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Turay

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Turay
País Argentina
Idioma Castellano
Especialidad Historieta
Fundación 1971
Desarrollo
Editor Cielosur Editora
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Turay, Hermano de Aventuras, fue una fue una revista de historietas publicada entre
1974 y 1975 en la Argentina por Editorial Julio Korn, bajo la dirección de Enrique
Meier.1 La revista traía una mirada latinoamericana a los temas tradicionales de la
historieta (Turay significa hermano en quechua). Tenía forma apaisada, a la manera del
viejo Misterix.

Dicen que había un muchacho que tenía una hermana muy mala y vivían
solos en una casita en el monte. El hermano le traía todo lo que le hacía falta para la
casa, leña, comida, miel y otras cosas que ella aprovechaba. Pero ella lo hacía sufrir
peleándolo por cualquier cosa. A veces le derramaba las comidas y lo dejaba sin
comer.

Hasta que un día, el hermano, cansado de ella, para desquitarse y darle un


castigo, la invitó a que fuesen a sacar miel de unas abejas que tenía en la coronita de
un árbol muy alto. Se fueron al monte donde estaba el árbol y como ella quería sacar
primero la miel, subió por delante, y cuando estuvo en la punta buscando la casita de
las abejas, su hermano se fue bajando y cortando todas las ramas, para que ella no
pudiera bajar. Cuando llegó al suelo se largó corriendo y dejó sola a su hermana
arriba del árbol.

Entonces ella, al encontrarse sola, empezó a gritarle a su hermano, pero él no


le hacía caso, hasta que fue llegando la noche. Y entonces le empezaron a brotar
plumas hasta convertirse en pájaro y se convirtió en cacuy. Y éste pájaro se llama así
porque dice clarito ¡Cacuy!, llamando a su hermano.
La leyenda del Kakuy
El kakuy es un pájaro fantasma que anda por las noches, su canto da sensación de
tristeza, siempre arrastra lamento, ¿pero cuántas personas conocen su historia? Te
invitamos a conocer esta leyenda llena de amor, tristeza y venganza entre dos hermanos.

Por Christian Fasani | 22-03-2020 11:13hs

La leyenda del Kakuy.

Cuenta la leyenda que en tiempos muy remotos habitaba una pareja de hermanos
indígenas, varón y mujer, siendo el hombre el mayor de la choza luego de quedar
huérfanos tras la muerte de sus padres. El joven era muy noble y trabajador, un
muchacho de buenos sentimientos dedicado plenamente al cuidado de su hermana, a
quien consistía con hermosos regalos. Ella era muy perversa, le hacia la vida imposible
y lo trataba de lo peor.

Un buen día al llegar el joven de una larga jornada de trabajo, le pidió a su hermana que
le preparara un poco de agua endulzada con miel, ella muy molesta por el pedido la fue
a buscar pero antes de entregársela la dejo caer  sobre el cuerpo de el.  Al día siguiente,
repitió la maldad pero esta vez le arrojó comida, lo que provocó un gran malestar en el
hermano, y por eso decidió abandonar la choza e internarse en lo profundo de la
montaña.

El joven dolido y triste por el comportamiento de su hermana deambulaba por los


tenebrosos bosques, se sentaba en la orilla de un árbol y recordaba los sabores de las
mejores frutas, algarrobas, arvejas y frutos secos, alimentos que le llevaba a su hermana
para que comiera lo mejor que conseguía en el campo. A pesar de todo su dolor, Desde
las montañas la abastecía de igual manera, brindándole la mejor miel de abejas y
quirquinchos que cazaba para que se alimentara.

Ya cansado de los desprecios y humillaciones que le hacia la muchacha, decidió darle


un buen escarmiento invitándola a pasear por la montaña, una invitación que escondía
venganza.

Cuando llegaron al lugar el joven hizo subir a la muchacha al árbol más alto para
conseguir la mejor miel, mientras la acompañó trepando del otro lado del arbusto.
Cuando se aseguró que ella estaba a gran altura, comenzó a descender y con un hacha
cortó todas las ramas, dejándola en la sima sin forma de bajar.
El muchacho se fue alejando lentamente, y su hermana quedó en lo más alto del árbol,
presa del terror, cuando cayó el ocaso y la oscuridad de la noche su miedo se transformó
en horror.

Al pasar el tiempo en la fría noche, su garganta se secó de tanto gritar y su lengua


enmudeció,su cuerpo comenzó a temblar. Todo su espíritu quedó consumido por el
remordimiento, algo que ni su mente podía controlar.

Sus pies se convirtieron en garras filosas, como si fuera un búho, su nariz y las uñas se
arquearon, sus manos se comenzaron a transformar en enormes alas, y todo su cuerpo se
cubrió de enormes plumas, observó que se convertía en un ave nocturna.

Esto dio origen al Kakuy, el desespero que desgarró su garganta con los fuertes gritos
llamando a su hermano. Hoy se escucha en las oscuras noches de la montaña, un grito
desgarrador: ¡Kakuy! ¡Turay! ¡Kakuy! ¡Turay!….. que en el lenguaje quechua
significa “¡Hermano…Hermano!”.

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