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8 Claves Para Entrar En La Puerta

De La Obediencia a Dios
La obediencia a Dios es el mandato más importante en la vida del
creyente. La obediencia no sucede de manera espontánea, se aprende y
ejerce mediante nuestras actitudes y acciones. En Hebreos 5.8 se nos
recuerda que incluso Jesús “por lo que padeció aprendió la obediencia”,
lo cual no significa que aprendió como consecuencia de haber sido
desobediente. Lo que la Biblia nos dice es que en todo momento el
Señor hizo la voluntad de su Padre celestial, y pagó el precio de ser
obediente al ir a la cruz (Jn 6.38).

La Obediencia a Dios
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¿Que es la Obediencia?
El término obediencia (con origen en el latín oboedientĭa), está
relacionado con el acto de obedecer, es decir, de respetar, acatar y
cumplir la voluntad de la autoridad o de quien manda.
 

¿Que es la obediencia a Dios?


La obediencia consiste en hacer lo que Dios diga, cuando, como y con
quien Él diga. No hay espacio para la pasividad en lo relacionado a la
obediencia a nuestro Padre celestial. Este nivel de compromiso requiere
una decisión activa.La obediencia a Dios es una actitud que tenemos que
aprender a aceptar. No es una cualidad que adquirimos de manera
automática cuando nos convertimos en creyentes. En cuanto a ¿cómo
obedecer a Dios? el Señor Jesús nos proporcionó un ejemplo perfecto de
sumisión al Padre.
la obediencia a Dios
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Bendición de Dios 
La obediencia parcial es el peor enemigo
de la obediencia
La obediencia parcial
Si el Señor nos da instrucciones es porque espera que hagamos lo que
nos ha encomendado. Sin embargo, algunos creyentes solo le obedecen
cuando les parece conveniente. Es bueno ir al templo, orar y leer la
Biblia, pero si participamos del pecado, solo le obedecemos
parcialmente. Otro Ejemplo el señor demanda dar el diezmo, y soló
damos el 5% , sabiendo que es el 10% eso es obediencia parcial..

Primer escenario que Dios usó para enseñar


la obediencia.
El huerto del Edén fue el primer escenario que Dios usó para enseñar
obediencia. La importancia de hacer lo que Dios nos pide se aprecia en
la historia de Adán y Eva. Dios no les habló sobre fe y humildad, sino
sobre obediencia. Les dio permiso para comer de toda fruta de los
árboles del huerto, con excepción de una de ellas. Fue al desobedecer
que el pecado y sus consecuencias entraron a este mundo.

Todo ser humano ha fallado ante esta misma prueba, pues nuestra
naturaleza nos impulsa a hacer lo que es de nuestro agrado. El Señor
nos ha dado muchas bendiciones, pero cada vez que nos pide que nos
despojemos de aquello que no le gusta, tratamos de encontrar excusas
para no hacerlo. Hay ocasiones en que hasta las usamos para justificar
nuestras rebeliones.
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Evidencias de que la Fe en Dios es Verdadera

Llegamos a creer que nuestras necesidades, circunstancias y


sufrimientos son razones legítimas para desobedecer al Señor. No nos
damos cuenta que nuestro Padre celestial hace uso de todo lo que viene
a nuestra vida, para así cumplir sus planes en nosotros. En ningún
momento nos prometió que nos daría una vida fácil, libre de dolor y
sufrimiento. Pero sí nos asegura que bendice a todos los que le
obedecen.

Jesucristo es  modelo de la obediencia a


Dios
Jesucristo es nuestro modelo de obediencia. Esto fue algo que Cristo
mencionó al hablar con la mujer samaritana, en especial cuando le dijo:
“Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su
obra” (Jn 4.34).

Es decir, que afirma que el obedecer a su Padre celestial era lo que traía
satisfacción a su vida. No buscaba la aprobación de las multitudes que
venían a escucharle, sino que su alma se sentía satisfecha al complacer
al Padre celestial.
Es al obedecer a Dios que sentimos más gozo, pero en ocasiones
creemos que es mejor hacer lo que es de nuestro agrado. Puede que,
como consecuencia de nuestra obediencia, seamos malinterpretados,
perdamos nuestro empleo o seamos rechazados. Sin embargo, si le
obedecemos, disfrutaremos de sus bendiciones y sentiremos la
satisfacción de poder hacer la voluntad de Dios.

¿Como entrar en la Obediencia a Dios?


No llegamos a este mundo sabiendo cómo obedecer a Dios. Somos los
padres los que debemos invertir tiempo para enseñarle a
nuestros hijos a seguir las instrucciones del Señor. Te daré: 8 claves
para entrar en la puerta de la obediencia a Dios..
Claves para entrar en la puerta de la obediencia a Dios.
8 claves para entrar en la puerta de la
obediencia a Dios..
1.Decidir confiar en Él.
No podremos obedecer al Señor si no confiamos en Él. Cada vez que nos
sentimos tentados a desobedecerle en algún aspecto es debido a que no
confiamos en sus promesas. Es por eso que debemos confiar de todo
corazón en que Dios es quien dice ser, y en que hará todo lo que nos ha
prometido.
Esperar en Dios en oración.
2.Estar dispuestos a esperar en Dios en
oración.
Lo primero que debemos hacer para asegurarnos de que andamos en la
voluntad de Dios es pedirle que nos muestre lo que desea hacer en
nuestra vida. Debemos dedicar tiempo a meditar en las Sagradas
Escrituras y buscar pasajes que nos muestren su voluntad y dirección.
Luego debemos esperar por sus instrucciones, de acuerdo a su tiempo. Y
aunque hay ocasiones en las que no comprenderemos lo que el Señor
haga, el saber que conoce cada aspecto de nuestra vida nos dará
confianza.

3.Meditar en su Palabra cada día.


Meditar en su Palabra cada día.
No podremos vivir en obediencia si mantenemos nuestra Biblia cerrada,
pues es por medio de ella que Dios nos guía. Es en las páginas de la
Palabra de Dios que encontraremos la respuesta para cada situación que
enfrentemos.

Cuando Josué necesitó dirección, el Señor le dijo: “Nunca se apartará de


tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él”
(Jos 1.8). Hoy contamos con la revelación escrita de Dios, y el Señor
promete bendecir a los que la obedezcan.

4.Estar dispuestos a caminar aunque la


senda no sea clara.
Caminar aunque la senda no sea clara
Si nos negamos a seguir adelante, porque deseamos esperar a saber lo
que nos espera, nos perderemos muchas de las bendiciones que Dios
nos tiene preparadas. No podemos ver con anticipación lo que el Señor
hará, pero nuestra responsabilidad es obedecerle con la seguridad de
que nuestro futuro está en sus manos.
Fue por fe que Abraham obedeció al llamado que Dios le hizo, aunque no
sabía hacia dónde le llevaba (He 11.8). Y es de esa manera que
debemos andar con el Señor. No nos mostrará todo el camino, pues con
cada paso que damos fortalece nuestra fe.

5.Estar dispuestos a experimentar conflicto.


Todos los que obedecen a Dios enfrentarán conflictos. Sentiremos
discordia en nuestro interior cada vez que el Señor nos llame a hacer
algo que no parece razonable desde nuestro punto de vista. Y también
sabemos que la obediencia puede traer como resultado que otros se
alejen de nosotros, pues no comprenden o no están de acuerdo con lo
que el Señor nos ha dicho.

6.Dejar las consecuencias en las manos de


Dios.
Puede que sintamos dudas una vez que el Señor nos desafíe a
obedecerle. Pero debemos recordar que nuestro Dios tiene el poder para
ayudarnos ante cualquier situación que enfrentemos. Lo único que pide
de nosotros es que le obedezcamos y observemos la manera en que su
voluntad actúa en nuestra vida.
7.Aceptar la disciplina divina en respuesta a
nuestra desobediencia.
Dios disciplina a cada uno de sus hijos. La pregunta que debemos
hacernos es: ¿cómo reaccionaremos ante su disciplina? Si le culpamos y
nos resistimos a su disciplina, demostramos que no hemos aprendido a
ser obedientes.

Pero si tenemos un espíritu humilde y obediente, reconoceremos que la


disciplina de Dios es una muestra de amor y responderemos con
gratitud.
 8.La obediencia a Dios trae Bendición
El comportamiento sin una actitud de obediencia a Dios  no tiene
sentido; la obediencia interna es mucho mejor que un acto externo de
adoración (1 S. 15:22). Además, la obediencia a Dios nos lleva a las
otras actitudes espirituales correctas. Hay otras razones importantes por
las que debemos vivir en obediencia: Para glorificar a Dios, para recibir
bendiciones, para dar testimonio a los incrédulos y ser un ejemplo para
otros cristianos.

El ser obedientes también nos permite ser llenos con el Espíritu Santo.
Cuando estamos llenos del Espíritu, estamos en condiciones de poder
alcanzar a los no creyentes y ser un ejemplo para los que observan
como vivimos.

Jesús dice en Lucas 6:46, “¿Por qué llamáis, Señor, Señor, y no


hacéis lo que yo digo”. Si Jesús es el Señor de su vida, debiera
hacer lo que le pide que haga. Mateo 7:13-14 nos dice que el
camino que lleva a la salvación es angosto. Lo es porque está
limitado por la voluntad de Dios, la ley y la Palabra. Tenemos que
afirmar a Cristo como Señor (Ro. 10:9-10) y someternos a su
señorío. Eso significa vivir una vida de obediencia.

 Importancia de la obediencia a Dios


Dios nos ha llamado a ser obedientes a su Palabra. Podemos saber qué
piensa acerca de las cosas porque Él nos lo dice en su Palabra. La meta
del ministerio debería ser el formar un pueblo obediente. Esa ha sido
siempre la intención de Dios tanto en el Antiguo como en el Nuevo
Testamento.
Es triste que cuando algunas personas se ven confrontadas con la
verdad divina que los convence de algo que no es correcto en sus vidas,
ellos siguen en su camino de desobediencia. Por ejemplo, supongamos
que escucha un sermón acerca del perdón y hay alguien que usted
conoce que necesita su perdón.
Pero usted procura borrar ese mensaje de su mente y continuar con su
actitud de amargura y de negarse a perdonar. Eso es desobediencia. Es
todo lo contrario a lo que Dios quiere conseguir en su vida.

Alguien dirá: “Yo voy al templo. ¿No es eso suficiente? Primera Samuel
15:22 dice: “Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios”. El
ritual nunca puede reemplazar a la obediencia. En 1 Pedro 1 el apóstol
dice:”Ceñid los lomos de vuestro entendimiento” (v.13).

En otras palabras, estén seguros de que sus prioridades están en buen


orden. “Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes
teníais estando en vuestra ignorancia” (v. 14). No vivan en la manera
que vivían antes de ser cristianos. Tienen que ser hijos obedientes.

Jesús dijo: “Antes bienaventurados los que oyen la Palabra de Dios, y la


guardan” (Lc. 11:28). Pablo, al elogiar a los cristianos de Roma, dice:
“Porque vuestra obediencia ha venido a ser notoria a todos, así que me
gozo de vosotros” (Ro. 16:19). El corazón de un pastor se alegra cuando
es manifiesta la obediencia de los creyentes.

Debemos comprometernos a obedecer la Palabra de Dios. Si el Espíritu


le enseña a usted una verdad, aplíquela. Cuando se sienta tocado en su
consciencia por la verdad, no diga: “Cuánto me hubiera gustado que tal
persona hubiera escuchado este sermón”.

Aplique el mensaje a su propia vida. Cuando usted obedece a Cristo,


crece en madurez espiritual y se hace más útil en las manos de Dios.

Si usted no ha aceptado a cristo como su


salvador, usted esta en desobediencia..

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