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Encuadre jurídico de la extinción del contrato de trabajo:

En primer lugar hay que decir que, la renuncia es un acto jurídico

unilateral que debe representar la auténtica voluntad de quien lo emite.

En el caso de autos la renuncia resulta producto de un acto bilateral

protagonizado por la exigencia puesta en acto por la accionada.

Que ello descarta ab initio la legalidad de la renuncia así obtenida por

cuanto, se reitera, no constituye un acto espontáneo de quien aparece

renunciando, lo que lo desnaturaliza como tal.

En otras palabras, la renuncia del actor, no representa más que la

verdadera y auténtica voluntad de la empleadora de extinguir el contrato de

trabajo que lo vinculaba con ésta.

O sea que se actúa una renuncia cuando en realidad se materializa la

voluntad extintoria de la empleadora, utilizando dicho medio en fraude de la

ley laboral, para obtener la desvinculación sin costos indemnizatorios (Arts.

14 y 242 LCT y 12 CCC).


Que en tal sentido, y conforme lo disponen la primera y última norma

citada,

Y ello resulta claro a poco que se considere que, sí la accionada

hubiera estado seguro de que el incumplimiento imputado al actor fuera de

una gravedad tal que no consintiera la prosecución de la relación laboral

hubiera tenido razón suficiente para despedirlo con causa.

Pero la conducta puesta de manifiesto demuestra a las claras que ello

no era así; más aún cuando se trataba de un trabajador intachable, con 8

años de antigüedad en el cargo, frente a un supuesto hurto que el actor no

cometió y que la accionada sabía desde el comienzo por cuanto el culpable

del hecho se lo había confesado.


Que el hecho denunciado es pasible de ser encuadrado desde

diversas ópticas jurídicas, las que seguidamente analizaremos en el marco

de la pluridimensión normativa que, como demostró Cornaglia hace ya

muchos años, son pasibles de ser analizadas las conductas sujetas a

juzgamiento.

Al momento de dictar sentencia VS podrá aplicar el régimen que sea

compatible con los hechos que se hayan probado y la hipótesis que resulte

más protectoria para los derechos del actor, sujeto de preferente tutela

constitucional, conforme el principio pro persona u homine (Art.29 CADH).

Que en principio a los hechos en juzgamiento se le pueden aplicar

cuatro esquemas de solución jurídica distintos.

a) La renuncia fue otorgada en fraude de la ley laboral (Art. 14 LCT).

b) La renuncia es un acto en fraude de la ley civil (Art. 12 CCC).

c) El objeto del acto jurídico sub examine es ilícito (Arts. 386 y 279

CCC).
d) El acto jurídico fue obtenido con aprovechamiento del estado de

necesidad e inexperiencia del actor (Arts. 332 y 338 CCC).

Seguidamente desarrollamos las hipótesis en el orden expuesto.

a) La renuncia fue otorgada en fraude de la ley laboral (Art. 14

LCT): Como se dijo en el capítulo de hechos la renuncia obtenida de la

forma descripta encubrió la voluntad real del empleador, que era extinguir el

contrato de trabajo que mantenía con el actor. O sea que se encubrió un

despido.

Que los actos jurídicos que se llevan adelante invocando una norma

para preterir la aplicación de una norma imperativa son ejecutados en

fraude de la ley (Conf. Art. 12 CCC).


En estos términos el Art. 14 LCT dispone que los actos (en el caso la

extinción del contrato de trabajo) que se hayan otorgado en fraude de la ley

laboral, de cualquier otra manera que las expresamente mencionadas en la

norma, serán nulas.

En ese caso, dispone la norma, la relación quedará regida por la ley

laboral.

Así, resultando nula la renuncia obtenida en fraude de la ley laboral

(es decir sin efecto alguno), continúa vigente el contrato de trabajo que

vinculaba a las partes.

Dicho de otra manera, siendo que el acto extintivo resulta ser nulo

conforme la ley laboral, el acto extintivo resulta inexistente (nulidad

absoluta) y por lo tanto mantiene su vigencia el contrato de trabajo.

Y si el contrato continúa vigente, lo que es retroactivo al momento de

obtenida la renuncia por el efecto dispuesto para los actos de nulidad

absoluta, Art. 387 CCC) obviamente continúan vigente las obligaciones del
empleador de dar ocupación efectiva y pagar la remuneración devengada.

En virtud de ello resulta conforme a derecho se ordene la reinstalación

del trabajador y el pago de los salarios caídos.

b) La renuncia es un acto en fraude de la ley civil (Art. 12 CCC):

Dispone el segundo párrafo del Art. 12 CCC que "El acto respecto del cual

se invoque el amparo de un texto legal, que persiga un resultado

sustancialmente análogo al prohibido por una norma imperativa, se

considera otorgado en fraude a la ley. En ese caso, el acto debe someterse

a la norma imperativa que se trata de eludir".

Que la norma transcripta trae una diferencia con respecto al Art. 14

LCT. Esta norma dispone que la relación jurídica quedará regida por la ley
de contrato de trabajo, en cambio la que estamos analizando dispone que

dicha relación que sometida "a la norma imperativa que se trata de eludir".

En este caso la normativa que se trata de eludir es la que regula la

extinción del contrato de trabajo sin justa causa.

Que en el presente caso nos encontramos frente a esta situación pues

va de suyo que si el empleador hubiera tenido una justa causa de despido,

no hubiera recurrido una maniobra violenta y contraria a derecho para

obtener la extinción del contrato de trabajo. Simplemente hubiera

despedido con expresión de la causa que lo justificaba.

Pues bien, siendo que la relación jurídica queda regida por la norma

aplicable en materia de despido sin causa, corresponde determinar cuál es

la misma y que derechos le asisten al trabajador en dicha hipótesis.

Surge evidente que se podría aplicar, al sub lite, el Art. 245 LCT, sin

embargo existe una norma convencional que ofrece una mayor nivel de

protección y en consecuencia desplaza la de orden interno (Art. 75, inc. 22


CN).

Es el Art. 7, inc. d del Protocolo de San Salvador que dispone

"Condiciones Justas, Equitativas y Satisfactorias de Trabajo. Los Estados

partes en el presente Protocolo reconocen que el derecho al trabajo al que

se refiere el artículo anterior supone que toda persona goce del mismo en

condiciones justas, equitativas y satisfactorias, para lo cual dichos

Estados garantizarán en sus legislaciones nacionales, de manera

particular:.. d. la estabilidad de los trabajadores en sus empleos, de

acuerdo con las características de las industrias y profesiones y con las

causas de justa separación. En casos de despido injustificado, el

trabajador tendrá derecho a una indemnización o a la readmisión en el


empleo o a cualesquiera otra prestación prevista por la legislación

nacional".

Entonces, conforme lo dispone la norma convencional (de nivel

jerárquico superior a las leyes) dispone para el caso de despido sin justa

causa (como se vio es el acto encubierto con la renuncia) que el trabajador

tiene garantizada la estabilidad en el empleo y tiene derecho a la

readmisión en puesto de trabajo; esto es la implícita ineficacia del despido

así dispuesto.

De la claridad de la norma se desprende que el actor puede convalidar

el despido dispuesto o hacer patente su ineficacia solicitando su

reinstalación, que es el caso de autos.

Siendo entonces ineficaz el despido no sólo corresponde ordenar la

reinstalación sino también los salarios caídos, atento que el despido no

extinguió el contrato vigente entre las partes, sino también el pago de los

salarios caídos.
Lo que así se solicita.

c) El objeto del acto jurídico sub examine es ilícito (Arts. 386 y

279 CCC): Dispone el Art. 279 CCC que "El objeto del acto jurídico no debe

ser un hecho imposible o prohibido por la ley, contrario a la moral, a las

buenas costumbres, al orden público o lesivo de los derechos ajenos o de

la dignidad humana. Tampoco puede ser un bien que por un motivo

especial se haya prohibido que lo sea".

Pues bien, la renuncia que obtuvo el accionado del actor, y en las

circunstancias en las que la obtuvo, constituyen un acto contrario al orden

público laboral, lesivos de la dignidad humana y, en consecuencia,

prohibido por la ley.


Es un acto contrario al orden público laboral porque la renuncia que se

analiza no fue un acto espontáneo del trabajador, le fue impuesto en abuso

de su situación de necesidad e inexperiencia, bajo amenazas, contrariando

a la voluntad real del trabajador y, en general, violando todo el sistema

protectorio dispuesto en favor del hombre que trabaja, desde el Art. 14 bis

CN hasta la última norma laboral y además, entre muchos otros, de los Art.

6 y 7 del PIDESC y similares del Protocolo de San Salvador.

Dicha conducta resulta además, en forma evidente, lesiva de la

dignidad humana en cuanto el trabajador se vio forzado a renunciar a lo

que tenía garantizado, esto es la estabilidad en el puesto de trabajo (Art. 7,

inc. d, Protocolo de San Salvador citado), violentándose la verdadera

voluntad del actor y aprovechando su estado de necesidad e inexperiencia.

Todas circunstancias que agreden la inherente dignidad del ser

humano que, para su pleno desarrollo, requiere de la conducta fraterna de

unos con otros, liberados del temor y la miseria -conforme la Declaración


Universal de Derechos Humanos (ONU, 1948)-. Resulta por demás

evidente que no ha sido esa la conducta observada por el demandado de

autos.

Lo expuesto no hace más que poner claramente de manifiesto que la

conducta del accionada se encontraba prohibida por el ordenamiento

jurídico considerado en su totalidad, tal como debe ser interpretado

conforme lo ordena el Art.2 CCC (de modo coherente con todo el

ordenamiento).

¿Cuáles son las consecuencias jurídicas de haberse actuado un acto

en las condiciones descriptas?


El Art. 386 CCC dispone que son de nulidad absoluta los actos

jurídicos que contravienen el orden público, la moral o las buenas

costumbres; en consecuencia, siendo que la conducta observada resulta,

entre otras cosas, violatoria del orden público siendo además un acto de

objeto prohibido, el acto resulta de nulidad absoluta.

Lo que así solicita se declare.

d) El acto jurídico fue obtenido con aprovechamiento del estado

de necesidad e inexperiencia del actor (Arts. 332 y 338 CCC): En

reiteradas oportunidades hemos dicho, a lo largo de esta presentación, que

el accionado actuó aprovechando de la necesidad e inexperiencia del actor.

Con respecto a la primera de las dos condiciones (el estado de

necesidad) sostenemos desde antiguo que el trabajador se en una

condición óntica de necesidad.

A que nos referimos con la condición óntica del trabajador.

Pretendemos hacer referencia a esa condición estructural del trabajador por

su sola condición de tal. Su condición de hiposuficiente.

Dicha condición de hiposuficiente la tiene todo trabajador por la

sencilla razón de que su único capital es su fuerza de trabajo, la que no

resulta acumulable por su condición de efímera; fuerza de trabajo que, por

añadidura, debe colocar (vender) en el mercado para obtener lo necesario

para la subsistencia. Siendo que su único comprador, quien detenta los

medios de producción, puede esperar para contratar apoyado en la

perdurabilidad de sus bienes y en la oferta de mano de obra.

De esta fundamental realidad surge una relación social de poder en la

cual alguien le dice a otro alguien que hacer, como hacer, cuando hacer y

donde hacer, con el agravante de que si no se obedece el comprador de la


mano de obra mantiene la posibilidad de castigo, la exclusión del colectivo,

el despido.

Vemos así, que quien trabaja, en pos de obtener su sustento entrega,

en el marco de la relación de trabajo, espacios de su libertad personal,

demostrando la experiencia histórica que el sujeto fuerte de la relación ha

aprovechado y abusado de esa necesidad generando tipos de regulación

alejados de todo parámetro de equidad y justicia. Lo que sólo es concebible

dado el verdadero estado de necesidad en que el trabajador llega al

contrato.

Es ese estado de necesidad, que se traduce en su hiposuficiencia

negocial, la que viene a atender el derecho del trabajo.

Dicho de otra manera, en la base del derecho del trabajo, su

justificación óntica, se encuentra la necesidad de proteger al trabajador en

tanto sujeto débil de la relación de trabajo. Circunstancia que de tan

evidente ha encontrado eco en la Constitución Nacional la que dispone en

su Art. 14 bis una verdadera garantía constitucional de protección.

Pues si reparamos en la definición que del término necesidad da el

Diccionario de la Real Academia Española, cualquiera de las cinco

primeras que elijamos, nos ubica en una realidad que le es propia al

trabajador. Aquella en la que se encuentra en riesgo, de algún modo, su

propia existencia.

Arribamos a una primera conclusión, que más que presumirse la

necesidad resulta connatural a la condición: el trabajador vive en estado de

necesidad, con lo cual debe tenerse en cuenta como un dato insoslayable

de la realidad fáctica y jurídica.


Una segunda conclusión. Cada vez que nos encontremos con un acto

jurídico laboral en el que no se respeten los mínimos garantizados

sabremos que el trabajador actuó en su habitual estado de necesidad, lo

que le impidió resistir el despojo por lo que estaremos en presencia de un

acto anulable en los términos del ya citado Art.332 y 338 CCC.

La norma también dispone que el estado de necesidad se presumirá

cuando la ventaja patrimonial obtenida sea desproporcionada y sin

justificación. Me parece que podrá coincidirse en que si lo que establecen

las normas laborales son mínimos garantizados y las prestaciones son,

comúnmente, de carácter alimentario o hacen a la salud y la seguridad de

los trabajadores, la ventaja a obtener cuando se viola dichos mínimos, vista

desde el sujeto protegido, no puede menos que ser desproporcionada

puesto que pone en riesgo la subsistencia, la salud y la integridad

psicofísica, todos violatorios del derecho a la vida.

Y en el caso ello es más que evidente desde que el haber obtenido la

renuncia del actor en la forma en que se lo hizo, viola claramente la

protección que le conceden las normas del derecho AL trabajo.

¿Y cuales son las consecuencias de los hasta acá analizado? Siendo

que el trabajador se encuentra connaturalmente en estado de necesidad y

ello constituye no sólo un dato sociológico sino además un dato de nuestro

sistema jurídico desde que es constitucionalmente receptado, dicha

situación necesariamente tiñe la tarea interpretativa del operador del

derecho. Así, primero deberá reconocer la existencia de dicho estado y

como consecuencia de ello reconocerlo sin necesidad de prueba alguna,

atento la naturaleza de las relaciones del trabajo y el carácter protectorio de

la materia.
Que en consecuencia y conforme lo dispuesto por las normas del

acápite estamos, también, frente a un acto anulable, lo que así solicita se

declare.

Con la particular aclaración de que en el Derecho del Trabajo las

nulidades, conforme el régimen de los Art. 40 y ss LCT, son siempre ex

nunc.

Que a la luz de lo hasta acá argumentado solicita se declare la nulidad

de la renuncia del actor a su puesto de trabajo, se ordene su reinstalación

en el mismo y se condene al pago de las remuneraciones caídas desde la

fecha de la renuncia y hasta el momento de la efectiva reinstalación.

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