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10 ie Zamirane quel precioso orosio de 1939, qué utépico me parecia, en el més alto grado, poderlo escribir. Y alas Utopias, cuan do son de necimiento, nose las puede discutir aunque uno se rebele contra ellas. La ocasion fue que en el ato 1940 pretendian ser tres as Universidadesfundadas por los -bae baros espafolese, San Marcos de Lima, San Carlos de Gus temala y la Universidad que debia su existencia# los estu dios de Humanidades fundeda por Don Vasco de Quiro- ga. Tenfa que agradecerlo de algin modo y aceptarlo sin sds, aunque de vex en cuando, yo me rebelase contra este Imperio de escribir el libro no exgido académicamente sino personalmente por mi entonces compafiero, que sin me dios ningunos los fue imprimiendo en una imprenta que solo podia tirar unos pliegos. Temblabe, como habia tem- blado al tener que explicar en la ciudad de México, como rmiembro de la Casa de Espanta, las tres conferencias que habjan ya formado el volumen «Pensamiento y Poesia en la vida Espatclae. Mas precisemente cuando era el mo- mento de dar por terminado el curso de la Universidad, se me pedia, por un mandato invisible que se encarnaba en mi entonces compariero, éte que ofresco hoy al lector, después de haber sido publicado en la misma Morelia, re cogido después y ya corregido a mano en algunos de los ‘apitulos que forman el libro, en los ejemplares que se me ddieron por la Universided como regalo. El primer capitulo de este libro fue publicado con ms- yor certidumbreen la revista Taller, fundada y dirigida por ri desde entonces amigo y admirado Octavio Paz. Pero, en el momento de proseguit, ya se trataba de un libro, ya se trataba del angel invisible e implacable que exige. Yala forzosidad no servia, ya era sdlo cuestion de vocation, de urépica vocacisn. Fue dado a publicar este librito en segunda edicién en las Obras Reunidas de la Editorial Aguilas, con une cier- 9p " ta seguridad por mi parte, ala que esta edicion de Aguilar no ha correspondido en modo alguno. Mas ahora renace en mf el temblor del nacimiento, co mo si lo estuviese excribiendo shor, y s6lo me atrevo a hacerlo por creer que lo nacido debe ser recogide, respeta- do, ;Quién puede juzgar algo asf? Yo no quiero escabullir mi responsebilidad. Se debe a un condescendimiento, no ale busqueda de una altura. Sabido es que lo mas dificil no es ascender, sino descender. Mas he descubierto que cl condescendimiento es lo que ororg leitimidad, mas que Ta busqueda de las alturas. La vireud de la Virgen Maria fue no el encumbrars, sino el condescendery eo sf, no so- la. Yo no pretendo que en mi se cumpl ni en este libro ‘especialmente, la vrginal virud, No podria ser. Pero sf veo claro que vale ms condescender ante la imposibilidad, que andar errante, perdido, en los infiernos de la luz. Jurgue- ‘me pues el eventual lector, desde este angulo; que he pre- ferido la oscuridad que en un tiempo ya pasado descubet como penumbra salvadora, que andar errante, solo, perdi- do, en los infiernos de la luz. Es mi justificecin. Jizgue- me, pues, el amor, y si de tanto no soy todavia dig, jz sgueme pues la com-pasién. Y no digo mas, creo que sea bastante, para el inverosimil, pero no imposible, lector. MaRiA ZAMBRANO Madrid, 15 de febrero de 1987. PENSAMIENTO Y POESIA [A PESAR DE QUE en algunos mortales afortunados, poe sia y pensamiento hayan pod yparalelamente, a pesar de que en otros ms a todavia, poesia y pensamiento hayan podi una sola forma expresiva, la verdad es que pensami yy poesia seenffentan con toda gravedad a lo largo de nuestra cultura, Cada tina de ellas quiere pera si eternamente el alma donde anida. Y su doble tirén puede ser fa cavsa de algunas vocaciones 1 término anegada en lad, Pero hay oto motivo més decisivo de que no podamos bendonar el tema y es que hoy poesia y pensar nos aparecen como dos formas insuficientes,y se nes an- dos mitades del hombre: el filésofo y el poete. No snbre entero en la filosofia; no se encuen- fe lo humano en la poesia. En la roesta ‘encontramos directamente al hombre concreta,indivual, En la filosofia al hombre en su historia universal, en su set. La poesia es encuentro, don, hallazgo por gra- fia busca, requerimiento guiado por un méto- Es en Platén donde encontramos entablada la lucha con. todo su vigor, entre las dos formas de la palabra, junfalmen 4 Marie Zandra idiéndose lo que pudiéramos llamar “la condenacién de sca y desgarrada dicien- do a vor er grito todas las verdades inconvenientes, blemente indiscreta y en rebel han gobernado ain ninguna alzado en rebedi No tratamos de hacer aqui la historia d tivas, aunque ya seria de gran necesidad, 1s conexiones con el resto de los fenéme- cardcter 2 una época. Antes de acome- fondo del dramatico vale més atender a la A fa y definic un poco los términes del conflcro en que un ser necesitado de amn- ion més allé de la disparidad actu smente la saida a un mundo nuevo de vida y conoci- el logos, la palabra crea- cordenadora, que pone en rovimientoy legisla. Con palabras, la mis pura razén cristiana viene a engar con la razén filosofica griega. La venida a la tierra ey re 8 de una criature que llevaba en su naturaleza una cortra- diceidn extrema, impensable, de sera la ver divino y bi universo seguia en pie. Algo nuevo sin embargo habia ad- venido: la rezén, el logos era creado, frente al abisme de la extrema necesidad que vienen a colmar las dos fornas de la palabra. A qué amor menesteroso vienen a dat sa- Pensamiento nacié de la admiracién solamente, nos dicen textos venerables' no se explica con fa: prontamente a plasmarse en forma de flosofiasistemética; ni eampoco haya sido una de sus abstracion, esa idealidad conse- ‘guida en la mirada, sf, mis un género de mirada que ha dejado de ver las cosas, Poraue la admiracion que nos pro- duce la generosa existencia de la vida en torno nuestre no cién es infinita, insaciable y no quiere decretar su propia Pero, encontramos en otro texto venerable —més ve: " ales Mef L 1 90h ] : oa - de laddouanecek rnemble por at triple aureola de I lowoia, la poesia. q dion pa al sgundo moments eo il terior hace cea los ojos busca © todos fueron por verdad trabajosa y quedaron aferrados a l con lo inmediato hasta aq Fieles a las cosas, files a su p en cierto modo, el poeta; de cierto modo, si, de cera esta diferente manera de tener 0 y una plenitud inguietante, casi sterrar al era este poseer dulce ei losofia, en el que el filésofo impulsado por r 2 lo que buscaba abandoné la superficie del mundo, la ge ‘inmediater de la vida, basando su ulterior possion, renuncia. El ascetismo habia sido dee ee ee agra te pare que cierto seres dos en laadmiracion ori ‘Ro se resgnen ante el nuevo giro. no acepten el camina de la vioencia. Algunos de los que sintieron su vida sus ‘comenzado su propio martirio y también el de la vida. pendide su vista enredada en la hoja on el agua, no pu- El otro camino es el del poeta. El poeta no renuiniaba | : loalgo firme, algo tan verdadero, compacto e inde- pendiente que es absoluto, que en nada se apoya y todo viene a spoyarse en é. La espereza del camino y la renun- q dramaticos donde luchan las ideas, y bajo ellas otras Shas ain mayores se adivinan. La mayor ‘quiera zoxéndola, comprobando su raz6n, fortaleza, Mas también es ostensible, que en los pases decisivos, cuando parece agotado ya el camino d maestro callejero, su vocacién de pensador trotacal ay pie 19 ile, Cual era su tntimo saber, cul la fuente de su sakidu- fa, cudl la fuerza que mantuvo tan bella y clara su vida? y burla. Es que la verdad era alguna verdad més allé de la verdad que solamente podia ser revelada por la belleza poé- alfin por donactn, por halago vetuoso pro ~ aque despues se lamara araia” y que ya en griego leva) su hermoso nombre, jaies) caries! Ve En todo caso Séctiterton su mist y su clara muerte y Platén con hecho sino empezar. Y lo que pudiera ser una ‘pu- losofia no contaba aun con fuerzas suficientes para tant, la multiplicidad de) denada, la menospreciada heterogeneidad. El poeta ena- || rmorado de las cosas se apega a ellas, a cada una de ells | y Tas sigue através del laberinco fin poder enunciar a nad tante de esa cxatur, ni perez, por alta de mpetuasctico par persegur esa amada | del fldsofo: la unidad? Ia. aided ripe labra requiere un alejamiento de la a la que se refiere; toda palabra es también, una ign de quien la dice. Quien habla aunque sea de iencias, no es del todo esclavo; quien habla, aun- rrada multiplicidad, ya he aleanza- dad, pues que embebido en. lo que cambia y fluye, no acer a decir nada, aunque este decir sea un cantar. 'Y ya hemos mentado algo afin, ri dad, Cada piesa de misica es una umidady sin embargo s6lo estd compuesta de fugaces instantes. No ha necesita- do el misico echar mano de un ser oculto e idéntice a sf ‘mismo, para alcanzar Ia tansparente e indestructible uni dad de sus armonias. No es la misma sin duda, la unidad del sera que aspira el filésofo a esta unidad asequible que alcanza la misica. Por el pronto esta unidad de la misica festé ya ahf realizada, es una unidad de creacién; cen lo dlisperso y passiero se ha construido algo uno, eterno Ast cl poeta, en su poema crea una unidad con la palabra esas ppalabues que atau de apres lo ms ten, lo mes ado, 2 1a unidad lo- in mescla de multiplicidad alguna, Zola edal ener | crane ie coe | flésofo quiere lo uno, porque lo quiere todo, hemos icho. ¥ el poeta no quiere prop fe todo, porque te ! ‘me queen tate todo no esté en efectorcada una de las co- sas y us matices; el poeta quiere una, cada una de las co- ‘2s sin westriccion, sn abstraccion ni enuncia alguna. Quie re un todo desde el cul se poses cada coma, mas no enten- died por cosa ea unidad hecha desustracctones. La cosa la cosa conceptual del pensamiento, pa Clee area perl eld poco 0 Pla pe ae m me, saca de la nada a la nada misma y le da nombre y ros: ‘to. El poeta no se afana para que de las cosas que hay, eta alcanza su unidad en el poe- sofo. La unidad de la poesta baja fen seguida a encarnarse en el poems y por ello se consu- ‘me aprisa. La comunicacion entre el logos poético yf poe sia concreta y viva es mas ripida y més frecuente; de la poesia es de un consumo inmediato, cot ciende a diario sobs na diario, que, a veces, logos que se presta a ser de- que va'a quien Mientras que el dos los hombres tienen por ber", dice Aristoteles al comienso de cando asi de antemano este “saber que se busca! sando por alto que en efecto todos los hombres ne ta en seguida la pregunta en que fia. {Como si todos te necesita, tan ‘Es que alguna ves ‘en algun tiempo el logos ha amparado la endel hemos de hacer caso de lo qu 'duda que no, mas es posible que mas aya sido en alguna dimensiéa, en ina manera, en algo sin duda muy Moris Zamirane vvivo y muy valioso que shora cuando aparece destrui con inconsciente despreocupacion de algunos “filésofos” ‘a quienes parece deja indiferente el que la flosofia st ahora, cuando vemos su vacio en la vida del hombre, es ‘cuando mis nos damos cuenta Pero, con la poesia, en cambio, no cabe esta cuestion La poesis humildemente no se planteé a s{ misma, no se extableci a s{ misma, no come sndo que todos los hombres naturalmente necesitan f pata cada uno, Su unidad es tan el puede plegarse, ensancharse y auiere lo uno, sin més, por encima de todo Y es porque el poeta no cree en la verdad, en esa ver dad que presupone que hay cosas que son y cosas que no son y enla correspondencia verdad y engatio. Para el tang hay engafio sino es el tnico de exclu por m sas ciertes palabras. De abi que frente a un hombre de pen samiento el poeta produzca la impresign primera de ser un cexcéptico. Mas, no es as: ninglin poeta puede ser escépti- co, ama a verdad, mas nol aver. dad imperativa, electora, se a erigtse en duefo de ‘abr querido para eso el todo: cdo, dominado? Algunos iné La dv verdad, te iy pte 25 mutable donde resplandecen la ideas? El camino ss 20, pero hay algo en el hombre que no es raz6n, n ‘Vagabunds, erant ‘mo, apena ¥ angus dad, porque la poesia nacié para ser la sal de la tiera y grandes regiones de la terra no la reciben todavia. La ver «En el prin Te Ne pt

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