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Décima carta- Paulo Freire.

Una vez más, la cuestión de la disciplina. - Análisis

Comenzaremos desde la pregunta ¿Qué es la disciplina?

No solo se entiende como disciplina a los límites que imparten la autoridad,


sino a un orden saludable donde las personas pueden desarrollarse con osadía
sin perder la noción de los límites.
En la vida, determinados objetivos exigirán caminos disciplinarios diferentes,
en la carta el autor menciona a tres disciplinas:
1. Disciplina corpórea.
Esta disciplina comprende horarios y entrenamientos, es decir, cumplir con
los horarios establecidos ya sea en las instituciones (horario de ingreso, recreo
y salida) o en la vida cotidiana (empleos, deportes, del hogar)
1. Disciplina ética-religiosa.
Esta disciplina implica respetar a la persona independientemente de su
color, sexo o cultura, respetar las normas de la religión a la que uno pertenece
y sostener la moral individual sin interferir sobre la moral de la sociedad.
2. Disciplina intelectual.
En esta disciplina podemos observar la interacción y el juego contradictorio
entre libertad y autoridad entre el educando y el educador, donde esta debe
afianzarse con una sólida base ética, es decir, con respeto mutuo, y no solo
docente-alumno, sino también por las instituciones, porteros, padres, etc.
Sin embargo, lo principal es que la disciplina exigida sea saludable, tener
una noción de los límites y una sólida base ética. La disciplina debe ser
democrática para que sea una disciplina positiva, lo que nos otorga la libertad
en emociones, conocimientos y expresiones, y que a su vez debe conectarse
con las responsabilidades –políticas, sociales pedagógicas, éticas y científicas-
para no caer en el autoritarismo o por lo contrario en el facilismo y desinterés, o
incluso en el inmovilismo (tendencia a mantener sin cambios una situación
política, social, económica, ideológica, etc.).
La pérdida del respeto por la autoridad es una consecuencia del facilismo,
inmovilismo y desinterés, que da lugar a la discriminación; por ejemplo, se
pierde respeto por la policía, por lo tanto la gente toma la justicia en sus manos
y se guían por la apariencia de la persona a la hora de juzgar y eso genera
discriminación e injusticia.
Freire nos muestra que la disciplina es necesaria en todos los aspectos de la
vida en el acto de leer, de escribir, de enseñar, la disciplina en el respeto mutuo
y el trato público.
El docente no debe entregarse a la mera tarea de transmitir conocimiento
sino también al desarrollo de una disciplina (además de la intelectual) social,
cívica y política para lograr una democracia que supere los niveles de injusticia.
El autor menciona que el docente debe enseñar de forma que el estudiante
no solo aprenda, sino que aprehenda(agarre dicho vulgarmente) el contenido y
objeto conocible, con el que el educando se hace productor del conocimiento.
En este proceso el educando va conociendo lo que aún no conoce y el
docente reconociendo lo que ya sabía, en el proceso de enseñanza-
aprendizaje es necesaria la disciplina intelectual y la disciplina política
indispensable para la invención de la ciudadanía (derecho que implica el uso
de libertad, ya sea de trabajar, verter, amar, protestar, etc.)
Paulo Freire concluye la carta expresando que en cuanto más respetemos a
los alumnos independientemente de su color, sexo y clase social, cuanto más
respetemos a nuestros colegas y demás personas, estaremos contribuyendo al
fortalecimiento de las experiencias democráticas.
Si entendemos como equilibrar disciplina y libertad podemos darle lugar a un
movimiento auténtico de la democracia, que nos permite expresar libremente
nuestras emociones y conocimientos, hacer críticas constructivas y apreciar el
valor histórico.

CONCLUSION
Lo que plantea Paulo Freire y a nuestro criterio, una enseñanza, lo leído en
las cartas analizadas, es que, debemos producir un cambio en la sociedad
comenzando por nosotros mismos, cada uno debe tomar la responsabilidad
desde el lugar que ocupa, mirar los defectos que tenemos y reforzarlos,
potenciar nuestras virtudes, y principalmente promover buenos valores sea en
la relación Educando – Educador, entre padres, docentes, en la institución, etc.
Los docentes debemos hacer una mirada más profunda en la vida de los
alumnos, para atender las necesidades o falencias que poseen.
Cerrando el documento afirmamos que su idea se basa en que toda acción
educativa debe ir necesariamente precedida de una reflexión sobre el hombre y
del medio de vida donde se encuentra.

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