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Adviento
Hoy más que nunca,
po para la esperanza
un tiem
¡Qué difícil ha sido este año tan marcado por el miedo y la incertidumbre! Del
confinamiento hoy parecería que hemos pasado al cansancio y el deseo de volver a la
vida antes de la pandemia. Parecería que la desesperación va tomando el control.
Sin embargo, para los que creemos, siempre es posible un mundo mejor. Empezamos
un nuevo año litúrgico con el maravilloso tiempo del Adviento y con él, durante estas
4 semanas previas a la Navidad, tenemos la oportunidad para cultivar la virtud de la
esperanza que nos mueve a “fijar la mirada en Jesús, autor y consumador de nuestra
fe” (Hebreos 12,2) y contemplando su gran amor por nosotros, hacernos conscientes
de que en medio de tantas ausencias y adversidades, Él siempre está presente.
Ponemos a disposición este instrumento que les ayudará a vivir este Adviento
cobrando fuerzas para no desfallecer; como ha dicho el Papa Francisco: «El Señor nos
interpela […] a reencontrar la vida que nos espera, a mirar a aquellos que nos
reclaman, a potenciar, reconocer e incentivar la gracia que nos habita. No apaguemos
la llama humeante (cf. Isaías 42,3), que nunca enferma, y dejemos que reavive la
esperanza» (Homilía del 27 de marzo de 2020).
Que el Señor les bendiga y la Santísima Virgen María, Madre del Adviento les
acompañe.
I- ¿QUÉ ES?
La Corona de Adviento tiene su origen en una tradición pagana europea que consistía
en prender velas durante el invierno para representar al fuego del dios sol, para que
regresara con su luz y calor. Los primeros misioneros aprovecharon esta tradición para
evangelizar a las personas. Partían de sus costumbres para enseñarles la fe católica. La
corona está formada por una gran variedad de símbolos:
• LA FORMA CIRCULAR: El círculo no tiene principio ni fin. Es señal del amor de Dios
que es eterno, sin principio y sin fin, y también de nuestro amor a Dios y al prójimo
que nunca debe terminar.
• LAS CUATRO VELAS: Nos hacen pensar en la oscuridad provocada por el pecado
que ciega al hombre y lo aleja de Dios. Después de la primera caída del hombre, Dios
fue dando poco a poco una esperanza de salvación que iluminó todo el universo como
las velas la corona. Así como las tinieblas se disipan con cada vela que encendemos,
los siglos se fueron iluminando con la cada vez más cercana llegada de Cristo a
nuestro mundo. Son cuatro velas las que se ponen en la corona y se prenden de una
en una, durante los cuatro domingos de adviento, al hacer la oración en familia.
Normalmente, tres velas son moradas y una rosada que se prende el tercer domingo
de Adviento.
El color morado representa el espíritu de vigilia, penitencia y sacrificio que debemos
tener para prepararnos adecuadamente para la llegada de Cristo. Mientras que la
rosada representa el gozo que sentimos ante la cercanía del nacimiento del Señor.
• LAS MANZANAS ROJAS (u otros objetos) que adornan la corona representan los
frutos del jardín del Edén con Adán y Eva que trajeron el pecado al mundo, pero
recibieron también la promesa del Salvador Universal.
• EL LISTÓN ROJO: representa nuestro amor a Dios y el amor de Dios que nos
envuelve.
II- SUGERENCIAS PARA ORAR EN FAMILIA
Así como, con anticipación, preparamos la visita de un invitado importante, estamos
haciendo este signo de fe para simbolizar la acogida de la persona más importante
que podemos tener en nuestra familia: JESÚS.
Por eso los invitamos a tener en cuenta las siguientes sugerencias:
A) BENDICIÓN DE LA CORONA
El Amor Familiar
• Para comenzar: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
• Para reflexionar: Hacer la siguiente pregunta ¿Cómo hemos amado, en este año tan
difícil, a nuestra familia? Se abre un momento de diálogo para que cada uno de los
miembros de la familia responda.
• Oración: Dios Padre, gracias por darnos una familia. Te pedimos que, ahora que
comienza el adviento, en nuestra familia podamos demostrarnos el amor que nos
tenemos y vivamos cada día más unidos. Te pedimos llenar nuestro hogar de tu amor
divino, un amor que podamos compartir con gestos concretos en favor de los más
necesitados. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
• Intercesión: Todos los miembros de la familia rezan juntos el Padre nuestro, Ave
María y gloria al Padre… y se canta una canción religiosa.
Se recomienda cantar juntos: AMÉMONOS DE CORAZÓN.
Amémonos de corazón
Amémonos de corazón
no de labios, ni de oídos (2)
para cuando Cristo venga (2)
nos encuentre reunidos (2)
• Conclusión: En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Segundo Domingo de Adviento
(6 de diciembre)
La Servicialidad en la Familia
• Para empezar: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
• Propósitos: Después de la reflexión anterior, cada quien dirá cuál será su propósito
a cumplir en la semana.
• Oración: Padre, que nos has dado una familia en la que todos nos ayudamos y
somos felices, te pedimos bendecir nuestros trabajos y tareas de todos los días para
que cumplamos con más ganas y alegría la tarea que nos toca hacer a cada uno de los
miembros de esta familia en nuestro hogar y de este modo demos testimonio de
esperanza con los ojos siempre fijos en ti. Amén.
• Conclusión: En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
• Intercesión: Todos los miembros de la familia juntos el Padre nuestro, Ave María,
gloria al padre… y se canta una canción religiosa.
Se recomienda cantar juntos: VEN SEÑOR NO TARDES
• Conclusión: En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Cuarto Domingo de Adviento
(20 de diciembre)
Se encienden las tres velas de los domingos anteriores junto con la Cuarta y se recita
la plegaria:
La Virgen y San José, con su fe, esperanza y caridad salen victoriosos en la prueba. No
hay rechazo, ni frío, ni oscuridad ni incomodidad que les pueda separar del amor de
Cristo que nace. Ellos son los benditos de Dios que le reciben. Dios no encuentra lugar
mejor que aquel pesebre, porque allí estaba el amor inmaculado que lo recibe. Nos
unimos a La Virgen y San José con un sincero deseo de renunciar a todo lo que impide
que Jesús nazca en nuestro corazón, y así como Él se hace presencia consoladora para
el mundo, también nosotros sepamos hacernos presencia en el sufrimiento de
nuestros hermanos y hermanas. ¡Ven, Señor Jesús!
• Oración: Padre, que nos has dado una familia en la cual te hemos conocido y
amado, ayúdanos a vivir teniéndote siempre presente en nuestras vidas. Te pedimos
que en esta Navidad nos regales el quedarte con nosotros en nuestros corazones y
sentir que vives en nuestro hogar, en nuestras familias y nos motives a llevar tu
presencia a los demás, particularmente a quienes están sufriendo más. Amén.
Quédate Señor…
Quédate Señor…
•Conclusión: En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.