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razón se establece que el Derecho de Obligaciones, es aquél que regula ese lazo de
derecho, en todo su esplendor o extensión, a saber, nacimiento, efectos, extinción,
fuentes, entre otros.
Existen por ejemplo las obligaciones naturales y las civiles. En relación a las naturales,
están tienen un carácter moral, por lo que no está sujeta directamente a la sanción legal,
sino que dichas obligaciones naturales no confieren derecho para exigir su
cumplimiento pero cumplidas autorizan para retener lo dado. La obligación natural sólo
es tomada en consideración por el Derecho cuando es cumplida voluntaria o
espontáneamente. Mientras el deber moral no sea cumplido, la ley lo ignora. Por otro
lado, las obligaciones civiles, son aquellas obligaciones sancionadas por la ley que le
permite al acreedor satisfacer su ejecución judicialmente.
Universalidad: Los principios que rigen la materia de las Obligaciones son semejantes
en los diversos ordenamientos aunque sean diferentes.
Se refiere sin embargo, que el adjudicado carácter inmutable de las Obligaciones es una
simple “ilusión”: no es cierta la pretendida permanencia de la materia, lo que sucede es
que las variaciones son más lentas que otras ramas del Derecho como el de Familia,
pues desde el Derecho Romano hasta la fecha han acontecido variaciones sustanciales.
Aunque Obligaciones y Contratos es la parte del Derecho Civil que durante más tiempo
se ha mantenido apegada a la tradición romana.
“Resulta llamativo que la idea de responsabilidad personal del deudor todavía estuviera
vigente hasta mitad del siglo XIX en la pena de prisión por deudas”. Actualmente, como
el acreedor no tiene efectivamente ninguna medida personal coactiva contra el deudor,
el patrimonio de éste es la única garantía para el cumplimiento de la obligación,
inclusive en aquellas prestaciones de carácter personal cuyo incumplimiento queda
reducido a una indemnización de tipo pecuniario. La consecuencia del incumplimiento
de la obligación está limitada a la sola agresión del patrimonio del deudor. Se alude así
al “principio de la responsabilidad patrimonial universal” como componente esencial
que integra la estructura de la obligación, pues su dinámica es la responsabilidad del
deudor en caso de incumplimiento que se hará efectivo sobre su patrimonio abolida la
prisión por deudas, responsabilidad que es personal y universal41. Se señala así entre
los principios rectores del Derecho Civil que el patrimonio es la prenda común de los
acreedores.
Son todos aquellos hechos o actos de la vida real que, enfocados desde el punto de vista
jurídico, son susceptibles de producir obligaciones.
Su estudio lleva a determinar cómo una persona teóricamente libre de toda sujeción,
puede quedar jurídicamente obligada, es decir convertirse en deudor o acreedor de una
obligación.
Su carácter es taxativo porque para que exista una obligación debe estar previamente
consagrada en el ordenamiento jurídico positivo. Debe provenir de una fuente
reconocida por tal ordenamiento.
Artículo 1.173.-
La Gestión de Quien sin estar obligado asume conscientemente la gestión de un
Negocios negocio ajeno, contrae la obligación de continuar la gestión comenzada y
de llevarla a término hasta que el dueño se hallen estado de provee por
sí mismo a ella; y debe también someterse a toda las consecuencias del
mismo negocio y a todas las obligación es que resultarían de un
mandato. El gestor procurará mediante avisos por la prensa y por
cualquier otro medio ponerse en comunicación con el dueño. Quien es
incapaz de aceptar un mandato es también incapaz de obligarse como
gestor de negocios; será siempre responsable de los daños que ha
causado y estará obligado en razón de su enriquecimiento sin causa.
Artículo 1.178.-
El pago de lo Todo pago supone una deuda: lo que ha sido pagado sin deberse está
Indebido sujeto a repetición. La repetición no se admite respecto de las
obligaciones naturales que se han pagado espontáneamente.
Artículo 1.185.-
El Hecho Ilícito El que con intención, o por negligencia o por imprudencia, ha causado un
daño a otro, está obligado a repararlo. Debe igualmente reparación quien
haya causado un daño a otro, excediendo, en el ejercicio de su derecho,
los límites fijados por la buena fe o por el objeto en vista del cual le ha
sido conferido ese derecho.
Código Civil
El referido Título III “DE LAS OBLIGACIONES” cuenta con un CAPÍTULO I “De las
fuentes de las obligaciones”, comenzando por la principal fuente de las obligaciones en
su Sección I “De los Contratos”, que se subdivide; 1º “Disposiciones preliminares” 2º
“De los requisitos de validez de los contratos” (I “De la capacidad de las partes
contratantes”, II “De los vicios del consentimiento”, III “Del objeto de los contratos” y
IV “De la causa de los contratos”); 3º “De los efectos de los Contratos”; 4º “De la
representación”. De seguidas, el Código Civil alude a otras fuentes de las obligaciones
además de la fuente por antonomasia, a saber el contrato, en su Sección II “De la
gestión de negocios”. Sección III “El pago de lo indebido”. Sección IV “Del
enriquecimiento sin causa”. Sección V “De los hechos ilícitos”.
Todo el que ocasiona un daño a otro está obligado a repararlo. Se trata de la obligación
de reparar daños y perjuicios. Es una situación eminentemente patrimonial o económica
en virtud de la cual quien propicia un perjuicio a otra persona, no puede quedar indemne
en su agresión.
Contrato:
Caracteres
Produce efectos obligatorios: Obliga a todas las partes que lo integran en virtud del
consensualismo.
Presenta una importante función económica y social: Sirve para canalizar las
necesidades más simples y rudimentarias a través del intercambio. De las cuales se
distinguen sub-funciones de cambio, crédito, garantía, custodia, previsión, recreación y
cooperación. Se fundamenta en la voluntad, esto es, es obra exclusiva de la voluntad de
los contratantes.
Clasificación:
Según surjan obligaciones para una de las partes o para ambas partes:
unilaterales/bilaterales. Dispone el art. 1134: “El contrato es unilateral, cuando una
sola de las partes se obliga; y bilateral, cuando se obligan recíprocamente”. Son
contratos bilaterales por ejemplo, la compraventa, la permuta, la cesión de derechos
onerosa; en tanto son unilaterales el comodato, el mutuo, la fianza gratuita.
Según el fin: onerosos/gratuitos Prevé el artículo 1135 del CC: “El contrato es a título
oneroso cuando cada una de las partes trata de procurarse una ventaja mediante un
equivalente; es a título gratuito o de beneficencia cuando una de las partes trata de
procurar una ventaja a la otra sin equivalente”
Según que la determinación de las prestaciones de una o alguna de las partes
dependa o no de un hecho causal: conmutativos o aleatorios. Dispone el artículo
1136 del CC: “El contrato es aleatorio, cuando para ambos contratantes o para uno de
ellos, la ventaja depende de un hecho casual”. En el contrato conmutativo la ventaja de
cada parte puede ser determinada en el momento de la celebración. El contrato aleatorio
“o de suerte entra en juego el riesgo de una pérdida o ganancia derivado de un hecho
incierto, casual o aleatorio porque el alea constituye la propia esencia del contrato
(contrato de seguro). Generalmente, los contratos bilaterales son conmutativos. Este
también es el caso de compraventa de cosa futura o de cosa esperada. En el contrato
aleatorio o de suerte, en el momento de la celebración del contrato las partes no pueden
valorar cuál será la magnitud económica del sacrificio o de la ventaja que al contratante
pueda significarle, como es el caso del contrato de juego o de lotería.
Según que produzcan efectos para las partes o también para terceros que no han
participado en el mismo: individuales/colectivos. Cuando se contrapone contrato
individual contra contrato colectivo se atiende a la “individualidad” de los intereses. El
contrato individual es el instrumento jurídico económico de la actividad del individuo.
Y como opuesto a éste se ubica el contrato colectivo, al que algunos le niegan la
calificación de contrato en sentido técnico, pues está referido a los intereses de un grupo
de personas. La figura del contrato colectivo por excelencia es el de “trabajo”, cuyas
estipulaciones se entienden como mínimas en el sentido de que se incorporan o
entienden incorporadas a cada contrato individual del trabajo correspondiente.
El artículo 1159 del CC señala: “Los contratos tienen fuerza de ley entre las partes. No
pueden revocarse sino por mutuo consentimiento o por las causales autorizadas por la
ley”. De acuerdo al artículo 1160 del CC establece que: “Los contratos deben
ejecutarse de buena fe y obligan no solamente a cumplir lo expresado en ellos, sino a
todas las consecuencias que se derivan de los mismos contratos, según la equidad, el uso
o la ley”.