Actor: Eloisa
Expediente: T-3901728
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Resumen
Texto
Contenidos
I. ANTECEDENTES
II. CONSIDERACIONES
III. DECISIÓN
RESUELVE
Sentencia T-955/13
Magistrado Ponente:
SENTENCIA
I. ANTECEDENTES
De los hechos y la demanda
1.2 Por su parte, la señora E., madre de M., inició en 2006 un proceso de reglamentación
de visitas, custodia y cuidado personal contra la señora E.[6], que fue acumulado en el
Juzgado Cuarto de Familia de Medellín. Dentro del proceso varios de los sujetos
procesales [solicitaron a la juez] escuchar las voces de la niña, de M., no obstante, la
directora del despacho judicial argumentó que dicha solicitud no era de recibo, porque M.
suficientemente ha sido oída en las distintas intervenciones en las que han actuado
personas expertas e idóneas en esta clase de asuntos, en ambos procesos acumulados
en donde se contó con la participación directa y personal de la niña . Adicionalmente,
encontró el juzgado que dicha solicitud se hizo después de que culminó la etapa procesal
correspondiente, de modo que para escuchar a la niña, habría sido necesario abrir un
nuevo período probatorio con su correspondiente contradicción.
1.3 A juicio de la accionante, la postura de la juez desconoce los postulados del Código de
Infancia y Adolescencia, en particular el derecho de los niños a ser oídos. Además, indica
que no es de recibo el argumento según el cual la etapa probatoria ya terminó[7], porque el
derecho fundamental del niño a ser oído y a ser tratado como sujeto de derechos, impone
el imperativo jurídico de escucharlo antes de que se profiera la sentencia.
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1.4 Durante el trámite de esta acción de tutela, el Juzgado Cuarto de Familia de Medellín,
puso fin al proceso de reglamentación de visitas, custodia y cuidado personal, mediante
sentencia del 30 de mayo de 2013 y otorgó la custodia de la niña M. a la señora E.. No
obstante, según información allegada a esta Corporación, al parecer, la niña continúa bajo
el cuidado de la señora E., quien no ha permitido la entrega a su madre.
2.1 El proceso de visitas, acumulado con el de custodia y cuidado personal de la niña M.,
que cursa en su despacho, ha tomado aproximadamente 5 años. Desde el 22 de julio de
2008 precluyó el período probatorio y el 4 de septiembre del mismo año se llevó a cabo la
diligencia de alegatos de conclusión, siendo definida para el 19 de noviembre de ese año
la audiencia de emisión de fallo. Sin embargo, esa última no pudo llevarse a cabo, según
auto del 5 de noviembre del 2008, debido a la suspensión del proceso por la sanción
disciplinaria impuesta a la apoderada de la demandante. El proceso se reanudó el 4 de
diciembre de 2008 y se fijó el 11 de febrero de 2009 como nueva fecha para audiencia de
fallo[10].
Lo anterior, pese a que, dentro de los procesos acumulados reposan (i) una evaluación
psiquiátrica a la niña M. realizada por Medicina Legal; (ii) una valoración psicológica
efectuada por una profesional del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar ICBF-; y (iii)
otras valoraciones psicológicas y psiquiátricas forenses[15].
2.2 La juez estimó innecesario escuchar a la menor de edad, decisión contra la cual se
interpuso un recurso de reposición el 13 de diciembre de 2012, y en la misma fecha, contra
esa decisión y contra el rechazo de plano de una recusación, se presentó una acción de
tutela ante la S. de Familia del Tribunal Superior de Medellín[16].
2.3 Posteriormente, por auto del 14 de enero de 2013, la accionada resolvió el recurso de
reposición impetrado el 6 de diciembre de 2012 y señaló como fecha para proferir el fallo
el 18 de febrero de 2013[20]. El 11 de enero de 2013, se interpuso una solicitud de nulidad
constitucional por indebida acumulación de procesos y el 11 de febrero se presentó en su
contra una recusación.
2.6 La accionada destacó además los informes de los psiquiatras arrimados por la misma
accionante a esta acción de tutela, donde recomiendan el principio de no revictimizar a la
menor, tal y como lo menciona el Dr. J.D.P.M. psiquiatra que precisa que hacer una
valoración por fuera de un contexto terapéutico es riesgosa, evocaría reminiscencias del
evento en cuestión que generarían trauma psicológico y una reactivación de un cuadro de
reacción aguda por estrés postraumático. En similar sentido le respondió al Juzgado Once
de Familia, el 26 de abril de 2012 .[23]
2.7 A juicio de la juez, luego de la valoración del caso estimó que resulta
contraproducente para la citada niña, someterla a nuevas evaluaciones, entrevistas o
diagnósticos para efectos de dirimir el proceso cuando ya existe suficiente caudal
probatorio en ese sentido [25]. Resaltó que el anterior relato, da cuenta de la necesidad
perentoria que tiene la niña de una pronta resolución de los procesos que se adelantan
con ocasión a su situación actual, entre ellos los de custodia y cuidados personales
acumulados al de reglamentación de visitas que data desde diciembre de 2006; y de evitar
causarle daño con nuevas intervenciones psicológicas y psiquiátricas y garantizarle el
derecho a un debido proceso sin más dilaciones .
solicitud de la misma accionante , quien interpuso una acción de tutela, que fue resuelta
por el Tribunal Superior de Medellín, S. Quinta de decisión de Familia el 18 de diciembre
de 2012 en la que se estableció que la decisión de no escuchar a al niña no obedece a un
capricho del juez[26].
4.1 En el caso de la referencia, se configuró un defecto fáctico por omisión, que ocurre
cuando el juez se abstiene de decretar pruebas, impidiendo así la debida conducción del
proceso judicial. De acuerdo con el Tribunal, la Juez que conduce el proceso de
regulación de visitas, al que se le acumuló el de custodia y cuidados personales, no ha
oído a la niña M., pese a que existe una disposición normativa que así lo establece
(artículo 26 de la Ley 1098 de 2006).
4.3 Consideró la S. que es obligación del Juez y no una carga para las partes, escuchar a
la niña M. en el proceso en que se debate su custodia, cuidado personal y el régimen de
visitas, por lo que se debe disponer lo necesario para garantizar ese derecho
fundamental[30]. Enfatizó la S. que oír a la niña M., es un derecho que no se satisface por
el hecho de que otras personas que intervengan en el proceso como expertos y peritos, lo
hayan hecho. Es decir, la obligación de escuchar a la niña es del juez, para lo cual debe
tener en cuenta sus opiniones con miras a decidir sobre lo que le puede interesar o
perjudicar.
La decisión del Tribunal fue impugnada por E. madre de la niña M. y por la Procuraduría
Delegada para la Defensa de los derechos de la Infancia, Adolescencia y Familia, quienes
se opusieron al fallo.
Impugnación
5.1 De acuerdo con la Corte Suprema, la decisión adoptada por el Juzgado Cuarto de
Familia de Medellín mediante auto del 6 de diciembre de 2012, de negar la solicitud de
escuchar a la niña M., no es caprichosa. Lo anterior, porque la niña ha sido escuchada en
las distintas intervenciones en que actuaron profesionales expertos e idóneos; el proceso
contó con la participación de la niña; y la etapa probatoria ya precluyó.
5.2 El fallo destaca la importancia que tiene aplicar el artículo 26 de la Ley 1098 de 2006,
que en su inciso 2, indica que en toda actuación administrativa, judicial, o de cualquier
otra naturaleza en que estén involucrados, los niños, las niñas y los adolescentes , estos
tendrán derecho a ser escuchados y sus opiniones deberán ser tenidas en cuenta . Sin
embargo, señala que en el caso de la referencia, no se desconoció la norma citada,
porque tal como lo indicó la Juez Cuarta de Familia de Medellín, el derecho de la niña a
ser oída ha sido garantizado a través de los distintos informes y conceptos emitidos por
especialistas[32], razón por la cual, la consideración del Tribunal Superior respecto de que
la Juez debe escuchar directamente a la niña, no es obligatoria, máxime si se observa que
el proceso superó las fases correspondientes y se encuentra en la etapa de dictar
sentencia, cuestión que no puede dilatarse, pues ello equivaldría a desconocer el derecho
de la niña a obtener una pronta respuesta de la jurisdicción frente a su caso.
5.3 La sentencia resalta que, de acuerdo con el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar
ICBF-, el derecho de la niña a ser escuchada y a que su opinión sea tenida en cuenta
dentro de los trámites judiciales y administrativos en que se debaten sus derechos, no se
circunscribe única y exclusivamente en su materialización, a que sea el juez de manera
directa quien deba escucharlo en entrevista, pues la opinión del niño y su cosmovisión
puede ser mejor captada y descrita por profesionales con formación especializada para
hacer la lectura de los deseos del niño . Adicionalmente, indicó que el ICBF ha establecido
que materia de niñez, generalmente, resultan más confiables los informes de intervención
de profesionales expertos en infancia, niñez y la adolescencia que la escucha de un juez,
profesional en derecho, que posiblemente no logre aprehender el deseo del niño desde su
particularidad [33].
5.4 Finalmente, concluyó la Corte, después de realizar unas breves consideraciones sobre
la actividad probatoria en los procesos de reglamentación de visitas, custodia y cuidado
personal y sobre las distintas suspensiones que se dieron en el curso del proceso, que el
auto del 6 de diciembre de 2012, en el que se negó la solicitud de oír a la niña M. no
puede tildarse de ser constitutivo de vía de hecho, toda vez que la operadora judicial
estimó razonablemente que la niña había sido escuchada en varias oportunidades a través
de expertos [34].
Casación
Acción de tutela interpuesta por la señora E., actuando en
27 de Civil de la
nombre propio y en representación de la niña M., contra la S.
6 mayo de Corte
de Familia del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
2010 Suprema
Medellín.
de
Justicia[38]
S. de
Casación
Laboral de
13 de julio Impugnación contra el fallo de la S. de Casación Civil del 27
7 la Corte
de 2010 de mayo de 2010.
Suprema
de
Justicia[39]
S. de
Casación Consulta de la decisión del 13 de abril de 2011, por medio de
5 de mayo Civil de la la cual la S. Segunda de Decisión de Familia del Tribunal
8
de 2011 Corte Superior de Distrito Judicial de Medellín, sancionó a la señora
Suprema E. por desacato.
de Justicia
S. de
Casación
14 de Laboral de Acción de tutela interpuesta por la señora E., contra la S.
9 junio de la Corte Segunda de decisión de Familia del Tribunal Superior del
2011 Suprema Distrito Judicial de Medellín.
de
Justicia[40]
S. de
Casación
16 de Civil de la Consulta del auto del 8 de septiembre de 2011 mediante la
10 noviembre Corte cual se sancionó a la señora E. por desacato al fallo del 4 de
de 2011 Suprema octubre de 2007.
de
Justicia[41]
Recurso de casación interpuesto por el apoderado de la
S. de
víctima (la niña M.)., contra el fallo de segunda instancia
Casación
proferido el 24 de mayo de 2011, por el Tribunal Superior de
7 de Penal de la
Medellín, que confirma el fallo proferido el 4 de octubre de
11 diciembre Corte
2010, por el Juzgado Primero Penal del Circuito de Medellín.
de 2011 Suprema
Decisiones que absolvieron al señor L. y su compañera E., de
de
los cargos por actos sexuales con menor de catorce años en
Justicia[42]
circunstancias de agravación y violencia intrafamiliar.
S. de
Casación
Impugnación interpuesta contra el fallo del Tribunal Superior
13 de Civil de la
de Distrito Judicial de Medellín, que negó la tutela promovida
12 febrero de Corte
la señora E., actuando en nombre propio y en representación
2013 Suprema
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2013 Suprema
de la niña M..
de
Justicia[43]
S. de
Casación Impugnación del fallo del 28 de febrero de 2013, de la S. de
19 de abril Civil de la Familia del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín,
13
de 2013 Corte dentro de la acción de tutela instaurada por la señora E.,
Suprema actuando en nombre de la niña M..
de Justicia
S. de
Casación Impugnación formulada contra el fallo del 13 de junio de 2013,
Civil de la de la S. de Familia del Tribunal Superior del Distrito Judicial
24 de julio
14 Corte de Medellín, que negó la tutela interpuesta por la señora E.,
de 2013
Suprema en representación de la niña M., contra el Juzgado Cuarto de
de Familia de Medellín.
Justicia[44]
8. Por su parte, tanto la accionante como la madre y el padre de la niña M., han remitido
diferentes escritos a esta Corporación, durante el trámite de revisión de la acción de tutela,
los cuales se relacionan a continuación.
adopte las medidas necesarias para garantizar los derechos de la niña M.. Señalan que en
sentencia del 30 de mayo de 2013, proferida por la Juez Cuarta de Familia de Medellín, se
ordenó que la menor de edad debía ser entregada al día siguiente a una defensora de
familia del ICBF, quien la entregaría a su progenitora. De acuerdo con la señora E. y el
señor P., la niña M. se negó y se sigue negando a comparecer al ICBF a fin de que se
produzca la entrega a su progenitora, negándose a abandonar a su familia, su hogar, su
colegio, sus amigos, sus mascotas y su entorno en general .
Afirmó que el día 18 de septiembre el ICBF hizo presencia en el colegio donde estudia la
niña, interrumpiendo su jornada escolar y perturbando la normalidad académica de la
institución, pretendiendo pese a la resistencia de la niña y del padre de ésta, llevársela en
contra de su voluntad y de los derechos que le asisten al padre, lo que generó un shock
emocional en la niña, quien señaló ( ) que quería irse de la institución escolar a su casa .
al encuentro con su mamá, luego de lo cual se presenta el padre de la niña y con una
actitud agresiva y amenazante el señor procede a retener a la niña con abrazo forzado y
manifiesta que no permitirá la salida de la niña ( ) que si le tocaba retirar a la niña del
colegio lo haría, y que no sabemos de lo que es capaz. Acto seguido ingresa la señora E.,
ex custodiante de la niña M. y confronta la respuesta y aceptación de la niña . EL ICBF
concluye que hay una actitud expectante de la niña frente al reencuentro con su madre y
se deja constancia de que el padre y la prima de la niña no permitieron su traslado al
ICBF.
II. CONSIDERACIONES
Competencia
2. La señora E., quien actúa en nombre propio y en representación de la niña M., considera
que el Juzgado Cuarto de Familia de Medellín, desconoció el derecho de la niña a ser oída
y a que su opinión sea tenida en cuenta, debido a que, dentro del trámite del proceso de
custodia, cuidado personal y reglamentación de visitas, no fue escuchada por la juez.
No obstante, encuentra la Corte, luego de revisar en detalle los hechos que dieron origen a
esta acción, que resolver solamente la solicitud de amparo invocada, no soluciona los
múltiples problemas a los que se ha visto sometida la niña M., por cuenta de la disputa por
su custodia. Problemas que se han traducido en el desconocimiento de sus derechos
fundamentales. Por esta razón, la Corte adoptará una decisión orientada a la garantía
integral de los derechos de la niña, teniendo en cuenta que ello implica ir más allá de lo
solicitado en la acción de tutela.
Para resolver este asunto, la S. hará consideraciones sobre i) la agencia oficiosa, en casos
en que se representan los intereses de menores de edad; ii) el interés superior de las y los
niños, como principio orientador y rector de las decisiones que deben adoptar las
autoridades administrativas y judiciales; iii) el derecho de los niños a ser oídos; y iv) el
derecho a tener una familia y no ser separado de ella. Finalmente, la Corte entrará a
analizar y resolver el caso concreto.
En el mismo sentido, el Decreto 2591 de 1991, establece en su artículo 10º que la acción
de tutela podrá ser ejercida, en todo momento y lugar, por cualquiera persona vulnerada o
amenazada en uno de sus derechos fundamentales, quien actuará por sí misma o a través
de representante . Además, contempla la figura de la agencia oficiosa al establecer que se
pueden agenciar derechos ajenos cuando el titular de los mismos no esté en condiciones
de promover su propia defensa , caso en el cual, debe manifestarse que se actúa como
agente oficioso en la solicitud de tutela.
5. No obstante, de acuerdo con la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño, el
artículo 44 de la Constitución, y la legislación sobre la materia, es deber del Estado
garantizar los derechos de niños, niñas y adolescentes y protegerles de toda forma de
discriminación y maltrato. Por ello, la jurisprudencia ha entendido que cualquier persona
puede exigir de la autoridad competente, la garantía de sus derechos fundamentales, sin
requisitos adicionales. Es decir, la informalidad de la acción de tutela adquiere mayor
relevancia cuando se trata de amparar los derechos de las y los niños, quienes por regla
general no están en condiciones de interponer una acción de tutela por si mismos.
Así, cuando una persona solicita el amparo constitucional, actuando como agente oficioso
de un menor de edad, no es necesario manifestar esta situación en el escrito y menos aún
probar que el representado está en imposibilidad de presentarla por su cuenta. En este
sentido, la Corte Constitucional en sentencia T-120 de 2009 indicó que, de acuerdo con su
jurisprudencia, cuando se agencian los derechos fundamentales de menores de edad, la
Constitución impone objetivamente la necesidad de su defensa, y por tanto no interesa
realmente una especial calificación del sujeto que promueve la solicitud de amparo. En
esta medida, no es forzosa la manifestación acerca de que el afectado no se encuentra en
condiciones de promover su propia defensa, pues ello puede ser obvio tratándose de
niños [51].
1. En todas las medidas concernientes a los niños que tomen las instituciones públicas o
privadas de bienestar social, los tribunales, las autoridades administrativas o los órganos
legislativos, una consideración primordial a que se atenderá será el interés superior del
niño.
Las que en principio parecen pequeñas diferencias entre el Código del Menor y el Código
de Infancia y Adolescencia, permiten evidenciar que este último ha implicado un cambio
sustancial en varias percepciones, incluso semánticas, sobre las relaciones de la sociedad
con los sujetos de especial protección, respecto de quienes van dirigidas sus
disposiciones. Por citar un ejemplo, con la nueva legislación se remplaza el uso de la
expresión menor, arraigada en nuestra cultura jurídica, por las categorías niño, niña o
adolescente, en razón a la connotación peyorativa que puede desprenderse de la primera
al momento de referirse a aquellas personas con una edad inferior a los dieciocho
años [57].
10. Ahora bien, en desarrollo del principio de supremacía del interés superior de las y los
niños esta Corporación, en sentencia T-510 de 2003[58], expedida bajo la vigencia del
Código del Menor , desarrolló unos criterios generales para orientar a los operadores
jurídicos en sus decisiones en cada caso concreto, los cuales mantienen toda vigencia al
amparo del Código de Infancia y Adolescencia.
De acuerdo con la citada sentencia, para establecer cómo se satisface el interés superior
se deben hacer consideraciones de dos tipos: i) fácticas: referidas a las circunstancias
específicas del caso en su totalidad; y ii) jurídicas: referidas a los parámetros y criterios
establecidos por el ordenamiento jurídico para promover el bienestar de los niños. Sobre
este asunto, la jurisprudencia constitucional ha sido consistente en señalar que las
autoridades administrativas y judiciales encargadas de determinar el contenido del interés
superior de los niños en casos particulares cuentan con un margen de discrecionalidad
importante para evaluar, en aplicación de las disposiciones jurídicas relevantes y en
atención a las circunstancias fácticas de los menores de edad implicados, cuál es la
solución que mejor satisface dicho interés [59].
11. Adicionalmente, la misma sentencia T-510 de 2003, identificó las reglas que podían ser
aplicadas para establecer en qué consistía el interés superior en el caso que ocupaba a la
Corte[61], estas reglas han sido reiteradas y decantadas por la jurisprudencia,
identificándolas como criterios decisorios generales en casos que involucran los derechos
de menores de edad y se pueden sintetizar en los siguientes deberes a cargo del juez de
tutela:
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d. Deber de equilibrar los derechos de los niños y los derechos de sus familiares[62],
teniendo en cuenta que si se altera dicho equilibrio, debe adoptarse la decisión que
mejor satisfaga los derechos de los niños;
e. Deber de garantizar un ambiente familiar apto para el desarrollo del niño o la niña; y
f. Deber de justificar con razones de peso, la intervención del Estado en las relaciones
materno filiales.
De modo que, si existe duda sobre la forma como mejor se satisface el interés superior de
un niño o niña, se debe apelar a los citados mandatos.
12. En conclusión, de acuerdo con la Convención sobre los Derechos del Niño, la
Constitución Política, el Código de Infancia y Adolescencia y el desarrollo jurisprudencial
sobre el tema, cuando en una decisión estén involucrados los derechos de menores de
edad, el juez debe guiarse por el principio del interés superior de los niños que impone
ponderar, dentro de un margen de discrecionalidad importante, las normas aplicables y los
hechos del caso. Además, en caso de duda sobre cómo satisfacer el interés superior, se
deben seguir los criterios generales de decisión, trazados por la jurisprudencia
constitucional.
13. Los Tratados Internacionales sobre Derechos Humanos, se han ocupado en establecer
que todos los ciudadanos tienen derecho a ser escuchados, en el marco de los procesos
judiciales en los que son parte. En este sentido, el artículo 14 del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos establece que [t]oda persona tendrá derecho a ser oída
públicamente y con las debidas garantías por un tribunal competente, independiente e
imparcial, establecido por la ley, en la substanciación de cualquier acusación de carácter
penal formulada contra ella o para la determinación de sus derechos u obligaciones de
carácter civil ( ) .
1. Los Estados Partes garantizarán al niño que esté en condiciones de formarse un juicio
propio el derecho de expresar su opinión libremente en todos los asuntos que afectan al
niño, teniéndose debidamente en cuenta las opiniones del niño, en función de la edad y
madurez del niño.
2. Con tal fin, se dará en particular al niño oportunidad de ser escuchado, en todo
procedimiento judicial o administrativo que afecte al niño, ya sea directamente o por medio
de un representante o de un órgano apropiado, en consonancia con las normas de
procedimiento de la ley nacional (negrilla fuera de texto).
Por su parte, el Comité de Derechos del Niño, órgano autorizado para interpretar la
Convención, en su Observación General No. 12 sobre el derecho del niño a ser
escuchado , estableció que no es posible una aplicación correcta del artículo 3 [sobre el
interés superior de las y los niños], si no se respetan los componentes del artículo 12. Del
mismo modo, el artículo 3 refuerza la funcionalidad del artículo 12 al facilitar el papel
esencial de los niños en todas las decisiones que afecten su vida [64].
De acuerdo con la citada Observación el derecho de todos los niños a ser escuchados y
tomados en serio constituye uno de los valores fundamentales de la Convención [65],
razón por la cual los Estados partes deben garantizarlo.
- No es necesario que los niños conozcan de manera exhaustiva todos los aspectos de un
asunto que los afecte, basta con una comprensión que les permita formarse un juicio
propio;
- Los niños deben poder expresar sus opiniones sin presión y escoger si quieren ejercer el
derecho a ser escuchados;
- Quienes van a escuchar al niño, así como sus padres o tutores, deben informarle el
asunto y las posibles decisiones que pueden adoptarse como consecuencia del ejercicio
de su derecho;
- Se debe evaluar la capacidad del niño o niña, para tener en cuenta sus opiniones y
comunicarle la influencia de éstas en el resultado del proceso;
- La madurez de los niños debe establecerse a partir de su capacidad para expresar sus
opiniones de forma razonable e independiente.
16. En similar sentido, nuestro marco jurídico interno, en lo que tiene que ver con el derecho
de las y los niños a ser escuchados, reconoce en el artículo 26 del Código de Infancia y
Adolescencia el derecho al debido proceso y señala que en toda actuación administrativa,
judicial o de cualquier otra naturaleza en que estén involucrados los niños, las niñas y los
adolescentes,tendrán derecho a ser escuchados y sus opiniones deberán ser tenidas en
cuenta .
Siguiendo las recomendaciones que emitió el Comité sobre los Derechos del Niño acerca
de esta importante garantía,la Corte considera relevante señalar que la opinión del menor
de dieciocho años debe siempre tenerse en cuentaen donde la razonabilidad o no de su
dicho, dependeráde la madurez con que exprese sus juicios acerca de los hechos que los
afectan, razón por la que en cada casose impone su análisis independientemente de la
edad del niño, niña o adolescente.
17. Ahora bien, como se desprende de las anteriores consideraciones, el derecho de los niños
a ser escuchados tiene límites, marcados por su edad y madurez. Además, de acuerdo con
la Opinión Consultiva No. 12, el niño no debe ser entrevistado con más frecuencia de la
necesaria, en particular cuando se investiguen acontecimientos dañinos [70]. No obstante
lo anterior, y de acuerdo con la Corte Interamericana, el hecho de que una autoridad
judicial no tenga que recabar nuevamente el testimonio a un niño o niña en el marco de un
proceso judicial, no la libera de la obligación de tener debidamente en cuenta y valorar, en
un sentido u otro, las opiniones expresadas por la niña y el niño en las instancias
inferiores, en función de la edad y capacidad del niño. De ser pertinente, la autoridad
judicial respectiva debe argumentar específicamente por qué no va a tomar en cuenta la
opción del niño o la niña .
18. En conclusión, de acuerdo con las garantías derivadas del derecho al debido proceso y los
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Sin embargo, cuando se trate de acontecimientos dañinos para el niño, las autoridades
encargadas no deberán escucharlo más de lo necesario, debiendo en todo caso, valorar
las opiniones expresadas por en otras instancias, considerando también la edad y
madurez del menor de edad.
19. La Convención Americana sobre Derechos Humanos, hace referencia expresa en dos
artículos a la protección a la familia. Así, establece en su artículo 11.2 que nadie puede
ser objeto de injerencias arbitrarias o abusivas en su vida privada, en la de su familia, en
su domicilio o en su correspondencia, ni de ataques ilegales a su honra o reputación , y en
el artículo 17.1 señala que la familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y
debe ser protegida por la sociedad y el Estado . Ahora bien, cuando una familia está
conformada por niños, esta es la unidad central encargada de la integración social
primaria del niño y los Estados deben adoptar una política que permita a los niños criarse
en un ambiente familiar de estabilidad y bienestar [71].
21. Por su parte, en nuestro ordenamiento jurídico interno, la Constitución Política de 1991
señala en su artículo 42, que la familia es el núcleo fundamental de la sociedad y que es
deber del Estado y la sociedad garantizar su protección integral. Además, el artículo 44
indica que los niños tienen derecho a tener una familia y no ser separados de ella .
22. Es decir, de acuerdo con el marco jurídico sobre la materia, existe una protección
reforzada a la familia, en particular, cuando está conformada por niños y/o niñas, así como
por la convivencia entre padres e hijos como elemento fundamental de la vida familiar.
Esta regla admite como excepción, que los niños o niñas puedan ser separados de sus
padres y/o de su núcleo familiar, solamente cuando así lo imponga su interés superior.
23. En esta oportunidad la Corte Constitucional conoce el caso de la niña M., quien desde
hace más de siete años ha estado inmersa en un cúmulo de procesos judiciales,
tendientes a definir quién debe ostentar su custodia.
Desde noviembre de 2006, la niña está bajo el cuidado de la prima hermana de su padre,
señora E., quien interpuso una denuncia por violencia intrafamiliar contra la señora E.,
madre de M. y por actos sexuales con menor de 14 años en circunstancias de agravación,
contra L., compañero sentimental de E.. Dicha denuncia fue tramitada por las autoridades
correspondientes, que en primera y segunda instancia y en sede de Casación, declararon
la inocencia de los acusados.
24. Lo primero que debe establecer esta Corporación es la legitimidad de la señora E., para
interponer la presente acción de tutela. Al respecto, cabe destacar que para la fecha de
interposición de esta acción de tutela, la señora E. ostentaba la custodia de M., razón por
la cual estaba en capacidad de actuar en su representación. Adicionalmente, como lo ha
indicado la Corte Constitucional en reiteradas oportunidades, tratándose de derechos de
los menores de edad, la informalidad de la acción de tutela es mayor y quien represente
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sus intereses no debe afirmar expresamente que lo hace, pues en virtud del principio de
interés superior del niño, puede iniciarse esta acción por quien considera que sus
derechos están siendo desconocidos.
En este sentido, encuentra la Corte que la señora E., además de ostentar la custodia
provisional de M. cuando interpuso la acción de tutela, buscaba la garantía de sus
derechos fundamentales, los cuales estimó desconocidos por el accionar de la Juez
Cuarta de Familia de Medellín, razón por la cual se encontraba legitimada para actuar.
25. Como se expuso en los considerandos de esta sentencia, de acuerdo con las garantías
derivadas del derecho al debido proceso y los derechos fundamentales de las y los niños,
estos tienen derecho a ser escuchados en todos los asuntos que los afecten y su opinión
debe ser tenida en cuenta en función de su edad y de su grado de madurez.
En el caso que nos ocupa, la Juez Cuarta de Familia de Medellín, en el marco del proceso
de reglamentación de visitas, custodia y cuidado personal, nunca escuchó a M.. Primero,
porque ninguna de las partes elevó solicitud en ese sentido durante el periodo destinado
para ello; luego, porque la solicitud se elevó a destiempo; y, finalmente, según afirmó la
juez al responder las múltiples acciones judiciales iniciadas en su contra, porque a su
juicio, la niña había sido escuchada suficientemente en los distintos procesos judiciales en
que estaba involucrada y su testimonio reposaba en el expediente.
Lo anterior, pese a que la Convención sobre Derechos del Niño establece en su artículo
12 que los Estados Partes garantizarán al niño que esté en condiciones de formarse un
juicio propio el derecho de expresar su opinión libremente en todos los asuntos que [lo
afecten], teniéndose debidamente en cuenta las opiniones del niño, en función de la edad
y madurez y que con tal fin, se dará en particular al niño oportunidad de ser escuchado,
en todo procedimiento judicial o administrativo que [lo afecte], ya sea directamente o por
medio de un representante o de un órgano apropiado, en consonancia con las normas de
procedimiento de la ley nacional .
Sin embargo, el derecho de las y los niños a ser escuchados no es absoluto. Por tratarse
de acontecimientos dañinos para la niña, la juez del caso estaba en la posibilidad de
decidir no escuchar a M. por estimarlo innecesario, en aras de preservar su interés
superior. Corresponde a esta Corporación establecer si, en efecto, la decisión de la Juez
accionada satisface ese principio.
27. Así, considerando las normas aplicables al caso y los hechos que dieron origen a este
proceso, encuentra esta S. de Revisión, que la decisión de la Juez Cuarta de Familia de
Medellín, es jurídicamente aceptable. Lo anterior, porque M. ha sido oída y valorada
recurrentemente, por especialistas contratados por la señora E. y por peritos del Estado.
Dichas valoraciones especializadas pueden clasificarse, según el cuadro contenido en
una de las sentencias de la S. Penal de la Corte Suprema Justicia, en dos[78]: las que
estiman que posiblemente la niña sufrió abuso y estaría en riesgo con su madre y las que
consideran lo contrario, siendo las primeras, resultado de la valoración de especialistas
privados contratados por la señora E..
28. De lo anterior se desprende que, si bien la Juez Cuarta de Familia de Medellín no escuchó
a la niña M., contó con elementos suficientes para tomar una decisión informada,
constituidos por las valoraciones psicológicas citadas y las demás que obran en el
expediente, lo anterior gracias a que la señora E. ha iniciado numerosos trámites y
procedimientos en los que se ha visto involucrada la niña M..
Así, la juez estuvo en posición de conocer lo sucedido de primera mano, tuvo contacto
directo con la prueba y tiene un conocimiento inmediato de los hechos, frente a los cuales
estableció como consecuencia jurídica que M. debía estar con su madre. En este sentido,
de acuerdo con el principio de inmediación probatoria, es el juez quien está en el mejor
lugar para conocer lo sucedido en el marco de un proceso judicial[80]. De modo que la
valoración de la juez, amparada por el principio de inmediación, debe tenerse, en
principio, como la más acertada.
Por lo anterior, a juicio de esta Corporación, la medida que corresponde adoptar en este
caso, es confirmar la sentencia de segunda instancia adoptada dentro del proceso de la
referencia y no tutelar los derechos invocados, pues aunque la Juez Cuarta de Familia de
Medellín no escuchó a M., su decisión está ampliamente justificada por el marco jurídico y
los hechos que rodearon el caso, además de estar amparada por ejercicio de la autonomía
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judicial[81].
Así, siguiendo los criterios decisorios generales aplicables a este caso, y que deben
tenerse en cuenta cuando están involucrados los derechos de un niño o niña, encuentra la
Corte lo siguiente:
a. Sobre el deber de equilibrar los derechos de los niños y los derechos de sus
familiares: De acuerdo con la jurisprudencia de esta Corporación el interés superior
y prevaleciente del menor es un concepto relacional, es decir, que se predica de
situaciones en las cuales deban armonizarse los derechos e intereses de un
determinado niño con los de otra u otras personas con los cuales han entrado en
conflicto [84], por tanto no existe una regla que permita establecer cuál es la mejor
alternativa en estos casos, salvo el mandato de hacer prevalecer el interés de los
niños. Ahora bien, la jurisprudencia constitucional ha establecido que existe una
presunción constitucional a favor de la familia biológica, en el sentido de que es este
grupo familiar el que, en principio y por el hecho físico del nacimiento, se encuentra
situado en una mejor posición para brindar al niño las condiciones básicas de
cuidado y afecto que requiere para desarrollarse , la cual solo puede ser desvirtuada
con argumentos poderosos sobre su ineptitud para asegurar el bienestar del niño, o
sobre la existencia de riesgos o peligros concretos para el desarrollo de éste .
En este caso encuentra la Corte que la mejor manera de armonizar los derechos de
M. con los de sus familiares, es partiendo de la presunción en favor de la familia
biológica y en particular- de la madre de la niña, pues no existe un argumento
suficiente para desvirtuarla. Si bien, la señora E. obtuvo la custodia provisional de la
niña, por la presunta ocurrencia de actos sexuales en menor de 14 años y de
violencia intrafamiliar, tanto la señora E. como L., fueron absueltos en todas las
instancias, razón por la cual otorgar la custodia de la niña a su madre, no implica
riesgo alguno.
b. Sobre el deber de garantizar un ambiente familiar apto para el desarrollo del niño o la
niña: De acuerdo con la sentencia C-900 de 2011, esta regla exige una familia en la
que los padres o acudientes cumplan con los deberes derivados de su posición, y le
permitan desenvolverse adecuadamente en un ambiente de cariño, comprensión y
protección . A juicio de la Corte, de acuerdo con las intervenciones psicológicas
realizadas, la señora E. está en capacidad de cumplir con sus obligaciones como
madre, además está especialmente interesada en asumir su cuidado y protección.
c. Sobre el deber de justificar con razones de peso, la intervención del Estado en las
relaciones materno filiales y el deber de evitar cambios desfavorables en las
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Así las cosas, encuentra la Corte, después de haber analizado todas y cada una de
piezas procesales que conforman el expediente; valorado los derechos al interés
superior del niño y a tener una familia y no ser separado de ella; y de haber tenido
conocimiento de la decisión adoptada por la Juez Cuarta de Familia de Medellín el
30 de mayo de 2013, que debe pronunciarse sobre su cumplimiento, en aras de
proteger el interés superior de M..
32. Por otra parte, por prevalecer el principio de primacía de interés superior de las y los niños
y considerar necesaria una decisión de fondo sobre este asunto, la Corte no se
pronunciará sobre la temeridad de esta acción, pues a juicio de esta S., resulta más
importante proceder a garantizar los derechos de M.. Sin embargo, advertirá a la señora E.
sobre su conducta, teniendo en cuenta que inició por lo menos dos acciones de tutela
más[88], orientadas a garantizar el derecho de M. a ser oída y no encuentra esta S.
justificación alguna para su conducta.
III. DECISIÓN
Con fundamento en las consideraciones expuestas en precedencia, la S. Novena de Revisión
de la Corte Constitucional, administrando justicia en nombre del pueblo y por mandato de la
Constitución,
RESUELVE
Primero. LEVANTAR la suspensión de términos ordenada en el presente trámite de revisión.
Tercero. TUTELAR los derechos al interés superior de las y los niños y a tener una familia y no
ser separada de ella, de la niña M. y en consecuencia, ORDENAR al Instituto Colombiano de
Bienestar Familiar que establezca un equipo de alto nivel, encargado de garantizar el
acompañamiento al proceso de adaptación de la niña a su nueva situación familiar, en
cumplimiento de la orden de la Juez Cuarta de Familia de Medellín. En dicho proceso debe
estar involucrada la señora E. y su núcleo familiar.
Quinto. Por Secretaría General, LÍBRENSE las comunicaciones de que trata el artículo 36 del
Decreto 2591 de 1991.
......
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L.E.V.S..M....
.......M. VICTORIA CALLE CORREA Magistrada M.G.C..M........
.M.V.S.M. Secretaria
ANEXO No. 1
Decide la impugnación presentada contra el fallo del 23 de agosto de 2007, proferido por
el Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín -S. de Familia, dentro del trámite de la
acción de tutela interpuesta por la señora E., actuando en nombre propio y como
representante de la niña M., contra el Juzgado Cuarto de Familia de Medellín, porque a
juicio de la accionante, el juzgado incurrió en vía de hecho al conceder visitas
provisionales a los padres de la niña. En esta sentencia, la S. de Casación Civil de la
Corte Suprema, decidió proteger los derechos fundamentales de la niña y revocar la
sentencia proferida por el Juzgado Cuarto de Familia de Medellín, que ordenaba
establecer un régimen de visitas. Sin embargo, no ordenó la supresión total del contacto
de la niña con su madre, por considerar que ello podía ser lesivo para la primera. Por esta
razón, ordenó que durante el mes siguiente a la fecha de notificación de la sentencia, los
viernes de cada semana por un lapso de dos horas, se realizaran, en las instalaciones del
ICBF de Medellín, sesiones entre la madre y la niña con la asistencia permanente de una
psicóloga experta e idónea del ICBF o del equipo interdisciplinario que dicha entidad
estimara pertinente, al cabo de las cuales se debía establecer si el contacto de la madre
con la niña, puede implicar algún riesgo o afectación de su salud e integridad mental.
De acuerdo con el accionante, de esa reunión hay una grabación, pero el juzgado primero
penal del circuito mediante auto confirmado por el Tribunal Superior de Medellín, negó la
recepción de la grabación como elemento material de prueba.
La decisión relata que acorde con el informe de los psicólogos que efectuaron el
seguimiento de la aludidas sesiones se concluyó que no eran dañinas para la menor . Sin
embargo, la señora E. no cumplió con su obligación de llevar a la niña a las visitas, razón
por la cual el Tribunal Superior de Medellín la sancionó por desacato. La Corte Suprema
confirmó la decisión, aunque modificó la sanción de arresto en establecimiento carcelario
por arresto domiciliario.
Resuelve la acción de tutela interpuesta por la señora E., actuando en nombre propio y en
representación de la niña M., contra la S. de Familia del Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Medellín. Solicita revocar la decisión proferida por el Tribunal accionado de no
condenar en desacato a la Juez Cuarta de Familia de Medellín y en su lugar sancionar a la
accionante por incumplir la orden contenida en la sentencia del 4 de octubre de 2007. La
S. negó el amparo solicitado.
Resuelve la acción de tutela interpuesta por la señora E., contra la S. Segunda de decisión
de Familia del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín, en la que solicitó la
garantía de su derecho a la libertad, presuntamente desconocido por la decisión adoptada
por la accionada, en el trámite del incidente de desacato en su contra. Solicitó que se
anulara la sanción de arresto domiciliario. La S. de Casación Laboral resolvió negar el
amparo invocado.
Decide la consulta del auto del 8 de septiembre de 2011 mediante la cual se sancionó a la
señora E. por desacato al fallo del 4 de octubre de 2007. Confirma el auto objeto de
consulta, pero señala que no debe cumplirse en establecimiento penitenciario, sino que
deberá cumplirse 12 días en el domicilio de la señora E. y 13 días en un comando o
estación de policía.
Resuelve el recurso de casación interpuesto por el apoderado de la víctima (la niña M.,
contra el fallo de segunda instancia proferido el 24 de mayo de 2011, por el Tribunal
Superior de Medellín, que confirma el fallo proferido el 4 de octubre de 2010, por el
Juzgado Primero Penal del Circuito de Medellín. Decisiones que absolvieron al señor L. y
su compañera E., de los cargos por actos sexuales con menor de catorce años en
circunstancias de agravación y violencia intrafamiliar.
A juicio del apoderado de la víctima, hubo un error de hecho por falso raciocinio, es decir,
un falso juicio de raciocinio de los falladores en la apreciación probatoria de los medios
de convicción, configurándose una violación de la ley por vía indirecta .
Decide la impugnación del fallo del 28 de febrero de 2013, de la S. de Familia del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Medellín, dentro de la acción de tutela instaurada por la
señora E., actuando en nombre de la niña M.. Reclama la protección de los derechos de la
niña al debido proceso, a la libre expresión, a ser escuchada y tenerse en cuenta su
opinión, al libre desarrollo de la personalidad y a la dignidad humana, presuntamente
desconocidos dentro del proceso de regulación de visitas. Solicita al Juzgado Cuarto de
Familia de Medellín, escuchar a la niña. El tribunal de primera instancia concedió el
amparo, y ordenó al juzgado escuchar a la niña. La madre de la niña impugnó el referido
fallo, señalando que el único propósito de la actora era dilatar el proceso. La S. de
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[1] Según consta en el Registro Civil de la niña M., su fecha de nacimiento fue el 1º de
Noviembre de 2002. F. 2 del cuaderno principal. En adelante se entenderá que se hace
referencia al cuaderno principal, a menos que se indique expresamente lo contrario.
[2] F. 87.
[3] F. 15 (reverso).
[4] F. 3.
[5] F. 102.
[6] F. 62 (reverso).
[7] F. 103.
[8] F. 104.
[9] F. 105.
[10] F. 133.
[11] F. 133.
[12] F. 133.
[13] F. 133.
[14] F. 134.
[15] F. 134.
[16] F. 134.
[17] F. 134.
[18] F. 134.
[19] F. 135.
[20] F. 135.
[21] F. 135.
[22] F. 135.
[23] F. 135.
[24] F. 136.
[25] F. 136.
[27] M.J.I.P..
[28] F. 171.
[29] F. 171.
[30] F. 171.
[31] F. 171.
[35] M.W.N.V..
[36] M.C.T.G..
[37] M.W.N.V..
[38] M.W.N.V..
[39] M.C.T.G.
[40] M.J.M.B.R..
[41] M.W.N.V..
[43] M.F.G.G.
[44] M.F.G.G.
[50] Ver sentencias T-569 de 2005, M.C.I.V.; T-693 de 2004, M.M.G.M.C.; T-061 de 2004,
M.Á.T.G.; T-863 de 2003, M.J.A.R.; T-1135 de 2001, M.C.I.V.H.; T-452 de 2001, M.M.J.C.E.,
T-236 de 2000, M.J.G.H.G..
[51] M.C.I.V.
[52] Artículo 2.1. Convención Internacional sobre los Derechos del Niño.
[56] Aunque es la Convención Internacional sobre Derechos del Niño, la que consolida la
doctrina integral de protección de la niñez, incluyendo como principio orientador el interés
superior de las y los niños, el primer instrumento internacional que hizo referencia a ese
postulado fue la Declaración de Ginebra de 1924 sobre derechos del niño. Después fue
reproducido en la Declaración Universal de Derechos Humanos (artículo 25. 2), la
Declaración de los Derechos del Niño (Principio 2º), el Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos (artículos 23 y 24) y la
Convención Americana sobre Derechos Humanos (artículo 19).
[58] M.M.J.C.E..
[60] En esa oportunidad la Corte conoció el caso de una mujer que, sin haber sido
asesorada adecuadamente por el ICBF, entregó a su hija recién nacida en adopción.
Posteriormente revocó su consentimiento, pero ello no fue aceptado porque a juicio del
ICBF, transcurrido un mes desde la entrega en adopción de un menor de edad, el
consentimiento se hace irrevocable. La mujer, identificada como B., solicitó mediante la
acción constitucional de amparo, que la niña no fuera dada en adopción y le fuera
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acción constitucional de amparo, que la niña no fuera dada en adopción y le fuera
entregada. La Corte ordenó reintegrar a la niña al seno de su familia biológica.
[61] Estas reglas han sido reiteradas en las sentencias T-292 de 2004, M.M.J.C.; T-
497 de 2005, M.R.E.G.; T-466 de 2006, M.M.J.C.; T-968 de 2009, M.M.V.C.; T-580A de
2011, M.M.G.C., y C-900 de 2011, entre muchas otras.
[63] Esta regla fue formulada en las sentencias T-397 de 2004 M.M.J.C. y T-572 de 2010,
M.J.C.H..
[64] Comité de Derechos del Niño, Observación General No. 12, párrafo. 74.
[66] Corte Interamericana de Derechos Humanos, C.A.R. y niñas Vs. Chile, Sentencia de
24 de febrero de 2012, párrafo 198.
[68] M.J.I.P..
[69] M.J.I.P..
[70] Comité de Derechos del Niño, Observación General No. 12, párrafo 24.
[72] Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso F. e hija Vs. Argentina, Sentencia
de 27 de abril de 2012. Párrafo 47.
[78] En ese sentido, la sentencia T-1090 de 2012, en que la Corte conoció una de las
tantas acciones de tutela iniciadas por la señora E., reseña uno de los informes
psicosociales así: En las condiciones que se plantearon los encuentros por la Corte y que
en efecto se cumplieron, se da cuenta de una relación afectiva importante en la que la niña
deposita confianza, expectativas de ayuda, respuestas y alternativas, comprensión y
satisfacción de sus demandas. Los encuentros en lo fundamental giraron en torno al juego
simbólico en el que niña y madre construían y reproducían situaciones cotidianas en las
que no se reflejaron conflictos o perturbaciones psicológicas en la niña, en la madre o en
la relación. Entre estos juegos resaltan algunos mensajes de la niña que reclaman
presencia y atención de la madre ( ) // En uno de los encuentros se evidencia un factor de
riesgo para M. que vulnera su derecho a la integridad e intimidad, en el momento en que la
madre permite que la niña se desnude completamente para cambiarse de ropa a
sabiendas de que era observada por extraños. Este evento se puede interpretar
mínimamente de dos formas: // Como un olvido de que su encuentro con la niña está
siendo grabado o como un restarle importancia a que esto quedase grabado; sea lo que
fuere, si esto quedase en la filmación sería desconocer el derecho a la intimidad e
integridad de la niña de quien, para nuestro entender, realizó el acto bajo el
desconocimiento de que estaba siendo observada por otros . De acuerdo con la sentencia
T-1090 de 2012, la señora E. presentó recursos y objetó por error grave dicho concepto,
bajo el argumento que desconoció las valoraciones de la psicóloga y psiquiatra tratante de
la niña, lo que ocasionó, supuestamente, un retroceso en el proceso psicológico y
psiquiátrico que venía realizando . La Corte reseña otra de las valoraciones psicológicas
realizadas a M., la cual tuvo lugar el 28 de mayo de 2009, y fue efectuada por M.V.V.,
psicóloga adscrita al ICBF, quien concluyó, según informe transcrito en la sentencia que:
De acuerdo a la respuesta emocional que M. tuvo al hablársele de su madre, no es
recomendable que la niña tenga contacto con su madre. La figura de la madre no
representa en M., una figura de protección sino de inseguridad, que le genera ansiedad
generalizada, que se manifiesta en su irritabilidad, hiperactividad y la iniciación de varias
actividades sin terminar ninguna . No obstante, de acuerdo con la citada sentencia, la
Fiscalía General de la Nación, al archivar las diligencias que se adelantaban contra la
Juez Cuarta de Familia de Medellín por los presuntos delitos de prevaricato por acción y
abuso de autoridad por acto arbitrario e injusto, decidió enviar copia de las actuaciones
adelantadas en el proceso de reglamentación de visitas y custodia y cuidado personal al
Consejo Seccional de la Judicatura de Antioquia, para que investigara disciplinariamente
a E., de profesión abogada, por utilizar maniobras dilatorias en el curso del trámite judicial,
en relación con la citada valoración psicológica , teniendo en cuenta: [Q]ue el
interrogatorio a[l] que sometió la doctora V. a la menor deja mucho que desear y no
hubiese pasado un filtro mínimo en un juicio penal, porque se advierte manifiestamente
sugestivo y parcializado .
[81] De acuerdo con los artículos 228 y 230 de la Constitución colombiana, el trabajo de
los jueces está rodeado por las garantías democráticas de independencia y la autonomía
funcional y tiene como límite la prohibición de arbitrariedad, esta última se materializa en el
respeto por la corrección del sistema jurídico; la realización de los valores, principios y
derechos constitucionales; y el acatamiento de la jurisprudencia de las Altas Cortes. Al
respecto ver entre otras, sentencias T-1031 de 2001 y T-546 de 2002, M.E.M..
[86] La Corte estima necesario que, como medida de reparación, el Estado debe
establecer de manera inmediata un procedimiento orientado a la efectiva vinculación entre
el señor F. y su hija. Ello implica un proceso de acercamiento progresivo de manera de
comenzar a construir un vínculo entre padre e hija quienes, en casi doce años, solo se
encontraron una vez por aproximadamente cuarenta y cinco minutos. Dicho proceso debe
ser una instancia para que M y su padre puedan relacionarse mediante encuentros
periódicos, y debe estar orientado a que, en el futuro, ambos puedan desarrollar y ejercer
sus derechos de familia, como por ejemplo el derecho a vivir juntos, sin que ello suponga
un conflicto con la familia adoptante de M . Corte Interamericana de Derechos Humanos,
Caso, Sentencia de 27 de abril de 2012. Párrafo 160.
[88] De acuerdo con el artículo 38 del Decreto 2591 de 1991, cuando, sin motivo
expresamente justificado, la misma acción de tutela sea presentada por la misma persona
o su representante ante varios jueces o tribunales, se rechazarán o decidirán
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o su representante ante varios jueces o tribunales, se rechazarán o decidirán
desfavorablemente todas las solicitudes . En este sentido la Corte ha establecido
reiteradamente que, para determinar si una acción de tutela se ha interpuesto varias veces,
infringiendo el citado artículo, se debe acreditar la i) identidad de partes; ii) identidad de
causa petendi; iii) identidad de objeto o pretensión tutelar; o iv) la exclusión por parte del
juez de la existencia de un argumento válido que permita convalidar la duplicidad en el
ejercicio de la acción. En atención al último requisito, la Corte Constitucional ha entendido
que, pese a la duplicidad, no se está ante una acción temeraria cuando i) el actor se
encuentra en estado de ignorancia o indefensión; ii) hubo un asesoramiento errado de los
profesionales del derecho; iii) existen hechos nuevos relevantes, que aparecieron con
posterioridad a la interposición de la acción o que se omitieron en su trámite; iv) fue
adoptada una sentencia de unificación por parte de la Corte Constitucional, cuyos efectos
se extienden explícitamente a personas que se consideran en igualdad de condiciones,
incluso si con anterioridad a dicha sentencia presentaron acción de tutela por los mismos
hechos y con la misma pretensión; y v) cuando a pesar de que exista una decisión judicial
anterior que ampare un derecho fundamental, la orden judicial resulte insuficiente para
protegerlo de manera integral. Ver entre muchas otras, sentencias T-184 de 2005,
M.R.E.G.; SU-713 de 2006, M.R.E.G.; T-583 de 2008, M.H.S.P.; T-507 de 2011, J.I.P..
[89] M.W.N.V..
[90] M.W.N.V..
[91] M.C.T.G..
[92] M.W.N.V..
[94] M.W.N.V..
[95] M.C.T.G.
[96] M.W.N.V..
[97] M.J.M.B.R..
[98] M.W.N.V..
[101] M.F.G.G.
[102] M.J.V.R.R..
[103] M.F.G.G.