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NO aa a Se Beto Oa eS MATERIALES DE TRABAJO INTELECTUAL Re te ae aac Pee en eo Leu) Va CIRCULOS DE REFLEXION LATINOAMERICANA EN CIENCIAS SOCIALES OMT} Co n= ioe MN COLA MAUI CICOLe Le) eee ECR oS ot Rei ee de realidades, por Dénoan Seen RAe tenet Introduccién: Racionalidad y Ciencias Sociales, Pred aeeroue eu) leone En torno a los contenidos: facticidad y virtualidad Oot caret tur eet uk ue Epilogo: Necesidad de pensar y sus desafios éticos, pega eeu IVIisio1 SN Ue re area ee Eek Ren Morne e curt) Bibliografia de y sobre Pablo Picasso, por Pilar Bereta pea aod ao) PN Mal Sate eee Meni CONOCIMIENTO Y SENTIDO Horizontes histéricos y conocimiento social en América Latina* Nos enfrentamos hoy dia a una crisis de modelos y ‘utopias sin saber si es coyuntural o de larga duracién. Crisis que ha estado precedida por una ruptura en las formas de entender el conocimiento de la realidad, lo que ha levado a incursionar por distintos caminos para rescatar antiguas tradiciones que cuestionan la estricta racionalidad del hombre. Volvemos la mirada con cierta nostalgia hacia el ‘mundo para ver en él una sintesis entre representacién y voluntad; procurando redescubrir las distintas gayas ciencias, Ansiosamente buscamos aprender de la pric- tica y elevamos el conocimiento vivencial al estatus de experiencia critica ‘Queremos extraer lecciones de la imaginacién e in- tentamos reconocer las fuentes de la creatividad y su logica interna. Estamos conscientes que la realidad en aque vivimos nos encierra en moldes rigidos que ocul- tan todo lo que escapa a sus limites. Estamos conscien- tes de estar conscientes, pero intuimios que esto no es suficiente, que hay una produccién de consciencia que es una especie de excedente de la que no nos apropia~ mos, de manera que no siempre podemos darle a la realidad la direccién deseada. Nos refugiamos en la contemplacién regocijada de algunas ares y de otras manifestaciones que re crean nuestra propia imagen, pero simultdneamente experimentamos el desenfrenado desenvolvimiento | de las capacidades operativas. Asi, nos ubicamos en ‘un momento de grandes escisiones donde la razén instrumental es glorificada, pero donde se reclama Teao integra y reac por Hugo Zemelnan y Emm Le, con bea tabso tletve deraio por" Hugo Zemeimar, jlo Beas Emin Len Sona Lumut Cunéape Vaca 7 Ria Ver. Docs ‘mune cara dal Prine Simpenes Latent AS/SUPLEMENTOS ANTHROPOS = ortonieshistreos conocinlento social en Américe Latin refcenatla a través de rescatar otras dimensiones hu- Nunea como hoy el conocimiento depende del sentido que revisten las decisiones que se adoptan, y Sambién nunca como hoy las decisiones adoptadas de~ penden tanto del conocimiento que las puede funda mentar. Hoy por estar inmersos en una coyuntura de rup- tura y horizontes nos vernos obligados 2 estar mis cla- Tamente alertas acerca de los limites que nos confor Jaan, y del imperativo de sobrevivencia que. supone Jeer la realidad en sus ms profundas contradieciones lAdentrarnos al meollo de sus potencialidades para re~ plantear los linderos que not enclaustran en visiones fue responden al poder como légica de leerura. Para Gio es necesario recuperar el papel de la esperanza que foe abre hacia horizontes histGricos inéditos, trascen- iendo las lecturas del poder transminadas en cualquier rganizacién conceptual ¢ ideolégics. Es decir, colo- Carnos ante el desafio de mirar al conocimiento como stopia. I La lectura del poder y los marcos referenciales valérico-ideoligicos Las formas de relacién con la realidad dependen de las preguntas que hacemos y con Jas cuales construimos el eemmcimiento, Sin embargo la construccién de dicha ScaciSn reside no tanto en el preguntar cémo, sino nds bien en el para qué se pregunta, Esta es una exi- gencia que puede cuestionar el horizonte teérico y cule fural que nos sirve de parémecr. "Ad es como este para qué express la necesidad de transformat los valores en problemas lo que se traduce Gn nuestra capacidad para problematizar al conoci- fniento acumblado al interior de esos horizontes, de modo de no quedarse atrapado en los pardmetros ini- ales sino, por el contrario, que nos permita abrirla facia lo revo, rompiendo con los moldes tedricos, valérices e ideoldgicos establecidos. Empero, ello es posible siempre que se considere a a realidad como un Eampo de opciones donde se puedan definir pricicas setadoras que lleven a transformar dicho herizonte fen un proyecto de fururo alternativo. Pero, zeémo vislumbrar opciones a pesar de los sustratos parametrales que nos condicionan? ¢Cémo Tesignifica la relacin teoria/prictica para descubrir t- Jes opciones? zCémo poder controlar Ia Kigica de la Jeerura que impone el poder dominante? {Como pue- den actuar los valores en la libertad exeadora de Ia sub- jetividad? Preguntas todas que nos obligan « dar nuevamente tun papel revolucionario a la organizacién del razona- niente capaz de disefar proyectos de fururo desde la dindmica constitutiva del acontecer histérico. Es decir, ‘ila construccién de utopias como transgresién pro- yeetiva del momento histérico dado. ‘Los valores entonces, nos colocan ante el dilema constituido por la relacién entre conocimiento y elec~ ian. Esto es, entre conocimiento y momento historico 0 Consideramos que un intento por reflexionar sobre ol onocimiento social se corresponde con el empefio por eseubrir fururos posibles y abrir el pensamiento hacia los cursos imprevisibles de la historia. En este sentido, debemos preguntarnos acerca de la relevancia que re- isten los esfuerzos orientados a explicar los procesos Jociohistéricos de tal forma que podamos reformular Jo que se emtiende por conocimiento cientifico, para vanzar hacia «formas de pensar la realidad historica, Gue trasciendan los limites de las teorias disponibles o posibles de ser construidas segin los cfnones actua- Tess En verdad, si la simple acumulacién de informa- cin no garantiza que pensemos mejor la realidad, en~ tonces debemos plantearnos ante la necesidad de enri- Gquecer los mecanismos a través de Tos cuales organiza~ webs nuestro razonamiento, Por tanto, el problema de fondo es cémo ir traduciendo el abordaje de la realidad fen una forma cada vez més explicita que permite la rticulacin entre conocimiento y conciencia. Pero ahora, enfocar la articulacién entre conoci- miento y conciencia desde la perspectiva de los valores, pos demanda colocar en la mesa de la discusién al én- glo de lecrura desde Ia cual reconocemos una opcicn Se futuro. Ya que ello lleva implicito una determinada tnocién de lo que es la nueva realidad que se pretende ttansformar en realidad vivida. Pero més atin, si asumi- nos que la realidad es una construccién de los sujetos Sociales, entonces tendriamos que preguntar si el cono Cimiento social se debe ubicar en otras lecruras que nO respondan a la intencién de construirla; y si esta inten Gién puede traducizse en una extrapolacién desde una base empitica dada, cuyas descripciones estructurales rho son parte del mismo esfuerzo y voluntad por acti- varla {Cuil es entonces la nocién de realidad que puede permit la apercura del conocimiento sociohist6rico y fa ruptura de sus pardmetros? Qué significado tiene para el conocimiento el con- cebitla como el producto de pricticas sociales cristali- zadas 0 al contrario, como un ambito de précticas po~ sibles? Consideramos que esto es relevante pues implica un marco de opciones que resuelve el éngulo de fururo desde el cual se establece la relacién con la realidad y por tanto la apropiacién del conocimiento acumulado. Todo lo cual puede llevarnos ante Ia disyuntiva de dar ii rstenne sarranoPOsiAs cir, ama lee reel por tido, sular para Sriea, rua oe acti- puede srico y elon cristali- cas po- pliea un faruro Aidad y mmulado. de dar 0p0ss Horzoneshistreoe y eonoeimiantasoctl en América Latina cuenta de la realidad como producto hisidrico, segtin se pueda reconstruir atendiendo a sus tendencias 0, ade~ nds de esto, incorporar la exigencia de situarse en ella para reconocer los puntos de inflexién desde los cuales fu construccién puede ser més pertinente y viable. ‘De lo anterior, se desprende el problema de cémo organizar una lectura histérica de I realidad coando pertenecemos a distintas demarcaciones disciplinarias, {que nos conforman al interior de estructuras concep- fuales preestablecidas. Pues ello alude al desafio de ccémo aprehender desde fuera de lo que ya se sabe. So- bore todo si observamos que frecuentemente estat es- tructuraciones se ubican en lo empiricamente dado, re- sultando en nuevas descripciones de lo acontecido que no llegan a indagar necesariamente sobre las potenciali- dades que se contienen en los mismos hechos de tos; 0 bien que atrapan la lectura de la realidad en el marco de esquemas reduccionistas a explicaciones que tienen su validez en condiciones tiempo-espaciales aje- nas, las mas de las veces, a las circunstancias més actua~ les y televantes que demandan ser activadas; 0, final- mente, que confinan esta lectura en aquellos parime- tos que contribuyen a imponer una visién de lo que es posible en la realidad, por lo que ayudan a deslegiti- mar visiones alternativas. Es a lo que estamos llamando poder como logica de leccura de la realidad, cuya fun- ién consiste en bloquear cualquier lectura discrepante. {Cbmo es entonces que lo anterior se expresa en nuestros propios Ambitos disciplinarios y en nuestro quehacer cientfico?, zy cémo hemos intentado salir de ello? Si bien lo anterior puede abordarse de diversas ma- neras, consideramos que es necesario avanzar més ali de los cuestionamientos que se caracterizan por una fuerza argumental puramente ideolégica y que han de- mostrado carecer de eficacia para ser claves de inter- precacién del presente, en la medida que no descubren Jos puntos de quiebre y de activacin de la realidad, como por ejemplo, para resolver cuiles son, en el mar- co de la actual modernizacién tecnoléica y econémi- ca los puntos de frieein o de contradiccidn que sirvan de apoyo para la elaboraci6n de proyectos alternatives. Pero también estamos proponiendo que dicha re- flexién no quede circunscrita al intercambio teérico, pies en ese caso el anilisis no reconoceré més paréme- tro que el exclusivo de tales estructuras, exchayendo la presencia de valores y de opciones ideolégicas que también hacen parte del razonamiento. La cual tene- mos que ineluir si concebimos a la realidad como un campo de opciones, ya que ello implica asumir como otra dimensin objetiva la de sus direccionalidades po- sibles, que pueden romper con la tendencia que s© ma- nifiesta como dominante. En este marco es donde se pretende analizar el pa- pel de los valores en tanto su capacidad para ser un angulo de lectura que demande al conocimiento pro- poreionar el contenido de su potencialidad y viabili- 4SSUPLEMENTOS ANTHROPOS dad. Pero esto, a su vez, significa a nuestro parecer po- ner en la mesa de la discusién la problemitica de la conciencia que alude a la capacidad que tengamos para reconocer la opeién valérica que nos domina, es decir, para transformarlos en un problema susceptible de anilisis, ya que la explictacién de tal opcién constituye ‘una forma de apropiarse de ellos. ‘A este respecto consideramos necesario distinguir aquellos valores que estimulan abrir el pensamiento hacia horizontes histéricos, no reconocidos por las de~ ‘marcaciones cientfico/disciplinarias ni_por los limites conceptuales definidos por sus teorias. Por eso, cuando hhablamos de la relacién entre valores y conocimiento, ‘estamos proponiendo hacer referencia al imperativo de

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