El paisaje incluye vistas de picos rocosos, nieve y glaciares, el desolado páramo,
donde ya no crecen árboles, el inmenso flujo de lava del Antisanilla de 1760, la
laguna Micacocha, rápidos arroyos de montaña, una singular vegetación y avifauna. Establecida en 1993 para preservar la flora y fauna endémicas, la Reserva Ecológica Antisana de 120.000 hectáreas es el refugio de aves en peligro de extinción como el cóndor, el ibis de cara negra, el cara-cara (localmente llamado curiquingue), bandurrias, gaviotas andinas y patos torrenteros. Se realiza una parada frente a una masiva pared de acantilados, para observar el sitio donde anidan los cóndores y otras aves de altura. A más de 4000 metros se encuentran líquenes, flores silvestres, musgo de almohadilla y la paja típica del páramo.