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Por debajo de los apellidos, las disciplinas y denominaciones, se podría hablar de una
suerte de "mínimo común múltiplo" conceptual. Por ejemplo, el papel central de los
intelectuales para la construcción de la cultura, su enriquecimiento y reproducción; los
pros y los contras de la democratización cultural; las definiciones universales
enfrentadas, en una oscilación continua, con otras mucho más restringidas
(enfrentamiento que no niega posibles contaminaciones); la cultura estimada como un
organismo, sistema o estructura que supone más que la simple suma de elementos; la
relación entre culturas diferentes y sus resultados, los fenómenos culturales concebidos
como un puro bien del espíritu o como aquellos objetos que ocupan lugar en negocios y
estantes, los valores que, explícitos o no, nutren toda consideración. Aspectos todos que
se tensionan con una vuelta de tuerca más si se agrega la dimensión histórica y se
advierte que, aunque por momentos vayan hacia atrás, todos ellos fueron producidos en
el siglo XX hasta el período inmediatamente anterior y el posterior a la Segunda Guerra
Mundial, o sea cuando, con la incorporación de la llamada "industria cultural" y los
medios masivos de comunicación, se terminan de delinear todos los datos que
completan las discusiones que sobre la cultura son posibles desde nuestro presente. Así
la cuestión de la cultura frente a las masas y de cara a la barbarie, democratización y
manipulación, las culturas nacionales y populares, las formas de imperialismo cultural
(sobre el final devenidas rutina de globalización), para mencionar algunos items
relevantes y que serán retomados.
Ahora bien, aunque el mero intento de deslindar el concepto de cultura de otros que le
son próximos, como sociedad y civilización, plantea un problema: según se apuntó, lo
cierto es que todos ellos parecen unificarse como sinónimos cuando se los concibe en
tanto representación de lo específica y plenamente humano contrapuesto a aquello otro
que es del orden de la naturaleza. –Warley pdf.13-
ABORDAJE SOCIOLOGICO.
Según el sociólogo Shils más importante que los niveles de creatividad y enajenación es
la capacidad de las habilidades cognoscitivas, valorativas y morales de los hombres.
Esas disparidades producirían notables diferencias, en la comprensión de las tradiciones,
en la complejidad de las reacciones que suscitan. De ese modo, a lo largo del curso de la
historia se habría consolidado un disenso muy diferenciado.
De acuerdo con lo anterior el sociólogoadopta una distinción, "muy aproximativa",
entre los niveles de la cultura, que son niveles de calidad, medidos con un metro
estético, intelectual y moral. Éstos son la cultura superior o refinada, la cultura mediocre
y la cultura brutal. La cultura superior se asienta en la seriedad y el centralismo de los
temas tratados, el análisis profundo y la coherencia de las percepciones, la sutileza y la
abundancia de los sentimientos expresados. Pertenecen a ella la literatura y el arte, la
filosofía y la ciencia, el teatro, la historia, los estudios económicos, sociales y políticos.
La cultura mediocre es menos elaborada que la anterior, a la cual imita. Toma de ella
algunos de sus géneros pero también es capaz de crear los propios. La comedia musical
es el ejemplo que Shils menciona. La cultura brutal es de elaboración simbólica más
elemental. Además de acumular versiones un tanto degradadas de las formas de los
niveles anteriores a las que suma las del espectáculo y el entretenimiento, se caracteriza
por la tosquedad general de la sensibilidad y la percepción.
ABORDAJES BIOLOGISCAS.
La cuestión cultural también se ha sabido ganar abordajes biologistas y consideraciones
sobre sus ritmos evolutivos inspiradas en las concepciones del naturalista y científico
inglés Charles Robert Darwin [1809-1882],los cuales, por definición, estudian la cultura
no como sinónimo de hombre sino, como se ha visto antes a partir de un ejemplo
antropológico, de organismo viviente.
El zoólogo neodarwinista Richard Dawkins [1941], por ejemplo, dice en El gen egoísta:
"La transmisión cultural no es un fenómeno exclusivo del hombre", y tras apoyar su
aseveración con una serie de ilustraciones por las que desfilan monos, aves e insectos,
desemboca en el trazado de un paralelo entre herencia cultural y herencia genética”.
El filósofo John Searle (1932) habla de memes. Sostiene en El misterio de la conciencia
que la noción de meme no es muy clara. Explica que fue inventada por Dawkins para
disponer de un análogo cultural de la noción biológica de gen, pero no parecería tener
un alcance mayor que el de un atractivo símil o una metáfora.
Habitar.
"Existen numerosas definiciones de cultura. Las discrepancias a la hora de dar un
contenido semántica al concepto de «cultura» en edades históricas distintas y por parte
de diferentes estudiosos de nuestro tiempo, no nos desanimarán si recordamos que el
valor de este término es «derivado» respecto del tipo de cultura. Toda cultura
determinada históricamente genera un determinado modelo cultural propio. Por tanto, el
estudio comparado de la semántica del término «cultura» a lo largo de siglos constituye
un material utilísimo para construcciones tipológicas", afirman los semiólogos rusos
Jurij Lotman [1922-1993] y Boris Uspenskij.
De acuerdo con estos investigadores, toda definición de cultura será relativa al hábitat
cultural que la produce, el cual, necesariamente, moldeará de alguna forma específica y
"tendenciosa" tal definición. "Toda cultura es una especificación histórico-geográfica
del amplio trabajo que el hombre realiza sobre el mundo y sobre sí mismo; trabajo que
lo aleja de la naturaleza", define el semiólogo francés Christian Metz en "Imágenes y
pedagogía". –Warley pdf.13-.
Multiculturalismo.
Para el pensador estructuralista, en resumen: "Toda cultura, antes que oponerse a la
incultura, se opone a otras culturas.
Aquello que la tradición humanista de nuestros países llama -rnuy erróneamente-
incultura es lo propio de algunos sujetos, o grupos de sujetos, que participan menos
completamente que otros en la cultura de su sociedad".
Aunque el plural también puede remitir a niveles en el interior de un mismo cuerpo
social.
El ensayista argentino Ezequiel Martínez Estrada [1895- 1965] comenta en "Sentido y
forma de la cultura. Definiciones y conceptos": "Un etnólogo de campo, Ralph Linton
[Estados Unidos, 1893-1953], especifica que: «En los seres humanos la herencia social
recibe el nombre de cultura. El término se usa en un doble sentido. En un sentido amplio
'cultura' significa la herencia total íntegra de la humanidad, en tanto que en un sentido
restringido, una cultura equivale a una modalidad particular de la herencia social. Por
consiguiente, la cultura en su conjunto está integrada por un considerable número de
culturas, característica cada cual de un determinado grupo de individuos», siendo «la
herencia social de los miembros de una sociedad. –Warley pdf.14-
EN LA HISTORIA.
Hubo en la historia de Occidente, la conciencia de la existencia de dos mundos distintos y
peculiares: el mundo de la Naturaleza y el mundo de la cultura. Durante la sofística griega fue
ya familiar la discusión en torno a la superioridad de uno u otro mundo, pero las ideas de la
cultura y de la Naturaleza, del estado natural y del civilizado se presentaban sobre todo como
dos valores entre los cuales era preciso elegir.
Los cínicos proclamaron su oposición a todo lo que no fuera la llamada simplicidad natural, a
todo lo que se apartara de la Naturaleza, considerando la cultura como el signo de la
corrupción y de la decadencia. La lucha contra la cultura como la lucha contra lo artificioso y
antinatural era más bien la lucha contra aquel mundo cultural que rebasaba las posibilidades
del hombre, que, en vez de cumplir la misión de salvarle, lo ahogaba y lo atenazaba.
La actual teoría de la cultura se ha desarrollado al hilo de la filosofía del espíritu y cuenta, por
lo tanto, entre sus cultivadores del siglo XVIII con: Hegel y el romanticismo; Nietzsche, Dilthey;
Windelband, Rickert; Simmel, Spen-gler; Spranger, Litt, Frischeisen-Köhler, Hans Freyer,
Scheler, N. Hartmann, etc.
OBJETOS Y PROBLEMAS.
La cultura se diferencia de la Naturaleza por no ser, como ésta, por decirlo así, mera presencia
o, como dice Rickert, "el conjunto de lo nacido por sí, oriundo de sí y entregado a su propio
crecimiento".
Un objeto natural puede ser también un objeto de la cultura y viceversa: la estatua, que es,
desde el punto de vista de la Naturaleza, un trozo de mármol cuyos caracteres estudia la física
y la mineralogía, es, desde el punto de vista de la cultura, una forma valiosa, un objeto al cual
está incorporado el valor de la belleza o el valor de la utilidad.
La entera existencia humana está atravesada por un movimiento desde la naturaleza hacia la
cultura. Pero este movimiento se percibe de una manera cargada de contradicciones. Por un
lado, todo lo que resulta de él, lleva acentos positivos de valor. Por otro lado, el hombre
experimenta ante ella una intranquilidad que se hace mayor cuanto más alto llega esta obra.
Eso se manifiesta en figuras míticas, como la de un Prometeo, que aporta la cultura, pero sufre
un destino que, no sólo es trágico, sino que tiene carácter de culpabilidad. Tan pronto como la
cultura llega a ser rica, esa conciencia se condensa en un ataque contra ella, llamando a «la
vuelta a la Naturaleza» -una exigencia que, naturalmente, no se puede cumplir, porque en la
historia no hay marcha atrás.
El núcleo del proceso de que surge la cultura consiste en dos momentos que no pueden
remitirse uno a otro, pero que se condicionan recíprocamente.
El primero es aquel acto en que el hombre se sale del conjunto de la naturaleza y toma
distancia respecto a lo dado naturalmente. Su lugar ontológico es la frontera de la naturaleza.
Esta situación limítrofe la verifica el hombre en el acto cultural, y en éste adquiere libertad
para una conducta que no le es posible al animal. Su requisito previo para ello se llama
«espíritu.
El segundo momento es ese acto en que el hombre va hacia la naturaleza y la capta.
En este acto, el hombre considera, su objeto, lo comprende, lo valora, le da forma. En el
hombre, la realización del sentido procede de iniciativa personal, del conocimiento y la
decisión; cosas posibles solamente porque existe una instancia que crea un distanciamiento: el
espíritu.
Épocas –Guardini-
Si lanzamos desde aquí una mirada hacia la historia, creo que podemos delimitar tres épocas
de carácter diverso y longitud muy desigual. En el comienzo está la cultura primitiva. Esto es,
aquella que la ciencia deduce de los vestigios que se han conservado, pero que también se
puede encontrar en esos pueblos que llamamos primitivos. También aquí está presente y
operante el elemento de la libertad. Las tradiciones tienen gran poder; la vida está encauzada
por todas partes en lo religioso-mágico; los mismos procesos vitales se desarrollan en formas
rítmico-simbólicas; elementos todos ellos que aseguran el fluir de la vida y dan ocasión al
observador de usar la designación de «pueblos naturales».
La segunda época la vamos a designar, de modo provisional, como humana, ,reservándonos
todavía la crítica de esta palabra. La cuestión de cuando empieza, no la podemos examinar
aquí. En todo caso, alcanza desde el comienzo de una conciencia histórica propiamente dicha,
hasta esa irrupción de la ciencia natural y la técnica que se prepara en el curso de la Edad
Moderna, y se cumple en el comienzo del siglo XIX.
Luego empieza una tercera época: ésta en que estamos. La ciencia y la técnica permiten un
modo de disponer de la naturaleza, que no parece, por su fundamento, tener límite ninguno.
Las indicaciones y avisos de la sensación inmediata se debilitan. La libertad pasa a ser antojo.
No se puede decir si esta época puede ser sucedida por otra, y cómo. Ha de considerarse la
posibilidad de que sus elementos negativos, de que se va a hablar en seguida, lleven a un fin
degenerativo o catastrófico, o bien que se logre ver algo más que una utopía en la idea de una
situación de perfección.
Este tema se trata de la cuestión de en qué forma el hombre queda separado de su base
natural por esta evolución; –ahora Guardini cita algunos fenómenos cuya sucesión, nos
advierte, no será completa ni será un conjunto desarrollado lógicamente-.
El hombre de las épocas precedentes estaba condicionado por los datos inmediatos de la
naturaleza, de sus materias, de sus formas y sus partes. Según se los encontraba y captaba,
ellos le concedían el material para su obra; determinaban la dirección en que tenía que
moverse y trazaban las fronteras de su alcance.
El fenómeno fundamental dela acción cultural era el instrumento, su formación y manejo.
Luego, la ciencia de carácter matemático penetró cada vez con más decisión, a través de lo
inmediatamente dado, hacia lo elemental. La técnica empezó a construir a partir de esto los
esquemas de sus objetivos. Apareció la máquina y se desarrolló con creciente perfección.
Entonces pierden importancia los sentidos y la mano. El hombre pasa más allá de los datos
inmediatos de la naturaleza, entrando en relación con lo elemental. Crea un mundo de formas
intermedias; de signos, de cálculo, de aparatos, y cada vez vive más sumergido en él. Ese
mundo no es natural, sino artificial. No subsiste por sí, no se mueve por tendencias naturales,
sino que debe ser constantemente producido y mantenido en marcha por el hombre.
Puede plantear sus objetivos a su gusto, y está en condiciones de preparar en cada ocasión los
medios necesarios para su realización. Pero con ello pierde el reposo que daba la marcha de la
naturaleza al hombre inserto en ella. Los datos inmediatos de esta naturaleza pierden su
significación de límite, pero también de seguridad; el hombre cada vez está más esforzado y en
riesgo. El mundo de los mecanismos ¿no le obliga a una existencia que a la larga no puede
realizar? ¿crecerá él también, conforme a su ser, a la altura de su obra, que se despliega cada
vez más rápida, o se hundirá bajo ella? -Además acarrea la frialdad del corazón ( los
sentimientos)- Se puede caracterizar con optimismo a esta época, se dice que el hombre
moderno es objetivo. Los impulsos Y obstáculos del sentimiento no harían más que estorbar en
la situación actual; por tanto, hay que hacer que se replieguen. Pero si se piensa qué papel
desempeñan en la economía interior la movilidad. En relación con esto se encuentra la
creciente pérdida de contacto entre persona y persona. Los educadores y los médicos
observan que el hombre moderno está cada vez más aislado. Pues lo que da “comunidad”, no
es la adición de muchos individuos, sino la conexión viviente del esquema orgánico de la
totalidad.
La «masa» es la gran cifra de individuos pobres en contactos; y que, por su misma pobreza de
relación, se dejan reunir fácilmente y a capricho. La masa es, así, lo que posibilita la
organización, mejor dicho, lo que la requiere. Y también, recíprocamente: las diversas formas
de organización de índole ~profesional, social y política, están interesadas en que los contactos
naturales no tengan ninguna gran fuerza enlazadora y constructiva, porque ahí echa raíz el
individuo y se hace capaz de resistencia. La tendencia totalitaria -que, queramos reconocerlo o
no, atraviesa nuestro mundo entero- presupone el individuo sin contactos, la «pólvora
humana».
Como causa y efecto a la vez encontramos aquí la disolución de la familia, la debilitación del
matrimonio, el aflojamiento de la relación entre padres e hijos.
El hecho de que la esfera de lo privado quede cada vez más destruida, prolonga el fenómeno.
Cada vez se percibe menos que tanto los individuos como las familias deben tener la
posibilidad de vivir en sí y para sí. Por todas partes s e mete la publicidad en el dominio
privado; por todas partes se saca fuera lo que debería permanecer resguardado –¿Gran
Hermano?. La existencia se transforma en publicidad, y el problema es qué clase de persona
surge de esto. En todo caso, se puede decir que se estandariza y que cada vez será menos
capaz de oponer resistencia a las tendencias totalitarias. Esto hace entrar en una fase crítica
eso que se llama cultura.
El sentido de una época cultural no reside en definitiva en que en ella el hombre logre un
bienestar cada vez más alto y un dominio en la naturaleza cada vez mayor, sino en producir la
forma de la existencia y de la actitud ética humana que exige la historia en cada ocasión.
El mundo existe dos veces. Ante todo, como dado sencillamente, como naturaleza; pero
además como encomendado, esto es, como síntesis de lo que surge de encuentro del hombre
con la naturaleza. El requisito para esta conformación del mundo que ahora tiende a
realizarse, es la enorme libertad que hoy le está dada al hombre.
La cultura no es una imagen objetivista, que permanezca en sí, tenida a las cosas, sino que, a la
vez y en todo lugar, es una imagen existencial, esto es, el mundo donde existe el hombre que
la produce que vive en ella. Así pues, la medida con que se mide no es sólo a cuestión de qué
consigue, sino también qué se hace del hombre en tal cultura.
Quisiera expresar dos conceptos que causan escándalo; o así lo espero, pues todo lo que
realmente mueve, hace saltar la costumbre y provocar por lo pronto una actitud defensiva.
Por un lado: Nuestra vida cultural requiere un elemento contemplativo o meditativo; que se ha
perdido en el transcurso del último siglo, por evolución cada vez más rápida de los pueblos
occidentales hacia lo racionalista y activista.
La palabra «contemplativo» no tiene aquí nada que ver con el misticismo, sino que es tan
realista como práctica.
En el debe formarse una auténtica interioridad, que pueda oponerse a las tendencias
superficializadoras y dispersoras de la época. El núcleo personal debe experimentar una
consolidación que, partiendo en cada caso de la conciencia de verdad, le haga capaz de
establecer una posición, que sea más fuerte que las consignas y la propaganda.
No se trata, pues, de una actitud especificamente religiosa, sino que algo que pertenece a la
vida conjunta del hombre; si quieren ustedes, se trata de «meditación" cultural». Por ejemplo,
así podría meditar si es cierto, entonces, que los procesos científicos, técnicos y políticos
forman un proceso que discurre con necesidad, y que por tanto deben ir como van. O bien:
podría plantearse la cuestión de si realmente el «bienestar» es el valor superior en la
construcción interna de la entidad del Estado. El hombre de la época moderna asiente a esa
opinión; pero ¿es cierta? ¿Cierta, incluso cuando se muestra que el bienestar ascendente sólo
puede ser alcanzado mediante un mecanismo de leyes y autoridades, de controles y
obligaciones, que debilitan la autonomía y sepultan la seriedad de su responsabilidad vital?
Una auténtica reflexión que evite el hechizo de lo habitual y penetre hasta la esencia de las
cosas, podría también abrir los ojos sobre esto.
Empezamos a mirar a la India con esperanza vacilante. ¿No se ha formado alli una actitud
que empezó GANDHI, ridiculizado como loco, pero que en realidad cimentó la libertad de la
India? Lo nuevo consistiría en que los hombres tomaran posesión de toda la ciencia y la
técnica, pero pensaran y actuaran con una humanidad más completa de lo que es la
humanidad de este superficializado y azuzado mundo occidental.
Humanista
Etnocéntrica
Singular (la cultura)
Perfectible (existen grados de cultura)
Antropológica
Relativista
Plural (las culturas)
Todos los hombres tienen cultura por igual.
En la alternativa humanista del concepto de Cultura está implícita la idea de que hay grados
de cultura que es posible escalar.
El concepto es absoluto y singular: "la cultura" de la humanidad en su conjunto.
La alternativa antropológica, en cambio, se centra en el relativismo, es decir, la validez de los
valores y Costumbres de todos los pueblos. Por otro lado connota la pluralidad de culturas
como respuestas a las necesidades del hombre en todos los ámbitos.'
Como vemos la cultura Con sentido humanista es entendida como educación, refinamiento,'
información vasta, es decir, como un conjunto de conocimientos y aptitudes intelectuales y
estéticas que se adquieren individualmente. Este es el modo como se concibe vulgarmente la
cultura. Se es "una persona culta" si se conoce mucha literatura, música o historia.
El origen de esta concepción está en la filosofía idealista alemana que adscribe al mundo de la
cultura los valores, las creaciones espirituales, el perfeccionamiento moral, intelectual y
estético.
La alternativa humanista del concepto de cultura realiza como vimos una reducción del
concepto usado para explicar las actividades "nobles" del espíritu según son entendidas por los
hombres occidentales, blancos, de origen europeo.
Frente a esto la alternativa antropológica aparece oponiendo el concepto de cultura al de
naturaleza. Se incluyen en la definición todas las actividades materiales e ideales de todos los
hombres. ¿Cómo se llegó a este concepto? Sin dudas fue preciso superar milenios de
etnocentrismo. Veamos cómo fue empleado el concepto de cultura en el lenguaje de las
ciencias humanas y qué aspectos reunía para hacer de él un concepto valioso.
La noción de cultura fue uno de los resultados intelectuales de la expansión occidental sobre
el resto del mundo que se inició con exploraciones y derivó en relaciones imperiales. Frente a
esta realidad y ante la necesidad de explicar la diversidad de modalidades de vida humana el
concepto de cultura, desarrollado por la naciente ciencia antropológica, fue un medio
importante para tratar de descubrir el orden en la variedad. El concepto reunía tres aspectos:
Universalidad: todos los hombres tienen cultura. La cultura aparece como un atributo
humano.)
Organización: 'toda cultura posee coherencia y estructura. Esta coherencia se da en las pautas
universales a todos los modos de vida (por ejemplo las normas que rigen el matrimonio en
todas las culturas) o en los modelos correspondientes a una época o lugar específico (por
ejemplo, las formas particulares de monogamia o poligamia).
Reconocimiento de la capacidad creadora del hombre: cada cultura es un producto colectivo
fruto del esfuerzo humano.
Para Tylor (1871): La cultura, en sentido amplio, es aquel todo complejo que incluye el
conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres Y cualesquiera otros
hábitos y capacidades adquiridos por el hombre en cuanto miembro de la sociedad.
Si bien esta definición ha sido la primera dada por el fundador de las ciencias antropológicas,
su formulación apunta más a un contenido humanista que antropológico, como veremos.
Como ya señalamos cuando desarrollamos los principales postulados de la teoría evolucionista
estos autores hablaban de cultura se referían a "la" cultura de la humanidad, no a culturas
particulares Y distintas. La definición de Tylor es descriptiva, enumerativa. Cuando habla de
cultura está hablando de cierto tipo de fenómenos, que son empíricos, observables.
También señala Tylor que los distintos grados deben considerarse etapas de desarrollo o
evolución, siendo cada una el resultado de la historia anterior y colaborando con su aportación
a la conformación de la historia del futuro.
Si bien se recoge la idea de pluralidad de formas de vida a las que se llaman cultura o
civilizaciones, se mencionan los grados de cultura y la referencia es la cultura de la sociedad
occidental que se halla en la cúspide de la evolución. El eje de esta definición pasa por la
oposición entre naturaleza y Cultura.
Para los evolucionistas el hombre había acabado su evolución cuando comenzó la cultura.
Para Tylor (1871): La cultura, en sentido amplio, es aquel todo complejo que incluye el
conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres Y cualesquiera otros
hábitos y capacidades adquiridos por el hombre en cuanto miembro de la sociedad.
Si bien esta definición ha sido la primera dada por el fundador de las ciencias antropológicas,
su formulación apunta más a un contenido humanista que antropológico, como veremos.
Como ya señalamos cuando desarrollamos los principales postulados de la teoría evolucionista
estos autores hablaban de cultura se referían a "la" cultura de la humanidad, no a culturas
particulares Y distintas. La definición de Tylor es descriptiva, enumerativa. Cuando habla de
cultura está hablando de cierto tipo de fenómenos, que son empíricos, observables.
También señala Tylor que los distintos grados deben considerarse etapas de desarrollo o
evolución, siendo cada una el resultado de la historia anterior y colaborando con su aportación
a la conformación de la historia del futuro.
Si bien se recoge la idea de pluralidad de formas de vida a las que se llaman cultura o
civilizaciones, se mencionan los grados de cultura y la referencia es la cultura de la sociedad
occidental que se halla en la cúspide de la evolución. El eje de esta definición pasa por la
oposición entre naturaleza y Cultura.
Para los evolucionistas el hombre había acabado su evolución cuando comenzó la cultura.
El Funcionalismo como una perspectiva histórica parte de una analogía con lo orgánico. Los
sistemas culturales son presentados como si fueran "organismos" cuyas partes además de
estar relacionadas contribuyen a la conservación, equilibrio y supervivencia. Los funcionalistas
se manejan con estas suposiciones implícitas:
Estos postulados pueden ser rechazados con bases empíricas: las culturas no están completamente
integradas, la misma función puede ser realizada por gran cantidad de elementos culturales y muchos
de ellos pueden ser funcionalmente neutrales o aún disfuncionales. Estos son problemas para una
investigación y no deberían ser bases a priori. La concepción funcionalista enfatiza la cohesión y el
equilibrio, es una análisis ahistórico, las culturas que se estudian van a cambiar lenta y gradualmente.
Para dar explicaciones causales hace falta la historia. Los funcionalistas explican el cómo pero no el por
qué.
Concepto de cultura en Malinowski – U.Hernandarias-
El lenguaje suele ser considerado como algo distinto tanto de las posesiones materiales del
hombre como de sus costumbres. Esta concepción suele emparejarse con una teoría en la que
el significado se considera un contenido misterioso de la palabra, que puede transmitirse
mediante actuación lingüistica de un entendimiento a otro.
La utilización de las palabras en todas estas formas de actividad humana es un correlato
indispensable del comportamiento manual y corporal. El significado de las palabras consiste en
lo que logran mediante la acción concertada, la manipulación indirecta del medio ambiente a
través de la acción directa sobre otros organismos.
El completo conocimiento del lenguaje es el inevitable correlato del completo logro de un
estatus tribal. y cultural. El lenguaje, pues, forma parte Integral de la cultura; no es, sin
embargo, un sistema de herramientas, sino más bien un cuerpo de costumbres orales.
Monarquía micénica.
La vida social está centrada en torno del palacio, que tiene una función religiosa, política
militar, administrativa y económica a la vez. El sistema de la economía se denomina palatina, el
Rey concentra en su persona, todos los elementos del poder y aspectos de la soberanía. En
esta economía no había lugar para el comercio privado. La administración real, reglamentaba
la distribución e intercambio, así como la producción de los bienes.
Los escribas contabilizaban en sus archivos lo relativo al ganado y a la agricultura.
No se encuentran pruebas que demuestren pago en oro, plata o equivalencia entre mercancías
y metales preciosos. Tenían un gran dominio de los estados fluviales.
La mansión micénica, con el Megaron y la sala del trono en el centro, era una fortaleza
rodeada de muros, que domina y vigila el llano. Esta mansión preserva a los familiares del rey,
jefes militares y dignatarios palatinos, el tesoro real y las reservas acumuladas.
El rey recibe el título de wa-na-ka, ánax. El ánax gobierna también la vida religiosa, ordena su
calendario, vela por los ritos, ordena las oblaciones vegetales y la celebración en honor de los
distintos dioses.
Organización.
En el cuadro provincial aparece el pa-si-re-u como dueño de un dominio rural y vasallo del
ánax. El basiléus, que vigila la distribución del bronce destinado a los herreros que trabajan
para el palacio. Los la-ke-ro-si-ja era el consejo de ancianos de la comunidad. El ko-re-te
asociado al basiléus era el prefecto de la aldea.
Crisis de la soberanía.
Con la invasión dórica (Año 1150 a.c.), se destruye todo este conjunto y rompe por muchos
siglos, los vínculos de Grecia con oriente para convertirse en una barrera.
La caída del poderío micénico y la expansión de los dorios en el Peloponeso, en Creta y hasta
en Rodas, inauguran una nueva edad de la civilización griega. La metalurgia del hierro sucede a
la del bronce.
La incineración de los cadáveres reemplaza en amplia medida a la práctica de la inhumación.
El cuadro de un pequeño reino como Itaca, con su basiléus, su asamblea, sus nobles
turbulentos, su demo silencioso en segundo plano, prolonga y aclara ciertos aspectos de la
monarquía micénica.
La desaparición del ánax parece haber dejado subsistir en forma simultánea las dos fuerzas
sociales con las cuales había tenido que transigir el poder: de una parte, las comunidades
aldeanas y, de la otra, una aristocracia guerrera.
Búsqueda de equilibrio.
La búsqueda de un equilibrio, hará nacer, en un período de turbulencias, la reflexión moral y
las especulaciones políticas que definirán una primera forma de “sabiduría” humana, que
aparece desde el alborear del siglo VII y va unida a una pléyade de personajes bastante
extraños que Grecia no cesará de celebrar como sus primeros y verdaderos “Sabios”.
La imagen del rey, dueño y señor de todo poder, se reemplaza por la idea de funciones sociales
especializadas, diferentes unas de otras y cuyo ajuste plantea difíciles problemas de equilibrio.
La ciudad está centrada en el ágora, sede de la hestía coiné, espacio público en el que se
debaten los problemas de interés general.
Es la ciudad misma que se rodea de murallas para proteger y delimitar en su totalidad el grupo
humano que la constituye.
Este cuadro urbano define un espacio mental, descubre un nuevo horizonte espiritual. Desde
que la ciudad se centra en la plaza pública, es ya, en el pleno sentido del término, una polis.
La Polis.
La polis conocerá múltiples etapas y formas variadas. Desde su advenimiento, que se
puede situar entre los siglos VIII y VII, por ella, la vida social y las relaciones entre los
hombres adquieren una forma nueva.
El campo de la arkhé –el mando- está sometido al arte oratorio y deberán zanjarse al
término de un debate.
El arte político es un ejercicio del lenguaje y el logos.
Un segundo rasgo de la polis es el carácter de plena publicidad que se da a las
manifestaciones más importantes de la vida social. Al convertirse en elementos de una
cultura común, los conocimientos, los valores son llevados a la plaza pública y
sometidos a crítica y controversia.
La comunidad ejerce una estricta supervisión sobre las creaciones del espíritu lo mismo
que sobre las magistraturas del Estado. La ley de la polis exige que las unas y las otras
sean igualmente sometidas a “rendiciones de cuentas”, éudynai.
Cambios en la religión.
La verdad del sabio, como el secreto religioso es revelación de lo esencial,
descubrimiento de una realidad superior que sobrepasa al común de los hombres pero al
confiarla a la escritura la expone a plena luz ante la mirada de la ciudad entera.
Los antiguos sacerdocios pertenecían en propiedad a ciertos gené y señalaban su
familiarización especial con una potencia divina, cuando se constituye la polis, ésta los
confisca en su provecho y hace de ellas los cultos oficiales de la ciudad. Los antiguos
ídolos se convierten en “imágenes” sin otra función ritual que la de ser vistos.
La sophrosyne.
La sophrosyne adoptaría en el clima religioso de las sectas, una coloración ascética. Es
una virtud de inhibición, de abstinencia, y consiste en apartarse del mal, en evitar toda
mancha.
La sophrosyne realiza una ciudad armoniosa y concorde, donde los ricos, lejos de desear
siempre más, dan a los pobres lo que les sobra, y donde la masa, lejos de sublevarse en
rebeldía, acepta someterse a los que, por mejores, tiene derecho a poseer más.
Las Cosmogonías.
A principios del s.Vl, en Mileto, hombres como Tales, Anaximandro, Anaxímenes,
inauguran un nuevo modo de reflexión acerca de la naturaleza, una investigación
sistemática y desinteresada de una historia y de la cual presentan una theoria, del origen
del mundo.
Las grandes figuras de las potencias primordiales ya se han esfumado; nada de agentes
sobrenaturales, cuyas aventuras, luchas y hazañas formaban la trama de los mitos de
génesis. Nada existe que no sea naturaleza, phisis.
–Millán, pdf.8-
ETIMOLOGÍA.-Millan-
La palabra cultura proviene de la palabra cultüra, Latín (L), cuya última palabra trazable es
colere, L. Colere tenía una amplio rango de significados: habitar, cultivar, proteger, honrar con
adoración. Eventualmente, algunos de estos significados se separaron, aunque sobreponiéndose
ocasionalmente en los sustantivos derivados. Así, 'habitar' se convirtió en colonus, L. de
colonia. 'Honrar con adoración' se desarrolló en cultus, L. de culto. Cultura tomó el significado
principal de cultivo o tendencia a (cultivarse).
Por lo tanto, el significado primario fue labranza: la tendencia al crecimiento natural.
En castellano la palabra cultura estuvo largamente asociada a las labores de la labranza de la
tierra, significando cultivo (1515); por extensión, cuando se reconocía que una persona sabía
mucho se decía que era "cultivada".
En resumen:
1. "Honrar con adoración" se convirtió en culto (hacer crecer la fe
interior, lo que brota del alma).
2. Habitar un lugar" se convirtió en colono (el surgir de la gente en un lugar no
habitado antes).
3. "cultivar la tierra" se convirtió en cultivar (hacer brotar al reino vegetal, como en
"agricultura", agrícola, etc.).
4. Mientras que, "lo que brota del ser humano" se convirtió en cultura.
USOS Y ACEPCIONES.
Parte de la confusión con el concepto de cultura surge cuando se le usa como expresión y
manifestación de las bellas artes, especialmente en diarios y revistas; de donde se interpreta que
las personas instruidas y conocedoras de las artes y de otras gentes son muy instruidas,
asumiéndose que hay toda una gradación hasta los "incultos" (carentes de cultura); por otro lado
es sabido que también se usa para denominar a grupos humanos no conocidos, como la cultura
Diaguita o Mapuche, pero muchas personas quedan confundidas con esta doble significación.
Los profesores parecen tener una marcada preferencia por la primera acepción, a la vez que se
reconocen ellos mismo y son reconocidos por los demás como personas "cultas", pero
usualmente transmiten en el aula una acepción que --con algunas variaciones de contenidos-- se
acerca más a la segunda: que cultura es el conjunto de costumbres, mores, de un pueblo,
heredados y transmitidos de generación en generación.
De algún modo, este enfoque sociológico del que habla Williams se plantea como un enriquecimiento del
punto de vista del marxismo tradicional. Volvamos atrás. Según el pensamiento del filósofo, economista
y político alemán Karl Marx, el conjunto de las "ideas humanas" y las diversas formas institucionales en
las que éstas se encarnan (formas de gobierno, religión, leyes, arte, etc.) reflejan o están determinadas por
el modo de producción económico propio de cada época.
No es la conciencia la que determina la existencia humana sino que, por el contrario, son esas condiciones
materiales de existencia las que explican, en definitiva, toda construcción del pensamiento. Así, las
particulares formas económicas de una época (la base o estructura) sostienen el edificio social y dan vida
al conjunto de la superestructura ideológica. La cultura, desde este punto de vista, podría ser
considerada simplemente otro modo de nombrar la ideología.
En palabras de Marx:
En la producción social de su existencia los hombres contraen determinadas
relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones
de producción que corresponden a una determinada
fase de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El
conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura
económica de la sociedad, la base real sobre la que se
eleva un edificio jurídico y político y a la que corresponden
determinadas formas de conciencia social. El modo de producción
de la vida material determina el proceso de la vida
social, política y espiritual en general".
-"Prólogo a Contribución a la crítica de la economía política"-
Theodor W. Adorno ha insistido sobre los peligros de las cuestiones que en torno de los estudios sobre la
cultura se plantean desde la tradición marxista. "Contra la crítica cultural inmanente", escribió Adorno en
"La crítica de la cultura y la sociedad", "puede argüirse que disimula lo decisivo, a saber, el papel de la
ideología en los conflictos sociales. Al suponer algo así como una lógica cultural independiente -aunque
la suposición sea sólo metodológica- se hace uno cómplice de la escisión de la cultura, pues el contenido
de ésta no se halla exclusivamente en sí misma sino en su relación con algo que es su reverso, el proceso
material de la vida.
DESDE LA LINGÜÍSTICA.
Para poder comprender mejor la racionalidad que está detrás de las especulaciones
teóricas de Lévi-Strauss, es necesario tener presente la perspectiva y la metodología de
la lingüística estructural. Cualquier lenguaje es un sistema simbólico construido
arbitrariamente.
La mayor parte de los hablantes nativos de una lengua son totalmente inconscientes de
las reglas fonológicas y gramaticales que subyacen a los patrones manifiestos del habla;
sin embargo, son capaces de utilizar su lenguaje como un instrumento de comunicación,
en una forma eficaz y eficiente. De este modo, se argumenta que si estas reglas existen
fuera de la mente del lingüista, deberán ser de naturaleza subconciente.
El trabajo del lingüista consiste en formular y hacer explícito todo lo que está detrás de
la vista, encerrado en el subconciente, los principios estructurales subyacentes. Conocer
los principios estructurales de un lenguaje es explicarlo.
En el caso ejemplo del mito también sucede que Levi-Strauss se separa de los
antropólogos como Malinovski que tiende a considerarlo en término de sus funciones
sociales. El análisis del mito, de acuerdo con Lévi-Strauss, debe ser semejante al del
lenguaje; los elementos del mito, al igual que los del lenguaje, no tienen significado por
SI mismos, pero lo adquieren al ser combinados en una estructura. Los mitos contienen
una especie de mensaje codificado, y la labor del analista consiste en descifrar el código
y revelar el mensaje.
La estructura del mito, según Lévi-Strauss, es dialéctica es decir, se plantean ciertas
oposiciones o contradicciones -hombre: mujer, endogamia: exogamia, vejez: juventud,
tierra: cielo, etc. El proceso tiene una gran semejanza con la tesis, la antítesis y la
síntesis de Hegel. El mito, visto en términos de sus funciones, sirve para representar
ciertas contradicciones de la vida y para resolverlas.
El descubrimiento del centro estructural básico subyacente es el principal interés de
Lévi-Strauss en el análisis del mito. Por último, este centro estructural nos revelará la
estructura del pensamiento humano mismo y la lógica binaria en la que éste descansa.
En este sentido, Leach traza una analogía entre la estructura del mito y la estructura de
la música y del drama: Lo que escuchamos es un tono, una melodía; pero la experiencia
de la música no es solamente una colección de tonos. A lo que responde una persona
sensibilizada a la música es a la estructura de ésta como una totalidad, a la complejidad
del contrapunto, y a la relación entre un tema y sus variaciones. De igual forma, en el
drama lo que distingue a una obra emocionante e impresionante, de una trivialidad, no
es una cualidad de la historia, sino una cualidad de la estructura interna a la que
podamos responder, aun cuando no la reconozcamos conscientemente. La tesis de Lévi-
Strauss es que la estructura interna del mito es algo muy semejante.
Según el pensamiento del filósofo, economista y político alemán Karl Marx, el conjunto
de las "ideas humanas" y las diversas formas institucionales en las que éstas se encarnan
(formas de gobierno, religión, leyes, arte, etc.) reflejan o están determinadas por el
modo de producción económico propio de cada época. –Warley pdf.39-
-U Hernandarias-
Frente a las teorías de la cultura que ponen el acento en los aspectos simbólicos de la
misma como el estructuralismo de Levi Strauss, las teorías que se basan en el
materialismo dialéctico se interesan por los aspectos materiales de la cultura.
GARCIA CANCLINI.
Según la definición propuesta por el autor argentino García Canclini:
“La cultura es un proceso de producción de fenómenos que
contribuyen, mediante la representación o reelaboración simbólica de
las estructuras materiales, a reproducir o transformar el sistema social"
“Afirmamos que la cultura constituye un nivel específico del sistema social y a la vez
que no puede ser estudiado aisladamente. No sólo porque está determinada por lo
social, entendido como algo exterior, sino porque está presente en todo hecho
socioeconómico. Comprar un vestido o viajar al trabajo, por ejemplo, dos prácticas
socioeconómicas habituales, están cargadas de sentido simbólico: el vestido o el medio
de transporte aparte de su valor de uso, cubrirnos, trasladarnos- significan nuestra
pertenencia a una clase social según la tela del vestido o si usamos un camión o un
coche, de qué marca.”
Decir que la cultura se produce significa para una concepción materialista que la cultura
no es expresión, creación o representación, sino un proceso social de producción. Cada
producción cultural supone una organización material específica. Interpretar los
productos culturales, por tanto, conlleva necesariamente analizar las instituciones y las
condiciones sociales que hacen posible su existencia.
Estudiar la cultura como producción supone también el análisis no sólo del acto de
producir sino del proceso, es decir, la producción, la recepción y la circulación.
SEMIOTICA Y CULTURA.