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¿Cuál es la diferencia entre misericordia y

gracia?

Pregunta: "¿Cuál es la diferencia entre misericordia y gracia?"

Respuesta: La misericordia y la gracia son confundidas con frecuencia. Mientras que los
términos tienen significados similares, la gracia y la misericordia no son lo mismo. Para
sintetizar la diferencia vemos que, misericordia es que Dios no nos castigue como lo
merecen nuestros pecados, y gracia es que Dios nos bendiga a pesar de que no lo
merezcamos. La misericordia es la liberación del juicio. La gracia es la bondad que se
extiende a quienes no la merecen.

De acuerdo a la Biblia, todos hemos pecado (Eclesiastés 7:20; Romanos 3:23 y 1 Juan 1:8).
Como resultado de ese pecado, todos merecemos la muerte (Romanos 6:23) y la
condenación eterna en el lago de fuego (Apocalipsis 20:12-15). Considerando eso, cada día
que vivimos es un acto de la misericordia de Dios. Si Dios nos diera lo que merecemos,
todos estaríamos, ahora mismo, condenados por una eternidad. En Salmo 51:1-2, David
clama, “Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de
tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad y límpiame de mi
pecado.” Una súplica a Dios por misericordia es pedirle que detenga el juicio que
merecemos, y en vez de ello nos conceda el perdón que de ninguna manera nos hemos
ganado.

No merecemos nada de Dios. Dios no nos debe nada. Todo el bien que experimentamos, es
el resultado de la gracia de Dios (Efesios 2:5). La gracia es simplemente un favor
inmerecido. Dios nos da cosas buenas que no merecemos y que nunca podríamos ganar.
Rescatados del juicio por la misericordia de Dios, la gracia es cualquier cosa y todo lo que
recibimos más allá de esa misericordia (Romanos 3:24). La gracia común se refiere a la
gracia soberana que Dios otorga a toda la humanidad, independientemente de su condición
espiritual ante Él, mientras que la gracia salvadora es esa dispensación especial de gracia,
por la que Dios extiende soberanamente la inmerecida asistencia divina sobre Sus elegidos
para su regeneración y santificación.

La misericordia y la gracia son mejor ilustradas en la salvación que está disponible a través
de Jesucristo. Merecemos el juicio, pero si recibimos a Jesucristo como Salvador, recibimos
misericordia de Dios, y somos librados del juicio. En lugar del juicio, recibimos por gracia
la salvación, el perdón de los pecados, una vida abundante (Juan 10:10) y una eternidad en
el cielo, el lugar más maravilloso imaginable (Apocalipsis 21-22). Por la misericordia y la
gracia de Dios, nuestra respuesta debe ser caer de rodillas en adoración y agradecimiento.
Hebreos 4:16 declara, “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para
alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.”

Leer más: http://www.gotquestions.org/Espanol/Gracia-misericordia.html#ixzz3U4hslf8G

La misericordia del Señor


La misericordia del Señor es un tema muy hablado en la Palabra de Dios. La palabra
“misericordia” aparece ahí más de 250 veces y hoy le daremos un vistazo a algunas de esas
apariciones.

1.Misericordia: ¿Qué es?

Para entender lo que es misericordia, empezaremos en Lucas 10:30-37. Ahí, Jesús usa una
parábola para responder una pregunta de un abogado sobre quién es su vecino:

Lucas 10:30-37
“Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de
ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto.
Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo.
Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo. Pero un
samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; y
acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura,
lo llevó al mesón, y cuidó de él. Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero,
y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese. ¿Quién,
pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? Él
dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo.”

En comparación con el sacerdote y el levita, el samaritano se negó a ser indiferente al


viajero medio muerto. Más bien, le tuvo compasión; le mostró misericordia y le ayudó. Por
lo cual, misericordia es tener compasión de alguien; ayudar por amor sin esperar algo a
cambio. Y el Señor es rico en esto. Como en Efesios 2 característicamente dice:

Efesios 2:4-6
“Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando
nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y
juntamente con Él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con
Cristo Jesús”
Lo que nos dio salvación no fue nuestro valor ni lo que pudimos haber hecho sino la gracia,
amor y misericordia de Dios. Como aquel al que los ladrones dejaron medio muerto, así
estábamos nosotros muertos en iniquidades. La religión, filosofía y todo eso no pueden
ayudarnos. Se pasaron de largo así como el levita y el sacerdote. Sin embargo, el Señor
“QUIÉN ES RICO EN MISERICORDIA, POR SU GRAN AMOR CON EL CUAL NOS
HA AMADO, INCLUSO CUANDO ESTÁBAMOS MUERTOS EN INIQUIDADES,
NOS VIVIFICÓ JUNTAMENTE CON CRISTO” extendió Su mano y “Nos liberó del
poder de la oscuridad y nos trasladó al reino de Su amado Hijo” (Colosenses 1:12-13).
Como 1 Pedro 1:3 dice:

1 Pedro 1:3
“Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos
hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos”.

Y Romanos 5:8
“Mas Dios muestra Su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió
por nosotros”

Estábamos muertos. Él estaba lleno de amor, misericordia y compasión. Extendió Su mano


y nos vivificó. A pesar de ser indignos nos hizo dignos. Aunque éramos pecadores, nos hizo
justos. Aunque éramos sus enemigos nos reconcilió con Él. Aunque estábamos en el reino
de oscuridad, nos trasladó al reino de Su amado Hijo. Ciertamente, qué grande es SU
gracia, amor, y misericordia para cada uno de nosotros en lo personal.

2. “Vasos de misericordia”

Continuando con el mismo tema, vamos a Romanos 9. Ahí en los versos 15-16 leemos:

Romanos 9:15-16
“Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré
del que yo me compadezca. Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de
Dios que tiene misericordia”.

En otras palabras, no es qué tanto corramos. No tiene que ver con nuestro poder ni
esfuerzos, sino más bien con la misericordia de Dios. Sin Su misericordia, no podemos
hacer nada por nosotros mismos (Juan 5:30, 15:5).

Continuando, Romanos 9:22-24 dice:

“¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio Su poder, soportó con mucha
paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, y para hacer notorias las riquezas de
Su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que Él preparó de antemano para
gloria, a los cuales también ha llamado, esto es, a nosotros, no sólo de los judíos, sino
también de los gentiles?”.
Aunque ahí hay vasos de ira, no somos parte de ellos. De lo contrario, somos vasos de
misericordia que Dios preparó de antemano para conocer las riquezas de Su gloria. ¡NOS
PREPARÓ PARA GLORIA! Su misericordia es de generación en generación. Como Lucas
1:50 dice:

Lucas 1:50
“Y su misericordia es de generación en generación A los que le temen”.

Y como Salmos 25:10 dice:


“Todas las sendas de Jehová son misericordia y verdad, Para los que guardan su pacto y sus
testimonios”.

Continuando en Salmos y el tema de misericordia, a continuación damos más referencias


características:

Salmos 33:18
“He aquí el ojo de Jehová sobre los que le temen, Sobre los que esperan en Su
misericordia”.

Salmos 32:10
“Muchos dolores habrá para el impío; Mas al que espera en Jehová, le rodea la
misericordia”.

Salmos 33:5
“El ama justicia y juicio; De la misericordia de Jehová está llena la tierra”.

Salmos 36:7-10
“¡Cuán preciosa, oh Dios, es tu misericordia! ¡Por eso los hijos de los hombres se amparan
bajo la sombra de tus alas! Serán completamente saciados de la grosura de tu casa, Y tú los
abrevarás del torrente de tus delicias. Porque contigo está el manantial de la vida; En tu luz
veremos la luz. Extiende tu misericordia a los que te conocen, Y tu justicia a los rectos de
corazón”.

Salmos 57:10
“Porque grande es hasta los cielos tu misericordia, Y hasta las nubes tu verdad”.

Salmos 63:10
“tu misericordia es mejor que la vida”

Salmos 69:16
“Respóndeme, Jehová, porque benigna es tu misericordia; Mírame conforme a la multitud
de tus piedades”.

Salmos 86:15
“Mas tú, Señor, Dios misericordioso y clemente, Lento para la ira, y grande en misericordia
y verdad”,
Salmos 103:13,17
“Como el padre se compadece de los hijos, Se compadece Jehová de los que le temen. Mas
la misericordia de Jehová es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen,
Y su justicia sobre los hijos de los hijos”.

Salmos 89:14
“Justicia y juicio son el cimiento de tu trono; Misericordia y verdad van delante de tu
rostro”.

Salmos 103:11
“Porque como la altura de los cielos sobre la tierra, Engrandeció su misericordia sobre los
que le temen”.

Salmos 103:1-4
“Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía,
a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios. El es quien perdona todas tus
iniquidades, El que sana todas tus dolencias; El que rescata del hoyo tu vida, El que te
corona de favores y misericordias”.

Salmos 118:1
“Alabad a Jehová, porque él es bueno; Porque para siempre es su misericordia”.

Aunque hay muchas más referencias de la misericordia del Señor, resumiendo lo que
hemos visto hasta ahora:

- Dios es rico en misericordia, y nos ha engendrado de nuevo de acuerdo a su abundante


misericordia.

- Todos sus caminos son misericordia y verdad y van ante Él.

- Toda la tierra está llena de Su misericordia. Su misericordia permanece de generación en


generación a aquellos que le temen.

- Su ojo está en aquellos que confían en su misericordia y su misericordia los rodea.

- Su misericordia es buena y preciosa. Es mejor que la vida.

- Como un padre se apiada de sus hijos, así el Señor se apiada de los que le temen.

- Su misericordia sobre nosotros es tan grande como la distancia entre el cielo y la tierra
nos corona de misericordia.

- Somos vasos de misericordia, preparados por Él para gloria.


3. Más ejemplos de la misericordia del Señor.

Continuando, veremos más ejemplos de la misericordia del Señor así como vienen en la
Biblia. De tal manera era la misericordia del Señor sobre Abraham, que llevó a su siervo en
la tierra de sus ancestros para encontrarle una esposa a Isaac. Después de todo lo que está
registrado en Génesis 24:1-25 y después de encontrarse con Rebeca la futura esposa de
Isaac, el siervo:

“El hombre entonces se inclinó, y adoró a Jehová, y dijo: Bendito sea Jehová, Dios de mi
amo Abraham, que no apartó de mi amo su misericordia y su verdad, guiándome Jehová en
el camino a casa de los hermanos de mi amo.”

Era la misericordia del Señor la que salvó a Lot y a su familia de la destrucción de Sodoma:

Génesis 19:17-19
“Y cuando los hubieron llevado fuera, dijeron: Escapa por tu vida; no mires tras ti, ni pares
en toda esta llanura; escapa al monte, no sea que perezcas. Pero Lot les dijo: No, yo os
ruego, señores míos. He aquí ahora ha hallado vuestro siervo gracia en vuestros ojos, y
habéis engrandecido vuestra misericordia que habéis hecho conmigo dándome la vida; mas
yo no podré escapar al monte, no sea que me alcance el mal, y muera”.

Fue la gracia del Señor y su misericordia la que sostuvo a José durante los primeros años
difíciles en Egipto:

Génesis 39:21
“Pero Jehová estaba con José y le extendió su misericordia, y le dio gracia en los ojos del
jefe de la cárcel”.

A pesar de las dificultades, que todas estaban en el plan del Señor, el Señor estaba con José
y le mostró su misericordia.

4.“Acerquémonos pues confiadamente…”

La misericordia del Señor no es algo que se da con medida. No es algo que el Señor da a
veces. No nos muestra su misericordia periódicamente sino permanentemente. ES UNA
CARACTERÍSTICA DE SU MISMA NATURALEZA. Como Él nos aconseja en Hebreos
4:

Hebreos 4:14-16
“Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios,
retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda
compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra
semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para
alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro".
Necesitamos misericordia. No hay nadie que no la necesite. Por lo cual, acerquémonos
confiadamente al trono de la gracia para recibir lo que necesitamos. Abramos nuestros
corazones a Dios. Pidamos Su misericordia y compasión sobre nosotros, como David lo
hizo en respectivas situaciones:

Salmos 4:1
“Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia. Cuando estaba en angustia, tú me
hiciste ensanchar; Ten misericordia de mí, y oye mi oración”.

Salmos 6:2
“Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy enfermo; Sáname, oh Jehová, porque mis
huesos se estremecen”.

Salmos 9:13
“Ten misericordia de mí, Jehová; Mira mi aflicción que padezco a causa de los que me
aborrecen, Tú que me levantas de las puertas de la muerte”.

Salmos 25:16
“Mírame, y ten misericordia de mí, Porque estoy solo y afligido”.

Salmos 30:10
“Oye, oh Jehová, y ten misericordia de mí; Jehová, sé tú mi ayudador

Salmos 31:9
“Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy en angustia; Se han consumido de
tristeza mis ojos, mi alma también y mi cuerpo”.

Salmos 51:1
“Escucha, oh Jehová, mis palabras; Considera mi gemir”.

Salmos 86:16
“Mírame, y ten misericordia de mí; Da tu poder a tu siervo, guarda al hijo de tu sierva”

Salmo 123
“A ti alcé mis ojos, A ti que habitas en los cielos. He aquí, como los ojos de los siervos
miran a la mano de sus señores, como los ojos de la sierva a la mano de su señora, Así
nuestros ojos miran a Jehová nuestro Dios, Hasta que tenga misericordia de nosotros. Ten
misericordia de nosotros, oh Jehová, ten misericordia de nosotros, Porque estamos muy
hastiados de menosprecio. Hastiada está nuestra alma Del escarnio de los que están en
holgura, Y del menosprecio de los soberbios.”

Ninguno de aquellos que buscaron la misericordia del Señor se fueron con las manos
vacías:
Los dos hombres ciegos

Mateo 9:27-31
“Pasando Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: ¡Ten misericordia
de nosotros, Hijo de David! 28 Y llegado a la casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dijo:
¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dijeron: Sí, Señor. Entonces les tocó los ojos, diciendo:
Conforme a vuestra fe os sea hecho. Y los ojos de ellos fueron abiertos. Y Jesús les encargó
rigurosamente, diciendo: Mirad que nadie lo sepa. Pero salidos ellos, divulgaron la fama de
él por toda aquella tierra.”

La mujer de Canaán

Mateo 15:22-28
“Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole:
¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un
demonio. Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le
rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros. El respondiendo, dijo: No soy
enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Entonces ella vino y se postró ante
él, diciendo: ¡Señor, socórreme! Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los
hijos, y echarlo a los perrillos. Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las
migajas que caen de la mesa de sus amos. Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer,
grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora.”

Mateo 17:15, 18
“Señor, ten misericordia de mi hijo, que es lunático, y padece muchísimo; porque muchas
veces cae en el fuego, y muchas en el agua. Y reprendió Jesús al demonio, el cual salió del
muchacho, y éste quedó sano desde aquella hora”.

Otros dos hombres ciegos

Mateo 20:30-34
“Y dos ciegos que estaban sentados junto al camino, cuando oyeron que Jesús pasaba,
clamaron, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros! Y la gente les
reprendió para que callasen; pero ellos clamaban más, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten
misericordia de nosotros! Y deteniéndose Jesús, los llamó, y les dijo: ¿Qué queréis que os
haga? Ellos le dijeron: Señor, que sean abiertos nuestros ojos. Entonces Jesús,
compadecido, les tocó los ojos, y en seguida recibieron la vista; y le siguieron”

5. Conclusión

La misericordia y la compasión del Señor para sus hijos realmente no tienen medida, como
la distancia entre el cielo y la tierra. Somos vasos de misericordia, vasos preparados por Él
para gloria. Él nos ha rodeado con su amor y compasión. Es rico en misericordia. Para
reiterar la invitación de Hebreos 4:

Hebreos 4:16
“Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y
hallar gracia para el oportuno socorro”.

Anastasios Kioulachoglou

Está s aquí: Dios >> Dios de Misericordia

Dios de Misericordia – Comprendiendo la Misericordia


Dios es conocido como un Dios de misericordia y gracia. A las personas a menudo les resulta difícil comprender la
misericordia, ya que tendemos a ser una generación de "me la vas a pagar" y de "espero que reciban lo que se merecen."
Muchos han desarrollado una naturaleza crítica muy dura y desean que otros reciban lo que les ha ocurrido a ellos y más.

Sin embargo, Dios es misericordioso hasta con los peores ofensores, pecadores, y transgresores de la ley. Esto significa que
aunque Él conoce nuestra culpabilidad, no siempre ordena el castigo merecido. Para ampliar esto, el versículo de Romanos
3:23-24 dice: “...todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia,
mediante la redención que es en Cristo Jesús."

Simplemente, todos somos pecadores y no cumplimos con los estándares de justicia que Dios desea que tengamos. Pero, por Su
misericordia y gracia, proveyó una manera para que nuestros pecados fueran perdonados, mediante nuestra aceptación de
Jesucristo—aunque no lo merezcamos. Junto con la gracia (haber obtenido el regalo gratis del perdón de Dios, aunque no
hemos hecho nada para merecerlo), se nos otorga misericordia, porque nos ama y sólo nos pide que aceptemos a Su Hijo por fe.

Dios de Misericordia – A quién se le otorga


El Dios de misericordia pide lo siguiente en Miqueas 6:8: "Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno. ¿Y qué pide Jehová
de ti? Solamente hacer justicia, y hacer misericordia, y humillarte ante tu Dios." Estas palabras están dirigidas a toda la
humanidad. A usted y a mí se nos está ofreciendo misericordia por igual. Él nos ha mostrado lo que es bueno y responde lo que
se requiere de nosotros. Miqueas le pregunta a Dios en Miqueas 7:18, "¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad y olvida el
pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia."

Este pasaje muestra que Dios disfruta el ser misericordioso, y todavía otorga misericordia hoy. Un ejemplo de la misericordia
de Dios hoy es la extraordinaria historia de una mujer llamada Jeanette. Su abuela, Carla, trataba, sin mucho éxito, de instar a
Jeanette a que entrara a un programa de rehabilitación de drogas. Carla oró a Dios, pidiendo Su intervención con Jeanette. Carla
recordó las palabras de Dios, "¿A quién necesito yo para hacer algo? Recuerda quién SOY YO. Yo puedo acabar con la
drogadicción de tu nieta, aplastarla y hacer que no regrese." Carla dijo que ella oraba para que Jesús viniera a su quebrantada
familia y sanara a su nieta. Jeanette ahora está libre de drogas y disfrutando de una bendecida relación con su familia. Carla se
apoya en Lucas 1:50, "Y su misericordia es de generación a generación a los que le temen [reverencian]."

Existen muchas referencias acerca de la misericordia de Dios por toda la Biblia. Por ejemplo, en Génesis 37 hasta el 45
encontramos la historia de José, el hijo de Jacob. La misericordia de Dios hacia los hermanos de José por su traición
ciertamente es evidente en esta historia. Otras ilustraciones se encuentran en las oraciones del Rey David, en los Salmos. La
misericordia de Dios es inagotable y la encontramos por todas las edades hasta el presente.

Dios de Misericordia – El Beneficio Supremo


Decir que es un Dios de misericordia es una descripción minimizada de lo que Él está dispuesto a hacer. Recuerde, en la
primera sección dijimos que Dios ofrece el perdón aún cuando conoce nuestra culpabilidad. Pablo presenta una buena
ilustración de esto en Efesios 2:1-10. "Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los
cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu
que ahora opera en los hijos de desobediencia. Entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de
nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos. Y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los
demás. “

"Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio
vida juntamente con Cristo—por gracia sois salvos Y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares
celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas para con nosotros en Cristo Jesús.
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se
gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que
anduviésemos en ellas"

ATRIBUTOS DIVINOS
MISERICORDIA INFINITA DE DIOS

Que Dios es infinitamente misericordioso


significa que perdona a todos los pecadores
verdaderamente arrepentidos. Es decir, Dios
perdona enseguida cualquier pecado o
pecados cuando nos arrepentimos de veras.

“Tan cierto como que estoy vivo, palabra de


Yavé, que no deseo la muerte del malvado,
sino que renuncie a su mala conducta y viva”
(Ez. 33, 11).

Dios nos muestra su Misericordia en la forma


como busca al pecador, bien sea a través de
beneficios o de sufrimientos. También nos la
muestra por su disposición a perdonar, sin
importar la gravedad, ni la frecuencia del
pecado, requiriendo sólo el arrepentimiento
(cf. Sal. 50, 18-19).

En la Sagrada Escritura vemos las variadas


formas en que Dios muestra su Misericordia
con el pecador:

Como el Buen Pastor que busca la oveja


perdida hasta encontrarla (cf. Lc. 15, 4-7).
Dios envió el Profeta Natán a David para
reprenderlo y para que se arrepintiera de sus
pecados (cf. 2 Sam. 1-14 y Sal. 50).

Jesús busca a la Samaritana (cf. Jn. 4, 1-30).

Al hijo pródigo lo deja caer en calamidades y


en la indigencia para que regrese a casa (cf.
15, 11-32).

Defiende a la mujer adúltera (cf. Jn. 8, 1-11).

Recibió con compasión a la mujer pecadora


(cf. Lc. 7, 36-47).

Perdonó al buen ladrón, arrepentido y


crucificado a su lado (cf. Lc. 23, 39-43).
Sobre este caso hay que decir que Dios sí
puede perdonar a un pecador al final de su
vida, si está verdaderamente arrepentido. Pero
todos los autores espirituales desaconsejan
dejar el arrepentimiento para el final.

Con respecto al ladrón arrepentido, éste es un


caso único en la Sagrada Escritura. Si
analizamos los demás ejemplos de
arrepentimiento, no son en el último instante
de la vida de los pecadores. Sobre este caso,
San Agustín muy sabiamente apunta que Dios
perdonó a un hombre en el último momento
para que nadie caiga en desesperanza, pero
perdonó sólo a uno, para que nadie caiga en
presunción, que son los dos pecados contra la
esperanza: uno que consiste en no tener
esperanza y otro que consiste en abusar de la
esperanza.

 
Como vemos por estas muestras de pecados y
pecadores de la Sagrada Escritura, Dios está
dispuesto a perdonar al más grande pecador,
si se arrepiente, no importa que el pecado sea
lo más horrible:

“Vengan para que arreglemos cuentas.


Aunque sus pecados sean colorados,
quedarán blancos como la nieve; aunque
sean rojos como púrpura, se volverán como
lana blanca” (Is. 1, 18).

"Un corazón contrito y humillado Tú Sañor


no lo desprecias" (Sal 50, 19).

Se alegra tanto con el arrepentimiento del


pecador que nos dice:

“Hay más alegría en el Cielo por un pecador


que se arrepienta que por noventa y nueve
justos que no necesitan arrepentirse” (Lc. 15,
7).

Nadie se condena porque ha cometido


pecados muy graves, pero muchos podrían
condenarse por cometer pecados de los que
no se arrepienten.

 
Hemos visto cómo Dios nos muestra su
Misericordia Infinita en varios pasajes de la
Escritura. He aquí otros pasajes que enuncian
esa Misericordia Divina:

“Pero Tú eres un Dios de perdón, lleno de


piedad y ternura, que tardas en enojarte y
eres rico en bondad” (Neh. 9, 17b).

“¿Qué Dios hay como Tú, que borra la falta


y que perdona el crimen; que no se encierra
para siempre en su enojo, sino que le gusta
perdonar” (Miq. 7, 18).

“Rasguen su corazón y no sus vestidos, y


vuelvan a Yavé su Dios, porque El es
bondadoso y compasivo; le cuesta enojarse y
grande es su misericordia; envía la
desgracia, pero luego perdona” (Joel 2, 13).

“Yo sabía que Tú eres un Dios clemente y


misericordioso, paciente y lleno de bondad,
siempre dispuesto a perdonar” (Jon. 4, 2b).

“Tú eres, Señor, bueno e indulgente, lleno de


amor con los que te invocan” (Sal. 86, 5).

“El Señor es ternura y compasión, lento a la


cólera y lleno de amor; si se querella, no es
para siempre; si guarda rencor, es sólo por
un rato. No nos trata según nuestros pecados,
ni nos paga según nuestras ofensas. Cuanto
se alzan los cielos sobre la tierra, tan alto es
su amor con los que le temen. Como el
oriente está lejos del occidente, así aleja de
nosotros nuestras culpas” (Sal. 103, 8-12).

“Porque el Señor es compasivo y


misericordioso, perdona los pecados y salva
en el día de la angustia” (Si. 2, 11).

“Pues cuánta es su grandeza, tanta es su


misericordia” (Si. 2, 22b).

“¡Cuán grande es la misericordia del Señor y


su perdón con los que se convierten a El!”
(Si. 17, 29).

“El Señor es clemente y compasivo, tardo a


la cólera y grande en Amor (Sal. 145, 8).

“Su misericordia llega a sus fieles de


generación en generación: (Lc. 1, 50).

“Sean misericordiosos, como es


misericordioso el Padre de ustedes” (Lc. 6,
36).

“Pero Dios es rico en misericordia. ¡Con qué


amor tan inmenso nos amó! Estábamos
muertos por nuestras faltas y nos hizo revivir
con Cristo. ¡Por pura gracia ustedes han sido
salvados!” (Ef. 2, 4-5).
ORACION

Señor y Dios mío:


te damos gracias tu Misericordia Infinita,
porque siempre nos perdonas,
porque derramas
constantes gracias de arrepentimiento.
Quiero aprovechar, Dios de Misericordia,
todas esas gracias inmerecidas
que pones permanentemente
a nuestra disposición
para volver a ser hijo(a) tuyo(a).
No quiero quedarme como oveja perdida
o como hijo pródigo,
alejado(a) de Ti, fuera de tu redil
o de tu hogar.
Gracias por recibirme,
a pesar de mis pecados.
¡Gracias por tu Misericordia Infinita!
Amén

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