Es una estrategia centrada en el aprendizaje del estudiante a través de una
experiencia de colaboración y reflexión individual en forma permanente. Promueve en los estudiantes las habilidades de búsqueda, análisis y síntesis de información, así como adaptación activa a la solución de problemas.
¿Cómo podemos diseñar una experiencia de aprendizaje activo?
Diseñar una experiencia de aprendizaje implica resignificar los roles del profesor, del estudiante, las aulas de clase y demás espacios para aprender. Dentro del aula los estudiantes participan activamente y se involucran significativamente en actividades diseñadas por los docentes para favorecer su motivación intrínseca y actitud positiva, tales como los trabajos experimentales, la resolución de problemas, los juegos serios, los estudios de casos, las simulaciones y muchas otras estrategias metodológicas. Fuera del aula los estudiantes se apropian de conceptos haciendo uso de diversos recursos educativos digitales, de espacios cómodos como los dispuestos en la biblioteca y otros lugares que promueven el aprendizaje autónomo del estudiante. Es así como el profesor resignifica su rol y se convierte en diseñador de experiencias de aprendizaje que guía y monitorea las actividades, orienta el logro de los objetivos de aprendizaje, fomenta el uso de recursos educativos, de tecnologías digitales y motiva a sus estudiantes a que también resignifiquen su rol como participantes activos y comprometidos con su propio aprendiz