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APUNTES Y APORTES
PARA LA GESTIÓN CURRICULAR
MARGARITA POGGI
(COMPILADORA)
LA OBSERVACIÓN:
ELEMENTO CLAVE
EN LA GESTIÓN CURRICULAR
MARGARITA POGGI
Recordemos que en otro lugar (1) ya planteamos que la observación de las prácticas
constituye un dispositivo analizador de las instituciones educativas y, como tal, es un
instrumento importante para la gestión del director.
¿Cuáles son los analizadores importantes por considerar desde la gestión curricular?
Cuando hablamos de prácticas institucionales, nos referiremos tanto a las prácticas que
se desarrollan en el aula, como aquellas otras que las acompañan, las complementan,
eventualmente las contradicen. Nos referimos, en relación con los alumnos, a otras
También deberíamos incluir aquí otras actividades que directivos y docentes realizan en
las escuelas: las reuniones de personal, los encuentros y las jornadas de capacitación en
servicio, los encuentros en salas de profesores y maestros, las reuniones de padres;
nuevamente, nos referimos a un conjunto de tareas que se realizan en las instituciones y
que merecen nuestra observación, análisis y reflexión.
En primer lugar, observar(5) remite a poner delante un objeto como esclavo para serle
fiel, o como objeto "maestro" por conservar. En otros términos, se trata de "cumplir
puntual y exactamente lo que se ordena y preceptúa"(6). Este significado subraya, en
particular, la necesidad de conformarse a lo que está delante, lo que está prescripto (por
ejemplo, cuando afirmamos "es necesario observar la ley").
En segundo lugar, podemos destacar otro significado, aquel que nos reenvía a la idea de
explotar, de indagar, de contemplar con atención, la cual supone una actividad de
codificación, significación e interpretación del objeto de observación.
Ahora bien, proponemos hacer un breve rodeo por las prácticas de observación y los
dispositivos que orientan.
Docente: "Me siento incómodo cuando algún directivo viene a observarme, incluso los
chicos no parecen actuar en clase del mismo modo que cualquier otro día, y yo tampoco".
Directora: "Sólo después de muchos años como directora, logré no preocuparme con la
visita de la supervisora. Al principio, pensaba que venía para tratar de 'pescarme' en lo
que pudiera, encontrar la falla. Aunque la supervisora siempre fue muy amable, no podía
dejar de sentirme controlada".
Directora: "Sólo después de muchos años como directora, logré no preocuparme con la
visita de la supervisora. Al principio, pensaba que venía para tratar de 'pescarme' en lo
que pudiera, encontrar la falla. Aunque la supervisora siempre fue muy amable, no podia
dejar de sentirme controlada".
Rectora: "Yo puedo entender a los docentes porque como rectora, cuando voy a observar
clases, no puedo olvidar lo que sentía como docente cuando era observada".
En parte, podríamos afirmar que estos supuestos que subyacen en las prácticas de
observación sustentan también las ilusiones que se instauran junto con la
institucionalización de dichas prácticas. Ilusiones de las cuales podemos constatar sus
efectos, en particular, a partir de los significados que han adquirido, por lo menos en una
parte de los actores (el "pescarme" en algo).
El panóptico fue un dispositivo diseñado por j. Bentham para las prisiones; consistía en
una construcción circular constituida por dos sectores, una torre central y una
construcción periférica dividida en celdas. En el centro, la mirada atenta del inspector
permitiría registrar todo lo que ocurre en las celdas, aunque sin ser visto por quienes
habitan en ellas. Pero la eficacia del dispositivo se encuentra en el hecho del poder de la
mirada. En otras palabras, aun cuando el observador esté ausente, su eficacia radica en
la creencia de la presencia de la mirada, es decir, en el poder de la invisibilidad.
Marí agrega aún algo más: el panóptico se construye en tanto dispositivos a partir del
entramado de dos principios: el principio de inspección y el principio de la economía y la
administración. ¿Qué significa esto?
A partir del principio de la inspección, todo, absolutamente todo, debería quedar bajo la
mirada del inspector, quien acrecienta su poder no sólo por la posición que ocupa, sino
Ahora bien, no estamos hablando de instituciones carcelarias sino educativas. ¿Por qué
entonces pensar en el panóptico, en términos de un dispositivo totalizador, cuando
hablamos de observación de prácticas institucionales?
En esta posición nos ubicaríamos tratando de volver a construir nuevos significados para
las prácticas de observación, que creemos son importantes y claves en la gestión
curricular. Pero resignificar no implica sólo pensar en los recursos técnicos requeridos,
sino en desentrañar, además, los significados construidos en torno a la misma, y construir
otros (nos referimos a los significados) a través de la institucionalización de nuevas
prácticas.
Avanzaremos en esta segunda dirección por las siguientes razones. Por un lado, porque
desechar la observación es imposible, aun cuando se sostuviera tal idea. La organización
escolar, la clase, constituyen un lugar de entrecruzamiento de múltiples miradas, la del
director, la de los padres, la de los docentes, la de los alumnos, la de las autoridades, la
de la comunidad, etc. Por otro lado, porque resignificar esta práctica implica no
desconocer las marcas o huellas que han dejado y perduran en la historia, y en nuestra
historia escolar. Huellas que también nos "pesan" cuando somos los "observadores", no
sólo los observadores, tal como se refería la rectora anteriormente citada.
Galilei: ¿Por qué? ¿Y si Vuestra Alteza verificara por medio del anteojo la
existencia de esas estrellas imposibles e inútiles?
El Matemático: Sería mucho más provechoso, señor Galilei, si usted nos pudiera
nombrar las causas que lo movieron a suponer la existencia de astros que
cuelgan libremente en las esferas superiores del inmutable firmamento.
Galilei: ¿Las razones? ¿Cuando de una mirada a los mismos astros y con mis
apuntes queda demostrado el fenómeno? ¡Pero señores, la disputa resultaría
absurda!
Galilei: Es que ya estoy acostumbrado a ver cómo los señores de todas las
facultades cierran sus ojos frente a hechos palpables y proceden de modo como si
no hubiera pasado nada. Les muestro mis apuntes y sonríen, les pongo mi anteojo
a su disposición para que se convenzan y salen citando a Aristóteles. ¡Si el
hombre no tenía ningún anteojo!
Galilei: Yo diría mejor: los científicos no debemos temer hasta dónde nos pueda
llevar la verdad (9).
Con este aspecto deseamos resaltar el hecho de que no hay recepción neutral. Observar
supone conocer una realidad, la cual se conoce por la vía de la significación. La
observación no es exclusivamente lo que se mira sino lo que se interpreta de la realidad,
y asignar significados implica reconocer que, aunque la "realidad" pueda ser la misma, los
objetos de conocimiento de esa realidad pueden ser distintos según el sujeto
cognoscente y sus esquemas cognitivos, sus saberes y sus representaciones.
Así como en muchas ocasiones diferentes visiones sobre el aprendizaje de los niños
señalan la importancia de los saberes previos, las hipótesis alternativas, las
preconcepciones, etc., que generalmente adoptan una forma implícita, cabe destacar que
nosotros, adultos, también observamos a partir de diversos y variados "filtros"(10), que
orientan y organizan nuestra mirada. Nos apropiamos de lo real a partir de "filtros
interpretativos" que intervienen en la selección, la producción y la estructuración de los
datos.
En otros términos, quien observa infiere, de modo más o menos "fuerte", a partir de
significar lo que se observa en función de estas representaciones y saberes.
Al respecto, cabe destacar que la presencia del observador provoca una situación nueva,
en la que pueden estar involucradas posiciones de poder y relaciones de fuerza, e implica
una serie de negociaciones, no siempre explícitas, entre el observador y el o los
observadores. Volver explícitos estos aspectos implica develar y develarnos el contrato
didáctico(12) que regula los intercambios y negociaciones entre los docentes y los
directivos en torno a la observación de las prácticas institucionales y didácticas.
Recuperar estos saberes construidos por los docentes, más o menos sistematizados, es
un punto de intercambio, eventualmente de cotejo y confrontación, necesario para hacer
del momento de devolución un espacio sistemático de orientación de las prácticas
observadas.
¿Cuántas veces nos ha ocurrido como director que frente al momento de la devolución el
docente con el que nos encontrábamos nos presentaba una visión muy crítica de sus
propias clases? ¿En cuántas otras ocasiones también nos ocurrió que no sabíamos cómo
empezar a señalar algunos aspectos a pensar y reformular respecto de las clases
observadas, temiendo que la visión de un docente muy poco crítico respecto de su
actuación con un grupo de alumnos determinado no ayudara a transformar en nada
algunos aspectos de su práctica? No es ésta una tarea para la que haya recetas
Este tema, como muchos otros en las prácticas de gestión, no tiene cierre. Por ello,
cabría avanzar en algunas preguntas que nos formuláramos como directores en torno a la
observación, la devolución y el asesoramiento para cerrar provisoriamente este capítulo.
Cabría analizar también algunas de las posibles reacciones de los docentes frente a sus
propuestas de devolución y orientación. No se trata aquí de avanzar respecto del territorio
del conjunto de posiciones, sino de presentar algunas para que el lector pueda seguir
pensando y proponiendo otras, aclarando que son abstracciones (algunas exageradas
incluso) y que en la realidad nos encontramos con docentes que combinan variadas
formas de las reacciones descriptas. Algunas han sido elaboradas para analizar el papel
de los profesores frente a las innovaciones (Contreras Domingo, 1990), pero creemos
que pueden ser rescatadas y pensadas como actitudes posibles por desplegar también
frente a sus propuestas como director en un establecimiento educativo.
Ahora bien, si bien podemos describir estas figuras o modalidades, cabría pensar en
algunas cuestiones que nos permitirán complicar el panorama de la devolución y la
orientación a los docentes.
Por otro lado, la racionalidad del docente para entender y significar sus prácticas no
puede ser entendida como inferior ni superior (a la que usted, director, le propone). En
todo caso, debe ser considerada diferente, complementaria, a veces contradictoria;
puede implicar ideas en colisión, eventualmente, dilemas; también la posibilidad de una
construcción compartida sobre la tarea docente.
Por último, así como planteamos diversas posiciones respecto de los docentes frente a
las propuestas de un director, cabría pensar también cuáles son las figuras que podrían
caracterizar el desempeño de los directores frente a esta tarea clave en la gestión
curricular.
(4) M. Area Moreira, Los profesores, los medios y el currículo, Sendai, 1991,
p. 67 y ss.
(9) Bertolt Brecht, Galileo Galilei, Buenos Aires, Nueva Visión, 1985, pp. 130,
132.
(10) Al respecto debe señalarse que algunos de estos "filtros" pueden ser
"erróneos" (en el sentido de que pueden sustentarse en teorías implícitas
que no tiene un correlato con los saberes apoyados en marcos de
referencias, aun cuando éstos puedan ser refutados); otros de hecho se
sostienen en teorías y paradigmas, pero de igual modo constituyen filtros
que tiñen la mirada y la interpretación de aquello que se mira cuando se
realiza la observación.