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Por otra parte se debe tener presente La Ley 20.830, que crea el acuerdo de unión
Civil (AUC), en sus artículos Nº 1 y Nº 4, que hace referencia a que los convivientes civiles,
serán considerados solo parientes para los efectos previstos en el Art. 42 del CC. Y a su vez
los consanguíneos de la persona unidad en acuerdo civil, tendrán parentesco por afinidad
respecto de su conviviente civil, mientras dicho acuerdo se encuentre vigente.
DE LOS ESPONSALES.
Definición. Se encuentra en el art. 98, inc. 1°: “Los esponsales o desposorio, o sea la
promesa de matrimonio mutuamente aceptada, es un hecho privado, que las leyes
someten enteramente al honor y conciencia del individuo, y que no produce obligación
alguna ante la ley civil.”
Atendidos los términos del precepto, se le define también como la promesa de
un matrimonio futuro. La voz “esponsales” proviene del latín spondere, que significa
“prometer”.
Aunque el art. 101 alude al “contrato de esponsales”, en verdad se diferencia
fundamentalmente de los contratos propiamente tales; por lo demás, el propio art. 98,
después de definirlo, agrega que constituye “un hecho privado” y “que no produce
obligación alguna ante la ley civil”.
Los esponsales son, pues, una vinculación que está lejos de constituir un
contrato; pero tampoco pueden calificarse como una simple actuación intrascendente
que no tiene otra sanción que la conciencia individual, pues genera algunos efectos
jurídicos secundarios.
Por eso, los esponsales están a mitad de camino entre los simples deberes
morales y los contratos.
2.- Características.
a) Es un hecho privado.
b) No produce obligación alguna ante la ley civil.
c) Se entrega enteramente al honor y la conciencia del individuo. 3.- Carencia
de obligatoriedad de los esponsales.
La tendencia legislativa es negarle efecto obligatorio a los esponsales; en su
virtud, no puede obligarse al promitente a casarse en cumplimiento de su
compromiso.
El cumplimiento de la promesa queda entregado al honor y conciencia del
individuo. Nuestro CC. declara expresamente que los esponsales constituyen un hecho
privado: de ahí que no pueda invocarse ni directa ni indirectamente para provocar la
celebración del matrimonio.
El mismo art. 98, inc. 2º, declara que ni siquiera se podrá demandar
indemnización de perjuicios; y el art. 99 agrega que si se ha pactado multa para el caso
de no cumplirse lo prometido, esta multa tampoco podrá hacerse efectiva. Cabe
señalar que en otras legislaciones, no existe la impunidad que se consagra en la
nuestra. Así, el Código Alemán hace al esposo que quebranta su promesa, responsable
de todo perjuicio; y la jurisprudencia francesa, a pesar de carecer de texto expreso,
equipara esta situación a la que crea un delito y hace responsable al infractor aún de la
indemnización de daño moral.
En síntesis, los esponsales: a) No permiten pedir el cumplimiento forzoso de la
promesa. b) No permiten pedir indemnización de perjuicios por su incumplimiento.
Efectos secundarios que producen los esponsales. No obstante que los
esponsales no son obligatorios y ni siquiera son fuente de perjuicios, la ley les atribuye
algunos efectos secundarios:
a) El art. 99 se pone en el supuesto que los esposos hayan estipulado una multa
para el caso de incumplimiento de la promesa matrimonial y preceptúa que esta
estipulación no da acción para cobrar la multa, “pero si se hubiere pagado la multa, no
podrá pedirse su devolución”.
Como vemos, el legislador niega a esta estipulación de los efectos propios de
toda cláusula penal, pero asigna al que recibe la multa voluntariamente pagada, el
derecho de retenerla.
Atendido lo anterior, Enrique Rossel concluye que nos encontramos ante una
obligación natural (art. 1470). Se ha sostenido que esta obligación no es natural ni
menos civil, porque el art. 98 dispone que los esponsales no producen obligación
“alguna” ante la ley civil, o sea, ni obligaciones civiles ni naturales.
Este argumento –contra argumenta Rossel-, carece de valor porque el art. 98 se
está refiriendo al “pacto de matrimonio futuro”, y el art. 99 está legislando una
convención independiente, como es la cláusula penal, que, si bien es accesoria, no por
eso deja de producir efectos propios y distintos a los que puede generar la convención
principal. Rodríguez Grez, sobre la materia, afirma que no estamos ante una obligación
natural, porque no hay raíz alguna de obligación civil.
b) Según el art. 101, la existencia de una promesa de matrimonio es causal
agravante del delito de seducción. La ley alude aquí a una de las formas que podía
adoptar el delito de rapto, hoy derogado.
c) El art. 100 dispone que podrá demandarse la restitución de las cosas donadas
y entregadas bajo la condición de un matrimonio que no se ha efectuado. En verdad,
este efecto es ajeno a los esponsales. Se producirá siempre, aunque los esponsales no
existan. Estamos ante la misma solución consagrada en el art. 1789, inc. 2º, respecto
de las donaciones bajo condición de matrimonio.
A) El Matrimonio: Concepto y Requisitos
Concepto
El artículo 102 del Código Civil lo define como "un contrato solemne por el cual un
hombre y una mujer se unen actual e indisolublemente, y por toda la vida, con el fin de vivir
juntos, de procrear y de auxiliarse mutuamente".
Un análisis de la definición nos indica sus elementos:
1) Es un contrato.
2) Es un contrato solemne.
3) Que celebra entre un hombre y una mujer.
4) Por el cual se unen actual e indisolublemente y por toda la vida.
5) Con el fin de vivir juntos, de procrear y auxiliarse mutuamente.
1° EL MATRIMONIO ES UN CONTRATO.
Este es un punto muy discutido en doctrina, que nos lleva a estudiar, aunque
sea en forma somera, las principales teorías para explicar la naturaleza jurídica del
matrimonio.
Hay varias, que podríamos resumir del modo siguiente:
a) el matrimonio es un contrato.
b) el matrimonio es un acto del Estado.
c) el matrimonio es una institución.
2° CONTRATO SOLEMNE.
Pronto veremos que las principales solemnidades son la presencia de un oficial
civil y de dos testigos hábiles.
3° CELEBRADO ENTRE UN HOMBRE Y UNA MUJER
Agrega la definición de matrimonio que por el matrimonio "un hombre y una
mujer...".
Queda así claro que es de la esencia del matrimonio la diferencia de sexo. También
queda claro que los que se unen son UN hombre y UNA mujer, en singular, con lo que se
está descartando la poligamia y la poliandria.
4° ACTUAL E INDISOLUBLE
La definición continúa expresando que "se unen actual e indisolublemente y por
toda la vida". La expresión "actual" descarta la idea de cualquier modalidad suspensiva, así
como la voz "indisolublemente" rechaza la posibilidad de modalidades resolutorias. La frase
"por toda la vida" enfatiza la idea de que el matrimonio es indisoluble.
requisitos de existencia
requisitos de validez.
Requisitos de Existencia
Son:
consentimiento
Presencia del oficial del Registro civil o ministro de culto de una confesión
religiosa con personalidad de derecho público (art 17-20 LMC).
Para que un matrimonio sea válido, no sólo debe haber diferencia de sexo
entre los contrayentes, voluntad manifestada, ceremonia efectuada ante el Oficial Civil
o un ministro de culto, y ratificación ante un Oficial del Registro Civil e inscripción del
acta otorgada por el ministro de culto, sino que además, deben concurrir las
condiciones o requisitos de validez del matrimonio.
Los requisitos de validez del matrimonio son:
consentimiento libre y espontáneo
capacidad de los contrayentes
cumplimiento de las formalidades legales.
1. Consentimiento Exento de Vicios
Los vicios de que puede adolecer el consentimiento en materia matrimonial
son:
El error
La fuerza
Así se desprende del artículo 8 de la Ley de Matrimonio Civil.
No se menciona el dolo, lo que corresponde a una tradición que viene del
Derecho Romano a través de Pothier y de los inspiradores y redactores del Código
francés. Según tal tradición, establecer el dolo como vicio del consentimiento
significaba poner en peligro la estabilidad del vínculo matrimonial, ya que es normal
que en las relaciones que preceden al matrimonio se adopten actitudes destinadas a
impresionar que pudieran llegar a ser constitutivas de este vicio.
El Error
El artículo Art. 8 nº 1 de la Ley de Matrimonio Civil señala que falta el
consentimiento libre y espontáneo:
1° si ha habido error en cuanto a la identidad de la persona del otro
contrayente.
Como el matrimonio es un acto intuito persona, esta norma no tiene nada de
excepcional, sino que, al revés, está confirmando la regla del artículo 1455 del Código
Civil.
El error en el matrimonio puede ser entendido de tres modos distintos:
a) Error sobre la identidad física: Existe el primer tipo de error cuando se
discrepa sobre la identidad física, situación que difícilmente se producirá,
pudiendo concebirse sólo en los matrimonios por poder.
b) Error en la persona civil o social: Error en la persona civil o social es aquel que
recae sobre un conjunto de cualidades o atributos que determinan la posición
del individuo en la sociedad, por ejemplo, el pertenecer a una determinada
familia.
c) Error en cualidades accidentales: Finalmente, el error puede recaer sobre
cualidades accidentales de la persona, por ejemplo, la virginidad de la mujer;
la situación económica, etc.
Cabe preguntarse cuál de estos tres tipos de error puede dar lugar a la nulidad
del vínculo matrimonial.
-De inmediato, tenemos que descartar el error sobre cualidades accidentales,
pues en caso contrario el matrimonio no tendría ninguna estabilidad.
-Del mismo modo, no hay duda de que si el error recae sobre la identidad física
de uno de los contrayentes, produce la nulidad.
Así las cosas, la duda se plantea únicamente respecto del segundo tipo de error,
el error en la persona civil.
En general, en Chile tanto la doctrina como la jurisprudencia se han
pronunciado por la tesis de que sólo el error sobre la identidad física es capaz de
anular el consentimiento.
En ese sentido Somarriva, que la funda en la letra misma de la ley,
comparándola con el artículo 180 del Código Civil francés. En este último se habla de
"error en la persona", en tanto que el artículo 8 Nº1 establece que vicia el
consentimiento el error "acerca de la identidad de la persona", no así el error en la
persona civil.
Presume que al momento de prepararse la Ley de Matrimonio Civil, nuestro
legislador tuvo en vista los problemas presentados en Francia y para evitarlos prefirió
precisar el tipo de error.
Una opinión distinta se encuentra en Claro Solar y Fueyo, para quien el error
sobre la persona social o civil queda comprendido en el artículo 8 Nº 2 , sosteniendo
que la persona no está constituida sólo por la individualidad física, sino también por
sus atributos que determinan el lugar que ocupa en la sociedad.
Y en este caso el Art. 8 Nº2 que hace referencia a una cualidad personal
determinante, podrían considerarse como factores naturales como el consorcio de
vida o como factor los fines del matrimonio: cohabitación, procreación auxilio mutuo.
Ej impotencia
La Fuerza
El artículo 8 de la Ley de Matrimonio Civil en su N°3. “Si ha habido fuerza en los
términos de los artículos 1456 y 1457 del CC, ocasionada por una persona o por una
circunstancia externa, que hubiere sido determinante para contraer el vínculo.”
La referencia a los artículos 1456 y 1457 del Código Civil significa que para que
la fuerza moral vicie el consentimiento debe ser:
A. Actual, grave, injusta y determinante.
B. Provenir de persona o de una circunstancia externa
-Grave es la fuerza capaz de producir una impresión fuerte en una persona de
sano juicio, tomando en cuenta su edad, sexo y condición (art. 1456), considerándose
que tiene este carácter el justo temor de verse expuesta ella, su consorte o alguno de
sus ascendientes o descendientes a un mal irreparable y grave.
El artículo 1456 agrega que el temor reverencial, esto es, el solo temor de
desagradar a las personas a quienes se debe sumisión y respeto, no basta para viciar el
consentimiento.
-La fuerza es injusta cuando constituye una coacción que implica actuar al
margen de la ley o contra la ley, de modo que el ejercicio legítimo de un derecho jamás
puede ser fuerza que vicie la voluntad, aun cuando indiscutiblemente signifique
coacción.
-Finalmente la fuerza es determinante cuando se ha ejercido con el objeto de
obtener el consentimiento (art. 1457).