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Competencias actuales del personal de Educación Especial (USAER) ante la

Inclusión Educativa
Dr. Andrés Ramírez Calipto, Lic. Mónica Heidi Santos Tovar

Resumen
A través de diferentes épocas, la educación especial ha transitado de
ambientes clínicos a modelos más incluyentes, por lo que en cada momento se
han replanteado diferentes saberes que deben poner en juego los maestros
inclusivos, psicólogos, maestros de comunicación y trabajadores sociales
principalmente.

En el sistema actual y bajo las políticas establecidas por la UNESCO con


respecto a la equidad e inclusión, así como del marco normativo que rige a
nuestro país, es necesario delimitar competencias que favorezcan los procesos
de atención a la diversidad, con la firme intención de contribuir con la escuela
obligatoria en la mejora de los aprendizajes de todos los estudiantes.

Abstract
Through different eras, special education has moved from clinical
settings to more inclusive models, so that at different times the different
knowledge that inclusive teachers, psychologists, communication teachers and
social workers have mainly put into play have been reconsidered.

At the present time and under the policies established by UNESCO


regarding equity and inclusion, as well as the regulatory framework that governs
our country, it is necessary to delimit competencies that favor the processes of
attention to diversity, with the firm intention of Contribute to the compulsory
school in improving the learning of all students.

Palabras clave: Inclusión, competencias, barreras para el aprendizaje,


educación especial.

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Introducción
La inclusión es uno de los principios fundamentales que rigen la
educación, a través de ella se reorientan las acciones que realiza el personal
que integra la escuela obligatoria, así como también el de educación especial,
por lo que a través del presente ensayo se tiene como objetivo proponer
competencias que permitan eliminar, prevenir y minimizar barreras para el
aprendizaje y la participación de los alumnos que presentan discapacidad,
aptitudes sobresalientes, dificultades severas en el aprendizaje, de conducta y
en la comunicación.

Estos conocimientos, habilidades, actitudes y valores se centran en la


gestión, habilidades sociales, manejo oportuno de emociones, liderazgo
efectivo, perseverancia, trabajo colaborativo y aprender a desaprender.

Desarrollo
Atender a la diversidad es una de las prioridades que establece la Nueva
Escuela Mexicana, por lo que busca garantizar que “ninguna niña, niño y
adolescente se quede atrás o se quede fuera de los aprendizajes y de las
oportunidades de desarrollo integral que brinda la vida escolar” (SEP, 2019);
para ello precisa que se eliminen en las instituciones obligatorias prácticas
excluyentes, segregadoras y discriminatorias.

Es entonces que criterios como la inclusión, establecida en la


Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (DOF, 2019), reorientan
el accionar docente, invitando con ello a “tomar en cuenta las diversas
capacidades, circunstancias, necesidades, estilos y ritmos de aprendizaje de
los educandos, y así eliminar las distintas barreras al aprendizaje y a la
participación” (DOF, 2019).

Específicamente ante la población que presenta discapacidad, aptitudes


sobresalientes, dificultades severas de aprendizaje, conducta y comunicación,
establece un proceso de atención oportuna, en el que se requiere, de acuerdo
al caso, atender los siguientes momentos: Detección inicial, evaluación
psicopedagógica, elaboración del informe de evaluación psicopedagógica y el

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diseño del plan de intervención (SEP, 2019), con la intención de identificar y
eliminar las barreras para el aprendizaje y la participación a las que se enfrenta
el alumno.

Es dentro de este proceso que el personal de educación especial, realiza


una serie de participaciones diferentes dentro de la escuela regular a las que
venía desempeñando, y que exigen el desarrollo de nuevas competencias,
entendidas como “la movilización de saberes” (SEP, 2011), en si las
habilidades, los conocimientos, los valores y las actitudes que deben ponerse
en práctica.

Cabe señalar que estas competencias, propuestas dentro del presente


ensayo, atienden a un modelo que deja atrás esquemas clínicos,
individualizados y rehabilitatorios, para adentrarse a procesos colaborativos e
incluyentes. Al respecto, es necesario que el personal de educación especial
considere las siguientes:

a).- Gestión.- Considerando a Chacón (2014), en el que especifica que la


gestión es “la capacidad de alcanzar lo propuesto, ejecutando acciones”,
implicaría el diseño de tareas específicas con la finalidad de cubrir las
diferentes necesidades y de eliminar las barreras las que se enfrenta el
alumno.

Esta delimitación parte de una evaluación inicial, a través de la cual se


precisan las fortalezas y áreas de oportunidad que se presentan en torno a la
atención de la diversidad, es a partir de dicha información que se puntualizan
acciones como parte de una planificación, la cual permite orientar el actuar en
cada una de las instituciones.

Las acciones, se enfocan principalmente a la gestión de infraestructura,


equipamiento, materiales didácticos, apoyos personales, TIC`s, participación
oportuna de instituciones diversas de acuerdo a la barrera que se pretenda
eliminar, entre otras.

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b).- Habilidades sociales.- La vinculación que se da entre diferentes áreas,
requiere del desarrollo de habilidades sociales que les permita mantener
interacciones productivas encaminadas a la mejora de los aprendizajes; estas
habilidades son definidas por Caballo (2007), como “el conjunto de conductas
emitidas por un individuo en un contexto interpersonal que expresa los
sentimientos, actitudes, deseos, opiniones o derechos de ese individuo de un
modo adecuado a la situación”

Ante diversas situaciones, anteponer las habilidades sociales permitiría


promover ambientes cordiales, hacer peticiones adecuadas, mantener
conversaciones asertivas, defender los propios derechos, admitir el
desconocimiento, estar abierto a las críticas y resolver problemas en conjunto.

c).- Manejo oportuno de emociones.- El trabajo escolar, no solo implica el


accionar racional de cada uno de los que adquieren una responsabilidad en el
proceso inclusivo, sino del manejo adecuado de emociones, con la intención de
tomar acuerdos que beneficien a los alumnos en su aprendizaje; cabe señalar
que ante los diferentes problemas que se van afrontando como colectivo, la
movilización adecuada de los sentimientos y/o emociones juegan un papel
trascendental puesto que conlleva la sensibilidad plena a partir de bases
humanistas, para brindar mejores oportunidades a los estudiantes que se
encuentran en desventaja.

Esto implicaría el manejo de la frustración, la realización de


autoafirmaciones y de afirmaciones positivas hacia otros, la capacidad para
motivarnos así como frenar los impulsos.

De acuerdo a Cano S. y Zea M. (2012), el manejo de emociones nos


permite “no personalizar todo lo que nos dicen, ni pensar que es una agresión
directa a nuestro ser”.

d).- Liderazgo efectivo.- Centrar el proceso educativo en el aprendizaje


significativo de todos los alumnos, requiere de incidir constantemente en las
acciones emprendidas por todos los involucrados en el entorno escolar, con la

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firme intención de orientar las diferentes prácticas hacia los objetivos
establecidos por el Sistema Educativo Mexicano.

De acuerdo a Hutchinson (extraído de


https://mep.janium.net/janium/Documentos/liderazgo.pdf), el liderazgo es “el
arte de influir, comandar y conducir a personas o equipo de trabajo, captando
partidarios y seguidores, influenciando de manera positiva en las conductas,
actitudes y comportamientos; además de impulsar y promover el trabajo para
un objetivo común”.

Este manejo de grupos precisa de persuasión, empatía, visión,


negociación, flexibilidad, escucha, proactividad, iniciativa, constancia,
prudencia, sensibilidad y convencimiento pleno.

e).- Perseverancia.- La persecución de objetivos, y más cuando se apunta


hacia la reorientación de procesos enfocados ahora hacia la inclusión, no es en
definitiva un camino sencillo ni fácil, conlleva una reflexión permanente en cada
una de las decisiones que se tomen, así como de constantes realimentaciones
en muy diferentes sentidos, ya sea en el análisis de diferentes fuentes de
consulta, hasta el desarrollo de secuencias didácticas.

En todas y cada una de las actividades, se necesita de actitudes


perseverantes que alienten al ánimo, y que dejen de lado la frustración. A
través de esta constancia, se van cambiando esquemas y consolidando
estructuras básicas de una cultura incluyente.

f).- Trabajo colaborativo.- Sentirse parte de un equipo el cual persigue un


mismo fin, nos mueve hacia la responsabilidad mutua, en la que todos
asumimos un compromiso con el grupo mismo, en busca de mejores opciones
para el desarrollo de competencias en los estudiantes.

Trabajar colaborativamente, de acuerdo a Podestá (2014), se caracteriza


por “la heterogeneidad en relación a las características de las personas, la
responsabilidad individual compartida, la interdependencia entre los miembros

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del grupo, la asignación de tareas a cada miembro en función del conocimiento
y el establecimiento de relaciones recíprocas”.

g).- Aprender a desaprender.- En la reorientación de procesos y de cambios


constantes que nos afrontan a la adquisición de nuevas prácticas y de formas
de ver la educación, se requiere de incorporar conceptos recientes o de asumir
los ya establecidos bajo otras perspectivas, esto invita al personal de
educación especial a un continuo desaprender, es decir, transitar de enfoques
clínicos a modelos educativos incluyentes, dejar a un lado acciones
encaminadas a evaluaciones diagnósticas en las que se tenía como objetivo,
detectar la condición del alumnos así como de atenciones individualizadas;
para inmiscuirse en procesos que permitan detectar y eliminar las BAP.

Conclusiones
Todo cambio de modelo educativo, conlleva en cierta forma la
movilización de competencias específicas acorde a los principios y
fundamentos que la sustentan, el personal que conforma la educación especial,
no está ajeno a estas perspectivas, por lo que en la actualidad, sus
conocimientos, habilidades, actitudes y valores encuentran un rumbo distinto,
alejados del enfoque clínico, enfocándose a conceptos rectores como las
barreras para el aprendizaje, ajustes razonables, equidad e inclusión.

Cabe señalar que, más allá de las leyes, normas y acuerdos, es a la luz
de la atención a la diversidad en el que ser inclusivos se convierte en algo más
que un modelo, sino una forma de vida.

Listado de referencias:
Cano, S. y Zea, M. (2012). Manejar las emociones, factor importante en el
mejoramiento de la calidad de vida. Colombia.
Chacón, M. (2014). Gestión educativa del siglo XXI. Venezuela.
DOF (2019). Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. México.
DOF (2019). Ley General de Educación. México.
Podestá, L. (2014). El trabajo colaborativo entre docentes. Argentina.
SEP (2011). Plan de estudios. México.

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SEP (2019). Anexo 6. Normas Específicas de Control Escolar. México.
SEP (2019). Organización de los Consejo Técnico Escolar. México.

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