estrés y frustración; para los otros,
ocasión de aburrimiento y desconexión con la vida. Con frecuencia la escuela
fomenta la competitividad, el rendimiento, la pasividad, el cumplimiento ciego de
las normas y la obediencia, olvidando a veces que los alumnos son personas, con
sus valores, capacidades, necesidades y límites.
Por todo ello, es muy importante que los educadores lleven a cabo un proceso
de crecimiento personal, a través del cual puedan trabajar en la construcción de
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En las clases les transmito mi visión del ser humano, lleno de potencialidades y
capacidades, mi creencia en su fondo positivo y en sus posibilidades de despliegue,
ayudándoles a encontrar ese mismo fondo en ellos. No refuerzo una visión ataque-
defensa de la persona, y estoy ahí, junto a ellos, procurando ser yo en cada
momento, con calma y paciencia, mirándoles desde una actitud de no juicio, de
tolerancia, respeto y cuidado por sus vidas, y creyendo en sus posibilidades. Y esto
da resultado, da muchos frutos, aún en el corto espacio de un cuatrimestre y en el
contexto de una asignatura.
Por otra parte es primordial el gusto por lo que hacemos y transmitimos, y estar
convencidos de su valor, entusiasmarnos y entusiasmar, contagiando la pasión
por el conocimiento y por el ser humano. Y esto es contagiar las ganas de vivir
siendo personas en proceso de crecimiento. Procuro ser auténtica en la relación y
les invito a hacer lo mismo. Y es sorprendente el nivel de compromiso, escucha y
respeto que se alcanza en el grupo. Como dice una de mis alumnas: “Durante el
desarrollo de las clase me he sentido muy a gusto. He podido hablar delante de
mis compañeros sin vergüenza alguna y sin temor a lo que pensaran de mí. Soy
una persona bastante tímida, pero en este grupo, gracias al ambiente que se ha
creado, he conseguido sentirme como una más y disfrutar de los momentos que he
vivido en clase. Me han gustado las conversaciones interesantes, las aportaciones
personales de cada uno, el poder hablar de nuestros sentimientos y expresar
nuestras ideas… Todo ha sido muy útil para el aprendizaje de la asignatura y para
mí como persona”.
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María Rosario Fernández Domínguez
En este sentido, creo que es muy importante que los profesores y profesoras
sepan “ver” a los alumnos en su riqueza, en lo que son, que sepan reconocer
todo lo que de positivo y genuino lleva dentro cada uno. Es fundamental que les
valoren y que confíen en ellos (BARLOW, 2005). Sólo podrá confiar en sí mismo
el niño que ha visto que se confía en él y que se le valora en lo que es, que tiene
su hueco, su lugar. Y también es importante el amor incondicional del profesor y
las actitudes de respeto, escucha, atención, cuidado y paciencia. Es evidente que
el profesor maduro, que sabe ver al alumno, que confía en él, que tiene todas las
actitudes positivas de respeto y cuidado por su crecimiento, va a ser un auténtico
revulsivo, va a ayudar a que éste crezca, se conozca, decida de acuerdo a sí mismo
y no tenga necesidad de actuar para buscar aprobación, porque ya es aceptado
tal cual es.
A modo de ejemplo, resumo una sesión en torno a las necesidades del niño
y del adolescente. Con ella pretendía que los estudiantes tomaran conciencia
de las principales necesidades que un niño o adolescente debe satisfacer para
que se produzca un desarrollo armonioso de su personalidad. También que
tomaran conciencia del importante papel del educador en la satisfacción de estas
necesidades y que les sirviera para conocerse en el modo en que estas necesidades
han sido satisfechas o no durante su proceso de crecimiento. Finalmente, intentaba
estimular la expresión personal ante los otros y algunas actitudes como la
autenticidad, el respeto, la escucha y el no juicio.
Tras la lectura, les pedí que escribiesen unas breves líneas en las que analizasen
lo que este texto les despertaba, indicándoles que no lo hiciesen sólo desde una
perspectiva cerebral, sino que tratasen de sentir y de analizar su vivencia puesto
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que, como decía Rogers, el aprendizaje que tiene lugar desde la nuca hacia arriba
y que no involucra sentimiento o significación personal no tiene relevancia para
la persona total.
Les suelo plantear las clases de este tipo de una forma abierta, de manera que
les doy posibles ideas para escribir, insistiéndoles en que tan sólo son “pistas”, que
las posibilidades son múltiples, que cada cual tiene su vivencia y que ninguna es
mejor que otra. Por lo tanto, les digo, “seguramente a vosotros se os van a ocurrir
otras muchas cosas de las que yo no he hablado”. Les sugiero varias posibilidades
en forma de preguntas: ¿Cuál ha sido vuestra vivencia personal en el colegio, en
el instituto o en la familia? ¿Qué efecto ha tenido en vosotros? ¿Cómo sentís que
han sido satisfechas vuestras necesidades? ¿Qué os dice este texto como futuros
educadores? ¿Os hace replantearos vuestro concepto de educación? ¿Os cuestiona
de alguna manera vuestras relaciones personales? ¿Qué sentís después de su
lectura? ¿Habéis aprendido algo sobre vosotros mismos?
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han reforzado mis deseos de hacer cosas que hace tiempo tenía aparcadas.
Me permite aprender con gusto y dedicar tiempo a mi desarrollo interior.
No es como en las clases que te obligan a dejar aparcadas tus experiencias y
emociones de cada día, para concentrarte en una tarea meramente intelectual
y solo por obligación de cumplir con tu responsabilidad”.
- Vivir exigencias adaptadas a su nivel de madurez: “Hay que dejar que los
niños vivan su infancia, sin pretender que respondan como a veces ni siquiera
los adultos somos capaces de responder, y tener mucha paciencia con sus
equivocaciones. He aprendido algo que me ocurre en el día a día: cuando
me equivoco y fallo en alguna cosa que esperaba hacer, me duele y me da
mucha rabia y veo que me exijo demasiado. Voy a intentar no enfadarme y
buscar otro camino para llegar a lo que quería. También será importante para
mí ir dejando de lado los productos, para centrarme más en el cómo y en
disfrutar lo que hago”.
- Aprender los distintos saberes: saber hacer, saber ser, saber vivir (convivir) y
saber de conocimientos: “Es increíble que podamos influir tanto en los niños.
He visto lo importante que es educar las emociones, que a veces se olvidan
en la escuela para explicar tan sólo contenidos. Muchas veces negamos
sentimientos por miedo a ser rechazados, o porque nos da vergüenza sentir
ciertas emociones. Esto nos hace tener una imagen negativa de nosotros
mismos y no nos permite ser ni sentir lo que somos y sentimos. Al no
aceptarnos, tampoco aceptamos a los otros”.
- Ser estimulado a construir la propia identidad: “Ha sido muy estimulante
y gratificante la actividad de contar nuestro mayor deseo, para que vean lo
que somos. Ver cómo la gente espera lo que le vas a decir y cómo te miran a
los ojos con gratitud hacia tus palabras es algo muy bonito. Casi tanto como
escuchar que personas que te conocen de unos pocos meses y de unas horas
a la semana puedan decir tantas cosas de ti, que mucha gente que te rodea ni
tan siquiera ve”.
Al final les propongo que expresen la sensación dominante que les queda de
la clase. Es así como acceden de nuevo a la variedad de vivencias propias y de
sus compañeros: alegría, tranquilidad, miedo a no saber hacerlo bien, calma,
esperanza, aquí hay “madera”, respeto, ahora nos toca a nosotros, preocupación,
responsabilidad, ganas de más, etc.
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6. La formación PRH
“La formación PRH es, ante todo, un camino en el conocimiento
de sí mismo y en la responsabilidad sobre la propia vida para llegar
a ser lo que uno es y realizar aquello para lo que está hecho, con el
fin de dar un sentido a su vida” (André Rochais)
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La formación PRH está abierta a todo tipo de personas, puesto que cualquiera
puede tener acceso de forma consciente y voluntaria a sus riquezas interiores
y atravesar las capas más ocultas de sufrimiento. La clave de esta formación,
presente en los cinco continentes, es “el análisis de sensaciones”, lo que permite
poner claridad en lo que la persona siente y vive, ayudando a descubrir algo
nuevo sobre ella misma en cada análisis, que se realiza en tres etapas. En la
primera, se delimita una vivencia a analizar; durante la segunda se describen los
elementos que aquella contiene, y, finalmente, durante la tercera se profundiza en
esa vivencia para descubrir aquello que contiene y no aparece a primera vista. Al
tratarse de un proceso de autoconocimiento, la persona va haciendo sus análisis
de las realidades que vive y de lo que siente ante ellas, lo que le permite avanzar
por sí sola y con el apoyo de los múltiples medios de formación que están a su
alcance. Normalmente estos análisis se realizan por escrito, salvo en el caso de la
entrevista de ayuda.
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En todo caso, las piezas clave de la formación PRH son tres: los cursos, los
GRAC y la relación de ayuda.
En general, las personas que siguen la formación están animadas por un fuerte
afán de crecer, deseando ser ellas mismas en profundidad, lo que les conduce a
utilizar la formación de una forma más esporádica o prolongada, según los casos,
y con diferentes niveles de ahondamiento. Por otra parte, entre quienes siguen
la formación PRH existen diferentes grados de compromiso. Algunas personas
solamente llevan un proceso de acompañamiento personal, aunque esto es lo
menos frecuente. La mayor parte de ellas están implicadas también en sesiones de
formación y en grupos de acompañamiento (GRAC).
Sin embargo, “la formación PRH no es una terapia, sino más bien un
instrumento de conocimiento de sí mismo en profundidad” (PRH, 6). No es
una pócima mágica que cure instantáneamente o que multiplique las fuerzas de
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Hay personas que utilizan la relación de ayuda para tomar una decisión, para
resolver un problema concreto, para afrontar una etapa de su vida o para superar
una crisis personal; o bien para mejorar sus relaciones interpersonales a nivel per-
sonal o profesional, implicándose entonces a corto o medio plazo. Algunas
personas, sin embargo, quieren ir hasta los dinamismos más profundos de su
personalidad, lo que les conduce a comprometerse, mediante un largo proceso de
trabajo acompañado, en una relación de ayuda terapéutica, para llegar a lo más
hondo del sufrimiento y liberarlo, lo que va a permitir que emerjan las riquezas
de su corazón y la fuerza de vida que las anima (PRH, 2000). Finalmente, en
cualesquiera de los supuestos citados, la metodología utilizada en relación de
ayuda es el análisis de sensaciones de tipo psicológico, lo que va a llevar a la
persona a descubrir algo nuevo sobre sí misma y avanzar.
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El diálogo de ayuda
Es la forma más habitual de ayuda. La persona habla de su problema y la
entrevista se centra en el mismo. El acompañante escucha y aporta ideas acerca
del problema y de la forma de abordarlo.
La entrevista de ayuda
Es la modalidad más eficaz. La persona habla de su problema, pero la entrevista,
en lugar de estar centrada en éste, se polariza en la persona para comprender
cómo ésta vive su problema y qué siente ante la situación, y para que encuentre
los resortes que le permitan resolverlo. Se trata de ayudar a la persona a resolver
su problema tal y como ella lo ve y lo siente.
La directividad de ayuda
Es una modalidad de ayuda útil cuando la persona es muy infantil o está
desbordada por su problema o por la crisis que vive, siendo incapaz de ver con
claridad y comprender de qué medios dispone para afrontarlo. En estos casos, a
veces en personas deprimidas o agotadas, el acompañante se responsabiliza de
la persona para hacerla salir de su dificultad mediante orientaciones, consejos, e
incluso con indicaciones concretas.
262 ISSN 0213-8646 • Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 66 (23,3) (2009), 231-269
Construyendo nuestra felicidad para ayudar a construirla
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María Rosario Fernández Domínguez
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Construyendo nuestra felicidad para ayudar a construirla
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María Rosario Fernández Domínguez
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Construyendo nuestra felicidad para ayudar a construirla
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resúmenes de tesis
doctorales
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Resúmenes de Tesis Doctorales
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Resúmenes de Tesis Doctorales
superación de la exclusión social. Los resultados del estudio apoyan las teorías y
prácticas que enfatizan el valor de la participación de las personas en procesos de
aprendizaje en la gestión de la escuela de personas adultas. Las consecuencias
de este tipo de participación afectan no solo a las personas de forma individual
sino que también al centro educativo, a las personas alrededor de la persona
participante y a la comunidad.
La tesis consta de cinco partes fundamentales:
En la primera se hace una introducción del tema, presentando los antecedentes
sobre la temática, el problema a estudiar, las preguntas de investigación, un resumen
de la metodología, las limitaciones del estudio y la necesidad de este estudio.
En la segunda se hace una revisión de la literatura y de los conceptos clave
sobre el tema de estudio; para ello se presenta, desde la literatura internacional
y nacional, los conceptos de: participación en la gestión y toma de decisiones,
educación de personas adultas en España, educación democrática de personas
adultas y enfoques dialógicos.
En la tercera parte, metodología de la investigación, se describe el diseño de
investigación, las preguntas de investigación, la justificación de la metodología
seleccionada –en este caso, la metodología comunicativa crítica–, el caso de
estudio: la escuela de personas adultas de La Verneda-Sant Martí, la recogida de
datos y su análisis, así como la fiabilidad y la validez del estudio.
En la cuarta parte, análisis de datos y resultados, se presentan los datos
obtenidos a lo largo de la investigación, destacando principalmente en dos bloques
las percepciones sobre la gestión dialógica de la escuela de personas adultas desde
las personas participantes y, por otro lado, desde los educadores y educadoras.
En la quinta y última parte, conclusiones, se discuten los resultados encontrados,
contrastándolos con los conocimientos anteriormente presentados. Se presenta
las repercusiones del estudio y las recomendaciones de cuestiones interesantes a
investigar en el futuro, indicando posibles líneas de investigación.
Este trabajo de investigación amplía el conocimiento sobre aprendizaje
organizativo y gestión del conocimiento ya que ofrece nuevas perspectivas sobre
cómo involucrar a las personas participantes en la gestión de la entidad dando
el protagonismo a los actores principales del proceso educativo, las personas
participantes. Este trabajo también aporta conocimiento sobre la gestión de los
centros educativos de personas adultas facilitando la perspectiva de las personas
participantes. Finalmente, este enfoque organizativo facilita un entorno de doble
aprendizaje para las personas adultas, aprendizaje instrumental de conocimientos
y aprendizaje organizativo y de gestión, todo ello superando las desigualdades
educativas y la exclusión social.
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Resúmenes de Tesis Doctorales
Research questions:
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Resúmenes de Tesis Doctorales
who volunteered to share their insights. Through use of sustained inductive and
deductive coding procedures applied across the data set, a series of key categories
emerged that were used as themes to address the research questions. These
key categories included: participants’ constructs of “community” as a resource
for making meaning with young adult fiction; multimodal texts as contributing
to adolescents’ critical readings of text; and the use of social network sites such
as Facebook as resources to interact with text within the space of a web-based
classroom.
Conclusions and Contributions: Findings from this research suggest that English
preservice teachers in this study applied a sociocultural approach to literacy
teaching, using multimodal and digital tools, to prompt a critical reading of their
selected works of young adult fiction. Findings also suggest that participants’
social, cultural and material experiences offered few resources for critically making
meaning with their reading selections. I discuss two implications from these findings
to conclude this work. The first is that digital, multimodal tools offer possibilities
for broadening students’ sociocultural knowledge in ways that are important for
democratic engagement. A second key implication is that institutions of higher
education need to develop preservice teachers resources for interrupting racist,
classist and sexist ideologies that function to resist equitable teaching practices. I
suggest that computer-mediated tools, such as online classrooms, offer a medium
for this critical work. Findings from this dissertation work suggest technologically-
mediated environments as important spaces for prospective teachers to learn
as a “community of practice” (Lave & Wenger, 1991) in their development
as reflective practitioners. Studies have documented digital spaces as harboring
multiple affordances to provide a collaborative environment for teacher candidates
to discuss “the values, norms and habitual ways of seeing which belong to the
teaching profession” (Ferry, Kiggins, Hoban & Lockyer, 2001, p. 4). Ferry
et al. contend that central to CMC as a learning rich environment is its potential
for prospective teachers to practice being a “community of practice” to facilitate
“immersion in the discourse of the teaching community” (p. 4).
References:
Ferry, B., Kiggins, J., Hoban, G. & Lockyer, L. (2001, December). Use of computer-
mediated communication to form a knowledge-building community in initial teacher
education. Paper presented at the Annual Meeting of the Australian Association for
Research in Education, Freemantle, Australia.
276 ISSN 0213-8646 • Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 66 (23,3) (2009), 273-276
AUTORES
ISSN 0213-8646 • Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 66 (23,3) (2009), 273-276 277
278 ISSN 0213-8646 • Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 66 (23,3) (2009), 279-282
Autores
ISSN 0213-8646 • Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 66 (23,3) (2009), 279-282 279
Autores
280 ISSN 0213-8646 • Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 66 (23,3) (2009), 279-282
Autores
enseñar (Narcea, 1989, 2001), Educación del pensamiento y de las emociones (Narcea, 2005)
y especialmente Los moldes de la mente (Tafor, 2002), cuya teoría se refleja en el Test TAMAI y
en Programas de crecimiento personal como PIELE, PIECAP o IDAFE (en TEA) y en su novela
El código oculto de la mirada.
Gonzalo Hervás es profesor de la Universidad Complutense de Madrid. Autor de más de 20
publicaciones en revistas y libros nacionales e internacionales. Codirector, junto con el prof.
Carmelo Vázquez, de los libros Psicología positiva aplicada en 2008 y La ciencia del bienestar.
Fundamentos para una psicología positiva en 2009. Ha colaborado desde los comienzos del
movimiento con Martin Seligman, habiendo trabajado en el Positive Psychology Center de la
Universidad de Pennsylvania. Sus trabajos sobre el bienestar han sido premiados en el Congreso
Anual de Psicología Positiva de 2007 en Washington.
Eduardo Jáuregui Narváez es Doctor en Ciencias Políticas y Sociales, Master en Antropología
Social, Licenciado en Economía (con especialización en Psicología Social), y Profesor de
Psicología en Saint Louis University (Campus de Madrid). Es co-fundador de la consultora de
formación Humor Positivo. Guionista y director de cine, diseñador de experiencias on-line y
creativo publicitario, es autor de numerosos artículos y de libros como El sentido del humor:
Manual de instrucciones (RBA, 2007), Alta diversión: los beneficios del humor en el trabajo –en
colaboración con Jesús Damián Fernández Solís– (Alienta, 2008), o Amor y Humor (RBA, 2009).
Página web: http://www.humorpositivo.com
Santos Orejudo es Doctor en Psicología, Psicólogo Especialista en Psicología Clínica y Profesor
Contratado Doctor del Departamento de Psicología y Sociología de la Universidad de Zaragoza.
Ejerce su docencia en la Facultad de Educación de la citada universidad y, entre otras áreas
de interés, desde hace años es el coordinador de una línea de investigación sobre el desarrollo
del optimismo en niños y adolescentes, de la que se están realizando distintas publicaciones en
revistas científicas.
Rosario Ortega es catedrática de Psicología en la Universidad de Córdoba, donde dirige
el Laboratorio de Estudios sobre Convivencia y Prevención de la Violencia (LAECOVI).
Actualmente es la investigadora responsable del Proyecto I+D “Violencia y cortejo juvenil:
Un estudio psicoeducativo” (Ministerio de ciencia e innovación) y el Proyecto de Excelencia
“Violencia escolar y bullying en Andalucía: El estado de la cuestión, factores de género,
multiculturales y de edad” (Junta de Andalucía). Miembro fundador del Observatorio Europeo
de la Violencia Escolar, es asimismo miembro del Observatorio Estatal de Convivencia Escolar, y
del Observatorio para la Convivencia Escolar en Andalucía. Cuenta con numerosas aportaciones
nacionales e internacionales en las líneas de investigación de juego, convivencia, violencia escolar
y bullying, entre otras.
José Emilio Palomero Pescador es profesor titular de Psicología Evolutiva y de la Educación
en la Facultad de Educación de la Universidad de Zaragoza, donde imparte Psicología Evolutiva
y Psicología de la Educación. Miembro fundador y editor de la Revista Interuniversitaria
de Formación del Profesorado y de la Revista Electrónica Interuniversitaria de Formación
del Profesorado, ha coordinado diferentes monografías publicadas en ambas revistas. Ha
participado en la organización de los congresos sobre formación del profesorado promovidos
por la Asociación Universitaria de Formación del Profesorado (AUFOP) en colaboración con
diferentes universidades. Ha publicado distintos trabajos, en diferentes medios, relacionados con
la formación inicial y permanente del profesorado. Es director del Postgrado en Psicomotricidad
y Educación de la Universidad de Zaragoza.
Álvaro Retortillo Osuna es doctor en Psicología Social por la Universidad de Valladolid en el año
2009. Imparte docencia en la especialidad de Ciencias del Trabajo. Sus temas de investigación
ISSN 0213-8646 • Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 66 (23,3) (2009), 279-282 281
Autores
282 ISSN 0213-8646 • Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 66 (23,3) (2009), 279-282
1) Normativa general 2.1) Aspectos formales
La Revista Interuniversitaria de Formación Los/as autores/as enviarán cuatro copias del trabajo
del Profesorado, continuación de la antigua original, en soporte papel, a la siguiente dirección:
Revista de Escuelas Normales (RIFOP), Facultad de Educación, Revista Interuniversitaria
que publica tres números al año (Abril, Agosto y de Formación del Profesorado, c/ San Juan Bosco,
Diciembre), es el órgano oficial de expresión de la 7, E-50009 Zaragoza. Telf./Fax +34 976 761 301.
ASOCIACION UNIVERSITARIA DE FORMACIÓN También se remitirá a esta dirección una copia en
DEL PROFESORADO (AUFOP), entidad científico- soporte informático (diskette o CD-R), en word
profesional, de carácter no lucrativo, que nació en el para Mac (Microsoft Office X), o en cualquier otro
contexto de los “Seminarios Estatales para la Reforma programa compatible con el anterior. En cualquier
de las Escuelas Universitarias de Formación del caso debe quedar especificado claramente el
Profesorado”, hoy Facultades universitarias. Sus socios programa utilizado.
son personas físicas o instituciones relacionadas con la
formación inicial y/o permanente del profesorado. La Todos los trabajos serán presentados en soporte
citada revista se edita en colaboración con la Universidad papel, en papel blanco formato DIN A4, escritos
de Zaragoza, de la que recibe ayuda económica, y de por una sola cara, y su extensión máxima, incluidas
cuyo catálogo de publicaciones propias forma parte. Su tablas y gráficos si los hubiere, no deberá sobrepasar
sede social, dirigida por José Emilio Palomero Pescador de 18 páginas a dos espacios, debiéndose utilizar
(emipal@unizar.es), está localizada en la Facultad de un tipo de letra de 12 puntos (Times, Times New
Educación de Zaragoza, c/ San Juan Bosco, 7, E-50009 Roman o similares). Por otra parte, los trabajos irán
Zaragoza. encabezados con un “título corto” y acompañados
de un resumen de un máximo de 100 palabras, así
La AUFOP edita también una segunda revista, como tres o cuatro palabras clave, que deben estar
la Revista Electrónica Interuniversitaria de ajustadas al Tesauro Europeo de la Educación, al
Formación del Profesorado (REIFOP), cuyos con- Tesauro Mundial de la Educación (UNESCO), o
tenidos son independientes de los de la RIFOP. a las entradas del Tesauro empleado en la base de
datos ERIC. El título, el resumen y las palabras clave
Ambas revistas pueden ser consultadas en las páginas deben presentarse en español y en inglés. En su caso,
web de la AUFOP [www.aufop.org y www.aufop. las tablas, gráficos o cuadros deberán reducirse al
com], así como en las bases de datos DIALNET, de la mínimo, y se presentarán en hojas aparte, indicando
Universidad de la Rioja (España), y REDALyC, de la el lugar exacto donde deben ir ubicados.
Universidad Autónoma del Estado de México.
Al final del trabajo se incluirá el nombre y apellidos
La AUFOP, finalmente, es la propietaria legal de ambas del autor/a o autores/as, centro de trabajo y dirección
revistas, que se rigen por los estatutos de la citada de contacto, así como teléfono, fax y dirección de
entidad y que dependen jurídicamente de los órganos correo electrónico. Se incluirá también un breve
directivos de la misma: Asamblea General, Junta curriculum, de no más de seis líneas, en el que se
Directiva y Comité Científico. señale el perfil académico y profesional, así como
las principales líneas de investigación del autor/a o
2) Normas para la confección de artículos autores/as.
Nombre:............................................Apellidos:..............................................................
NIF o CIF (Número de Identificación Fiscal):.....................................................................
Dirección:
Calle/Plaza:...................................... Número:...............................................................
Ciudad:............................................ Provincia:..............................................................
País:................................................. Código postal:......................................................
Teléfono:......................................... E-Mail:..................................................................
Domiciliación Bancaria:
Ruego me giren el importe de la suscripción anual a mi cuenta:
Banco o Caja de Ahorros:............................................................................................
Número Completo de la cuenta (20 dígitos):....................................................................
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