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UN HOGAR

Cuando pienso en hogar pienso en cimientos. ¿Qué sostiene un hogar? ¿Son las
memorias, las personas o acaso son las vigas que enterramos 30 metros bajo tierra
para aferrarnos a la idea de un hogar?

Desde mi perspectiva feminista (incluso un poco influenciada por las ideas


hegemónicas) las madres son el sostén del hogar, son las encargadas de generar
vínculos, tejer memoria, guardar objetos y almacenar recuerdos, desde el
acompañamiento; ese instinto materno es el que nos acompaña al momento de
generar nuestras propias ideas del hogar. Cuando una madre está ausente mientras
crecemos los cimientos del hogar se desmoronan (Las memorias, las ideas, las
ilusiones), somos lanzados al vacío y cómo podemos nos levantamos para construir
nuestra propia idea del hogar en algunos casos inestables, hostiles, inimaginables,
los cuales al ser comparados con experiencias de individuos cercanos parece que
cometimos errores cuando estábamos construyendo nuestro hogar; Cuando esto
sucede nuestra memoria selectiva borra materiales hostiles y los reemplaza con
memorias amigables (como si alguien externo jugara con nuestro cerebro para hacer
nuestra experiencia menos traumática).

Convertirnos en la figura materna y asumir trabajos de cuidado (que normalmente


deben hacer los adultos) es un proceso tedioso y traumático que en muchos casos no
es culpa de la madre biológica. Una pregunta que siempre es recurrente es ¿Cómo
nos levantamos cada vez que nuestros cimientos se sacuden y el hogar se cae?
Recogemos con cuidado las memorias, recorremos los terrenos y levantamos los
objetos que nos reconfortan para empezar de nuevo.

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