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Universidad Nacional de Villa María

Instituto A. P. Ciencias Básicas y Aplicadas

Trabajo Final de Grado para optar al título de


Ingeniero Agrónomo

EVALUACIÓN ANTAGÓNICA DE Trichoderma


sp. FRENTE A Fusarium sp., Aspergillus flavus,
Sclerotium rolfsii Y Sclerotinia minor BAJO
CONDICIONES IN VITRO

AUTORES
Godoy Flavia Belén
Pasquini Judith Roxana

Villa María - Córdoba


Septiembre 2018
i

EVALUACIÓN ANTAGÓNICA DE Trichoderma sp. FRENTE A


Fusarium sp., Aspergillus flavus, Sclerotium rolfsii Y
Sclerotinia minor BAJO CONDICIONES IN VITRO
ii

Universidad Nacional de Villa María


Instituto A. P. Ciencias Básicas y Aplicadas

Título del Trabajo Final de Grado: EVALUACIÓN


ANTAGÓNICA DE Trichoderma sp. FRENTE A Fusarium sp.,
Aspergillus flavus, Sclerotium rolfsii Y Sclerotinia minor
BAJO CONDICIONES IN VITRO

Autores: Godoy Flavia Belén - Pasquini Judith Roxana


Directora: Ing. Agr. Rodríguez Ana Valeria

Co-Director: Ing. Agr. M.Sc. Cordes Guillermo

Aprobado y corregido de acuerdo con las sugerencias del Tribunal


evaluador (Art. Nº 15, Res. Nº 48/2000 del Consejo Superior)

_____________________________________ ______________________

Nombre y apellido Firma

_____________________________________ ______________________

Nombre y apellido Firma

_____________________________________ ______________________

Nombre y apellido Firma

Aprobado y corregido de acuerdo con las sugerencias del Asesor (Art. Nº 2, Res. 77/2006 del Consejo
Directivo IAP Ciencias Básicas y Aplicadas)

_____________________________________ ______________________

Nombre y apellido Firma

Lugar y fecha de aprobación:


iii

Universidad Nacional de Villa María

Instituto A. P. Ciencias Básicas y Aplicadas

Trabajo Final de Grado para optar al título de


Ingeniero Agrónomo

EVALUACIÓN ANTAGÓNICA DE Trichoderma


sp. FRENTE A Fusarium sp., Aspergillus flavus,
Sclerotium rolfsii Y Sclerotinia minor BAJO
CONDICIONES IN VITRO

AUTORES
Godoy Flavia Belén
Pasquini Judith Roxana

DIRECTORA
Ing. Agr. Rodríguez Ana Valeria

CO-DIRECTOR
Ing. Agr. M.Sc. Cordes Guillermo

Villa María - Córdoba


Septiembre 2018
iv

DEDICATORIA
Cada uno de nuestros logros tiene nombre y apellido, cada victoria
tiene un pasado del que nos sentimos emocionadas de compartir.
A nuestros padres quienes fueron nuestros primeros mentores y
nuestro ejemplo directo a seguir, sin ellos muchas cosas que hoy nos
parecen sencillas no habrían encontrado solución. Gracias infinitas por
habernos enseñado que en la vida no existe nada imposible si se pone
dedicación y pasión.
A nuestros hermanos, nuestros primeros amigos. Porque son pilares
fundamentales en nuestras vidas, siempre dando su apoyo y cariño inmenso
e incondicional.

¡Los Queremos Muchísimo!


v

AGRADECIMIENTOS
A Dios, que nos dio la vida, por darnos fuerzas para seguir adelante y
voluntad para culminar esta carrera.
A nuestra directora y co-director, por darnos la oportunidad de llevar a
cabo esta investigación y por su total confianza y apoyo en nuestro trabajo.
A nuestros padres, por su amor y apoyo incondicional, por el esfuerzo
que hicieron para que hoy lleguemos a ser profesionales. Por sus consejos,
sus valores y su motivación constante.
A nuestros hermanos, por la comprensión y cariño que nos han dado.
A nuestros familiares y amigos que nos apoyaron y marcaron cada
etapa de nuestro camino universitario, influyendo de alguna forma en las
personas que hoy somos.
vi

ÍNDICE
1. INTRODUCCIÓN ...................................................................................... 1
2. REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA ................................................................... 3
2.1. Control biológico de enfermedades ................................................... 3
2.2. Trichoderma sp. ................................................................................ 4
2.2.1. Identificación taxonómica ............................................................ 5
2.2.2. Morfología ................................................................................... 6
2.2.2.1. Características macroscópicas .............................................. 6
2.2.2.2. Características microscópicas ............................................... 6
2.2.3. Fisiología .................................................................................... 8
2.2.3.1. Temperatura de crecimiento .................................................. 8
2.2.3.2. Fototrofía ............................................................................... 8
2.2.3.3. Suelo ..................................................................................... 8
2.2.3.4. Necesidades nutricionales ..................................................... 9
2.2.4. Mecanismos de acción de Trichoderma sp. frente a patógenos . 9
2.2.4.1. Mecanismos de acción directos ........................................... 10
2.2.4.1.1. Micoparasitismo ........................................................... 10
2.2.4.1.2. Antibiosis ...................................................................... 10
2.2.4.1.3. Competencia ................................................................ 11
2.2.4.2. Mecanismos de acción indirectos ........................................ 11
2.2.4.2.1. Estimulación del crecimiento ........................................ 11
2.2.4.2.2. Inducción de resistencia vegetal .................................. 12
2.2.5. Usos de Trichoderma en la agricultura ..................................... 13
2.2.5.1. Protección de semillas contra el ataque de hongos
patógenos ............................................................................ 13
2.2.5.2. Protección directa al suelo................................................... 13
2.2.5.3. Control sobre diferentes microorganismos patógenos ........ 14
2.2.5.4. Alternativa para el ahorro de fertilizantes químicos ............. 14
2.2.5.5. Agente para la biodegradación de agroquímicos ................ 15
2.2.5.6. Empleo de Trichoderma sp. en cultivos hidropónicos ......... 15
2.3. Patógenos que afectan al cultivo de maíz ....................................... 16
2.3.1. Aspergillus flavus ...................................................................... 18
2.3.2. Fusarium sp. ............................................................................. 20
vii

2.4. Patógenos que afectan al cultivo de maní....................................... 22


2.4.1. Sclerotium rolfsii........................................................................ 23
2.4.2. Sclerotinia minor ....................................................................... 26
3. OBJETIVOS ........................................................................................... 30
3.1. Objetivo general .............................................................................. 30
3.2. Objetivos específicos ...................................................................... 30
4. HIPÓTESIS ............................................................................................ 31
5. MATERIALES Y MÉTODOS .................................................................. 32
5.1. Lugar del ensayo ............................................................................. 32
5.2. Aislamientos fúngicos...................................................................... 32
5.3. Desarrollo del ensayo...................................................................... 33
5.4. Determinaciones ............................................................................. 34
5.5. Diseño experimental........................................................................ 35
5.6. Análisis de datos ............................................................................. 36
6. RESULTADOS ....................................................................................... 38
6.1. Grado de micoparasitismo de Trichoderma sp. frente a los hongos
fitopatógenos estudiados ................................................................ 38
6.2. Competencia por nutrientes y espacio entre Trichoderma sp. y los
hongos fitopatógenos estudiados .................................................... 44
6.3. Porcentaje de inhibición del crecimiento radial de Trichoderma sp.
frente a los hongos fitopatógenos estudiados ................................. 52
6.4. Modos de acción de Trichoderma sp. frente a los hongos
fitopatógenos estudiados ................................................................ 54
7. CONCLUSIÓNES ................................................................................... 60
8. CONSIDERACIONES FINALES ............................................................ 61
9. ANEXO ................................................................................................... 62
10. BIBLIOGRAFÍA...................................................................................... 64
viii

ÍNDICE DE TABLAS
Tabla 1. Ubicación taxonómica de Trichoderma........................................... 5
Tabla 2. Aislados de hongos del género Trichoderma incluidos en este
estudio. ........................................................................................................ 32
Tabla 3. Escala para determinar capacidad antagónica de Trichoderma ... 35
Tabla 4. Descripción de tratamientos incluidos en este estudio ................. 36
Tabla 5. Frecuencia y clasificación del grado de micoparasitismo de las
distintas muestras del enfrentamiento dual de las cepas de Trichoderma
frente Fusarium sp. ...................................................................................... 42
Tabla 6. Frecuencia y clasificación del grado de micoparasitismo de las
distintas muestras del enfrentamiento dual de las cepas de Trichoderma
frente Sclerotium rolfsii .............................................................................. ..42
Tabla 7. Frecuencia y clasificación del grado de micoparasitismo de las
distintas muestras del enfrentamiento dual de las cepas de Trichoderma
frente Sclerotium minor. ............................................................................... 43
Tabla 8. Frecuencia y clasificación del grado de micoparasitismo de las
distintas muestras del enfrentamiento dual de las cepas de Trichoderma
frente Aspergillus flavus ............................................................................... 43
Tabla 9. Modo de acción de las diferentes cepas de Trichoderma frente a los
hongos fitopatógenos estudiados ................................................................ 55
ix

ÍNDICE DE FIGURAS
Figura 1. Aspecto macroscópico de colonias de Trichoderma ...................... 6
Figura 2. Ciclo de vida de Trichoderma ........................................................ 7
Figura 3. Morfología de Trichoderma koningiopsis ....................................... 7
Figura 4. Ciclo de podredumbre de espiga en maíz.................................... 17
Figura 5. Infección de mazorca causada por Aspergillus flavus.................. 19
Figura 6. Infección de mazorca causada por Fusarium sp. ......................... 21
Figura 7. Infección en base y cuello de maní causada por Sclerotium rolfsii
..................................................................................................................... 24
Figura 8. Ciclo de enfermedad producida por Sclerotium rolfsii en maní .... 25
Figura 9. Ciclo de enfermedad producida por Sclerotinia minor en maní.... 27
Figura 10. Infección en base y cuello de maní causada por Sclerotinia minor
..................................................................................................................... 27
Figura 11. Evaluación para determinar antagonismo bajo condiciones in
vitro. Prueba de crecimiento dual y testigo de Trichoderma harzianum....... 34
Figura 12. Actividad antagónica de las diferentes cepas de Trichoderma
frente a Fusarium sp. en placas de cultivo dual ........................................... 38
Figura 13. Actividad antagónica de las diferentes cepas de Trichoderma
frente a Sclerotium rolfsii en placas de cultivo dual ..................................... 39
Figura 14. Actividad antagónica de las diferentes cepas de Trichoderma
frente a Sclerotinia minor en placas de cultivo dual ..................................... 40
Figura 15. Actividad antagónica de las diferentes cepas de Trichoderma
frente a Aspergillus flavus en placas de cultivo dual .................................... 41
Figura 16. Antagonismo de la cepa Trichoderma harzianum frente a los
hongos fitopatógenos ensayados en placas de cultivo dual ........................ 46
Figura 17. Antagonismo de la cepa Trichoderma sp. 2 frente a los hongos
fitopatógenos ensayados en placas de cultivo dual ..................................... 47
Figura 18. Antagonismo de la cepa Trichoderma sp. 1 frente a los hongos
fitopatógenos ensayados en placas de cultivo dual ..................................... 48
Figura 19. Antagonismo de la cepa Trichoderma koningiopsis frente a los
hongos fitopatógenos ensayados en placas de cultivo dual ........................ 49
Figura 20. Antagonismo de la cepa Trichoderma atroviride frente a los
hongos fitopatógenos ensayados en placas de cultivo dual ........................ 50
x

Figura 21. Porcentajes de inhibición del crecimiento radial obtenidos al


cuarto día de evaluación .............................................................................. 53
Figura 22. Porcentajes de inhibición del crecimiento radial obtenidos al
quinto día de evaluación .............................................................................. 54
Figura 23. Adhesión y enrollamiento producido por diferentes cepas de
Trichoderma sobre los fitopatógenos ensayados......................................... 56
Figura 24. Lisis producida por diferentes cepas de Trichoderma sobre los
fitopatógenos ensayados ............................................................................. 57
Figura 25. Vacuolización producida por diferentes cepas de Trichoderma
sobre los fitopatógenos ensayados.............................................................. 58
Figura 26. Vaporización producida por diferentes cepas de Trichoderma
sobre los fitopatógenos ensayados.............................................................. 58
xi

ÍNDICE DE SIGLAS
AM Agar malta
ANOVA Análisis de la varianza
APD Agar papa dextrosa
APG Agar papa glucosado
EEA Estación Experimental Agropecuaria
INTA Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria
OILB Organización Internacional de Lucha Biológica
PICR Porcentaje de inhibición del crecimiento radial
R1 Radio mayor
R2 Radio menor
RCA Radio de crecimiento antagonista
RCP Radio de crecimiento patógeno
RSI Resistencia sistémica inducida
UE Unidad experimental
UNC Universidad Nacional de Córdoba
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EVALUACIÓN ANTAGÓNICA DE Trichoderma sp. FRENTE A


Fusarium sp., Aspergillus flavus, Sclerotium rolfsii Y
Sclerotinia minor BAJO CONDICIONES IN VITRO

Autores: Godoy Flavia Belén - Pasquini Judith Roxana


Directora: Ing. Agr. Rodríguez Ana Valeria
Co-Director: Ing. Agr. M.Sc. Cordes Guillermo

RESUMEN
La aplicación indiscriminada de agroquímicos ha ocasionado
problemas de contaminación ambiental y aparición de organismos
resistentes, por lo que surge la necesidad de ampliar los conocimientos
sobre métodos biológicos para la protección de los cultivos. Por este motivo,
la presente investigación tuvo por objetivo evaluar la capacidad antagonista
de Trichoderma sp. para ser utilizado dentro de un plan de manejo
fitosanitario como agente biocontrolador. Se analizó bajo condiciones in vitro,
el comportamiento de distintas cepas de Trichoderma frente a hongos
fitopatógenos causantes de enfermedades de importancia económica en los
cultivos de maní (Sclerotinia minor y Sclerotium rolfsii) y maíz (Fusarium sp.
y Aspergillus flavus). Para ello, se llevaron a cabo ensayos de cultivo dual,
usando un diseño completamente aleatorizado con 4 repeticiones. Se
determinó grado de micoparasitismo, competencia por nutrientes y espacio,
porcentaje de inhibición del crecimiento radial (PICR) y modo de acción del
hongo antagonista frente al hongo fitopatógeno. Todos los antagonistas
presentaron actividad antagónica y parasítica favorable frente a S. minor, S.
rolfsii y Fusarium sp., recibiendo en la mayoría de las repeticiones
clasificación 1 y 2 en la escala de Bell. Además, casi todos los tratamientos
contra los hongos fitopatógenos del maní superaron el 50% de PICR,
mientras que frente a Fusarium sp. el mayor valor obtenido fue 39,46%,
disminuyendo el crecimiento de dichos fitopatógenos. En el caso de A.
flavus, solamente se observó antagonismo por parte de Trichoderma sp. 2,
donde el 50% de las muestras recibieron clasificación 3, mientras que el
resto valores 1 y 2 para la variable micoparasitismo, inhibiendo el
xiii

crecimiento del fitopatógeno con un valor de PICR de 32,14%. Al observar la


interacción hifal de los enfrentamientos se determinó que las cepas de
Trichoderma actuaron de forma diferente ante los fitopatógenos,
encontrándose: lisis, vacuolización, enrollamiento, parasitismo y
vaporización. Los aislamientos estudiados tuvieron un buen comportamiento
como biocontroladores de los fitopatógenos mencionados bajo condiciones
in vitro, esto podría brindar la oportunidad de establecer una estrategia de
control diferenciada para cada uno de ellos.

Palabras clave: capacidad antagónica, hongos fitopatógenos, in vitro,


micoparasitismo, Trichoderma.
xiv

EVALUACIÓN ANTAGÓNICA DE Trichoderma sp. FRENTE A


Fusarium sp., Aspergillus flavus, Sclerotium rolfsii Y
Sclerotinia minor BAJO CONDICIONES IN VITRO

Autores: Godoy Flavia Belén - Pasquini Judith Roxana


Directora: Ing. Agr. Rodríguez Ana Valeria
Co-Director: Ing. Agr. M.Sc. Cordes Guillermo

ABSTRACT
The indiscriminate application of agrochemicals has caused
environmental contamination problems and the appearance of resistant
organisms, so the need arises to increase the knowledge on biological
methods for the protection of crops. For this reason, the present research
aimed to evaluate the antagonistic capacity of Trichoderma sp. to be used
within a phytosanitary management plan as a biocontrol agent. The behavior
of different strains of Trichoderma was analyzed under in vitro conditions,
against pathogenic fungi causing diseases of economic importance in peanut
(Sclerotinia minor and Sclerotium rolfsii) and corn (Fusarium sp. and
Aspergillus flavus). Therefore, tests we carried out through dual cultivation
technique, using a completely randomized design with 4 repetitions. The
degree of mycoparasitism, competition for nutrients and space, percentage of
inhibition of radial growth (PICR) and action mode of the antagonist fungus
against the phytopathogenic fungus were determined. All antagonists
showed favorable antagonistic and parasitic activity against S. minor, S.
rolfsii y Fusarium sp., receiving in most repetitions classification 1 and 2 on
the Bell scale. In addition, almost all treatments against phytopathogenic
fungi on peanuts exceeded 50% of PICR, while against Fusarium sp. The
highest value obtained was 39.46%, decreasing the growth of said
phytophatogens. In the case of A. flavus, antagonism was only observed by
Trichoderma sp. 2, where 50% of the samples received classification 3, while
the rest values 1 and 2 for the variable mycoparasitism, inhibiting the growth
of phytopathogen with a value of PICR of 32.14%. By observing the hyphal
interaction of the confrontations, it was determined that the strains of
xv

Trichoderma acted differently from phytopathogens, finding: lysis,


vacuolization, winding, parasitism and vaporization. The studied isolates had
a good behavior as biocontrollers of the pathogens mentioned under in vitro
conditions; this could provide the opportunity to establish a differentiated
control strategy for each one of them.

Key words: antagonistic capacity, phytopathogenic fungi, in vitro,


mycoparasitism, Trichoderma.
1

EVALUACIÓN ANTAGÓNICA DE Trichoderma sp. FRENTE A


Fusarium sp., Aspergillus flavus, Sclerotium rolfsii Y
Sclerotinia minor BAJO CONDICIONES IN VITRO

Autores: Godoy Flavia Belén - Pasquini Judith Roxana


Directora: Ing. Agr. Rodríguez Ana Valeria
Co-Director: Ing. Agr. M.Sc. Cordes Guillermo

1. INTRODUCCIÓN
El aumento de la población mundial, el deterioro del medio ambiente y
la calidad de vida del hombre, son solo algunos de los tantos factores que
han motivado al ser humano a buscar nuevos procesos de producción
agrícola que permitan cubrir la demanda, cada vez más creciente, de
alimentos y materias primas a través de procesos donde se aprovechen los
recursos naturales de manera sostenible e integrando así los conceptos de
conservación y desarrollo para la plena satisfacción de las necesidades
humanas (Tovar Castaño, 2008). Una forma de conseguir este objetivo es la
reducción de los problemas fitosanitarios, causados por hongos, quienes
colonizan diversas partes de la planta, provocando desde la disminución de
la calidad del producto hasta la pérdida total de la planta (Ibarra et al., 2006).
Uno de los métodos que más se utilizan para contrarrestar estos
inconvenientes es el uso de agroquímicos, los cuales desempeñan un papel
muy importante en la reducción de los daños económicos en los cultivos
(Guédez et al., 2008). Sin embargo, la aplicación indiscriminada de estos
compuestos, ha ocasionado severos problemas de contaminación ambiental
y genera la selección de organismos altamente resistentes (Ibarra et al.,
2006), por lo que surge la necesidad de ampliar la investigación sobre la
creación y utilización de métodos biológicos para la protección de los cultivos
(Guédez et al., 2008).
Para disminuir el uso de los agroquímicos, se ha tratado de
implementar dentro del manejo integrado de plagas de algunos cultivos el
uso del control biológico. Este método se basa en la utilización de
organismos antagónicos de malezas, insectos y enfermedades que generan
2

daños en las plantas cultivadas, sin ocasionar contaminación al medio


ambiente (Inojosa et al., 2013).
En el caso de las enfermedades, los hongos utilizados como agentes
de control biológico han ganado aceptación en los últimos tiempos, respecto
a las bacterias, debido a su amplio espectro en término de control de
enfermedades y a su rendimiento en producción (Corallo, 2012). Los hongos
Trichoderma sp. son eficientes controladores biológicos que están siendo
ampliamente usados en agricultura como agentes de biocontrol, debido a su
habilidad para colonizar sustratos rápidamente, inducir resistencia sistémica
adquirida en plantas, promover el crecimiento vegetal y poseer actividad
antagonista contra un amplio rango de hongos patógenos. El efecto
inhibitorio de los antibióticos que producen y la degradación de componentes
de la pared celular de patógenos de plantas, es citado como aspecto
importante de su actividad antagonista (Tovar Castaño, 2008). El nivel de
control de un patógeno puede variar dentro y entre especies de
Trichoderma, de acuerdo con la cepa utilizada y con su adaptabilidad a las
condiciones bióticas y abióticas específicas (Mello et al., 2007).
Durante los últimos años, varios investigadores y algunas empresas
han mostrado gran interés en estudiar el potencial de Trichoderma sp. como
controlador bilógico de patógenos (Tovar Castaño, 2008). Pero a pesar de
los numerosos estudios existentes, resulta necesario ampliar la investigación
sobre su comportamiento, debido a que se observó que hay especies de
Trichoderma que pueden ser diferencialmente selectivas contra diferentes
hongos. Ante este hecho se recomienda la selección de antagonistas contra
enfermedades específicas y la evaluación de mezcla de antagonistas para
amplias aplicaciones (Mello et al., 2007).
En base a lo anterior, el presente trabajo postula la posibilidad de usar
Trichoderma dentro de un plan de manejo fitosanitario como agente
biocontrolador, evaluando bajo condiciones in vitro su capacidad antagónica
y modo de acción frente a hongos que se encuentran en el suelo y afectan al
cultivo de maní (Arachis hypogaea L.), como también aquellos que causan
enfermedades en la espiga de maíz (Zea mays L.).
3

2. REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA
2.1. Control biológico de enfermedades
La mayoría de las plagas y organismos fitopatógenos tienen
antagonistas biológicos o enemigos naturales que se pueden emplear como
estrategia de lucha en un programa de control biológico (Susan y Castiel,
2005).
La Organización Internacional de Lucha Biológica (OILB) define el
control biológico como "la utilización de organismos vivos, o de sus
productos, para evitar o reducir las pérdidas o daños causados por los
organismos nocivos" (Guédez et al., 2008). Tiene efectos más específicos
que el control químico, y solo el microorganismo patógeno o la plaga clave
se ve negativamente afectada, respetando a otros microorganismos
beneficiosos y fauna útil. Puede ser más segura para humanos, cosechas y
medio ambiente y tiene el potencial de ser más estable y durar más tiempo
que otros métodos de control, siendo totalmente compatible con los
conceptos y objetivos del control integrado y una agricultura sostenible
(Susan y Castiel, 2005).
Existen tres tipos generales de control biológico: a) el control biológico
clásico, en el cual los enemigos naturales son deliberadamente importados
de una región a otra con el propósito de suprimir una plaga de origen
exótico; b) el control biológico aumentativo, la eficacia de aquellos enemigos
naturales que se encuentran en el lugar es realizada por liberaciones de
individuos criados en insectario (Ehler, 1990); c) el control biológico
mediante conservación de los entomófagos, que va dirigido preferentemente
contra plagas endémicas, no obstante también incluye el mejoramiento de
las posibilidades de establecimiento de especies introducidas para el control
biológico de plagas exóticas o incrementar la eficiencia de especies criadas
masivamente en laboratorio (Trujillo, 1991). Cada una de estas técnicas se
puede usar bien sea sola o en combinación en un programa de control
biológico (Guédez et al., 2008).
Aunque el control biológico no pretende reemplazar completamente
los sistemas de control químico, puede ser utilizado con otras técnicas de
4

control como parte de un sistema integrado de plagas (Susan y Castiel,


2005).
Se están desarrollando agentes de control biológico, organismos vivos
como hongos, bacterias, virus e insectos que reducen la población de
insectos plagas y patógenos que afectan a los cultivos. Los hongos en
particular despiertan el interés de organismos de investigación y empresas
por su papel en el control de insectos y enfermedades, sin dañar el medio
ambiente y la salud (Guédez et al., 2008).
Algunos de los organismos biocontroladores más exitosos para el
control de enfermedades por patógenos de suelo han sido los hongos
micoparásitos pertenecientes al género Trichoderma (Humeres Valenzuela,
2004), ya que son buenos competidores por el sustrato y poseen una
actividad metabólica muy particular que los capacita como eficientes
hiperparásitos de las estructuras fúngicas de los hongos (Hernández
Mansilla et al., 2006), además de adaptarse a numerosos ambientes y
cultivos (Inojosa et al., 2013).

2.2. Trichoderma sp.


El género Trichoderma fue identificado por Hartz en 1871, quien
enfatizó la importancia y las características microscópicas en la delimitación
del género, especialmente por la presencia de fiálides (Chen et al., 1999). Se
caracteriza por ser un hongo saprófito y en determinadas ocasiones puede
ser anaerobio facultativo (Infante et al., 2009). Tiene un crecimiento rápido,
produce conidios abundantes y tiene amplia gama de enzimas, que le
permite habitar en casi todos los suelos agrícolas y en otros ambientes
(Martínez et al., 2013), especialmente donde existe materia orgánica o
desechos vegetales en descomposición, así como en residuos de cultivos.
Esta capacidad de adaptación a diversas condiciones ambientales y
sustratos confiere la posibilidad de ser utilizado en diferentes suelos,
cultivos, climas y procesos tecnológicos para su multiplicación (Sivila y
Álvarez, 2013).
Como su hábitat es el suelo, se lo enmarcó como controlador
biológico de patógenos presentes en el mismo; no obstante se demostró que
5

tiene acción contra hongos causantes de enfermedades foliares (Martínez et


al., 2013). En estos casos, es importante el uso de adherentes que sean
compatibles con Trichoderma, por ejemplo con aplicaciones aéreas de T.
harzianum, a dosis de 5 y 10 kg.ha-1 se disminuyó la incidencia
de Rhizoctonia solani en plantas de arroz, en aproximadamente 30%
(Rodríguez et. al., 1999), mientras que aplicaciones de T. harzianum y T.
viride al follaje cada 14 días, permitieron una disminución, tanto de la
intensidad, como de la severidad de Moniliophthora roreri en cacao (Verde,
2007).
Se conocen más de cien especies de Trichoderma, ninguna conocida
como patógeno en plantas (Sánchez Pérez, 2009). Varias especies han sido
ampliamente reconocidas como agentes de biocontrol de enfermedades de
las plantas, pero su capacidad antagónica no puede generalizarse ya que es
variable según la cepa (Durán et al., 2007).

2.2.1. Identificación taxonómica


Conocer la taxonomía de las cepas potencialmente biocontroladoras,
su actividad biológica bajo diferentes condiciones de crecimiento y los
mecanismos de acción que desarrollan, permite una mejor selección de los
organismos que pueden ser susceptibles, mejorando el biocontrol de
patógenos de las plantas (Guigón López et al., 2010).
La variabilidad de las características morfológicas de las especies de
Trichoderma hace que su clasificación sea difícil (Tabla 1). No obstante con
el desarrollo de técnicas moleculares la sistemática de este género ha
avanzado sustantivamente, provocando la disminución de la importancia de
métodos morfológicos (Guigón López et al., 2010).

Tabla 1. Ubicación taxonómica de Trichoderma (Villegas Arenas,


2005).
Reino Fungi
División Mycota
Subdivisión Eumycota
Clase Deuteromicetes
Orden Moniliales
Familia Moniliaceae
Género Trichoderma
6

2.2.2. Morfología
2.2.2.1. Características macroscópicas
Las colonias de Trichoderma sp. se reconocen fácilmente por su
crecimiento rápido y su coloración. Al comienzo son lisas o casi
transparentes y algunas veces blancas, posteriormente se presentan
micelios blancos y algodonosos, conformando una red densa, responsable
del pigmento blanco-verde, amarillo-verdoso característico (Chávez García,
2006; Tovar Castaño, 2008).
Cuando su desarrollo es alternado con periodo de luz y oscuridad, se
aprecian las zonas de crecimiento correspondiente a cada periodo. En
ausencia de luz el micelio es de color blanco algodonoso y en presencia de
luz se observa la esporulación con tonalidades verdosas, dando la
apariencia de anillos en forma concéntrica (Figura 1) (Sánchez Pérez, 2009).

Figura 1. Aspecto macroscópico de colonias de Trichoderma


(elaboración propia).

2.2.2.2. Características microscópicas


El género Trichoderma en su estado vegetativo presenta micelio con
septos simples. Las especies son haploides y su pared está compuesta por
quitina y glucano. Se reproducen asexualmente por conidios (Figura 2).
7

Figura 2. Ciclo de vida de Trichoderma (Machado et al., 2012, con


modificaciones).

El organismo crece y se ramifica desarrollando típicas hifas,


presentan conidióforos hialinos ramificados, fiálides en forma de matraz,
simples o en grupos y conidios generalmente ovalados, unicelulares y de
rápido desarrollo en medios sintéticos (Figura 3) (Martínez et al., 2013).

Figura 3. Morfología de Trichoderma koningiopsis, (A) colonia en


medio de cultivo agar papa dextrosa (APD), después de 14 días a 25 °C; (B)
conidióforo; (C) fiálides; (D) conidios; (E) clamidospora (Samuels, 2006).
8

La mayoría de las especies de Trichoderma presentan clamidosporas,


las cuales pueden ser intercalares y en ocasiones terminales. Las
clamidosporas toleran condiciones ambientales adversas, son estructuras de
sobrevivencia y permiten que el hongo pueda perdurar a través del tiempo.
No obstante, las clamidosporas recién formadas presentan más de 75% de
germinación, bajo condiciones óptimas de humedad (> 75%) y temperatura
(28 - 30 ºC). Debido a esto se dice, que las especies de Trichoderma
producen tres tipos de propágulos: hifas, clamidosporas y conidios (Infante
et al., 2009).

2.2.3. Fisiología
2.2.3.1. Temperatura de crecimiento
Trichoderma posee capacidad para resistir un amplio intervalo de
temperaturas (Martínez et al., 2013), la cual es un factor importante para
determinar la cantidad y tasa de crecimiento de estos organismos (Chávez
García, 2006). Así mismo, la relación entre la temperatura y el desarrollo de
Trichoderma depende de la especie y del propio aislamiento (Martínez et al.,
2013).
El hecho de que logre crecer a una temperatura diferente a la
imperante del sitio donde fue aislado, no es garantía de que exprese su
antagonismo hacia un patógeno determinado. Las temperaturas óptimas
para el crecimiento oscilan entre 25 a 30 ºC, pero éste no siempre resulta
ser el rango óptimo para expresar su actividad biocontroladora (Humeres
Valenzuela, 2004).

2.2.3.2. Fototrofía
La mayoría de las especies de Trichoderma son fotosensibles,
esporulando rápidamente sobre sustratos naturales o artificiales, en patrones
anulares concéntricos en respuesta a la alternancia diaria de luz y oscuridad,
con producción de conidios durante el periodo luminoso (Chávez García,
2006).

2.2.3.3. Suelo
No son exigentes con relación al pH del sustrato. Pueden crecer en
suelos con pH desde 5,5 a 8,5, aunque los valores óptimos se encuentran
9

entre 5,5 - 6,5, es decir en un ambiente ligeramente ácido, donde su


población se incrementa por una mayor formación de conidióforos, por la
germinación de conidias y por menor competencia con microorganismos
como actinomicetos y bacterias que se encuentran limitados por la acidez. El
desarrollo de Trichoderma se activa con la presencia de humedad, con un
óptimo de 60% de la capacidad de retención de humedad del suelo. A
porcentajes mayores de saturación, la colonización y sobrevivencia
disminuyen por baja disponibilidad de oxígeno (Villegas Arenas, 2005). Se
encuentran en suelos con abundante materia orgánica y ayudan a la
descomposición de la misma, además de los hongos a los cuales degrada.
(Endara Borja, 2009).

2.2.3.4. Necesidades nutricionales


Trichoderma es capaz de degradar sustratos muy complejos tales
como almidón, pectina y celulosa entre otros, y emplearlos como fuente de
carbono para su crecimiento gracias a la variada maquinaria enzimática que
posee (enzimas hidrolíticas). Puede utilizar también ácidos orgánicos y
monosacáridos como fuente de carbono. Así mismo asimila como fuente de
nitrógeno compuestos tales como aminoácidos, urea, nitritos, amoniaco y
sulfato de amonio (Moore, 1996).

2.2.4. Mecanismos de acción de Trichoderma sp. frente a


patógenos
En general, los antagonistas no tienen un único modo de acción y la
multiplicidad de éstos es una característica importante para su selección
como agentes de control biológico. Si el antagonista posee varios modos de
acción reduce los riesgos de desarrollo de resistencia en el patógeno. Este
riesgo de resistencia también se reduce mediante el uso de combinaciones
de antagonistas con diferentes modos de acción (Sivila y Álvarez, 2013).
Los mecanismos de control de estos hongos antagonistas dependen
de las características de la cepa de Trichoderma sp., del patógeno y las
condiciones ambientales. Pueden resumirse en directos, que engloban el
micoparasitismo, la antibiosis y la competencia; e indirectos, que incluyen la
10

estimulación del crecimiento y la inducción de resistencia vegetal (López


Mondejar, 2011).

2.2.4.1. Mecanismos de acción directos


2.2.4.1.1. Micoparasitismo
Es definido como una simbiosis antagónica entre organismos, en el
que generalmente están implicadas enzimas extracelulares que se
corresponden con la composición y estructura de las paredes celulares de
los hongos parasitados (Infante et al., 2009).
Este es un proceso que ocurre en cuatro etapas (Howell, 2003):
 Crecimiento quimiotrófico: donde Trichoderma puede detectar a
distancia a sus posibles hospedantes (Vinale et al., 2008).
 Reconocimiento: se considera que existe una alta especificidad del
antagonista por su sustrato (Hoyos Carvajal et al., 2008).
 Adhesión y enrollamiento: ocurre por la asociación de un azúcar de
la pared del antagonista con una lectina presente en la pared del patógeno.
Una vez adherido, Trichoderma se enrosca en el patógeno y forma un
apresorio (Howell, 2003).
 Actividad lítica: producción de enzimas líticas extracelulares,
fundamentalmente quitinasas, glucanasas y proteasas, que degradan las
paredes celulares del patógeno y posibilitan la penetración de las hifas de
Trichoderma (Küçük y Kivanç, 2004).
El micoparasitismo concluye con la pérdida del contenido
citoplasmático de la célula hospedante, mostrando síntomas de disgregación
(Nico et al., 2005). Diferentes interacciones hifales están involucradas en
este proceso, tales como: enrollamiento, penetración, vacuolización,
granulación, coagulación, desintegración y lisis (Chet et al., 1981).

2.2.4.1.2. Antibiosis
Se refiere a la producción por parte de un microorganismo de
sustancias tóxicas para los microorganismos patógenos, las cuales actúan
en bajas concentraciones (menores a 10 ppm) (Sivila y Álvarez, 2013).
Muchas cepas de Trichoderma producen metabolitos secundarios
volátiles y no volátiles, algunos de los cuales inhiben el desarrollo de otros
11

microorganismos con los que no hace contacto físico. Tales sustancias


inhibidoras son consideradas antibióticos. Los antibióticos volátiles tienen un
efecto esencialmente fungistático, debilitando al patógeno y lo hacen más
sensible a los antibióticos no volátiles, lo que se conoce como un
hiperparasitismo de origen enzimático (Infante et al., 2009).
La producción metabólica de los aislamientos de Trichoderma
presenta, al igual que el micoparasitismo, determinada especificidad (Infante
et al., 2009), y es estimulada en forma directa por la presencia del patógeno
(Druzhinina et al., 2006). A su vez, una misma cepa puede secretar varios
compuestos antifúngicos simultáneamente, limitando el riesgo de aparición
de microorganismos resistentes a estos metabolitos (Martínez et al., 2013).

2.2.4.1.3. Competencia
Se puede definir como el desigual comportamiento de dos o más
organismos ante un mismo requerimiento, siempre y cuando la utilización del
mismo por uno de los organismos reduzca la cantidad disponible para los
demás (Martínez et al., 2013). Un factor esencial para que exista es que
haya escasez de un elemento, si hay exceso no hay competencia. Lo más
común es que se produzca por nutrientes, oxígeno o espacio (Sivila y
Álvarez, 2013).
Trichoderma está biológicamente adaptado para una colonización
agresiva de los sustratos y en condiciones adversas para sobrevivir en forma
de clamidosporas. La alta velocidad de crecimiento, abundante esporulación
y la amplia gama de sustratos sobre los que puede crecer, debido a la
riqueza de enzimas que posee, hacen que sea muy eficiente como saprófito
y aún más como agente de control biológico (Pérez Consuegra, 2004).

2.2.4.2. Mecanismos de acción indirectos


2.2.4.2.1. Estimulación del crecimiento
Trichoderma induce el crecimiento vegetal al degradar el episperma
de la semilla e interviene en los procesos respiratorios durante la
germinación. Acelera además, el desarrollo de los tejidos meristemáticos
primarios, los cuales aumentan el volumen, la altura, así como el peso de la
planta. Este hongo secreta fitohormonas, como el ácido indol acético que
12

estimulan la germinación, el crecimiento y desarrollo radicular, lo que influye


en el crecimiento vegetativo de cultivos (Hernández Mendoza et al., 2011).
También las enzimas hidrolíticas que produce movilizan la materia orgánica
del medio, mejorando la absorción de compuestos simples por parte de la
planta y en definitiva su estado nutricional (López Mondejar, 2011).
Harman et al. (2004) sostienen que Trichoderma tiene la capacidad de
incrementar la productividad lo cual podría ser particularmente beneficioso
en áreas de producción con condiciones poco óptimas, en donde sus efectos
son más fáciles de observar. Dado que este género tiene la capacidad de
competir a nivel rizosférico contra hongos patógenos, los autores señalan
que a nivel de invernáculo ha mostrado ser tan eficiente que ha sustituido en
algunos casos el uso de químicos, logrando promover el crecimiento a nivel
radicular y vegetativo a niveles no alcanzados por los fertilizantes.

2.2.4.2.2. Inducción de resistencia vegetal


La habilidad de diferentes especies de Trichoderma de proteger las
plantas contra patógenos radicales ha sido atribuida a un efecto antagónico
contra la invasión del patógeno. Sin embargo, las asociaciones hongo-raíz
también estimulan los mecanismos de defensa de las plantas. Estos
mecanismos de inducción de resistencia son similares a la respuesta
hipersensitiva, resistencia sistémica adquirida y resistencia sistémica
inducida (RSI) en plantas (Castro Toro y Rivillas Osorio, 2012).
A nivel molecular, la resistencia resulta en un incremento de la
concentración de metabolitos y enzimas relacionadas con los mecanismos
de defensa (Benítez et al., 2004). La presencia del hongo y los elicitores que
produce son capaces de activar estos mecanismos, reprogramando la
expresión de diferentes genes de la planta y activando diferentes rutas
enzimáticas. Una respuesta más rápida frente a un ataque disminuirá el
impacto de la enfermedad o el daño producido (López Mondejar, 2011).
13

2.2.5. Usos de Trichoderma en la agricultura


2.2.5.1. Protección de semillas contra el ataque de hongos
patógenos
Muchos productores al recoger la cosecha, guardan semillas para la
próxima siembra, y no les dan la suficiente cobertura de conservación, para
que éstas mantengan su potencial germinativo y productivo. Esto trae como
consecuencia que varias especies de hongos patógenos ataquen dichas
semillas con relativa facilidad, logrando una significativa pérdida de sus
cualidades botánicas y productivas. Se ha demostrado que una protección
con Trichoderma garantiza la próxima cosecha, ya que este hongo coloniza
las semillas protegiendo las futuras plántulas en la fase post-emergente de
patógenos fúngicos. Cepas de este género son capaces de colonizar la
superficie de la raíz y de la rizósfera a partir de las semillas tratadas y de
plantas adultas existentes en el suelo (Calala Almache, 2016).
El empleo de Trichoderma por medio de las semillas es
probablemente la forma más económica y extensiva para introducir el control
biológico en la producción. El método sencillamente consiste en tratar las
semillas con una suspensión acuosa de esporas o en forma de polvo, con o
sin necesidad de adherente (Andrade Montalvo, 2012).

2.2.5.2. Protección directa al suelo


El manejo de las plantas mediante la rotación de cultivos favorece a
Trichoderma por liberar el suelo de los propágulos1 del patógeno. Por esta
razón, la utilización del antagonista en los cultivos a rotar en áreas altamente
infectadas será una forma de contribuir a la reducción de la población del
patógeno en un menor plazo de tiempo. Además, la preparación adecuada
del terreno, la mejor fecha de siembra, fertilización y riego actúan a favor de
la combinación Planta-Trichoderma (Andrade Montalvo, 2012).
Cuando Trichoderma es utilizado para el control de hongos del suelo,
pueden mezclarse con materia orgánica y otras enmiendas utilizadas como
biofertilizantes, tal como se hace con inoculantes bacterianos usados como
fertilizantes ecológicos (Andrade Montalvo, 2012). Aunque la aplicación del
1
Estructuras de resistencia que el patógeno deja en el suelo con el fin de volver a
infectar la cosecha.
14

biopreparado al suelo puede ser directa, la introducción de una enmienda


orgánica previa a la siembra favorecerá el establecimiento del biocontrolador
y el desarrollo posterior de las plantas (Calala Almache, 2016).
Este hongo tiene también una serie de efectos secundarios en el
suelo, emite vitaminas y gran cantidad de enzimas con lo que la planta crece
más rápido. Además, se alimenta de nitrógeno, fósforo, potasio y
microelementos, en caso de que no tenga ningún hongo para alimentarse, y
mejora la estructura del suelo (Endara Borja, 2009).

2.2.5.3. Control sobre diferentes microorganismos patógenos


Es importante conocer bien las especificidades en la relación planta-
patógeno-antagonista para lograr que prevalezca la interacción a favor de la
planta y el antagonista. Esto no es posible sin conocimientos de la etiología
(comportamiento) de la enfermedad que se desea controlar, el hábito del
hongo patógeno, su forma de propagarse y permanecer en el campo.
Trichoderma siendo un microorganismo competitivo ofrece una protección
biológica a la planta, destruye el inóculo patógeno presente y contribuye a
prevenir su formación (Andrade Montalvo, 2012).

2.2.5.4. Alternativa para el ahorro de fertilizantes químicos


El empleo de Trichoderma puede beneficiar a los productores
agrícolas en sus propósitos de lograr cosechas más sanas y con mayor
productividad. Investigaciones recientes han demostrado que la aplicación
de hongos de éste género en el cultivo del maíz, permite un ahorro de
fertilizante nitrogenado. Esto implica una reducción del 35 al 40% en la
aplicación del nutriente respecto a un maíz no tratado. Por otra parte está
comprobado el efecto que hace Trichoderma en la solubilización de los
fosfatos insolubles del suelo, facilitando su asimilación por los cultivos.
Además forma asociaciones con Micorrizas, aumentando de manera
significativa la rizósfera del suelo, permitiéndole a las plantas hacer una
mayor extracción de nutrientes y con un alto grado de asimilación (Villagra
Martínez, 2007).
Se ha demostrado también que Trichoderma es compatible con el
biofertilizante a base de Azotobacter chroococcum, una bacteria que fija
15

nitrógeno en el suelo; por lo que se establecen relaciones de ayuda mutua,


con el consiguiente beneficio para la nutrición de los cultivos (Andrade
Montalvo, 2012).

2.2.5.5. Agente para la biodegradación de agroquímicos


El género Trichoderma puede degradar pesticidas organoclorados,
clorofenoles, y otros insecticidas como endosulfán, pentacloronitrobenceno,
aldrin y dieldrin, herbicidas como trifluralin y glifosato. Esto abre las puertas
hacia la descontaminación de extensas áreas de suelos que se han
contaminado por el uso irracional e indiscriminado de pesticidas de un alto
efecto residual, causantes de grandes daños para la salud animal y humana
(Calala Almache, 2016).
Trichoderma posee resistencia innata a la mayoría de los
agroquímicos, incluyendo a los funguicidas. Sin embargo, el nivel de esta
resistencia difiere entre cepas. Algunas líneas han sido seleccionadas o
modificadas para ser resistentes a agroquímicos específicos (Villagra
Martínez, 2007). La mayoría de los productores de cepas de este hongo
destinadas a control biológico poseen información relacionada con la
susceptibilidad o resistencia a un amplio rango de agroquímicos (Calala
Almache, 2016).

2.2.5.6. Empleo de Trichoderma sp. en cultivos hidropónicos


El empleo de Trichoderma en cultivos hidropónicos2 ha demostrado
otra de las aplicaciones y usos de este microorganismo para la agricultura.
Aunque los resultados alcanzados hasta el momento son insuficientes, se ha
confirmado que la combinación semillas - sustrato redujo la incidencia del
damping-off en condiciones de hidropónico a menos de 5%, mientras que en
el área testigo el nivel de plantas de tomate muertas fue superior al 70%,
ayudando a crear muchas perspectivas para la producción en éstas
condiciones, tanto para el campo como para la ciudad. Esto también puede
ser válido para los cultivos de plantas en sustratos compuestos por zeolita3
(zeopónicos), debido a las propiedades de la misma para el intercambio, la
2
Método utilizado para cultivar plantas usando disoluciones minerales en vez de
suelo agrícola.
3
Minerales microporosos que contienen óxido de aluminio (Al2O3) y sílice (SiO2).
16

adsorción, la absorción y el almacenamiento de nutrientes, así como la


capacidad que pudiera tener de dejarse colonizar por dicho microorganismo,
o al menos permanecer éste, por un tiempo más prolongado que en otros
sustratos minerales como roca basáltica, gravas y piedra pómez (Calala
Almache, 2016).

2.3. Patógenos que afectan al cultivo de maíz


El maíz hoy es mucho más que un cultivo, es uno de los tres cereales
de los que depende la humanidad para proveerse de alimentos y derivados
industriales. Para la economía nacional constituye uno de los rubros
productivos más importantes, y su trama productiva e industrial asociada
genera valor agregado, empleo y riqueza nacional (Eyhérabide, 2015).
Las enfermedades ocasionadas por hongos pueden reducir
considerablemente el rendimiento (Inojosa et al., 2013), por lo tanto es
necesario el monitoreo de la calidad sanitaria, desde el uso de semillas libres
de patógenos, hasta la cosecha, e incluso, durante la pos-cosecha (Martínez
Padrón et al., 2013).
En Argentina la diversificación de ambientes en donde actualmente se
cultiva maíz y la ampliación de la fecha de siembra han creado un corredor
verde de este cultivo que se extiende prácticamente todo el año calendario.
Esto genera, especialmente en años niño, con otoños templados-cálidos e
inviernos benignos, ambientes propicios para el desarrollo de enfermedades
tradicionales y el aumento de nuevas patologías (De Rossi et al., 2016).
El cultivo de maíz es afectado por patógenos fúngicos que causan
podredumbres de grano y espiga. Entre los más frecuentes, se destacan por
su importancia Fusarium verticillioides, Fusarium graminearum y Aspergillus
flavus, que además contaminan el grano con micotoxinas (Aguaysol et al.,
2013). Esto último, representa un problema para la industria del maíz en el
mundo por las enormes implicancias que tiene, tanto en la calidad del grano
como en la salud humana y animal (Mazzani et al., 2000).
El ciclo de las podredumbres de espiga (Figura 4) comienza a partir
de esporas sexuales o asexuales que pasaron el invierno en cultivos
invernales, principalmente cereales o restos de rastrojos. Las esporas son
17

transportadas mediante agentes abióticos (viento, impacto de gotas de


lluvia) y bióticos (insectos, pájaros) hacia la espiga de maíz donde
encuentran las dos principales vías de entrada; los estigmas y heridas en los
granos en desarrollo. La colonización de los estigmas ocurre con mayor
intensidad luego de la polinización y puede prolongarse hasta la senescencia
de los mismos, según la especie patogénica. Una vez que los estigmas han
sido colonizados, las hifas pueden crecer a través del mismo llegando a los
granos. Generalmente, estos hongos no invaden los granos a través del
pericarpio no dañado, pero cuando ocurren daños físicos o heridas a través
de las chalas4, unos pocos granos pueden ser colonizados y a partir de ellos
comienza la infección de toda la espiga (Presello et al., 2004).

Figura 4. Ciclo de podredumbre de espiga en maíz (elaboración


propia).

La producción de micotoxinas es favorecida tanto por factores que


ocurren en campo como en almacén (Devreese et al., 2013). En campo, la
producción de micotoxinas se incrementa con el estrés hídrico, las altas
temperaturas y los daños a la planta hospedante producidos por insectos de
la mazorca pertenecientes a los géneros Heliothis sp. y Spodoptera sp.

4
Hoja verde, tierna o seca que envuelve la mazorca del maíz
18

(Kebede et al., 2012). En almacén, las condiciones de alta temperatura y


humedad, aireación e inóculo primario proveniente del campo también son
determinantes en el incremento de la síntesis de micotoxinas en el grano de
maíz (Hernández Delgado et al., 2007).
El género Aspergillus presenta mayor incidencia en maíz almacenado
para consumo, mientras que en campo la mayor incidencia la presenta
Fusarium (Hernández Delgado et al., 2007).

2.3.1. Aspergillus flavus


La mayoría de las especies del género Aspergillus son hongos
filamentosos saprófitos que desempeñan un papel esencial en la
degradación de la materia orgánica. Su hábitat natural es el suelo donde
sobreviven y se desarrollan sobre materia en descomposición. Este género
es uno de los más abundantes en la naturaleza y puede encontrarse en
cualquier ambiente; se reproduce por conidios cuya germinación da origen a
las hifas. Para su crecimiento, Aspergillus requiere de una humedad relativa
entre el 70 y 90%, contenido de agua en la semilla entre 15 y 20% y un
rango de temperatura amplio, 0 a 45 °C (Martínez Padrón et al., 2013).
Producen infecciones que generalmente se localizan en algunos
pocos granos de la espiga. Generalmente los granos afectados presentan
una menor densidad que los granos normales o en algunos casos se
observa una pérdida total de los mismos con las consecuentes mermas de
rendimiento (Presello et al., 2004).
A la hora de evaluar las mazorcas de maíz debemos tener en cuenta
que A. flavus puede o no verse a simple vista, en este caso es aconsejable
realizar un análisis de laboratorio para descartar su presencia. Se identifica
por la formación de una esporulación verde-amarillenta, en la mazorca
cuando la espora ingresa vía canal de estigmas o en sectores donde los
insectos han realizado daño, generalmente desde R3 (escala de Ritchie y
Hanway, 1982) (Figura 5) (Rodríguez, 2015).
19

Figura 5. Infección de mazorca causada por A. flavus (Rodríguez,


2015).

Si bien los síntomas pueden aparecer como poco susceptibles, estos


hongos son importantes por su efecto toxicogénico, ya que es la especie
productora de aflatoxinas que causa mayores contaminaciones (Probst et al.,
2010). Las aflatoxinas B1, B2, G1, G2 y dos de sus productos metabólicos,
M1 y M2, son conocidas desde la década de los 60 y causan enfermedades
en ganado, animales domésticos y humanos (Presello et al., 2004). Su
efecto tóxico varía desde los carcinogénicos hasta la producción de
desórdenes hormonales o inmunosupresores (Carvajal, 2013). Una vez que
contaminan el grano o el producto agrícola en campo o almacén persisten a
la digestión, al calor de la cocción o al congelamiento. Las mismas son
ingeridas por los seres humanos no sólo a través de granos, semillas o
frutos; también se presentan en la leche o la carne de animales criados con
alimentos contaminados (Requena et al., 2005).
El control de A. flavus o sus toxinas en la planta de maíz ha consistido
en la utilización de productos químicos para su erradicación. Sin embargo
esta estrategia es relativamente costosa. Los insectos que podrían actuar
como vectores al facilitar la entrada de conidios dentro de la mazorca han
generado resistencia a los insecticidas (Flores et al., 2003). En cuanto al
control biológico se ha comprobado la reducción del crecimiento o de la
20

producción de aflatoxinas o incluso la modificación de sus estructuras debido


a la acción de bacterias y hongos tales como Aspergillus niger, Rhodococcus
corynebacterioides (Niocardia corynebacteroides), Candida parapsilosis,
Myxococcus fulvus, Mucor ambiguus y Trichoderma sp. (Martínez Padrón et
al., 2013).
Entre los mecanismos utilizados por los microorganismos antes
señalados para el control de A. flavus están la competencia por espacio y/o
nutrientes, antibiosis vía la síntesis de enzimas degradadoras, parasitismo, o
bien, la unión de las moléculas de la aflatoxina a las paredes celulares del
microorganismo biocontrolador en virtud de su marcada hidrofobicidad
(Niknejad et al., 2012). Ello lleva a considerar esta estrategia como una
alternativa promisoria en el manejo de aflatoxinas (Martínez Padrón et al.,
2013).

2.3.2. Fusarium sp.


Fusarium es un hongo ascomiceto, saprofito que se encuentra
naturalmente en el suelo (González Huerta et al., 2007), presenta una
distribución cosmopolita y es endémico de zonas maiceras de todo el
mundo, afectando seriamente la productividad (Mendoza et al., 2003). Tiene
la capacidad de ingresar a la planta aún en ausencia de heridas y se
caracteriza por producir tres tipos de esporas: las micronidias, macronidias y
clamidosporas, estas últimas tienen paredes muy gruesas, mediantes las
cuales el hongo sobrevive en condiciones ambientales desfavorables y en
ausencia de plantas hospedantes (Arias Tauta y Jerez Ramírez, 2008).
Este género comprende un complejo número de especies, algunas
que afectan principalmente a raíces u otros órganos que desarrollan en el
suelo, y otros que afectan las partes aéreas de las plantas, como la pudrición
de frutos u otros órganos aéreos (Coca Morante, 2011).
Este hongo, en maíz puede causar daño en todas las etapas del
cultivo. En semilla, el micelio puede invadir y ocasionar manchas en las
cubiertas externas, causando además disminución de la germinación por la
muerte del embrión (González Huerta et al., 2007). En plántula y planta
adulta, debilita y pudre la raíz, incrementando la posibilidad de vuelco
21

(Figura 4). También pueden dañar las mazorcas antes de la cosecha (Figura
6), o sus granos cuando se almacenan en condiciones inadecuadas
(Aguaysol et al., 2013). En el maíz, la pudrición de tallo y mazorca está
asociado con Fusarium verticillioides y Fusarium graminearum (González
Huerta et al., 2007).
El patógeno entra a través de los estigmas en el extremo de la
mazorca, la infección permanece limitada por cierto tiempo en una parte de
la misma. Los granos infectados desarrollan un moho pulverulento o
algodonoso blanco-rosado (Lizárraga Sánchez, 2010).

Figura 6. Infección de mazorca causada por Fusarium sp. (Dupont


Pioneer, 2015).

En infecciones tardías se presentan rayas sobre la semilla. No todos


los granos enfermos son distinguibles en la mazorca desgranada, debido a
que muchos de ellos no muestran síntomas externos; los granos menos
dañados se distinguen por el pericarpio arrugado y menos brillante y por el
color café que algunas veces presenta el área que rodea al embrión (Urbina
Chavarria, 2011).
Los barrenadores del maíz contribuyen al establecimiento del
patógeno sobre los granos y se puede ver el moho creciendo en las galerías
hechas por los insectos (Lizárraga Sánchez, 2010).
Estos hongos además producen la acumulación en los granos de la
toxina conocida como Fumonisina (Coca Morante, 2011), entre las cuales la
FB1 es la más abundante y su exposición produce leucoencefalomalacia en
22

ganado equino y edema pulmonar en ganado porcino, además de efectos


tóxicos en el sistema nervioso central, hígado, páncreas, riñones y pulmones
de varias especies de animales. En humanos, la presencia de fumonisinas
en maíz se ha relacionado con casos de cáncer de esófago (Martínez et al.,
2010).
Uno de los problemas más importantes que enfrenta la producción de
maíz es que no existen en el mercado variedades comerciales
completamente resistentes a Fusarium. Por el momento, la única alternativa
es tratar de reducir la incidencia de este hongo mediante el manejo de los
ciclos de siembra. Por otra parte, existen evidencias que demuestran que el
ciclo de vida de Fusarium sp. puede interrumpirse con el uso de agentes de
control biológico como Trichoderma sp. (Fauguel et al., 2014). Estudios
demuestran que diversas especies de Trichoderma tienen efectos
antagónicos sobre el crecimiento de distintos aislamientos de Fusarium sp. y
a su vez en la producción de micotoxinas (Matarese, 2012).

2.4. Patógenos que afectan al cultivo de maní


El maní es uno de los cultivos leguminosos más importantes a nivel
mundial porque contribuye al desarrollo agrícola e industrial de los países
donde se cultiva (Ayala Tejada, 2009). Se produce y se comercializa como
materia prima de la industria aceitera (producción de aceite y pellets), y para
consumo humano directo (Ministerio de Fomento, Industria y Comercio,
2008).
Argentina es el mayor exportador mundial de maní de alta calidad o
maní confitería, a pesar que su producción representa menos del 2% de la
producción mundial (Pedelini, 2016). También es el primer exportador de
aceite de maní en bruto y ocupa el segundo lugar como exportador de
pellets y expellers de maní (Blengino, 2015). El maní argentino es un
patrimonio casi exclusivamente cordobés, ya que el 94% de la producción
nacional se cultiva en esta provincia. A su vez reúne todas las características
de un clúster que permite a las empresas desarrollar ventajas competitivas a
través de mejoras en un ambiente externo en el que se tienen más
posibilidades de éxito (Llaver, 2011).
23

Como en cualquier otro cultivo, su rentabilidad depende del


rendimiento y de la calidad del producto cosechado. Existen varios
patógenos del suelo que pueden producir ataques severos (Pedelini, 2012),
ocasionando daños hasta del 50% de plantas muertas (Ayala Tejada, 2009).
En 1960, Frezzi en su trabajo “Enfermedades del maní en la provincia de
Córdoba”, hacía mención a los hongos Sclerotinia minor y Sclerotium rolfsii
que causan pérdidas económicas importantes (Marraro Acuña, 2016).
Las enfermedades que se desarrollan sobre o debajo de la superficie
del suelo son de difícil diagnóstico, ya que pueden ser producidas
simultáneamente por dos o más agentes que originan una sintomatología
similar a la ocasionada por una sola enfermedad (Pedelini, 2012). Como
consecuencia de la acción de estos organismos a nivel de raíz y cuello
donde se inicia la infección, se observa en la parte aérea un marchitamiento
total o parcial de las ramas, las que van adquiriendo una coloración castaña
hasta que se produce la muerte de las plantas. Los daños que ocasionan se
acentúan a medida que avanza el otoño manifestándose con mayor
intensidad y en forma más generalizada cuando las plantas se encuentran
en el período de llenado de vainas (fines de febrero en adelante)
produciendo la destrucción parcial o total de vainas y granos. El control de
estas enfermedades es dificultoso porque los agentes causales permanecen
en el terreno a través de sus formas de resistencia o viven sobre restos
vegetales (Pedelini, 2016).

2.4.1. Sclerotium rolfsii


Sclerotium rolfsii es un hongo fitopatógeno, habitante del suelo, con
un amplio rango de hospedadores, concretamente alrededor de 500, en los
que causa podredumbres de raíz y cuello (González Fernández, 2013). Es
capaz de atacar a la planta en cualquier estado de su desarrollo y causar
una muerte rápida del vegetal afectado (Farías, 2005). Ataca severamente
en presencia de alta humedad, con temperaturas entre 30-35 °C y suelos
ácidos (Salazar et al., 2009).
Lo más característico de S. rolfsii es la formación de abundante
micelio aéreo blanco (Remesal González, 2012), tupido de aspecto
24

algodonoso y hialino sobre tejido infectado del huésped, generalmente tres a


cuatro días después de la infección (Figura 7) (Membreño Hernández y
Téllez Castellón, 2011).

Figura 7. Infección en base y cuello de maní causada por S. rolfsii


(Rodríguez, 2015).

La supervivencia del patógeno en el suelo es de extrema importancia


epidemiológica y está relacionada a la formación de esclerocios (Polanco y
Castro, 2005), los cuales son de color café, muy bien organizados en
estructuras compactas (Membreño Hernández y Téllez Castellón, 2011), que
permanecen viables por varios años, en condiciones de baja humedad con
amplio rango de pH y temperatura (Polanco y Castro, 2005), y pueden iniciar
una infección de un hospedante susceptible, con o sin necesidad, de una
fuente alimenticia externa (Farías, 2005).
La infección puede producirse en cualquier órgano de la planta
(Figura 8) siempre que las condiciones ambientales sean favorables, ya que
no existe especialización del hongo por los diferentes órganos vegetales ya
sean raíces, base de tallos, ramas, hojas, flores, frutos, entre otros (Aycock,
1966). La hifa germina a partir de esclerocios, después de 24 a 48 horas de
inoculación y crecen sobre los hospederos en forma de hifas individuales o
frecuentemente se unen para formar grupos infectivos. Cuando ésta se pone
en contacto con tejido susceptible de la corona, raíz, fruto o de la hoja,
ocurre una penetración directa, facilitándose la infección a través de las
heridas. Después de la penetración ocurre la muerte y colapso de las células
25

por debajo de los grupos infectivos y del apresorio. La cutícula


aparentemente no es disuelta, pero es desprendida de la epidermis,
ocurriendo el subsecuente crecimiento de hifas inter e intracelular por debajo
de la cutícula (Membreño Hernández y Téllez Castellón, 2011).
Transcurridos 2 a 4 días tras la infección aparecen los primeros síntomas,
consistentes en lesiones en la base del tallo y/o marchitez foliar, tras lo cual,
la enfermedad sigue desarrollándose hasta que los órganos afectados
presenten el aspecto típico de necrosis, maceración y pudrición (Remesal
González, 2012). El hongo se propaga con mayor rapidez hacia las raíces de
la planta y finalmente destruye el sistema radical (Membreño Hernández y
Téllez Castellón, 2011).

Figura 8. Ciclo de enfermedad producida por S. rolfsii en maní


(elaboración propia).

Se considera que la dispersión de S. rolfsii, y en particular de los


esclerocios que persisten en el suelo, es pasiva. Se disemina a través del
agua de riego, herramientas contaminadas con suelo infectado y en algunos
hospedantes, en forma de esclerocios mezclados con la semilla (Membreño
Hernández y Téllez Castellón, 2011).
El manejo de este hongo resulta muy complicado por el gran número
de plantas que es capaz de atacar incluso como saprófito; además, sus
esclerocios son capaces de sobrevivir en el suelo por muchos años. Otro
26

aspecto destacado es que ningún método por si sólo es capaz de sanar una
planta que presente una pudrición en sus raíces, siendo necesario realizar
un manejo integrado (Farías, 2005). Existen medidas de control cultural,
como la rotación de cultivo, que pueden ser aplicadas y son muy importantes
en la disminución de la incidencia del patógeno (Salazar et al., 2009). Puesto
que el control con fungicidas de origen sintético se hace difícil debido a que
se han de atacar los esclerocios remanentes en el suelo y se debe mantener
la acción toxica en el tiempo (Hoyos Carvajal et al., 2008), se ha trabajado
en la búsqueda de otras alternativas para el control de estos hongos en el
campo, como el control biológico, cuya principal propiedad es la estabilidad
ecológica (Bianchi et al., 1997; Cruz De Matos, 2000; Wilson et al., 1997).
Trichoderma sp. es reconocido por su efectividad en la reducción de
enfermedades causadas por S. rolfsii (Harman y Kubicek, 1998), y de un
gran número de hongos fitopatógenos al atacar directamente y producir la
lisis de micelios y también de esclerocios (Benhamou y Chet, 1996).

2.4.2. Sclerotinia minor


Sclerotinia minor es un hongo polífago que causa podredumbre y
muerte de plantas en numerosas especies cultivadas y silvestres (Melzer et
al., 1997). Siendo en Argentina uno de los principales patógenos del maní
(Marinelli et al., 2004). Puede infectar una amplia gama de plantas, a nivel
mundial, sobre todo en regiones húmedas y frescas, y puede parasitar por lo
menos 94 especies de plantas que pertenecen a 21 familias y 66 géneros
(Melzer et al., 1997).
De acuerdo con Phipps (1995), las lluvias y el desarrollo del cultivo
son los principales factores determinantes del comienzo de epidemias de
tizón del maní causado por S. minor. Las infecciones ocurren principalmente
por la emergencia de micelio cerca de la planta infectada, pueden iniciarse
en diferentes partes de la planta (Figura 9) y desarrolla una pudrición acuosa
creciendo micelio blanco de aspecto algodonoso sobre el tejido infectado
(Figura 10) (Willets y Wong, 1980). Si bien este patógeno puede producir
infecciones en cualquier momento del crecimiento del cultivo (March y
Marinelli, 1996), las plantas no parecen afectadas en el desarrollo temprano
27

de la enfermedad (Agrios, 2005; Bolton et al., 2006) y el tizón se hace


evidente para los productores y técnicos con la muerte de las plantas
durante febrero-marzo (March y Marinelli, 1996).

Figura 9. Ciclo de enfermedad producida por S. minor en maní


(elaboración propia).

Figura 10. Infección en base y cuello de maní causada por S. minor


(Rodríguez, 2015).
28

Cuando la infección ocurre en la corona, la planta adquiere coloración


verde seco sin brillo, las hojas se tornan flácidas y en pocos días se produce
el cambio de coloración a castaño oscuro casi negro, con la muerte de toda
la planta. Si la infección comienza en los ginecóforos (clavos) o en las
ramificaciones, se observa una mancha castaño claro con borde bien
definido. Cuando las condiciones son favorables para el desarrollo de la
enfermedad, la lesión avanza rápidamente hacia la base de la planta,
produciéndose su muerte a los 10-12 días. También pueden ser atacados
los frutos causando su podredumbre (Sistema Nacional de Vigilancia y
Monitoreo, 2016).
Después de varios días de crecimiento miceliar, desarrolla grandes
estructuras compactas, llamados esclerocios (Agrios, 2005; Bolton et al.,
2006). Los mismos son esféricos, con un diámetro entre 0,5 mm a 2 mm
aproximadamente (Melzer y Boland, 1994). Al inicio se presentan de color
blanco pero cuando maduran su color es negro. Un gran número se acumula
en los restos de plantas y en el suelo, donde permanecerán en dormancia
por largos periodos de tiempo, hasta once años (Willets y Wong, 1980). Bajo
condiciones óptimas, temperatura de 15 ºC y alta humedad del suelo
(Imolehin et al., 1980), los esclerocios germinan produciendo masa de hifas
que entran en contacto con raíces, tallos y hojas senescentes de las plantas
iniciando un nuevo ciclo de infección (Wu y Subbarao, 2003).
El control se basa principalmente en la utilización de fungicidas de
síntesis química, que a pesar de emplearse en dosis cada vez más elevadas
no ofrecen un control total (Mueller et al., 2002). Se debe hacer una
combinación de medidas de control cultural, como la rotación de cultivos,
eliminación de malezas anuales de invierno que albergan al patógeno y uso
de variedades resistentes (Garrido Ramírez, 2011).
Múltiples factores influyen en la supervivencia de los esclerocios en la
naturaleza. Algunos de estos factores involucran la estructura y función del
esclerocio por sí mismo, mientras que otros se relacionan con las
condiciones ambientales como humedad y temperatura (Bolton et al., 2006).
Lo que también influye es la existencia de microorganismos del suelo que
pueden hiperparasitarlos (Mónaco et al., 1998). El componente más
29

significativo del suelo que afecta la supervivencia de los esclerocios, parece


ser biológico (Chaube et al., 2003), entre los hongos utilizados para el
biocontrol de este patógeno, las especies de Trichoderma han sido
merecedoras de mayor atención, su actividad resulta de una combinación de
micoparasitismo y producción de metabolitos (Ibarra Medina, 2008).
30

3. OBJETIVOS
3.1. Objetivo general
Evaluar la capacidad antagonista de aislamientos de Trichoderma sp.
frente a hongos fitopatógenos que afectan a los cultivo de maíz y maní.

3.2. Objetivos específicos


 Analizar la capacidad antagonista de diferentes cepas de
Trichoderma frente a S. minor y S. rolfsii, hongos de suelo que afectan al
cultivo de maní.
 Analizar la capacidad antagonista de diferentes cepas de
Trichoderma frente a A. flavus y Fusarium sp., hongos que producen la
podredumbre de la mazorca en el cultivo de maíz.
 Identificar los modos de acción de las distintas cepas de
Trichoderma frente a los fitopatógenos estudiados.
31

4. HIPÓTESIS
 Trichoderma posee capacidad antagonista frente a hongos de
suelo causantes de enfermedades en el cultivo de maní, pero no con los
hongos que provocan enfermedades de espiga en maíz.
 Las cepas locales de Trichoderma sp. serán capaces de controlar a
los hongos de suelo que afectan al maní, pero no tendrán buena respuesta
ante hongos que causan la podredumbre de la espiga de maíz.
 Existen diferencias entre cepas de Trichoderma en cuanto al
comportamiento antagónico frente a los distintos fitopatógenos estudiados.
 Las cepas de Trichoderma difieren en el modo de acción frente a
los distintos hongos fitopatógenos.
32

5. MATERIALES Y MÉTODOS
5.1. Lugar del ensayo
El trabajo se llevó a cabo en el Laboratorio de Fitopatología de la
Estación Experimental Agropecuaria (EEA) del Instituto Nacional de
Tecnología Agropecuaria (INTA) de la localidad de Manfredi, ubicado sobre
Ruta Nacional N°9 km 636.

5.2. Aislamientos fúngicos


En la Tabla 2 se presentan los diferentes aislados de hongos del
género Trichoderma utilizados en el ensayo de capacidad antagónica y su
procedencia.

Tabla 2. Aislados de hongos del género Trichoderma incluidos en


este estudio.
Aislado Procedencia
T. harzianum Facultad de Ciencias Agropecuarias, UNC*.

T. koningiopsis Facultad de Ciencias Agropecuarias, UNC*.


T. atroviride Facultad de Ciencias Agropecuarias, UNC*.
Trichoderma sp. 1 Laboratorio de Fitopatología, EEA INTA Manfredi.
Trichoderma sp. 2 Laboratorio de Fitopatología, EEA INTA Manfredi.
*UNC: Universidad Nacional de Córdoba.

Cabe destacar que los aislamientos de T. harzianum, T. koningiopsis,


T. atroviride, mencionados en la Tabla 2, presentan confidencialidad en
cuanto a su lugar de origen y fueron cedidos por la Facultad de Ciencias
Agropecuarias de la UNC. Mientras que Trichoderma sp. 1 fue obtenida de
muestras de suelo de un lote de la EEA Manfredi y Trichoderma sp. 2 fue
aislada de un campo de la zona de Oncativo; ambas en proceso de
identificación.
El aislamiento de Trichoderma sp. 2 se obtuvo de un lote de rastrojo
de soja con problemas de patógenos de suelo donde se evidenció la
presencia del biocontrolador y se tomaron muestras del mismo. En
Laboratorio se realizó el aislamiento correspondiente, observando
minuciosamente las estructuras fúngicas mediante el uso de lupa y
33

microscopio y así confirmar la existencia de Trichoderma. Luego se realizó


proceso de purificación, usando placas de Petri con agar papa glucosado5
(APG), dejándolas en cámara de crecimiento controlado para obtener placas
madres sin contaminantes.
Para evaluar la actividad antagónica de los aislamientos detallados
con anterioridad, se utilizaron hongos fitopatógenos del cultivo de maní, S.
minor y S. rolfsii, y hongos fitopatógenos del cultivo de maíz, A. flavus y
Fusarium sp., procedentes de aislamientos propios del Laboratorio de
Fitopatología de la EEA INTA Manfredi.

5.3. Desarrollo del ensayo


En primera instancia, para la obtención de placas madres, que fueron
las que proveyeron de antagonistas y fitopatógenos para el ensayo, se
realizaron aislamientos de cada hongo en placas con medio APG, se
incubaron en cámara a temperatura controlada (25 °C ± 1 °C), con 12 h de
luz y 12 h de oscuridad por 5 días. Se conservaron en heladera hasta su
utilización.
La evaluación del antagonismo se realizó bajo condiciones in vitro,
mediante una prueba de crecimiento dual (Figura 11A), empleando cajas de
Petri de 9 cm de diámetro con agar malta6 (AM). Se colocó un disco de agar
de 5 mm de diámetro con micelio del fitopatógeno y otro disco del mismo
tamaño con micelio del antagonista, a una distancia de 5 cm entre ellos,
ambos provenientes de las placas madres. Se incubaron en cámaras a
temperatura controlada a 25° ± 1 °C, con 12 h de luz y 12 h de oscuridad
durante 10 días. Se sembraron en cajas separadas un inóculo de cada
antagonista y de cada fitopatógeno, los cuales correspondieron a los testigos
(Figura 11B), y fueron incubados bajo las condiciones anteriormente
mencionadas. Las mediciones se realizaron cada 24 h.

5
APG: agua: 1 l; extracto de papa: 4g; dextrosa: 20g; agar-agar: 15g
6
AM: agua: 1 l; extracto de malta: 20g; agar-agar: 20g; peptona: 1g; glucosa: 20g
34

Figura 11. Evaluación para determinar antagonismo bajo condiciones


in vitro. (A) Prueba de crecimiento dual, a la izquierda T. harzianum y a la
derecha A. flavus. (B) Testigo de T. harzianum.

5.4. Determinaciones
La capacidad antagónica de los aislamientos se comprobó a través
de:
 Medición del grado de micoparasitismo de cada antagonista, el cual
se determinó mediante la escala de Bell et al. (1982), que evalúa cualitativa
y cuantitativamente la capacidad que posee el hongo de invadir y destruir la
colonia de los hongos patógenos (Tabla 3) (Ramos et al., 2009). Al quinto
día de la siembra se asignó un valor de la escala, que van desde 1 a 5,
considerando como índice 2 una capacidad antagónica satisfactoria para
una cepa de Trichoderma, determinando luego, para cada antagonista, la
frecuencia con la que aparece cada valor.
35

Tabla 3. Escala para determinar capacidad antagónica de


Trichoderma según Bell et al. (1982).

Escala Descripción
Trichoderma sobrecrece completamente al patógeno y cubre
1
totalmente la superficie del medio.
Trichoderma sobrecrece las dos terceras partes de la superficie
2
de medio.
Trichoderma y el patógeno colonizan cada uno aproximadamente
3 la mitad de la superficie y ningún organismo parece dominar al
otro.
El patógeno sobrecrece las dos terceras partes de la superficie
4
del medio y parece resistir a la invasión por Trichoderma.
El patógeno sobrecrece completamente a Trichoderma y ocupa
5
la superficie total del medio.

 Evaluación de competencia por nutrientes y espacio: se obtuvo por


la medición de los radios de crecimiento de cada fitopatógeno y antagonista
en cultivo dual, junto con sus respectivos testigos, utilizando un calibrador
“Pie de Rey”. A partir de ellos se midió el porcentaje de inhibición del
crecimiento radial (PICR), según la ecuación propuesta por Ezziyyani et al.
(2004):
PICR= (R1 - R2)/ R1 x 100

Donde R1 es el radio mayor (radio del patógeno testigo) y R2 es el


radio menor (radio del patógeno en enfrentamiento con el antagonista),
datos obtenidos de la medición del halo de crecimiento.
 La acción biocontroladora sobre los distintos fitopatógenos
analizados se determinó mediante observación de los enfrentamientos bajo
microscopio óptico (Zeiss Axiostar) con los objetivos 10x y 40x. Las
imágenes fueron tomadas bajo el objetivo 40x.

5.5. Diseño experimental


Se utilizó un diseño experimental completamente aleatorizado con
una caja de Petri como unidad experimental (UE), y cuatro repeticiones.
36

Los tratamientos evaluados pertenecieron a los cultivos duales,


testigos de antagonistas y testigos de fitopatógenos, haciendo un total de 29
tratamientos por repetición (Tabla 4).

Tabla 4. Descripción de tratamientos incluidos en este estudio.


N° N°
Tratamiento Tratamiento
tratamiento tratamiento
T. koningiopsis vs S.
1 T. harzianum (testigo) 16
rolfsii
T. koningiopsis T. koningiopsis vs S.
2 17
(testigo) minor
T. atroviride vs
3 T. atroviride (testigo) 18
Fusarium sp.
Trichoderma sp. 1 T. atroviride vs A.
4 19
(testigo) flavus
Trichoderma sp. 2 T. atroviride vs S.
5 20
(testigo) rolfsii
T. atroviride vs S.
6 Fusarium sp. (testigo) 21
minor
Trichoderma sp. 1 vs
7 A. flavus (testigo) 22
Fusarium sp.
Trichoderma sp. 1 vs
8 S. rolfsii (testigo) 23
A. flavus
Trichoderma sp. 1 vs
9 S. minor (testigo) 24
S. rolfsii
T. harzianum vs Trichoderma sp. 1 vs
10 25
Fusarium sp. S. minor
T. harzianum vs A. Trichoderma sp. 2 vs
11 26
flavus Fusarium sp.
T. harzianum vs S. Trichoderma sp. 2 vs
12 27
rolfsii A. flavus
T. harzianum vs S. Trichoderma sp. 2 vs
13 28
minor S. rolfsii
T. koningiopsis vs Trichoderma sp. 2 vs
14 29
Fusarium sp. S. minor
T. koningiopsis vs A.
15
flavus

5.6. Análisis de datos


A fin de determinar la capacidad antagónica de cada cepa de
Trichoderma, con los valores obtenidos de cada variable, se realizó un
análisis estadístico mediante análisis de la varianza (ANOVA) y test de
37

comparación de medias BSS p<0.05, utilizando el programa estadístico


InfoStat (Di Rienzo et al., 2016).
38

6. RESULTADOS
6.1. Grado de micoparasitismo de Trichoderma sp. frente a los
hongos fitopatógenos estudiados
Cuando las cepas de Trichoderma sp. fueron enfrentados con los
diferentes hongos fitopatógenos ensayados y se determinó el grado de
micoparasitismo, se observó actividad antagónica diferente. Frente a
Fusarium sp., S. rolfsii y S. minor se observó colonización casi total sobre el
fitopatógeno al quinto día (Figura 12, 13 y 14), mientras que frente a A.
flavus aparentemente no ejercieron acción antagónica, pues el fitopatógeno
avanzó sobre las Trichodermas (Figura 15).

A B C

Figura 12. Actividad antagónica de las diferentes cepas de


Trichoderma frente a Fusarium sp. en placas de cultivo dual. A la izquierda
de las placas se encuentra Fusarium sp. y a la derecha (A) Trichoderma sp.
1: escala 1; (B) Trichoderma sp. 2: escala 1; (C) T. atroviride: escala 1; (D) T.
harzianum: escala 1; (E) T. koningiopsis: escala 1.
39

Figura 13. Actividad antagónica de las diferentes cepas de


Trichoderma frente a S. rolfsii en placas de cultivo dual. A la izquierda de las
placas se encuentra S. rolfsii y a la derecha (A) Trichoderma sp. 1: escala 1;
(B) Trichoderma sp. 2: escala 1; (C) T. atroviride: escala 2; (D) T. harzianum:
escala 2; (E) T. koningiopsis: escala 2.
40

Figura 14. Actividad antagónica de las diferentes cepas de


Trichoderma frente a S. minor en placas de cultivo dual. A la izquierda de las
placas se encuentra S. minor y a la derecha (A) Trichoderma sp. 1: escala 3;
(B) Trichoderma sp. 2: escala 2; (C) T. atroviride: escala 1; (D) T. harzianum:
escala 2; (E) T. koningiopsis: escala 3.
41

Figura 15. Actividad antagónica de las diferentes cepas de


Trichoderma frente a A. flavus en placas de cultivo dual. A la izquierda de las
placas se encuentra A. flavus y a la derecha (A) Trichoderma sp. 1: escala 4;
(B) Trichoderma sp. 2: escala 2; (C) T. atroviride: escala 5; (D) T. harzianum:
escala 4; (E) T. koningiopsis: escala 4.

Frente a Fusarium sp. y S. rolfsii los antagonistas obtuvieron en la


mayoría de las muestras valores 1 y 2 en la escala de Bell et. al. (1982)
(Tabla 5 y 6), solo en el caso de T. harzianum se pudo observar clasificación
3. También cabe destacar que las cepas de Trichoderma sp. 2 en
enfrentamiento con Fusarium sp., y T. koningiopsis frente a S. rolfsii, fueron
las que presentaron en mayor proporción micoparasitismo completo,
recibiendo clasificación 1 en el 100% y 87,5% de las muestras
respectivamente.
42

Tabla 5. Frecuencia (cantidad de muestras con mismo valor de


escala) y clasificación del grado de micoparasitismo de las distintas
muestras del enfrentamiento dual de las cepas de Trichoderma frente
Fusarium sp.
Trichoderma Trichoderma T. T. T.
Escala*
sp. 1 sp. 2 atroviride harzianum koningiopsis
1 3/ 8 8/ 8 3/ 8 3/ 8 6/ 8
2 5/ 8 0/ 8 5/ 8 4/ 8 2/ 8
3 0/ 8 0/ 8 0/ 8 1/ 8 0/ 8
4 0/ 8 0/ 8 0/ 8 0/ 8 0/ 8
5 0/ 8 0/ 8 0/ 8 0/ 8 0/ 8
*Niveles de la escala para determinar capacidad antagonica de Trichoderma.

Tabla 6. Frecuencia (cantidad de muestras con mismo valor de


escala) y clasificación del grado de micoparasitismo de las distintas
muestras del enfrentamiento dual de las cepas de Trichoderma frente S.
rolfsii.

Trichoderma Trichoderma T. T. T.
Escala*
sp. 1 sp. 2 atroviride harzianum koningiopsis
1 4/ 8 5/ 8 4/ 8 2/ 8 7/ 8
2 4/ 8 3/ 8 4/ 8 4/ 8 1/ 8
3 0/ 8 0/ 8 0/ 8 2/ 8 0/ 8
4 0/ 8 0/ 8 0/ 8 0/ 8 0/ 8
5 0/ 8 0/ 8 0/ 8 0/ 8 0/ 8
*Niveles de la escala para determinar capacidad antagonica de Trichoderma.

En los enfrentamientos con S. minor, solo en el caso de Trichoderma


sp. 1 y T. koningiopsis la potencialidad del antagonista no fue tan marcada,
ya que el 50% de las muestras recibió en ambos casos calificación 3 en la
escala, el resto de las muestras presentaron actividad parasítica favorable,
obteniendo mayormente valores 1 y 2 (Tabla 7).
43

Tabla 7. Frecuencia (cantidad de muestras con mismo valor de


escala) y clasificación del grado de micoparasitismo de las distintas
muestras del enfrentamiento dual de las cepas de Trichoderma frente
S.minor.
Trichoderma Trichoderma T. T. T.
Escala*
sp. 1 sp. 2 atroviride harzianum koningiopsis
1 3/ 8 2/ 8 5/ 8 2/ 8 4/ 8
2 1/ 8 6/ 8 1/ 8 6/ 8 0/ 8
3 4/ 8 0/ 8 2/ 8 0/ 8 4/ 8
4 0/ 8 0/ 8 0/ 8 0/ 8 0/ 8
5 0/ 8 0/ 8 0/ 8 0/ 8 0/ 8
*Niveles de la escala para determinar capacidad antagonica de Trichoderma.

Para el caso de A. flavus, las muestras tuvieron clasificaciones muy


variadas dentro de la escala, aunque en la mayoría de los casos
predominaron los valores 4 y 5. Solamente Trichoderma sp. 2 pudo frenar el
avance de A. flavus, donde se observó que el 50% de las muestras
recibieron clasificación 3, y el resto 1 y 2 (Tabla 8).

Tabla 8. Frecuencia (cantidad de muestras con mismo valor de


escala) y clasificación del grado de micoparasitismo de las distintas
muestras del enfrentamiento dual de las cepas de Trichoderma frente A.
flavus.
Trichoderma Trichoderma T. T. T.
Escala*
sp. 1 sp. 2 atroviride harzianum koningiopsis
1 0/ 8 1/ 8 0/ 8 0/ 8 0/ 8
2 0/ 8 3/ 8 2/ 8 1/ 8 0/ 8
3 2/ 8 4/ 8 1/ 8 1/ 8 2/ 8
4 3/ 8 0/ 8 2/ 8 6/ 8 4/ 8
5 3/ 8 0/ 8 3/ 8 0/ 8 2/ 8
*Niveles de la escala para determinar capacidad antagonica de Trichoderma.

Los resultados del presente ensayo son similares a los obtenidos por
Michel Aceves et al. (2009), donde todas las cepas de Trichoderma
mostraron clase 2 en cultivo dual con F. subglutinans y F. oxysporum, al
cubrir el 75% de la caja Petri y detener el crecimiento de los fitopatógenos.
Por otro lado, Meza et al. (2008), enfrentaron en cultivo dual a T. harzianum
con Fusarium sp., y los resultados demuestran que el antagonista avanzó
sobre el fitopatógeno y detuvo su crecimiento. Este avance se debe
44

probablemente a que Trichoderma sp. tiene la capacidad de conducir sus


hifas hacia las de otros hongos parasitándolos (Tronsmo, 1996). Además, la
evaluación de antagonismo de siete cepas de Trichoderma sp. sobre hongos
fitopatógenos de raíz en frijol, llevada a cabo por Sánchez García et al.
(2017) arrojo que todas las cepas colonizaron 100% la superficie del medio
creciendo sobre los fitopatógenos F. solani, F. oxysporum y F. verticillioides
10 días después de la inoculación, recibiendo clasificación 1 en la escala,
esto evidenció la capacidad antagónica alta de los aislamientos. Así mismo,
los resultados de este trabajo no coinciden completamente con los obtenidos
por Corrêa et al. (2007) que al evaluar el antagonismo de cepas de
Trichoderma sp. en cultivo dual con S. rolfsii, observaron tratamientos con
buenas potencialidades, recibiendo clasificación 1 y 2, y otros con
clasificación 4 y 5, con baja actividad antagónica. También Hernández
(2005), reportó antagonismo clases 2, 3, 4 y 5 de 6 cepas aisladas
de Trichoderma contra S. rolfsii.
Lo observado a partir de los cultivos duales confirma lo hallado por
Michel Aceves (2001), quien demuestra que todas las hifas de las cepas de
Trichoderma sp. que mostraron actividad antagónica favorable, hicieron
contacto a diferentes tiempos con las hifas de los fitopatógenos; cuanto
menor fueron los días al contacto mayor agresividad existe por parte del
hongo antagónico y menor resistencia del fitopatógeno. Aun cuando los
aislados tuvieron una menor velocidad de crecimiento, mantuvieron su
capacidad de competencia necesitando un tiempo mayor para tener un
mismo efecto. En general esto es un aspecto a tener en cuenta para la
selección de aislados con mayor potencial para el control de patógenos del
suelo (Martínez et al., 2008).

6.2. Competencia por nutrientes y espacio entre Trichoderma sp.


y los hongos fitopatógenos estudiados
Al hacer la comparación diaria del radio de crecimiento antagonista
(RCA), con el radio de crecimiento patógeno (RCP) de cada cultivo dual, se
determinó que los aislamientos de Trichoderma presentaron acción
inhibitoria sobre los fitopatógenos S. minor, S. rolfsii y Fusarium sp. (Figura
45

16, 17, 18, 19 y 20), mientras que frente a A. flavus difirió completamente el
comportamiento de las cepas del hongo antagonista, sin lograr inhibir a
dicho fitopatógeno, ya que éste tiene una forma de crecimiento que se
diferencia de los demás, su esporulación es muy invasiva sobre el sustrato.
Solo Trichoderma sp. 2 y T. koningiopsis demostraron tener un mayor
crecimiento radial que A. flavus, superando Trichoderma sp. 2 ampliamente
el crecimiento del fitopatógeno (Figura 17 y 19). Al quinto día de medición se
pudo observar que las placas se encontraban totalmente cubiertas en todos
los cruzamientos.
En la Figura 16 y 17 se puede observar que T. harzianum y
Trichoderma sp. 2 tuvieron su mayor crecimiento al enfrentarse con
Fusarium sp., mientras que su menor crecimiento se evidenció frente a A.
flavus y S. minor respectivamente. Por otro lado los aislamientos de las
cepas Trichoderma sp. 1 y T. koningiopsis demostraron tener mayor
crecimiento en el enfrentamiento con S. rolfsii, mientras que A. flavus
demostró ser el más competitivo de los fitopatógenos, como puede
observarse en la Figura 18 y 19. En el caso de T. atroviride, se observa en la
Figura 20 que el mayor crecimiento ocurrió ante S. minor, mientras el menor
crecimiento del antagonista fue en el enfrentamiento con A. flavus.
46

Figura 16. Antagonismo de la cepa T. harzianum frente a los hongos


fitopatógenos ensayados. En los gráficos se observa el crecimiento, día a
día, de los enfrentamientos evaluados en placas de cultivo dual. Las
imágenes muestran el desarrollo de los enfrentamientos al quinto día de
medición, a la derecha de las placas se encuentra T. harzianum y a la
izquierda (A) Fusarium sp.; (B) A. flavus; (C) S. minor; (D) S. rolfsii.
47

Figura 17. Antagonismo de la cepa Trichoderma sp. 2 frente a los


hongos fitopatógenos ensayados. En los gráficos se observa el crecimiento,
día a día, de los enfrentamientos evaluados en placas de cultivo dual. Las
imágenes muestran el desarrollo de los enfrentamientos al quinto día de
medición, a la derecha de las placas se encuentra Trichoderma sp. 2 y a la
izquierda (A) Fusarium sp.; (B) A. flavus; (C) S. minor; (D) S. rolfsii.
48

Figura 18. Antagonismo de la cepa Trichoderma sp. 1 frente a los


hongos fitopatógenos ensayados. En los gráficos se observa el crecimiento,
día a día, de los enfrentamientos evaluados en placas de cultivo dual. Las
imágenes muestran el desarrollo de los enfrentamientos al quinto día de
medición, a la derecha de las placas se encuentra Trichoderma sp. 1 y a la
izquierda (A) Fusarium sp.; (B) A. flavus; (C) S. minor; (D) S. rolfsii.
49

Figura 19. Antagonismo de la cepa T. koningiopsis frente a los


hongos fitopatógenos ensayados. En los gráficos se observa el crecimiento,
día a día, de los enfrentamientos evaluados en placas de cultivo dual. Las
imágenes muestran el desarrollo de los enfrentamientos al quinto día de
medición, a la derecha de las placas se encuentra T. koningiopsis y a la
izquierda (A) Fusarium sp.; (B) A. flavus; (C) S. minor; (D) S. rolfsii.
50

Figura 20. Antagonismo de la cepa T. atroviride frente a los hongos


fitopatógenos ensayados. En los gráficos se observa el crecimiento, día a
día, de los enfrentamientos evaluados en placas de cultivo dual. Las
imágenes muestran el desarrollo de los enfrentamientos al quinto día de
medición, a la derecha de las placas se encuentra T. atroviride y a la
izquierda (A) Fusarium sp.; (B) A. flavus; (C) S. minor; (D) S. rolfsii.
51

Lo observado en la presente investigación coincide con lo establecido


por Castro Toro y Rivillas Osorio (2012) en que Trichoderma tiene una
capacidad superior de movilizarse y tomar nutrientes, siendo muy versátil
para utilizar sustratos como fuente de carbono y nitrógeno, lo que le permite
colonizar un medio rápidamente, evitando la proliferación de otros
microorganismos en el mismo hábitat. Se pueden encontrar varios ejemplos
en los que se considera la competición por los nutrientes como responsable
directa del efecto antagonista de Trichoderma frente a algunos fitopatógenos
(Handelsman y Stabb, 1996; Lo et al., 1996; Howell y Stipanovic, 1995). A
pesar de todo, es difícil determinar hasta qué punto Trichoderma es capaz
de ejercer su acción antagonista sólo a través de la competición o si, otros
mecanismos como el micoparasitismo o la antibiosis preparan el escenario
para que la competición se lleve a cabo de una forma más eficaz (Harman,
2006).
En cuanto al comportamiento frente a los hongos fitopatógenos S.
rolfsii y S. minor, Martínez et al. (2008) evidenciaron que Trichoderma tiene
gran potencial antagonista ante hongos patógenos del suelo, coincidiendo
con nuestros resultados, ya que los mayores crecimientos de Trichoderma
sp. 1, T. koningiopsis y T. atroviride se dieron ante los fitopatógenos de suelo
que causan perdidas en el cultivo de maní. En ensayos realizados sobre
sustratos con Rhizoctonia sp. y con la utilización de microplantas de papa,
los tratamientos con T. atroviride mostraron un rendimiento superior, siendo
coherente con estudios a campo sobre lotes de papa, donde se comprobó,
en dos años sucesivos, que la aplicación de T. atroviride sobre la línea de
plantación redujo la incidencia y la severidad de Fusarium sp. y Rhizoctonia
sp.; además, aumentaron significativamente los rendimientos (Pérez et al.,
2015). Stefanova (2007) menciona que, en hortalizas como habichuela, ají,
rábano, perejil y remolacha, se alcanzó una alta eficacia por parte de
Trichoderma sp. para regular diversos fitopatógenos como Rhizoctonia
solani, S. rolfsii y Pythium sp. Además, Pérez Moreno et al. (2015)
demostraron que los agentes de control biológico con mayor poder inhibitorio
del crecimiento micelial de S. minor y S. sclerotiorum fueron los que
contenían al hongo Trichoderma sp.
52

En lo referido al comportamiento de las cepas antagonistas frente a


los hongos que afectan al cultivo de maíz, Fusarium sp. y A. flavus, se
encontró coincidencias con Fernández Barbosa y Suárez Meza (2009) que
demostraron que aislamientos de T. harzianum presentaron un modo de
acción favorable por competencia de nutrientes y espacio superando el
crecimiento de Fusarium sp., impidiendo el desarrollo normal del
fitopatógeno e inhibiendo en más del 50% su desarrollo. Con respecto a A.
flavus, los resultados obtenidos en este estudio difieren a los de Borrero y
Silva (2005) que al realizar pruebas antagónicas con T. harzianum y T.
viride, evidenciaron por parte de Trichoderma una alta velocidad de
crecimiento, alta competencia por espacio, debido posiblemente a la
producción enzimas.

6.3. Porcentaje de inhibición del crecimiento radial de


Trichoderma sp. frente a los hongos fitopatógenos estudiados
En cuanto a los valores de PICR en la Figura 21 puede observarse
que en el cuarto día de evaluación existió una fuerte inhibición del
crecimiento de S. minor ocasionado por todas las cepas de Trichoderma
probadas, con valores superiores al 50%, no encontrándose diferencias
significativas entre ellas (Tabla 1 – Anexo). Comportamientos similares
fueron demostrados por T. koningiopsis, Trichoderma sp. 2 y T. atroviride
frente a S. rolfsii, con valores entre 37,23% y 50,53%, diferenciándose de los
tratamientos con T. harzianum y Trichoderma sp. 1 al lograr mayor inhibición
del fitopatógeno. Seguidamente con valores entre 21,54% y 29,55% se
encuentran los tratamientos con Fusarium sp., siendo T. koningiopsis quien
obtiene el mayor valor de inhibición con el fitopatógeno. El comportamiento
de las cepas antagonistas sobre A. flavus difiere completamente al que
manifestaron frente a los otros fitopatógenos. En este caso no hubo
antagonismo por parte de T. harzianum, T. atroviride, T. koningiopsis y
Trichoderma sp. 1, siendo 2,72% el mayor PICR; solo Trichoderma sp. 2
ejerció más control, llegando a un PICR de 23,86% diferenciándose
significativamente de los demás tratamientos.
53

Figura 21. Porcentajes de inhibición del crecimiento radial obtenidos


al cuarto día de evaluación. Las barras indican las medias de los valores de
PICR de los distintos tratamientos ensayados ± E.E, letras diferentes difieren
estadísticamente (p<0,05).

Esta capacidad de inhibición de crecimiento fue en aumento ya que al


quinto día de evaluación (Figura 22) casi todos los tratamientos contra S.
minor y S. rolfsii superaron el 50% de PICR (Tabla 2 – Anexo). Al igual que
el día anterior, el valor medio más elevado se obtuvo con la cepa T.
atroviride al enfrentarse a S. minor (69,45%), que no se diferenció de las
demás cepas en estudio. Siguiendo al mayor valor se encuentran los
tratamientos que se enfrentaron a S. rolfsii con valores entre 60,3% y
65,65% excepto el caso de T. harzianum que obtuvo un valor de 42,05%. En
el caso de Fusarium sp. quien más lo controló fue Trichoderma sp. 2 con un
PICR de 39,46%, seguido por T. harzianum con 31,5%, así mismo no se
encontraron diferencias significativas entre los tratamientos. Con respecto a
A. flavus se obtuvo un valor de PICR de 32,14% para el enfrentamiento con
Trichoderma sp. 2 y valores menores al 2% para los enfrentamientos con las
otras cepas.
54

Figura 22. Porcentajes de inhibición del crecimiento radial obtenidos


al quinto día de evaluación. Las barras indican las medias de los valores de
PICR de los distintos tratamientos ensayados ± E.E. Columnas con letras
diferentes difieren estadísticamente (p<0,05).

Los resultados obtenidos a partir del presente ensayo coinciden con


Villalta et al. (2012) quienes reportan una cepa de Trichoderma con un
porcentaje de inhibición entre 56% y 70% sobre S. minor. Además el
comportamiento observado de T. harzianum frente a S. rolfsii reafirma lo
reportado en la investigación de Corrêa et al. (2007) donde todas las cepas
de Trichoderma inhibieron el crecimiento de S. rolfsii en la proporción de
18,97% hasta 44,12%. En cuanto a Fusarium sp., los valores de PICR
alcanzados difirieren de los obtenidos por Fernández Barbosa y Suárez
Meza (2009) en enfrentamientos de T. harzianum con F. oxysporum, en el
que se alcanzó un PICR de 65,91%, también Michel Aceves (2001) pudo
observar que el porcentaje de inhibición de las 25 cepas de Trichoderma
estudiadas vario desde 0 a 69% en F. oxysporum y desde 0 a 73% en F.
subglutinans.

6.4. Modos de acción de Trichoderma sp. frente a los hongos


fitopatógenos estudiados
Mediante observaciones con el microscopio electrónico de los cultivos
duales al cuarto día de crecimiento de los hongos, o al ocurrir contacto entre
55

sus hifas, se demostró que existe micoparasitismo del antagonista sobre los
hongos fitopatógenos. En el parasitismo a nivel microscópico no todas las
interacciones son siempre observadas, pues al parecer dependen de cepa
de Trichoderma, del fitopatógeno y de las condiciones del ambiente. Debido
a esto se observó que cada cepa de Trichoderma actuó de forma diferente
ante el mismo fitopatógeno, comparando los antagonistas entre sí, como así
también frente a los diferentes fitopatógenos. En la Tabla 9 se presentan
caracteres cualitativos de las interacciones.

Tabla 9. Modo de acción de las diferentes cepas de Trichoderma


frente a los hongos fitopatógenos estudiados.

S. minor S. rolfsii Fusarium sp. A. flavus

Trichoderma Lisis
Parasitismo ___* Vaporización
sp. 1 Vacualización
Trichoderma Enrollamiento Enrollamiento Lisis
Lisis
sp. 2 Lisis Vaporización Enrollamiento
T. harzianum Enrollamiento Enrollamiento Lisis Lisis

T. koningiopsis Vacualización Enrollamiento Vaporización Vaporización


Parasitismo
T. atroviride Enrollamiento Enrollamiento ___*
Vacualización
*No se observó micoparasitismo del antagonista sobre los hongos fitopatógenos.

La primer y segunda etapa del micoparasitismo, crecimiento


quimiotrófico del antagonista hacia el fitopatógeno y reconocimiento, se
observaron para los cuatro hongos fitopatógenos ensayados. La tercera
etapa, adhesión y enrollamiento, se detectó en Fusarium sp, S. minor y S.
rolfsii (Figura 23).
56

A B C

D E F

G H I

J
Figura 23. Adhesión y enrollamiento producido por diferentes cepas
de Trichoderma. (A) Trichoderma sp. 2 – Fusarium sp.; (B) T. atroviride –
Fusarium sp.; (C) Trichoderma sp. 2 – S. minor; (D) T. harzianum – S. minor;
(E) T. atroviride – S. minor; (F) Trichoderma sp. 2 – S. rolfsii; (G) T.
harzianum – S. rolfsii; (H) T. atroviride - S. rolfsii; (I) T. koningiopsis - S.
rolfsii; (J) Trichoderma sp. 1 – S. rolfsii. Escala 40x.
57

Con respecto a la última etapa, actividad lítica, no se observó


penetración por parte de las hifas de Trichoderma; pero si pudo evidenciarse
en los micelios de Fusarium sp., A. flavus y S. minor que el fitopatógeno al
ser atacado muestra rápidamente lisis (Figura 24), vacuolización (Figura 25),
vaporización y desintegración de sus hifas (Figura 26), demostrando ser
susceptible al antagonista. En el caso de S. rolfsii se observó esta situación
solamente al enfrentarse con Trichoderma sp. 2 (Figura 26D).

A B C

D E F
Figura 24. Lisis producida por diferentes cepas de Trichoderma. (A)
Trichoderma sp. 2 – Fusarium sp.; (B) T. harzianum – Fusarium sp.; (C)
Trichoderma sp. 2 – A. flavus; (D) T. harzianum – A. flavus; (E) Trichoderma
2 – S. minor; (F) Trichoderma sp. 1 – S. minor. Escala 40x.
58

A B C
Figura 25. Vacuolización producida por diferentes cepas de
Trichoderma. (A) T. atroviride – Fusarium sp.; (B) T. koningiopsis – S. minor;
(C) Trichoderma sp. 1 – S. minor. Escala 40x.

A B

C D
Figura 26. Vaporización producida por diferentes cepas de
Trichoderma. (A) T. koningiopsis – Fusarium sp.; (B) T. koningiopsis – A.
flavus; (C) Trichoderma sp. 1 – A. flavus; (D) Trichoderma sp. 2 – S. rolfsii.
Escala 40x.

Los resultados de esta investigación se corresponden con estudios


previos sobre la capacidad antagonista in vitro de cepas de Trichoderma.
García (2015) describe que a nivel microscópico se observó enrollamiento
de las hifas de Trichoderma sobre las hifas de Fusarium en prueba de
59

enfrentamiento dual. Yaqub y Shahzad (2010) mencionan que in vitro T.


harzianum inhibió el crecimiento de S. rolfsii, causando enrollamiento y lisis
en el micelio del fitopatógeno.
Existieron solamente dos casos en donde no se observó
micoparasitismo. En el enfrentamiento de T. atroviride con A. flavus puede
deberse a que el antagonista no ejerce control sobre el crecimiento del
fitopatógeno, demostrando éste ser más invasivo; y para el enfrentamiento
de Trichoderma sp. 1 con Fusarium sp. se puede deducir que el control
ejercido por el antagonista fue a través de competencia, debido a que su
velocidad de crecimiento y colonización del sustrato fue mayor al del
fitopatógeno, o por antibiosis ya que algunas especies de Trichoderma
producen una variedad de metabolitos secundarios volátiles y no volátiles,
inhibiendo otros organismos con los que no establecen contacto físico
(Howell, 2003). Howell (2003) describió que entre las sustancias inhibidoras
para contrarrestar a F. oxysporum se encuentran la gliotoxina, viridina y
gliovirina. Haran et al. (1996) encontraron diferentes niveles de producción
de enzimas hidrolíticas, cuando Trichoderma se enfrentó a S. rolfsii o R.
solani, y además, la actividad de una de las enzimas producida durante la
acción parasítica de Trichoderma sobre S. rolfsii, no se detectó en la
interacción Trichoderma vs. R. solani, lo que evidenció la existencia de una
selectividad en la producción enzimática por el antagonista en dependencia
del agente fitopatógeno a controlar.
60

7. CONCLUSIONES
A partir de los resultados obtenidos, fue posible confirmar la actividad
antagónica de las cepas T. harzianum, T. atroviride, T. koningiopsis,
Trichoderma sp. 1 y Trichoderma sp. 2 frente a hongos de suelo que afectan
al cultivo de maní. Con respecto a hongos causante de enfermedades de
espiga en maíz, se comprobó que las cepas de los antagonistas ejercen
control solamente sobre Fusarium sp., en el caso de A. flavus, solo
Trichoderma sp. 2 logró control sobre el crecimiento de dicho fitopatógeno.
Las dos cepas locales fueron eficientes en el control de hongos de
suelo, pero solo Trichoderma sp. 2 demostró poseer capacidad antagónica
ante hongos causante de enfermedades de espiga de maíz.
Todos los antagonistas actuaron de forma diferente y presentaron
modos de acción específicos frente a cada fitopatógeno. Comparando entre
cepas, Trichoderma sp. 2 demostró ser más eficiente que las demás en el
control de los hongos de espiga estudiados, demostrándolo en todas las
variables de estudio, grado de micoparasitismo, competencia por nutrientes
y espacio, y PICR. Así mismo logró ser buen antagonista para hongos de
suelo, igualando su comportamiento con T. koningiopsis y Trichoderma sp. 1
ya que todas alcanzaron valores de PICR mayores a 60% frente S. rolfsii y
superiores al 50% frente a S. minor. Por su parte T. atroviride ejerció control
principalmente sobre S. minor, seguido por S. rolfsii, ambos con PICR
superiores a 60%, y en menor medida sobre Fusarium sp., T. harzianum
demostró tener un comportamiento similar pero con menores valores de
PICR frente a dichos hongos de suelo.
Las diferencias encontradas en cuanto a la capacidad antagonista
que ejercen las cepas analizadas sobre los fitopatógenos S. minor, S. rolfsii,
Fusarium sp. y A. flavus brindan la oportunidad de establecer una estrategia
de control diferenciada para cada uno de ellos, según su nivel de incidencia,
para obtener mayor efectividad.
61

8. CONSIDERACIONES FINALES
 Los resultados obtenidos in vitro indican que Trichoderma tuvo un
control efectivo sobre los fitopatógenos estudiados, siendo favorables para
su aplicación a campo.
 Son necesarios estudios de campo con las cepas empleadas en
este trabajo, con el fin de conocer su comportamiento frente a las
condiciones ambientales en el sistema agroecológico.
 La efectividad de Trichoderma dentro del control biológico de
enfermedades estimula a seguir investigando y seleccionando especies con
potencial antagonista. Otras variables importantes a investigar para mejorar
el control son la utilización de los antibióticos que producen y el uso del
biocontrolador en el momento preciso del ciclo de la enfermedad del
fitopatógeno.
 Desde el punto de vista práctico es muy importante el conocimiento
profundo de los mecanismos de acción que pueden presentar los diferentes
aislamientos de Trichoderma debido a que permite una adecuada selección
de aislamientos con mayor potencialidad para el control de fitopatógenos.
Mientras más modos de acción estén presentes en un aislamiento, mayor
será la eficacia del mismo en el control del fitopatógeno, y por lo tanto,
menor el daño que puede causarle al cultivo.
 El desarrollo de estrategias para el control de enfermedades
utilizando diversos microorganismos, permitirá sustituir paulatinamente el
uso de fungicidas sintéticos protegiendo al medio ambiente.
62

9. ANEXO
Tabla 1. ANOVA y test BSS para la variable PICR en el cuarto día de
evaluación.
ANOVA PICR
Análisis de la Varianza
Día Variable N R² R² Aj CV
4 PICR 80 0,70 0,59 50,35

Cuadro de Análisis de la Varianza (SC tipo III)


F.V. SC gl CM F p-valor
Modelo. 27705,97 22 1259,36 6,10 <0,0001
TRATAMIENTO 27503,93 19 1447,58 7,01 <0,0001
REPETICION 202,04 3 67,35 0,33 0,8063
Error 11763,44 57 206,38
Total 39469,41 79

Test: BSS Alfa=0,05


Error: 206,3762 gl: 57
TRATAMIENTO Medias n E.E.
Ta-S.minor 61,13 4 7,18 A
Tk-S.rolfsii 50,53 4 7,18 A
Tsp2-S.minor 50,13 4 7,18 A
Th-S.minor 50 4 7,18 A
Tk-S.minor 49,45 4 7,18 A
Tsp1-S.minor 42,9 4 7,18 A
Tsp2-S.rolfsii 42,5 4 7,18 A
Ta-S.rolfsii 37,23 4 7,18 A
Tk-Fusariumsp 29,55 4 7,18 B
Tsp1-Fusariumsp 28,15 4 7,18 B
Th-Fusariumsp 25,81 4 7,18 B
Tsp2-A.flavus 23,86 4 7,18 B
Ta-Fusariumsp 21,62 4 7,18 B
Tsp2-Fusariumsp 21,54 4 7,18 B
Th-S.rolfsii 19,33 4 7,18 B
Tsp1-S.rolfsii 12,88 4 7,18 B
Th-A.flavus 2,72 4 7,18 C
Tk-A.flavus 1,39 4 7,18 C
Tsp1-A.flavus 0 4 7,18 C
Ta-A.flavus 0 4 7,18 C
Medias con una letra común no son significativamente diferentes (p > 0,05)
63

Tabla 2. ANOVA y test BSS para la variable PICR en el quinto día de


evaluación.
ANOVA PICR
Análisis de la Varianza
Día Variable N R² R² Aj CV
5 PICR 80 0,86 0,81 28,01

Cuadro de Análisis de la Varianza (SC tipo III)


F.V. SC gl CM F p-valor
Modelo. 41646,98 22 1893,04 16,42 <0,0001
TRATAMIENTO 41241,39 19 2170,60 18,83 <0,0001
REPETICION 405,60 3 135,20 1,17 0,3282
Error 6571,12 57 115,28
Total 48218,10 79

Test: BSS Alfa=0,05


Error: 115,2827 gl: 57
TRATAMIENTO Medias n E.E.
Ta-S.minor 69,45 4 5,37 A
Tsp1-S.rolfsii 65,65 4 5,37 A
Tsp2-S.rolfsii 62,43 4 5,37 A
Tk-S.rolfsii 61,08 4 5,37 A
Ta-S.rolfsii 60,3 4 5,37 A
Tsp2-S.minor 58,43 4 5,37 A
Th-S.minor 55,35 4 5,37 A
Tk-S.minor 52,78 4 5,37 A
Tsp1-S.minor 48,3 4 5,37 A
Th-S.rolfsii 42,05 4 5,37 B
Tsp2-Fusariumsp 39,46 4 5,37 B
Tsp2-A.flavus 32,14 4 5,37 B
Th-Fusariumsp 31,5 4 5,37 B
Tsp1-Fusariumsp 29,35 4 5,37 B
Tk-Fusariumsp 29,02 4 5,37 B
Ta-Fusariumsp 25,59 4 5,37 B
Th-A.flavus 1,39 4 5,37 C
Tk-A.flavus 1,25 4 5,37 C
Tsp1-A.flavus 1,25 4 5,37 C
Ta-A.flavus 0 4 5,37 C
Medias con una letra común no son significativamente diferentes (p > 0,05)
64

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