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La mayoría de las personas conocemos nuestra historia de vida. Este conocimiento proviene de los
aportes de las personas significativas que nos han cuidado y querido, de la cultura y del contexto
social del que provenimos. Se constituye de forma involuntaria en una referencia, en una especie
de hoja de ruta; nos habla de quiénes somos y de lo qué se espera de nosotras/os. Hay relatos de
vida constructivos que devuelven una imagen positiva a la persona protagonista, sobre lo que hace
y lo que siente, y hay relatos que por el contrario, la definen como alguien no merecedora de
afecto y no legitiman ni sus actos ni sus sentimientos. Existen relatos vacíos, sin contenido,
fragmentados, relatos no comprensibles o dolorosos, pero todos ellos, todos, han causado
impacto a su protagonista. La separación de su núcleo familiar y el paso de las niñas y niños al
sistema de protección significan que de una u otra forma, han vivenciado experiencias
traumáticas, como malos tratos, deprivaciones, abusos, negligencia, que les han dejado la huella
del sufrimiento, del abandono y de la inseguridad. Esa es una parte de su historia. Los recuerdos
del pasado pueden estar en muchos casos teñidos de culpabilidad y el relato de vida debe ser
entonces explicado y reformulado, de tal forma que les devuelva una autoimagen positiva. Si esto
no se hace, terminarán siendo protagonistas de una historia disociada, dolorosa o inaccesible, y
como señala Javier Múgica “no es de extrañar que tengan dificultades para conocerse, para saber
quiénes son, hacia dónde van y a quién pertenecen”. Es un factor de riesgo que, unido a otros,
puede dificultar el desarrollo y comprometer el bienestar emocional de unas niñas y niños que,
cuando llegan al sistema de protección, ya son víctimas. El pasado nos sirve de guía en el presente
y cuando se pierde, el desarrollo emocional se resiente. Debemos tener presente que la
percepción y comprensión de la historia está mediatizada por el momento evolutivo en que se
encuentran, por lo que las experiencias asimiladas pueden requerir de nuevas reelaboraciones
conforme aumenta su capacidad cognitiva.