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Universidad de Buenos Aires

Facultad de Psicología

Cátedra de Clínica Psicológica y Psicoterapias.

Psicoterapias, Emergencia e Interconsultas

Prof. Dr. Eduardo Keegan

Cuadernillo de viñetas clínicas para la ejercitación del


diagnóstico y la conceptualización del caso

Año 2020 – 1° cuatrimestre

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Psicoterapias II Cuadernillo de Viñetas clínicas 2020

Índice de contenido

Introducción ........................................................................................................................................ 4
Guía para la conceptualización cognitivo-conductual del caso .......................................................... 5
Componentes de la conceptualización del caso ............................................................................. 5
Lista de problemas ...................................................................................................................... 5
Diagnóstico según DSM 5. ........................................................................................................... 5
Aspectos cognitivos relevantes: perfil cognitivo ......................................................................... 6
Factores predisponentes o factores de vulnerabilidad. .............................................................. 6
Factores desencadenantes/ activantes ....................................................................................... 6
Factores de mantenimiento ........................................................................................................ 6
Antecedentes de los pensamientos y conductas problemáticos. ............................................... 6
Consecuencias de los pensamientos y conductas problemáticos. ............................................. 7
Hipótesis de trabajo .................................................................................................................... 7
Fortalezas y Ventajas................................................................................................................... 7
Plan de Tratamiento .................................................................................................................... 7
Obstáculos previsibles para el tratamiento. ............................................................................... 7
Viñetas clínicas .................................................................................................................................... 9
Caso Juana ....................................................................................................................................... 9
Modelo de conceptualización: Caso Juana ................................................................................... 11
Caso Ana ........................................................................................................................................ 14
Caso Claudia .................................................................................................................................. 15
Caso Pedro .................................................................................................................................... 17
Caso Facundo ................................................................................................................................ 18
Caso Fito ........................................................................................................................................ 20
Caso Juan ....................................................................................................................................... 21
Caso Natalia................................................................................................................................... 22
Caso Danila .................................................................................................................................... 23
Caso Javier ..................................................................................................................................... 25
Caso Luisa ...................................................................................................................................... 26
Caso Sofía ...................................................................................................................................... 27

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Psicoterapias II Cuadernillo de Viñetas clínicas 2020

Caso Fabián ................................................................................................................................... 29


Caso Narda .................................................................................................................................... 31
Caso Sonia ..................................................................................................................................... 33
Caso Alexia .................................................................................................................................... 34
Caso Josefina ................................................................................................................................. 36
Caso Flavia ..................................................................................................................................... 37
Caso Carla ...................................................................................................................................... 38

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Psicoterapias II Cuadernillo de Viñetas clínicas 2020

Introducción

Este cuadernillo fue confeccionado por el equipo docente de la cátedra para favorecer la
ejercitación en clase. Consta de viñetas clínicas especialmente diseñadas para la aplicación de los
conocimientos adquiridos durante la cursada, y para el desarrollo de las habilidades implicadas en
la construcción de hipótesis diagnósticas, la conceptualización del caso, y la planificación del
tratamiento psicoterapéutico.

Los casos presentados son ficticios. Si bien ofrecen elementos de la práctica clínica cotidiana del
equipo docente, en ningún caso contienen datos de pacientes reales que pudieran comprometer
el secreto profesional. Sin embargo, estas viñetas no deben ser utilizadas para otro fin que no sea
el ya expuesto ni difundidas sin autorización formal de la cátedra. Se espera que el alumnado
cumpla con esta consigna y así comience a poner en práctica algunas de las obligaciones éticas
propias del psicólogo clínico. Asimismo, se espera que el alumnado pueda trabajar estos casos a lo
largo de la cursada, conjuntamente con cada equipo docente, y/o como ejercitación entre las
clases, complementando este cuadernillo con la bibliografía de la materia.

Cada viñeta se orienta a la construcción de una hipótesis diagnóstica principal de acuerdo con los
sistemas categoriales vigentes. Las viñetas también contienen elementos para el desarrollo de una
conceptualización del caso y para evaluar la recomendación de tratamiento en cada uno.

A continuación, antes de las viñetas, se presenta una guía breve con aclaraciones y preguntas
pertinentes para una adecuada conceptualización del caso.

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Psicoterapias II Cuadernillo de Viñetas clínicas 2020

Guía para la conceptualización cognitivo-conductual del caso


Leonora Lievendag, Mariana Miracco y Eduardo Keegan

Para poder arribar a una adecuada conceptualización de un caso es imprescindible realizar una
exhaustiva evaluación que permita realizar una descripción de los problemas y síntomas que
padece el consultante, y construir hipótesis acerca de los diferentes factores de vulnerabilidad,
desencadenantes y de mantenimiento que han influido para que esta persona padezca estos
problemas. La evaluación incluye los datos recabados a través de la entrevista, el empleo de
escalas o inventarios y entrevistas estructuradas, la información proporcionada por otras personas
cercanas al paciente y otros profesionales si los hay. Implica, en suma, un amplio análisis de los
antecedentes personales y familiares del paciente.

La conceptualización se le presenta al consultante en lenguaje sencillo y como hipótesis que él o


ella deben confirmar o rectificar, ofreciéndonos su opinión, que resultará fundamental para
arribar a una formulación consensuada, que será la que guíe la propuesta de tratamiento.

Componentes de la conceptualización del caso

Para construir la conceptualización debemos poder respondernos las siguientes preguntas:

Lista de problemas
¿Por qué consulta? ¿Qué síntomas y/o dificultades tiene en su vida cotidiana? ¿Qué áreas de su
vida se encuentran afectadas por ellos?

Diagnóstico según DSM 5.


¿Cumple criterios para un trastorno mental actualmente? ¿Hay otros trastornos comórbidos? ¿Ha
cumplido criterios para un trastorno mental en el pasado? ¿Ha realizado tratamientos en el
pasado? ¿Cuáles y con qué resultados?

Si no cumple criterios para un trastorno mental: ¿presenta riesgo aumentado de presentar un


trastorno en el futuro?, ¿está atravesando una crisis?, ¿se trata de problemas de larga data o de
más reciente aparición?

Contemplar rasgos de personalidad y mecanismos transdiagnósticos que podrían ser relevantes,


tales como el perfeccionismo, la rumiación, la preocupación, el pensamiento negativo recurrente,
la evitación experiencial u otros.

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Psicoterapias II Cuadernillo de Viñetas clínicas 2020

Aspectos cognitivos relevantes: perfil cognitivo


Recordar que las creencias y los pensamientos automáticos repetitivos, así como los sesgos
cognitivos, suelen ser factores de vulnerabilidad y también de mantenimiento de síntomas y
problemas. En los trastornos externalizadores1 prestar atención a los déficits cognitivos.

Pensamientos automáticos: ¿qué piensa en las situaciones vinculadas con los problemas o el
motivo de consulta? ¿Hay imágenes o recuerdos que disparan estos pensamientos?

Creencias intermedias: ¿qué reglas pueden inferirse de estos pensamientos? ¿Cómo percibe el
paciente que deberían ser las cosas? Ej.: “Tengo que”, “debería…”, “en la vida hay que…”, “Si...,
entonces...”.

Creencias nucleares: ¿cómo se ve a sí misma/mismo y al mundo y los demás?

Factores predisponentes o factores de vulnerabilidad.


Creencias (grado de rigidez o flexibilidad). Temperamento. Factores históricos.

¿Qué hechos significativos de su historia pueden haber sido relevantes para la construcción de sus
esquemas? Evaluar factores de riesgo: ¿sufrió traumas?, ¿presenta un historial psiquiátrico
personal y/o familiar?, ¿sufrió la pérdida de un otro significativo durante la infancia, o condiciones
ambientales adversas durante su crianza?

Factores desencadenantes/ activantes: ¿qué eventos dispararon los problemas actuales del
paciente? También puede ser una sustancia o actividad específica.

Factores de mantenimiento: ¿qué mecanismos o procesos parecen sostener los problemas que
refiere el paciente? Procesos cognitivos: rumiación, preocupación, sesgos. Factores conductuales:
¿se aísla? ¿Apela el paciente a la evitación? ¿Implementa medidas de seguridad?

Antecedentes de los pensamientos y conductas problemáticos.

En algunos casos, en especial cuando hay conductas problemáticas (por ejemplo, problemas de
conducta en niños, y en adultos comportamientos como el abuso de sustancias), resulta muy útil
preguntarnos: ¿Qué pasa inmediatamente antes? ¿Dónde está? ¿Qué está
haciendo/pensando/sintiendo?

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Se denomina trastornos externalizadores a aquellos trastornos relacionados con conductas agresivas y
disruptivas.

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Psicoterapias II Cuadernillo de Viñetas clínicas 2020

Consecuencias de los pensamientos y conductas problemáticos.

¿Qué pasa inmediatamente después? ¿El pensamiento/conducta problemática cumple alguna


función? ¿Para qué sirve? Eso que ocurre después, ¿refuerza la conducta problemática? ¿Qué
efectos tiene en el entorno? ¿Y sobre sus pensamientos/emociones y conductas posteriores?
¿Sobre la visión de sí misma/mismo?

Hipótesis de trabajo (aquí se plantea el núcleo de la conceptualización propiamente dicha):

¿Cómo se relacionan todas las variables anteriores? ¿Cómo surgieron los problemas que vemos
actualmente y cómo pensamos que se están manteniendo? ¿Cuál/es deberían ser el o los focos
centrales del tratamiento?

Fortalezas y Ventajas
¿Qué recursos tiene el paciente? Habilidades, características personales positivas o valoradas por
sí mismo y por su entorno. Factores que podrían favorecer la evolución y el curso del tratamiento.

Plan de Tratamiento
 Frecuencia de las sesiones

 Modalidad: monoterapia o tratamiento combinado

 Objetivos

 Intervenciones o protocolo de tratamiento que se compartirá en la socialización del modelo

Obstáculos previsibles para el tratamiento. ¿Qué factores podrían interferir con la evolución
y el curso del tratamiento?

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Psicoterapias II Cuadernillo de Viñetas clínicas 2020

En resumen:

 Una buena conceptualización del caso tiene coherencia interna. Integra los síntomas,
trastornos y problemas con hipótesis acerca de los mecanismos causales que les dieron origen
y los factores precipitantes y de mantenimiento. Integra la historia y el funcionamiento actual
del paciente.

 Una buena conceptualización tiene utilidad clínica. Sirve para la planificación y la evaluación
del tratamiento. La evaluación periódica del paciente irá dando cuenta de su evolución y de la
utilidad de la conceptualización.

 La conceptualización irá incorporando información, se rectificará o refinará a lo largo del


tratamiento.

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Viñetas clínicas
Caso Juana

Juana tiene 50 años, vive sola, es viuda y tiene dos hijos. Acude a la consulta porque no puede
superar el duelo por la muerte de su marido, quien falleció hace un año y medio. Comenta: “Me
siento muy triste, no puedo dejar de pensar en Mario y no le encuentro sentido a nada”. Cuando se
le pide que describa mejor cómo se siente refiere que no puede disfrutar de su vida, y dice: “Veo
todo lo que tengo, mis seres queridos y quisiera disfrutar más de eso y estresarme menos”. A su
vez, refiere sentirse con dolor muscular, de espalda y cuello: “Siento como si llevara una mochila”.
Reconoce haber pensado que esto era una reacción normal de duelo y que con el tiempo
desaparecería su malestar, pero al prolongarse tanto tiempo, decidió consultar con un profesional.

La paciente refiere: “No puedo sentarme a comer en la cocina porque me trae recuerdos de Mario.
Ahí cenábamos los cuatro, era el momento en que charlábamos y compartíamos la mesa en
familia. Yo solía tener hábitos saludables y cuidarme en la comida, pero ahora estoy todo el día
comiendo y durmiendo”. Sostiene que se siente atormentada por pensamientos que la angustian:
“que podría haber hecho más para que mi marido se salve del cáncer”; “tendría que haberme
quedado con él la noche en que falleció y no pude...".

Durante la entrevista se la nota muy triste, con una postura encorvada y desaliñada. Expresa que
llora mucho, sobre todo cuando experimenta la sensación de vacío al darse cuenta de que su
marido ya no está. “Me siento una inútil, no puedo hacer nada por mí misma, no me puedo
concentrar en nada. Cuando intento salir y despejarme veo parejas y no paro de pensar que yo
podría estar con él si no hubiera sido por esa maldita enfermedad. Algo mal habré hecho para
merecer todo este mal”. Sostiene que el único momento en que puede sentirse menos triste es
cuando comparte un café con alguno de sus hijos: “Charlar con ellos, saber de sus cosas, es lo
único que me permite desconectarme de Mario”. Su tono de voz es bajo, casi aplanado: “Debería
poder recuperarme, yo sé que a él le gustaría verme bien, pero evidentemente soy una persona
débil. Creo que, si hubiera sido al revés la situación, Mario lo hubiera superado más rápido”.

Refiere que ella tiene muy buena relación con sus primos, pero no tiene ganas de verlos, piensa:
“¿Para qué los voy a ver si soy un trapo de piso? Aparte nunca acepto las invitaciones, es obvio que
van a dejar de llamarme y me voy a quedar más sola de lo que estoy ahora”. Comenta que es la
primera vez que siente tanto malestar y le preocupa que tenga mucho sueño. Aclara que la
hermana suele tener “picos de tristeza”, se encuentra en tratamiento psiquiátrico y
psicoterapéutico desde que intentara suicidarse cuando falleció su madre. “Mi madre era muy
sobreprotectora con nosotras y, claro, mi hermana no pudo soportar su partida. Y mi padre era
muy estricto cuando yo era niña, pasara lo que pasara la culpa siempre era mía: una pelea con mi
hermana o una mala nota en la escuela”.

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Psicoterapias II Cuadernillo de Viñetas clínicas 2020

Había estado en tratamiento psicoterapéutico apenas falleció el marido, pero lo dejó porque no se
sentía cómoda. En cuanto a tratamiento psiquiátrico refiere: “no creo que necesite medicación,
creo que eso es para gente más grave como mi hermana”. No ha pasado por períodos de
excitación o euforia, no consume drogas legales ni ilegales. Se ha realizado un chequeo médico
general y los resultados arrojaron valores dentro de los parámetros normales.

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Psicoterapias II Cuadernillo de Viñetas clínicas 2020

Modelo de conceptualización: Caso Juana

Datos de la paciente

Edad: 50 años

Viuda, dos hijos. Vive sola.

MOTIVO DE CONSULTA: No puede superar el duelo por la muerte de su marido. “Reconoce haber
pensado que era una reacción normal del duelo y que con el tiempo desaparecería el malestar,
pero al prolongarse decidió consultar”.

Aspecto: postura encorvada, desaliñada y con tono de voz bajo.

No ha pasado por períodos de excitación o euforia.

No consume sustancias legales ni ilegales.

Presenta parámetros normales en el último control médico.

LISTA DE PROBLEMAS

 Sentimientos de tristeza y vacío


 Pensamientos de inutilidad y culpa
 Pérdida de interés y falta de disfrute, “no le encuentro sentido a nada”
 Dificultades para concentrarse
 Refiere aumento del sueño (hipersomnia) y del apetito
 Rumiación: “se siente atormentada por los pensamientos que la angustian”
 Falta de arreglo personal
 Aislamiento social

DIAGNÓSTICO

Trastorno depresivo mayor, episodio único, moderado, con características atípicas (F32.1)

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Psicoterapias II Cuadernillo de Viñetas clínicas 2020

PERFIL COGNITIVO

Pensamientos automáticos

“Me siento una inútil, no puedo hacer nada por mí misma”

“Van a dejar de llamarme y me voy a quedar más sola de lo que estoy ahora”

“Algo mal habré hecho para merecer todo este mal”

Creencias intermedias

“Debería poder recuperarme; si no lo logro, significa que soy débil”

“Si a uno le pasan cosas malas, es porque hizo algo mal, se lo merece”

“Si no puedo hacer las cosas que quiero hacer, significa que soy una inútil”

“Si no estás bien, es mejor no ver a nadie”

Creencia nuclear

“Soy una persona débil”, “los demás son más fuertes que yo”.

FACTORES PREDISPONENTES

 Fallecimiento de la madre. Su madre era “sobreprotectora”, lo cual pudo dar lugar a la


conformación de esquemas de dependencia/incompetencia, con creencias rígidas
vinculadas con una vulnerabilidad sociotrópica.
 Trastorno psiquiátrico de la hermana podría sugerir cierta predisposición genética.
 Refiere que su padre era muy estricto con ella y la culpaba de todo. Esto pudo dar lugar a
conformación de creencias ligadas con la culpa y explicar su tendencia a realizar
atribuciones negativas internas, globales y rígidas.

FACTORES DESENCADENANTES

Fallecimiento del marido. Duelo como estresor, en interacción con una vulnerabilidad
sociotrópica.

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FACTORES DE MANTENIMIENTO

 Aislamiento. No acepta invitaciones, no ve a sus primos.


 Duerme gran parte del día.
 Rumiación en relación con el fallecimiento de su marido.
 Sesgos cognitivos: “No le encuentro sentido a nada” (pensamiento dicotómico), “podría
haber hecho más” (abstracción selectiva), “Es obvio que van a dejar de llamarme”
(inferencia arbitraria), “Me voy a quedar más sola” (adivinación del futuro).

FACTORES PROTECTORES

Relación con los hijos. Refiere que es el único momento en que logra desconectarse.

HIPÓTESIS DE TRABAJO

Juana acude a la consulta porque no puede superar la muerte de su marido, ocurrida hace un año
y medio. Se encuentra cursando un trastorno depresivo mayor, episodio único, moderado, con
características atípicas. Podemos observar la visión negativa de sí misma, de los otros y del futuro
propia del trastorno. La paciente sostiene que no le encuentra sentido a nada, que se siente una
inútil y que se quedará sola. Otros factores estarían manteniendo los problemas de Juana: el
aislamiento social, el dormir muchas horas y la rumiación en relación con la muerte de su marido.
Se siente angustiada y culpable. La naturaleza del vínculo con sus padres pudo dar lugar a la
conformación de creencias sociotrópicas rígidas y esquemas de dependencia e incompetencia. Al
activarse estos esquemas debido a la muerte de su marido, la paciente presenta pensamientos
automáticos disfuncionales tales como: “Me siento una inútil, no puedo hacer nada por mí
misma”, vinculados con ciertas creencias intermedias: “Debería poder recuperarme; si no lo logro,
significa que soy débil”, “me merezco todo lo malo que me pasa”. Estos pensamientos sesgados y
las creencias negativas rígidas se manifiestan como rumiación depresiva y se ven seguidos de
conductas de aislamiento social que, a su vez, estarían manteniendo la sintomatología depresiva.
Por lo tanto, el tratamiento apuntaría a flexibilizar y reestructurar dichas cogniciones, y a disminuir
la rumiación y el aislamiento.

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Psicoterapias II Cuadernillo de Viñetas clínicas 2020

Caso Ana

Ana es una mujer de 28 años, trabaja como administrativa de una empresa y se encuentra
preparando sus últimos exámenes finales para recibirse de diseñadora gráfica.

Acude a consulta por recomendación de sus amigas, ya que desde hace un tiempo no la ven bien y
la notan muy angustiada. Comenta que todo comenzó hace 6 meses cuando su pareja decidió
separarse e irse del departamento en el que habían convivido los últimos 5 años. Si bien los
primeros días consideró que era una discusión más, como muchas que habían tenido en el pasado,
pasaron las semanas pero él nunca regresó ni retomaron el contacto. Desde entonces siente que
su vida cambió por completo. “De un día para el otro pasé de creer que iba a formar una familia y
ahora voy estar sola para siempre”. A pesar de que sus amigas le insisten en salir y le proponen
distintos planes, ella dejó de ir a muchos lugares porque “todo le recuerda a las cosas que hacían
junto a su pareja” y prefiere quedarse en su casa mirando alguna serie o película en Netflix. “Sé
que ellas intentan ayudarme, pero me cuesta horrores tener que cambiarme y prepararme para ir
a un lugar que no quiero, a hablar con gente que no me interesa”. Por las noches refiere que la
situación empeora. “Me paso horas y horas llorando y pensando en él, preguntándome por qué
pasó todo esto, o qué fue lo que hice mal para que se fuera”, por lo cual apenas puede dormir unas
4 o 5 horas seguidas. Esto le trajo ciertas complicaciones en su trabajo, ya que fue apercibida por
su jefa por reiteradas llegadas tarde, como así también con su carrera, ya que desde entonces no
logra concentrarse para rendir sus últimas materias y obtener su título que le representaría un
mejor puesto laboral. “A veces me pregunto para que sirvió todo este esfuerzo si igual fracasé en la
vida”.

Ana es la mayor de tres hermanas. Sus padres se separaron cuando ella tenía 6 años, tras años de
discusiones delante de sus hijas. Su madre es ama de casa y cayó en una fuerte depresión tras su
separación, de la que nunca se recuperó totalmente.

Ana se encuentra medicada con un suplemento de hierro por una leve anemia desde hace un mes.
Consume alcohol ocasionalmente.

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Psicoterapias II Cuadernillo de Viñetas clínicas 2020

Caso Claudia

Claudia tiene 38 años y es oriunda de Colombia. Vino a vivir a la Argentina hace 5 años junto a su
pareja de aquel momento. Es abogada y contadora. Hace 2 años se separó de su pareja y desde
entonces vive sola en una habitación que alquila.

Consulta por iniciativa propia, “ya no sé qué hacer, no aguanto más estar así”. Cuenta que desde
hace aproximadamente dos meses comenzó a sentirse muy triste, a llorar con frecuencia y a sentir
que “no tiene fuerzas para hacer nada”. Actualmente trabaja como empleada en una rotisería y,
según comenta, esta es la única actividad que realiza durante el día, “a veces no tengo fuerza ni
para bañarme”. Al relatar esta situación comienza a llorar: “mi vida es un fracaso, tengo 38 años,
estoy sola, vivo en una habitación y tengo un trabajo que odio”. Refiere que hace 8 meses la
despidieron de la empresa en la que trabajaba y desde entonces no volvió a conseguir un trabajo
acorde a sus expectativas: “a esta altura creo que nunca más voy a conseguir otro trabajo”.

Claudia es hija única, sus padres son mayores y aún viven en Colombia. Sobre ellos comenta que,
desde que era muy chica, siempre le manifestaron que ella iba a ser “el orgullo de la familia”.
Relata que su madre le decía: “Vos sí vas a ser alguien en la vida, una profesional”, situación que,
según comenta, la empujó a destacarse en sus estudios desde chica. Recuerda que cuando se
sacaba una nota regular en el colegio temía comunicárselo a su padre ya que este solía decirle
“vos estás para más, tenés que destacarte”. A esta altura del relato comienza a llorar nuevamente:
“No puedo creer cómo llegué a esta situación, mis padres deben estar destrozados, finalmente los
decepcioné”.

Claudia refiere que durante el día se siente muy nerviosa y nota que está fumando más de lo
habitual, “en el trabajo camino de un lado al otro, salgo a fumar, no me puedo quedar quieta”.
Prácticamente no tiene apetito y cree que ha bajado al menos 3 kilos en los últimos meses dado
que nota que la ropa le queda grande. Asimismo, refiere problemas para dormir, no logra conciliar
el sueño, llegando a pasar más de 2 horas en la cama sin lograr dormir. “No puedo parar de
pensar, le doy vuelta a las mismas preocupaciones todo el tiempo”. Refiere que todo esto está
afectando su trabajo ya que nota que tiene dificultades para concentrase y teme que la puedan
echar, dado que muchas veces olvida realizar tareas que le solicitan o las inicia y las deja sin
finalizar, motivo por el cual su jefe le ha llamado la atención.

A su vez, cuenta que ya no tiene contacto con sus seres queridos, “¿para qué me voy a encontrar
con amigas?, ¿para ver que todos tienen trabajos exitosos menos yo?”, y aclara que, si bien ellos
insisten en encontrarse y la llaman, ella no tiene ganas ni de atender el teléfono, “los voy a cansar
con mis problemas”. Relata que la última vez que habló con una amiga se sintió peor, ya que
mientras esta le contaba cosas de su vida Claudia solo podía pensar “todos tienen una vida
interesante menos yo”, “no logro hacer nada bien, soy una inútil”. También ha dejado de asistir al
gimnasio, “me encantaba ir a las clases, era mi cable a tierra, pero las últimas veces que fui ya no
lo disfruté y dejé de pagar la cuota”.

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Psicoterapias II Cuadernillo de Viñetas clínicas 2020

Durante la entrevista Claudia se muerde las uñas, hace sonar los nudillos de su mano y llora en
varias oportunidades. Refiere que es la primera vez que consulta con un psicólogo. Cuenta que
hace dos años estuvo triste durante un tiempo, luego de separarse de su novio, pero que nunca se
sintió como ahora. Niega consumo de alcohol, psicofármacos y otras sustancias.

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Caso Pedro

Pedro es un hombre de 46 años que acude a consulta por primera vez por indicación de su médico
clínico, ya que lo ve muy preocupado, triste y tenso. Pensó que sería mejor ver primero a un
psicólogo antes de darle alguna medicación, ya que el paciente suele ser reacio a la toma de
fármacos. Cuando se presenta en el consultorio se lo ve desaliñado, en regulares condiciones de
aseo y arreglo personal. Se expresa pausadamente y en un tono de voz apenas audible y
monocorde, se mueve como en cámara lenta, y su ánimo es de una profunda tristeza como nunca
la ha sentido antes. Refiere que consultó a su médico a causa de mucho cansancio, dice: “me paso
horas durmiendo y aun cuando me despierto quisiera permanecer en la cama, me parece todo
desafiante”. Comenta que trabaja como administrativo en una empresa, alrededor de 8 horas
diarias, y luego de esa jornada, cuando llega a su casa, se acuesta y permanece mirando televisión
en su cama hasta que se duerme. Al indagar sobre su trabajo, cuenta que se exige mucho, así
como le pasaba a su madre, pero que hace tiempo le pasa de no tener ganas de ir porque “a la
mañana es cuando peor me siento. Me pasa de despertarme algunas horas antes de que suene el
despertador y ya no me puedo volver a dormir, pero tampoco tengo fuerzas para levantarme, así
que me quedo todo el día en la cama pensando en lo inútil que me volví, soy un desastre diría mi
mamá. El problema es que ya no tengo más excusas para inventar y estoy seguro que me van a
echar del trabajo por vago, aunque no me digan nada, y eso me preocupa mucho porque me
mantengo solo”. Comenta que ya no le interesa jugar al fútbol como solía hacer. Refiere: “Estoy
gordo y sin fuerzas, mis amigos pensarían que no sirvo, que estoy fuera de estado y sería cierto,
hasta que no pueda volver a mi estado físico habitual no voy a retomar, se juega para ganar. Hace
un año atrás yo estaba muy bien con mi cuerpo, iba varias veces a la semana al gimnasio, pero ya
no disfruto nada de nada, como si me hubiera apagado. No lo puedo creer.... más lo pienso, me
pongo peor y no le veo la solución... Este año quería hacer muchas cosas y no logré nada, tampoco
logré el bono que pretendía, mi jefe me hizo una devolución buena, pero yo esperaba otra cosa,
creo que me habló tipo premio consuelo. Me merezco eso y mucho más porque estoy haciendo
todo mal". Comenta que el día que se enteró que no obtendría el bono, se sintió muy mal, y se
puso a llorar de la bronca. “Me tuve que ir de la oficina porque no podía respirar, salí a la calle
todo transpirado, mareado, con el corazón en la boca; no sabía si me estaba muriendo o era sólo
bronca. La semana pasada me pasó algo parecido y me volví a asustar, pero mi médico me dijo que
no le dé importancia. A partir de ese día que hablé con mi jefe todo fue de mal en peor, nunca más
me recuperé. Mi mamá me decía que si quería ser alguien en la vida, debería triunfar y ser exitoso
en lo que hiciera. Menos mal que no vive para ver todo esto”. Se indaga sobre ideas de muerte, y
refiere que ha tenido pensamientos del tipo “si sigo así en picada, fracasando, mejor me mato. Soy
un cinco, un perdedor, para qué vivir así”, sin embargo, dice que son solo pensamientos que
surgen en momentos de mucha tristeza pero que nunca lo consideró seriamente y que eso sería
“tirar la toalla”. No tiene ninguna enfermedad médica ni consume sustancias.

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Psicoterapias II Cuadernillo de Viñetas clínicas 2020

Caso Facundo

Facundo es un joven de 28 años que se presenta a la consulta con un aspecto desprolijo, una
evidente desmejora física, ojeroso y de facciones un tanto cadavéricas. Informa que vive con sus
padres y una hermana dos años menor que él, y que estudia medicina en una universidad pública.
Recientemente ha terminado con una pareja de cuatro años, ambos se conocieron en la facultad.

Comenta que el motivo por el cual quiere comenzar una psicoterapia se debe a que hace meses
que no puede salir de un estado de tristeza profundo, el cual se fue acrecentando y manteniendo
en el último tiempo. Su aspecto cadavérico lo explica la importante pérdida de peso sucedida en
este último tiempo, refiere que al menos son 8 kg y que para los demás, según sus palabras, está
“irreconocible”. Este descenso tan abrupto de peso se explica por el hecho de que come muy poco
y se saltea varias comidas al día. También refiere que hay noches enteras en las que está
desvelado, sin poder conciliar el sueño o dormir de manera más profunda. A pesar de ello, pasa
mucho tiempo tirado en su cama sin levantarse hasta el mediodía. Ha perdido el interés por las
cosas que le gustaban, como salir a correr, leer sobre literatura fantástica y mirar series. Nada de
estas cosas parecen tener sentido para él, y aunque a veces quisiera hacerlas, no posee la
voluntad para realizarlas y le cuesta mucho concentrarse para seguir los argumentos de los libros y
series de televisión que antes lo divertían. Tiene pensamientos de muerte, fantasea con no estar
más en este mundo y dejar de sufrir, aunque aclara que no sería capaz de cometer un acto suicida.

Por otra parte, Facundo tiene ideas de culpa sobre una variedad de temas referidos a lo
académico. Refiere que ya desde la niñez fue un alumno ejemplar, abanderado muchas veces y
con los mejores promedios. Sus padres no le exigían, sino todo lo contrario, solían premiarlo con
regalos y elogios en las reuniones familiares. Luego de terminar la escuela, se encontró en una
fuerte crisis vocacional, comenzó a estudiar bioquímica y no le fue bien o al menos como
esperaba; si bien no reprobó ninguna de las materias que cursó, sus notas fueron de las más bajas.
Recuerda que en ese periodo también se sintió muy mal, que le costó salir y necesitó acudir a
terapia. Refiere que ahora parece que todo está parecido e incluso peor que aquella vez. Su
estado de ánimo actual eclosiona cuando reprueba una materia anual y se entera que debe volver
a cursarla el próximo año. Sobre este suceso el paciente comenta: “Es un fracaso rotundo, no
entiendo cómo la pude reprobar, me he pasado noches enteras sin dormir y a puro café para no
detenerme. Evidentemente hice todo mal, ¡todo! Si no me hubiese permitido ir una vez a la semana
al cine con Vicky, seguramente hoy no estaría en esta situación, ella se enojaba y me recriminaba
porque salíamos poco… Ahí están las consecuencias”.

Continúa relatando que todos los días piensa en la situación en la que se encuentra, siente que ha
fracasado por tomarse licencias y distracciones que no debería haber tenido nunca. Se le pregunta
qué es ser un fracasado para él, se muestra sorprendido y responde que es “quien ya nunca va a
llegar a nada, quedar afuera de los que nunca bajaron su promedio de nueve”, y que esto tal vez
en el futuro lo convierta en un médico mediocre. Agrega: “Si ya de estudiante empezamos así, qué

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Psicoterapias II Cuadernillo de Viñetas clínicas 2020

se puede esperar de mí. ¿Te atenderías con alguien como yo? Puede que exagere, lo admito, pero
en los grandes equipos médicos me rebotan seguro”. Luego refiere que cuando piensa en ese
futuro funesto, es cuando más triste se siente y con menos ganas de vivir. Además, comenta que a
este estado actual de tristeza se suma el hecho de que ahora tiene que prepararse para volver a
cursar el próximo año. Toma los libros y no puede concentrarse, se frustra mucho y a la tercera
página lo deja y vuelve a la cama; este ciclo se repite diariamente. Siente que su entorno no lo
comprende cuando le sugieren que se levante, que salga un poco a ver a sus amigos, dice: “parece
que no han tomado conciencia de que esta situación la estoy padeciendo justamente por mis
distracciones, ahora tengo que hacer la vida de un monje erudito, más privaciones y más
conocimiento ¿leíste “El nombre de la rosa”? Igual, pero sin asesinatos” (sonríe con sarcasmo). Con
respecto a la ruptura con su novia, refiere una ambivalencia ya que está triste por no estar más
con ella, la extraña y a su vez se siente un poco aliviado porque no lo distraiga con la preparación
para el próximo año. Comenta también que ahora le va a ser difícil volver a estar con alguien ya
que “si no es de la facultad, no tiene sentido”, dice que perdería mucho tiempo en ir a visitarse o
salir, con una compañera se maximiza el tiempo de los encuentros amorosos en la facultad. A su
vez le gustaría volver a correr, ya que considera que hay que tener lista tanto la mente como el
cuerpo, pero su voluntad no se lo permite, también se lo reprocha como un dato más del hombre
mediocre y fracasado en el que se ha convertido. “Antes tenía una vida mejor organizada, podía
cronometrar los momentos para estudiar y los que son para la distracción, media hora para leer
literatura fantástica y un capitulo o dos de una serie, todo dependiendo de cómo vaya la cursada.”
Sobre las demás materias, nunca reprobó ninguna materia y todas sus notas fueron de nueve para
arriba. Mientras se indaga un poco más sobre cómo fue este año, hace referencia a un hecho que
aparece al final de la entrevista, se ha enfermado de gripe A, estuvo mucho tiempo en cama y faltó
a clases varias veces. Finalmente, se le pregunta si puede establecer alguna relación entre su
desempeño académico y la enfermedad, a lo que contesta de manera rotunda: “La biología no es
excusa, hay que hacerse cargo de las cosas que uno hace si quiere destacarse en la vida”.

En las relaciones interpersonales manifiesta que sólo se relaciona con compañeros de la facultad,
pero aclara que no se junta con ellos a estudiar en grupo o realizar un trabajo práctico. Sobre esto
último comenta: “Tengo buena onda en general, pero trabajar en grupo me estresa mucho, siento
que lo que hacen ellos nunca está del todo bien, entonces quiero hacerlo todo yo y a mi manera,
eso ya me trajo varios problemas, por lo que preferí no juntarme más. Lo mismo con el tema de
juntarse para estudiar, creo que pavean mucho antes de empezar y me hacen perder tiempo, así
que prefiero los grupos de WhatsApp porque puedo ver los mensajes cuando yo quiero”.

Manifiesta que nunca ha tenido ningún episodio compatible con una manía o hipomanía, no
consume sustancias y no padece ninguna enfermedad crónica.

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Psicoterapias II Cuadernillo de Viñetas clínicas 2020

Caso Fito

Fito tiene 55 años, vive con 2 de sus hijos, todos son mayores de edad. Cuenta que tuvo una hija
que falleció a los 3 meses de muerte súbita.

Llega a la consulta muy angustiado, llora mientras cuenta que siente un profundo desaliento.
Refiere que se siente “desesperado, de mal humor, vacío y sin esperanza” desde hace 6 meses
cuando, luego de 25 años de matrimonio, se separó. La decisión fue de su esposa, esto fue
inesperado para él. Un día ella le comunicó la decisión y se fue de la casa que compartían,
argumentando que se sentía cansada de la vida que llevaba.

“Para mi ella es muy importante, es mi compañera de vida, pero la cansé”, dice. “Lo primero que
pensé fue en tirarme debajo del tren (…) siento que la muerte podría ser la única solución (…) En
estos momentos recuerdo a mi hijita (…) quizá nuestra vida hubiera sido distinta si ella no hubiese
fallecido. Desde chico deseaba casarme y tener hijos (…) ella me completa como hombre”, dice.
Mientras prosigue el relato cuenta tener una fecha límite para este sufrimiento. Si bien se muestra
reticente a responder algunas preguntas, confiesa que todo terminará si no logra recuperar a su
mujer.

Comenta también estar arrepentido por las cosas que no ha hecho. Si bien el trabajo, por el que
ha tenido que viajar mucho, siempre fue su cable a tierra, se culpa por no haber pasado más
tiempo con sus hijos y su esposa. “Soy un mal padre”, dice, a pesar de no haber recibido nunca
quejas de sus hijos y tener una muy buena relación con ellos. “La familia es todo”, “Debería
recomponerla, si no nunca volveré a ser feliz”, argumenta, “siempre termino perdiendo todo…”,
“todo me sale mal…", “perdí lo más importante”, dice mientras llora.

A partir de este suceso Fito bajó significativamente de peso. Dice también sentirse muy cansado y
sin energía, y que por la mañana es cuando peor se siente. Comenta también problemas para
dormir, “no puedo conciliar el sueño, pienso, pienso…”, dice. Cuenta que en lo único que piensa es
en lo mal que actuó en su vida, “con mis hijos, mi esposa…”, dice, “ahí empiezo a sentir
taquicardia, mareos, el pulso se me acelera, me he tomado la presión y estaba alta, encima de
todo soy hipertenso, otro problema más…”.

Cuenta también que ya nada lo hace sentir bien, ni siquiera temporalmente cuando sucede algo
bueno. “Antes me encantaba encontrarme con mis compañeros del secundario, pero ahora pongo
excusas para no ir. ¿Qué van a pensar ellos si se enteran de que mi mujer me dejó?”.

“El trabajo es un tema aparte”, dice. Debido a esta situación, le cuesta mucho concentrarse y está
faltando mucho, por lo que su jefe le sugirió acordar un retiro voluntario. “Nada de lo que
emprendí tuvo éxito”, dice, se culpa y llora.

No recuerda haber pasado por periodos de ánimo expansivo, no consume alcohol ni sustancias.

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Psicoterapias II Cuadernillo de Viñetas clínicas 2020

Caso Juan

Juan tiene 57 años. Está casado y tiene tres hijos. Trabaja en una fábrica desde hace más de 20
años. Consulta por recomendación de su médico clínico. “Me hice unos chequeos porque me sentía
mal, muy cansado, y sentía algo raro en el pecho. Yo pensaba que tenía algún problema cardíaco o
algo así, como que me costaba respirar. Estoy medicado por la hipertensión, pero el médico me
dijo que estaba todo bien, que quizá necesitaba hablar con alguien. Yo no sé, vine a verla para que
usted me diga qué le parece. Yo tengo los problemas que tiene todo el mundo, qué se yo… Si usted
mira los noticieros va a ver que hay gente que tiene problemas mucho más graves que los míos.
Uno siempre trabajó, mal que mal pudo llevar adelante la familia…”.

Cuando se le pregunta si hay algo que lo haya estado preocupando últimamente, refiere: “Ahora lo
que pienso mucho es que ya en unos años me jubilo, y digo ¿qué voy a hacer? Ser jubilado en este
país es un infierno”.

Al indagar acerca de sus antecedentes, Juan refiere: “Mi señora siempre trató de alentarme, de
ayudarme a no bajar los brazos, porque según ella yo siempre fui medio negativo. Pero a mí que no
me vengan con que la vida es color de rosa, porque a mí siempre me ha costado mucho todo.”
Cuando se le pregunta acerca de esto, dice: “De la nada tuve que salir a rebuscármelas de chico, en
casa no había qué comer, ¿me entiende? Yo tuve que hacerme un porvenir. Por eso yo les digo a
mis hijos que no pierdan el tiempo, que estudien. Pero hoy está todo podrido, la juventud está
perdida, usted los ve por la calle, vagueando. ¿Qué país vamos a sacar adelante así? Esto no tiene
solución… Yo no me creo mejor que nadie, si ya no tengo nada que ofrecer, pero espero al menos
que ellos me superen, que sean alguien en la vida.”

Juan comenta que ha tenido discusiones con sus hijos, ya que ellos le insisten para que salgan o
hagan algún deporte juntos y él siempre se siente cansado y sin ganas. Reconoce que esto no es
nuevo, que no recuerda desde cuándo, que siempre sintió que tenía menos energía que el resto
de la gente. “Siempre estuvo el trabajo primero, de todo lo demás se encargó mi esposa.”

Cuando se indaga sobre ideación e intentos suicidas, niega rotundamente estos antecedentes.
“Muchas veces me pregunté qué sentido tenía mi vida. Pero no tendría el coraje de quitármela.
Tampoco podría hacerle eso a mi familia, aunque he pensado que en un futuro próximo voy a ser
más una carga que otra cosa para ellos.”

Por otra parte, Juan refiere que duerme mal desde hace ya mucho tiempo, a veces se despierta
temprano y no se puede volver a dormir. Habitualmente no tiene apetito. No consume alcohol ni
otras sustancias. Diariamente toma la medicación antihipertensiva indicada por su médico.

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Psicoterapias II Cuadernillo de Viñetas clínicas 2020

Caso Natalia

Natalia tiene 32 años, es contadora y tiene un hijo de 4 años. Está en pareja conviviendo hace 6
años. Trabaja en un organismo de la administración pública.

Decide consultar, según refiere, a raíz de conflictos con su pareja. Esto que le sucede comienza
hace 4 años, pero empeoró hace 2 años y medio. Comenta que en general y desde hace bastante
tiempo se siente angustiada, y sin ganas de hacer nada. "Perdí 5 Kg. y no los puedo recuperar… No
estoy rindiendo en el trabajo como era yo de siempre… Debe ser porque en general duermo mal…
Me despierto tipo 5 de la mañana y me doy manija". Llora. “La relación nunca fue una maravilla,
pero la verdad es que desde que nació el nene, en vez de unirnos, nos separó más… Esto de que los
hijos unen se ve que les funciona a todos menos a mí”.

Cuando se le pregunta acerca de los conflictos con su pareja, plantea estar muy disconforme con
la relación. “Nos cuesta ponernos de acuerdo en todo, no sé por qué no lo echo de casa, cómo
permití que me fuera infiel, la verdad es que permití más de lo que yo quiero. Pero él me jura que
no quiere separarse… No sé, estoy confundida, no sé qué hacer. Por un lado, hace cosas que son
para matarlo, pero por otro me jura que me ama… Me iría a vivir a Alaska… ¿Y mi hijo? Ves que soy
una mala madre, yo debería estar con él, jugar… El nene me dice: mamá, ¿hoy me vas a buscar vos
al jardincito? Para mí que él se siente que yo soy una madre abandónica que lo puedo dejar…”.
Llora de nuevo. “Me estoy acordando mucho de mamá, sobre todo cuando estoy con el nene. Soy
una mala madre porque la verdad es que el nene me demanda mucho y yo no quiero hacer nada.
Yo tenía la ilusión de tener la familia que no tuve… esto no es lo que yo esperaba…”. Rompe en
llanto una vez más.

Los papás de Natalia se separaron cuando ella tenía 10 años y su madre la "visitaba"
esporádicamente. Hace varios años que no se vinculan.

Natalia consulta por su estado. "Me parece que está todo complicado, no sé qué es lo que me une
a él y no puedo dejarlo, no creo que de esto pueda zafar… ”.

Nunca ha experimentado períodos de euforia o estado de ánimo expansivo. No consume drogas ni


alcohol ni menciona tener enfermedades médicas. Niega tener ideación suicida y antecedentes de
intentos autolíticos.

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Psicoterapias II Cuadernillo de Viñetas clínicas 2020

Caso Danila

Danila de 26 años se comunica para solicitar un turno a través de su hermana mayor, quien le
recomienda comenzar terapia. Llega puntual a su primera sesión, con buen ánimo, aunque se la
observa inquieta. Menciona que hace aproximadamente un mes que está con unas sensaciones
raras. Se le pregunta al respecto y Danila cuenta que todo comenzó durante una clase en el club
donde es profesora de handball. "Algunos padres suelen quedarse a los entrenamientos y traen
mate para compartir, las chicas estaban jugando un primer partido después de la entrada en calor
y empecé a sentirme muy rara, no sé ni cómo explicarlo. El corazón me iba a mil, me daba vueltas
todo. Automáticamente dejé de tomar mate, estaba toda transpirada y se me cerró la garganta.
Intenté tranquilizarme porque no podía hacer una escena ahí con toda la gente, incluso agarré un
papel para abanicarme porque pensé que me desmayaba ahí mismo. El momento pasó y volví a
casa sin sentirme del todo compuesta, tenía ganas de vomitar, y eso que no había comido mal
durante el día...". "Esa noche me costó muchísimo dormirme, no entendía qué me había pasado,
siempre fui una chica sana… A partir de ahí me empezó a pasar seguido, en pocos días no podía
salir de casa sin empezar a sentirme mal. Hace dos semanas estaba viajando a Pilar para visitarla a
mi hermana y me volvió a pasar. El micro venía repleto, es como una hora y pico de viaje. Estaba
parada, con mi mochila y me empezó a dar vueltas todo, sentí muchísimas náuseas, me
transpiraban las manos y me agarró un dolor en el pecho que me asustó. La gente se dio cuenta y
me dejaron sentar al lado de una ventana, al parecer estaba pálida. Me dieron agua y de a poco se
me fue pasando.” Danila agrega: "Al principio tuve miedo de tener un problema cardíaco, fui al
médico que atiende a mi mamá y me hice todos los estudios, pero nada. Me recetó un clonazepam
para que tome dos veces al día. Con eso mejoré algo, pero tampoco siento que volví a ser la de
antes."

Comenta que ya no toma mate, algo que disfrutaba mucho. Últimamente trata de no salir tanto de
su casa salvo que sea necesario y si lo hace está atenta a ventanas o alguna salida por si empieza a
sentirse mal. "Si noto que empiezo a estar como inquieta, ya me empiezo a tomar el pulso por las
dudas; tomo agua, intento respirar aire fresco, hago lo que sea para que se me pase. Descubrí las
videollamadas con mi hermana para no tener que ir seguido a Pilar, no quiero volver a padecer un
viaje como ese". "Siempre me cuidé de estar bien alimentada e hidratada, pero ahora la botellita
de agua es mi fiel compañera si estoy en la calle. Lo peor es que incluso en mi casa también me
agarra, a veces mientras miro televisión de repente noto que no le estoy prestando atención y digo:
me estaré volviendo loca... Ya no estoy rindiendo igual en mi trabajo, mis alumnas me han
preguntado varias veces si estaba bien y trato de remarla con mi mejor cara, pero sé que me notan
más distraída en las clases". "No quiero fallarles, este año tenemos muchos objetivos y sé que
confían en mí".

Danila vive sola, hace 6 meses logró alquilar en el barrio de Núñez, relativamente cerca de la casa
de sus padres, que viven en provincia. "Siempre estuvieron para mí, sé que si me pasa algo ellos
estarán, pero a la vez no quiero preocuparlos. Me mudé sola hace poco y están pendientes de
cómo estoy". Su hermana está casada y se mudó hace poco a Pilar por trabajo, refiere tener un
vínculo muy estrecho. "Ella es mi confidente, nos llevamos varios años, pero siempre pudimos
hablar de todo, tengo mucha suerte de tenerla".

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Psicoterapias II Cuadernillo de Viñetas clínicas 2020

Nunca antes le había pasado algo similar, refiere consumir marihuana en forma ocasional cuando
sale con amigos, aunque cuenta que desde que comenzó todo ha dejado por miedo a que le haga
perder el control. No toma alcohol.

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Psicoterapias II Cuadernillo de Viñetas clínicas 2020

Caso Javier

Javier tiene 23 años. Vive con sus padres y su hermana menor. Estudia ingeniería industrial y
trabaja medio tiempo como administrativo. Está en pareja hace 4 años. Acude a consulta
refiriendo: “Intenté durante varios meses manejar lo que me pasa, pero me di cuenta de que no
puedo y necesito ayuda”.

Cuenta que hace 7 meses, mientras viajaba en subte hacia la facultad, comenzó a sentir
palpitaciones repentinamente. Al principio no le dio importancia, pero luego de unos minutos no
cesaban y pensó que algo malo le estaba ocurriendo. Inmediatamente después, comenzó a
marearse, a transpirar y a sentir una gran presión en el pecho. “Pensé que me moría ahí. Quería
pedir ayuda, pero ni siquiera podía respirar”. Finalmente logró bajar en la estación siguiente y
recuperarse en pocos minutos.

A partir de ese momento, estos episodios se repiten con frecuencia. Refiere que suele
experimentarlos varias veces por semana, y en ocasiones, más de una vez en el día.

Javier cuenta que comenzó a viajar en auto con su novia para poder continuar con sus actividades,
ya que no pudo volver a tomar el subte después de lo ocurrido. Aunque agrega: “Muchas veces
tengo crisis y no logro identificar el motivo. Por ejemplo, me agarran en medio de la noche,
mientras miro la tele en casa o mientras estoy tomando algo con mis amigos. En esos casos no sé
qué tendría que hacer para evitarlo. Suelo pensar que estoy perdiendo por completo el control de
mi cuerpo, porque me agarran crisis de la nada o en momentos en que pienso que estoy tranquilo”.

Aunque no ubica haber experimentado episodios similares en el pasado, recuerda que cuando iba
a la escuela, con frecuencia sentía las manos transpiradas y dolor abdominal en clase.

Cuenta que su padre siempre fue una persona muy nerviosa. “Me acuerdo que de chico sentía una
tensión en el ambiente cuando él llegaba de trabajar. Siempre estaba como desbordado”.

Javier explica que se siente más seguro en compañía de sus padres o de su novia, porque ya están
al tanto de lo que le pasa y lo saben contener. “Muchas veces me siento tan agotado por no poder
relajarme cuando salgo, que prefiero quedarme. Intento hacerlo igual porque tengo obligaciones, y
porque no quiero perderme planes con mis amigos ni con mi novia, pero cada vez me cuesta más.
Tengo un miedo constante a sentirme mal, me cuesta pensar en otra cosa. Termino perdiendo la
atención en lo que hago y no logro disfrutar de nada”.

Javier no consume sustancias ni padece enfermedades médicas.

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Caso Luisa

Luisa tiene 72 años, es jubilada y vive con su esposo Ernesto de 80 años de edad. Luisa consulta
por sugerencia de su familia, ya que desde hace unos meses la ven muy encerrada y esto les
preocupa. Según ella misma refiere, solía ser una persona muy activa: “Antes con Ernesto íbamos
una vez por semana al cine, salíamos a cenar con amigos y nos íbamos de vacaciones con el grupo
de PAMI pero ahora el miedo me paraliza”. Cuando se indaga sobre su problemática y la
sintomatología Luisa dice: “Cuando salgo a la calle me siento muy insegura, me da mucho miedo y
empiezo a creer que algo malo va a pasarme, siento mucha ansiedad, entonces prefiero quedarme
en casa”. Luisa comenta que estos temores comenzaron luego de una caída que tuvo en la calle:
“Venía de la peluquería sola como siempre y pisé una baldosa rota, me fui de boca al piso, creí que
me moría, desde ese día de a poco y sin darme cuenta fui dejando de hacer cosas. Ahora le pido a
Ernesto o a mi hija que me acompañen a todos lados, y si no pueden, directamente no voy”.
Luisa trabajó como comerciante hasta hace 2 años atrás y siempre fue la responsable del
comercio. Ella se ocupaba de las ventas, de la atención al público y a proveedores: “Siempre fui
una mujer independiente y muy proactiva. Mi padre me decía “Luisita la locomotora”, y ahora me
siento muy apenada porque soy el último vagón del tren y tengo que molestar a mis seres queridos
porque no puedo hacer nada sola”. Refiere que ya no sale de su casa sola, que allí es el único lugar
donde se siente segura, no quiere ir al cine porque teme los lugares poco seguros y con mucha
gente. Tampoco viaja en transportes públicos y se niega a organizar un próximo viaje de
vacaciones como le propone su esposo, ya que según dice: “Yo retrasaría a todo el grupo, ya no
tengo agilidad, me puedo caer, me tendrían que llevar con la ambulancia y en lugar de disfrutar
sería un suplicio”. Comenta que luego de la caída su médico clínico le indicó muchos estudios y
todos resultaron satisfactorios. “Solo tuve un par de magullones que duraron una o dos semanas,
pero fue tan feo sentirme indefensa y con semejante ansiedad que ahora evito por todos los
medios cualquier situación que pudiera parecerse”. Luisa manifiesta durante la consulta que desea
volver a ser independiente y poder retomar las actividades que antes hacía.

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Psicoterapias II Cuadernillo de Viñetas clínicas 2020

Caso Sofía

Sofía es una joven de 21 años, hija única. Vive en la Ciudad de Buenos Aires desde hace 10 años
con sus padres, con quienes tiene una muy buena relación. Actualmente estudia para ser
traductora de inglés, trabaja como profesora en dos colegios y dando clases particulares a
domicilio. Comenta “me encanta la actividad física. Voy todos los días al gimnasio a hacer
aparatos y spinning”. Se la observa arreglada y alineada. Se expresa pausadamente y con un tono
de voz bajo; por momentos le cuesta mantener la mirada y se sonroja.

Llega a consulta derivada por su médica clínica de cabecera quien la notó muy angustiada.
Manifiesta sentirse muy insegura de sí misma, teniendo “ataques de llanto y angustia difícil de
controlar”, y expresa “no puedo seguir así porque me va a explotar la cabeza”. Se la observa tensa,
teniendo dificultades para mantenerse quieta en el sillón, tocándose el pelo y las manos, y lábil
afectivamente. “Lloro de la impotencia que me da no poder controlar todo esto, me da mucha
bronca. Es mi culpa”.

En la primera entrevista relata que está teniendo problemas para sostener la facultad, y eso afecta
su ánimo. Refiere que siempre fue muy autoexigente y que las instancias de evaluación oral la
ponen muy nerviosa. “En el colegio me ponía muy, muy nerviosa cuando tenía que dar lección y a
veces me quedaba en blanco, o faltaba a los exámenes, pero después terminaba rindiendo bien.
Ahora en la facu siento que es mucho peor, tengo terror a equivocarme y que piensen que soy una
idiota. Cada vez que intento hablar en clase me pongo roja y me trabo, no lo soporto; últimamente
prefiero quedarme callada”.

Actualmente, en la facultad está cursando menos materias de las que quería. Manifiesta haber
dejado dos debido a estar agotada, y a que los exámenes son orales. “Yo sé que nunca me fue mal
en un examen y que me queda un año para terminar, pero me siento una inútil, no puedo más, no
paro de pensar, no puedo estudiar, soy incapaz de hacer las cosas bien y si me presento a rendir se
van a dar cuenta. Empecé a faltar a los exámenes porque hasta me cuesta ponerme a estudiar. Me
siento con las fotocopias y me desconcentro todo el tiempo pensando en qué me pueden
preguntar, o me imagino parada frente a todos, mirándome y yo toda roja, sin decir nada, con la
mente en blanco. Así que siempre encuentro algo mejor para hacer que sentarme a estudiar;
cocinar, limpiar, hacer compras, o lo que sea. Si mi abuela me viera me mataría porque para ella
siempre fui la niña diez. Siempre me decía que tenía que ser la mejor, que los mediocres no llegan a
nada; de hecho, cuando llegaba con un diez me adoraba, y cuando no, me ponía una cara
espantosa”.

Refiere que no le gusta que las cosas salgan mal y que, cuando algo no funciona según sus planes,
ella se angustia, llora mucho y luego “abandona”. Ejemplifica con clases de boxeo, actividad que
siempre le gustó y quiso hacer pero que dejó luego de dos clases “porque no me salía. Parecía una
idiota, la gente me miraba porque no coordinaba nada de lo que me decía el profesor. Ni loca me
quedo si no soy de las mejores, me da vergüenza”.

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Psicoterapias II Cuadernillo de Viñetas clínicas 2020

Con respecto a sus relaciones sociales, de chica sólo tenía una amiga a la que actualmente ve
esporádicamente porque no tiene tantas ganas de salir, pero con quien puede compartir sus
problemas. No le gusta salir los fines de semana porque no le gusta bailar en público. Tampoco
cuenta con amigos en la facultad. “A veces me gustaría hablar más con mis compañeros, pero no
me animo, soy de las calladas viste… esas que prefieren escuchar a hablar. Aunque algunas veces
tuve que discutir por trabajos grupales y ahí no me callé. Dicen que soy muy rompe, obsesiva hasta
con el mínimo detalle, revisando y chequeando todo antes de hacer una entrega, pero bien que les
gusta sacarse 10. Prefiero ocuparme yo de todo el trabajo, porque la gente es mediocre. No sé, es
contradictorio lo que me pasa, me gustaría hacer amigos en la facu, pero no sé cómo, me da
vergüenza, y sinceramente eso me afecta porque no tengo con quién hablar, más ahora que no me
siento bien; pero, por otro lado, no me gusta la gente que hace las cosas así nomás”.

No está en pareja actualmente. Estuvo de novia durante gran parte de su adolescencia, pero se
separaron luego de terminar el colegio y expresa “ahora no tengo tiempo ni ganas para esas
cosas. Más allá de que me cuesta hablar con los varones, últimamente estoy muy fastidiosa. Me
irrito de la nada, y supongo que será porque no estoy conforme con la facultad. Por momentos
siento que no sirvo para nada”.

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Psicoterapias II Cuadernillo de Viñetas clínicas 2020

Caso Fabián

Fabián es un joven de 24 años de edad, argentino, que se encuentra cursando el tercer año de la
carrera de contador público. Actualmente vive con su familia, la cual está conformada por su
mamá, su papá y una hermana menor adolescente. Perdió su trabajo hace dos meses a causa de
reiterados incumplimientos. Goza de buena salud. Refiere antecedentes familiares psiquiátricos de
ansiedad y depresión presentes en historia clínica de madre y abuelos maternos.

Es su primera consulta psicológica, a la cual accede luego de varios contactos telefónicos en los
que reprograma los turnos asignados. Se presenta quince minutos más tarde de la hora pautada
mostrándose colaborador y atento. Al indagarse el motivo de consulta el paciente se muestra
angustiado y relata que sistemáticamente tiene conflictos familiares motivado por sus salidas
nocturnas. Cree que debe conseguir un buen trabajo para poder irse de su casa y terminar con
estos problemas.

Sus salidas nocturnas consisten en juntarse con sus compañeros de escuela secundaria, organizar
“la previa2” en la casa de alguno de sus amigos y luego ir a bailar. En “las previas” suelen poner
música, comer muy poco, tomar alcohol (OH) y en oportunidades consumir marihuana (THC).
Marca en su relato que estos encuentros tienen las mismas características desde su adolescencia
pero que en ese entonces no generaban conflictos familiares dado que se incrementó su consumo
de alcohol en el último año. Toma preferentemente cerveza, solo los días de reunión, ocasionando
que por el estado de ebriedad llegue a su casa más tarde de lo acostumbrado sin avisar de su
retraso o no vuelve porque se queda en algún lado (por ejemplo, en casa de un amigo)
alcoholizado y su entorno social se alarma hasta que logra localizarlo. No refiere craving3 los días
de semana a pesar de encontrarse en situaciones de ansiedad.

Explica que sus padres se muestran enojados y preocupados por estas nuevas conductas, y que
fueron ellos quienes le pidieron por favor que asista a la consulta luego de un episodio donde
Fabián al llegar a su casa alcoholizado se cae y golpea su cabeza necesitando asistencia médica
inmediata. El paciente fundamenta el incremento de alcohol como la garantía de éxito en sus
salidas, “si tomo alcohol me siento más relajado”, “la noche no es lo mismo”. Cuando sale con
amigos siente que el alcohol le proporciona diversión, y enuncia no poder disfrutar de la misma
manera. “El alcohol me desinhibe y me vuelve divertido, si no me la paso pensando si está bien lo
que hago o quizás me cuesta acercarme a hablar del mismo modo con una chica”. Describe que
antes de alcoholizarse se siente tenso cuando está con sus amigos por lo que es el que se encarga
de conseguir el alcohol para los momentos de reunión. “Si no hay alcohol, todo lo que hago tengo
que pensarlo muchas veces, me pongo nervioso, me sudan las manos y siento que tengo que salir

2
“La previa”: ritual, fenómeno cultural que consiste en reuniones de jóvenes en hogares antes de concurrir a un boliche o
fiesta en el cual no se toma sustancias, con el objetivo de modificar la conducta y el humor.

3
Craving: deseo intenso de consumir una sustancia.

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Psicoterapias II Cuadernillo de Viñetas clínicas 2020

corriendo de esas situaciones donde hay mucha gente porque todo me avergüenza. “No sirvo para
nada, soy un desastre”, enuncia sonrojado el paciente.

Fabián sostiene una relación amorosa con Magalí desde hace unos meses. Considera que se le
hace muy difícil llevar adelante sus encuentros dado que tiene pensamientos repetitivos continuos
tales como “soy poco inteligente”. Estos pensamientos se le presentan sistemáticamente en este
tipo de situaciones y lo hacen dudar de cada cosa que quiere decir o hacer, por lo que a veces no
logra transmitir lo que quiere comunicar. “No soy quien era antes, no voy a poder llegar a nada de
esta manera, en mi trabajo se cansaron de mi por estas cuestiones que no puedo manejar”, “a esta
edad yo esperaba ser una persona más exitosa y ni trabajo tengo”. Finaliza la consulta llorando y
reconociendo que quizás no está manejando de la manera más funcional las cosas, pero es la
única que encuentra por el momento.

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Psicoterapias II Cuadernillo de Viñetas clínicas 2020

Caso Narda

Narda se comunica para solicitar un turno. Cuenta que ha llamado por recomendación de su
psiquiatra, con quien está en tratamiento desde hace cuatro meses. Se toma registro de su
derivación, se acuerda un turno y al llegar a sesión, se realiza la primera entrevista diagnóstica.

Narda cuenta que consultó al psiquiatra después de más de medio año de sentirse muy mal y por
insistencia de sus padres, que ya no la veían para nada bien. Comenta lo siguiente: “Fueron meses
de mucha tensión, muchos cambios laborales y personales. Me separé de mi pareja con quien tuve
una relación importante, me surgieron nuevas propuestas de trabajo para una editorial muy
grande y me fui a vivir sola. Soy escritora, hago más que eso para vivir, pero me surgió la
posibilidad de escribir un libro pequeño y es para mí el trampolín de mi carrera. Estoy arrancando,
tengo 30 años, y en el mundo literario editar un libro así es jugar en primera liga, estoy
entusiasmada, pero me aterra. Mis viejos son escritores también, les ha ido muy bien, siempre me
apoyaron en todo y ahora creo que es el turno de jugármela sola, en serio”. Se le pregunta qué
sería para ella “jugársela” y explica: “siempre pensé que escribir era lo mío, de niña, tanto mis
viejos como mis maestras halagaban mis cuentos… Ahora debería lograr algo bueno, distinto.
Pienso que debo ser buena profesional… Si no defraudaría a mis viejos, y a mí misma… Las buenas
oportunidades aparecen sólo una vez”.

Se le consulta qué la hizo consultar al psiquiatra y menciona: “Hace como un año que no me frena
el dolor de estómago, tengo semanas de descompostura y dolor que no me dejan hacer nada. Me
hice mil estudios, pensé que tenía algo grave, un cáncer, apendicitis, algo así, pero no apareció
nada y me diagnosticaron síndrome de colon irritable. Lo googlé veinte veces y dicen que no se
cura y que aparece por estrés. Los médicos me dijeron que debía tomar antidepresivos, que es lo
que está recomendado para esta enfermedad y así fue como llegué al psiquiatra... No me gusta
nada la idea de tomar pastillas, pero la verdad me hizo bien, no se me fue el malestar del todo,
pero ya no tengo semanas enteras de descompostura, y el psiquiatra me explicó que para todo lo
que me pasa me haría bien y que en principio serán unos meses de tratamiento, pero me aclaró
que era clave que hiciera terapia y así llegué acá”.

Se indaga qué cree ella respecto de tener colon irritable y menciona: “Creo que algo de estrés debe
ser, mi cabeza no para un minuto, me pasan cosas buenas y no puedo disfrutarlas porque siempre
estoy pensando qué debo hacer o resolver”. Se le consulta si hace algo para “frenar la cabeza” y
responde: “pienso soluciones a los problemas, pero no frena, o intento meditar, pero no me calma”.

Se le pide que describa cuáles son los problemas que la inquietan y menciona: “El tema del libro es
crítico, la editorial me dio un plazo y me dijeron que confiaban en mí, que vendería un montón pero
que debía ser rigurosa con la fecha…te imaginas lo que fue esa frase para mí…matadora, me gira
en la cabeza todo el día. Pienso que no voy a llegar, y si llego, será con baja calidad, porque la
inspiración no tiene plazos para mí. El tema es que ya me dijeron, escribir en serio es así y si no
cumplo, perderé la oportunidad. Pienso permanentemente en la fecha límite, me siento a escribir y

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Psicoterapias II Cuadernillo de Viñetas clínicas 2020

no me sale una línea, no puedo enfocar, me desespera. Lo peor es que cuando me voy a acostar, se
me enciende la mente y puedo armar algunas ideas, pero estoy tan agotada que no puedo salir de
la cama y ponerme a escribir. Hace meses que duermo pésimo, no más de 4 o 5hs. por día. Ahora
descanso un poquito más, pero me lleva mucho tiempo conciliar el sueño…si sigo así, la cabeza me
va a estallar…no llegaré a la fecha de entrega. Además, repaso todo el tiempo cómo haré para
pagar las cuentas, porque irse a vivir sola está bueno, pero es un caos también. Me inquieta,
¿podré sostenerme? Se queda unos segundos en silencio y agrega, pienso en mi ex también…
¿habrá posibilidad de volver con él? ¿Se olvidará de mí?, tampoco sé muy bien si funcionaríamos
nuevamente.”

Se le consulta qué le indicó el psiquiatra y responde: “Un antidepresivo, escitalopram, de 20mg/d,


me explicó que es la mínima dosis y me pidió que le avise cuando arrancara terapia”.

Antes de finalizar, se le consulta si está tomando alguna otra medicación o si consume alguna
sustancia y explica: “No, nada, sólo algo de alcohol cuando salgo, pero ninguna otra sustancia: eso
lo aprendí de mis viejos que siempre me repitieron, “la buena inspiración debe surgir de vos, no
esperes que te lo dé algo externo”. Hacerles caso me salvó de consumir, que en nuestro mundo es
muy frecuente”, concluye.

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Caso Sonia

Sonia es una mujer de 34 años que acude a la consulta por consejo de su hermana. Comenta que
nunca tuvo problemas serios de salud y que generalmente come bien, hace deporte y cuida de su
aspecto. Es diseñadora gráfica, y hace un año tuvo que empezar a trabajar por su cuenta desde su
casa, ya que la empresa donde trabajaba cerró. Cuenta que le va bien porque es buena en su
trabajo, pero que la incertidumbre de la situación le causa algo de ansiedad. Por otro lado, está
contenta porque puede pasar más tiempo con su hermana y su sobrinita Ana de 4 años, a quien
adora.

Dice que el problema que la lleva a consultar es una situación que se genera cada vez más ahora
que cuida de su sobrina, la busca del jardín y la lleva a la plaza tres veces por semana. Se siente
cada vez más angustiada por el miedo a las palomas que se encuentra en el camino. “Me da terror
que se me vengan encima.”

Se acuerda de una situación en su infancia donde se encontró con una paloma que se había
metido en el baño por la ventana, y del susto al ver a su madre gritando, espantada por la paloma
que volaba erráticamente sobre ellas y se golpeaba contra el vidrio tratando de escapar.

Cuenta que las palomas siempre le dieron aversión, pero que hasta ahora se las arregló para
esquivarlas. “Evito pasar por lugares donde pueda haber palomas. Rodeo las plazas o cruzo la calle
si veo alguna. No las miro para que no se me acerquen. Casi nunca me siento a comer afuera, o en
todo caso, si mis amigas me empiezan a gastar y a quejarse, me fijo bien que no haya ninguna
cerca y me siento. Aun así, estoy muy tensa, se me revuelve el estómago y no disfruto nada. Mirá si
una aparece volando y me picotea toda la cara, quedaría desfigurada”. Sonia recuerda
avergonzada como una vez una paloma aterrizó en la mesa de al lado, lo cual la hizo salir
corriendo a los gritos. “Mis amigas se ríen de mí y dicen que las palomas son un asco, pero
tampoco para que arme una escena así. ¡Pero a mí me dan terror! Solo con ver una o escuchar el
aleteo me da escalofríos y empiezo a sudar, siento que me falta el aire y se me sale el corazón de
tan fuerte que late”.

Continúa diciendo con disgusto que no entiende a la gente que le da de comer a las palomas en los
parques, cómo dejan que se les suban encima y hacen que haya cada vez más. “Soy una persona
precavida y me suelo cuidar, pero con las palomas, la verdad es que es imposible. Pueden aparecer
volando de cualquier lado. Encima, a Anita le encanta perseguirlas y espantarlas”. Dice que se
siente una inútil y muy avergonzada por la situación, y siente cada vez menos ganas de seguir
saliendo con su sobrinita. Por otro lado, no quiere dejar de ayudar a su hermana quien la necesita
mucho en este momento. Ya no sabe qué hacer y necesita ayuda.

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Caso Alexia

Alexia tiene 29 años, es empleada administrativa. Tiene una pareja desde hace 2 años con quien
tiene planes de irse a vivir. Siempre ha tenido buen vínculo con su familia y amigos. Ha hecho
deporte, vóley, durante varios años y le gusta mucho el cine. No presenta enfermedades, no
consume sustancias. Es la primera vez que concurre al psicólogo.

Se la observa cansada, con ojeras. La paciente refiere que, desde hace dos meses, momento en
que se mudó nuevamente con su familia, no duerme bien. Se despierta a mitad de la noche y no
puede volver a conciliar el sueño. Además, casi todos los días tiene pesadillas en las que sueña con
distintas escenas en las que siempre hace un calor extremo y ella no puede respirar.

Se le pregunta el motivo de dicha mudanza, ya que ella vivía sola y refiere que fue a raíz del
incendio que sufrió cuando el caloventor hizo cortocircuito mientras dormía. “Estaba durmiendo y
sentí un olor a quemado, no me daba cuenta si era un sueño o qué y al abrir los ojos, estaba muy
confundida, pero sentí el calor debajo de la cama. Me asomé y se estaba prendiendo fuego. No
entendía nada, pero igual salté a un costado. No recuerdo si grité o si me quedé quieta por un
momento, solo tengo la imagen de tratar de apagarlo con la almohada y ver cómo se expandía el
fuego por las cortinas hasta el techo. En algún momento alguien entró y me sacaron. Yo estaba en
pijama y tengo algún recuerdo de estar en la vereda, de madrugada. Luego me desperté en el
hospital y ahí me dijeron que se quemó mi habitación y que me sacaron los bomberos. Recuerdo
que me puse a llorar y una enfermera me dijo que tenía que estar agradecida ya que salí viva de
ese departamento y que solo me quemé un poco una mano, pero que era muy leve y se iba a curar
rápido. Me dijo que le tengo que agradecer a Dios por haberme salvado a mí y a todos en el
edificio. Me controlaron los análisis y me mandaron a mi casa. Me dijeron que ya estaba bien, solo
tenía que controlarme la mano”.

Cuenta que luego del incidente tuvo que volver al departamento a buscar algunas pertenencias y
que todo fue muy raro. El olor que sintió, ver todas las paredes de todo el departamento negras y
ya en el cuarto, ver todo chamuscado: “Me cuesta comer dado que a toda la comida le siento ese
olor y me dan nauseas. Trato de comer todo frío para no prender las hornallas ni el horno”. “Al salir
del edificio me crucé con un vecino viejito, vive justo arriba de mi departamento, que me preguntó
si estaba bien. Parece que fue él quien llamó a los bomberos. Se lo veía conmocionado y yo me
sentía muy culpable. Mientras él me hablaba pensé que podrían haberse muerto todos por mi
culpa”. “Ahora ya no puedo volver, cuando se necesita volver por algún motivo, va mi novio. Me
cuesta hasta salir de la casa y ya no puedo ni acercarme al barrio en el que vivía. Hace una semana
fui a visitar a una amiga que vivía en el barrio, pero a quince cuadras, y cuando me di cuenta que
ya estaba cerca, me transpiraban las manos a pesar de que estaba fresco, sentía que la boca se me
secaba y me costaba tragar. Estaba muy agitada y no sabía qué me pasaba así que me volví”.
Alexia no está viendo a sus amistades y tampoco entra a las redes sociales que solía usar, dado que
tiene miedo a que todos le pregunten cómo fue y ella no quiere hablar sobre lo sucedido. Además,

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siente mucha vergüenza por haber sido tan tonta de dejar prendido el caloventor. “Prefiero no
pensar más en todo eso y seguir adelante. La gente no debería preguntar nada. Si te ven triste o
enojada deberían alejarse de uno, son cosas personales y nadie debería meterse”. Sólo ve a una
amiga que la visita en casa de sus padres, a quien le pidió nunca hablar sobre lo ocurrido. Ya no
salen al cine como solían hacerlo.

Cuenta que le costó volver a trabajar, pero pensó que la iba a ayudar a no pensar tanto en lo que
vivió. Sin embargo, ya nada es igual: se sobresalta con cualquiera que levante la voz, con las risas o
cuando la llaman y responde a ello con gritos, que han llegado a ser insultos. “Yo los quiero mucho,
pero no los tolero. No tolero muchas cosas y que me estén llamando para pedirme cosas me
molesta. En estas últimas semanas, cada vez estoy más enojada. Vuelvo a casa y pasan horas hasta
que me calmo”.

La paciente está teniendo más peleas con su pareja y ya no sabe si quiere mudarse con él. “Es
peligroso para él vivir conmigo, mira si me vuelve a pasar y estoy con él. No lo podría soportar”.

No le entusiasma venir al psicólogo, no cree que hablar le sirva para algo. Refiere que igualmente
va a venir porque se lo prometió a su mamá. Alexia se considera a sí misma como una mujer fuerte
y divertida (aunque hace tiempo que no se ríe), y que hablar de sus emociones “es de débiles”.

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Caso Josefina

Josefina tiene 18 años y se encuentra cursando el último año del colegio. Consulta porque sus
papás le dijeron que la ven muy angustiada y no saben cómo ayudarla. En relación con esto, agrega
que hasta hace unos años, era una chica “feliz” y muy divertida. Cuenta que desde chiquita era
muy “creída” y era la líder del grupo. “Me veía linda y era re feliz. Me iba muy bien en el colegio,
sacaba las mejores notas, y también era la mejor en vóley”. En tercer año tuvo que cambiarse de
colegio porque sus padres decidieron mudarse, y le costó mucho adaptarse al cambio. “Pasé a ser
una más. Los varones me cargaban diciéndome que estaba gorda”. El año pasado empieza a salir
con un chico que cuidaba mucho su imagen. “No podía creer que ese chico se fijara en mi… Es de
los más populares del colegio, practica a diario crossfit y se cuida mucho en las comidas”. Entonces
Josefina decide iniciar una dieta que excluía la carne, carbohidratos y grasas. “Bajé de 52 a 44 kg en
un mes (mide 1,60 cm) … pero todavía tengo unos rollitos”. Si bien rara vez come algo dulce,
cuando lo hace se siente muy culpable porque teme recuperar el peso perdido. “Siento mucha
bronca, y me digo a mi misma que soy débil por no haber podido evitar comer eso”.

Todas las mañanas se pesa al levantarse y se mira durante 15 minutos en el espejo, focalizando en
sus muslos y caderas, “es lo que más me cuesta bajar”. Dependiendo de cómo se vea o del número
en la balanza, decide saltear el almuerzo o la cena, lo que generalmente sucede.

Reconoce que ya no disfruta de las cosas como antes. “Algunos fines de semana invito a
compañeros a casa porque mis papás me insisten, y no quiero que piensen que estoy tan mal y se
preocupen. Pero cuando estoy con ellos, me aburro. Las últimas veces me quedé dormida”. Deja de
ir a bailar, porque no le gusta cómo le queda la ropa. “A veces me compro ropa que pienso que me
va a queda bien cuando este más flaca”.

Está rindiendo exámenes del CBC “para adelantar”, y tras desaprobar uno de los cuatro exámenes,
pensó que era una fracasada. También lo piensa en el colegio, cada vez que no saca 10, o cuando
se compara con otras chicas (con respecto al cuerpo, al rendimiento deportivo o académico). Hace
dos meses empezó a trabajar en la ferretería familiar, porque quiere tener su plata (“no quiero ser
una carga”). Se pone nerviosa cuando no hay mucho trabajo porque no puede quedarse quieta
“Me pongo a ordenar cualquier cosa, aunque no sea necesario”. También le pasa cuando está en el
colegio: mueve nerviosamente las piernas y pide ir al baño para moverse un rato. El año pasado
iba al gimnasio a diario, por unas dos horas, pero ahora ya no tiene energías ni tiempo para
hacerlo. En el colegio, su promedio no bajó, pero tarda el doble en estudiar porque le cuesta
mantener la atención por mucho tiempo. Por último, cuenta que hace cuatro meses tomó pastillas
para adelgazar, pero las dejó porque los papás la descubrieron.

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Caso Flavia

Flavia tiene 19 años y llega a la consulta derivada por su médica clínica. Vive con sus padres y dos
hermanos menores y estudia una carrera universitaria. Como motivo de consulta refiere sentirse
muy mal consigo misma: “no me gusta cómo soy (…) Es horrible lo que voy a decir, pero por
momentos me doy asco”, dice notablemente angustiada. “Nunca me gustó cómo soy (…) pero
ahora además de verme mal me siento mal conmigo (…) No sé cómo salir de esta situación”,
comenta. Sobre esto, Flavia cuenta que cuando era chica tenía sobrepeso y que siempre se sintió
muy mal por eso: “Mi cuerpo fue un tema siempre… En el colegio me decían cosas horribles… la
pasaba muy mal”; “Para el viaje de egresados nos fuimos a Brasil y me pasé un año haciendo dieta
y matándome en el gimnasio… igual ni me metí al mar”, dice afligida. Su médica clínica, a quien vio
hace una semana, le dijo que su peso actual está bien “pero yo me veo horrible, y lo que peor me
pone es que ahora ni siquiera puedo hacer dieta, no paro de comer”. Al preguntársele sobre sus
hábitos alimentarios, Flavia refiere que la mayoría de los días no desayuna porque “me gusta
quedarme con la panza chata como cuando me levanto”. En general intenta no almorzar, y muchas
veces sólo toma mate hasta las cinco o seis de la tarde, cuando llega de la facultad. “El problema
es que cuando llego muchas veces me pasa que no puedo parar de comer… No sé por qué lo hago,
es horrible. Empiezo con una tostada y termino comiendo cinco o seis. Y si tengo chocolate o algo
salado también lo como, es como que no puedo parar”. Comenta que esto le pasa una o dos veces
por semana, especialmente cuando está sola en la casa. Dice sentirse muy avergonzada por esto
que le pasa y, sobre todo, muy culpable. “En esos momentos me odio. Me siento una vaca.
Además, me acuerdo de cuando era chica y gorda y me quiero morir. Después me quedo en mi
casa sintiéndome mal. Cuando estoy así no quiero salir ni hacer nada, ni quiero ver a mis amigas.
Las veo flaquitas, con top y short y me pongo re mal, prefiero inventar cualquier cosa y quedarme”,
comenta. Flavia afirma que la última vez que vio a su médica clínica se animó a contarle algo que
nunca le había contado a nadie: “No sé cómo decirte, me muero de vergüenza”. Cuenta que desde
hace aproximadamente un año vomita cada vez que tiene uno de esos episodios en los que no
puede parar de comer. Dice sentirse muy mal por hacer esto y que no sabe cómo hacer para dejar
de hacerlo: “Sé que está mal. Mi médica ya me dijo que me puede hacer muy mal si lo sigo
haciendo, pero tengo mucho miedo de volver a ser como era antes. Tengo mucho miedo de no
poder parar de comer y engordar mucho”. Flavia no tiene antecedentes de trastornos mentales y
es la primera vez que ve a un psicoterapeuta. “Vengo ahora porque estoy desesperada. Tengo
mucho miedo, pero confío en mi médica y si ella dice que me va a ayudar, no me queda opción”,
dice. No toma ninguna medicación. Fue a una nutricionista varias veces desde la infancia porque
su mamá “siempre fue muy exigente con el tema de mi peso. Creo que es porque ella se pasó toda
la vida haciendo dieta”. Su padre y sus dos hermanos tienen sobrepeso.

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Caso Carla

Carla tiene 24 años edad, está actualmente desempleada, hasta hace unas semanas se
desempeñaba en atención al público en un comercio. Tiene escolaridad secundaria completa, vive
en un barrio del conurbano bonaerense junto a su familia y sostiene buena relación general con
hermanos y amistades. Llega derivada por un psiquiatra y se presenta en compañía de su madre
para comenzar psicoterapia por recomendación de dicho profesional.

Comenta que hace aproximadamente seis meses, tras una ruptura amorosa, comienza a no poder
parar de llorar y a culparse todo el tiempo de haberse separado. “En ese momento sentía que todo
era mi culpa y te confieso que un poco lo sigo pensando, lo arruiné todo”. La paciente refiere que
se siente muy triste y dejó de realizar actividades habituales como reunirse con amigos, asistir al
gimnasio, colaborar con las tareas hogareñas. Comenta al respecto que “sólo sacaba fuerzas de
donde no tenía para ir al trabajo porque necesitamos la plata y ahora también arruiné eso porque
me echaron”. Pasaba casi todos los fines de semana durmiendo, según refiere: “era como si me
pesara el cuerpo, no podía hacer otra cosa que dormir”.

La madre comenta que acuden a consultar porque Carla pensó en terminar con su vida, “me llegó
a comentar en una tarde con mucha angustia que no quería vivir más y ahí me asusté. Ella venía
bastante enojada con todo, como con la vida. A todo lo que le proponía me decía que no y me
contestaba mal, ella no era así, licenciada, por suerte con la medicación bajó un poco, está más
tranquila, pero sigue caída, no se puede perdonar el haber engañado al novio”.

Se indaga cómo era antes, Carla refiere: “Yo siempre tiré para adelante, soy la que se destaca en
los grupos por la alegría y la buena onda que le pongo, así me desconozco”. La madre comenta que
su hija ha tenido periodos donde hacía las cosas de la casa, trabajaba 10 horas, salía con el novio y
le quedaba energía como para ocuparse de ella. Por momentos llegó a dormir varias veces durante
una semana tres horas diarias sin registrar cansancio durante el día. Uno de esos momentos
coincide con las infidelidades que la llevan al corte con su novio, manifiesta al respecto: “Estoy
sumamente arrepentida, no sé por qué lo hice”.

Cuando se queda a solas en la entrevista, Carla comenta, a su vez, que tiene deudas con una casa
de préstamos de dinero debido a lo que llegó a gastar en ropa. La joven refiere al respecto: “Yo
quiero volver a ser yo, a ponerle onda a todo, a salir para adelante. Si le pones lo que hay que
poner todo está bien, sólo que ahora me pasó esto y me trabé, no sé cómo salir”.

Cuando se le consulta cuál es su mayor molestia, refiere que no poder estar bien como siempre o
no estar pudiendo tener esos momentos donde “se ilumina y fluyen las cosas”.

La paciente niega consumo de sustancias psicotrópicas como también antecedentes clínicos de


relevancia. Refiere antecedentes familiares de depresión posparto.

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Las viñetas clínicas fueron confeccionadas por:

Arana, Fernán
Banasco Falivelli, María Belén
Bidacovich, Germán
De Rosa, Lorena
Díaz Cutraro, Luciana
Elizathe, Luciana
Galarregui, Marina
Kasangian, Laura
Koutsovitis, Florencia
López, Julieta
Modeva, María
Ortega, Ivana
Partarrieu, Andrés
Rosales, Guadalupe
Sánchez, Emiliano
Sarno, María
Scappatura, Luz
Tarruella, Cecilia
Venturino, Carla

Edición/compilación:

Mariana Miracco

Revisión:

Eduardo Keegan

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