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El Neoliberalismo vs el Neoestructuralismo:
El Gran Viraje de 1989
Venezuela ocupa, desde hace algo más de una década, un punto neurálgico de la
geopolítica continental. Fue allí, en esa nación medio caribeña y medio sudamericana,
donde a fines de la inefable década de los noventa comenzó a abrirse la grieta por donde
se colaría desde entonces la posibilidad de un nuevo tiempo, no sólo para dicho país, sino
para gran parte de la región.
El final del ciclo neoliberal –propiciado, como se verá, por dicha resistencia–
significará en términos políticos la caída de un modelo de democracia absolutamente
singular, vigente desde fines de los cincuenta, la cual, entre otras cosas, tuvo la
particularidad de mantenerse en pie cuando el resto de los regímenes democráticos de la
región se derrumbaron.
En décadas recientes la mayoría de los países del primer mundo han transitado
una senda de liberalización económica con el objetivo de mantener o aumentar su
competitividad como ambientes propicios para el desarrollo de negocios. Las políticas de
liberalización incluyen la privatización parcial o total de instituciones o bienes del
gobierno, una mayor flexibilidad del mercado laboral, menores impuestos sobre los
negocios, menos restricciones sobre los capitales domésticos y extranjeros, mercados
abiertos, etc.
Hay al menos otros dos factores que también inciden con fuerza en el aporte de
los mercados financieros a los procesos de formación de capital. Primero, la oferta de
fondos, ya que las instituciones financieras no pueden hacer más que captar y asignar esos
fondos a la inversión y a otros usos socialmente rentables. Segundo, una macroeconomía
que dé a las instituciones financieras y a los agentes económicos señales correctas de
asignación de recursos, principalmente a través de un tipo de cambio real y tasas reales
de interés concordantes con las condiciones de mediano y largo plazo. Estos factores se
consideran aquí parte del entorno.
2. Que se conoce como “trade off” entre activos financieros y activos reales
La teoría del trade-off, también conocida como teoría estática, sugiere que las
empresas se adaptan a un nivel de endeudamiento óptimo, que está determinado por un
trade off entre los costos y los beneficios del endeudamiento, es decir, el nivel de
endeudamiento depende de un equilibrio óptimo entre las ventajas tributarias de la deuda
y las desventajas derivadas del incremento de la posibilidad de quiebra.
Una firma con una deuda de alto riesgo y que actúe de acuerdo con los intereses
de sus accionistas, seguirá una regla de decisión diferente de una que pueda emitir deuda
menos riesgosa o que no emita deuda. La firma financiada con una deuda altamente
riesgosa, dejará pasar valiosas oportunidades de inversión, oportunidades que harían
positiva la contribución neta del valor de mercado de la firma (activo financiero).
Myers (1977) plantea que la emisión de una deuda con altos niveles de riesgo
reduce el valor presente de mercado de la firma por inducir una futura estrategia
inversionista que es subóptima. La pérdida de valor de mercado se absorbe por las
acciones en circulación de la firma. Así, si hay un impuesto sobre la renta y la tasa de
interés es deducible de impuestos, la estrategia óptima involucra un trade-off entre las
ventajas impositivas de la deuda y el costo de una futura estrategia de inversión
subóptima.
Para la teoria del trade off, el valor de la firma no está dado por el rendimiento de
los activos presentes de la empresa, sino por el valor presente neto del rendimiento que
podría obtener con futuras inversiones. En este sentido, la empresa busca una estructura
óptima de capital, pues el nivel y las características de la deuda que la empresa contraiga
limitarán las decisiones de inversión. Este razonamiento permite explicar por qué las
empresas no se endeudan tanto como les es posible.
Sin embargo, como se verá a continuación, el mismo Myers más tarde revaluó sus
planteamientos y usó el término jerarquía de las preferencias para explicar mejor el
comportamiento de las empresas sobre estructura de capital a lo llamaría activo real ya
que es con lo que se cuenta para tomar las diferentes acciones.
Las normas financieras influyen en las tasas de interés y el tipo de cambio, ya sea
fijándolos, estableciendo bandas o topes para ellos, o permitiendo la participación de la
autoridad monetaria en los mercados de dinero y de divisas. Estas normas también pueden
establecer restricciones, exigencias de encaje, e impuestos al acceso de inversionistas
extranjeros a los mercados financieros internos y al acceso de instituciones financieras
internas a fondos de terceros, ya sea en moneda nacional o extranjera, e influir por estas
vías en esos precios financieros claves.
Durante los primeros meses de implantación del plan de ajuste se observaron una
serie de circunstancias por demás importantes. Por una parte, el abrupto escalamiento de
los precios trajo como consecuencia una reducción acentuada del poder adquisitivo de la
población, ya que sus ingresos monetarios no aumentaron a un ritmo similar al de los
precios, produciendo una contracción de la demanda privada, y particularmente del
consumo. Por otra parte, el incremento inflacionario hizo necesaria la elevación de las
tasas de interés, limitándose aún más las posibilidades de expansión de la demanda. De
hecho, el encarecimiento del crédito no solo desincentivo la demanda de préstamos en el
mercado financiero, si no que llevo a muchos venezolanos a reducir su nivel de exposición
de crédito con sus bancos.
Estas devaluaciones hacen que los gobiernos, que son demandantes netos de las
divisas generadas por los exportadores privados, tengas que desembolsar una mayor
cantidad de moneda local para adquirir los dólares que requieren para servir la deuda
externa y realizar sus importaciones. En otras palabras, las modificaciones cambiarias
conllevan mayores obligaciones de gasto de origen externos para los gobiernos de otros
países.