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ÁGAPE

Piero Coda
49

DESDE LA TRINIDAD
El advenimiento de Dios
entre historia y profecía

SECRETARIADO TRINITARIO
F ilib erto V illalobos, 80 - 3 7 0 0 7 SA LA M A N C A
PREFACIO
Original italiano: Dalla Trinita. L ’avvento di Dio tra storia eprofezia
Traductores: Xabier Pikaza Ibarrondo
Juan Pujana Ascorbebeitia

Kntre las muchas y a veces inquietantes herencias que nos ha le-


Kado el siglo X X , se encuentra el vigoroso -e imprevisto- rena­
cimiento del interés por la Trinidad, es decir por el rostro de
1)ios revelado en Jesús de Nazareth. Y ello no solo porque la teo­
logía ha estado radicalmente marcada por la focalización de esta
verdad central e irrenunciable de la fe, propiciando así una rees-
®CITTÁ NUOVA EDITRICE, Roma
i maturación de su recorrido en cuanto a sus contenidos y a su na-
®SECRETARIADO TRINITARIO, 2014 (uraleza y su método. Pero también porque la experiencia
Filiberto Villalobos, 80 cristiana se ha orientado hacia una valoración inédita de la cali­
Teléfono y Fax 923 23 56 02 dad y de la forma trinitaria de la propia vida: no solamente en su
editorialst@secretariadotrinitario.org raíz espiritual y hasta mística, sino también en sus aspectos prác-
www.secretariadotrinitario.org t icos e incluso políticos y económicos.
37007 SALAMANCA (España) Por otro lado, si bien en el mundo contemporáneo persiste,
y a veces agudizada, la desafección por la imagen del Dios de los
cristianos, no faltan los testimonios de una cierta nostalgia por
I.S.B.N.: 978-84-96488-66-3
Depósito legal: S. 109-2014 esa imagen, tanto en representantes significativos del pensa­
miento filosófico como en algunos exponentes del mundo artís-
lico y científico; sin mencionar su relevancia profética y
Impresión y encuadernación: persistente en el areópago de las religiones y de las culturas, y
N u e v a G r a f i c e s a , S.L. más aún en la perspectiva de la civilización planetaria y plural
Avda. de la Aldehuela, 80 que se está perfilando en el horizonte.
37003 SALAMANCA A partir de la asunción responsable de estos indicadores
emerge una doble conciencia. En primer lugar, la de que un ros-
Impreso en España - Printed in Spain
i ro trinitario de Dios no es un accesorio secundario y menos aún
mía deformación indebida del evangelio de Jesús, sino más bien
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o trun* su horizonte de verdad último y resolutivo, si esto se entiende en
formación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titu* su más auténtico y original significado teológico y antropoló­
lares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español d« gico. Y, simultáneamente, se toma conciencia de que la figura tri­
Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de
esta obra (www.conlicencia.com). nitaria del Dios de los cristianos no incide en la persona solo
configurando su vivencia interior y religiosa, sino que además
514 PARTE IV. EL CAMINO ÉPOCA MODERNA 515

“Habitaré en ellos, y vendré y seré su Dios, y ellos serán mi pue­ Ya hemos hablado primero del teísmo y después del deísmo,
blo”. (...). “Padre -le dije- he aquí que me seguís hablando de la en el que se esfuma progresivamente la fe en el Dios vivo de la
adquisición de la gracia del Espíritu Santo, y me decís que en esto historia de la salvación, de manera que nada parecerá volverse
consiste el fin de la vida cristiana, pero ¿cómo podré verlo? Las más lejano para la filosofía moderna como el incomprensible
buenas obras son visibles, pero ¿cómo podré ver al Espíritu Santo? dogma trinitario. En esa línea, Immanuel Kant, hacia el fin del
¿Cómo sabré si está o no en mí?”. El santo staretz contestó: “La siglo XVIII, formulará la afirmación lapidaria que parece liqui­
gracia del Espíritu Santo es la luz que ilumina al hombre. El dar para siempre ese dogma de un sensato ejercicio de búsqueda
Señor, en diversas ocasiones y ante muchos testigos, ha manifesté racional:
do la acción del Espíritu Santo en las personas a las que él ha san
tificado e iluminado con grandes efusiones de su Persona. Recuerda «Del dogma de la Trinidad, tomado al pie de la letra, no se podría
a Moisés... la transfiguración del Señor sobre el monte Tabor...”. Y deducir absolutamente nada para la praxis, incluso en el caso de
yo le pregunté al P. Serafín: “¿Cómo podré reconocer si la gracia que alguien creyera que lo entiende, y mucho menos si uno se da
del Espíritu Santo está en mí?”. “Amigo de Dios-me respondió...-, cuenta de que supera todos nuestros conceptos. Que tengamos
es simplicísimo”. Y agarrándome por la espalda, añadió: “Ahora, que honrar a tres o a diez personas en la divinidad, el novicio lo
pequeño padre, estamos los dos dentro del Espíritu divino. ¿Por aceptará porque se lo dicen con toda facilidad, ya que él no tiene
qué no me miras?”. Respondí: “No puedo miraros, Padre, porque ninguna idea de un Dios en varias personas (hipóstasis) o, mejor
vuestros ojos relampaguean, vuestro rostro se ha vuelto más aún, porque no puede sacar de esta diferencia algunas reglas distin­
radiante que el sol y me hacen daño los ojos”. Y Serafín me dijo: tas para su conducta»31.
“Agradece a Dios por la gracia inefable que te ha concedido... Has
visto: no he hecho ni siquiera la señal de la cruz, pero he rogado a Pero, con una rapidez desconcertante, las cosas cambiaron
Dios solo con el pensamiento, en mi corazón, y le he dicho inte de golpe con el idealismo alemán, que marca sin duda una gran­
riormente: Señor, concédele la gracia de ver aquello que das a tus de época de retorno de la Trinidad al centro de la especulación.
siervos, cuando te dignas venir en toda tu gloria... Y he aquí que Aunque de modos muy diversos, incluso contrapuestos, tanto
Dios ha escuchado inmediatamente la humilde petición del pobre Fichte como Schelling y Hegel han intuido que el dogma trini­
Serafín. Y ¿cómo no deberemos darle gracias por esto?»10. tario cristiano constituye el “objeto supremo del pensamiento”
ofrecido al ejercicio de la inteligencia.

5.4. T r i n id a d y f i l o s o f í a m o d e r n a
5.4.1. La promesa fallida de Hegel
Como hemos dicho, del siglo XVII al X IX apenas ha habido
nada nuevo en teología en lo que concierne a la profundización Digamos ante todo una palabra sobre Hegel (1770-1831)32,
del misterio trinitario, aunque no eran pocas las cuestiones que sea porque de hecho ha ejercido el influjo más duradero y pro­
el Medioevo había dejado abiertas. Las novedades han madura­ fundo sobre el pensamiento posterior, sea porque él trata de
do más bien, entre duros contrastes y no pocas ambigüedades,
en el ámbito filosófico, sin dejar de recordar la mística especula­ 311. Kant, II conflitto delle facolta, Genova 1953, 47.
tiva del Norte de Europa. De todas formas -como veremos-, 32 Me permito remitir a mi trabajo II negativo e la Trinita: ipotesi su Hegel. In-
estando disociadas de la fe eclesial y de la tradición dogmática, dagine storico-sistematica sulla “Denkform" hegeliana alia luce dell'ermeneutica del
esas novedades terminarán por diluir la misma identidad del cristianesimo. Un contributo a l dibattito contemporáneo sul Cristo crocifisso come
rivelazione del Dio trinitario nella storia, Cittá Nuova, Roma 1987, y al más re­
misterio trinitario. ciente La percezione della form a. Fenomenología e cristologia in Hegel, Cittá
Nuova, Roma 2007. Cf. también E. Brito,Z.a Christologie de Hegel. Verbum Cru-
30 Citado por T. Spidlik, Igrandi mistici russi, Cittá Nuova, Roma 1987,174- cis, Beauchesne, Paris 1983; Dieu et l ’étre d ’aprés Thomas d ’A quin et Hegel, Pres-
175 (tr. es. Los grandes místicos rusos, Ciudad Nueva, Madrid 1986). ses Universitaires de France, Paris 1991.
516 PARTE IV. EL CAMINO
ÉPOCA MODERNA 517

poner programáticamente el discurso trinitario en el centro de antitético de la alienación, entendida como externalización de sí
su pensamiento. Esto le viene de su formación originaria lutera­ mismo.
na, con influjos decisivos del Maestro Eckhart y de la mística, Es evidente la inspiración cristiana de estos conceptos, reco­
en la que no faltan acentos esotéricos de J. Bohme. Hegel llega nocida por Hegel, que define el cristianísimo como «la religión
a afirmar que la cruz de Cristo constituye el verdadero eje en de los tiempos modernos». Pero es también evidente el raciona­
torno al cual gira la historia del mundo y que quien no conoce lismo que contamina dicho pensamiento: la fe termina de hecho
a Dios como trinidad no ha comprendido nada del cristianismo. siendo absorbida totalmente por la razón (Vernunft) y, en con­
secuencia, Dios queda absorbido por la autoconciencia que la
a) Una doble novedad: el no-ser como clave humanidad tiene (o es) de él. En la conocidísima Vorrede a su
del tránsito de la sustancia al sujeto obra más genial, la Phanomenologie des Geistes (1807), Hegel
expresa en estos términos la clave de su intuición y de su siste­
Como E. Jüngel ha destacado agudamente, la verdadera nove­
ma posterior:
dad del pensamiento de Hegel está en haber conjugado de mane­
ra orgánica y profunda la theologia crucis de Lutero con la «Según mi modo de ver (...) todo depende de que lo verdadero no
teología trinitaria, o por lo menos -es esencial precisarlo- con se aprehenda y se exprese como sustancia, sino también y en la
aquello que él entendía por cada una de estas dos cosas. Aquí se misma medida como sujeto (...). La sustancia viva es, además, el
sitúa, por otra parte, lo que K. Barth ha definido como la gran ser que es en verdad sujeto o, lo que tanto vale, que es en verdad
“promesa” hegeliana: comprender el dinamismo del ser tri-perso- real, pero solo en cuanto es el movimiento del ponerse a sí misma
nal de Dios a partir de la kénosis de la encarnación, de la cruz y de y la mediación de su devenir otro consigo misma. Es, en cuanto
la muerte de Jesucristo (precisamente aquel “salto cualitativo” y sujeto, la pura y simple negatividad y es, cabalmente por ello, el
de perspectiva que necesitaba la dogmática tradicional). desdoblamiento de lo simple o la duplicación que contrapone, que
es de nuevo la negación de esta indiferente diversidad y de su con­
Pero, por desgracia, estamos ante una promesa fallida, sea
traposición: lo verdadero es solamente esta igualdad que se restau­
porque Hegel no atiende hasta el fondo los datos de la Escritura ra o la reflexión en sí mismo a través del ser otro, y no una unidad
y del dogma (incluso muestra que no los conoce con precisión y originaria en cuanto tal o una unidad inmediata en cuanto tal (...).
pertinencia), sea porque utiliza categorías de pensamiento
tomándolas a menudo de una matriz no cristiana y queriendo La vida de Dios y el conocimiento divino pueden, pues, expresar­
imponer en ellas la novedad de la revelación -en vez de confron­ se tal vez como un juego del amor consigo mismo; y esta idea
tarlas con la revelación para repensarlas y convertirlas en vehícu­ desciende al plano de lo edificante e incluso de lo insulso si faltan
en ella la seriedad, el dolor, la paciencia y el trabajo de lo negati­
los adecuados del contenido de la fe, a ejemplo de lo que había
vo. En sí misma, esa vida es, indudablemente, la igualdad intacta
hecho la gran teología de los Padres y de los Escolásticos-,
y unidad consigo misma que no está nunca seriamente empeñada
Estas categorías se reducen, a fin de cuentas, a las de “Sujeto” en el ser otro y en la enajenación, ni siquiera en la superación de
(.Subjekt) o “Espíritu” (Geist) y a la de “negatividad”. Con las dos esta enajenación»33.
primeras, Hegel quiere repensar -también a la luz del “descubri­
miento” moderno del sujeto como autoconciencia (de Descartes Así pues, ya en la Fenomenología del Espíritu, pero más explí­
a Kant)- la identidad del Absoluto, entendido como movimien­ citamente en sus Lecciones sobre la Filosofía de la Religión -al
to que consiste en la realización de sí plena y consciente. Con la final de su carrera filosófica-, Hegel verá precisamente por eso
última -inspirándose en aquello que definirá en su ensayo pro­ en el cristianismo la religión “absoluta” y plenamente desvelada,
gramático Glauben und Wissen (creer y saber) como el “viernes
santo especulativo”- quiere repensar la necesidad de que el Abso­ 33 Fenomenología dello Spirito, tr. it. de E. De Negri, La Nuova Italia, Firenze
1973, I, 13-14 (tr. es. de W. Roces, Fenomenología del Espíritu, FCE, México
luto, para llegar a sí, pase dialécticamente a través del momento
1985).
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es decir, el lugar histórico, en Jesucristo, en el que el Absoluto 2) la trinitariedad real del Ser divino, garantizada por el “ter­
se manifiesta aquello que es. cero asimétrico” entre el Padre y el Hijo que es el Espíritu -el
cual en Hegel no solo no tiene una clara constitución personal,
b) La instancia ineludible y el malentendido fatal pero en caso de que la tuviera, se presenta como la “síntesis”
omnicomprensiva del Padre y del Hijo, a los que cancela en si;
Es muy fácil dirigir a Hegel unas críticas de fondo. ¿Dónde 3) en definitiva, lo que la tradición teológica expresaba y
queda ya la distinción entre Dios y la historia, y entre las perso­ defendía, apofáticamente, gracias a la noción de “perijóresis” de
nas de la única Subjetividad absoluta? A partir de L. Feuerbach las personas divinas no queda expresado ni salvaguardado en la
y J. Strauss, la conversión del sistema hegeliano en antropocen- especulación hegeliana, en la que triunfa el monologismo del
trismo ateo, en el que la misma historia se torna absoluta, por­ único Sujeto que se autodespliega.
que Dios se ha “realizado” en ella sin residuos, desarrollará la
ambigüedad escondida en el corazón del hegelianismo.
Pero, a pesar de todo ¿cuál es el impulso que ha dado Hegel 5.4.2. Revelación del Deus Trinitas y libertad en Schelling
a la teología trinitaria? Se trata ciertamente de un influjo nota­
ble, como lo demuestran las numerosos intentos -por desgracia F.W.J. Schelling (1775-1854), en su obra postuma Philosophie
siempre expuestos a ser víctimas de la fascinación hegeliana- de der Offenbarung (1861), propone una alternativa a la hermenéu­
las así llamadas teologías de la kénosis en el campo protestante, tica del Dios cristiano de Hegel.
anglicano e incluso ortodoxo (en el siglo X IX ruso). Lo ha pues­ Según la “filosofía positiva” del último Schelling, el conteni­
to de relieve W. Pannenberg, con una buena dosis de optimis­ do central de la revelación es el acontecimiento de Cristo com­
mo, pero también con un indudable fondo de verdad: prendido como restaurador de la creación, a la que conduce en
libertad a su cumplimiento en Dios. Pero para comprender este
«Con este profundo pensamiento de que el ser de la persona estri­ evento es necesario colocarlo en el trasfondo del proceso histó­
ba en existir por la entrega de sí a otra persona, Hegel ha conside­ rico de la religión que le precede, más aún, es necesario discer­
rado la unidad de la Trinidad como unidad que viene realizada
nir el significado de la creación y, en definitiva, la relación que
solamente en el proceso de la donación recíproca. Él ha concebi­
existe entre Dios y el mundo, lo que implica comprender quién
do así la unidad de Dios con una intensidad y una energía que
nunca antes se habían alcanzado, no a través de una reducción de es Dios y por qué se decide -libremente- a crear.
la triple personalidad, sino propiamente a través de la más aguda Schelling se siente así autorizado para proponer una herme­
acentuación de la idea de personalidad»34. néutica cristológica y trinitaria de la revelación, que no coinci­
de con la hermenéutica de la tradición dogmática, al ser
A propósito de esta afirmación de Pannenberg hay que obser­ elaborada a partir de una pre-comprensión de la ontología de lo
var, a mi juicio, que es verdad que Hegel ha intuido, al menos par­ divino y de la creación que precede a la misma revelación (aun­
cialmente, la dimensión kenótica de las personas divinas, como que no es necesario excluir un influjo preciso sobre ella). «El
aquella que explica la relacionalidad intrínseca de las personas contenido fundamental del cristianismo -afirma- es el mismo
entre sí, pero en su doctrina siguen siendo problemáticos al me­ Cristo, no lo que él dice, sino lo que él es, lo que el ha hecho.
nos los siguientes puntos irrenunciables de la doctrina t r i ni taria- El cristianismo no es en principio una doctrina, sino una reali­
1) la distinción real de las personas: kénosis de la persona ¿no dad, una objetividad»35.
significa de hecho para Hegel la alienación de ella sin dejar resi­
duos en la alteridad?;

35 Schelling, Lezione, IX (tr. es. parcial: Filosofía de la revelación. I. Introduc­


ción, Universidad de Navarra, Pamplona 1998, con estudio preliminar de J. Cruz
34 Fundamentos de Cristología, Sígueme, Salamanca 1974, 225. Cruz).
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La sección que se refiere de un modo específico al aconteci­ En una palabra, Jesucristo es el sujeto, el contenido y, si que­
miento de la revelación, y que abarca las Lecciones XXIV- remos, el fin de la revelación, en cuanto que realiza la creación
X X X II de la Philosophie der Offenbarung, tiene en su centro la como Hijo del Padre en la omoousía del Espíritu. Se revela a sí
cristología. Schelling distingue a este respecto tres aproximacio­ mismo, revela al hombre el hombre y, en el hombre, revela la
nes insatisfactorias: a) la aproximación de la escolástica, abstrac­ creación a la creación; pero no revela al Padre, que permanece
ta y doctrinal; b) la aproximación histórica, pero en sentido siendo el incognoscible más-allá, la presencia-ausencia del inme­
externo, que no discierne sobre el significado y el sentido esoté­ morable.
rico de los acontecimientos; c) la aproximación mística, enten­ Por tanto si, como han destacado oportunamente los grandes
dida como «iluminación accidental bajo el influjo de los intérpretes del redescubrimiento de la originalidad de la filoso­
sentimientos»36. La filosofía de la revelación debe más bien fía de Schelling en los últimos decenios (de X. Tilliette a K.
conectar con aquel punto de vista más elevado que toma la onto- Hemmerle y W. Kasper, de L. Pareyson a M. Cacciari y a F.
logia de la libertad como contenido verificador del aconteci­ Tomatis)41, nos encontramos aquí ante el estimulante horizon­
miento de la revelación. te de una ontología de la libertad que intenta hundir sus raíces
en el acontecimiento cristológico, es preciso también remarcar
«En referencia al cristianismo -explica Schelling- no se debe pre­
que la forma radicalmente trinitaria de esa ontología permane­
guntar ¿cómo debo interpretarlo para hacer que se armonice con
ce todavía, en definitiva, sin haber sido explorada. Todo ello
una filosofía? sino al contrario: ¿de qué tipo ha de ser la filosofía
con el peligro de confundir su significado original a partir de
para que pueda acoger en sí y comprender también el cristianis
mo?»37. una interpretación sesgada del ser de Dios.

La cristología de Schelling gira por tanto en torno a aquel


«magnifico pasaje que revela el más profundo misterio»: Flp 2,6-
838. Conforme a un paralelismo entre el primero y el segundo
Adán, que la exégesis del himno conoce bien, mientras que el
Ur-mensch, Adán, ha querido hacerse ilusoriamente señor de lo
creado independientemente del Padre, Jesucristo, habiéndose
convertido por la encarnación en señor del ser separado del
Padre, se expropia libremente de tal señorío y se lo da de nuevo
al Padre. Su acto es un acto extremo de libertad que responde a
la libertad de Dios, superando la tentación de constituir por sí
solo el «Reino de este mundo»39. Según eso -concluye Schelling-
«implicite Cristo se encuentra ya también en el paganismo, aun­
que no como Cristo. En el Antiguo Testamento Cristo está ya 41 Cf. X. Tilliette, Schelling: une philosophie en devenir, 2 vol., Vrin, Paris
como Cristo, pero entendido todavía solo en su venir. En el 1970; Id., Attualitd di Schelling, versión y edición it. de N. De Sanctis, Mursia,
Nuevo Testamento Cristo se manifiesta también como Cristo»40. Milano 1974; Id., L ’absolu et la philosophie: essais sur Schelling, Presses Universi-
taires de France, Paris 1987; K. Hemmerle, Gott und das Denken nach Schellings
Spdtphilosophie, Herder, Freiburg 1968; W. Kasper, DasAbsolute in der Geschichte.
Philosophie und Theologie in der Spdtphilosophie Schellings, Mainz, Grünewald,
36 Ibid., XXV. 1965; L. Pareyson, Schelling. Presentazione e antología, Marietti, Genova 1975;
37 Ibid. Id., Estética dell’idealismo tedesco, III. Goethe e Schelling, ed. de M. Ravera, Mur­
38 Cf. ibid. sia, Milano 2003; M. Cacciari, Dell’inizio, Adelphi, Milano 1990; F. Tomatis,
39 Cf. ibid. Kenosis del logos. Ragione e rivelazione nell’ultimo Schelling Cittá Nuova, Roma
40 Ibid., XXVII. 1994.
6

EL REDESCUBRIMIENTO DE DIOS TRINIDAD


EN EL SIGLO X X

La teología del siglo X X parte de la constatación más bien amar­


ga de K. Rahner, que ya conocemos, según la cual puede tenerse
la fundada impresión de que muchos cristianos, «a pesar de que
hacen profesión de fe ortodoxa en la Trinidad, en la realización
religiosa de su existencia son casi exclusivamente “monoteístas”»1.
A partir de esta situación, la teología del siglo X X, sumergién­
dose con decisión y frescura en las fuentes bíblicas, litúrgicas,
patrísticas y también místicas de la fe cristiana, se ha empeñado
en un redescubrimiento de la originalidad del monoteísmo trini­
tario y de sus consecuencias en todas las dimensiones de la teolo­
gía y de la existencia. Tanto que, sobre todo a partir de los años
sesenta (que para la Iglesia católica coinciden con la celebración
del concilio ecuménico Vaticano II), el siglo X X se ha caracteri­
zado decididamente por un gran retorno de la Trinidad en la
conciencia cristiana en el plano existencial y teológico.
Se trata de un movimiento que ha interesado e interesa a
todas las confesiones cristianas, y que les ha puesto, a unas y a
otras, en actitud de escucha y de diálogo recíproco, permitiendo
así también un enriquecimiento mutuo, que parece ofrecer un
punto de encuentro seguro, a nivel dogmático, en la gran tarea
de la reconstitución plena de la unidad eclesial. Por eso, aunque
los temas e incluso los resultados más originales que esta refle-

1 K. Rahner, El Dios Trino como principio y fundamento trascendente de la


historia de la salvación, en Mysterium Salutis II/I. Cristiandad, Madrid 1969,
361-362.
524 PARTE IV. EL CAMINO
EL REDESCUBRIMIENTO DE DIOS TRINIDAD 525

xión teológica renovada ha destacado están bastante cerca de nos­ logia nace de la revelación de Dios, que es revelación trinitaria-
otros, diremos una breve palabra sobre cada una de estas tradicio­ mente modulada del Dios trinitario. Por lo tanto, la dogmática
nes o, mejor dicho, sobre alguno de sus mayores representantes. comienza con la doctrina sobre la Trinidad.
«Se trata de mostrar que esta doctrina es el lugar decisivo donde,
con unas consecuencias capitales, se establece el uso del vocablo
6.1. L a t e o l o g í a e v a n g é l i c a : d e l s e ñ o r í o d e D io s a l a “Dios” utilizado por la predicación cristiana, el lugar desde el cual
TEOLOGÍA TRINITARIA DE LA CRUZ se puede ver si esta predicación es conforme con su objeto y si ella
acepta este objeto como criterio. Esencialmente es la doctrina de
6.1.1. Karl Barth y el señorío de Dios Trinidad la Trinidad la que especifica desde el comienzo el carácter cristia­
no de la doctrina de Dios y del concepto de revelación, en oposi­
No se puede hablar de la teología del siglo X X en general y ción a todos los restantes conceptos de revelación y a todas las
de la teología trinitaria en particular, sin pensar ante todo en demás doctrinas de Dios»3.
Karl Barth (1886-1968)2, a quien no es casualidad que hayamos
mencionado en el inicio de nuestro recorrido. Él es, de hecho, En esta perspectiva, la revelación consiste esencialmente en
el iniciador y el protagonista de aquella reacción de la teología el movimiento de autocomunicación del único Sujeto divino (es
protestante contra la disolución de la identidad cristiana en un evidente aquí el influjo hegeliano), a través de sus “tres distintos
teísmo evanescente, que caracteriza la “teología liberal” de la modos de ser” (drei Seinsweisen). Barth prefiere esa designación
segunda mitad del siglo X IX y de los comienzos del siglo XX. (modos de ser) en lugar de la clásica de “personas”, porque el tér­
Esa reacción es conocida con el nombre de “teología dialéctica” mino persona -dada la evolución semántica que ha sufrido en la
y, come dice el nombre, pretende restablecer la alteridad, más edad moderna, viniendo a designar el sujeto autónomo y auto-
aún, la infinita “diferencia cualitativa” entre Dios y el mundo. consciente- terminaría, a su juicio, por desembocar en el trite-
Retomando los temas centrales de la theologia crucis de Lute- ísmo. Así pues, el Dios cristiano es el único Señor en cuanto
ro, pero también de la perspectiva teológica de Calvino (Barth Revelador, Revelación y Revelado:
pertenecía a la Iglesia Reformada) y de la filosofía de la parado­
ja de Soren Kierkegaard, Barth afirma con fuerza que a Dios se «Dios mismo es el que se revela al mismo tiempo como el Padre,
le conoce como Dios, es decir, como Señor (el Yahvé veterotes- en su santidad y en su misterio, como Hijo en su misericordia y
tamentario, el Kyrios de los LX X y del Nuevo Testamento), en su desvelamiento, y como Espíritu en su amor y en la comuni­
solo cuando y en la medida en que él mismo se da a conocer, cación de sí mismo»4.
cosa que acontece, por iniciativa gratuita e incensurable de gra­ Esta es la forma como -a la luz del acontecimiento de la reve­
cia, en la revelación de sí culminada en Jesucristo. No hay por lación- se concilian la unidad del único Sujeto y los tres
tanto camino que ascienda del hombre a Dios, sino solo irrup­ “modos” de su revelación, que corresponden (que son idénticos)
ción de Dios que desciende a nuestra historia. Según eso, la teo- a su mismo Ser-Dios:

2 Entre sus obras principales, citamos solamenteDer Rómerbrief (1919), edi­ «El nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo significa que
tada por H. Schmidt, Theologischer Verlag, Zürich 1985 (tr. es. Carta a los Dios es simultáneamente tres veces el mismo e idéntico Dios, y
Romanos (1919), BAC. Madrid 2012); y la monumental Die kirchliche Dogmatik, que esta repetición de sí mismo está fundada en su divinidad sin
13 volúmenes, EV2, Zürich 1932-1967. Para una introducción a su pensamien­ producir en ella ninguna alteración, y que, al mismo tiempo, es su
to, cf. H.U. von Balthasar, Karl Barth. Darstellung und Deutung seiner Theologie,
Johannes, Einsiedeln 19764; E. Jüngel, Cottes Sein ist im Werden. Verantwortli-
3 K. Barth, Die Kirchliche Dogmatik, I, 1: Die Lehre von Wort Gottes. Prole-
che Rede vom Sein Gottes bei Karl Barth: Eine Paraphrase, J.B. Mohr, Tübingen
gomena zur Kirchlichen Dogmatik, Zürich 1952, 318-319.
1976; K. Barth. Genése et réception de sa théologie, Labor et Fides, Genéve 1987;
4 Ibid., 401-402.
Ch. Trey, Die Theologie K. Barths. Eine Einführung, Frankfurt a. M. 1988.
526 PARTE IV. EL CAMINO EL REDESCUBRIMIENTO DE DIOS TRINIDAD 527

única manera de ser Dios, de modo que se debe decir: su divinidad tración, con su intento precioso -aunque germinal- de pensar a
coincide absolutamente con el hecho de que él es Dios en la repe­ Dios en clave cristológica a partir de su “ausencia” en el mundo.
tición de sí mismo y que él es cada vez el único e idéntico Dios»5. En realidad, Bonhoeffer ha sido sin duda uno de los teólogos
El mérito de Barth sigue siendo, indiscutiblemente, el de protestantes que, habiendo vivido en la primera mitad del siglo
haber reafirmado el señorío de Dios, su Ser-Dios. Son, en cam­ X X , más ha influido en la segunda postguerra, como si en la
bio, discutibles y necesitan, al menos, una profundización y aventura de su pensamiento y de su existencia encarnara el sufri­
mayor precisión los siguientes puntos: a) la excesiva contraposi­ miento y la promesa de un nuevo comienzo. La forma especial
ción entre el conocimiento “natural” de Dios (y la experiencia del saber teológico, que él ha buscado continuamente, se man­
religiosa extra-bíblica) y la revelación; b) la tesis de la unicidad tiene en tensión dinámica entre «la cuestión de qué sea verdade­
del Sujeto divino de la revelación; c) el rechazo del concepto de ramente hoy el cristianismo para nosotros y también quién sea
persona (¿queda así salvaguardada de hecho la real distinción de Cristo»7, y la intuición de que en las palabras y en los gestos que
los Tres?). En otros términos: ¿Basta con reafirmar la divinidad nos han sido transmitidos por la fe se nos ofrece «algo que es
de Dios para penetrar en la fe de la Trinidad o, por el contrario, totalmente nuevo, una cosa que se está revolucionando comple­
se podría y se debería andar más allá en la dirección de aquella tamente sin poderío afirmar y expresar todavía»8.
centralidad de la encarnación y de la cruz que caracterizan el Todo se halla ya lúcidamente advertido en su obra juvenil
proyecto dogmático de Barth? Akt und Sein (1930)9, donde, mostrando una extraordinaria per­
cepción de lo que se jugaba en la confrontación entre la sociolo­
gía religiosa de E. Troeltsch, la teología de la palabra de Dios de
6.1.2. El redescubrimiento del Dios Crucificado Barth y la visión tradicional de la teología católica, con la posi­
bilidad abierta por la ontología heideggeriana, ofrece una pro­
En esa dirección se moverán precisamente algunos de los teó­ puesta original de gnoseología de la fe como gnoseología crística
logos más significativos del área protestante, sobre todo después y eclesial. Merece la pena, por tanto, que nos detengamos en esa
de la Segunda Guerra mundial. La misma experiencia trágica de obra porque, aun sin referencias explícitas a la Trinidad, consti­
esa guerra, unida a la toma de conciencia ante el desafío del ate­ tuye verdaderamente una propuesta original de ontología de la
ísmo (que Barth había orillado demasiado bruscamente) marca­ libertad y de la reciprocidad (trinitaria) en Cristo.
rán de hecho la sucesiva reflexión trinitaria. La cuestión que aborda con rigor minucioso es la que Kant
y el idealismo habían impuesto a la teología, pero que en defini­
a) La ontología eclesial de Dietrich Bonhoeffer tiva llega hasta el corazón de la novedad y de la capacidad de
pensamiento del acontecimiento cristológico: la definición de la
Baste recordar la experiencia humana e intelectual de Die­
relación que se da entre el ser de Dios y el acto capaz de captar­
trich Bonhoeffer (1906-1945)6, muerto en un campo de concen­
lo. Se trata, por tanto, de comprender (■verstehen) y no simple-
5 Ibid., 369. Barth retoma aquí un concepto de san Anselmo de Canterbu-
ry: «Quotiescunque repetatur aeternitas in aeternitate, non est nisi una et
eadem aeternitas» (Ep. de incam., 15). 1 Carta del 30 de abril del944, en Widerstand und Ergebung (tr. cast. Resis­
6 Entre sus obras principales, recogidas ahora en D. Bonhoeffer Werke. Kri- tencia y sumisión, Sígueme, Salamanca 1983, 196-198).
tische Ausgabe, Kaiser, München 1986ss (tr. es. parcial: Escritos esenciales, Sal 8 Reflexiones para el día del bautizo de D. W.R. Bethge, en Resistencia y sumi­
Terrae, Santander 2001): Sanctorum Communio [1930]; Akt und Sein [1931]; rán, Sígueme, Salamanca 1983, 207-211.
Ethik [1949]; Widerstand und Ergebung [1951], Sobre su pensamiento, cf. N. '' Cf. la edición preparada por H.-R. Reuter (ed.), D. Bonhoeffer Werke
Cióla, La crisi del teocentrismo trinitario nel Novecento teologico, Roma 1993; A. (I )BW) 2: A kt und Sein. Transzendentalphilosophie und Ontologie in der systema-
Gallas, Anthropos Téleios. L ’itinerario di Bonhoeffer nel conflitto tra cristianesimo itschcn Theologie, Kaiser Verlag, München 1988; tr. it. en Opere di D. Bonhoef
e modemita, Queriniana, Brescia 1995; N. Bosco, Bonhoeffer. Un'etica cristiana /«•/-, 2: Atto ed essere. Filosofía trascendentale ed ontologia nella teología sistemática,
della responsabilita per laici e credenti, ESI, Napoli 1995. u.uiucción de A. Gallas y C. Donna, Queriniana, Brescia 1993.
528 PARTE IV. EL CAMINO EL REDESCUBRIMIENTO DE DIOS TRINIDAD 529

mente de explicar (ierklaren) si y cómo Dios pueda ser conocido Por el contrario, la pista de solución propuesta por Bonhóf­
en cuanto Dios y, en consecuencia, qué implica eso para el ser- fer quiere ser, al mismo tiempo, cristológica y eclesiológica,
hombre del hombre. Bonhoeffer condensa en tres las soluciones porque el acontecimiento de la revelación de Dios para mí acon­
filosóficas que se han dado a esta cuestión: la trascendental, la tece para mí hoy y aquí en y mediante el Christus prdsens (el
idealista y la ontológica (la de Heidegger en Sein und Zeit y de Cristo presente) que es el Christus ais Gemeinde existierend (el
Przywara en Drei Richtungen der Phanomenologie). Aun sepa­ Cristo existente como comunidad). El hecho es que, si Dios se
rándose a partir de opciones definitivas, todas tres no logran res­ vincula a la humanidad en Cristo, Cristo se vincula al hombre
ponder a la cuestión de una forma ultimativa y satisfactoria. El en la Iglesia. Esto significa ciertamente que la palabra predicada
fracaso estriba en el hecho de no haber comprendido que la rela­ y el sacramento celebrado constituyen la garantía trans-subjeti-
ción entre el ser de Dios y el acto del hombre se da solo en y va de la continuidad y del “extra” del acontecimiento de la reve­
como libertad: libertad del hombre y, originariamente, libertad lación. Pero esto significa al mismo tiempo, y de un modo
de Dios. El hecho es que en el acontecimiento de la revelación inseparable -so pena de reducir la Iglesia a institución y el acon­
de Dios acogida en la fe, resulta involucrada y transformada la tecimiento revelador a objeto reificado-, que solo en la comuni­
estructura existencial del Estar (Esserci)10. Y por ende no es posi­ dad y como comunidad histórica y vivida la existencia humana
ble decidir anticipadamente, respecto a la revelación, sobre la queda aferrada por la revelación en cuanto totalidad histórica y
autocomprensión y la pre-compresión del hombre (como que­ en cuanto relación social que se realiza en la libertad.
rría Bultmann). Por otra parte, tampoco es posible pensar en la Por consiguiente, el correlato humano del acontecimiento
revelación como el darse del Objeto puro, que permanezca en revelador de Dios en Cristo no es tanto el acto individual y
cuanto tal libre del el acontecimiento en el que se ofrece (Barth). finalmente ahistórico de la fe, sino una “nueva esfera” de cono­
De aquí surge la necesidad de una colocación adecuada de la cimiento y de praxis en la que el hombre es/deviene libertad en
teología en el zwischen (el en-medio, el entre) dinámico del la historia: la esfera de la existencia en relación social. El Cristo
encuentro entre la libertad de Dios y la libertad del hombre, de existente en/como comunidad, en el sentido existencial e histó­
manera que pueda responder a la provocación por la cual el rico así descrito, es por tanto la única forma de la revelación de
acontecimiento de la revelación es capaz de ofrecer su doctrina Dios (Offenbarungsgestalt) en la historia.
específica del conocimiento {Erkenntnislehre). Buscando esa Esta posición ganada por Bonhoeffer sigue plasmando la bús­
posibilidad, Bonhóffer sintetiza dos soluciones. La primera, de queda y la intencionalidad de su teología hasta que la ascensión
tipo actualístico, con el fin de salvaguardar, por un lado, la libre casi imparable del nazismo le impone una metanoia radical del
subjetividad de Dios y, por otro, la libre decisión del hombre, pensar y del obrar cristiano en el mundo. Es entonces cuando la
concibe la relación del hombre con Dios como actualidad pura concepción de Bonhóffer pasa a ser revisada por una radical the-
de la fe. La segunda, de tipo ontológico, al querer dar continui­ ologia crucis, individuando en el Cristo crucificado y abandona­
dad histórica tanto a la revelación como a la fe, corre el riesgo do por el Padre la forma del existir eclesial en el mundo y para
de incluirlas en una doctrina, en una experiencia psicológica, en el mundo que él, el Cristo, ha reconciliado ya definitivamente
la institución. Ambas soluciones pecan por abstracción y pre­ con Dios. En esta pro-existencia kenótica, todas las categorías
sunción, en cuanto no se colocan hasta el fondo en el novum del duales -Dios-mundo, privado-publico, interioridad-exterioridad,
acontecimiento revelador y en el zwischen que ese aconteci­ penúltimo-ultimo- se interpretan en clave cristológica, en la
miento abre entre Dios y el hombre; y pecan además de indivi­ perspectiva sancionada por el dogma de Calcedonia.
dualismo, en cuanto que piensan al hombre como ser singular Desde esta óptica tensional, y no banalmente acomodaticia
frente a Dios, separado de la historia y de la comunidad. -como intentarán hacer algunos de sus intérpretes sucesivos11-,

11 Me refiero a la lectura en clave marxista de H. Müller, Von der Kirche zur


10 Ibid., 72 [65], Welt. Ein Beitrag zu der Beziehung des Wortes Gottes au fd ie societas in Dietrich
530 PARTE IV. EL CAMINO EL REDESCUBRIMIENTO DE DIOS TRINIDAD 531

ha de comprenderse el mensaje que Bonhoeffer ofrece a la teo­ embargo algo importante a la teología del siglo X X . Lo ha indi­
logía y a la Iglesia del futuro desde el lager: la fidelidad a la “dis­ cado L. Serenthá:
ciplina del arcano”, en la que se transmite a la historia la vida de
«Hay efectivamente en esta afirmación (sobre la muerte de Dios)
Cristo, y el testimonio de un “cristianismo no religioso”, que ha
una especie de nostalgia de una verdad revelada fundamental sobre
de vivirse en la mundanidad de un mundo adulto12. Así escribe
el ser de Dios (...). Y la verdad es que la vida de Dios, tal como se
desde la cárcel: nos ha revelado, comprende un momento de muerte, de don de sí,
«Y nosotros no podremos ser honestos si no reconocemos que de pérdida de sí: la vida íntima de Dios, como vida trinitaria, es
hemos de vivir en el mundo “etsi Deus non daretur”. Y esto es pre­ vida que consiste en el don de sí que mutuamente se hacen el
cisamente lo que reconocemos... ¡ante Dios! Es el mismo Dios Padre, el Hijo y el Espíritu»14.
quien nos obliga a dicho reconocimiento. Así nuestro acceso a la
mayoría de edad nos lleva a un veraz reconocimiento de nuestra c) El Dios crucificado di Jürgen Moltmann
situación ante Dios. Dios nos hace saber que hemos de vivir como
hombres que logran vivir sin Dios. ¡El Dios que está con nosotros En esta perspectiva cultural y teológica ha de comprenderse
es el Dios que nos abandona (Me 15,34)! Aquel Dios que nos hace -a la luz de la tradición luterana, pero también, explícita y fon­
vivir en el mundo sin la hipótesis de trabajo “Dios”, es el Dios talmente, a partir de la originalidad de la theologia crucis del
ante cuyo rostro nos encontramos continuamente. Ante Dios y Nuevo Testamento- la obra quizá más original de Jürgen Molt­
unidos a Dios, vivimos sin Dios»13. mann: El Dios Crucificado (1972)15, escrita sobre la base de su teo­
logía escatológica anterior, centrada en la esperanza cristiana.
b) La lección de la teología de la muerte de Dios Esa obra se presenta, programáticamente, como el intento de
leer la novedad trinitaria del Dios cristiano y sus repercusiones
La teología de la “muerte de Dios”, breve estación florecida
sobre la historia de los hombres a partir de la pasión y muerte del
-en el fondo con una buena dosis de superficialidad- a partir de
Cristo crucificado y abandonado por Dios. Escribe Moltmann:
una mezcla filosófico-teológica que funde, tergiversándolos, los
puntos ofrecidos por Bonhóffer con las reflexiones de Hegel, «¿Qué es lo que acontece entre Jesús y el Padre en el abandono o
Nietzsche y Heidegger sobre la “muerte de Dios”, enseña sin entrega de Jesús sobre la cruz? El Padre “abandona” a su “propio”
Hijo y lo rechaza. Aquel cuyo Reino Jesús había anunciado como
“inminente” se convierte en un Dios que abandona. El Hijo
Bonhoeffers theologischer Entwicklung, Hamburg 1961, y a la de los teólogos radi­ muere bajo la maldición del Padre; es el Dios abandonado. El Hijo
cales y de la muerte de Dios. Cf. J.A.T. Robinson, Sincero para con Dios, Ariel, sufre la muerte en el abandono. El Padre, por su parte, padece la
Barcelona 1967; P. Van Burén, El significado secular del evangelio, Península, Bar­ muerte del Hijo en el dolor de su amor. El Hijo sufre el abando­
celona 1968; H. Cox, La ciudad secular, Península, Barcelona 1968; T.J.J. Altizer no del Padre, cuyo mensaje de gracia él había anunciado. El Padre
- W. Hamilton, La teología radical y la muerte de Dios, Grijalbo, México/Barce­
padece el abandono del Hijo a quien él ha elegido y amado.
lona 1967; T.J.J. Altizer, El evangelio del ateísmo cristiano, Ariel, Barcelona 1972;
W. Hamilton, La nueva esencia del cristianísimo, Sígueme, Salamanca 1969. Si el Padre actúa sobre su propio Hijo en cuanto le abandona, y el
12 En este contexto es digna de interés la teología de la secularización que Hijo padece este abandono del Padre, entonces esta muerte de
proviene de la reflexión de F. Gogarten (1887-1968), que ha tenido el mérito de cruz acontece entre el Padre y el Hijo. Ella se encuentra en el
poner seriamente sobre la mesa la relación entre la modernidad y la fe cristia­
na. Entre sus obras: Verhdngnis und Hoffnung der Neuzeit. Die Sdkularisierung
mismo ser divino, entre el Padre y el Hijo, y separa al Hijo total-
ais theologisches Problem, Vorwerk, Stuttgart 1953; Jesús Christus Wende der
Welt, J.B. Mohr, Tübingen 1966. Sobre su pensamiento: A. Bauer,Freiheit zur 14 L. Serenthá, “Dios”, en Diccionario teológico interdisciplinar, II, Sígueme,
Welt. Zum Weltverstandnis und Weltverhdltnis des Christen nach der Theologie F. Salamanca 1982, 273.
Gogartens, Bonifatius, Paderborn 1967; G. Penzo, F. Gogarten. II problema di 15 De Moltmann, cf. en particular Der gekreuzigte Gott, op. cit. (El Dios cru­
Dio tra storicismo ed esistenzialismo, Cittá Nuova, Roma 1981. cificado, Sígueme, Salamanca 1975) y Trinitdt und Reich Gottes (Trinidad y
13 Resistencia y sumisión, Sígueme, Salamanca 1983, 252. Reino de Dios, Sígueme, Salamanca 1983).
532 PARTE IV. EL CAMINO EL REDESCUBRIMIENTO DE DIOS TRINIDAD 533

mente del Padre, mediante la maldición. Pero -como podemos Trinidad inmanente, en el contexto de su propia tradición teo­
deducir uniendo Rm 8,32 y Gal 2,20- también el Hijo se sacrifica lógica y de la cultura de la modernidad, sobre todo en su impor­
y, en Getsemaní, acepta el cáliz del abandono. En este sacrificio tante libro Dios como misterio del mundo (1977)17.
actúan y padecen ambos, y la cruz vincula al Hijo y al Padre en la
El parte de una discusión incisiva y ajustada con la afirma­
plena comunión de aquel querer que se llama amor. 1 Jn 4,16 tes­
timonia que este amor es el mismo ser de Dios - “Dios es amor”- ción moderna (filosófica y teológica) de la “muerte de Dios”,
y, por tanto, en la comunión de voluntad que se expresa en el destacando su origen cristiano y, al mismo tiempo, su incompa­
sacrificio encontramos una comunión sustancial de existencias. tibilidad, en la perspectiva del pensamiento moderno, con la
Sobre la cruz, Jesús y su Dios y Padre están separados, a causa de auténtica fe eclesial. A partir de ahí, centrando su discurso en el
la muerte de maldición, en el sentido más radical; pero, a causa de acontecimiento pascual del Crucificado como vestigium Trinita-
la entrega, están, en cambio, unidos del modo más íntimo. De este tis, penetra en su dinámica teológico-trinitaria a través de la vía
acontecimiento, que se verifica entre el Padre y el Hijo, brota la maestra del concepto bíblico del agape.
donación como tal, el Espíritu que acoge a aquellos que son aban­ En efecto, la confesión neotestamentaria según la cual «Dios
donados, que justifica a los impíos y que vivifica a los muertos. El es amor» (Jn 4,8.16) ha de comprenderse a partir de la cruz y
Dios que abandona y el Dios que es abandonado son una única resurrección de Jesucristo, la cual -en este sentido- no se puede
cosa en el Espíritu de la entrega. El Espíritu procede del Padre y invertir de ningún modo diciendo que “el amor es Dios” (como
del Hijo porque brota de la derelictio de Jesús»16. pensaba por ejemplo L. Feuerbach), so pena de disolver la fe
El mérito de Moltmann consiste indudablemente en haber cristiana.
dirigido la atención, con gran fuerza, al centro del discurso teo- «Dios es amor. Precisamente por eso Dios no está solamente en el
lógico-trinitario (y tout court cristiano), a la res de qua agitur en amor, como los que se aman mutuamente están en el amor. Dios
teología, como atestiguan las numerosas obras que han seguido no es solamente yo que ama y tú amado. Dios es más bien el acon­
al Dios crucificado, exponiendo sus múltiples dimensiones en tecimiento irradiante del amor mismo. El lo es (...), no solamente
antropología, teología de la creación, eclesiología, etc. Sus lími­ se ama a sí mismo, sino que (en medio de una auto-referibilidad
tes estriban en una cierta unilateralidad dialéctica y conflictiva todavía tan grande, con un mayor auto-desprendimiento) ama a
en la lectura del acontecimiento pascual, y en una asimilación otro totalmente distinto y así es y permanece él mismo. Dios se
incompleta y poco crítica de la aportación hegeliana, en clave
escuetamente dogmática. En una palabra, en la obra de Molt­ 17 Entre sus obras: Paulas und Jesús. Eine Untersuchung zur Prdziesierung der
mann encontramos una carencia de profundización ontológica, Frage nach der Ursprung der Christologie, J.B. Mohr, Tübingen 1962; Gottes Sein
que corre incluso el riesgo de confundir, en último término, la ist im Werden. Verantwortliche Rede vom Sein Gottes bei K. Barth. Eine Paraph-
Trinidad inmanente y la Trinidad económica. rase, J.B. Mohr, Tübingen 1965; Tod, Kreuz Verlag, Berlin-Stuttgart 1971; Gott
ais Geheimnis der Welt (tr. es. Dios como misterio del mundo, Sígueme, Salaman­
ca 1984); Entsprechungen: Gott - Wahrheit - Mensch. Theologische Erórterungen,
Kaiser Verlag, München 1980. Sobre su pensamiento: A. Bertuletti, Per una fon-
6.1.3. Dios misterio del mundo de Eberhard Jüngel dazione del supere teologico. Saggio su “Dio mistero del mondo" di E. Jüngel, en
“Teologia”, 61 (1983/3), 247-264; E. Paulus, Liebe-Das Geheiminis der Wel. Fór­
Eberhard Jüngel ha querido proponer una rigorosa profun­ male undMateriale Aspekte der TheologieE. Jüngels, Echter, Würzburg 1990; J.A.
dización ontológica de la relación entre Trinidad económica y Martínez Camino, Recibir la libertad. Dos propuestas de fundamentación de la
teología en la modernidad: W. Pannenberg y E. Jüngel, Madrid 1992; F. Rodrí­
guez Garrapucho, La cruz de Jesús y el ser de Dios. La teología del Crucificado en
Eberhard Jüngel, Universidad Pontificia, Salamanca 1992; A. Cislaghi, Interru-
16 J. Moltmann, Prospettive deWodiema teología della croce, en AA.VV., zione e corrispondenza. II pensiero teologico di E. Jüngel, Queriniana, Brescia
Sulla teología della croce, Queriniana, Brescia 1974, 42-46. Se trata de un ensayo 1994; P. Gamberini, Nei legami del Vangelo. L ’analogia nelpensiero di E. Jüngel,
en el que Moltmann precisa -respondiendo también a las críticas- la visión Gregorian University Press - Morcelliana, Roma-Brescia 1994; G. Sgubbi,L ’in-
defendida en el Dios crucificado. telligenza del mistero. Dialogo con E. Jüngel, Cittá Nuova, Roma 2000.
534 PARTE IV. EL CAMINO EL REDESCUBRIMIENTO DE DIOS TRINIDAD 535

tiene a sí mismo, así y solamente así, a saber: regalándose. Su 6 .2 . L a t e o l o g ía c a t ó l i c a : l a o n t o l o g í a d e l a T r in id a d


tenerse-a-sí-mismo es el acontecimiento, es la historia de un rega­ Y EL MYSTERIUM PASCHALE
larse a sí mismo y por tanto el final de su simple tenerse-a-sí-
mismo. En cuanto él esa historia, él es Dios; más aún, esa historia La teología católica se formula precisamente a partir de la
de amor es “Dios mismo”»18. necesidad de salvaguardar la distinción agustiniana y tomista
entre el ser trascendente de Dios y su real auto-comunicación en
El Dios de Jesucristo ha de entenderse por tanto como acon­
la historia de la salvación, poniendo al mismo tiempo al descu­
tecimiento del agape, es decir, como el libre venir a sí desde sí
bierto la novedad que esta última implica en la experiencia y en
en sí, en su contemporáneo venir -a través de la encarnación y
la comprensión de la ontología de la creación -en el fondo, en la
de la cruz- al mundo para salvarlo y llevarlo en sí, gratuitamen­
línea de una renovación creadora de la visión teológica de Tomas
te (por su parte) y libremente (por parte del hombre). G. Lafont
de Aquino, basada en el principio de la analogía del ser-.
sintetiza con gran precisión la reflexión de Jüngel en estos tér­
minos:
«Dios es el que viene (y el que habla) a partir de sí, libremente (el 6 .2 .1 . La teo-onto-logía trinitaria de Antonio Rosmini
Padre), es aquel hacia el que viene (el Hijo crucificado), es aquel que
En este contexto, es necesario mencionar in primis el pode­
viene como Dios hasta en la misma muerte (el Espíritu); y esta diná
mica divina se realiza por nosotros y, según eso, es imposible pen­ roso proyecto especulativo, esbozado anticipándose a su tiempo
sar a Dios sin una “irrupción” de su ser hacia la nada y el pecado>í9. ya en el siglo XIX, por Antonio Rosmini (1797-1855). Nos dete­
nemos en ese proyecto ante todo a causa de la importancia que
En este sentido, el Dios trinitario es el “Misterio del mundo”, tiene su intento de retomar las lecciones de la tradición agusti­
presente en el mundo a partir de su “retirarse” para dejar espa­ niana y tomista y de releerla a la luz de algunas instancias pro­
cio a la libertad de adopción ofrecida a la humanidad. La refle­ pugnadas por la modernidad, con las que Rosmini advierte
xión de Jüngel es sugestiva y profunda, pero deja abierto el lúcidamente que es preciso contar.
problema de la distinción entre el ser de Dios en sí y su venida La forma con la que este clérigo de Rovereto afronta la com­
en la creación y en la historia. Y no es poca cosa. prensión del misterio trinitario puede aparecer en realidad a pri­
Una vez más resulta evidente la necesidad de profundizar en mera vista, por un lado, como un simple desarrollo de la
la ontología del misterio de la salvación, es decir, de penetrar en perspectiva tomista del Ipsum Esse per se subistens; por otro,
la forma en que deba entenderse la relación de Dios Trinidad como una nueva propuesta de la interpretación psicológica del
con el mundo (creación, encarnación, misterio pascual) y en la misterio trinitario que, a partir de Agustín, ha prevalecido en la
dinámica interior de la vida trinitaria, lo que implica, ciertamen­ tradición latina; y también como un intento audaz de resituar
te, un “devenir”, pero tal que no sea contradictorio con el ser de todo a la luz de la subjetividad absoluta - eco evidente de la tra­
Dios en cuanto Dios, entendido como presupuesto de su génesis dición/traducción de la “sustancia en sujeto”, de la que hablaba
y de su kénosis en la historia de nuestra salvación. la Vorrede de la Fenomenología del Espíritu de Hegel20. Pero, en
verdad, cuando se capta bien su proyecto de audaz reforma teo­
lógica, se advierte claramente que su originalidad consiste en
optar por una conciliación innovadora -obediente a la estructu­
ra de verdad de la revelación- de estas diversas aproximaciones.

20 Sobre el significado y los problemas -especulativos y teológicos- de este


18 E. Jüngel, Dios como misterio del mundo, Sígueme, Salamanca 1984, 420. concepto hegeliano me permito remitir a mi obra: II negativo e la Trinita. Ipo-
19 Dios, el tiempo y el ser, Sígueme, Salamanca 1991, 289. lesi su Hegel, op. cit., 126ss.
536 PARTE IV. EL CAMINO EL REDESCUBRIMIENTO DE DIOS TRINIDAD 537

a) La consolidación ontológica de la analogía psicológica «Aquel acto intelectivo eficiente, que es el ser absoluto, Dios, es
uno y constituye tres personas que, por lo demás, no se distinguen
En primer lugar, Rosmini retoma y profundiza la línea agus- entre sí sino por las procesiones y por las relaciones. Y las proce­
tiniano-tomista que piensa a Dios como “Acto puro”, cuyo ser siones son aquel mismo acto. Por lo que este acto de la esencia
se interpreta a partir de la analogía psicológica de la persona divina absoluta tiene un principio y dos términos. Según eso, si el
creada. El hecho es que: acto se considera como principio en relación con el primer térmi­
no, ese acto es y se dice Padre, mientras que el primer término se
«La esencia divina no es realmente distinta de cada una de las per­ dice Hijo; si se considera el segundo término en relación con el
sonas, de manera que ella no existiría si no existieran las personas. mismo acto, en cuanto es idéntico en el Padre y en el Hijo, ese
Ella solo existe en las personas, y es idéntica en cada una de las tres acto se dice con el nombre común y no propio, sino apropiado,
y simultáneamente, de manera que sería absurdo concebirla en Espíritu Santo. Pero si se considera el mismo acto sin tener en
una o en dos y no en la otra o en las otras»21. cuenta las relaciones, sino abstractamente, entonces se dice esencia
«Ahora bien, el único modo en que podemos formarnos el con­ divina, que solo se distingue mentalmente de las personas»26.
cepto de Dios Padre es concebirlo como un acto infinito de inte­
ligencia que, siendo primerísimo y absoluto, es, al mismo tiempo, Nótese la forma en que Rosmini, con gran vigor y destreza
sujeto. Este acto infinito de inteligencia es el ser puro»22. especulativa, logra ilustrar la razón formal por la cual la verdad
de la uni-trinidad del ser divino tiene su evidencia intrínseca,
Por otra parte, «este acto absoluto de inteligencia completísi­
ma que es, al mismo tiempo, sujeto, tiene por objeto a sí m ism o , más allá de las soluciones acomodaticias, pero contradictorias,
ser absoluto»23. Subsiste así en Dios «otra persona que toma el del modalismo y/o del triteísmo. El acto de ser intelectivo/voli-
origen de la primera, teniendo la misma sustancia que la prime­ tivo que es el Dios Uno se muestra como tal, de hecho, solo en
ra, que es el ser absoluto sujeto, pero de otra forma, es decir de las tres subsistencias distintas. Véase aquí la razón, lucidamente
un modo objetivo manifiesto para sí, comprendido por sí, tenien­ individuada y expuesta, a propósito del Verbo (debería hacerse
do en sí la vida y la subjetividad de la primera»24. Pero -y he aquí un discurso análogo en referencia al Espíritu).
la tercera persona- «este principio no retiene y cierra su acto en «Dado que el acto intelectivo tiene como objeto a sí mismo, si este
el objeto engendrado como persona, sino que continúa desple­ objeto de la intelección fuera solo un término y punto final de la
gándose en este y con este, llegando a su culminación». intelección y no subsistiese en una subsistencia propia y personal,
De hecho Dios «no produce el objeto persona como algo sim­ la intelección no sería plenamente entendida, ya que subsistiendo
plemente inteligible, sino que lo produce, al mismo tiempo, el ser divino inteligente, pero no subsistiendo la cosa entendida, la
como infinitamente amable y amado y amante», y por eso como cosa entendida en cuanto entendida no sería la esencia divina, sino
«el mismo sujeto, pero en un tercer modo, que es aquel de ser una cierta semejanza o idea de ella»27.
amado por sí en acto; y ser amado implica al mismo tiempo el De esa forma completa Rosmini el curso de pensamiento que
acto subsistente amoroso; lo que implica necesariamente una ter­ se despliega de Agustín a Tomás, explicitando en qué sentido el
cera persona igual y coeterna a las dos primeras que con un solo
único Acto de Ser intelectivo/volitivo que es Dios deba subsis­
acto de complacencia la espiran»25. De lo cual se puede concluir: tir formalmente en tres personas distintas.
21 L ’Introduzione al Vangelo secondo Giovanni commentata, ed. la, 1887,
XLVII, p. 132. llantemente la polémica del Filioque entre latinos y griegos. Así escribe, por
22 A. Rosmini, Teosofía, vol. IV, libro III, sec. VI, cap. I, art. II, 1257, Edi- ejemplo, en la LTntroduzione al Vangelo secondo Giovanni-, «El Padre espira el
zioni Roma, 1938, p. 89. Espíritu Santo por el Verbo (recuerda el diá de los griegos)... Pero el Espíritu
23 Ibid., 1258, p. 89. Santo procede no solo del Padre por el Verbo, sino también del Padre y del
24 Ibid. Verbo (Filioque) con una sola espiración», ed. I 1887, lez. XLVII, p. 134.
25 Ibid., 1259, pp. 90-91. En este contexto, sería interesante realizar una pro- lb Ibid.
fundización que mostrara cómo en esta perspectiva Rosmini logra superar bri- 27 Ibid., cap. III, art. 2, 1290, p. 123.
538 PARTE IV. EL CAMINO EL REDESCUBRIMIENTO DE DIOS TRINIDAD 539

Por otra parte, Rosmini evita el escollo del triteísmo propia­ eterno darse a sí mismo»? En el sentido en que -él explica- la
mente dicho porque mantiene bien firme la realidad del Ser Uno primera persona de la Santísima Trinidad da y siempre ha dado
de Dios, mostrando, sin embargo, que si se mira “abstractamen­ todo a la segunda, «pues ella misma es ese acto de dar, de tal
te” ese Ser hay que entenderlo en la perspectiva de la unicidad de manera que ella misma no sería si no se diese y si no hubiera
la esencia, mientras que si se mira “concretamente” viene inter­ dado siempre todo a la segunda»32. Al decir esto, él remite a la
pretado desde la actualidad infinita de la subjetividad absoluta, afirmación de Tomás según la cual «relatio in Deo est substantia
en cuanto acto de ser que se actualiza intelectiva y volitivamente. eius»33. De aquí deriva que
Esta postura es al menos parcialmente nueva respecto a la
tradición -en un plano de terminología y de contenido-, ya que «El acto del principio fontal de la divina Trinidad es un acto que
tiende siempre a otro, y a un otro, y a este otro y otro los ha alcan­
de hecho Rosmini introduce el concepto de sujeto (divino) entre
zado y los ha promanado siempre ab aeterno (...). Por tanto, en
los conceptos de esencia (divina) y personas (divinas). Ese sujeto esta constitución de la divina Trinidad, en la operación del princi­
divino es el acto de la esencia divina, que es uno en la Trinidad pio, se distinguen lógica, no realmente, dos notas o condiciones:
de sus subsistencias personales28. I o un dar todo a otros; 2o un retener todo, o sea, un poner todo
en acto en sí mismo. De esa manera, la esencia divina, que es en el
b) La perspectiva complementaria de la ontología de la entrega principio y que viene comunicada, es puesta en acto por el mismo
acto por el cual son puestas en acto las divinas personas, distintas
Una segunda perspectiva, complementaria a la anterior, con­ realmente entre sí. De esto resulta que el darse totalmente al pro­
cierne al Ser absoluto en cuanto «se comunica a sí» por sí29. Esto pio objeto y al objeto amado es aquel acto con el cual se constitu­
significa que la naturaleza divina es tal que «incluye necesaria­ ye el mismo principio, en su última e infinita perfección. Por lo
mente el concepto de un darse a sí misma a través de los dos cual, el hecho de que los términos sean distintos del Principio es
modos que se llaman con términos consagrados generación y aquello que constituye el Principio y su perfección; porque éste
espiración»30. De esa manera, Rosmini no solo destaca por anti­ no sería, ni se entendería, ni sería perfecto si no produjera de sí
cipado el carácter central que en la actualidad tiene esta perspec­ aquellos términos que como tales son distintos de él, mientras que
tiva, que proviene de las “entrañas” de la revelación y, por el acto de producirlos es el mismo Principio que los produce en sí
tanto, de la misma constitución del Ser absoluto31, sino que mismo, y distintos de sí mismo»34.
ofrece una pista de profundización que no ahoga irremisible­
De esa forma queda claro que la perspectiva psicológica y la
mente la tradición ontológica, sino que la innova evidenciando
perspectiva de la alteridad interpersonal no se excluyen una a la
sus virtualidades, que la inmunizan contra los ataques que le lle­
otra en la interpretación del ser trinitario de Dios, sino que más
gan de llamada onto-teo-logía (Heidegger).
bien se implican sobre el fundamento seguro de una ontología
¿En qué sentido, pues, según Rosmini, la naturaleza divina es
que, por definición, no es onto-teo-logía sino -parafraseando el
por sí misma tal que «incluye necesariamente el concepto de un
concepto rosminiano de teo-sofía- verdadera y propia teo-onto-
logia.
28 Cf. Ibid., vol III, libro III, cap. IX, art. V, 1031, p. 318: «Debe conside­
rarse por tanto que la esencia del ser absoluto, estando plenamente determina­
da por su misma infinitud, es un sujeto real, viviente e inteligente por su propia
naturaleza».
29 Ibid., vol. IV, libro III, sec. VI, cap. I, art. II, 1259, p. 90.
30 Ibid., cap. V, art. V, 1383, p. 252. 32 A. Rosmini, Teosofía, vol. IV, libro III, cap. IV, art. I, 1320, p. 168. Cf. el
31 «En sus entrañas [del cristianismo] se esconde una filosofía refulgente de replanteamiento de este tema a propósito de la inobjetivación: T, vol. III, libro
evidencia y que abre los entendimientos, por su origen divino y porque condu­ III, sez. III, cap. I, art. IV.
ce de nuevo a Dios» (A. Rosmini, Epistolario completo, XIII vol., Casale Monf. 33 Tomás de Aquino, Depot., q. VIII, a. I, ad 8um.
1887-1894, III, 611 [1348] a M. Parma del 30/1/1831). 34 A. Rosmini, Teosofía, vol. IV, libro III, cap. V, art. V, 1383, p. 252.
540 PARTE IV. EL CAMINO EL REDESCUBRIMIENTO DE DIOS TRINIDAD 541

6.2.2. Karl Rahner: del “Grundaxiom” al acceso a la verdad del Dios Uni-trino. Rahner precisa de
a la renovación de la ontología hecho que la revelación trinitaria es la realización suprema de la
autocomunicación de Dios a la historia. Dios se comunica trini-
En la segunda mitad del siglo X X -como ya sabemos- Karl tariamente porque solo de esa manera se autocomunica real­
Rahner (1904-1984)35 ha formulado aquel principio fundamen­ mente; y eso es posible porque él mismo, en su divina
tal de la teología trinitaria que, aun afirmando la identidad entre inmanencia, es autocomunicación de Sí a Sí en Sí. Esto significa
Trinidad económica y Trinidad inmanente, quiere salvaguar­ que, desde el puntó de vista del destinatario de la autocomuni­
dar, sin embargo, su distinción. En este momento de nuestro cación ad extra de Dios -el hombre-, la verdad trinitaria del ser
recorrido, habiendo examinado ya en su lugar la génesis del de Dios es, por un lado, la condición de posibilidad de la comu­
Grundaxiom y las cuestiones que plantea, resulta útil explicitar nión real con Dios para el hombre, para quien han sido libre y
las perspectivas que Rahner deriva de ese principio para la con­ gratuitamente finalizadas la creación y la redención; y, por otro
figuración de la teología trinitaria, perspectivas que encontrarán lado, que esta verdad se hace accesible solo a través de la expe­
una amplia recepción -no siempre unívoca y no solo en la teo­ riencia de la autocomunicación de Dios en el triple modo en
logía católica- sobre todo después del concilio Vaticano II. que acontece efectivamente:

a) La cuestión del acceso al Dios uni-trino «El Padre, el Verbo (el Hijo) y el Espíritu (por infinitamente insu­
ficientes que puedan ser todas estas palabras) nos remiten, según la
La cuestión metodológica, primera y básica, a la que quiere evidencia de la experiencia de la fe, tal como se nos manifiesta en
responder el Grundaxiom concierne -como hemos verificado- la Escritura, a una verdadera diferencia, a una doble mediación
dentro de esta auto-comunicación»36.
35 Entre sus numerosísimas obras (lasSdmtliche Werke anuncian 32 vol.), cf.: Rahner pone así de relieve que es necesario remontarse siem­
Geist in Welt. Zur Metaphysik der endlichen Erkenntnis bei Thamas von Aquin; pre a la “experiencia originaria” de la historia de la salvación,
Rauch, Innsbruck 1939 (reelaborada por J.B. Metz, Kósel, Munich 19571 [Espí­
ritu en el mundo, Herder, Barcelona 1963]; Hórer des Wortes. Zur Grundlegung
gracias a la cual realizamos precisamente, en el plano de la fe, la
einer Religionsphilosophie, Monaco 1941 (reelaborada por J.B. Metz, Kósel, experiencia del Espíritu como Dios, del Hijo como Dios y del
Munich 19632; reeditada por Herder, Freiburg i.B. 1971 [Oyente de la Palabra, Padre como Dios37. Hay que notar, sin embargo, que para Rah­
Herder, Barcelona 1967]. La recopilación principal de los escritos teológicos de ner, se trata en el fondo de un acceso eminentemente individual:
Rahner está constituida por sus Schriften zur Theologie, vol. I-XIV, Benzinger, el hombre es considerado en su soledad frente a Dios. Y esto res­
Einsiedeln 1954-1979 [tr. es. parcial: Escritos de Teología I-VI, Taurus/Cristian-
ponde sin duda a una dimensión fundamental de la experiencia
dad, Madrid 2002ss.]. Es significativa su poderosa obra sintética final, Grund-
kurs des Glaubens. Einführung in den Begriff des Cristentums, Herder, Freiburg de la revelación. Pero sería necesario expandir la mirada sobre
i.B. 1976 [Curso fundamental sobre la fe, Herder, Barcelona 1979]. Para una la situación comunitaria concreta y estructural de la existencia
introducción a su pensamiento, cf. H. Vorgrimler, Karl Rahner. Gotteserfah- humana que encuentra una forma de expresión nueva y más
rung in Leben und Denken, WB, Darmstadt 2004 [Karl Rahner. Experiencia de radical precisamente en virtud de la autocomunicación de Dios
Dios en su vida y en su pensamiento, Herder, Barcelona 2004]; K.H. Weger, Karl
en cuanto Trinidad.
Rahner. Eine Einführung in sein theologiscbes Denken, Herder, Freiburg i.B.
1978; I. Sanna, La cristología antropologica di K. Rahner, Paoline, Roma 1970; El mismo Rahner, en diversos contextos, ha ofrecido a este
K. Fischer, Der Mensch ais Geheimnis. Die Anthropologie K. Rahners, Herder, respecto unas pistas que habría que retomar y articular. Para
Freiburg i.B. 1974; Fr. Greiner, Die Menschlichkeit der Offenbarung. Die trans- limitarme a dos ejemplos, me refiero al escrito Über die Einheit
zendentale Grundlegung der Theologie bei Karl Rahner, Kaiser, Monaco 1978; K.
Neufeld, Somme d ’une théologie. Somme d ’une vie: le Traitéfondamental de la fo i
de K. Rahner, en «Nouvelle Revue Théologique» 106 (1984), 817-823; B. J. Hil- 36 K. Rahner, El Dios Trino como principio y fundamento trascendentede la
berath, Karl Rahner. Gottgeheimnis Mensch, Grünewald, Mainz 1995; I. Sanna, historia de la salvación, en Mysterium Salutis II/I, Cristiandad, Madrid 1969, 359-
449, aquí 382.
Teología come esperienza di Dio. La prospettiva cristologica di Karl Rahner, Que­
37 Cf. ibid., 438.
riniana, Brescia 1997.
542 PARTE IV. EL CAMINO EL REDESCUBRIMIENTO DE DIOS TRINIDAD 543

von nachsten- und Gottesliebe™, según el cual «aquella experien­ dinámica constitutiva de relaciones personales a la vez no inter­
cia mística e íntima de Dios», «vivida en la interioridad profun­ cambiables y recíprocas, en una perspectiva no simplemente
da e individual del hombre, allí donde él es (...) un ser distinto, dialógica sino formalmente trinitaria.
el único responsable de sí mismo...», «esa experiencia solo puede
hacerla quien ama a su prójimo»39; o a la invitación a la expe­ c) La necesidad de una ontología forjada a partir
riencia comunitaria del Espíritu, realizada en Pentecostés por la del acontecimiento de Jesucristo
comunidad apostólica, como arquetipo de la experiencia eclesial
del Dios Trinidad, por lo que Rahner se atreve a afirmar: La quaestio de la xá^ic, trinitaria ad intra y ad extra pide a su
vez una reflexión ulterior. Agustín, Tomás y el mismo R ahner
«Pienso que en una espiritualidad del futuro el elemento de la saben bien que la revelación trinitaria impone a la intelligentia
comunión espiritual fraterna, de una espiritualidad vivida en fidei una determinación del ser de Dios en la que el esse in y el
grupo, podrá jugar un papel más determinante, y que lenta pero
esse ad no solo no se contraponen, sino que se explican mutua­
decididamente se deberá proseguir por este camino»40.
mente según la lógica del agape trinitario. En realidad la cues­
b) La xáfyq divina y la necesidad de una perspectiva tión es otra. La metafísica elaborada en el Medioevo cristiano
formalmente trinitaria -ciertamente en continuidad con la filosofía griega, pero al
mismo tiempo dentro del nuevo horizonte abierto por la reve­
La quaestio del acceso compartido al Deus Trinitas introduce lación- ha ofrecido una comprensión del ser que articula armo­
en una segunda quaestio. De hecho, en continuidad con la tradi­ niosamente la relación entre el Ser increado y el ser creado,
ción teológica, Rahner insiste en la existencia de una záqiq trini­ gracias al principio de analogía. Y en lo que concierne al Ser
taria no solo en el nivel de la libre y gratuita autocomunicación increado, esa metafísica ha bosquejado también una explicación
de Dios a la criatura espiritual41, sino también en el nivel de la penetrante de la vinculación entre subsistencia y relación. El
Trinidad inmanente, donde -escribe- «estas “formas distintas de Grundaxiom invita a dar un paso ulterior hacia adelante. En el
subsistencia” son relativas y están en una determinada tá^ig una momento en que introduce la reflexión sobre la relación in divi­
con otra (Padre-Hijo-Espíritu)»42. nis, Rahner ofrece este criterio metodológico:
Por tanto, a su juicio, se debe encontrar e ilustrar el signifi­
cado originario de la xáqiq acreditada por el Nuevo Testamen­ «No podemos llegar a entender propiamente el concepto de reía-
to y formalizada en el dogma, no solo superando toda sombra tio tal como se emplea en este lugar (al menos por ahora) tomando
residual de subordinación, sino también determinando el conte­ prestados elementos de cualquier ontología general, sino solamen­
nido positivo del principio de alteridad in divinis43 según su te volviendo a la afirmación más originaria (...) sobre la experien­
cia de la Trinidad “económica”»44.
38 Unidad del am or a Dios y el am or al prójimo, en Escritos de teología VI,
Taurus, Madrid 1966, 360-453.
En realidad la dinámica de esta cuestión -algo que el mismo
39 K. Rahner, Im Gesprdch l-II, ed. por P. Imhof y H. Biallowons, Kosel Ver- Rahner reconoce- en la tradición teológica se ha movido en un
lag, München, 1982s, aquí II, 41-45. Tr. it. Dialogo con Slavko Kessler, en Dimen- registro lógico más que en un registro específicamente ontológi-
sioni politiche del cristianesimo, Cittá Nuova, Roma 1992, p. 69. co. Pero lo que resulta intrigante es el hecho de que haya sido
40 K. Rahner, Elementi di spiritualita nella Cbiesa del futuro, en T. Goffi-B.
Secondin (eds.), Problemi eprospettive di spiritualita, Queriniana, Brescia 1983, precisamente esta afirmación de Rahner la que ha impulsado a
440-441. plantear la exigencia de eso que vendrá a llamarse una ontología
41 K. Rahner, El Dios Trino como principio y fundamento trascendentede la
historia de la salvación, cit., 417-418.
42 Ibid., 439.
43 Cf. H. U. von Balthasar, Teodramática V. El último acto, Encuentro, 44 K. Rahner, II Dio Trino come fondamento originario e trascendente della
Madrid 1997 (Positividad del otro, 80-84). storia della salvezza, cit., 407.
544 PARTE IV. EL CAMINO EL REDESCUBRIMIENTO DE DIOS TRINIDAD 545

trinitaria (así lo hace K. Hemmerle)45. Si de hecho, en su forma­ concilios de Éfeso y Calcedonia: sin mezcla y sin separación; y por
lidad trinitaria, la noción de relación es desarrollada a partir de tanto no es la identificación de una identidad sin vida, en la que ya
la Trinidad económica, entonces ella solo puede forjarse tenien­ no se puede distinguir nada, porque todo es de antemano lo
do en cuenta la relación que el Verbo encarnado, Jesús, vive con mismo, sino la identificación en la que un uno y mismo Logos está
por sí mismo en la realidad humana. No le ha sido meramente aña­
el Padre en el Espíritu, ante, con y para los hombres.
dido algo extraño (la naturaleza humana) -esa “unión” no se
Como explica Rahner, eso es posible porque la naturaleza
entendería ya por sí misma, antes bien tendríamos tan solo dos
humana es desde el comienzo el símbolo real del Logos4b, de realidades yuxtapuestas-, sino que el Logos establece lo otro porque
manera que «lo que Jesús es y hace como hombre es la existen­ de esa forma se constituye y se expresa a sí mismo. Por consi­
cia del Logos entre nosotros, que nos revela al Logos mismo guiente, hay que concebir la diferencia como modalidad interna
com o salvación nuestra»47. La ontología del ser de Dios en cuan­ de la unidad misma, y de esta forma tanto intratrinitariamente
to Trinidad se vuelve accesible -en el claroscuro de la fe ante el cuanto “hacia afuera” hay que considerar una identificación inme­
misterio del Deus semper m aior- en la figura del Verbo encarna­ diata, no mediada por lo realmente distinto, como negación y no
do y (debe añadirse) crucificado y resucitado, gracias a la comu­ como la forma más elevada de la verdadera identificación»50.
nicación plena de sí, de parte de Dios, en el Espíritu Santo.
Se impone por tanto una consideración de las implicaciones Baste con llamar la atención sobre la forma como Rahner
ontoíógicas del acontecimiento de la encarnación, es decir, en el intenta definir la diferencia como modalidad interna de la unidad
lenguaje de la dogmática clásica, del misterio de la unió hyposta- misma y sobre cómo, al mismo tiempo, precisa que esto vale
tica. Como es sabido, Rahner ha ofrecido en este contexto un analógicamente, tanto intratrinitariamente como hacia afuera (ad
intento penetrante de relectura y de profundización ante todo extra). Es interesante la determinación del acontecimiento de la
en el contexto de su cristología48. Me limito a evocar la explica­ encarnación conforme a una formalidad que remite a las relacio­
ción del significado de la encarnación que Rahner ha propuesto, nes intratrinitarias. Y no simplemente en el sentido -presupues­
significativamente, en su ensayo sobre la Trinidad en Mysterium to- según el cual el acontecimiento de la encarnación aun
salutis, introduciendo una reflexión amplia y justificativa sobre afectando hipostáticamente solo al Logos incluye al mismo tiem­
«La encarnación como “caso” de una relación más amplia»49. Se po la operación sinérgica del Padre y del Espíritu Santo, sino
trata de ilustrar la relación de identidad entre el Logos immanen- más bien en el sentido en que la relación de unidad hipostática
te y el Logos económico, Jesucristo. Rahner la expresa de esta del Logos, en la insuperable distinción de la naturaleza divina y
forma: de la naturaleza humana, ha sido interpretada conforme a una
lógica trinitaria.
«Esta identificación (al no tratarse abstractamente en nuestra for­ Rahner no desarrolla ulteriormente esta postura, que ya
mulación del problema del sujeto del Logos, sino del Logos había sido esbozada en sus escritos de cristología y repropuesta en
concreto, encarnado) es la identificación que nos describen los el posterior Grundkurs des Glaubens. Es indudable, en todo
caso, que ella constituye el presupuesto último de posibilidad de
45 Cf. K. Hemmerle, Tesis para una ontología trinitaria, en Tras las huellas de
la ontología trinitaria. En esta materia hay que tener en cuenta
Dios, Sígueme, Salamanca 2005, 21-83. -como explícitamente ha hecho el mismo Rahner, distancián­
46 K. Rahner, El Dios Trino como principio y fundamento trascendente de la dose en esto radicalmente de cualquier interpretación de sabor
historia de la salvación, en MS II/I, Cristiandad, Madrid 1969, 377-378. meramente hegeliano de su pensamiento- tanto el áGX>y%x>X(í>c,
47Ibid.,m calcedonense como momento intrínseco de la unió bypostatica51,
48 Para profundizar en este tema, me permito remitir a lo que propongo en
La mutabilita di Dio “in alio” nella cristología di Karl Rahner, en “Lateranum”,
LXX I (2005/1) 7-29. 50 Ibid., 379, nota 30.
49 El Dios Trino como principio y fundamento trascendente de la historia de la 51 Cf. K. Rahner, Problemas actuales de cristología, en Escritos de teología I,
salvación, en MS II/I, Cristiandad, Madrid 1969, 372-379. Taurus, Madrid 1961, 167-221.
546 PARTE IV. EL CAMINO EL REDESCUBRIMIENTO DE DIOS TRINIDAD 547

como el hecho de que, siendo igual la naturaleza humana en 6.2.3. Hans Urs von Balthasar: Dios y el hombre a la luz
Cristo y en nosotros, sin embargo en Cristo es la autoexpresión trinitaria de la Pascua de Cristo
del Logos, mientras que en nosotros no lo es52.
Más original (al menos a primera vista) y trinitariamente
d) De la encarnación al acontecimiento pascual entonada es la obra enciclopédica de Hans Urs von Balthasar
(1905-1988)56, que se despliega efectivamente asumiendo la pas­
Por otra parte, el único lugar adecuado para fundar de un cua de Jesucristo como focus de acceso a la comprensión del
modo pertinente la explicación de tal ontología no es una con­ Deus Trinitas. En los quince volúmenes que componen su Glo­
sideración a priori de la encarnación, sino una consideración a ria, Teodramática y Teológica, desarrolla con un conocimiento
posteriori de la forma concreta que ella ha manifestado en la increíble de toda la tradición del pensamiento cristiano, y en
pascua de la muerte y resurrección del Logos encarnado y en el general de toda la parábola de la cultura occidental, aquella
don pentecostal del Espíritu como acontecimiento definitivo de intuición cristocéntrica y trinitaria que se expresa, a modo de
la autocomunicación trinitaria. Rahner lo afirma con palabras síntesis, en su Mysterium paschale, con el que contribuyó a la
claras: reestructuración colectiva de la dogmática católica en la pers­
pectiva de la historia de la salvación desarrollada en el Myste­
«El absoluto ser-remitido del hombre al misterio del Dios que se
rium Salutis.
da a sí mismo se vuelve acontecimiento histórico y lo hace preci­
samente en la muerte, sin la cual ello no sería posible. La trascen­
dencia del hombre en Dios, en cercanía inmediata, culminada de
manera realmente feliz y definitiva por obra del mismo Dios, tras­ tiandad, Madrid 1975). Sobre la articulación entre encarnación y evento pascual,
cendencia que libera al hombre de todas las particularidades y pro- en perspectiva trinitaria, he ofrecido algunas reflexiones en II Logos e il nulla, op,
visionalidades categoriales, es la sustancia de la revelación cit., 190-235.
cristiana, que ha acontecido en la muerte de Jesús y que se ha 56 Entre la inmensa literatura sobre su teología, nos limitamos a destacar: R.
Fisichella, H. U. von Balthasar. A m oree credibilita cristiana, Cittá Nuova, Roma
manifestado en ella. Y por eso, la cruz es el cumplimiento de la
1981; G. De Schrijver, Le merveilleux accord de l’homme et de Dieu. Etude de l’ana-
revelación cristiana»53. logie de l ’étre chez Hans Urs von Balthasar, Leuven University Press, Leuven 1983;
«Por sí misma, la muerte solo puede ser experimentada como la A. Scola, Hans Urs von Balthasar: uno stile teologico, Jaca Book, Milano 1991; V.
visibilidad del vacío y de la imposibilidad de salvación propia del Holzer, Le Dieu Trinité dans l ’histoire. Le différend théologique Balthasar - Rah­
ner, Cerf, Paris 1995; T. Krenski, H. U. von Balthasar. Das Gottesdrama, Mat-
pecado (...), de manera que ella pudo ser vivida por Cristo como
thias Grünewald, Mainz 1995; P. Martinelli, II mistero della morte come
tal, como abandono de Dios. Pues bien, el hecho de que ella (la rivelazione dell’amore trinitario, Jaca Book, Milano 1996; J. Disse, Metaphysik der
muerte) haya sido abrazada por el obediente sí del Hijo (viniendo Singularitat. Eine Hinführung am Leitfaden der Philosophie H. U. von Balthasars,
a ser transfigurada así) en la venida de Dios, en medio de este vacío Passagen Verlag, Wien 1996; R. Zwank, Geschlechteranthropologie in theologi-
y abandono, (este es) el milagro de la muerte de Cristo?4 (que) scher Perspektive? Zur Phdnomenologie des Geschlechtlichen in Hans Urs von Bal­
encuentra su cumplimiento y se hace para nosotros históricamen­ thasars ’Theodramatik’, Lang, Frankfurt a.M. 1996; M. Serretti, II mistero della
te comprensible solo mediante la resurrección»55. eterna generazione delFiglio. Attraverso l’opera di H. U. von Balthasar, Pul-Mursia,
Roma 1998; N. Reali, La ragione e la forma. II sacramento nella teología di H U.
von Balthasar, PUL-Mursia, Roma 1999; R. Carelli, La liberta colpevole. Perdono
52 Cf. K. Rahner, Teología de la encarnación, en Escritos de teología III, e peccato nella teología di H. U. von Balthasar, Glossa, Milano 1999; M. Impera-
Madrid 1963, 139-158. tori, H.U. von Balthasar: una teología drammatica della storia. Per un discerní -
53 K. Rahner, Tod Jesu und Abgeschlossenheit der Offenbarung (1975); tr. it., mentó dialogico della modemitd, Glossa, Milano 2001; M. Neri, La testimonianza
Morte di Gesu e conclusione della rivelazione, en Nuovi Saggi, VII: Dio e Rivela- in H. U.von Balthasar. Evento originario di Dio e mediazione storica della fede, cit.;
zione, Paoline, Roma 1981,195-210, aquí 209. M. Paradiso, II blu e ilgiallo. Hans Urs von Balthasar e Adrienne von Speyr: un’av-
54 K. Rahner, Sentido teológico de la muerte, Herder, Barcelona 1969, 65. ventura spirituale, Effatá Editrice, Cantalupa 2009; I. Pascal, Pour une théo-logi-
55 K. Rahner-W. Thüsing, Cristología. Prospettiva sistemática ed esegetica, Mo- que du don. Le don dans la “Trilogie“ de Hans Urs von Balthasar, Institut
recelliana, Brescia 1974, 56 (tr. es. Cristología: estudio teológico y exegético, Cris- Catholique de París, Paris 2009.
548 PARTE IV. EL CAMINO EL REDESCUBRIMIENTO DE DIOS TRINIDAD 549

a) Inspiración originaria e intencionalidad central rio. Más allá de las críticas que dirige al modelo rahneriano58, es
Aunque no es fácil enunciar en pocas palabras la inspiración indudable que von Balthasar ha compartido con Rahner la tarea
trinitaria central de von Balthasar, de algún modo podemos de invertir la perspectiva neoescolástica, rechazando aquel aisla­
encontrarla expresada en estas afirmaciones que parten del mis­ miento de la teología respecto al saber humano que se configu­
terio de la kénosis en la encarnación y muerte en cruz del Verbo, raba como el resultado inevitable de una teología que las
para interpretar desde ellas la imagen cristiana de Dios y, en categorías centrales de su discurso las hacía derivar de una con­
Dios, la imagen del hombre: cepción de la absolutez de Dios, por la cual ese carácter absolu­
to aparece disuelto por la historia del hombre.
«Lo que aquí juega, al menos de fondo, es el viraje decisivo en la
visión de Dios: de ser primariamente “poder absoluto” pasa a ser b) La “forma” trinitaria de la revelación cristológica
absoluto “amor”. Su soberanía no se manifiesta en el aferrarse a lo
propio, sino en el dejarlo (...) El que Dios se despoje en la encar­ La revelación de Dios -como von Balthasar declara progra­
nación es ónticamente posible porque Dios se despoja eternamen­ máticamente en su obra Solo el am or es digno de fe - no puede en
te en su entrega tripersonal. Partiendo de aquí, la definición verdad sufrir ninguna “reducción cosmológica” o “antropológi­
primaria de persona creada no ha de ser la de “autosubsistencia”. ca”; es decir, no puede permanecer enclaustrada en ningún tipo
Si ha sido creada a imagen y semejanza de Dios, la persona será de a priori que prejuzgue el carácter libre e imprevisible de la
“regreso (reflexio completa) desde el despojo” “existir por sí como libertad de Dios y del hombre59. La evidencia y la inteligibilidad
interioridad que se expresa entregándose”. Los conceptos de de la forma (Gestalt) de la revelación no se pueden buscar fuera
“pobreza” y “riqueza” se hacen dialécticos. Lo cual no quiere decir de la realidad concreta del acontecimiento cristológico. Solo en
que la esencia de Dios sea en sí (unívocamente) “kenótica”, como la relación entre la libertad de Cristo y su despliegue histórico
si un mismo concepto pueda abarcar la kénosis y el fundamento
en obediencia al diseño del Padre se realiza, de hecho, aquella
divino que la hace posible. Ese es en parte el error de los kenóti-
cos modernos. Lo que quiero decir es que, como Hilario a su dependencia total respecto del otro-de-sí que representa la con­
modo pretendía indicar, el “poder” divino es de tal calidad, que dición única bajo la que es posible comprender el acontecimien­
puede hacer sitio en sí mismo a un despojo como el de la encarna­ to cristológico en su cualidad de manifestación (Erscheinung) del
ción y la cruz y que puede llevar ese despojo hasta el colmo. Entre fundamento trinitario60.
condición divina y condición servil reina analogía de naturalezas Este es, a juicio de von Balthasar, el único camino para afir­
en la identidad de persona, según aquello de la “maior dissimilitu- mar la no extraneidad de la trascendencia de la verdad de Dios
do in tanta similitudine” (DS 806)»57. en relación a la historicidad del hombre y, al mismo tiempo, este
es el único camino para renovar la ontología clásica. El libre
Puesto que en la parte V de mi recorrido me ocuparé ex pro- dinamismo de la conciencia humana, llegando hasta el reconoci­
fesso del modelo propuesto por von Balthasar para iluminar la miento de su deber ser para-otro, postula un acontecimiento
relación entre unidad y trinidad en Dios, ahora me limito a deli­ indeducible que muestre efectivamente su posibilidad lograda.
near en una síntesis veloz la intencionalidad y la forma de su Esto se realiza en el acontecimiento cristológico, en el que se
proyecto teológico a la luz del acontecimiento del Dios trinita­ muestra la identidad de Jesús en su forma de existencia totalmen­
te volcada en el cumplimiento de la voluntad del Padre. De esa
57 H.U. von Balthasar, El Misterio Pascual, en Mysterium Salutis III/2, Cris­ forma, en la perfecta correspondencia de su libertad con la
tiandad, Madrid 1969,157. La inspiración originaria que se expresa en este texto
debe mucho -como todos saben- a la intuición mística de la fe cristiana de
Adrienne von Speyer (1902-1967). U. von Balthasar y A. Speyer han visto siem­ 58 H. U. von Balthasar, Cordula oder derEmstfall, Johannes, Einsiedeln 19871.
pre sus obras como dos dimensiones inseparables de una misma misión eclesial 59 H. U. von Balthasar, Solo el am or es digno de fe, Sígueme, Salamanca 2004.
(cf. M. Paradiso, II blu e il giallo. Hans Urs von Balthasar e Adrienne von Speyr: 60 H. U. von Balthasar, Epilog, Johannes, Einsiedeln 1987, tr. it., Epilogo, en
un’avventura spirituale, 2009). La mia opera ed epilogo, Jaca Book, Milano 1994, 93-167.
550 PARTE IV. EL CAMINO EL REDESCUBRIMIENTO DE DIOS TRINIDAD 551

voluntad del Padre (coincidencia entre su ser-en-sí y su ser-para- cimiento es la del admirabile commercium-. aquel misterioso
otro) se realiza el acto en el cual el mostrar-se, dar-se y decir-se “intercambio de lugares” donde la manifestación de la Gloria de
del fundamento acontecen en unidad. Sobre esta base puede Dios en el rostro desfigurado del Crucificado conforma al hom­
construir von Balthasar su teología articulando el momento bre con la voluntad de Dios, no solo porque en la libertad de
estético (pulchrum) de la manifestación de Dios en la historia, Cristo, en virtud de la unión hipostática, la humanidad partici­
con el momento dramático (bonum) de la acción en el encuen­ pa directamente de la redención realizada por Dios, sino sobre
tro/ desencuentro entre la libertad de Dios y la libertad del hom­ todo porque por medio de la cruz se concede a los hombres,
bre, con el momento ontológico (verum) de la exhibición de la mediante el Espíritu, una libertad finalmente cristiforme y por
verdad de Dios y del mundo. A los tres trascendentales corres­ ende correspondiente. La temática del admirabile commercium
ponden las tres secciones de la monumental Trilogía61, en la que presente en la Teodramática es así el punto de llegada en el que
intenta mostrar cóm o únicamente la revelación teo-cristológica desemboca la explicitación más madura de la categoría de
garantiza la unidad en acto de los trascendentales del Ser. correspondencia, entendida como cifra explicativa del recorrido
Esta unidad tiene, por lo tanto, la forma de la acción (drama) balthasariano para replantearse la problemática de la analogía
de la redención, donde aquello que permite conferir unidad a entisbl.
los tres momentos (estético, ético y ontológico) es el perfil dia- Después de haber descartado la especificación de la relación
lógico de la misma revelación, es decir, la gratuita inclusión de Dios/hombre de signo idealista y barthiano, acusado respectiva­
la libertad antropológica en el acontecimiento de la misma reve­ mente de antropocentrismo y teomonismo, gracias a su recupe­
lación. El proyecto realizado por von Balthasar en la Trilogía se ración del pensamiento patrístico y escolástico, a la luz de la
puede reconducir, según eso, al problema de la correspondencia nueva propuesta que de ese pensamiento le ofrece en particular
(Entsprechungj antropológica de la revelación cristológica, que Erich Przywara (1889-1972), H.U. von Balthasar llega a precisar
solo puede captarse a partir de una connotación de la forma la problemática de la analogía entis en términos de analogía
automanifestativa de Dios en clave dramática. Solo esa clave libertatis. Configurando la relación de correspondencia entre lo
involucra originariamente la libertad del hombre. teológico y lo antropológico a partir de la libertad, su plantea­
miento confluye en la Teodramática dentro de la perspectiva
c) Admirabile commercium y analogía libertatis soteriológica del admirabile commercium, donde la belleza sobe­
rana de la Gloria de Dios se manifiesta en el acontecimiento del
El proyecto de von Balthasar aparece, por tanto, centrado abandono total de Cristo a la voluntad del Padre. Por consi­
objetivamente en dos temas: el tema de la articulación recípro­ guiente la forma de la belleza revelada en Cristo
ca de la cuestión ontológica de la unidad de los trascendentales;
y el tema de la correspondencia entre Dios y el hombre en la «no se puede apreciar simplemente a partir de las normas de la
revelación. El desarrollo material de su obra encuentra su cul­ filosofía estética (...). La forma expresiva de la belleza, de la que se
minación en la doctrina soteriológica de la sustitución vicaria trata aquí en la aparición de la Gloria, está totalmente subordinar
(Stellvertretung), pues lo que en ese contexto se pone vigorosa­ da a la acción dramática de un amor crucificado que, de manera
incomprensible para nosotros, desciende hasta la regio dissimilitu-
mente en evidencia es el hecho de que, en la acción dramática de
dinis del abandono y de la muerte»63.
la cruz, la aparición (Erscheinung) definitiva de Dios coincide
con la perfecta correspondencia del hombre a Dios. La catego­ La forma de esta acción divina “im-pre-pensable” es la forma
ría central que utiliza von Balthasar para expresar este conven­ trinitario-eucarística, puesto que, en el momento de las tinie-

61 H. U. von Balthasar, Gloria. Una estética teológica I-VII, Encuentro, Ma­


drid 1985-1992; Teodramática I-V, Encuentro, Madrid 1991-1997; Teológica I-III, 62 De Schrijver, Le merveilleux accord de l ’homme et de Dieu, op. cit., 282-296.
Encuentro, Madrid 1997-1998. 63 Ibid., 255-256.
552 PARTE IV. EL CAMINO EL REDESCUBRIMIENTO DE DIOS TRINIDAD 553

blas, cuando conoce la máxima distancia de Dios, Cristo expe­ libremente a la libertad corre en von Balthasar el riesgo de que­
rimenta a la vez la unidad con el Padre, tal como se anticipa rea­ dar prisionera de una lectura monádica, a pesar de sus declara­
lísticamente en la cena pascual, donde la negación pecaminosa dos propósitos: es decir una lectura monádica centrada sobre
de Dios, asumida voluntariamente por Cristo, se convierte en “cada uno” (tanto en Dios como en el hombre), con lo que sin
acción de gracias, o sea, en momento del amor eterno entre el duda se evidencian el ritmo y la tensión de recepción, autopose-
Padre y el Hijo en el Espíritu Santo: sión, donación, pero que resulta no suficientemente centrada
«Es aquí donde Dios Padre suscita en el Espíritu Santo la eucaris­ sobre la reciprocidad y co-originariedad trinitaria del Padre, del
tía del Hijo, que es la que va a consumar realmente su encarnación Hijo (y de los hijos en él) y del Espíritu Santo como Amor.
(...). En la eucaristía del Hijo entregado consuma Dios con la El fracaso que algunos críticos han hallado -quizá con una
humanidad su alianza nueva y eterna, en la que él mismo se da a punta de exceso- en el proyecto trinitario de Balthasar es este:
la humanidad sin reservas»64. la unidad de Dios como simple unificación y, por tanto, en defi­
nitiva el primado de lo múltiple sobre el uno. Y ello señala una
La parte del drama intramundano que no puede ser compren­
dificultad real. Se trata del hecho de que, en la interpretación
dida en modo alguno como perteneciente a la vida de Dios (el
balthasariana del amor como entrega libre, el don de sí (recibi­
pecado) es transfigurada en la eucaristía por la obediencia filial de
do, poseído, ofrecido) es sin duda expresión del agape, pero no
Cristo y re-donada en una forma que corresponde a la relación
lo es “del todo”, ya que el agape es amar, ser amado y ser uno en
de amor originaria y libre de la Trinidad. Von Balthasar funda­
el amor, en libertad recíproca y en apertura inagotable. En el
menta así todos los rasgos de la dramática mundana en el a prio-
ri teológico de la libertad intratrinitaria, ya que dicha dramática fondo es lo que había intuido Agustín y que -como hemos
es una categoría que hace referencia a una forma práctica en la visto- ha logrado expresar mejor Antonio Rosmini, injertando
que aquello que no puede pertenecer propiamente a Dios se con­ su profundización en el tronco seguro e irrenunciable de la pro-
vierte paradójicamente en expresión (Ausdruck) y representación fundización de Tomás de Aquino.
(Darstellung) de la automanifestación del amor divino. La mani­
festación divina incluye en sí la forma de la correspondencia del
6.2.4. El concilio Vaticano II: Ecclesia de T rinitate
hombre a la acción automanifestadora de Dios, puesto que todo
lo que pertenece intrínsecamente a la libertad finita, también el La relectura del ser trinitario de Dios a partir de la histo­
pecado, es asumido gratuitamente como expresión del amor tri­ ria de la salvación que culmina en el acontecimiento pascual
nitario originario en la acción de la libertad de Cristo. y que ha marcado, aunque con acentos diversos65, la obra teo­
lógica de K. Rahner y de H. Urs von Balthasar, caracteriza
d) ¿Don y/o reciprocidad?
también las mejores reformulaciones contemporáneas del De
Si hay que hacer una observación -de cierto alcance- al pro­ Trinitate, desde la de W. Kasper66 en Alemania hasta la de B.
yecto trinitario de von Balthasar -una observación más evoca­
dora que exhaustiva-, consiste en la cuestión central de la
65 En este contexto, véase el significativo escrito de V. Holzer, Le Dieu Tri-
“reciprocidad” o, mejor aún, de la “trinitarización” como diná­
nitédans l'histoire, op. cit.
mica propia del ser de Dios que, según la primera carta de Juan, 66 De W. Kasper véanse en particular: Jesús, el Señor, Sígueme, Salamanca
es Agape (cf. 4,8.16). En realidad -simplificando un poco las 1978 y El Dios de Jesucristo, Sígueme, Salamanca 1985. Pero también deben te­
cosas, pero solo a fin de que la observación resulte más clara y nerse en cuenta, desde una perspectiva epistemológica, los trabajos contenidos en
provocadora- la interpretación del amor como don ofrecido los volúmenes: Dogma unterdem Wort Gottes, Matthias-Grünewald, Mainz 1965
[II dogma sotto la parola di Dio, Queriniana, Brescia 1968, 1979]; Fe e historia, Sí­
gueme, Salamanca 1974; Introducción a la fe, Sígueme, Salamanca 2001; Teología
64 Teodramática, IV, Madrid 1995, 324-325. e Iglesia, Sígueme, Salamanca 1989.
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Forte67 en Italia. En sintonía con esta tendencia dominante, la puede encontrar su propia plenitud si no es en la entrega sincera
teología católica se ha caracterizado también por una reflexión de sí mismo a los demás (cf. Le 17,33)»68.
renovada sobre la eclesiología y sobre la antropología á la luz
Si bien se mira, se trata de temáticas significativas y fecundas
del misterio trinitario, en el doble sentido de una comprensión
que han permitido a autores como H. Mühlen reflexionar en
de la Iglesia y del hombre a partir de la Trinidad y, viceversa, de clave pneumatológica sobre el significado existencial y operati­
una penetración en el misterio de Dios a partir de la experien­ vo del misterio trinitario, en cuanto que «el misterio de la Tri­
cia eclesial y personalista. nidad podremos “saberlo” (y donarlo) solamente en la medida
La perspectiva determinante de la Lumen gentium, la consti­ en que intentemos realizar también nosotros la autodonación
tución del Vaticano II sobre la Iglesia, es de hecho la Ecclesia de divina que se manifiesta en la cruz»69; y a teólogos como J. Rat-
Trinitate. La Iglesia es vista -en su origen, en su forma de vida zinger70 evidenciar en la estructura del “pro” (del ser-para, de la
y en su meta- como «un pueblo reunido en la unidad del Padre, relación) una categoría central y una modalidad de vida original
del Hijo y del Espíritu Santo» (n. 4, que retoma una expresión de la fe cristiana. De hecho, en la concepción trinitaria de Dios,
de San Cipriano). Y ello como realización histórica, por parte
«se esconde una imagen revolucionaria del mundo: se quiebra el
de la Iglesia como sacramento, en Cristo, de la unión con Dios
dominio total de la idea de sustancia y se concibe la relación como
y de la unidad de todo el género humano (cf. n. 1), de la com­ una forma primigenia de lo real del mismo rango que la sustancia.
prensión límpidamente cristológico-trinitaria de la revelación Así se puede superar lo que hoy llamamos “pensamiento objetiva­
que ofrece la constitución Dei Verbum. Por otra parte, la visión do” y se nos revela una nueva dimensión del ser. Quizás pueda
antropológica esbozada por la Gaudium et Spes -constitución afirmarse que el cometido del pensamiento filosófico que se deri­
sobre la Iglesia en el mundo contemporáneo- si es decididamen­ va de estas observaciones, no se ha llevado aún suficientemente a
te cristológica -en cuanto enraizada en Cristo Jesús que, siendo cabo, en el sentido de que el pensamiento moderno depende en
el nuevo Adán, «en la misma revelación del misterio del Padre gran parte de las posibilidades que aquí se abren, hasta el punto de
que sin ellas ni siquiera se podría concebir»71.
y de su amor, manifiesta plenamente el hombre al propio hom­
bre y le descubre la sublimidad de su vocación» (n. 22)-, está
también decididamente plasmada y expuesta en un horizonte
68 GS 24. Me permito remitir a dos trabajos que he querido ofrecer sobre este
trinitario:
tema: L'uomo nel mistero di Cristo e della Trinita. Vantropología della “Gaudium
«El Señor, cuando ruega al Padre que "todos sean uno, como nos­ et spes”, en “Lateranum”, LIV (1988/1) 164-194; y Antropología teologica e agiré
umano nel mondo nella "Gaudium et Spes”, en “Lateranum”, LV (1989/1) 176-207.
otros también somos uno” (Jn 17,21-22), abriendo perspectivas
69 Esperienza sociale dello Spirito come risposta ad una teología unilaterale, en
cerradas a la razón humana, sugiere una cierta semejanza entre la AA.VV., La riscoperta dello Spirito Santo, Jaca Book, Milano 1977, 287-308.
unión de las personas divinas y la unión de los hijos de Dios en la 70 Ha comenzado la edición completa de sus obras en castellano, en 16 volú­
verdad y en la caridad. Esta semejanza demuestra que el hombre, menes, en BAC, Madrid 2012. Entre sus obras, cf.Einführungin das Christentum.
única criatura terrestre a la que Dios ha amado por sí mismo, no Vorlesungen über das Apostolosche Glauensbekenntnis, Kósel, München 1968 (tr.
es. Introducción al cristianismo, Sígueme, Salamanca 1969); Theologische Prinzi-
pienlehre. Bausteine zur Fundamentaltheologie, Erich Wewel, München 1982 (tr.
es. Teoría de los principios teológicos. Materiales para una teología fundamental,
67 La Simbólica ecclesiale de B. Forte, de clara impostación trinitaria, ha sido Herder, Barcelona 1985); Wesen undAuftragder Theologie. Versuchezu ihrer Orts-
completada el año 1996. En ella tiene importancia especial para nuestro tema el bestimmung im Disput der Gegenwart, Einsiedeln, Freiburg 1993 (tr. it. Natura e
vol. III, Jesús de Nazaret, San Pablo, Madrid 1989, y el IV, Trinidad como historia, compito della teología. II teologo nella disputa contemporánea. Storia e dogm a, Jaca
Sígueme, Salamanca 2001. Desde un punto de vista epistemológico, con referen­ Book, Milano 1993). Sobre su pensamiento, cf. A. Bellandi, Fede cristiana come
cia constante a la lógica trinitaria del misterio cristiano, véanse en particular los “stare e comprendere”. La giustificazione dei fondamenti della fede in J. Ratzinger,
siguientes volúmenes: I: La Parola della fede. Introduzione alia Simbólica ecclesiale, Pontificia Universitá Gregoriana, Roma 1996.
y II: La teología como compañía, memoria y profecía, Sígueme, Salamanca 1990. 71 Introducción al cristianismo, Sígueme, Salamanca 2005, 156-157.
556 PARTE IV. EL CAMINO EL REDESCUBRIMIENTO DE DIOS TRINIDAD 557

6 .3 . L a TEOLOGÍA ORTODOXA: LÓGICA TRINITARIA, ción de una refundación sapiencial del cristianismo, capaz de
KÉNOSIS Y SOFIOLOGÍA integrar los resultados positivos de la filosofía y de la ciencia
moderna y de trascender sus límites y neutralizar sus errores, a
También la teología ortodoxa ha participado de un modo ori­ la luz de la gran tradición de la Iglesia de Oriente. La palabra
ginal en la renovación de la teología trinitaria contemporánea. con la que vendrá a caracterizarse a partir de Soloviev esta ver­
De hecho, ella no ha cerrado su ciclo con la edad bizantina dadera y auténtica Weltanschaung es “sofiologia”, una palabra
(donde la hemos dejado por última vez), sino que ha continuado que marcará la teología de los pensadores de la “edad de plata”.
su trayectoria, nada fácil, encontrando un humus fecundo, espi­ Soloviev se sitúa más allá de la separación entre filosofía y teo­
ritual y cultural, sobre todo en la tierra rusa, como acreditan Ser­ logía, proponiendo un “conocimiento integral” que se expresa
gio di Radonez y Serafín de Sarov. Tras una lenta maduración en fundamentalmente en una “teosofía” libre en la que revelación
el curso del siglo XIX, a caballo entre el fin de ese siglo y el siglo y razón quedan transfiguradas en una especie de intuición mís­
X X, el pensamiento ruso ha conocido un momento de floreci­ tica del pléroma trinitario de Dios que, gracias al acontecimien­
miento excepcional, emigrando luego a Francia, al Instituto de to teándrico de Cristo, se revela y se realiza en la historia
San Sergio (después de la Revolución de Octubre del 1917). Para­ universal de la humanidad.
lelamente se produce una corriente más fiel a la herencia patrís­ De hecho, y con cierta ingenuidad, Soloviev utiliza amplia­
tica y bizantina (en Grecia y en los Estados Unidos). mente los instrumentos epistémicos y conceptuales que le ofre­
Sin querer infravalorar las aportaciones de otros grandes teó­ ce el idealismo, en especial el de Schelling, y acude también a
logos ortodoxos del siglo X X, de talante más tradicional, como fuentes esotéricas y cabalísticas sin que ello le plantee proble­
por ejemplo V. Lossky, P. Evdokimov y D. Staniloae, la obra mas. Pero todo eso lo pone al servicio del redescubrimiento y
más original -hasta el punto de ser combatida, por demasiado de la configuración de la auténtica “forma” del pensar y del vivir
innovadora, en el seno mismo de la ortodoxia- ha sido sin duda en Cristo. Lo demuestra el aliento eclesial y ecuménico que cada
la de Sergio Boulgakov (1871-1944), que ha sido definida como vez más caracteriza su reflexión y su acción y, aún más, la reser­
«el monumento más importante de la teología ortodoxa desde va apocalíptica que, hacia el final de su vida, se impone de forma
la caída de Bizancio» (C. Andronikov). Sin embargo, esta obra decisiva sobre la interpretación auténticamente cristiana del sen­
poderosa no podría pensarse sin la aportación de otros dos tido y del destino de la historia.
geniales pensadores rusos: V. Soloviev y P. Florenski.
6.3.2. La ontología trinitaria de Pavel Florenski
6.3.1. La sofiología de Vladimir Soloviev La obra de Soloviev no podía pasar inadvertida en la Rusia
de finales del siglo XIX. Antes bien vino a constituir el punto
Lo que impresiona ante todo en la obra polifónica de Vladi­
de referencia para aquella joven intelligencija que, después de
mir Soloviev (1853-1900)72 es el hecho de que brota de la intui­
haber sufrido la fascinación del positivismo y del marxismo,
estaba reencontrando el camino hacia el patrimonio de la fe
72 Entre las obras que se relacionan más con nuestro tema, cf.-.La crisi della f i ­ ortodoxa. Entre todos, el pensador más agudo y original de este
losofía occidentale (1874), Iprincipifilosofici del sapere integrale (1877), Lezioni sulla momento singular de renovación es sin duda Pavel Florenski
divinoumanita (1877-1881), La critica deiprincipi astratti (1877-1880), La Russia e (1882-1943)73, que por la extensión enciclopédica de sus intere-
la Chiesa universale (1888), Tre dialoghi (1900). Está en curso la traducción italiana
de sus obras mayores, en “La Casa di Matriona” de Milán. Sobre su pensamiento,
cf. M. George, Mystische und Religióse Erfahrung bei V Solov’év, Vandenhoeck & 73 Entre sus escritos traducidos al italiano: La colorína e ilfondamento della ve­
Ruprecht, Góttingen 1988; N. Bosco, Vladimir Solov’év. Ripensare il cristiane- nta, a cura di E. Zoila, Rusconi, Milano 1974,19982; nueva edición, a cura di N.
simo, Rosenberg & Sellier, Torino 1999. Cf. también U. vonBalthasar, Soloviev, Valentini, San Paolo, Ciniselle Balsamo 2010 (tr. es. La columna y elfundamento
en Gloria III. Estilos laicales, Encuentro, Madrid 1995, 283-347. de la Verdad, Sígueme, Salamanca 2010); Le porte regali. Saggio sull’icona, a cura
558 PARTE IV. EL CAMINO EL REDESCUBRIMIENTO DE DIOS TRINIDAD 559

ses y de sus estudios, ha sido descrito como “un Leonardo da «En lugar de la auto-identidad vacía, muerta y formal de A = A en
Vinci ruso”. virtud de la cual A, reposando en sí misma y recibiendo de sí
misma su propia afirmación, tendría que excluir de un modo ego­
a) La ley trinitaria de la Verdad ísta todo no-A, hemos obtenido una identidad real de A consigo
misma llena de contenido, rebosante de vida, identidad que se con
Siguiendo el camino trazado por Soloviev, Florenski recupe­ quista negándose eternamente y recibiéndose eternamente a sí
ra la aportación del idealismo queriendo descubrir sus raíces pla­ misma, en su propia autonegación»75.
tónicas y, cosa aún más decisiva, a través del testimonio de la
divina liturgia y de los Padres de la Iglesia trata de poner nueva­ Se trata de una intuición que Florenski ha desarrollado poco
mente en primer plano la luz y la fuerza que emanan de la Ver­ en referencia a Dios Trinidad, pero que se muestra intensamen­
dad de Cristo, Verbo encarnado. De esa forma quiere superar, te luminosa en perspectiva antropológica: no solo allí donde él
en la perspectiva de la omoousia cristológica, la escisión entre ilustra el dinamismo de la donación-kénosis recíproca como
sujeto y objeto, inteligible y empírico, trascendente e inmanen­ constitutivo de la relación entre las personas creadas, retoman­
te, que desgarra la conciencia moderna. do con el debido respeto de la revelación trinitaria el concepto
Además, advirtiendo bien los límites y los peligros vincula­ hegeliano de “negativo” (el no-ser comprendido como condición
dos a la teosofía de Soloviev, Florenski traza en su obra cumbre de posibilidad de la estructura inmanente trinitaria del ser);
La columna y el fundamento de la Verdad, el ambicioso proyec­ luminosa también y sobre todo allí donde describe ese dinamis­
to de hacer derivar de la hondura de la revelación trinitaria, mo como participación del mismo acontecimiento del Amor
manifestada por Cristo, la lógica divino-humana del conoci­ trinitario. Así lo muestra en este texto magistral:
miento de la verdad, que es la única capaz de superar los nefas­ «El amor del amante, haciendo pasar su Yo al Yo del amado, al
tos errores de la dialéctica totalitaria del hegelianismo y del Tú, le comunica con ello al amado el poder de conocer en Dios el
materialismo obtuso de la ideología científica. De este modo Yo del amante y de amarlo en Dios. De esa forma, el amado se
intuye, de una manera extraordinariamente intensa y lúcida, la vuelve a su vez amante, se eleva él mismo por encima de la ley de
necesidad de concebir el estatuto del saber teológico en corres­ identidad y se identifica en Dios con el objeto de su amor. De esa
pondencia con el acontecimiento central de la revelación como forma transfiere su propio Yo en el yo del primero por medio del
despliegue del misterio de la Santísima Trinidad en la historia. tercero etc. (...). Elevándose por encima de las fronteras de su pro­
En su intuición, a partir de la pregunta sobre el ser trinitario pia naturaleza, el yo sale de la limitación espacial y temporal y
del Sujeto de la Verdad («la Verdad es la contemplación de Sí a entra en la Eternidad. Allí todo el proceso de la relación mutua de
través del Otro en el Tercero: Padre, Hijo, Espíritu [...] El Suje­ los que aman constituye un acto único, donde se encuentra sinte­
to de la Verdad es relación de Tres, pero relación-sustancia [...] tizada la serie infinita de los distintos momentos del amor. Este
acto único, eterno e infinito, es la uni-sustancialidad de los que
La otioía de la Verdad es el acto Infinito de los Tres en la Uni­
aman en Dios: por ella, el Yo es el mismo que el otro Yo y, al
dad»74), se hace posible fundar, en clave ontológica, una nueva
mismo tiempo, distinto de él»76.
formulación de la ley de identidad:
b) La necesidad de una reinterpretación
di E. Zoila, Adelphi, Milano 1977, 19955; II significato dell’idealismo, a cura di N. cristológica del platonismo
Valentini, Rusconi, Milano 1999. Sobre su pensamiento, cf. N. Valentini, La sa-
pienza dell’amore. Teología della bellezza e linguaggio della verita, EDB, Bologna Con todo, hay una cuestión que permanece abierta en el pen­
1997; L. ák, Verita come ethos, Cittá Nuova, Roma 1998; G. Lingua, Oltre l ’i- samiento de Florenski. Se trata de la congruencia y de las virtua-
llusione dell’Occidente. P.A. Florenskij e i fondamenti della filosofía russa, Zamo-
rani, Torino 1999.
74 P. Florenski, La columna y elfundamento de la Verdad, Sígueme, Salamanca 75 Ibid., 71.
2010, 73. 76 Ibid., 108.
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lidades del pensamiento platónico para expresar la novedad y la podicea, o descenso de Dios al hombre o metafísica concreta de
originalidad de la revelación cristiana. El hecho es que el acon­ la acción, así como su esbozo posterior de una epistemología
tecimiento cristológico (según la icástica y fulgurante descrip­ simbólica, representan un intento luminoso y profético de vol­
ción de Juan: «Y el Logos se hizo carne», cf. Jn 1,14) y su ver a dar dignidad y fecundidad al conocimiento de fe y a la ver­
impacto ontológico en la comprensión del ser creado -tanto en dad de la Santa Trinidad, como su objeto principal, más allá de
su relación constitutiva con Dios como en su intrínseco “ritmo” la crisis de la modernidad.
trinitario, a imagen y semejanza y por participación de gracia
del Dios Uno y Trino- son formidables. En el Verbo encarna­
do y por el don del Espíritu Santo, el “peso” y la “luz” (kabód 6.3.3. La innovadora propuesta sistemática de Sergei Boulgakov
hebreo, dóxa en griego, claritas en latín) de Dios son comunica­
Entre las principales fuentes de inspiración típicamente rusas
dos por el Cielo a la tierra. Ciertamente los “dos mundos” -por
de la teología de Boulgakov77 -además de la tradición teológica
decirlo con palabras de Florenski- permanecen ^ pero están
oriental y de un óptimo conocimiento del pensamiento moder­
también unidos hipostáticamente, quedando distintos, en el
no- deben enumerarse: a) la doctrina trinitaria de inspiración
Verbo encarnado y, por medio de él, están asimismo unidos por
eclesiológica de A. Chomjakov y la doctrina de inspiración
el Espirito Santo en aquellos que se convierten en «etc; év Xptcr-
xcp» (uno en Cristo, cf. Gal 3,28). antropológico-social di N. Fedorov (con su famosa afirmación:
«la Trinidad es nuestro programa social»); b) la inspiración
Naturalmente, Florenski es consciente de todo eso. Su inten­
kenótica del metropolita Filareto de Moscú y de T. Bucharev
ción principal es el de superar en la perspectiva de la omoousia
(que subraya el carácter central del tema bíblico del Cordero
cristológica el dualismo “kantiano” que desgarra la conciencia
«inmolado antes de la fundación del mundo»); c) y finalmente la
moderna de la realidad. Pero -me pregunto- el esquema plató­
nico que él asume con entusiasmo y sin reservas desde su juven­ perspectiva sofiológica de V. Soloviev y las intuiciones ontolo-
tud ¿es suficiente para expresar el novum que representa el gicas de P. Florenski.
acontecimiento de la encarnación, más aún, es conciliable con
ese novum -como Florenski parece pensar-? ¿Se puede hablar a) Una perspectiva intersubjetiva deducida de la revelación
aún de aquel modo, el modo platónico, de “dos mundos”? ¿Y Su escrito Capítulos sobre la TrinitariedacFs, junto al otro mas
hay aún necesidad de encontrar un “confín” entre ellos? breve Hipóstasis e hipostabilidad79, representa el momento en el
Por ejemplo, no es casual que Florenski sitúe el “confín” de
esos “dos mundos” en la noción de “Sofía”, heredada de Solo-
77Entres las obras traducidas al italiano, cf. Svet nevecemij, Sozertsanija i umoz-
viev y originalmente repensada, vinculando este aserto a la doc­ renija, Put’, Moscú 1917 [La luce senza tramonto, tr. it. di M. Campatelli, Lipa,
trina tradicional de las “ideas divinas” de clara ascendencia Roma 2002]; Agnets Bozij, YMCA Press, París 1933 [L ’Agnello di Dio, II mistero
platónica. Una concepción olvidada por la modernidad, incluso del Verbo incamato, tr. it. di O. Nobile Ventura, Cittá Nuova, Roma 1991]; Ute-
en teología, pero que realizaba una función central en el pensa­ sitel’, YMCA Press, París 1936 [//Paraclito, tr. it. di F. Márchese, EDB, Bolonia
1987]; Nevesta Agnetsa, YMCA Press, París 1945 [La Sposa dell’Agnello, tr. it. di
miento de los Padres y de los Escolásticos. Una concepción que
C. Rizzi, EDB, Bolonia 1991]. Sobre su pensamiento teológico: L. Zander, Bog i
por tanto puede y quizás debe ser retomada, pero en form a radi­ mir, Ymca Press, París 1948; P. Coda, L ’altro di Dio. Rivelazione e kenosi in Ser-
calmente nueva, como quieren hacer, por ejemplo, A. Rosmini gej Bulgakov, Cittá Nuova, Roma 1998; G. Lingua, Kénosis di Dio e santita della
y S. Boulgakov; de una forma que no sea simplemente platóni­ materia. La sofiologia di S. N. Bulgakov, ESI, Nápoles 2000; A. Ramonas, L ’attesa
ca, sino radicalmente cristológica y trinitaria. del Regno. Eschaton e apocalisse in Sergei Bulgakov, PUL-Mursia, Roma 2001.
78 Traducido al italiano por G. Lingua y publicado con mi libro S. Bulgavov,
En todo caso, la propuesta de una lógica trinitaria de Flo­ Morcelliana, Brescia 2003.
renski, su proyecto de articulación entre la teodicea, o ascenso 79 Ipostas1i ipostasnost’, en Sbomik statej, posvajas enniych Petru Bemgardovi
del hombre a Dios o metafísica del amor trinitario, y la antro- u Struve, Praga 1925.
562 PARTE IV. EL CAMINO EL REDESCUBRIMIENTO DE DIOS TRINIDAD 563

que las intuiciones filosófico-religiosas anteriores, que marcan la b) Originalidad y unidad de un gran proyecto teo-lógico
liberación de Boulgakov de su adhesión temporal al marxismo,
vuelven nuevamente y con rigor a la tradición eslavo-ortodoxa. Estas intuiciones, unidas a los múltiples influjos acumulados
En este escrito es central la pareja Espíritu/Amor, conceptos en el período de su acercamiento gradual a la fe, dan testimonio
clave para expresar el Ser del Dios Uni-trino y prisma bajo el de un contacto vivo no solo con la Escritura, sino también con
que leer la dinámica de la perijóresis trinitaria. En antítesis con la tradición patrística, oriental y occidental81, con la gran esco­
la tradición occidental que ha pensado la relación de las perso­ lástica y la teología católica en general, y también con la mejor
nas a partir del concepto de procesión, Boulgakov indica la producción de matriz protestante a caballo entre el siglo X IX y
necesidad de abandonar cualquier forma de causalidad intratri- el XX. Las mismas exigencias de enseñanza y la participación en
nitaria con el fin de recuperar la sustancia más profunda del numerosos encuentros teológicos y ecuménicos82 favorecieron
dogma, donde unidad y trinidad están antinómicamente unidas su profundización en la ortodoxia y -en una confrontación de
en cuanto describen un Absoluto que no es egoísmo muerto, simpatía y crítica a la vez- en las otras tradiciones cristianas. De
sino relación de amor vital y originaria en sí mismo. todas formas, Boulgakov sigue siendo un unicum: él se acercará
El punto de partida de este ensayo es de hecho una confron­ al método histórico-crítico en la exégesis y en el análisis del de­
tación cerrada con la concepción moderna del yo, que Boulga­ sarrollo del dogma, pero lo hará con gran libertad; volverá a los
kov ha desarrollado de un modo genial -más allá de las Padres, pero sin el entusiasmo arcaizante que caracteriza a otros
estrecheces del solipsismo atomístico- en su correlación concre­ autores; acogerá los dogmas de la Iglesia, pero no como puntos
ta con el “tú” y con el “él” y en la comunión viviente del “noso­ intocables de llegada, sino más bien como puntos de partida cre­
tros”. Esa correlación, siendo ya de por sí «un milagro viviente ativos. Y, sobre todo, por íntima coherencia espiritual más que
que vuela sobre el abismo, alas del alma, toque del Espíritu, intelectual, se mantendrá fiel a las experiencias originarias y a las
sello de la Divinidad», encuentra su fundamento inamovible intuiciones iluminadoras de su juventud. Son precisamente ellas
solamente en la revelación de la Trinidad santa y consustancial. las que, como ha subrayado P.C. Bori, «constituyen el núcleo
De esa forma, la doctrina trinitaria viene a desvincularse de todo más íntimamente creador y dinámico de la personalidad de
presupuesto materialista, para quedar iluminada en una perspec­ Boulgakov, determinando de un modo imprevisible su creativi­
tiva intersubjetiva. Ahora bien, la doctrina trinitaria no se apli­ dad y su capacidad de reacción ante el momento actual»83. Todo
ca a Dios a partir de la experiencia antropológica, sino, al esto explica, por un lado, la amplitud y, al mismo tiempo, la
contrario, viene tomada de la revelación para interpretar a par­ unidad interior de su reflexión teológica y, por otro, la incom­
tir de ella la constitución del yo humano. A partir de aquí el dis­ prensión que encontrará en el mismo mundo de la ortodoxia
curso se desarrolla en el despliegue de una ontología del amor
-como Boulgakov la define- y juntamente de la libertad, que
desvincula la comprensión de Dios de toda hipoteca de necesi­ 81 El año 1932, Boulgakov escribirá un volumen sobre la Ortodoxia (tr. fran­
cesa en Age d’Homme, Lausanne 1980), que es un tipo de exposición catequética
dad, anticipando unas líneas de pensamiento que verán la luz de la enseñanza de la Iglesia Ortodoxa, en la que se mantiene voluntariamente
solo muchos años más tarde y en otros contextos filosóficos y ajeno a sus interpretaciones teológicas más personales.
teológicos80. 82 En el año 1927 participa en el primer congreso del Consejo mundial de las
Iglesias en Lausana («Fe y Constitución») y en el 1937 en el segundo, en Oxford
(«Vida y Acción»). Ofrece también su contribución a los encuentros del sodali-
cio ortodoxo-anglicano y a las reuniones informales entre ortodoxos, católicos
y protestantes, organizadas por Berdiaev, en las cuales participaron, entre otros,
en un primer momento Boulgakov y Florovski, en un segundo J. Maritain, G.
80 Piénsese, por ejemplo, en K. Hemmerle, ya citado, con sus Tesis de ontolo­ Marcel, L. Laberthonniére y E. Gilson, y en un último momento M. Boegner e
gía trinitaria, y en L. Pareyson, Ontologia della liberta. Il male e la sofferenza, Ei- W. Monod.
naudi, Torino 1995. 83 P.C. Bori, Introduzione a Ilprezzo delprogresso, p. LIX.
564 PARTE IV. EL CAMINO EL REDESCUBRIMIENTO DE DIOS TRINIDAD 565

rusa, sobre todo a causa de la dificultad en captar la continuidad tintos y correlativos de subsistencia. Ahora bien -y este es el
de su pensamiento y de sus intuiciones más audaces con la tra­ punto capital de su reflexión-, la ousia divina, en cuanto se actúa
dición anterior. en las hipóstasis del Hijo y del Espíritu Santo, es precisamente
Sobre la amplitud y unidad de su obra teológica, hay que la Sofía, la sabiduría-gloria de Dios. Por eso, a propósito del
decir que ella suscitará por doquier admiración, de manera que, Padre no se puede hablar propiamente de Sofía, porque en él «la
por la armonía arquitectónica y por la universalidad de su pen­ Sofía divina habita primordialmente como ousia, como la pro­
samiento -tan distintas del estilo (más imaginativo e impresio­ fundidad escondida de su naturaleza»87. El Hijo y el Espíritu son
nista, hasta aparecer a veces esotérico) de sus dos inspiradores quienes revelan hipostáticamente la divina ousia y por tanto la
principales rusos, Soloviev y Florenski-, se ha podido comparar hipostasizan en cuanto Sofía, es decir, ousia revelada: El Hijo, o
a Boulgakov con santo Tomás de Aquino. Da testimonio de ello Logos, hipostasiza la Sofía como la unidad orgánica y múltiple
su gran trilogía titulada en ruso O Bogotchelovetchestve {La del pensamiento divino, su pléroma, la uni-totalidad de la reve­
Teantropía) y en francés La Sagesse divine et la Théanthropie (en lación de la naturaleza de Dios, que permanece sin embargo
una versión aprobada por el mismo autor, dado que precisa escondida en el Padre como fuente infinita; por su parte, el Espí­
ulteriormente el diseño de conjunto de la obra). Esta obra fue ritu revela la ousia en cuanto “gloria”, porque vivifica la revela­
básicamente realizada a lo largo de un decenio (en los años 30) ción del Hijo revistiéndola de belleza.
y sus volúmenes se titulan: Agnets Bojii (L’Agneau de Dieu), que En esta visión, la Sofía no es otra cosa que la naturaleza de
desarrolla la cristología; Utesitel' {Le Paraclet)84, que perfila la Dios en cuanto se revela a nivel intratrinitario en el Hijo y en
pneumatología y la doctrina trinitaria; Nevesta Agntsa {L’Epouse el Espíritu como t t o A.u t í o l k i /í o <; oocjiícc t o O 0eot>, sabiduría multi­
de l ’A gneaufb, cuyo subtítulo es La creación, el hombre, la Iglesia forme de Dios (cf. Ef 3,10), irradiación de la gloria de Dios, ple­
y el cumplimiento. El núcleo inspirador y la clave de bóveda de nitud infinita de su Ser que se revela fontal y eternamente en la
este vasto tríptico, bien articulado, es la doctrina de la Sophia; vida intratrinitaria88. En la creación acontece que Dios, siendo
por eso, Boulgakov sentirá la necesidad de ofrecer un “compen­ Amor, decide no poseer como propio aquello que le es más pro­
dio de sofiología”, que apareció originalmente en inglés con el pio, es decir su misma auto-revelación (la Sofía divina): y por eso
título de The Wisdom o f God. A brief summary o f Sophiologfb. le da una existencia en si (Sofía creada), a fin de que ella, a su vez
en un acto libre de amor, se pueda entregar a Dios89. En este sen­
c) Sofía divina y Sofía creada tido, la creación es el no-Dios como distinto de Dios, puesto en
En la visión de Boulgakov, cada una de las tres personas divi­
nas hipostasiza la naturaleza divina en la vida de la Santísima 87 La Sagesse de Dieu, op. cit., 29.
88 Boulgakov multiplica las metáforas (casi todas comunes a la gran tradición
Trinidad, pero lo hace de una forma distinta a las otras perso­
cristiana, occidental y oriental, patrística y escolástica) para expresar esta concep
nas. Esto significa que cada persona divina realiza la naturaleza ción intratrinitaria de la Sofía. Ella es «la plenitud de aquella Luz, absolutamente
divina de un modo que le es propio, puesto que Dios es el único blanca, que no se ha dividido en rayos de varios colores y que, sin embargo, los
Sujeto divino que actúa a sí mismo (su ousia) en tres modos dis­ contiene todos en sí» (L’A gnello di Dio, op. cit.,158); «es el Todo como unidad,
y la unidad como todo, Todo-Unidad» (ibid); «es el pléroma, mundo divino, sub­
sistente en Dios y por Dios, eterno e increado, en el que Dios vive en la Santí­
84 El texto ruso (terminado en 1934 y publicado en 1936) ha sido traducido sima Trinidad» (ibid. 159-160); «es la Idea divina, real y realizada plenamente (...)
al francés por Aubier y publicado el año 1945 (tr. it. Edizioni Dehoniane, Bo­ el Arte autónomo de Dios» (ibid., 160); «el “cuerpo de Dios” en su integridad,
logna 1971). como auto-revelación de Dios en su gloria» (La Sposa dell’A gnello, op. cit., 126).
85 Texto ruso (terminado el año 1938) publicado por YMCA Press, París Nótese, para no citar más que un ejemplo, la asonancia con el concepto de la ars
1945; tr. fr. en Age d’Homme, París 1945; tr. it., Edizioni Dehoniane, Bolonia divina típico de la teología de san Buenaventura.
1991. 89 Según Boulgakov, la creación es «aquella autodeterminación del Dios hi-
86 New York - London 1937; la versión francesa, ya citada, se ha realizado a postático, por la cual él, poseyendo desde la eternidad la propia naturaleza (la
partir del original inédito ruso. Sofía como mundo divino) la deja salir del seno del ser hipostático hacia el auto-
566 PARTE IV. EL CAMINO EL REDESCUBRIMIENTO DE DIOS TRINIDAD 567

el ser por Dios como proyección libre de sí “fuera” de sí para por la bienaventuranza infinita. En ese sentido, propiamente no
que se convierta en Dios (por participación), retornando a Dios se puede hablar de sacrificio y de sufrimiento de Dios, sino de
pero permaneciendo distinto de Dios. amor perfecto. Desarrollando el tema de la kénosis de amor en
relación con las hipóstasis divinas particulares, Boulgakov se
d) Una interpretación kenótico-perijorática expresa en estos términos:
de la fórmula “Dios es Amor”
- en relación al Padre:
A esta luz, Boulgakov ofrece una originalísima interpreta­
«La paternidad es la imagen del amor en la que aquel que ama no
ción kenótico-perijorática de la fórmula joánica “Dios es quiere poseerse ya en sí mismo, sino fuera de sí, para dar su pro­
Amor”. Pues esa fórmula pio “mí” a este otro “mí”, pero identificado con él, para manifes­
«significa no solo que el amor es lo propio de Dios, porque él es tar su “mí” a través de una generación espiritual, en el Hijo... Esta
aquel que ama, sino precisamente que él mismo es amor, que tal fuerza generante es el éxtasis de la salida de sí mismo, de una
es su mismo ser. Aquí tenemos una definición que no es descrip devastación de sí mismo, que, al mismo tiempo, es la realización
tiva, sino ontológica»90. de sí por medio de esta generación»92.

Es necesario partir de aquí para penetrar en el misterio de la - en relación al Hijo


Santísima Trinidad. ¿Qué es, pues, propiamente el amor? He «La filialidad es la kénosis eterna (...). El amor del Hijo es la
aquí la definición que ofrece Boulgakov a través de dos “axio­ humildad del sacrificio, de la renuncia de sí, la del cordero “pre­
mas”: a) «no hay amor sin sacrificio»; b) «no hay amor sin gozo destinado antes de la creación del mundo” (1 Ped 1,20)».
y sin bienaventuranza, y en general no hay bienaventuranza
fuera del amor». De los dos el segundo axioma es «superior, por­ - mientras que el Espíritu Santo
que es el final» y representa el “resultado” del primero. El amor «es precisamente el gozo del amor de sacrificio, su bienaventuran­
se muestra, por lo tanto, como za y su realización (...). Él establece la reciprocidad del Padre y del
Hijo».
«antinomia concreta: sacrificio y reencuentro de sí mismo gracias
al sacrificio. Siendo trágico, el amor es al mismo tiempo superación Ciertamente el hablar de la kénosis en relación al Padre es
de la tragedia; en esto consiste precisamente la fuerza del amor)?1. una novedad. Pero -como se puede argüir partiendo de la con­
cepción global de Boulgakov- esto no implica en absoluto nin­
La Vida de Dios, que se expresa en la relación entre las tres
guna forma de patripasianismo. Nuevo es también el subrayado
hipóstasis divinas -como nos lo revelan la encarnación y la
de la kénosis del Espíritu Santo, tanto en la vida de la Trinidad
muerte en cruz del Verbo hecho hombre- está por tanto atrave­
como en el proceso de divinización de las personas creadas:
sada por aquella kénosis que es vaciamiento de sí por amor y
que, por su lógica interior, es continua y perfectamente vencida «El Espíritu es el amor que reúne en sí todo el proceso del amor:
la renuncia de sí en el sacrificio, la sacrificialidad del amor y su
ser, la hace cosmos, en sentido auténtico, creando así el mundo “de la nada”, es bienaventuranza. La renuncia sacrificial de sí consiste en su ani­
decir, de Sí mismo, de su propio contenido divino» (La Sposa dell’Agnello, op. cit., quilación hipostática: él mismo no revela su hipóstasis y no reve­
83); «sin embargo, “creando el mundo”, es decir, dándole el auto-ser, Dios no le la a sí mismo, como lo hacen el Padre y el Hijo; él no es mas que
quita la fuerza divina de su ser, sino que lo pone fuera de sí, lo deja salir de sí hacia la misma revelación de ellos: “el Espíritu escruta todo, incluso las
el ser divinamente extradivino, más aún, no divino» (ibid., 85). Cf. A. Litva, La profundidades de Dios” (1 Cor 2,10) (...). Él es el ambiente trans­
“Sophie” dans la création selon la doctrine de S. Boulgakov, en “Orientalia Chris- parente, imperceptible en su transparencia. No existe por sí, por-
tiana Periódica”, 16 (1950), 39-74 (ed. en separata: Roma 1951).
90 IlParaclito, op. cit., 115.
91 Ibid. 121. 92 L ’Agnello di Dio, op. cit., 154.
568 PARTE IV. EL CAMINO EL REDESCUBRIMIENTO DE DIOS TRINIDAD 569

que es totalmente en los otros, en el Padre y en el Hijo; y su ser 6 .4 . L a m ís t ic a t r in it a r ia d e l “ c a s t il l o e x t e r i o r ”: L a


propio es como un no ser. Pero en esta aniquilación sacrificial se EXPERIENCIA Y LA DOCTRINA ESPIRITUAL DE CHIARA LUBICH
cumple la bienaventuranza del amor, de la auto-dilección, el ápice
del amor. Así, en el amor que es la Santísima Trinidad, la tercera Como ya he observado a propósito de la edad moderna, tam­
hipóstasis es el mismo amor, que realiza en sí, hipostáticamente, bién en el siglo X X la renovación trinitaria de la teología
toda la plenitud del amor»93. encuentra un intenso y original paralelismo, o mejor dicho,
Si este dinamismo infinito de amor se realiza eternamente en experimenta una providencial sinergia, con la espiritualidad y la
Dios, en la creación acontece -como he anticipado- que Dios, mística. Me limito a esbozar algunas ideas sobre la mística de la
porque es Amor, decide libremente no poseer como propio unidad de Chiara Lubich (1920-2008), no solo porque es de
aquello que le es más propio, es decir su misma autorrevelación, principio a fin una mística trinitaria, sino también porque ofre­
su naturaleza; y por eso decide dar a esa naturaleza una existen­ ce (en la segunda mitad del siglo XX) el claro testimonio del
cia autónoma (al menos relativamente), a fin de que ella pueda, paso significativo que lleva de la interioridad como “lugar” de la
a su vez y en un acto libre de amor, darse como propia al mismo inhabitación trinitaria (de la cual nos ofrece un luminoso testi­
Dios. Por eso, la creación es: monio Isabel de la Trinidad, en el surco de la tradición carmeli­
tana, en vísperas del siglo XX) al descubrimiento de la relación
«aquella autodeterminación del Dios hipostático con la que Él, interpersonal como despliegue de una interioridad que se
poseyéndola desde la eternidad [la Sofía como mundo divino, extiende a la alteridad, en la experiencia del amor recíproco vivi­
autorrevelación de Dios en Dios], la propia naturaleza, la deja salir do en Cristo. Esto implica, sin duda, importantes consecuencias
del seno del ser hipostático hacia el auto-ser, la hace en sentido para la iluminación trinitaria de la praxis eclesial y social, en sus
auténtico cosmos, crea el mundo “de la nada”, es decir de sí diversas explicitaciones. Pero será conveniente que nos intro­
mismo, de su propio contenido divino»94. duzcamos convenientemente en el tema, intentando primero
El acto de la creación es por tanto la expresión del amor libre reconstruir al menos someramente el hilo de oro del camino
e infinito, en cuanto es kénosis suprema con la que la Santísima que nos ha traído hasta aquí.
Trinidad, siendo sí misma, pone como fuera de sí la riqueza infi­
nita de su participabilidad. Según eso, realmente, como cantan
6 .4 .1 . Mística cristiana y Trinidad: el hilo de oro de un camino
los salmos, «los cielos y la tierra, toda la creación, narran la glo­
ria de Dios», y no en sentido metafórico, sino ontológico, por­ La mística cristiana se expresa y activa a través de la experien­
que la creación es la Sabiduría-Gloria de Dios reflejada en el cia personal del encuentro con Jesús el Cristo y, en él y por él,
no-ser que, por voluntad libre de Dios, se vuelve ser. con el Padre en virtud del Espíritu Santo95. Esto implica la pre­
Basten estos simples apuntes para mostrar que nos hallamos sencia viva y actual en la historia del Cristo, que llega hasta el
ante una síntesis poderosa y atrevida, además de decididamente hombre de todo tiempo y lugar en su realidad definitiva de
innovadora y original. Una síntesis que, a pesar de algunas Resucitado, a través de la mediación de la Palabra, del Sacra­
intemperancias y de algunas posibles incomprensiones, sigue mento y de la nueva humanidad plasmada por ella. Precisamen­
siendo fecunda en sugerencias y aportes en todos los campos de te por eso, la mística cristiana se nutre de la Palabra, de la
la teología, iluminados por la centralidad del misterio trinitario. Eucaristía y del agape, porque solo de esa forma se realiza el
encuentro con el Cristo Resucitado, el cual a su vez nos intro-

93II Paraclito, op. cit., 122. 95 Me permito remitir, para profundizar en esta afirmación, a mi trabajo II
94 La Sposa dell’A gnello, op. cit., 83. Logos e il nulla, op. cit., parte III.

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