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Colombia bajo la mira, ¿es posible alcanzar los objetivos propuestos en el

desarrollo sostenible?

El agua, debido a que es considerada un recurso vital, esencial para la vida y para la
supervivencia de todas las especies y ecosistemas, en las últimas décadas se ha
aumentado el interés por parte de la población mundial en pro de su preservación, ya
que su ciclo natural y por tanto su disponibilidad, se han visto afectadas por problemas
inherentes al cambio climático (atribuido a los procesos de industrialización y al
posicionamiento económico de los países a nivel mundial). A esto se suma el estrés
hídrico en algunas zonas dado por la carencia del recurso, el uso irresponsable de la
tierra, el aumento de la población y la sobre explotación de los recursos naturales (gran
parte de los asentamientos mineros y poblacionales, están contiguos a cuencas). Por
otro lado, el panorama actual de los recursos hídricos en el mundo no es muy alentador,
al no existir una gestión eficiente de los sistemas de cuencas hidrográficas (Vaughn,
2010), se exponen a grandes poblaciones a desastres como: sequías, inundaciones de
ríos y marejadas ciclónicas, lo que desencadenaría en desabastecimiento (UN, 2009).

Colombia goza de ser uno de los países con la mejor disponibilidad hídrica por metro
cuadrado de la región, pero a pesar de ello, cuenta con una deficiente gestión en temas
ambientales, siendo más específico, para el recurso hídrico. Aun así, se generaron
metas con la buena intención de cambiar el panorama que se tenía hasta ese entonces
(y que no ha variado mucho en la actualidad) a través de la adquisición de
compromisos ante la ONU (Organización de las Naciones Unidas), por medio de los
Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en especial con el número 6 mencionado en
el Plan Director del Agua y Saneamiento Básico 2018-2030, el cual trata sobre “Agua
limpia y saneamiento” y con el que se pretende: “Garantizar la disponibilidad y la
gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos” (Ministerio de Vivienda
Ciudad y Territorio, 2018). Pero teniendo en cuenta los avances hasta la fecha, se pone
en evidencia que el país no alcanzará a dar cumplimiento a este y otros objetivos, ya
que, por ejemplo, no se cuenta con la infraestructura para cubrir la demanda nacional
de agua potable, especialmente en las zonas más alejadas o vulnerables. Por otro lado,
situaciones emergentes como el caso actual de la pandemia (Covid-19), adhiere
retrasos a la gestión, aplazando el cumplimiento en los planes gubernamentales en aras
de garantizar un buen manejo del recurso hídrico. (El tiempo, Justicia, 2020).

Por consiguiente, parte de los motivos por los cuales Colombia no logrará cumplir
con los ODS serian: la falta de información proveniente de datos del estudio de
diferentes cuencas a nivel nacional (pocas cuentan con un histórico de información) y
gestión integral del recurso hídrico a través de entes territoriales, organizaciones,
comunidades y de la población en general.
Si bien se tienen diferentes cuerpos de agua (cuencas hidrográficas, ríos ciénagas,
etc.) existen zonas en donde no ha sido posible realizar estudios, investigaciones o
análisis sólidos, debido a factores como: grupos al margen de la ley, intereses políticos,
problemas económicos o sencillamente por la falta de interés a la hora de respaldar
este tipo de investigación. Todo lo anterior, ha generado un vacío de información de
varios años.

Esta problemática no solo es de vista unidireccional, puesto que, la falta de


información y de investigación genera desconocimiento y por tanto supone una
amenaza para la preservación y protección de los ecosistemas que regulan el ciclo del
agua (Bressan et al., 2020), como lo son las cuencas, páramos, ríos y demás cuerpos
hídricos, que dan sustento a las poblaciones del país y que amplia aún más la dificultad
para acceder al agua potable y saneamiento básico ( en municipios como guajira, cesar,
etc.), esto a su vez repercute en el cumplimento de varios de los ODS como por ejemplo:
el número 10 “reducción de las desigualdades”, número 13 “Acción por el clima”,
número 14 “Vida Submarina” y número 16 “vida de ecosistemas terrestres”, estos
vistos con enfoques medioambientales y de población más vulnerable (amplían las
brechas sociales y desigualdad de oportunidades a nivel general), dicha problemática
se ha visto potenciada por la corrupción, intereses políticos y por las malas decisiones
tomadas por el gobierno y las administraciones.

Se debe reconocer que, tanto la protección y preservación de las cuencas como del
recurso hídrico, es una labor que depende de una construcción colectiva, lo que genera
una creciente preocupación por la disminución de la calidad y la reducción de su
disponibilidad, dadas por actividades antrópicas, la creciente urbanización e
industrialización en algunas zonas del país y negligencia de algunos entes responsables
de su protección, lo que promueve la aparición de efectos adversos como pérdida de
las características del suelo, sequía, aumento de la temperatura, perdidas de especies
(flora y fauna) y cambios considerables en la estructura de las cuencas hidrográficas
(Kaufman, Martin, Lusk & Toor, 2012). Debido a esto, se hizo necesario contemplar
cambios en la demanda de consumo, creación de programas gubernamentales y
acciones voluntarias, encaminadas a la protección ambiental como factor aportante a
la disponibilidad del recurso en cuencas hidrográficas urbanas. (Locke et al., 2020)

Pasamos a encontrar que dentro de los responsables directos del detrimento del
recurso hídrico, están los mismos entes gubernamentales encargados del desarrollo de
políticas integrales que permiten gestionar los recursos públicos, por nombrar algunos
casos, se encuentran, el pago por servicios ambientales (PSA) y los “bonos de agua”
promovidos por organizaciones internacionales de desarrollo y ONG ambientales,
recursos que han sido usados como herramienta para abrir aún más la brecha social y
para el favorecimiento de la corrupción, puesto que a pesar de ser creados con la
intención de: “conservar cuencas hidrográficas” e “implementar esquema de
financiación para proyectos de inversión en Agua Potable y Saneamiento Básico en las
entidades territoriales”(Lucía et al., n.d.), no logran su objetivo y en contraposición
aumentan las pérdidas financieras del país y en especial de aquellas poblaciones que
iban a ser beneficiadas con el servicio ofrecido por los cuerpos de agua (ya no se puede
asegurar el flujo de agua disponible para sus actividades o necesidades básicas).
Además, el PSA presentó problemáticas adicionales como el desplazamiento o
movilización de aquellos grupos que pagaban por servicios ambientales (poblaciones
que no tenía la capacidad financiera de poder pagar por el servicio) (Rodríguez-de-
Francisco & Budds, 2015), a la vez los bonos generaron pérdidas millonarias al estado
y aún continúan las poblaciones sin acceso al agua.

Finalmente, teniendo en cuenta que “ninguna ciudad puede plantear su desarrollo


integral si excluye del disfrute equitativo de los recursos naturales y de las
comodidades de la vida moderna a comunidades vulnerables. Solo cuando los más
pobres comiencen a avanzar, las ciudades y países podrán declarar que han alcanzado
su desarrollo” (Recalde Castañeda, 2016), nuestro país deberá realizar una inversión
económica libre de corrupción y velar por la preservación de los recursos para poder
dar cumplimiento a los ODS, apoyándose en la academia y sobre todo pensando
siempre con enfoque social, lo que permite acortar la brecha social, el aprovechamiento
interno de los recursos naturales y maximizar la protección y conservación del medio
ambiente.
Bibliografía

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Locke, D. H., York, A., & Grove, J. M. (2020). Know your watershed and know your
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Lucía, O., Santiago, R., Uscátegui, H., Gutiérrez, A., & Puentes, A. M. (n.d.). Los “Bonos
Agua”, esquema de financiación para proyectos de inversión en Agua Potable y
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Ministerio de Vivienda Ciudad y Territorio. (2018). Plan director Agua y Saneamiento
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https://www.eltiempo.com/justicia/cortes/derecho-al-agua-potable-en-

medio-de-la-pandemia-del-nuevo-coronavirus-476550

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