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eterna, palabra viva y eficaz, que así como se apareció a sus discípulos después
de su resurrección sigue apareciéndose a quien Él quiere y cuando quiere.
cuando el ser humano se distanció de la intimidad de Dios por causa del pecado,
siguió con el instinto de gobernar, pero a su manera, y eso fue lo que en cada
generación fue sacando a Dios de la escena de la historia de la humanidad.
“DEJA IR A MI PUEBLO
PARA QUE ME RINDA CULTO”
El sueño de Dios fue SALVARLOS no para crear una religión sino para que le
rindieran CULTO a Él. Formar nuevos hábitos y costumbres según los principios
del cielo, generando así una cultura propia que perdura hasta los días de hoy. En
este proceso vemos una secuencia de transformación
cuando pasamos por la cruz no solamente morimos a una vida de pecado sino
también a todos los hábitos y costumbres adquiridos en el lugar donde crecimos.
¡Así que ya no soy brasileño, ni argentino, sino ciudadano del Reino de los cielos!
Como iglesia, estamos en la tierra como la “embajada del Reino de los cielos”. ¡Cada
congregación donde nos reunimos a adorar tiene que ser un pedacito del cielo para
la tierra, y el que se acerque tiene que ser afectado y transformado! Un lugar
donde nos reunimos en Su nombre porque
tenemos el mismo idioma: la fe. Donde las leyes que gobiernan las naciones no
necesariamente nos gobiernan. Donde tenemos inmunidad diplomática. Protección y
seguridad divina, aunque el mundo
se derrumbe; caerán mil a nuestro lado y diez mil del otro, pero nosotros
estaremos a salvo. El sueño de Dios es cambiar la cultura y no adaptarnos a ella.
Y así estamos, nos convertimos en lo que adoramos (Salmo 115:8), por eso hay
mucha ceguera espiritual y muchos tienen corazón de piedra para la verdad del
evangelio de Jesucristo.
Pero si cambiamos de adentro hacia fuera, como iglesia, puede haber una verdadera
revolución en el lugar donde Dios nos puso. Si CULTIVAMOS nuevos hábitos y
costumbres según los principios del Reino de Dios, y reenfocamos nuestro CULTO
correctamente, podremos ver una cultura transformada. El sueño de Dios no es
ver templos llenos, sino ciudades y naciones enteras transformadas. No podemos
poner una nación dentro de un templo, pero sí podemos poner toda la IGLESIA
dentro de una nación.
Así como para plantar algo nuevo se necesita preparar la tierra, sacando las
malezas y piedras para que el lugar donde se depositarán las semillas sea fértil, así
también tenemos que revisar los hábitos y costumbres que tenemos en lo secreto,
para que podamos ejecutar la perfecta voluntad de
Dios en todos los ámbitos públicos.
La Biblia cuenta la historia de Bezaleel (Éxodo 31:1-11 y 35: 30-35), quien era un
hombre responsable de transmitir a lo tangible, todo el diseño que Dios le había
dado a Moisés en el monte. Moisés vio el tabernáculo en un ámbito espiritual pero
no sabía cómo llevarlo a cabo en un plano
natural. Por eso Dios ungió a Bezaleel, que significa “el que vive a la sombra de
Dios” para transmitir diseños celestiales al mundo concreto.
Estoy convencido de que Dios va a despertar a muchos “Bezaleeles” en esta
generación, gente que va a vivir a la sombra de Dios, en el abrigo del Altísimo,
capacitados en lo artístico para “traducir” y plasmar en lo natural todo lo que
perciban del mundo espiritual.
De todo lo que Dios hace en la tierra el modelo original está en el cielo, su ámbito
de gobierno.
Cuando pasamos por la cruz nos volvemos a la imagen y semejanza del Padre, y
Dios no tiene amor...¡¡¡Dios ES amor!!! El amor es dar, y Dios demostró ser
romántico cuando dio a Su único Hijo para que todo aquel que en Él cree no
perezca, sino que tenga vida eterna.
El gemir del Espíritu Santo unido al clamor de una novia enamorada. Tenemos que
desarrollar nuestro romanticismo y espontaneidad con el Señor, nuestro Amado.
¡Menos robots y más románticos!
Cuando Jesús caminaba por la tierra había muchas clases de personas cerca pero
no todos los que estaban cerca eran íntimos.
• Multitud: Siempre que Jesús hablaba en público, era rodeado por una multitud
que estaba cerca, pero no estaba interesada en Su persona sino en lo que Jesús
podía dar. Estaban por “los panes y los peces”; después que se alimentaban y
saciaban su necesidad, la mayoría se iba a sus casas y seguía sus vidas normales.
• Religiosos: Siempre que Jesús enseñaba o hacía un milagro había un fariseo cerca.
Estaban cerca para encontrarle un error e intentar acusarle. Hoy existen los
fariseos modernos que están en las reuniones pero para analizar. Creen que saben
todo pero no hacen nada más que criticar. Están escondidos detrás de máscaras
de piedad y sabiduría, pero están siendo
descubiertos.
• Seguidores: Jesús tenía muchos seguidores, y algunos se transformaron en
discípulos. Eran distinguidos en medio de la multitud porque tenían el poder y la
autoridad delegada de Jesús. Podían predicar, sanar enfermos, echar fuera demonios
y aún profetizar. Pero algunos se quedaban contentos sólo con el hecho de ser
usados y no iban un poco más allá.
• El íntimo: Dentro de todas esas clases de personas, la Biblia cuenta que había un
discípulo amado, uno que era íntimo de Jesús: Juan, el más pequeño de todos.
Mi pregunta es: ¿Jesús hacía acepción de personas? Había una multitud, varios
fariseos, muchos seguidores, pero uno solo era íntimo, que podía recostarse en su
pecho, escuchar los latidos de su corazón y saber los secretos de las cosas que
estaban por suceder.
No era Jesús que prefería a Juan, era Juan que prefería a Jesús.
El enfoque verdadero del culto no es que nosotros nos sintamos bien y recibamos
“bendiciones”.La idea es que nos juntemos para “cultuar” a Él. Que nuestro Amado
se sienta cómodo, como en su casa, y que tenga ganas de quedarse con nosotros.
Si dejamos de ser espectadores de reunión para ser anfitriones de Su presencia,
Él vendrá y tomará Su lugar trayendo consigo todo lo que hay en el cielo. Cuando
Dios se manifiesta, la depresión tiene que huir, la enfermedad es ilegal y los
demonios se sujetan, simplemente por Su presencia, sin que nadie diga nada.
Necesitamos de Su presencia manifiesta más que de cualquier buena palabra o
talento humano. Es tiempo de dejar fluir un nuevo sonido de amor inspirado por el
Espíritu Santo para dar lo que nuestro Amado quiere recibir. Que venga el Rey y
Su Reino a cambiar nuestra tierra y nuestra cultura