Rima:

Anatole FRANCE (1844-1924)

A
En la luz B
B
En el nebuloso manto de constelaciones, A
Oh, tú que naciste primero,
Oh, nodriza de las flores y las frutas, oh, luz,
La madre blanca de las visiones,

Vienes a nosotros desde el sol a través de los suaves velos,

Vapores suspendidos en el espacio:
La vida entonces cobra vida y, bajo tu claro escalofrío,
¡Sonríe, oh hija de las estrellas!

¡Hola! Porque antes de ti las cosas no era la misma.

¡Salve! dulce; ¡salve! poderosa.
¡Salve! de mi inocente mirada conductora
Y guía de mis pasos.

Gracias a ti existen los colores y las formas divinas,

Gracias a ti, todo aquello que amamos.
Haces brillar la nieve en las cimas de las montañas,
Encantas el borde de los barrancos.

Haces que los colibríes emerjan bajo el cielo azul

En perfumes y rocío;
Y la gracia digna de ti se ha depositado
Sobre las cosas que atesoras.

La mañana es agradable con tus lindas caricias;

Le das a las noches dulzura,
A los bosques la sombra móvil y el suave espesor
¿Qué buscan los jóvenes de corazón puro?

Gracias a ti, el mar profundo tiene flores brillantes

Y nadadoras rubias que tú cubres de oro.
En el todavía puro cielo húmedo, tus meteoros
Proveen el brillo de los siete colores.

Luz, gracias a ti las mujeres son hermosas

Bajo tu gloriosa protección;
Y tu querida palidez, a través de sus ojos,
Ofrece nuevas delicias.

Sus orejas te hacen un trono oriental

Donde brillas en una gema,
Y dondequiera que brilles, te quedas, tú a quien amo,
Virgen como en tu día natal.

Sé mi fuerza, oh Luz, y que mis pensamientos lo sean,

Hermosa y simple como tú,
En la gracia y la paz, se despliega bajo tu fe
¡Sus formas siempre armónicas!

Hace que mis ojos se alegren de ver durante mucho tiempo,

En una serena voluptuosidad,
La belleza se levanta y camina como una reina
Bajo tu casta corona de oro.

Y, cuando en su seno la naturaleza de las cosas

Determine mis futuros designios,
Vuelve a bañarte, vuelve a alimentarte de tus corrientes puras
Mi nueva metamorfosis.