Como Privilegios Encontramos Los Siguientes

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Como privilegios encontramos los siguientes:

a’) Utilizar la bandera y el escudo del Estado acreditante en los locales de la Misión, en la
residencia del Jefe de Misión y en los medios de transporte de éste (art. 20).

b’) El que se le preste ayuda por el Estado receptor para obtener, conforme a sus propias
leyes, los locales necesarios para la Misión y, en caso necesario, para los miembros de la
misma (art. 21).

c’) La exención de impuestos para el Estado acreditante y el Jefe de Misión sobre los locales de
la misma de los que sean propietarios o inquilinos (art. 23).

d’) La libertad de circulación y tránsito por el territorio del Estado receptor a todos los
miembros de la Misión, salvo lo prescrito en las leyes y reglamentos respecto a las zonas de
acceso prohibido y de seguridad (art. 26).

e’) El permitir y proteger la libre comunicación de la Misión a todos los fines con su Gobierno y
demás misiones y consulados del Estado acreditante por todos los medios de comunicación
adecuados, salvo el de instalar y utilizar emisoras de radio si no están expresamente
autorizadas por el Estado receptor (art. 27.1).

f’) La exención fiscal sobre los derechos y aranceles que percibe la Misión por actos oficiales
(art. 28).

g’) La exención para todos los agentes diplomáticos de todos los impuestos y gravámenes
personales o reales, a excepción de los impuestos indirectos incluidos normalmente en el
precio de las mercancías, los impuestos sobre sucesiones y sobre el capital invertido de
empresas comerciales del Estado receptor, y los impuestos y gravámenes por servicios
particulares prestados, bienes inmuebles privados o ingresos que tengan su origen en el
Estado receptor (art. 34).

h’) La exención del derecho de aduanas sobre los objetos para uso oficial de la Misión y los de
uso personal del Agente diplomático y su familia, incluidos los de instalación (art. 36).

Como inmunidades, el Convenio de Viena reconoce las siguientes:

a’) La inviolabilidad de los locales de la Misión (art. 22). Es de destacar que el Estado territorial
no sólo tiene la obligación de no atentar contra dicha inviolabilidad de los locales, sino
también, como ha reiterado en varias ocasiónes el T.I.J., de impedir que cualquier otra persona
atente contra la misma (C.I.J., Recueil 1980, pp. 30-32, pár. 61-67; C.I.J., Recueil 2005: pár.
342).

b’) La inviolabilidad de los archivos y documentos dondequiera que se hallen (art. 24).

c’) La inviolabilidad de la correspondencia oficial de la Misión. La valija diplomática no podrá


ser abierta ni retenida y, además, gozará de inviolabilidad personal quien ejerza las funciones
de correo diplomático, que no podrá ser objeto de ninguna detención o arresto (art. 27.2, 3 y
5).
d’) La persona del Agente diplomático gozará de inviolabilidad y no podrá ser objeto de
detención ni arresto. El Estado receptor adoptará todas las medidas adecuadas para impedir
cualquier atentado contra su persona, su libertad y dignidad (art. 29). Su residencia particular
goza de la misma inviolabilidad que los locales de la Misión (art. 30). Si bien ello no impide que
«un agente diplomático sorprendido en flagrante delito de agresión u otra infracción, no
pueda, en determinadas circunstancias, ser brevemente detenido por la policía del estado
receptor con fines preventivos» (C.I.J., Recueil 1980: 40, pár. 86).

e’) El Agente diplomático gozará de la inmunidad de jurisdicción penal del Estado receptor y de
la civil y administrativa. Si bien la inmunidad penal es absoluta, en lo relativo a la jurisdicción
civil y administrativa se admiten excepciones en caso de acciones reales sobre bienes
inmuebles, sucesiones y las relativas a actividades comerciales o profesionales privadas (art.
31.1). La interpretación restrictiva de estas excepciones ha suscitado en algunos casos su
compatibilidad con derechos tales como el de la tutela judicial efectiva, planteándose —como
así ha ocurrido ante nuestro Tribunal Constitucional— si el art. 31.1 de la Convención suponía
un obstáculo a dicha tutela judicial efectiva ante los tribunales españoles (véase la S.T.C.
140/1995, de 28 de septiembre).

f’) Finalmente, el Agente diplomático está exento en el Estado receptor de cualquier


prestación personal, de todo servicio público y de las cargas militares de toda índole (art. 35).

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