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1 Samuel 15:22-23
¿Se complace el SEÑOR tanto en holocaustos y sacrificios
como en la obediencia a la voz del SEÑOR?
He aquí, el obedecer es mejor que un sacrificio,
y el prestar atención, que la grosura de los carneros.
Porque la rebelión es como pecado de adivinación,
y la desobediencia, como iniquidad e idolatría.
Por cuanto has desechado la palabra del SEÑOR,
El también te ha desechado para que no seas rey.
1 Samuel 15:22-23
Estas son las mejores noticias en el mundo entero: Que Dios es el tipo de
Dios cuyo fervor de glorificar su nombre se expresa plenamente en el acto
que satisface los anhelos de mi corazón. Esto quiere decir que cuando
estoy más sediento, más desesperado y más necesitado de auxilio, puedo
alentar a mi alma no sólo con la verdad de que existe un impulso
misericordioso en el corazón de Dios sino también con la verdad de que la
fuente y el poder de ese impulso es el fervor de Dios de actuar por el bien
de su propio nombre.
Puedo orar con los salmistas: “Oh Señor, por amor de tu nombre, perdona
mi iniquidad, porque es grande”. (25:11) “Ayúdanos Oh Dios de nuestra
salvación, por la gloria de tu nombre; líbranos y perdona nuestros pecados
por amor de tu nombre.” (79:9) “Por amor de tu nombre me conducirás y me
guiarás.” (31:3)
Hay dos preguntas que quiero que esta mañana ustedes traten de
contestar:
Finalmente, la iniquidad de Amalec y su pueblo es completa y el Señor manda a Saúl, el primer rey
de Israel, que ejecute la condena contra Amalec y su pueblo. Se da la orden en 1 Samuel 15:2-3
Así dice el SEÑOR de los ejércitos: "Yo castigaré a Amalec por lo que hizo a Israel, cuando se puso
contra él en el camino mientras subía de Egipto. Ve ahora, y ataca a Amalec, y destruye por
completo todo lo que tiene, y no te apiades de él; antes bien, da muerte tanto a hombres como a
mujeres, a niños como a niños de pecho, a bueyes como a ovejas, a camellos como a asnos."
Así que Saúl reunió a su ejército y atacó la ciudad de Amalec. Advirtió a los ceneos que se fueran si
querían salvar sus vidas (v.6). Y despúes derrotó a los amalecitas desde Havila en dirección a Shur,
que está al oriente de Egipto.
Pero Saúl y el pueblo perdonaron a Agag, y a lo mejor de las ovejas, de los bueyes, de los animales
engordados, de los corderos y de todo lo bueno, y no lo quisieron destruir por completo; pero
todo lo despreciable y sin valor lo destruyeron totalmente.”
El Señor vio esta desobediencia y se arrepintió de haber hecho rey a Saúl (v.11). Sólo un
comentario breve acerca del “arrepentimiento” divino.
El versículo 29 de este capítulo dice que “la Gloria de Israel no mentirá, ni se arrepentirá, porque
no es hombre para que se arrepienta." Como yo lo interpreto, ésto quiere decir que el
arrepentimiento de Dios (eje. en v. 11) no es parecido al arrepentimiento del hombre. De hecho,
es tan distinto que de cierta forma no es arrepentimiento como dice el versículo 29. No está
basado en la ignorancia o el engaño.
El arrepentimiento de Dios es el cambio de su corazón hacia una nueva dirección, pero no a una
imprevista. Dios no se arrepiente porque fue tomado desprevenido por un cambio de
circunstancias. Eso sin duda le pasaría al hombre. Pero la Gloria de Israel no es hombre para que
se arrepienta.
Cuando la Biblia dice que Dios se arrepiente, quiere decir que expresa una actitud distinta hacia
algo de la que expresó anteriormente, no porque algún cambio de circunstancias haya sido
inesperado, sino porque el cambio de circunstancias hace que una actitud diferente sea más
apropiada de expresar ahora de lo que hubiera sido antes.
Samuel está enojado con este cambio de actitud de Dios hacia Saúl y le clama a Dios toda la noche
(v.11, cf. 12:23). El resultado de su noche de oración es una resolución firme de hacer lo que Dios
manda. Se levanta muy temprano por la mañana y descubre (v.12) que Saúl fue a Carmel y levantó
un monumento para sí, y siguió adelante a Gilgal donde había sido hecho rey anteriormente
(11:15).
Así que Samuel fue a Saúl, y (en v.13) Saúl le dijo: “¡Bendito seas del SEÑOR! He cumplido el
mandamiento del SEÑOR." Samuel pregunta (en v.14) qué significa el sonido de balido de ovejas y
mugido de bueyes si Saúl realmente destruyó todo como Dios dijo.
Entonces (en v.15) Saúl le echa la culpa al pueblo: “Los han traído de los amalecitas, porque el
pueblo perdonó lo mejor de las ovejas..." Pero nada que diga Saúl va a servir ahora. Él ha
desobedecido el mandamiento del Señor y lo admite finalmente en el versículo 24: “He pecado; en
verdad he quebrantado el mandamiento del Señor y tus palabras…”
Ahora nuestra primera pregunta es ésta: ¿Por qué está Dios tan disgustado con la desobediencia?
O de una manera positiva, ¿por qué se deleita tanto Dios en la obediencia?
Yo veo por lo menos cinco razones en este relato por qué odia Dios la desobediencia y se deleita
en la obediencia. Las voy a mencionar en el orden de la más leve hasta la más seria, según mi
criterio:
Observen el versículo 24: “He pecado; en verdad he quebrantado el mandamiento del SEÑOR y tus
palabras, porque temí al pueblo y escuché su voz”.
¿Por qué obedeció Saúl al pueblo en vez de Dios? Porque le tuvo temor al pueblo en vez de a Dios.
Él le tuvo más temor a las consecuencias humanas de la desobediencia que a las consecuencias
divinas del pecado. Él le tuvo más temor al disgusto del pueblo que al disgusto de Dios. Y eso es un
insulto enorme para Dios. Samuel le dijo dos veces a Saúl y al pueblo en el 12:14 y 24: “Solamente
temed al SEÑOR y servidle en verdad con todo vuestro corazón”. Pero ahora el mismo líder ha
temido al hombre y se ha desviado de seguir a Dios (1 Samuel 15:11).
Saúl trató de persuadir a Samuel de que fue una intención noble la que lo llevó a desobedecer a
Dios y mantener vivas a las mejores ovejas y bueyes. (v. 21). Él dijo que querían sacrificarlos al
Señor en Gilgal. Pero el Señor le había dado discernimiento a Samuel en cuanto al motivo
verdadero de Saúl y el pueblo. Vemos tal en sus palabras en el versículo 19:
¿Por qué, pues, no obedeciste la voz del Señor; sino que te lanzaste sobre el botín e hiciste lo malo
ante los ojos del SEÑOR?
Se lanzaron sobre el despojo como aves hambrientas ávidos de llenar sus barrigas. La palabra
“lanzar” se usó en 14:32 para describir como el pueblo se lanzó sobre el despojo cuando fueron
derrotados los filisteos. Dice: “Entonces el pueblo se lanzó sobre el despojo, y tomó ovejas, bueyes
y becerros y los mataron en el suelo; y el pueblo los comió con la sangre".
Cuando dice Samuel en 15:19: “¿Por qué, pues, no obedeciste la voz del SEÑOR, sino que te
lanzaste sobre el botín e hiciste lo malo ante los ojos del SEÑOR?" está insinuando que el pueblo
fue impulsado por un deseo excesivo por los deleites de toda esa carne. (Recuerden, aquellos que
sacrifican se pueden comer la carne). Su deleite estaba puesto en el lugar equivocado. Debería
haber sido en Dios. Pero ellos se deleitaron más en la carne de las ovejas y los bueyes que en la
sonrisa y confraternidad de Dios. Esto, por supuesto, es una gran ofensa para Dios y por lo tanto
muy desagradable en su vista.
Cuando Saúl derrotó a los amalecitas, lo primero que hizo fue levantar un monumento para sí
mismo. Versículo 12: “Se le dio aviso a Samuel, diciendo: Saúl se ha ido a Carmel, y he aquí que ha
levantado un monumento para sí”. Por lo visto Saúl estaba más interesado en alabarse a sí mismo
que en alabar a Dios a través de la cuidadosa obediencia a Su palabra. Él colocó mal la alabanza de
Dios hacia sí mismo.
Samuel dijo: ¿No es verdad que aunque eras pequeño a tus propios ojos, fuiste nombrado jefe de
las tribus de Israel y el SEÑOR te ungió rey sobre Israel? Y el SEÑOR te envió en una misión, y dijo,
"Ve, y destruye por completo a los pecadores, los amalecitas, y lucha contra ellos hasta que sean
exterminados." ¿Por qué, pues, no obedeciste la voz del Señor?
Anteriormente en 9:21, Saúl estaba azorado que Dios lo había escogido para ser rey sobre Israel
cuando el era de la tribu mas pequeña, la tribu de Benjamin, y su familia era de las menos
importantes de la tribu. ¡Y debería de haber estado azorado! Si el quería honor, debería de haber
estado azorado y satisfecho con el honor que Dios le había otorgado. Este es el punto de Samuel
en el versículo 17: ¿por qué estas impulsado por un deseo por la gloria humana cuando, de hecho,
se te ha otorgado el privilegio glorioso de ser el jefe de las tribus de Israel y el rey ungido de la
gente de Dios?
Pero Saúl no estaba conforme con la gloria de Dios y el honor de ser su rey elegido. Él quería su
propia gloria y su propia alabanza. Y el camino sumiso de la obediencia no ofrece ese tipo de
alabanza y gloria. Así que él hizo las cosas a su manera.
Ahora estamos en terreno textual explícito. Esta es la razón real que Samuel da de porque la
desobediencia es desagradable para Dios en el versículo 23.
(22b) He aquí, el obedecer es mejor que un sacrificio, y el prestar atención, que la grosura de los
carneros. (23) Porque la rebelión es como pecado de adivinación.
Dios había puesto la adivinación en la misma categoría con las cosas horribles que el odia en
Deuteronomio 18:10.
No sea hallado en ti nadie que haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique
adivinación, ni hechicería, o sea agorero, o hechicero, o encantador, o médium, o espiritista, ni
quien consulte a los muertos. Porque cualquiera que hace estas cosas es abominable al SEÑOR.
5. La desobediencia es idolatría
Cuando Dios dice algo y nosotros consultamos al pequeño mago de nuestra propia sabiduría y
luego escogemos tercamente a seguir nuestro propio camino, somos idólatras. No sólo escogemos
consultar a nosotros mismos como una alternativa a Dios, y de esa manera nos hacemos culpables
de adivinación, sino que nos vamos más allá de eso y de hecho apreciamos la guía de nuestra
propia mente sobre la guía de Dios y nos hacemos culpables de idolatría. Y lo peor de todo,
nuestro propio ser es el ídolo.
Así que es evidente que Dios estará disgustado con la desobediencia porque a cada paso es un
ataque a su gloria.
Pero la obediencia, que es el opuesto exacto, honra y entrona a Dios. Y por consiguiente, Dios se
deleita en la obediencia.
Ahora nos tornamos a la segunda pregunta que planteamos al principio: ¿Son éstas buenas
noticias? ¿Son buenas noticias saber que Dios se deleita en la obediencia o es una carga más?
Yo creo que son buenas noticias. Y hay por lo menos seis razones porque lo creo. Sólo tenemos
tiempo para mencionarlas brevemente.
El deleite de Dios en la obediencia son buenas noticias porque quiere decir que es laudable y
confiable. Si no se deleitara en la obediencia, sería una contradicción viva: amar su gloria por sobre
todas las cosas y aun así no estar satisfecho por los actos que dan a conocer su gloria . Sería falso e
hipócrita. ¡Su belleza se desvanecería y con ella nuestro deleite! Y no seria confiable porque no se
puede confiar en un Dios cuyos valores son tan volubles que se exalta a sí mismo un minuto y
luego aprueba las ofensas el siguiente.
El deleite de Dios en la obediencia son buenas noticias porque garantiza la promesa de que algún
día la gloria de Dios ciertamente cubrirá la tierra de la manera que las aguas cubren el mar. Si Dios
fuera indiferente a la desobediencia, entonces no habría ninguna certeza de que la época venidera
estaría libre de todo comportamiento que deshonra a Dios. Pero porque el detesta la
desobediencia y ama la obediencia podemos estar seguros que nuestro anhelo por un mundo
lleno de la gloria de Dios ciertamente llegará a suceder.
El deleite de Dios en la obediencia son buenas noticias porque demuestra que la gracia de Dios es
un poder glorioso y no una tolerancia débil del pecado. La gloria de la gracia de Dios se puede ver
no sólo en el hecho de que Dios pasa por alto los pecados de los creyentes sino también en el
hecho de que gradual, final y victoriosamente hace desaparecer esos pecados. Si Dios no se
deleitara en la obediencia entonces su gracia soberana quizás nunca demostraría su poder de
conquistar todos los pecados.
Es buena noticia el deleite de Dios en la obediencia porque todo lo Dios ordena es para nuestro
bien. Así que cuando Dios se deleita en nuestra obediencia en realidad se está deleitando en
nuestro gozo profundo y duradero. Deuteronomio 10:12-13 dice,
Ahora, Israel, ¿qué requiere de ti el SEÑOR tu Dios, sino que temas al SEÑOR tu Dios, que andes en
todos sus caminos, que le ames y que sirvas al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón y con toda tu
alma, y que guardes los mandamientos del SEÑOR y sus estatutos que yo te ordeno hoy para tu
bien?