Freire enfatizaba que la lectura no se marcaba como limite a la
interpretación de la palabra o del lenguaje escrito. Señalaba que, el acto de leer implicaba algunos elementos que eran inexcusables, que de cierto modo daban sentido a la acción del sujeto sobre el objeto. Estos 3 elementos son: Percepción, crítica, interpretación y reescritura (Pulir un texto, hacerlo liviano…), además, sostenía que la percepción debía estar acompañada de una actitud crítica, ya que al leer se debe tener una comprensión mágica de la palabra que se esconde y no develar la realidad. Freire señalaba que enseñar a leer exige vincular al hombre con su realidad, y que esto tenía como fin poner en relación el hecho de pronunciar, de decir palabras, con el acto de transformar dicha realidad.