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Violencia y salud en Colombia1

Saúl Franco Agudelo 2

RESUMEN La violencia en Colombia parece incontenible. A las masacres y asesinatos colectivos, de una
crueldad desconcertante, se suman los secuestros y desapariciones, el maltrato de niños y
ancianos y las violaciones de adolescentes. Cada día, sin tregua, los colombianos son especta-
dores o víctimas de atracos callejeros y de discriminación racial, sexual y socioeconómica. Sin
quererlo, se convierten en agentes de agresiones en el transporte urbano, el hogar, la escuela y
el trabajo.
Colombia tiene las tasas de mortalidad por homicidio más altas del mundo. Independiente-
mente de la enorme sobrecarga institucional que impone a los servicios de salud y medicina
legal, la violencia constituye actualmente en Colombia el principal problema de salud pública.
Para hacerle frente, el sector de la salud debe elaborar políticas y financiar acciones; crear nue-
vos procesos de formación de personal, poner en marcha procesos de educación pública, y dedi-
car mayor esfuerzo y creatividad al campo de la investigación, que hasta ahora ha dado respues-
tas importantes pero aún insuficientes.
Al reflexionar sobre la violencia, que es la sustitución de toda argumentación por la fuerza,
es necesario ubicarla en el contexto de la vida y la salud. No se pretende solo racionalizarla, y
menos aún sustituir la acción por la palabra o por las reflexiones, sino tratar de comprenderla
a fondo con el objeto de buscarle alternativas.
En el presente artículo se analiza, con esta finalidad, el tema de la violencia en Colombia,
principalmente desde el punto de vista de su efecto en la salud de los colombianos y de sus
implicaciones para el sector sanitario. El autor expone sus puntos de vista con plena concien-
cia de su subjetividad y limitaciones.

Hasta mediados de los años setenta en Colombia (1), libro clásico que inició caer en diferentes reduccionismos, en
del presente siglo, en Colombia “La el estudio de la violencia en el país, su documento decidieron definir la
Violencia” tenía un significado causal hasta Once ensayos sobre La Violencia (2), violencia como “todas aquellas actua-
y temporal preciso: el conjunto de se refiere a la misma unidad temática y ciones de individuos o grupos que
actos de fuerza, generalmente atroces, cronológica, con obvias variaciones de ocasionen la muerte de otros o lesio-
cometidos al amparo de motivaciones enfoque, énfasis e interpretación. nen su integridad física o moral. En
predominantemente políticas y parti- El incremento de la violencia en sentido muy general la violencia se
distas entre 1948 y 1964. Toda una todas sus formas al inicio de los años puede ver como algo [sic] que impide
extensa bibliografía, desde La violencia ochenta hizo pensar en una “nueva la realización de los Derechos Hu-
violencia”, en abandonar la acepción manos, comenzando por el fundamen-
temporal vigente y enfocar nuevas tal: el derecho a la vida” (3). Aparece
1 Próximamente se publicará en esta revista una ver- preguntas y problemas. Un grupo de entonces la violencia como actividad
sión en inglés de este artículo. consulta convocado por el gobierno humana nociva que menoscaba la inte-
2 Universidad Nacional de Colombia, Instituto de
Estudios Políticos y Relaciones Internacionales, nacional abordó el tema en 1987, inten- gridad y que limita los derechos. El
Santa Fe de Bogotá, Colombia. Dirección postal: tando una especie de tipificación de la documento citado constituye un hito
Director, Corporación Salud y Desarrollo, Apartado
Aéreo 57736, Santa Fe de Bogotá, Colombia. Correo violencia y sugiriendo alternativas en la definición del concepto y del
electrónico: sfranco@gaitana.interred.net.co. estructurales y sintomáticas. Para no problema de la violencia en el país.

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Desde su promulgación, la violencia En la última década la OPS se ha tuye la realidad global de Colombia.
en Colombia empieza a reconocerse venido interesando en el tema y ha Las marcadas diferencias de estructura
como realidad polimorfa, multicausal, apoyado convocatorias para examinar y dinámica familiar entre la costa y la
presente en todo el tejido social e indi- la forma de enfrentar el problema en el región andina, por ejemplo, hacen que
vidual. sector de la salud. En algunos de sus la violencia intrafamiliar tenga tam-
En varios documentos anteriores documentos aún prima el énfasis en el bién perfiles e intensidades diferentes,
(4, 5) he desarrollado algunas ideas aspecto conductual de la violencia (7) como también los tienen la violencia
sobre el perfil de ese complejo pro- y, por tanto, las propuestas de acción urbana y la rural, la de las ciudades
blema que llamamos violencia. En sín- se concentran en el comportamiento grandes y pequeñas, o la de las áreas
tesis, se trata de la imposición de la individual. Obviamente, la OPS no en que el narcotráfico, la guerrilla o
fuerza, al servicio de determinado inte- tiene una posición monolítica al res- ambos han tenido una mayor o menor
rés o conjunto de intereses, ejercida en pecto. Producciones financiadas por penetración. Un discurso sobre la vio-
condiciones de asimetría y con una ella o algunos de sus funcionarios tem- lencia en Colombia tiene que dar
dirección específica, con la consiguien- poreros han contribuido a ampliar el cuenta de esas y otras diferenciaciones.
te negación o limitación de uno o más horizonte teórico, a explorar los aspec-
de los derechos de sus víctimas. No es, tos políticos de la violencia y a aumen-
como suele creerse, el producto de una tar la información disponible sobre el EFECTO EN LA SALUD DE LOS
determinación genética, del azar o de tema (8–10). COLOMBIANOS
la carencia de lógica. Es una actividad Finalmente, la presente reflexión
humana consciente e inteligente, con acerca de los nexos entre la violencia y Resulta imposible elaborar y presen-
una clara finalidad, que se origina en el la salud se concentra en el caso de tar un cuadro completo de la relación
desarrollo de las formas de relación Colombia. La magnitud y tendencias entre la violencia y la salud en Colom-
entre humanos. Es, por lo tanto, cam- que muestran los indicadores de algu- bia. A la complejidad de la relación se
biante e histórica. Se expresa en actos nas formas de violencia —el homicidio suman las graves deficiencias de in-
concretos pero requiere y supone y el secuestro, por ejemplo— hacen formación. En Colombia, como en
determinados contextos, motivaciones, que el país sea el mejor escenario mun- muchos otros países, hay problemas
legalidades y escalas valorativas. Pero dial para explorar los nexos en cues- con los códigos e indicadores utiliza-
tampoco termina con los actos, ya que tión. Aunque una caracterización de la dos, los sucesos registrados y la cober-
genera nuevos procesos y respuestas y actual realidad nacional va más allá de tura y calidad de los sistemas de infor-
produce alteraciones y consecuencias las posibilidades y objetivos de este mación sobre la violencia, tanto en
en los ámbitos individual y colectivo. documento, es esencial hacer algunos términos generales como en el sector
Más que un proceso, es un conjunto de señalamientos mínimos. En primer de la salud. Reconociendo estas limita-
procesos. Tiene raíces, finalidades, lugar, es preciso reafirmar que la vio- ciones, destaco algunos aspectos del
consecuencias mediatas e inmediatas. lencia no es un patrimonio exclusivo problema y algunos indicadores y sus
Es un lenguaje sin palabras, material y nacional, que Colombia no tiene las tendencias para dar una idea de la
simbólico. Cada acto violento deja víc- cifras máximas de la mayor parte de magnitud del problema y de la urgen-
timas, hiere, duele o mata y, al mismo las formas de violencia y que no exis- cia con que hay que tomar decisiones y
tiempo, representa en lenguaje cifrado ten marcadores genéticos o niveles acciones.
confrontaciones, luchas de poder, el hormonales específicos que hagan de
surgimiento o la reafirmación de fuer- los colombianos un grupo humano
zas y proyectos. particularmente violento. Irrefutable- La epidemia de homicidios
El Centro Latinoamericano de Estu- mente, existen algunos elementos cul-
dios de Violencia y Salud, uno de los turales —unos explorados (11–14) y Hace tres décadas la violencia,
grupos que han venido examinando el otros por explorar— y una compleja entendida como el conjunto denomina-
tema en el Brasil, insiste en que la vio- coyuntura nacional en la que conver- do “causas externas” en la nomencla-
lencia se genera y desarrolla en la vida gen muchos elementos: las relaciones tura empleada por el sector de la salud,
en sociedad, resaltando su especifici- internacionales; la falta de equidad y ocupaba el noveno lugar entre las cau-
dad histórica y la convergencia de pro- la exclusión de ciertos grupos de la sas de muerte en Colombia. En los
blemas políticos, económicos, morales, vida económica y política del país; el años setenta pasó a ocupar el cuarto
legales, psicológicos, humanos e insti- narcotráfico; algunas crisis y transicio- lugar y desde los años ochenta se ha
tucionales que representa, incluso en nes en la ética y en los valores; conflic- ubicado en el primero, tomando cada
el plano individual. El mismo grupo tos políticos y militares; la inoperancia vez mayor ventaja en relación a las
ha subrayado que la violencia es una de la justicia y el aumento de la impu- demás causas de muerte de los colom-
red en la cual no siempre somos vícti- nidad (15–20). Cabe anotar también la bianos. Pero los verdaderos indicado-
mas, sino que con frecuencia nos con- importancia de la diversidad regional, res del incremento de la violencia en
vertimos en agresores (6). cultural, étnica y política que consti- Colombia son el número y la tasa de

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homicidios. En la última década ha CUADRO 1. Homicidios (por 100 000 habi- FIGURA 1. Tasas de mortalidad (por 100 000
habido en el país más de 230 000 homi- tantes). Colombia, 1987 a 1994 habitantes) por homicidios, accidentes de
cidios, cifra que supera a los 200 000 tránsito y suicidios. Colombia, 1984 a 1990
Año Homicidios
estimados en Colombia en los años
cuarenta y cincuenta, durante el pe- 1987 36
ríodo de La Violencia. En 1994 los ho- 1988 53
micidios constituyeron 70% de todas 1989 68
1990 73
las muertes violentas registradas en el
1991 81
país, según datos suministrados por el 1992 86
Instituto Nacional de Medicina Legal y 1993 106
Ciencias Forenses (INMLCF) (21). 1994 127
Según datos del Ministerio de Salud Total 630
(cuadro 1), de 1987 a 1994 la tasa de Fuente: Datos tomados de la referencia 21.
homicidios aumentó de 36 a 127 por
100 000 habitantes. Otras fuentes (fi-
gura 1) revelan tasas ligeramente dis-
tintas con una tendencia similar. En la
actualidad, Colombia es el país con la muerte violenta en todos los grupos de
tasa de homicidios más alta del edad a partir de los 5 años (21). Ese
mundo. mismo año, las tres principales ciuda-
Aún más alarmante que el número des colombianas —Santa Fe de Bogotá,
total de homicidios es su distribución Cali y Medellín—, que abarcan la ter-
por sexo y grupos de edad. Los hom- cera parte de la población del país,
bres jóvenes —y cada vez más jóve- tuvieron 50% de todos los homicidios
nes— son las víctimas más frecuentes registrados. Este dato respalda la hipó-
de esta forma de violencia, de la que tesis de la urbanización de la violencia
tampoco escapan las mujeres. Mien- que actualmente sacude al país, fenó-
tras que en la década pasada Medellín meno que la distingue de la violencia la vida y la integridad personal serían
registró 18 veces más asesinatos de clásica ya mencionada (25). Según cometidos en áreas urbanas (26). Es
hombres que de mujeres (22), en 1994 datos de la Policía Nacional, en 1990 innegable que la violencia tiende a
registró solo 13 veces más (21). 85% de los delitos contra el patrimonio urbanizarse, pero ello no significa la
Aunque se mantuvo el predominio de económico y 78% de los delitos contra extinción de la violencia rural. Por
hombres, la participación femenina
mostró un incremento notable. Según
el INMLCF, en 1994 el grupo de 15 a 24
años de edad fue víctima de 34,2% de FIGURA 2. Homicidios, por edad y sexo. Colombia, 1994
todos los homicidios en el país, y el de
25 a 34 años de 33,3%, lo cual indica
que casi 70% de las víctimas de todos
los homicidios tenían de 15 a 34 años
de edad (21).
Como indica la figura 2, donde se
presenta la distribución de homicidios
en Colombia en 1994 por edad y sexo,
es alarmante el número de niños que
fueron víctimas de asesinatos. Al
empezar la década de los noventa, el
homicidio era la segunda causa de
muerte en el grupo de 5 a 14 años (23).
En los primeros 8 meses de 1995, solo
en la ciudad de Medellín se notificaron
700 muertes violentas en menores de
18 años (24). En Itagüí, una de las 10
ciudades del país con el mayor nú-
mero de necropsias en 1994, los homi-
cidios fueron la principal forma de

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ejemplo, en el departamento del La magnitud del problema de la vio- FIGURA 3. Tasas de mortalidad (por 100 000
Guaviare, que es principalmente rural, lencia en Colombia se puede apreciar habitantes) por homicidios en la población
los homicidios representan 61% de mejor cuando se hacen comparaciones de 10 a 24 años de edad. Colombia y Esta-
dos Unidos de América, 1984 a 1990
todas las muertes (23). con otros países. En las Américas, por
La categoría “causas externas” ejemplo, Colombia ocupa el primer
incluye también los accidentes de trán- lugar en términos de la mortalidad por
sito, por una lógica que es debatible. Si todo el conjunto de causas de violen-
bien una parte indeterminada de estos cia. Según cifras de la OPS, en 1990 la
accidentes refleja el tipo de violencia tasa correspondiente era de 76 por
ya descrito, otra parte difícil de cuanti- 100 000 habitantes, y el segundo lugar
ficar cabe rigurosamente dentro de la lo ocupaba Puerto Rico, con una tasa
categoría de fenómenos accidentales, de 27 por 100 000 habitantes. Las cifras
la cual excluye la intencionalidad y la de homicidos eran aun más alarman-
premeditación. Al desagregar las “cau- tes. Según la misma fuente, en 1990
sas externas” de muerte en Colombia Colombia encabezó la lista de las
en sus tres componentes principales Américas con una tasa de 73 homici-
—homicidios, accidentes de tránsito y dios por 100 000 habitantes, mientras
suicidios— y observar sus tendencias que la tasa más baja la tuvo Canadá,
en 7 años consecutivos, se confirma con 2 homicidios por 100 000 habitan-
que los homicidios han aumentado tes. En cambio en accidentes y suici-
notablemente, mientras que los acci- dios el país ocupó posiciones interme-
dentes de tránsito y suicidios se han dias. En 1990 Canadá registró la mayor
mantenido en niveles bajos y casi uni- tasa de suicidios, con 13 por 100 000
formes (figura 1). habitantes, mientras que Colombia
En 1984 se registraban dos homici- tuvo una tasa de 3 por 100 000 habitan-
dios por cada muerte por accidente de tes. En 1989, Chile registró la mayor
tránsito y ocho homicidios por cada tasa de accidentes —66 por 100 000
suicidio. Diez años después, en 1994, habitantes—, mientras que el año una verdadera epidemia de homici-
los homicidios eran cuatro veces más siguiente Colombia tuvo solo 39 acci- dios. Más bien, parece un reconoci-
frecuentes que los suicidios y que las dentes por 100 000 habitantes. En con- miento tardío de un aspecto de la rea-
muertes en accidentes de tránsito, junto, Colombia representa aproxima- lidad nacional. La violencia no es solo
según las cifras del INMLCF. Las per- damente 15% de todas las muertes una epidemia, sino que actualmente
sonas entre los 14 y los 34 años de edad violentas y 20% de todos los homici- constituye el principal problema de
representan 60% de los suicidios, ob- dios en América Latina y el Caribe. Si salud pública del país, tanto en térmi-
servándose una razón de cuatro hom- se comparan los homicidios en Colom- nos de mortalidad, como de dolor,
bres por cada mujer que se suicida. En bia y Estados Unidos, el contraste es enfermedad, deterioro de la calidad de
el departamento de Antioquia, donde alarmante. De 1984 a 1989, este último la vida y costos económicos para la
los homicidios tienen una marcada país tuvo una tasa máxima de homici- sociedad y para el sector de la salud,
tendencia ascendente desde 1984, las dios en la población de 10 a 24 años de como se verá más adelante. Resulta
muertes por accidentes automovilísti- 12 por 100 000 habitantes, mientras obvia la importancia del sida y es com-
cos muestran una tendencia descen- que la tasa colombiana ascendió a 63 prensible la preocupación por su pro-
dente sostenida desde 1985, mientras por 100 000 habitantes en 1989 y a 75 pagación, pero desde que se describió
que los suicidios se han mantenido por 100 000 habitantes en 1990 (figura la enfermedad hace más de una dé-
uniformemente bajos (27). 3). La diferencia fue aun más marcada cada, todavía no ha llegado a 10 000 el
Hay muchos datos y algunos estu- en el grupo de 20 a 24 años. En 1989 número de colombianos que han
dios sobre la distribución de las vícti- Estados Unidos tuvo una tasa de 19 muerto por esa causa. En un período
mas de la violencia en Colombia según homicidios por 100 000 habitantes más breve ha habido, como se anotó
su estrato socioeconómico. Un trabajo —tasa muy superior a la aceptable anteriormente, más de 230 000 colom-
del Ministerio de Salud publicado en para los países que se consideran de- bianos asesinados. Con todo, lo impor-
1993 (28) reveló que las muertes por sarrollados—, mientras que ese mismo tante no es la denominación epidemio-
accidentes de tránsito tienen una dis- año Colombia tuvo 126 por 100 000 lógica de la violencia ni el consenso en
tribución casi uniforme en todos los habitantes. En otras palabras, ese año la asignación de prioridades, sino el
estratos, mientras que la frecuencia del la tasa colombiana fue seis veces reconocimiento del problema, la deci-
suicidio aumenta progresivamente a mayor que la de Estados Unidos. sión política para enfrentarlo y la con-
medida que sube el estrato, y la del En vista de todo lo anterior, no se versión de esa decisión en acciones
homicidio a medida que este baja. exagera al decir que Colombia padece sostenidas.

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Carácter cotidiano de la violencia es la intrafamiliar, sobre la cual se han en niños, lo cual equivale a un prome-
en Colombia celebrado reuniones y se ha publicado dio de un homicidio infantil cada 6
recientemente una compilación de horas.
La violencia como mecanismo para investigaciones, y contra la cual se han Según una encuesta del Instituto
resolver conflictos ha penetrado pro- creado mecanismos de respuesta, tales Colombiano de Bienestar Familiar, la
fundamente en los diversos estratos, como las Redes de Prevención (29–31). cuarta parte de los niños bogotanos
escenarios y relaciones de la sociedad Huelga decir que ya no es posible han sido maltratados por sus padres.
colombiana. Su persistencia e intensi- hablar de la familia como unidad inte- Tanto el maltrato físico como el verbal
dad le han otorgado cierta semblanza grada por padre, madre, hijos y otros parecen más frecuentes en los estratos
de normalidad. Considero, incluso, parientes. Hoy en día la familia tiene socioeconómicos medios y bajos y las
que estamos empezando a vivir dentro un perfil más amplio y puede caracte- niñas suelen ser las principales vícti-
de un orden violento (5), es decir, que rizarse mejor como un conjunto de mas de la violencia sexual registrada.
en la sociedad colombiana se están relaciones mediadas por lazos consan- El INMLCF emitió durante 1994 un
imponiendo formas de relación carac- guíneos y cuyas formas son múltiples promedio diario de 30 dictámenes por
terizadas esencialmente por mecanis- y cambiantes. Como escenario coti- delitos sexuales. En el primer trimestre
mos de fuerza, coacción y miedo. No diano de afectos, poder, pasiones, inte- de 1995 este número superó en 8% al
se pretende insinuar que solo en reses y diferencias, es campo potencial del primer trimestre del año anterior.
Colombia se registren hechos violen- de violencia. Debido al carácter De todos los dictámenes, 60% corres-
tos, o que sea la violencia la única cotidiano y complejo de las relaciones pondieron a casos de violencia contra
forma de interacción entre personas, familiares, y a la dualidad entre la vida menores de 14 años, observándose una
individuos e instituciones, o entre ciu- pública y privada, existen pocas dudas relación de 10 mujeres por cada varón
dadanos y el Estado. Se trata, más de que los datos registrados sobre la (33).
bien, del predominio y aceptación de violencia intrafamiliar representan Existen otras formas frecuentes de
las acciones violentas sobre todas las apenas un porcentaje bajo y una ima- maltrato infantil, como el abandono, la
demás formas posibles de relación, y gen parcial de lo que en realidad acon- explotación laboral y la marginación.
del casi inevitable contacto cotidiano, tece en el seno de la familia. Aun así, y También constituyen formas de vio-
en las más íntimas vivencias indivi- a pesar de que el INMLCF solo recibe lencia generalizada contra los niños
duales y colectivas, con las consecuen- los casos de mayor gravedad con los desplazamientos forzosos, con sus
cias de la violencia. Lo anterior se implicaciones penales, dicha entidad secuelas de desarraigo cultural, desin-
observa a diario tanto en el hogar y el atendió durante 1994 un promedio tegración familiar y desajuste econó-
trabajo, como en la calle, la escuela, el diario de 93 casos de violencia intrafa- mico, y la orfandad (34).
estadio deportivo y la casa. miliar, de los cuales 75% se relaciona- Los niños y niñas no siempre son las
Según datos del INMLCF y de orga- ron con problemas conyugales y 13% víctimas de las redes de violencia.
nizaciones que luchan contra el secues- con maltrato infantil. De cada 21 vícti- Pueden ser también —lo son con cre-
tro, durante 1994 se registró un prome- mas de maltrato conyugal, 20 son ciente frecuencia— los agresores. En
dio diario de 73 homicidios, 4 suicidios mujeres (21). Según una encuesta en 1993 se abrieron 14 461 nuevos expe-
y 4 secuestros en el país (21). Pero cada Colombia (32), una de cada tres muje- dientes judiciales contra niños infrac-
día acontecen, además, centenares de res que conviven con un compañero ha tores, cifra que en 1995 superó los
casos de violencia intrafamiliar y dece- sido insultada, una de cada cinco ha 35 000. Las filas de la guerrilla, del sica-
nas de delitos sexuales, y se violan sido golpeada y una de cada 10 ha sido riato y de la delincuencia organizada y
otros derechos humanos, como el dere- violada sexualmente. De acuerdo al no organizada se engrosan progresiva-
cho al trabajo, a la salud y al estudio. estudio ya citado del Ministerio de mente con niños cada vez menores. Su
Las más mínimas diferencias por con- Salud (28), el maltrato verbal contra las participación varía desde tareas de
flictos de intereses, opiniones y dere- mujeres es frecuente en todos los estra- apoyo y complicidad, hasta responsa-
chos, o por gustos y amores, se tratan tos sociales, mientras que el físico bilidades directas en la ejecución de
de resolver por la vía contundente de parece más frecuente en los estratos delitos y homicidios. Hay información
la fuerza. Bien sea por una transgre- bajos. fehaciente de la participación de niños
sión en las normas del tránsito vehicu- El maltrato infantil merece especial en la ejecución de las recientes masa-
lar; una derrota o un triunfo deportivo; atención. Ya se señaló, por un lado, la cres de Urabá. El tema reviste especial
una disputa entre partes limítrofes; creciente mortalidad por violencia interés y es motivo de gran desaso-
una pequeña deuda, o un proceso judi- entre los niños. En el primer semestre siego, particularmente cuando se con-
cial, la violencia suele ser la opción de 1994, 6% de los homicidios cometi- sideran sus implicaciones para el fu-
más inmediata y definitiva. dos en Medellín se registraron en turo. Con él se relacionan muchos otros
De las muchas formas de violencia menores de 15 años. De los 18 homici- temas: la crisis de la estructura fami-
cotidianas, algunas han venido reci- dios que en promedio se cometen cada liar; la violencia vivida en la infancia y
biendo especial atención. Una de ellas día en Santa Fe de Bogotá, cuatro son su reproducción en el adulto; la falta

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de equidad; los contenidos y métodos “poblaciones superfluas”, cuyo perfil ticulación de sus redes y en la identifi-
de la educación formal e informal; el vienen explorando en el Brasil algunos cación de sus representantes. Quizá
papel de los medios de comunicación investigadores (35). En Colombia la haya contribuido a ello su vinculación
en la difusión de información y en la categoría no se refiere a un grupo con el complejo y peligroso fenómeno
creación de conciencia y valores socia- homogéneo, sino a grupos de diferen- del narcotráfico. Pero, para superar los
les; los fundamentos éticos; la penali- te naturaleza, pero unificados por una actuales niveles de violencia se re-
zación y rehabilitación de niños delin- misma valoración: sobran, son indese- quiere, entre muchas otras cosas, com-
cuentes. Más que un interés analítico, ables e infuncionales y, por tanto, prender el fenómeno del sicariato y
el problema debe provocar una reac- deben ser eliminados. Desechable es proceder a combatirlo.
ción social, si realmente se desea sentar para unos el que asume una conducta Las masacres son asesinatos colecti-
las bases para un futuro menos vio- sexual diferente, como la prostituta, el vos y simultáneos. Se vienen regis-
lento, tanto en los ámbitos político y travesti, el homosexual; para otros, es trando en el país con mayor frecuencia
social como en la vida cotidiana. el ladrón callejero, el opositor político, desde la década pasada y se concen-
Su presencia diaria también redunda el rival en el amor o en el mercado, el tran por temporadas en determinadas
en una especie de banalización de la mendigo, el minusválido, el de otra zonas. Según los principales periódi-
violencia, es decir, en su aceptación raza. Frente a su exterminio los secto- cos del país, en los primeros 10 meses
como fenómeno intrascendental. res sociales que los califican como tales de 1994 se registraron en el valle de
Aumentan los niveles de tolerancia no solo adoptan una postura permisi- Aburrá, donde se ubica la ciudad de
frente a ella, se reducen los mecanis- va, sino promotora o activa. Si en el Medellín, 43 masacres con un total
mos de respuesta individual y colecti- orden violento matar es la forma habi- de 179 víctimas y un promedio de cua-
va, se pierde la capacidad de asombro tual de intentar resolver un conflicto, tro muertos por masacre, la mayoría
y se sucumbe ante el miedo y la indife- matar al desechable es una tarea de hombres jóvenes. En agosto y septiem-
rencia. Esta banalización añade un “limpieza social”, concepto que se ha bre de 1995, las masacres se concentra-
nuevo eslabón al problema y conduce prestado para justificar el exterminio ron en la zona bananera de Urabá,
a cierto fatalismo, de perversas conse- de muchos de ellos. donde hubo ocho masacres con un
cuencias en el momento de intentar la Más que los sicarios, el verdadero total de 91 muertos y un promedio de
activación de mecanismos de reacción. problema es el sicariato. Los primeros 11 muertos por episodio. En el munici-
son los asesinos a sueldo, las termina- pio de Apartadó de la misma zona, se
les de circuitos complejos, la cara cometió en enero de 1994 una de las
El sicariato, los desechables externa de actores ocultos. Es grave mayores masacres en la historia re-
y las masacres que existan sicarios, pero lo es más aún ciente del país: 36 muertos y 17 heri-
que exista el sicariato; es grave que dos, todos residentes de un barrio de
Estos tres fenómenos forman parte alguien mate porque le pagan, pero es invasión y muchos de ellos reintegra-
cotidiana de la violencia en Colombia más grave que alguien pague por dos a la vida civil después de haber
y son altamente representativos de la matar. Ambos fenómenos tienen una pertenecido a un grupo guerrillero.
actual situación de violencia. Ninguno misma fundamentación: es válido Las masacres no siempre apuntan
es un invento ni un patrimonio exclu- asignar y pagar o recibir un precio en hacia el mismo blanco. Algunas se
sivamente nacional, pero en la última dinero por la eliminación del derecho dirigen a eliminar a un tipo de dese-
década los tres han cobrado mayor a la vida de otro. Pero mientras el sica- chable en particular, otras a cobrar
presencia e importancia en el país. Una rio ejecuta sin más objetivo que la cuentas pendientes entre traficantes de
breve reflexión sobre ellos, como la remuneración, los verdaderos prota- drogas o de armas, a eliminar oposito-
que sigue, permite reconocer lo que gonistas del sicariato son quienes, en res o rivales políticos, a ostentar fuerza
representa actualmente la violencia, función de sus valores e intereses, y dominio en determinados territorios
advertir la gravedad de su persistencia seleccionan a la víctima, le ponen pre- y a infundir miedo por atreverse a
y hacer un llamado a combatirla. Es cio, proveen el dinero y contratan la disentir. Incluso hay indicios fundados
imposible considerar sano a un país acción. Todo este proceso sicarial niega de que algunas masacres han sido la
o sociedad que genera masacres, ali- categóricamente cualquier ordena- prueba final del entrenamiento para
menta el sicariato y produce y elimina miento jurídico, el carácter innegocia- optar por el título de sicario. En
“desechables”. ble de la vida humana, algunos de los todos los casos, la colectivización de la
La palabra “desechable” viene del papeles esenciales asignados al Estado muerte tiene un efecto simbólico y de
mundo industrial. Se refiere original- y las relaciones de ciudadanía. intimidación. Las masacres reflejan la
mente a productos y objetos que deben Llama la atención que en Colombia, vulnerabilidad de la sociedad, el pre-
eliminarse cuando termina su vida país en que el fenómeno del sicariato dominio de los intereses de personas o
útil. El concepto se humanizó a partir ha alcanzado proporciones alarman- grupos por encima de cualquier pauta
de la configuración de lo que Hanna tes, se haya avanzado tan poco en la o concepto elemental de convivencia,
Arendt denominó hace décadas comprensión de sus raíces, en la desar- la pérdida del monopolio de la fuerza

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por parte del Estado y, especialmente, de estancia hospitalaria dedicados a relacionadas con la violencia y los acci-
el actual grado de desvalorización de víctimas de la violencia; y los costos dentes mostró una tendencia ascen-
la vida humana. Además, por su pro- directos de la atención médica y hospi- dente. Si se parte de la premisa de que
pia dinámica, más de una masacre ha talaria ocasionados por ella. Reciente- la actual esperanza de vida al nacer de
sido una respuesta a otra anterior, mente algunos investigadores e insti- un colombiano promedio es de 69
generándose una especie de círculo tuciones han venido empleando el años, y de que la edad promedio de las
perverso de asesinatos “en masa”. Las indicador denominado “años de vida víctimas del homicidio es de 29 años,
masacres, como hechos de violencia saludable perdidos”, que equivale a se deduce que por cada asesinato se
colectiva, demandan acciones y reac- los años perdidos no solo por muerte pierden en promedio 40 años de vida
ciones también colectivas que les res- prematura sino también por discapaci- potencial. Si se estima en aproximada-
ten legitimidad y que ayuden a contro- dad. Donde se dispone de menos mente 30 000 el número anual de
lar o eliminar los factores que las información es quizá en el campo de homicidios, la deducción es que anual-
fomentan. los indicadores del deterioro de la cali- mente el país pierde por esta causa
dad de vida por causa específica, y 1 200 000 años de vida potencial. Mien-
este campo es, por lo tanto, el que tras que en 1983 la violencia y los acci-
COSTOS DE LA VIOLENCIA exige un mayor trabajo futuro. dentes representaban 17% de toda la
PARA EL SECTOR DE LA SALUD De los estudios citados, uno de los mortalidad en el país, en 1991 dicho
más interesantes, ya que incluye datos porcentaje se elevó a 27%. Esto implica
Bien sea desde una perspectiva eco- parciales de Brasil, México y Perú, es el que de cada cuatro colombianos muer-
nómica, social, emocional o psicoló- patrocinado por la División de Promo- tos, uno muere por violencia o acci-
gica, son muy altos los costos de la vio- ción y Protección de la Salud de la OPS dente. En Antioquia, donde se produce
lencia para el sector de la salud en (41). Con todo, se trata de estudios de un alto porcentaje de los homicidios, se
Colombia. En este documento se inclu- caso que solo exploran los costos de la calculó en 64 833 el número de años de
yen en la categoría de costos tanto los atención hospitalaria y que se basan en vida potencial perdidos por dicha
bienes, recursos y fondos que se dedi- metodologías, universos y períodos causa en 1982, cifra que equivale a 20%
can a mantener los servicios de aten- diferentes. En México y Perú, por del total de años de vida potencial per-
ción y recuperación, o que se pierden a ejemplo, se usaron como referencia los didos. En 1992, la cifra absoluta había
causa de los daños sufridos, como el datos reunidos en un solo servicio subido a 507 200 y la fracción corres-
impacto negativo sobre la calidad de la dentro de un solo hospital mediante pondiente a la escandalosa cifra de
vida individual y colectiva. El tema una encuesta que duró una semana. 84% (27). En cuanto a la denominada
obviamente exige una mayor precisión No obstante, los autores realizaron “carga de la enfermedad”, estimada en
conceptual e investigaciones directas y análisis prospectivos para todos los términos de años de vida saludable
de mayor profundidad. Para los objeti- países de América Latina y el Caribe y perdidos, los homicidios ocupan el
vos del presente trabajo basta con concluyeron que el costo de la atención primer lugar. En el período de 1989
señalar algunos indicadores que ilus- prestada a 50% de las víctimas que a 1991, fueron los responsables de
tren con precisión el costo casi insospe- murieron y a 100% de las que sufrieron 1 356 675 años de vida saludable perdi-
chado para la salud y para el sistema lesiones de leves a graves fluctuaba en dos, o 24,6% del total, porcentaje que
sanitario del país de las actuales condi- la Región entre US$ 3 600 millones y duplica el atribuible a las enfermeda-
ciones de violencia. US$ 5 600 millones, cifra que repre- des cardiovasculares (43). Si no fuera
Varios grupos y autores, aplicando senta de 4 a 7% del gasto total en salud por la violencia, la esperanza de vida
muy diversas metodologías, han estu- de todos los países en conjunto. En promedio de los colombianos sería
diado aspectos del tema en distintos estos mismos países, las pérdidas eco- mayor de la actual cifra de 69 años.
países o subregiones (36–41). Se trata, nómicas ocasionadas por las muertes Esto queda confirmado por el hecho,
por lo general, de estudios locales, sec- prematuras y discapacidades produci- ampliamente comprobado, de que la
toriales o regionales cuyas metodolo- das por la violencia se estimaron en esperanza de vida de las mujeres es
gías aún no permiten calcular los cos- US$ 11 400 millones. mayor que la de los hombres y de que
tos globales de la violencia ni conocer En Colombia los homicidios y acci- la brecha entre los sexos muestra una
a cabalidad muchos de los aspectos dentes son la causa principal de años tendencia a incrementarse.
que aquí se consideran importantes. de vida potencial perdidos. En 1991, En lo referente a los costos moneta-
Los indicadores más utilizados han dicha categoría representó 39,9% del rios, las cifras aún son incompletas,
sido las ya mencionadas tasas de mor- total de años de vida potencial perdi- poco confiables, o demasiado genera-
bilidad y mortalidad por causas exter- dos, y las causas perinatales ocuparon les y se basan en unidades que siguen
nas; los años de vida potencial perdi- el segundo lugar, con 13,3% (42). siendo objeto de debate. Una publica-
dos; el porcentaje de la mortalidad Según la misma fuente, en la década de ción económica nacional (44), basada
atribuible a causas externas; el porcen- 1983 y 1992, la proporción de años de en un estudio del Departamento
taje de camas hospitalarias y de días vida potencial perdidos por causas Nacional de Planeación, divulgó

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recientemente algunas cifras que refle- limitación de las extremidades u órga- lar, por su cotidiana respuesta, con
jan el costo total de la violencia en nos, las alteraciones del desarrollo y limitaciones de recursos en ocasiones
Colombia. Según la publicación, cada del funcionamiento psicológico, afec- extremas, a las demandas que diaria-
año el país gasta por concepto de vio- tivo, intelectual y motor, y la disminu- mente plantea la atención a las vícti-
lencia $Col 6 200 millones. El total se ción de la agudeza sensorial y percep- mas de la violencia. Hay muchas his-
obtuvo sumando los gastos en defensa, tiva. Tampoco son menos cuantiosos torias no contadas de genialidad,
seguridad pública y privada, justicia, los costos de la rehabilitación de las solidaridad y heroísmo en este campo.
pagos por secuestros, costos por deli- funciones recuperables, ni los de los El objeto de estas reflexiones finales es
tos contra el patrimonio público y pri- servicios de medicina legal y forense, identificar los diferentes frentes en que
vado y valor estimado de los homici- esenciales para la toma de decisiones el sector de la salud puede, junto con
dios en términos de años de vida jurídicas y penales y para el avance del otros sectores, contribuir a mitigar el
potencial perdidos. No aparece la esti- trabajo científico y técnico en el campo problema de la violencia y a encontrar
mación de los gastos del sector de la medicolegal. alternativas para lograr una sana con-
salud. Aunque la cifra arroja luz sobre Es posible que los costos mayores de vivencia ciudadana. Nuestra discusión
la magnitud del problema, es impre- la violencia no se puedan estimar en se basará, por consiguiente, en la pre-
cisa porque incluye rubros demasiado términos cuantitativos o económicos. misa de que la respuesta de las dife-
amplios y excluye otros que son esen- ¿Quién puede estimar el costo de que- rentes instituciones del sector de la
ciales. dar huérfano o de perder al cónyuge? salud de Colombia frente a la violencia
En 1993, el entonces Ministro de ¿Cómo valorar el impacto de una es aún insuficiente e inadecuada, si se
Salud estimó en $Col 600 000 (US$ 1,00 masacre en los parientes, vecinos, consideran la magnitud, dinámica y
 $Col 1 000,00) el costo promedio de compañeros y amigos de las víctimas, progresión del problema.
la atención de un caso de trauma y en y en la población en general? ¿A cuán- Cabe, para empezar, hacer dos
$Col 80 000 millones el costo anual de tas unidades de dolor e infelicidad observaciones críticas. En primer
la atención de casos de violencia y constantes equivale tener para siempre lugar, el sector de la salud, en vez de
trauma en el país. Ese mismo año, el a un familiar o amigo desaparecido? contribuir a enfrentar y atenuar la vio-
Director del Hospital Universitario ¿Y cómo estimar, en términos del bien- lencia, muchas veces genera más vio-
San Vicente de Paúl de Medellín, enti- estar de individuos y grupos, el costo lencia. Estructuralmente, la falta de
dad que dedica la cuarta parte de sus de los desplazamientos y exilios forza- cobertura sanitaria de casi la tercera
camas a la atención de casos graves de dos por las amenazas y otras formas parte de la población colombiana es,
violencia y en la cual la tercera parte de violencia? No se puede disfrutar, ni de por sí, una forma de violencia
de los egresos son de casos atendidos dormir, trabajar o comer de la misma importante. Además, cuando el sector,
por lesiones personales, estimó en manera tras el asesinato o la desapari- por intermedio de alguno de sus agen-
$Col 5 340 millones el costo de la ción de un hijo, pariente o amigo. La tes, impone autoritariamente sus pau-
atención del trauma en la institución, salud mental es una de las cajas de tas y decisiones o pretende obviar ele-
equivalente a un promedio diario de resonancia interior de la violencia mentos importantes de la subjetividad
$Col 15 millones. En 1990 la tercera padecida directa o indirectamente, del paciente, puede incurrir en abier-
parte del presupuesto total de dicho como lo son también la integridad del tas violaciones de los derechos huma-
hospital se dedicó a cubrir los costos tracto gastrointestinal y del cerebro y nos y en consiguientes actos de violen-
de hospitalización por lesiones perso- la presión arterial. Es posible que la cia. Ejemplos frecuentes son la práctica
nales (39). En 1994 el mismo hospital dosis diaria de risa de los colombianos de ciertos procedimientos en mujeres
recibió en su servicio de urgencias de haya disminuido notablemente en la sexualmente violadas o el ingreso
adultos un promedio mensual de 1 268 última década, en buena parte debido involuntario del paciente.
casos de trauma y violencia. Si se man- a las múltiples violencias padecidas. Y En segundo lugar, generalmente nos
tiene el mismo promedio estimado de hay indicios, que deben comprobarse quedamos cortos frente al problema de
$Col 600 000 por la atención de cada rigurosamente, de que han aumentado la violencia, es decir, la base concep-
caso, el costo mensual aproximado en las consultas y el consumo de medica- tual, los mecanismos de ejercicio pro-
la institución será de $Col 760 millones mentos por depresión, gastritis, cefa- fesional y la asimilación y apropiación
y el anual de $Col 9 120 millones. lea e insomnio. de determinadas funciones sociales,
¿Quién paga estas cantidades, proyec- nos llevan con frecuencia a reducir la
tadas ya a nivel nacional? práctica y el saber médicos a parcelas
Otros costos que no se han calculado RESPUESTA DEL SECTOR pequeñas de la realidad, que en este
con precisión son los de las secuelas DE LA SALUD A LA VIOLENCIA caso sería la violencia. Por tal motivo
orgánicas, psíquicas y físicas de los terminamos por desconocer la índole,
actos de violencia que no causan la No se suele dar reconocimiento al magnitud y dinámica del problema en
muerte, y los de otras consecuencias sector de la salud en su conjunto, ni a cuestión, lo cual empobrece el aporte
indirectas. Son ejemplos la pérdida o cada uno de sus miembros en particu- potencial del sector de la salud y con-

100 Franco Agudelo • Violencia y salud en Colombia


tribuye a fraccionar el conocimiento y asomarse a otros escenarios fuera de mecanismos permanentes de evalua-
enfrentamiento del problema. los consultorios y hospitales, escuchar ción y ajuste. Pero además, las institu-
En principio pueden distinguirse a interlocutores diferentes de los ciones deberían dedicarse directa-
tres tipos de instituciones del sector de pacientes, asociarse con nuevos actores mente, sin sacrificar su responsabilidad
la salud que obligatoriamente guardan y crear nuevos frentes de trabajo. asistencial, a apoyar e intensificar las
relación con la violencia y de las cuales Como parte de la comunidad acadé- acciones preventivas, a promover la
la sociedad tiene derecho a exigir una mica nacional, los investigadores han salud y a defender la vida. Estas activi-
mejor respuesta y mayor colaboración. desempeñado un papel importante en dades requieren la acción de múltiples
Se trata de las instituciones formado- el esclarecimiento del problema de la sectores, recursos adicionales y la
ras de personal; las encargadas de violencia en Colombia. No obstante, capacidad de entablar nuevas relacio-
atender y rehabilitar a las víctimas; y tan grande es el desajuste entre las nes y de correr nuevos riesgos. Obvia-
las responsables de las actividades de necesidades sociales y las prioridades mente los servicios asistenciales no
orientación, gestión, financiamiento y científicas, que queda aún mucho pueden solucionar el problema, pero sí
evaluación. camino por recorrer. Tanto la epide- pueden desempeñar un papel impor-
Si se examina el contenido temático miología como la medicina legal y las tante a la hora de combatir uno de sus
de los planes de estudio de técnicos, ciencias forenses; la vigilancia epide- aspectos más fundamentales. Tales ser-
auxiliares, profesionales y otros espe- miológica como los más modernos sis- vicios contribuirían en mucho mayor
cialistas en el campo de la salud, así temas de información; los conocimien- grado a atenuar el impacto de la vio-
como las áreas de práctica, líneas de tos sobre las bases sociales, médicas y lencia —vidas perdidas, dolor huma-
investigación, habilidades cultivadas y fisiopatológicas de la violencia y del no, costos monetarios, y demás— si en
horas dedicadas al tema de la violen- trauma, podrían y deberían tener en su orientación, estructuración, funcio-
cia, se advierte un enorme desajuste Colombia un gran desarrollo cientí- namiento y financiamiento la violencia
entre la magnitud de este problema en fico. En la comprensión científica del ocupara el lugar que merece en pro-
Colombia y la importancia que se le problema y en la creación de concien- porción con su magnitud.
otorga. Ya es hora de lograr una inte- cia social frente a él, la academia tiene Algo similar a lo anterior puede afir-
gración más orgánica, fundamentada ante el país una tarea inconclusa. marse en relación con las entidades e
y permanente de los distintos aspectos Los servicios asistenciales han paga- instituciones dedicadas a la formula-
del tema en las diferentes etapas del do una cuota muy alta por atender a ción de políticas, a la toma de decisio-
proceso formativo. Si la magnitud quienes sufren las peores consecuen- nes y al financiamiento, programación,
social del problema se ha de ver refle- cias de la violencia. Son sus trabajado- gestión y evaluación del sector de la
jada en los intereses, contenidos y acti- res los que han soportado la presión de salud. No se pretende reestructurarlo
vidad diaria de la academia, la violen- las crisis y desesperación de las vícti- todo en función de la violencia, pero
cia como objeto de conocimiento y de mas y sus familias. Las instituciones resultan contraproducentes y muy cos-
transformación, y su enfrentamiento han tenido que multiplicar sus recur- tosas la ignorancia y subvaloración del
como responsabilidad social, tendrían sos, generalmente escasos, para satis- problema. No puede tratarse de forma
que figurar mucho más entre los temas facer una enorme demanda. marginal o sintomática o, peor aún,
del ciclo formativo y suscitar un Es preciso, no obstante, reconocer por oportunismo político, un pro-
mayor esfuerzo intelectual y mayor también que con frecuencia la res- blema que responde por la cuarta
creatividad en el diseño de estrategias, puesta ha sido pasiva y los recursos parte de las muertes y la tercera parte
mecanismos y acciones de respuesta. insuficientes en relación a la naturale- de los servicios que presta el sistema
En lo que respecta al segundo punto za, dinámica y magnitud de la violen- de salud. Conviene reiterar la impor-
planteado anteriormente, las escuelas cia. Formado el personal sin suficiente tancia de la cooperación internacional,
deben cuidarse de “medicalizar” la visión y capacitación para entender el de abordar el problema de una manera
violencia, es decir, de reducirla a la problema y enfrentarlo, diseñados los intersectorial e interinstitucional, y de
lógica bionatural y de pretender servicios para determinadas formas y articular las políticas y planes naciona-
enfrentarla con los recursos y discipli- tipos de atención, y limitados estructu- les con los de otros países para poten-
nas tradicionalmente utilizados por las ralmente por graves carencias, es aún ciar las iniciativas y recursos.
diferentes profesiones de la salud. Por precaria la adecuación del sector sani- En un reciente documento propuse
su naturaleza, dinámica, significados e tario a las necesidades impuestas por articular la labor científica y política de
implicaciones, comprender y manejar la violencia. Ella exige comprensión la comunidad medicosocial internacio-
la violencia requiere un esfuerzo inter- psicológica; un equipo multiprofesio- nal para construir y poner en práctica
sectorial, interdisciplinario, multiprofe- nal de respuesta rápida y trabajo coor- una agenda en pro de la vida (45). Si
sional y participatorio. Hay que supe- dinado en red; mecanismos ágiles de hoy en día la violencia constituye en
rar la ignorancia y los prejuicios en las intervención y remisión; materiales, Colombia la principal amenaza a la
áreas de economía y derecho, sociolo- equipos e instalaciones adecuadas; una vida y al bienestar, con mayor razón es
gía y ética, historia y filosofía. Hay que experiencia asistencial sistematizada y preciso, para combatirla, ir más allá de

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las acciones e intervenciones particula- interinstitucionales en los niveles la capacidad de convertirse en meca-
res y sectoriales y articular todo el tra- local, departamental y nacional; dar nismos concretos de participación ciu-
bajo de los sectores de la salud pública prioridad a ciertos aspectos, tareas, dadana y en vehículos para reformular
y epidemiología, procurando lograr recursos y mecanismos, y conseguir el la acción estatal y fortalecer la socie-
una movilización a gran escala en apoyo activo de los medios de comuni- dad civil. Todos estos son mecanismos
defensa del derecho a la vida y la cación. Además de su poder de convo- esenciales para revertir en un plazo
salud. Ello implica tener políticas y catoria y de su capacidad de acabar razonable la intolerable espiral de vio-
opciones generales bien definidas en con la apatía y la tolerancia a la violen- lencia que hoy registra y padece
los niveles individual y colectivo; lle- cia, la agenda en pro de la vida y el Colombia.
gar a una serie de acuerdos intra e movimiento en pro de la salud poseen

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ABSTRACT In Colombia, violence seems uncontrollable. Along with massacres and group killings
of astonishing cruelty, there are also kidnappings and disappearances, abuse of chil-
dren and the elderly, and rape of young adolescents. Every day, without respite,
Violence and health Colombians are witnesses or victims of street crimes as well as racial, sexual, and
in Colombia socioeconomic discrimination. Unwillingly, they become agents of aggression in
public transport, at home, at school, and at work.
Colombia has the highest rates of mortality from homicide in the world. Apart from
the enormous institutional burden that violence imposes on the health services and
forensic medicine, it now constitutes the principal public health problem in the
country. To confront it, the health sector must develop policies and finance actions,
develop innovative ways to train personnel, implement public education processes,
and devote more effort and greater creativity to research, which up to now has pro-
vided some, but not enough, important answers.
Violence, which is the substitution of force for any type of dialogue, must be con-
sidered within the context of life and health. This it not merely an attempt to rational-
ize violence, much less to substitute words or reflection for action, but rather an
attempt to understand it in depth in order to search for alternatives.
With that goal, this article analyzes the subject of violence in Colombia, principally
from the perspective of its effect on the health of the citizens and its implications for
the health sector. The author fully recognizes the subjectivity and limitations of the
views he expresses herein.

Rev Panam Salud Publica/Pan Am J Public Health 1(2), 1997 103

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