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Según Jorge Saborido (2003) en su libro titulado El mundo frente a la globalización, el concepto de
globalización ha sido concebido como: “una acción a distancia, según la cual los actores realizados
por sujetos sociales en un ámbito local llegan a tener consecuencias significativas para sujetos
lejanos”. Asimismo, ha sido definido como “una aceleración de la interdependencia, una
intensificación de las conexiones entre economías y sociedades nacionales, de manera que
eventos que tienen lugar en un propio país, tienen un impacto directo sobre los otros”. Esto
implica también “una comprensión – temporal, una desaparición de los limites, de la distancia y
del tiempo en las acciones y en las organizaciones sociales, resultado de las comunicaciones
electrónicas”. Y finalmente, también puede entenderse como “una contracción del mundo,
incluyendo la desaparición de las fronteras geográficas, por efecto de la actividad socioeconómica
y financiera”. En el documental Globalisation is good, la postura liberal del presentador lo lleva a
afirmar que, “la globalización genera riqueza a los países y esta genera una clase media interesada
en la libertad económica y democracia. La democracia es un efecto colateral de la globalización”.
Sin embargo, este planteamiento es arriesgado, pues no todo lo que funciona en cierto país
significa que va funcionar de igual forma en otro. Lo que sí se reconoce es que la globalización
afecta a todos los involucrados. A este respecto menciona Saborido que:
En la economía, la globalización inicia con los primeros mercados, en donde se podía intercambiar
productos producidos en otros lugares que no se encontraban en el lugar donde se habitaba, tal
vez no se puede comparar con lo que es hoy en día es la globalización, pero si se asemeja al
concepto de consumo que traspasa fronteras, esto involucra a los primeros sistemas ideológicos
de contención, como el antiguo régimen y su manera de beneficiarse a tal forma de crear
impuestos que ayuden al Estado y proteja a los productores locales.
Estos sistemas funcionaban mientras los productos se limitasen a la agricultura y a los objetos
hechos de manera manual que llevaban cierto tiempo de producción, pero a partir de la
revolución industrial en donde el hombre halló la manera automatizar y acelerar los procesos de
producción, estos sistemas se tornaron obsoletos, y entonces se produjo una transición desde el
feudalismo y el Estado comenzó a intervenir cada vez menos en la economía, tornándose hacia un
sistema capitalista en donde el Estado se ha apropiado de la principal fuente de energía para la
producción industrial: el petróleo y un nuevo ordenamiento social. Declara Saborido (2003) que
“las transformaciones económicas fueron las que dieron lugar al surgimiento de la ‘sociedad’,
unión de personas en las que el único lazo que las mantiene unidas es el interés económico”. El
uso de maquinas provocó, según lo llama Manuel Castells, el trabajo genérico, “que es la gente
que simplemente tiene sus capacidades humanas con un nivel de educación más o menos básico;
que simplemente recibe instrucciones y ejecuta órdenes y que incluso no le dejan más que eso”.
Precisamente, este cambio se da en Taiwán; se entrevista a la madre de un Taiwanés
medianamente exitoso y ella declara “para nuestra generación, fue un gran paso, puesto que esto
significaba que podríamos darle una educación a nuestros hijos”. Pero todo esto depende de qué
tipo, de qué puesto de trabajo es el afectado, de la formación, de las políticas de la empresa y las
políticas del gobierno. Pues de por sí “no hay relación por sí misma entre tecnología y empleo”. De
esta transformación generacional habla precisamente Néstor García Canclini (1995), para quien
“las luchas generacionales acerca de lo necesario y lo deseable muestran otro modo de establecer
identidades y construir lo que nos distingue”. Pero en un inicio, en Taiwán lo importante no era
abaratar costos para que las personas pudieran comprar, sino que todas trabajen para que tengan
con que comprarlo, tal vez no en ese preciso momento, a un tiempo planificado. Desde este punto
se puede observar cómo empieza a funcionar un monopolio para aquellos que tuvieron la
oportunidad de ser pioneros en distintos rubros. Con la automatización también surge la
producción en serie, y es aquí donde se empieza discutir el documental de Norberg; para que los
países tercermundistas se integren a la globalización, tuvieron que darse una serie de cambios,
uno de los cuales es salir de ideología del antiguo régimen, que como menciona Walter
Montenegro en su libro Introducción a las doctrinas político - económicas es:
En el antiguo régimen imperaba un rígido e inquebrantable sistema de clases sociales. El señor era
el amo absoluto; el siervo muy poco más que una simple parte de la propiedad de la tierra. El
siervo disfrutaba solo la “tenencia” de la tierra; la cultivaba a cambio de servicios que prestaba al
señor además de entregarle a este una parte de los productos obtenidos. En retribución, el señor
protegía al siervo contra las depredaciones de los otros señores.
En países como Taiwán que es el primero que se hace referencia en el documental, los recursos
naturales se agotaron con rapidez y fue imposible volver a recuperarlos, y esto llevó a que el país
entre en una gran depresión económica; el Estado colaboró con los subsidios, impuestos que
beneficien la producción y la posibilidad de exportar, entonces, surge una oportunidad para aquel
visionario monopolista, no se podría decir si nacional o extranjero, que fue a montar fábricas en
donde se producían juguetes para ser vendidos en todo el mundo, y al darse cuenta que el salario
mínimo en este país era bajo, no se contempla si es suficiente para cubrir la canasta básica de este
país, sino que se destaca que fue y es hasta ahora una gran oportunidad de negocio. Taiwán para
esa época lo único que podía dar era mucho tiempo de trabajo y mano de obra barata, había
mucha explotación, el gobierno incentivó que con los conocimientos adquiridos, cada empleado
podía montar su propia empresa en su casa, en el documental Norberg comenta: “No estuvo mal,
fue una etapa hacia la riqueza del país”. Con el incentivo a cada persona de colocar su propia
empresa, se logró aumentar el trabajo, había más demanda y sólo las empresas más competitivas
lograban salir a flote. Pero ¿qué significa que una empresa sea competitiva? Significa que lo que
produzca sea lo suficientemente bueno y barato para que tenga éxito, si hacemos una evaluación
a los juguetes que venían en ese tiempo de Asia, la gran mayoría eran juguetes desechables,
inflados, que no duraban mucho tiempo en manos de un niño y se tiraba a la basura, y se empezó
a tomar en cuenta todo lo que decía Made in Taiwán o a su vez Made in China, y exceptuando lo
Made in Japan que siempre se han caracterizado por sus productos de óptima calidad, cabe
resaltar que se está hablando de los inicios de la industrialización, hoy en día es diferente como se
tratará más adelante, pero todo es un proceso, una constante renovación, siempre hay que buscar
nuevos productos para persuadir a personas habidas de consumo. Este sistema de consumo que
se introdujo, menciona García Canclini, hizo una separación entre lo propio y lo ajeno y como se
demuestra en el documental.
Las grandes empresas que nos suministran alimentos y ropa, nos hacen viajar y embotellarnos en
autopistas idénticas en todo el planeta, fragmentan el proceso de producción fabricando cada
parte de los bienes en los países donde el costo es menor. Los objetos pierden la relación de
fidelidad con los territorios originarios. (García Canclini, 1995)
Taiwán dejó de producir juguetes para pasar al rubro de la tecnología, como enseña el
documental, con la posibilidad de brindar estudios a las nuevas generaciones. Estas la
aprovecharon y lograron recibir varios títulos profesionales, de los cuales el que predominaba era
el de Ingeniero, y con ello se pudo empezar a fabricar heladeras, aires acondicionados, televisores,
y con la necesidad de mejorar la administración de las empresas, se crea la calculadora. Norberg
entrevista en su documental al director de la empresa ACER, fabricante de computadoras, quien
menciona que gracias a las leyes de su país, que tiene una economía no regulada, 1 de cada 6
personas en la calle es propietario de una empresa. Taiwán pasó de producir juguetes a la
informática, y su sistema político también cambió, de una dictadura a una democracia, liderada
por una surgente clase media que quería gozar de mayor libertad económica y política. Sin
embargo, Manuel Castells debate esta idea de etiquetar un tipo de tecnología.
Hoy día hay unos stocks de tecnología, hay unos centros tecnológicos que se compran, se
difunden, se transmiten en función de la capacidad de las empresas de ligarse a esos circuitos de
tecnología global. No hay una tecnología catalana, una tecnología californiana, ahora es global.
El siguiente país que está asimilado muy bien la globalización según el documental es Vietnam, y
es interesante cómo Norberg lo presenta: “La gran mayoría de la población sigue viviendo de la
tierra, pero eso está cambiando, y está cambiando por que el país está lleno de esas fabricas en
donde se explota al obrero que el movimiento antiglobalización está dispuesto a boicotear”,
entonces, es necesario que la generación actual sea explotada, para que la siguiente pertenezca a
una clase media. Y lo justifica como un proceso que todo país debe pasar para lograr libertad
económica. Una de estas empresas que está explotando a los vietnamitas es la multinacional Nike;
si se habla de esta empresa se habla de millones de dólares, y está bien que las personas trabajen
el tiempo que ellas consideren necesarias, pero por qué se debe aprovechar de un país pobre para
pagarles menos. Parece estar justificado que todo país deba sacrificar a su pueblo para conseguir
una plena libertad económica, o ¿es la rebeldía y el despertar de un pueblo lo que permita que se
obtenga este resultado? Para sobrevivir en Vietnam era necesario que toda la familia trabajase –
padres e hijos– y no fue hasta 1988 que se pudo implementar una ley que prohibía el trabajo de
menores de edad en fábricas. Y es que con salarios de 45 euros al mes se hace difícil pensar que
puedan sobrevivir si no trabaja hasta la mascota. Aquí cabe hacer otra reflexión; si un par de
zapatillas Nike están en el mercado en valores que pasan los mil pesos, un vietnamita no podrá
comprarlos nunca, y es que aun para las personas de otros países es difícil adquirir unas, ¿cuál es
el verdadero costo de las zapatillas?¿cuánto gasta esta multinacional en publicidad? Un deportista
o personaje famoso cobra millones de dólares para promocionar estos productos, lo cual lleva a
pensar que las utilidades de esta multinacional son grandes para costear estos gastos, pero sería
mejor que se deje la explotación a un lado y sus empleados sean remunerados con un sueldo
globalizado, y se debe recalcar este término, porque lo que perjudica no se globaliza, uno de estos
puntos es la información; si un sueldo debe cubrir la canasta básica, que es un techo donde vivir y
la alimentación, se está hablando de no menos de 6000 pesos, ¿por qué no hay un estándar
mundial? En este planteo de la categoría salarial va también en juego lo que se llama una
polarización social del trabajo, como dice Castells “una cosa son los niveles de remuneración y
estándares de vida, y otra cosa es si se crean o no los puestos de alto nivel o de bajo”. Este es el
caso de Vietnam con una multinacional. El documental permite observar a una supervisora de
Nike, que gana tres veces más que su marido es decir, 135 euros aproximadamente, dinero con el
cual ha podido arreglar su casa. Nike a su vez se ha concentrado en satisfacer a sus empleados, en
construir en sus instalaciones centros de recreación y descanso, con lo que ha logrado que su
personal esté incentivado y feliz de pertenecer a esta multinacional, y tal vez es lo mejor que hay
en su entorno, pero no es globalmente justo. En este punto Norberg menciona que si los sueldos
subieren, Nike debería irse a otro país donde los sueldos sean más bajos, habiendo jugado su
papel en el desarrollo del país. La globalización ha llevado a que grandes corporaciones abarquen
un mayor mercado en distintos territorios sin repartir su riqueza en el mismo lugar y se han
llevado el dinero a sus países de origen, haciendo más rico al rico. El tercer país que se menciona
es Kenia, una país socialista que cerró sus puertas a la globalización, y a causa de esa decisión y
según como menciona el documental, es veinte veces más pobre a comparación de Taiwán; las
personas siguen viviendo de la agricultura sin una reforma agraria que les permita ser dueños de
sus tierras y por ende sin la facultad para poder construir o progresar. Norberg muestra este país
como uno que no ha abierto las puertas a la globalización, pero sostiene que eso no tiene nada
que ver con los problemas de este país, ya que no es necesario que se instale una multinacional a
explotar a su población. Su problema tiene que ver con leyes de un sistema político caduco que no
permite a su población progresar; sus habitantes lo único que piden es poder ser dueños de tierras
en donde puedan construir sus negocios y exista una democracia que se permita vivir en una
sociedad con los servicios básicos, ¿por qué deberíamos pensar que la globalización ayudaría a
este país? Para tener un nuevo grupo de personas al cual explotar o un nuevo mercado a cual
llevarle productos desechables para vender. Es parte del mito de la globalización pensar que sería
beneficiosa para Kenia. Norberg, al presentar el documental afirma que “la multinacional trae
nuevas ideas, nuevas oportunidades y educación para sus obreros”. Sin embargo, Manuel Castells
podría discutir esta idea, pues él afirma qeu “las pequeñas y medianas empresas de todo el mundo
son, con razón, las empresas más dinámicas, las que crean más empleo en todos los países”. El
documental argumenta que la globalización ayudaría a que productos como la comunicación, la
ropa ayudarían a mejorar la calidad de vida en Kenia. Muestra un keniano que vende ropa
importada de segunda mano y no enseña la posibilidad de fabricar ropa. Otro punto que se
relaciona con Kenia es que los países ricos han colocado prohibición de importación a los
productos que Kenia exporta, y que las rosas son el único producto que está exento de esta
prohibición, lo que ha llevado a que Kenia surja en este rubro. Pero esto tiene dos implicancias; la
globalización sólo favorece a países del primer mundo, ya sea para vender lo que producen o para
adquirir lo que necesitan. Europa exporta trigo con subsidio para los agricultores a Kenia, pero
Kenia no necesita trigo, ellos también lo producen, lo llevan con el objetivo de que ellos no lo
cultiven, y en temporada de sequía no se exporta, si se lleva trigo a un precio subsidiado es muy
difícil que la población compre un trigo nacional a un precio que el agricultor le ha costado para
cultivarlo y producirlo. Entonces, países desarrollados se protegen con aranceles y subsidios,
destruyen mercados, se aprovechan de países menos desarrollados y no permiten que participen
de una globalización adecuada.
Cuando se reconoce que al consumir también se piensa, se elige y reelabora el sentido social hay
que analizar cómo interviene esta área de apropiación de bienes y signos en formas más activas de
participación que las habitualmente se ubican bajo el rótulo de consumo. En otros términos,
debemos preguntarnos si al consumir no estamos haciendo algo que sustenta, nutre y hasta cierto
punto constituye un nuevo modo de ser ciudadanos. Si la respuesta es positiva, será preciso
aceptar que el espacio público desborda ahora la esfera de las interacciones políticas clásicas. Lo
público es el “marco mediático” gracias al cual el dispositivo institucional y tecnológico propio de
las sociedades postindustriales es capaz de presentar a un público los múltiples aspectos de la vida
social. (García Canclini, 1995)
¿Pero qué pasa con aquel que la globalización perjudica su profesión? En este punto entran todos
los comerciantes como el caso de granjero de Kenia, o zapateros, joyeros, diseñadores, e
innumerables profesiones que productos importados han bajado sus ventas. Se puede observar
que algunos productos, importados generalmente del Asia, se venden a precios muy bajos, precios
que no justifican ni la mano de obra local, y estas personas están viviendo tiempos de crisis con la
globalización, lo que ha llevado a que el Estado imponga leyes que le pongan un freno, como
menciona Néstor García Canclini, en su libro Consumidores del siglo XXI, ciudadanos del siglo XVIII:
Conclusiones
En este documental Johan Norberg parte de la superficie y deja por esclarecer todo lo hay detrás
de la globalización. No se puede hablar de globalización sin tener en cuenta el capitalismo. Una
globalización basada en la solidaridad económica, en el respeto de la soberanía de los pueblos y en
el cumplimiento de los derechos humanos, no sería para nada negativa; es más, es necesaria. Si se
respetara la soberanía de los pueblos, sea económica como políticamente, no se podría adquirir
los recursos que no se posee a tan bajo costo, por lo que se necesitaría una globalización basada
en la justicia socio-económica. Con esto se puede decir que la globalización es inevitable. Por
cierto, dentro de esa idea magnífica de globalización, si el Estado deja de tener poder y deja vía
libre a las empresas sucedería como sucede en África, que se tiene estados dictatoriales que se
dedican a la represión de sus pueblos mientras las multinacionales deciden sobre el futuro
económico. La globalización es un concepto muy amplio; abarca la expansión de todo cuanto
existe, la información, la tecnología, el poder, la economía, etc. Algunos dirán que la globalización
ha permitido conocer más acerca de todo, que la información se encuentra de manera más
practica a través de Internet, pero ésta también ha llevado a que con el trabajo de una persona,
todo el mundo se apropie y reduzca su capacidad de investigar, ya que no todo lo que está en
Internet es verdad, aunque se asume como si lo fuera. Basta decidirse por un tema, para encontrar
todo un desarrollo en Internet. Si se toma en un entorno más cercano, la globalización perjudica a
nuestras carreras al punto que la gente no prefiere a diseñadores que vivan cerca de ellos, si no
que publiquen en Internet la necesidad de un trabajo y se terminen abaratando los costos. Es
normal gracias a la globalización que un diseñador trabaje para empresas de otros países sin
moverse de su casa, como es normal que no sepa cuánto cobrar porque no está en el medio; un
diseño no cuesta igual si se habita en La plata, que si se habita en Nueva York. El futuro no está en
globalización y expansión del mercado, sino en la satisfacción de lo que necesitamos para vivir; el
buscar clientes y profesionales que están en el barrio que se habita y no en la China, que el dinero
se quede en los bolsillo de los vecinos y poder ver el progreso de ellos y no de las multinacionales.