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Cromosomas
Cromosomas
y conducta.
PSICOLOGIA GENERAL
Genética de la conducta
La conducta es un fenotipo bajo el cual subyace un genotipo que la explica (en
mayor o menor medida dependiendo de cómo sea la interacción de esos genes
con el ambiente).
Lo difícil en todo lo que tiene que ver con la explicación genética de la conducta,
es definir el fenotipo. La conducta es algo continuo, variable y difícil de definir
objetivamente. Cada observador puede diferir en la interpretación del
comportamiento.
Galton, basándose en los principios de la teoría de la evolución de Darwin, dedujo
que todos los rasgos conductuales debían tener una base genética, resultado de
la selección natural y así hipotetizó que la inteligencia humana tenía una base
genética, y lo demostró al comprobar que el grado de eminencia intelectual de los
familiares masculinos de personajes eminentes era más probable cuanto mayor
era el grado de parentesco familiar. Se le considera el fundador de la Genética de
la Conducta.
Objetivo: explicar cómo y cuánto influyen los genes (genotipo) sobre la conducta
(fenotipo)
Conceptos:
Rasgo mono genético o mendeliano: cuando es un único gen (con dos o más
alelos) el involucrado en el fenotipo conducta.
Herencia poligénica: lo más frecuente es que cualquier rasgo conductual esté
influido por varios genes
Lo normal es que las diferencias fenotípicas entre individuos sean cuantitativas y
no cualitativas: los rasgos cuantitativos suelen ser poligénicos, donde cada alelo
del gen aporta al fenotipo una cierta cantidad de rasgo: genética cuantitativa.
¿los genes deciden cómo actuamos? Una pregunta que nos deja
muchas dudas a la hora de hablar de genética.
El cuerpo de los seres humano es el resultado de millones de años de evolución
del material que encontramos en el núcleo de las células: el ADN. Los genes son
las unidades de información que posee este material genético, y la traducción del
código genético se expresa en características, ya sean físicas (el color de los ojos,
el tipo de pelo o la forma de nariz) como psicológicas (la conducta o la
personalidad).
¿Pero todo depende únicamente de los genes? Es decir, ¿somos lo que somos y
nos comportamos tal y como lo hacemos porque nuestro ADN dice que seamos
así? La respuesta es no. El ambiente que nos rodea tiene algo que decir al
respecto. La naturaleza humana es muy complicada, pero cada día estamos más
cerca de entenderla.
El miedo al determinismo genético
Los estudios con gemelos son una gran oportunidad de entender cuándo el
ambiente tiene más fuerza sobre nosotros y cuándo el comportamiento es más
fácil de moldear.
Sin embargo, en el ámbito de la psicología y de las ciencias cognitivas, se han
visto envueltos en la controversia. Los críticos de la investigación con gemelos
cuestionan que las características psicológicas, tales como la salud mental, tengan
una fuerte base genética. Esto se debe en parte a un miedo a la idea de que todo
aquello que pensamos, sentimos y hacemos sea poco más que la consecuencia
de genes haciendo su trabajo y condenándonos a una vida que no podemos
cambiar.
Sin embargo, este miedo es infundado.
Los genes no lo son todo
La influencia que la genética tiene sobre características humanas suele
malinterpretarse. Es erróneo asumir que una conducta que tiene una fuerte
influencia genética debe ser innata por obligación. Los genes no son todo; un gen
se expresará dependiendo del ambiente, es decir, que puede mostrar sus efectos
o directamente no tener ninguno, según en el entorno en el que vivimos.
Con un ejemplo quedará más claro. Hay personas que tienen predisposición a
padecer cáncer de pulmón por su genética. A menos que fumen o respiren
constantemente humo de tabaco, es muy probable que no desarrollen la
enfermedad. Y esto mismo se está viendo con el comportamiento. La conducta se
obtiene como una respuesta a una señal ambiental.
Aunque algunas formas de comportamiento tienen una base genética, esto no
implica que esta predisposición vaya a hacer que nuestro cerebro quede diseñado
de forma que manifestemos estas conductas independientemente del modo en el
que interactuemos con el entorno. Si bien nuestro ADN no pueda ser modificado a
través de experiencias y aprendizajes, la expresión o no de sus genes depende en
gran parte de las condiciones ambientales en las que vivimos. Por ejemplo,
estudios en relación con la esquizofrenia (una enfermedad mental con un
componente fuertemente heredable a través de los genes) demuestran que la
expresión de la enfermedad es mayor cuando se vive en un contexto que produce
estrés.