El Origen del Universo según las Teorías Evolucionistas.

Para empezar, haré uso de un ejemplo que en breves palabras explique lo que el Evolucionismo
plantea respecto a la creación: Si a un grupo de personas se les pregunta de qué color es el cielo,
seguramente todos contestarán que es de color azul. Pero a continuación se les podría preguntar,
¿el cielo es azul porque lo vemos de color azul o porque alguien a muy temprana edad nos dijo
que era azul? Claramente, hay unas explicaciones científicas que permiten entender el
funcionamiento del universo, sin embargo, estas explicaciones no explican el origen de dichas
leyes. Si bien, el darwinismo entiende que no se puede hablar de una evolución creadora por la
contradicción que representan estos términos entre sí, si se puede hablar de una creación
evolutiva. Según Francisco Ayala: “La evolución también puede ser considerada como un proceso
natural a través del cual Dios trae las especies vivientes a la existencia de acuerdo con su plan”.
Como tal el evolucionismo no tiene una respuesta para el enigma de la creación, por lo tanto no
niega la existencia de Dios, pero entienden la evolución como una consecuencia de ésta misma.

La Creación y La Evolución de la Tierra: Discusión.

Se llama evolución a todo ese proceso de transformación cuyo primer capítulo es precisamente la
misteriosa aparición de la vida. Biológicamente, el evolucionismo plantea que todas las especies
son ramas de un mismo árbol de la vida y forman parte de un mismo proceso evolutivo, es decir,
que todos los organismos vivos están relacionados con un ancestro común, del que descienden.
Naturalmente, la atmósfera y, por tanto, el clima evolucionó junto con el continente, el océano, el
interior de la Tierra y todos los demás componentes planetarios. Esta co-evolución
frecuentemente fue a través de catástrofes fructíferas para la evolución y diversificación
biológicas. En varias etapas, el vulcanismo aportó ingredientes a la atmósfera, otro tanto llegó con
los cometas y meteoritos; el océano contribuyó con vapor de agua con sus sucesivos cambios de
estado; y la deriva de los continentes aumentó la maritimidad y disminuyó la continentalidad de
los climas. El océano también dio inercia térmica y, por lo tanto, estabilidad al clima. La aparición
del oxígeno favoreció la vida, su disociación fotoquímica y sus recombinaciones consecuentes
dieron lugar a la capa estratosférica de ozono. Los incendios espontáneos pusieron límite superior
a la concentración de oxígeno en la atmósfera, generado por la vegetación, lo cual conformó la
atmósfera actual.