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Estudios sobre ló gica y
psicología. Jean PIAGET
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Prá ctica Psicología
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Miguel Ballarín-A2
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Índice
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PIAGET Y LA PSICOLOGÍA DEL PENSAMIENTO
Si, pues, el índice de desarrollo de una ciencia acaba por ser su grado de
matematización, la contribución de Piaget a la psicología del pensamiento ha sido
decisiva, así como al resto de disciplinas científicas de las que es susceptible de
constituir un modelo válido. Tómese como paradigma de ciencia desarrollada y
fiable la Física, en la cual se encuentran perfectamente articulados unos
determinados principios universales de aplicación general desde los cuales es
posible, de manera deductiva, su aplicación a los hechos experimentales mismos,
de suerte que experiencia y deducción aquí se hallan totalmente cohesionadas, en
tanto que sistema hipotético-deductivo constituido por enunciados generales de los
que se deducen otros enunciados de menor generalidad hasta llegar a algunos que
son directamente contrastables con los hechos por medio de la experimentación;
tal es el modelo al que aspiran las ciencias más jóvenes, que suelen adolecer de un
cierto extremismo respecto a la fidelidad al modelo y una interpretación
excesivamente estrecha de aquél, como es el principal defecto que adolece el
psicoanálisis. La tarea del científico supone, por lo tanto, un intercambio constante
entre teoría y experiencia. Reflexionando acerca de la célebre frase de Gohan
Novalis: “Las teorías son redes, sólo quien lance cogerá”, haciendo evidente
referencia a la necesaria supeditación de los hechos observables a las teorías como
presupuestos de observación.
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Genealogía e influencias del Método de observación
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Piaget y su método: Las teorías sin hechos son vacías, los
hechos sin teorías mudos
A tenor de los precedentes Piaget establecerá sus propios criterios, de modo que
sólo podemos hablar de ciencia cuando nos encontramos en una situación tal que:
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Historia de un estudio de la inteligencia
Piaget, junto con un gran número de grandes científicos de su tiempo, fue pionero
en el campo de estudio de la inteligencia, en gran auge a principios del siglo XX, lo
que le permitió reforzar y contrastar sus teorías con la de avezados investigadores
un poco anteriores a él:
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Aun así su estudio adolecía de importantes déficits que debilitaban sus
teorías, como son
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opone de plano a la concepción intelectualista de investigación anterior por
considerar prioritario en la psicología el estudio del comportamiento mismo,
dando el contrapunto a la investigación sobre la justificación última de
nuestro intelecto.
De los temas principales que entran dentro de los denominados procesos cognitivos
o actividades intelectuales no es fácil hacer una clasificación, debido, como sucede
en todos los campos de la psicología, al estado embrionario de las investigaciones y
a las diferencias de enfoque entre unas escuelas y otras. Puede hacerse, sin
embargo, una división mínima en dos campos que posiblemente sería aceptada por
todos los investigadores actuales:
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El estudio de los procesos de categorización (utilizando la terminología de
Bruner): Partiendo de su denominación clásica como “formación de
conceptos” y que otros denominan de abstracción y clasificación. A este
respecto, el propio Bruner demostró su teoría sobre el diseño instruccional,
partiendo de una especia de Intelectualismo psicológico afirmando que ante
un elemento desconocido lo más eficaz es avanzar desde lo más puramente
observable hacia lo icónico o simbólico, conceptos filosóficos universales,
que son a través de los cuales nuestro intelecto puede operar y conocer,
tesis que demostró tanto en niños como en adultos; así mismo planteo que
un aprendiz (incluso a una muy temprana edad) puede aprender cualquier
materia siempre que esta instrucción se le presente convenientemente
organizada lo que ya plantea un choque con las teorías de Piaget que
justifican el conocimiento exclusivamente en los márgenes de la lógica.
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Psicología piagetiana y resolución de problemas
Una característica que puede aproximar todos los trabajos a los que he ido
haciendo referencia es que se han realizado desde lo que cabría denominar una
perspectiva fundamentalmente funcional. Se trata en todos ellos de ver cómo
funciona la inteligencia enfrentada con distintos tipos de tareas y cuáles son las
condiciones de ese funcionamiento. Por el contrario, otro grupo de investigadores
se han situado en una perspectiva distinta, que puede caracterizarse como
estructural. Me refiero a Piaget y sus discípulos de la escuela de Ginebra. Este
grupo ha dedicado numerosas investigaciones en este campo al desarrollo del
pensamiento lógico y ha descrito la estructura subyacente a las acciones del sujeto
a distintas edades con auxilio de la lógica formal moderna.
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A lo largo del desarrollo anterior y bajo la aparente diversidad de las conductas,
encontramos, en un análisis atento, una serie de constantes que permiten distinguir
una sucesión de estadios, cada uno de ellos caracterizado por un conjunto de
rasgos específicos. ¿Qué es lo que esto supone? Que en la conducta del sujeto se
pueden observar regularidades, es decir, que el sujeto, aunque él mismo no se
percate de ello, actúa siempre de acuerdo con unas reglas (principio de la teoría
desarrollada en su importante ensayo Lógica formal y psicología genética). Ello
supone a su vez que la inteligencia del sujeto no es un puro haz de conductas en
respuesta a unos estímulos, sino que posee una estructura desde la cual aquél se
enfrenta con los problemas.
Ahora bien, ¿cómo podemos describir esas regularidades? Y aquí llega el punto de
todo este razonamiento, y es que tradicionalmente se ha considerado la lógica
como la teoría de las leyes del pensamiento. Constituye esto una interpretación
psicologista para impugnar la cual basta con remitirse a las numerosas páginas que
Piaget ha dedicado al tema, tomando como principales ensayos los siguientes:
Estructuras operatorias del álgebra de la lógica, El significado psicológico de las
estructuras lógicas, La utilidad de la lógica en psicología, La lógica axiomática, la
operatoria y las realidades a las que corresponden y Las actividades mentales en
relación con las expresiones simbólicas lógicas y matemáticas.
¿Qué es, en efecto, la lógica, en el sentido que aquí nos interesa, sino la teoría de
los sistemas de reglas formales del razonamiento? Si, como Piaget defiende, el
sujeto opera de acuerdo con una serie de reglas que rigen su conducta, cabe
suponer que el sujeto estaría utilizando una “lógica”. Se ve entonces
meridianamente la conexión entre la organización intelectual del sujeto y los
sistemas lógicos formalizados. Esto, naturalmente, no equivale a afirmar que esa
lógica que el sujeto utiliza deba corresponder punto por punto a una cualquiera de
las teorías lógicas que se han desarrollado históricamente, o que actualmente se
encuentran en período de desarrollo. Es evidente que esto es algo que no podemos
determinar a priori, sino que constituiría en todo caso el resultado de una
investigación que permitiera descubrir con precisión los rasgos de esa “lógica del
sujeto”, lo que nos remite al hecho de qué instrumentos se va a servir Piaget para
llevar a cabo esta descripción.
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La matemática como formalización de los procesos mediante los cuales se
llega a los resultados anteriores. No se trataría ya de cuantificar los
resultados de la conducta del sujeto, ni tampoco de axiomatizar las teorías
acerca de esa conducta, sino de construir modelos de comportamiento con
la ayuda de diversas teorías matemáticas (aplicación a la psicología de la
teoría de juegos, de la cibernética y la teoría de la información, etc.).
Piaget distingue entre la lógica como conjunto de teorías formalizadas –lo que él
llama “lógica axiomática”- y la lógica como un álgebra –“álgebra operatoria”. Quiere
ello decir que Piaget lo que toma de la lógica son las nociones lógico-formales y no
la forma concreta de cálculo en que éstas se suelen presentar. La razón de que los
cálculos no sean aplicables como tales, insisto, es el estado prematuro actual de la
psicología en cuanto a su presentación como teoría axiomática. Piaget ha precisado
su posición en el sentido de postular, entre la lógica formal como tal y la psicología
como ciencia empírica, una “lógica operatoria” o “lógica psicológica” que se
ocuparía de la formulación de las operaciones lógicas que corresponden a procesos
del pensamiento. Él presume que algunas de las estructuras elaboradas por los
matemáticos encuentran un trasunto en el comportamiento intelectual de los
sujetos; la lógica y la matemática se originan en las acciones de los individuos,
para después independizarse y constituirse en sistemas formales autónomos.
Es evidente que la teoría piagetiana, como toda teoría que merezca el nombre de
científica, tiene insuficiencias. Pero es igualmente evidente que las nuevas
investigaciones sólo han sido posibles gracias a la labor teórica y experimental de
Piaget, que en éste como en tantos otros campos ha abierto al trabajo psicológico
nuevas perspectivas y ha proporcionado un estimulante marco de referencia. La
mejor prueba de que las teorías de Piaget son rigurosamente científicas es,
justamente, que ofrecen la posibilidad de ser refutadas.
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