LA MEDIA
Hl primer mueble que empez6 a abrirse cuando yo queria
fuela comoda. Me bastaba tirar del bot6n y ya la puerta salta-
bahacia mi desde su pestillo, Bajo las camisas, los delantales y
hs camisetas que estaban gu:
n C ‘ardadas, en el fondo encontré lo
que hizo de la comoda una
de la aventura. Debia abrirme camino
hasta su rincén mas alejado; entonces
me topaba con mis me-
dias, que descansaban alli amontonadas, enrolladas y envueltas
segiin la vieja usanza. Cada par tenia el aspecto de un pequefio
bolsillo. Nada superaba para mi el placer de hundir la mano en
suinterior lo mas profundamente posible. No lo hacia por su
calor. Era “lo traido” lo que siempre sostenfa con mi mano en
Su interior enrollado, lo que me arrastraba hacia su profun-
didad. Cuando las rodeaba cerrando el puiio y confirmaba
4 posesion de la masa blanda y lanosa con toda la fuerza dela
que era capaz, empezaba la segunda parte deljuees, bares
Consigo la revelacién. Pues ahora me disponia a ee ee
“lo traido” de su bolsillo de lana. Lo iba acerca eel ‘do
vez mas, hasta que ocurria lo desconcertante rao patna
“lo traido”, pero “el bolsllo” en el que estaba metide 1°)
estaba ahi, Nunca me cansaba de poner a ee y loen-
Me ensefia que la forma y el contenido, el en
+ a poesia
‘ 6 a sacar la verdad de la p
vuelto son lo mismo. Me instruy6 a sacar la media del
infa acaba lan
con tanto cuidado como la mano infantil sac:
“bolsillo”
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