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Periodismo judeoargentino con compromiso | Cultura 15 NUEVA SION #995 Noviembre 2010

CINE ARGENTINO
El Burman adulto cambió también su relación sea a costa de utilizar, ignorar o directamente
Dos hermanos: con su público cautivo, que por un momento
quedó algo desorientado -hablo por extensión a
partir de mi propia experiencia- frente a la
humillar y lastimar a todo quien la rodea,
mucho mejor si es Marquitos. Es un ser nefas-
to. Él, ha postergado su vida en pos de cuidar a

identidad y familia nueva perspectiva de búsqueda: la pregunta ya


no era respondida desde la experiencia biográfi-
ca o desde las actuales incertidumbres sino a
una madre demandante y posesiva que lo
infantilizaba, que lo acomplejaba. Juntos, ya lo
he dicho, parecen dos niños peleando por el

en el cine de Burman partir de una proyección vital imaginada, una


interrogante al futuro.
El turno de los hermanos. Hace unos meses vol-
amor de los fantasmas de sus padres.
Sin embargo, el recorrido narrativo de Susana y
Marcos se desarrolla en forma paralela e inver-
vió Burman. Fui a verlo con el entusiasmo de samente proporcional. Poco a poco vamos des-
siempre, consciente de que si los protagonistas cubriendo sus verdaderos rostros: con el tiempo
de su nueva búsqueda estaban representados y la rivera uruguaya como escenario, aflora cier-
por Graciela Borges y Antonio Gasalla, se trata- ta determinación en la personalidad de Marcos.
ría nuevamente una búsqueda adulta. Así fue. A pasos lentos irá encontrando su propia voz,
De igual modo, el título adelantaba el núcleo del aunque aún flojee frente a su hermana. Y a la
conflico identitario-familiar de turno: Dos her- vez, no podremos no comenzar a entender a
manos. Si los personajes de Burman habían sido Susana, a pesar de que ella se torne cada vez
ya hijos adolescentes que cargan con el peso de más tóxica: la enfermedad del resentimiento, la
sus padres, recién casados primerizos y esposos angustia que lo genera, la mirada comprensiva.
que ven marcharse a sus hijos, un interesante
universo familiar que restaba explorar era el de Una vez más y mejor parado que la última vez,
los hermanos, hasta aquí abordado siempre en Burman vuelve a preguntarse por la identidad y
las tramas secundarias. Las preguntas esta vez la familia. Lo hace desde la perspectiva que ima-
Por Ariel Benasayag * (2003) y Derecho de familia (2005)- permiten quizá fueron: ¿quién es mi hermano, esa perso- gina e interroga al futuro y, por primera vez,
abenasayag@gmail.com observar una presencia central de preguntas na junto a la cual he vivido mi vida sin haberlo sobre la base de la búsqueda original de otro:
relativas a la construcción de la propia identi- elegido, ese hombre del que todo sé y quizá no Sergio Dubcovsky, autor de la novela Villa Laura
Cine de búsqueda. Entre los directores que die- dad, en especial en relación con la familia; bús- sepa nada, esa mujer que a veces creo no cono- y co-guionista. Apela nuevamente al registro oní-
ron vida y forma al Nuevo Cine Argentino, Daniel quedas que podrían corresponder con las incer- cer y comprendo más que a mí mismo? Y la vez, rico, que quizá revele lo que los personajes pien-
Burman es uno de los más prolíficos y que más tidumbres biográficas del propio director, si ¿qué pasa con los hermanos cuando los padres, san y no pueden decir; y a los juegos de cámara
gusta a un público “extendido”: aunque sus queremos jugar ese juego de interpretaciones. fundadores de la relación, ya no están? y sonido, que tiemblan y resuenan al compás de
películas no poseen la masiva resonancia que la inestabilidad inicial de los personajes. Por últi-
Susana y Marcos (Borges y Gasalla, que están
exhiben las de Juan José Campanella, están lejos Burman cuenta el mundo que lo rodea de la mo, la presencia catódica de Mirtha Legrand
impecables) han pasado los sesenta años pero
de pasar desapercibidas como las de tantos mano de tres personajes que son el mismo, y (ícono nacional de las extrañas relaciones que se
se pelean como si tuvieran cinco, quince, vein-
otros directores de su generación que no qui- que crece con él fotograma a fotograma: Ariel, pueden llegar a establecer con una hermana) y
ticinco, treinta y cinco. Ella hace negocios inmo-
sieron o (lamentablemente) no pudieron dejar siempre encarnado en la imagen insegura y la las historias secundarias (que refuerzan las pre-
biliarios y revisa el correo de sus vecinos de edi-
el circuito independiente. En efecto, Burman ha cadencia dubitativa del excelente Daniel Hendler. guntas por el lugar de los padres en el cuento)
ficio en busca de beneficios ajenos; él es orfe-
hecho realidad la difícil tarea de reservarse un En cada escena de Esperando al mesías Ariel complementan la reflexión por el universo frater-
bre, cuida y vive con su madre. No hay parejas,
lugar tanto en la cartelera de la sala indepen- parece preguntarse qué hacer con lo que han no. Y así, Dos hermanos, con la sutileza justa,
no hay hijos, no hay amigos. Se visitan con fre-
diente como en la del multicine comercial hecho de él: la historia familiar, la tradición here- cierra sin pretensiones como un círculo en el que
cuencia, casi con una extraña dependencia. Y
durante varias semanas. dada, la burbuja comunitaria del Once judío. Las nada puede sobrar y nada faltar (ni siquiera el
entonces, Neneca, la madre, muere.
historias paralelas refuerzan estas interrogantes. guiño cómico a su público, con la oportuna apa-
Sin embargo, más interesante que analizar el En El abrazo partido, otra vez Ariel (que ahora es Durante las primeras escenas ella se revela fran- rición del secretario de la Embajada de Polonia
lugar de Burman en la industria cinematográfica Makaroff y sigue viviendo en Once) se enfrenta a camente insoportable: es una mujer que se que en El abrazo partido le dice a Ariel Makaroff
nacional parece considerar su llegada al público las estocadas de la demanda materna y la ausen- siente el centro del mundo y hace lo que sea que “ya está polaco”).
en relación con ciertas constantes de su filmo- cia paterna en un país de inmigrados que, frente necesario para mantenerse en ese lugar, aunque * Especialista en cine y educación
grafía: sus películas reúnen una audiencia bas- a la realidad nacional -y también tomándola
tante definida y estable, que lo reconoce como como excusa-, piensan en emigrar. Los persona-
autor y sigue su obra. Yo soy parte de ese públi- jes secundarios nuevamente contribuyen a la
co desde el comienzo. reflexión identitaria. Finalmente, en Derecho de
familia Ariel de nuevo es otro (Perelman, hijo)
No parece difícil identificar en la mayoría de sus pero es idéntico. Ha encontrado pareja y tiene un
películas una marca personal, una firma de hijo, además de un padre y una madre. La nueva
celuloide. Esto, no sólo porque las escribe (a realidad personal lo enfrentará otra vez al man-
veces en co-autoría: con Marcelo Birmajer, con dato y la tradición familiar, esta vez vía la profe-
Daniel Hendler), las produce (junto con Diego sión y la transmisión frente al cambio de rol.
Dubcovsky, desde la primera a la última) y las
dirige; tampoco porque frecuentemente trabaje Preguntas al futuro. Hasta aquí, Burman parecía
con los mismos técnicos y artistas (hasta hace preguntarse y responder desde su propia expe-
unos años se comentaba por los pasillos alfom- riencia, a partir de elementos tomados directa-
brados de pochoclo que Hendler era su actor- mente de una realidad que cambiaba con él.
fetiche, incluso una suerte de alter-ego en las Con El nido vacío (2008) no sólo cambiaron los
ficciones). Además de todo esto, y sobre todo, intérpretes acostumbrados sino también los
lo “burmeano” parece estar constituido por cier- personajes y la perspectiva de búsqueda: desa-
ta búsqueda vital del director que tiene lugar a parecieron Ariel y las preguntas formuladas
través del cine. desde la mirada del joven de larga adolescen-
cia que debía comenzar a caminar la adultez
intentando resolver al mismo tiempo su histo-
ria y definir su lugar en el mundo. Ariel se
Lo “burmeano” parece estar encontró, quizá Burman también.
constituido por cierta
Persistieron sin embargo las preguntas por la
búsqueda vital del identidad y la familia, aunque planteadas
director que tiene lugar a desde otro lado: la búsqueda exponía incerti-
dumbres respecto del matrimonio de toda la
través del cine. vida y de la paternidad que ve a los hijos dejar
la casa. El cambio de perspectiva modificó
oportunamente algo en la narración y el regis-
tro visual de Burman: se alejó un poco del rea-
La identidad y la familia. Las historias que cuen- lismo de estructura lineal incluyendo rasgos
tan algunas de sus primeras películas - oníricos y otros géneros, quizá más cómicos,
Esperando al Mesías (2000), El abrazo partido como el musical.

Ficha:
Título: Dos hermanos.
País: Argentina / Año: 2010 / Duración: 1 hora y 45 minutos.
Dirección: Daniel Burman / Guión: Daniel Burman y Sergio Dubcovsky,
basado en la novela “Villa Laura” de Sergio Dubcovsky / Colaboración autoral:
Marcelo Birmajer.
Intérpretes: Graciela Borges (Susana), Antonio Gasalla (Marcos), Elena Lucena
(Madre, Tía Lala), Osmar Núñez (Mario), Rita Cortese (Alicia).

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