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En el último siglo, las poblaciones de esta especie de mamíferos han sido gravemente

reducidas pasando de los doce millones a tan solo 400.000 ejemplares. La caza furtiva para
comerciar con su marfil continúa siendo un problema a pesar de haber sido prohibido hace más
de dos décadas.

La caza continúa amenazando la supervivencia a largo plazo de los elefantes


africanos, confirma una nueva evaluación realizada por la Convención Sobre el
Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora
Silvestres (CITES).
El programa de monitoreo mide los niveles de caza ilegal a través de un cálculo que
divide la cantidad de animales encontrados abatidos furtivamente por el número
total de cadáveres hallados por patrullas u otros medios. Cuando el número se eleva
a más de 0,5 quiere decir que murieron más elefantes a causa de la caza ilegal que
por otras razones.
En el año 2011, el cálculo ascendió a 0,77, cuando un 10% de los elefantes
africanos estaban siendo asesinados ilegalmente. Desde entonces se ha reducido
hasta alcanzar 0,53 en 2017. Sin embargo, en 2018, se mantuvo relativamente sin
cambios.
Este nivel de caza ilegal es un motivo de preocupación, ya que incluso en las
poblaciones de elefantes bien establecidas y protegidas, la tasa de mortalidad es
mayor que la de natalidad. Muchas poblaciones de elefantes africanos son
pequeñas, están fragmentadas y no están bien protegidas, lo que las hace aún más
vulnerables a la caza furtiva. Y mientras los niveles se mantienen por encima de 0,5
en África, la cantidad de elefantes africanos en otros países también continúa
disminuyendo.
En el último siglo, las poblaciones de estas especies de mamíferos se han visto
reducidas de doce millones a tan solo 400.000 ejemplares, asegura CITES.

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