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UNIVERSIDAD ARGENTINA JOHN F. KENNEDY

FACULTAD DE CIENCIAS PSICOLÓGICAS

DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA

ASIGNATURA: DESARROLLOS EN PSICOANALISIS II

TRABAJO PRACTICO NRO 1

La teoría de los discursos

Docente de la materia: Maioli, Silvia

Alumna: Miguel, María del Carmen

Comisión: Turno mañana

Sede: Piedras
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Lacan  con esos cuatro discursos que inventa y matematiza, nos dice que el discurso en
tanto lazo social se soporta en el lenguaje,  precio que paga el sujeto por vivir en la
cultura. Es en el Seminario 17 “El reverso del psicoanálisis” donde justamente realiza el
intento de ubicar el saber del psicoanálisis en relación con otros saberes y  situar al
sujeto en relación con el goce. Propone cuatro discursos: el del Amo, el de la histérica,
el analítico y el universitario  como  fórmulas útiles que vienen a representar algo. Nos
dice: “el discurso es una estructura necesaria que excede a la palabra, subsiste sin 
palabras en formas fundamentales que no pueden mantenerse sin  el lenguaje.
Mediante el instrumento del lenguaje  se instaura cierto número de  relaciones
estables, en las que puede ciertamente inscribirse algo más amplio, algo que va
mucho más lejos que las enunciaciones efectivas”.

Nos habla de lugares como formas fundamentales y de relaciones estables de esas


formas. A diferencia de Freud, no es el padre del Edipo freudiano quien domina el
discurso, será lo que se va a relacionar con el significante en lo que tiene de irreductible.
El significante va a capturar al sujeto hablante, donde se establecen las operaciones
mínimas que hacen posible un discurso. Habla del discurso como manera  de soportar la
separación del ser y el sujeto. Por efecto del lenguaje se obtiene una pérdida de goce
como plus de goce. Lacan presenta  la estructura de base del cuadrípodo, son vectores
con una direccionalidad,   y establece una restricción a la direccionalidad de uno de los
vectores.

-  Estos cuatro discursos se diferencian uno de otro. Estos discursos presentan cuatro
posiciones o lugares diferentes, a los que el psicoanalista denomina
:agente,otro, producción y verdad:

-  Rotan de manera no permutativa  progresando o regresando como las agujas del reloj.

-  Ninguno puede asumir la eliminación de los otros

Propone estos cuatro lugares que constituyen el soporte estructural del discurso a los
que les asignó dos denominaciones sucesivas y diferentes:

           Agente                Otro                             semblante               goce


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           Verdad            producción                      Verdad             plus de goce

Esta restricción que realiza en el esquema de los vectores que conectaría el plus de goce
con la verdad, hace que la verdad no pueda recibir ningún tipo de determinaciones
desde otro lugar del discurso. Esta verdad determina las dos funciones que sostienen lo
manifiesto de un discurso, en tanto todo discurso se dirige a otro, aún cuando éste no se
reduzca a una persona en particular, se dirige a otro a partir de cierto lugar y en nombre
de alguien. Un agente en posición de semblante le dirige la palabra a otro en posición de
goce.

La verdad entonces no es un término sino que es un lugar en la estructura.  A


contraposición de la verdad como aspiración a un saber total.  La verdad para el
psicoanálisis tiene justamente esta condición de imposibilidad estructural de decir toda
la verdad y que, en tanto lugar guarda una  relación con el decir, que es el medio decir
de la verdad.

Para  el psicoanálisis  el efecto de verdad no procede de la palabra, sino que en esta se


revela algo que va más allá de quien la profiere, en tanto el sujeto está determinado por
su inconsciente.  Dice Lacan en el Seminario 17: “ El sujeto del discurso no se sabe en
tanto sujeto que sostiene el discurso. No es que no sabe lo que dice, sino que no sabe
quien lo dice”

DISCURSO DEL AMO:

S1              S2

$                a

Está presente la dialéctica hegeliana (la idea del enfrentamiento entre dos sujetos por
quien va  a ocupar el lugar del Amo y quien el del esclavo) El amo expone su vida,
mientras el esclavo la conserva a cambio de perder su libertad.

El S1 el Amo el agente, pone a trabajar al esclavo S2 que es poseedor del saber hacer, el
resultado es el excedente de lo que el Amo quiere apropiarse, el objeto “a”. El plus de
goce que se produce en este discurso está anudado a S1-S2. Lo que permanece oculto
para el Amo es lo que se ubica en el lugar de la verdad, ignora  su propia castración,
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oculta su propia castración. Al no haber conexión entre S y a, pone en juego una


imposibilidad,  el Amo no sabe  que lo causa. En 1973 en Milán da una conferencia con
el título “Del discurso psicoanalitico”  y  da a conocer la estructura del

DISCURSO CAPITALISTA:

$                    S2

S1                             a

Dice que realiza una pequeña variación al Discurso del Amo.

Lo realiza mediante la inversión de los términos de la izquierda, ubica al sujeto en el


lugar del agente, creando una apariencia de falso Amo en tanto  liberado del S1 y que
podría comandar el plus de goce. También  invierte el vector que conecta el lugar de la
verdad con el lugar del semblante. Hay un rechazo de la verdad del  discurso y en vez
de estar determinado por ella la dirige. Pero a diferencia del Discurso Histérico donde el
semblante que presenta la histérica es el síntoma, aquí el sujeto barrado,“El síntoma, no
es jamás serio, porque no podría ser duradero, es  temporario. Por lo que se genera una
circularidad en el consumo donde se instaura un régimen de todo vale para dilapidar el
exceso.  El discurso funciona en una circularidad sin interrupciones. Es la metonimia de
los objetos del mercado y es en este circuito donde el toxícomano queda entrampado
con su goce. Accede a un producto del mercado y consumiendo para suturar su falta de
goce se consume. Este es el lugar en el que se ubica la ruptura del lazo social. Al lugar
del plus de goce, que por estructura significa falta de goce, va a parar un objeto del
mercado que se ofrece para suturar esa falta con un plus de goce de imitación. En tanto
el mercado de la tecnología provee esos objetos que están sujetos a una legalidad de la
oferta y demanda.  Se ha roto la relación S1-S2 en tanto que un significante representa a
un sujeto para otro sgte. Como en el Disc. del Amo en tanto ese S1 comanda a S2 y éste
obedece la ley del Amo. Pero en este discurso el que es el amo, es el significante, no el
sujeto. En el Discurso Capitalista el lugar de la verdad está ocupado por este S1 que
para el capitalista  es el valor, la plata considerada como el significante que vacía toda
significación de su contenido. En el Seminario17 Lacan nos dice que lo que vemos en  
nuestra época es la ley puesta en cuestión como síntoma. Se va a preguntar en tanto se
cuestiona la ley quién regulará el goce. Es el lugar donde se puede ubicar a las drogas
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que en tanto metonímicas conservan una relación empobrecida con la  significación. 
Son  S1 que no se enlazan al S2.

En este sentido esta circularidad del discurso capitalista que está facilitada por el
rechazo de la castración, genera la ilusión  en el sujeto del encuentro con el objeto de la
satisfacción.

Esta circularidad de goce se puede enlazar perfectamente con lo que el Syo ordena al
sujeto, renunciar a la satisfacción de la pulsión, pero que a la vez se alimenta de esa
pulsión renunciada dice Miller en “El lenguaje aparato del goce” Una lectura de algunos
detalles de Televisión, en diálogo con la audiencia.  Les está hablando a los
neoyorkinos.Viene hablando de la paradoja del Syo. y dice: “podríamos decir que este
Syo que alimenta, que cuanto más acepta el sujeto estas demandas, se hace más y más
demandante, es el capitalismo mismo”. Establece una conexión entre la avidez, la
codicia capitalista, con el Syo.Y agrega: viene hablando de la TV  y ubica en un objeto
de la tecnología la encarnación del Syo. Dice: “...  Estamos en los crecientes impasses
de la civilización cuando somos capaces de multiplicar la mirada y la voz, es decir
los soportes del Syo. Lo que soporta el Syo es el objeto “a” que toma el lugar del
objeto perdido. En este estadio de la civilización tenemos miradas y voces
multiplicándose en esta sociedad Tenemos la propia producción- lo que podemos
llamar la industria de los medios- que es parte de los crecientes impasses  de la
civilización en la medida que intensifica la presencia y las demandas del Syo”. “Lo
que llamamos Disc. Capitalista, no es capaz de refrenar al Syo, al contrario impera
al servicio del Syo.

II.

En los intersticios del juego significante emergen las verdades del hablante. Capturada
en su estructura de ficción en los discursos, como lugar sostén del semblante.
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La palabra engaña porque por el juego del malentendido se abre la posibilidad de la


estafa (citamos anteriormente que Lacan nombra como estafa la promesa del sentido),
pero también por ello mismo se evidencia su dimensión verdadera. Ya lo vemos en los
chistes de judíos citados por Freud, “¿Por qué me dices que vas a Lemberg para que
crea que vas a Cracovia si en realidad vas a Lemberg?”, es decir porque me mientes
diciéndome la verdad. En otro sentido el chiste de “¿has tomado un baño?” también
roza esa cuestión.
La palabra puede ser engañadora y por eso mismo se afirma como verdadera. En la vía
del sentido se evidencia una dimensión de estafa; sin embargo la poesía y los juegos de
palabra son también la vía de la verdad, ¿qué hay de la verdad entonces?.

En Freud el acceso a la verdad es tangencial e indirecto. La Regla Fundamental y el


sueño como Vía Regia dan cuenta de ello. La confirmación o el reconocimiento también
pueden ser paradójicos, como lo muestra La “fausse reconnaissance”durante el
psicoanálisis *.

La verdad implica inevitablemente un valor ficcional. Nunca se nos presenta en forma


total y transparente y sólo accedemos a ella parcialmente y por caminos indirectos. Por
eso al final de su seminario 24, Lacan juega con el significante verdad/ variedad
(verité/variété), la verdad no es única, tiene variedades, diferencias. Agregaría yo que la
verdad varía, incluso que des-varía.

En el esquema que la complejización del significante instaura, la formalización de los


Discursos, la verdad es un lugar. El lugar de la verdad en el psicoanálisis es un lugar, un
lugar entre cuatro (los otros son el lugar del agente o semblante, del otro y de la
producción). Y es un lugar reprimido, bajo la barra.
Anteriormente a los discursos Lacan también expuso a la verdad como reprimida, pero
considerando que dicha represión se franquea. Habla entonces de efecto de verdad y
valor de verdad. Efecto como efecto de sentido, efecto es de la estructura significante,
efecto retroactivo de S2 sobre S1. Y valor de verdad recuerda el concepto de valor
inaugurado por Saussure en la lingüística.

Más tarde, como vimos, por la formalización de los discursos, no dejan de tener validez
estos conceptos, pero lo novedoso es que se destaca a la verdad como lugar, resultado
de una formalización de tipo algebraico.

Curiosamente sin embargo una de las formulaciones más conocidas de Lacan acerca de
la verdad es que ésta tiene estructura de ficción, afirmación ésta que no desprende a la
verdad de sus ropajes imaginarios ni deja de aludir a un aspecto engañoso en la misma
aproximación a la verdad.
El concepto de ficción es tomado de Bentham, pero se considera que fue Santo Tomás
siguiendo a San Agustín quien llamó a la ficción figura veritatis*. Por ejemplo en un
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juicio de sucesión se construye la ficción de que el muerto tiene continuidad en el


heredero; el Rey es continuado tras su muerte en su sucesor, de forma de continuar y
sostener la monarquía; la asamblea, el colegio eclesiástico, la Iglesia como conjunto o el
pueblo, de Dios o laico, constituyeron ficciones de persona, como si fueran personas
colectivas. La asamblea “decide”, la voz del pueblo “dice”.

La ciencia moderna también recurre a ficciones. Koyré enunció que es imposible ver un
cuerpo en movimiento rectilíneo indefinido como exige el principio de inercia. Lo
curioso es que en la experiencia sí podemos ver un cuerpo en movimiento circular; pero
si bien “nunca presenciamos el movimiento rectilíneo, exceptuando el caso de la caída,
que precisamente no es un movimiento inercial, no obstante el movimiento que la física
se esforzará en explicar será el primero –el curvilíneo- a partir del segundo” *.
En todo caso la ficción científica apunta a la verdad, pero construye un saber que
finalmente se desentiende de ella. La ciencia aspira a que el saber sea totalmente
comunicable y por eso lo formaliza. En la verdad en cambio hay algo de inefable que
sin embargo no deja de ser transmisible en sus efectos.
Saber y verdad no son complementarios, hay disyunción entre ellos, no hay
complementación ni proporción y sin embargo existe una vinculación entre una y la
otra. Como afirmó en otro sitio Abel Langer (en www.elsigma.com), si hay un saber
inconsciente, el inconsciente es no recordar lo que se sabe; “en la división del sujeto
entre saber y verdad esta última a veces nos ilumina desde el lugar del saber que no
recordamos que tenemos”, lo que confirma que somos extranjeros en nuestra propia
lengua.

La insatisfacción neurótica denuncia que no hay saber posible acerca del objeto de la
pulsión.
Saber y verdad no forman un todo, simplemente porque no hay todo. Entonces la verdad
es de la falta. Por lo que el saber está en falta.
La invención ** del psicoanálisis ubica un saber en el lugar de la verdad tal como se
presenta en el discurso del analista:

Para Lacan el discurso es una estructura que, siendo del lenguaje, es vacía, es sin
palabras, por lo que es una estructura que no está sometida al malentendido. Luego las
palabras lo habitan. Una estructura con cuatro lugares y cuatro términos:

Lugar del semblante o del agente Lugar del otro o del trabajo
Lugar de la verdad. Lugar de la producción.

Los cuatro términos o elementos son el significante amo (S1), el saber (S2), el plus de
gozar (a) y el sujeto o también la castración (S barrada). Según qué elemento ocupe el
lugar del semblante, comanda una distinta configuración discursiva y por ende un lazo
social distinto. Los lugares son fijos y los elementos rotan un cuarto de giro en una
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forma fija para constituir los cuatro discursos.

Tenemos así cuatro discursos, “básicos” dijo Lacan al comienzo de su Seminario XVII,
dejándonos espacio para imaginar otros discursos. Cuatro discursos para tres
profesiones imposibles, gobernar, educar y analizar, más aquel –el de la histeria- cuyo
producto es un saber impotente que hace imposible la operación de hacer desear.

Como vimos, en el discurso del analista tenemos la coincidencia del saber en el lugar de
la verdad. El saber en el lugar de la verdad es un saber agujereado, por ser la verdad de
la falta. Con lo que se indica que esta posición del saber en el lugar de la verdad no
define a la verdad con relación a la exactitud o la adecuación, sino que ésta surge en el
error y en las formaciones del inconsciente. Inconsciente que no se evacua, no hay saber
que lo complete, pero igualmente se puede desde el psicoanálisis recortar un saber *** .

La falta de saber no impide que se pueda saber algo y afirmar una verdad, en la medida
que soportemos la disposición a que ésta nos sorprenda. Como una bofetada, una
bofetada que despierta. Despertar a una transformación subjetiva en relación con la
búsqueda obsesiva del saber, transformación que implica contar con el deseo. El
neurótico saca cuentas pero no cuenta con él. Entonces, como señaló Lacan, la cuestión
a saber no es tanto que no se pueda saber todo, sino que no todo es saber, por lo cual no
todo es accesible al saber porque todo, como conjunto, no existe.

¿Y la verdad?. Siendo la verdad singular, el esfuerzo del saber por constituir su potencia
universal, universitariamente, sólo lleva a la impotencia. Lo verdadero de la verdad no
puede decidirse ni decirse. La verdad habla pero no puede decir que dice la verdad. Sin
embargo el rodeo, el camino que se hace al andar, aproxima a la verdad. La ficción, el
equívoco, el arte, la poesía, incluso el error como producción, son buenos rodeos. Por
otra parte la verdad y la apariencia (semblante) están íntimamente ligadas, la verdad
tiene muchos rostros y si amamos la verdad no es para enamorarnos del primero que
encontramos, si esto non es vero al menos que esté bene trovatto.

  III.

El sujeto ($) para el psicoanálisis, no es el hombre cuya naturaleza sería invariable, pero
tampoco es el individuo que fluctúa según el devenir de su historia personal y social.

Además de los aspectos originales que individualizan a cada cual, el psicoanálisis nos
habla de un cierto dinamismo que es dependiente de las estructuras en los que cada uno
de nosotros se encuentra comprometido.

La teoría de los 4 discursos es una elaboración muy importante y se considera eficaz a la


hora de aplicarla para la comprensión de los fenómenos clínicos o para el diagnóstico,
tomando como base esas mismas estructuras.
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Lo que produce un sujeto, un $, es decir, no un hombre en general o un individuo, sino


un ser dependiente del lenguaje, es que un significante venga a representarlo ante todos
los otros significantes y por ello mismo a determinarlo.

Pero a partir de allí hay un “resto”.

A partir de ingresar en el lenguaje el sujeto ya no tiene mas acceso directo al objeto de


su deseo.

Su propio deseo solo puede decirse “entre líneas”.

Allí nace el concepto de “objeto a”, que Lacán elabora y que designa no como el objeto
de la “necesidad”, del consumo o del intercambio capitalista, sino un objeto
radicalmente y originariamente “perdido”.

Esta elaboración es presentada por Lacán con la ayuda de un algoritmo y sus análisis
extienden su influencia a todo el ámbito social además de la clínica.

Discurso del Amo

S1------------------S2
$-------------------a

En este algoritmo, S1 es el significante que representa al sujeto ($) ante el conjunto de


significantes.
S2 es el saber. $ es el sujeto, y está tachado (barrado) para indicar que no es un sujeto
independiente, sino que está determinado por el significante.
a, es el “plus de gozar”.

En este algoritmo no hay relación directa entre $ y a, porque, según Lacán, no hay
acceso directo del sujeto al objeto de su deseo.

El discurso del Amo da cuenta al mismo tiempo que de la constitución del $, de las
formas habituales que el sistema utiliza para ordenar el sistema político, lo cual implica
que en ambos niveles se trata de operar del mismo modo.
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El modo en que cada sujeto se somete (aliena) a una orden o legalidad social, Lacán la
escribe de la siguiente forma:

Así también podemos percibir una relación clara y demostrable entre el objeto perdido
desde siempre, tan caro al equilibrio psíquico del sujeto, estudiado tanto por Freud
como por Lacán y la plus-valía analizada por Carlos Marx en el capítulo 7 de “El
Capital” donde comprobamos la existencia de una base real de explotación que es
aquello a lo justamente el trabajador se ve obligado a renunciar para asegurar el
beneficio del capitalista y la continuidad del sistema.

Lacán, en su teoría de los 4 discursos pone en relación estas 4 letras:

S1 – S2 - $ - a

Y estos 4 lugares:

el agente-------------el otro
la verdad-------------la producción

Desde un lugar, todo agente se dirige a un “otro”, aún cuando éste no constituya una
persona en particular y se dirige en nombre de “alguien”. Puede ser el mismo u otra
persona.

Debo añadir que algo del orden de la verdad puede intervenir, en forma oculta, o
encontrar expresión en este lugar a la vez que en todo discurso se produce algo.

Esto es situado, según lo arriba señalado, por debajo del agente y del otro,
respectivamente.

DISCURSO DEL AMO

S1----------------S2
$------------------a

DISCURSO UNIVERSITARIO

S2----------------a
S!-----------------$

DISCURSO DE LA HISTERIA

$-----------------S1
a-----------------S2

DISCURSO PSICOANALÍTICO

a---------------------$
S2-------------------S1
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DISCURSO CAPITALISTA

$---------------------S2
S1--------------------a

Como pueden comprobar los 4 discursos, en este orden, leídos en el sentido de las
agujas del reloj, giran sus letras en sentido contrario a estas mismas agujas, por los
cuatro lugares del sistema.

El quinto discurso, habría que ver si podemos denominarlo propiamente así, es una
inversión de las letras del discurso del Amo. Entre la parte superior y la inferior del
primer rango.

En el discurso del Amo tenemos en el lugar del agente a S1 que se dirige a otro al que
atribuye el saber. Lo que queda en el lugar de la verdad en este caso es el sujeto barrado,
en posición de castración, y lo que se produce es “a”, un resto de satisfacción o plus de
gozar.

En el Universitario el agente está ocupado por el deseo de saber y se relaciona con el


otro, como lugar, que está imbuido de la satisfacción que proporciona el aprendizaje.

El lugar de la verdad posee al sujeto en su relación significante, al lenguaje y en el lugar


de la producción se instala el sujeto dividido en sus aspectos conscientes e
inconscientes.

En el discurso psicoanalítico, es “a” quien comanda su dirección hacia el otro. Es la


búsqueda de la satisfacción que proporciona el reconocimiento lo que dirige la mirada
del agente. Allí la posición del que ocupa el lugar del otro debe ser la del sujeto barrado,
proporcionándole una relación con la división subjetiva, que es la que comanda la vida
psíquica.
Como producto de esta operación, el saber cae en el lugar de la verdad y lo que se
produce en ese encuentro son palabras, significantes, que le darán la originalidad que
necesita ese encuentro.

En el discurso histérico, barrado por la división psíquica instalada por su sintomatología


se dirige al otro en la búsqueda de los significantes esenciales que le proporcionen una
respuesta.
Se produce de esa manera un efecto de conocimiento, de saber, instalándose la
satisfacción en el lugar de la verdad.

También Lacán nos propone un quinto discurso que en realidad es una distorsión
(perversión?) del discurso del Amo, pues invierte las posiciones de $ y S1.
Es el discurso llamado del Capitalista.

El sujeto en esta posición se encuentra alienado en el convencimiento de ser amo de las


cosas y de las palabras desconociendo su sometimiento inconsciente a una cierta
promesa de satisfacción de todos los deseos, que el discurso asegura, lo cual siempre se
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puede alcanzar pagando lo que haga falta para alcanzar lo que él cree que es el objeto de
su deseo, y que evidentemente confunde con el objeto de consumo.

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