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ENSAYO SOBRE "FORMACIÓN DE GRUPOS" O "CREENCIAS" RESULTADO DE

INVESTIGACIÓN BIBLIOGRÁFICA EN REVISTAS ESPECIALIZADAS

Por: Andrés Ospino Solano

No nos cabe duda, de que actualmente vivimos en mundo muy materialista y a su vez, muy
racionalista e individualista, pero los seres humanos siempre hemos tenido el ímpetu de conocer lo
que nos transciende, lo que es misterioso, lo sobrenatural y lo extraordinario, y también, lo irracional.
Esas son cosas que continuamente nos seducen porque cabe la posibilidad de que nunca lo
dejaremos de hacer, en el pensar sobre eso y hacernos miles y miles de preguntas del por qué.
Un grupo social, el cual también puede ser llamado como grupo orgánico, es dentro de una sociedad
el grupo de individuos que desempeñan unos roles recíprocos, que pueden ser identificados
fácilmente y, a su vez, presentan una forma estructurada y un carácter duradero. Cabe aclarar que
las personas que hacen parte del grupo, tienen normas y valores, los cuales actúan de acuerdo a
estas y fines que fueron previamente acordados y que son necesarios para un bien común como
conjunto.
Introduciéndonos de lleno en la formación de grupos sociales, podemos inferir que los individuos de
un grupo social cualquiera, que dentro del contexto puede considerarse como una minoría, para que
puedan expresarse en diversos espacios, bajo sus propias costumbres. Dichas prácticas, están
regidas bajo el marco de lo que se debe hacer y lo que no, en zonas donde convergen personas de
culturas muy diferentes en un lugar determinado y donde casi siempre hay una considerable
presencia de agentes estatales, marcando en este caso, por ejemplo, una ‘’zona de frontera’’.
‘’En primer lugar, que en los procesos de producción espacial no sólo se dirime qué
prácticas son legítimas, sino también cuáles son los actores sociales que pueden expresarse
en esos espacios, quiénes lo deciden, y a través de qué procedimientos es factible incidir en
los estándares demarcatorios de “lo correcto”. En este sentido, mostré que este tipo de
aproximación es una de las vías para comprender que, mediante diferentes mecanismos de
sanción moral y legal, el accionar estatal establece ciertas prácticas como “normales”, y
otras, como “anómalas”. Pero en esta dinámica el Estado no sólo marca prácticas, sino
también actores sociales. Vale decir, cuando algunos agentes públicos cuestionan que
durante las prácticas “andinas” se “pisen sepulturas de otros muertos” están implicando que
quienes lo hacen son personas crueles e irrespetuosas, ya que no incluyen en su denuncia
reflexión alguna acerca del poco espacio existente entre sepulturas, por dar un ejemplo.’’
(Canelo, 2018, p.21).
‘’En términos de conformación de efectos de frontera, la cuestión no es tanto que las
prácticas de los migrantes produzcan espacialidades alternativas, sino que ante ello las
agencias estatales opten por señalarlas y sancionarlas, en cuanto “problema”. Esta clase de
intervenciones efectuadas desde el Estado (re)producen las fronteras nosotros/otros que
traza de múltiples maneras desde sus agencias para excluir a algunas poblaciones, en este
caso migrantes, de la membresía y legitimidad pública plena.’’ (Canelo, 2018, p.22).
Las familias juegan un papel muy importante en el desarrollo de redes sociales y que, a su vez,
influye en el ámbito económico del mismo, creando lazos muy fuertes entre sus miembros donde
juega lo fundamental, que son los valores, principalmente la lealtad y la confianza, además de que
las relaciones interpersonales de cada individuo, potencian aun más el desarrollo de negocios que
establezcan para una completa resolución y eficacia de los mismos.
‘’La red entonces, es el resultado de la relación de los grupos humanos que sostienen dos o
más personas con el propósito de ayudarse, realizar negocios o llevar a cabo cualquier
actividad articulada con sus intereses. Los rasgos familiares, de negocios o de producción
son los más comunes encontrar en las redes sociales que se efectúan entre los integrantes
de la sociedad. Las características de la red que más destacan son la flexibilidad, forma de
organización y la reciprocidad.’’ (González y Hernández, 2007, p.8).
‘’En este sentido sugerimos que la red es una estructura intrincada de sus integrantes, que
da solidez a las relaciones que establecen para perseguir un objetivo común. Entonces, la
red estará sustentada a partir del intercambio de información mediante sus particulares
canales de comunicación, para efectuar determinadas interacciones y transacciones
necesarias conforme a sus necesidades e intereses, lo que le da un significado de evolución
y transformación en la medida del propio desarrollo de cada uno de sus integrantes.’’
(González y Hernández, 2007, p.9).
También, los lugares y la movilización, influyen en la creación de redes, ya que los individuos, dentro
de una sociedad, tienen sus propios rangos sociales, donde entra en juego la distancia entre
diferentes grupos y donde la segregación facilita a que dichos individuos se desplacen a diferentes
ambientes sociales dentro de una ciudad, sólo por citar un ejemplo. Evidentemente, la antropología
ayuda a desenmarañar el cómo y el por qué de este tipo de situaciones por medio del trabajo
etnográfico.
‘’La figura del citadino se construye entonces recurriendo a metonimias del intersticio --como
la calle, el 'deambular', o el tráfico- o a tipos sociales de intermediación --el paseante, el
extranjero, el rebusque y el 'tejemaneje'. Por consiguiente, los repertorios del citadino se
conforman en las márgenes, recobrando de este modo, en teoría al menos, un poco de su
libertad. (…) Para poder pensar la ciudad de manera global, sin perder de vista su
individualismo emblemático y su heterogeneidad (social, racial, cultural, etc.), la antropología
debe, primero que todo, me parece, despojarse del a priori de la referencia espacial. Para
llevar a cabo dicha ruptura desde su misma tradición, esta disciplina puede acudir al análisis
de redes, concebido precisamente para dar cuenta de las relaciones urbanas.’’ (Agier, 1995,
p.222).
En cuanto a las creencias, de un grupo cualquiera, donde la gran mayoría o su totalidad, se
encuentra influenciada bajo una religión como, por ejemplo, la pentecostal, que siempre va a existir
la creencia de que el éxito y las cosas buenas que adquieren a lo largo de su vida, lo asocian con
que fue dado por un dios, siempre y cuando realicen buenas acciones dentro de su concepción
social uniéndolo con sus usos de razón para discernir, según ellos, entre el bien y el mal. Aparte de
que les ayuda a generar la esperanza de que están protegidos frente a las vicisitudes en el lugar
donde se encuentre la comunidad, citando en este caso, el efecto de la guerra.
‘’Sin embargo, la prosperidad pentecostal no busca un cambio estructural en la distribución
de las riquezas y las oportunidades, ni se basa en un proyecto de revolución o de reforma
social. Los pentecostales, como los demás campesinos, simplemente buscan estrategias
para sobrevivir y el pentecostalismo, en cuanto sistema simbólico, les aporta un conjunto de
hábitos y creencias que les permite adaptarse al sistema económico dominante, basado en
la libre competencia y en el emprendimiento individual. Si bien en el caso descrito la fe
pentecostal se ha constituido en un cohesionador que ha facilitado la asociación de los
campesinos como acción estratégica para mejorar sus oportunidades económicas, los
pentecostales persiguen la prosperidad económica individual, no la colectiva.’’ (Beltrán y
Cuervo, 2016, p.163).
‘’Algunas familias huyeron para buscar refugio en las ciudades y en las cabeceras
municipales, otras decidieron permanecer motivadas por su fe pentecostal. En ritos como el
ayuno, la oración, la “guerra espiritual” (combate simbólico contra las fuerzas espirituales
malignas), encontraron mecanismos para cultivar la esperanza y hacerles frente al miedo y
la incertidumbre. Asimismo, se aferraron a la convicción de que la tierra que habitan es una
“herencia recibida de manos de Dios”. (Beltrán y Cuervo, 2016, p.149).
‘’El éxtasis colectivo que persigue la experiencia pentecostal hace de los cultos espacios
para el desahogo y la catarsis colectiva: de esta manera se liberan de los pecados
cometidos, pero también del miedo, al mismo tiempo que ahuyentan a los demonios que,
según ellos, son los verdaderos responsables de los males que los azotan.’’ (Beltrán y
Cuervo, 2016, p.157).
En tribus indígenas, las creencias son diferentes, aunque no del todo, a la de los grupos en los
centros urbanos, todo lo que engloba sus creencias están basada en todo lo que los rodea, los
elementos principales de la vida en la tierra (tierra, agua, fuego, aire), y los elementos secundarios
(animales, plantas, etc.), aunque cabe aclarar que no todas siguen este sistema de creencias. aparte
también les rezan a los espíritus de sus antepasados o que convivieron con ellos, todo esto, se
puede inferir que basan sus creencias en el animismo, y quizás también, en el totemismo, reiterando
que esto varía según la comunidad analizada.
‘’El tótem en sí mismo es una creencia. En gran parte, el sistema de parentesco refleja la
creación divina. La causa base de una determinada organización social y economía
igualitaria refleja las concepciones del cosmos andino.’’ (Serracino, 1985, p.399).
‘’En muchos aspectos el sacrificio andino no es la forma de reciprocidad entre lo
sobrenatural y la comunidad. Aunque sacrificios comunitarios no encontramos, tenemos
múltiples sacrificios individuales. Sin embargo, ningún sacrificio individual está hecho por el
gozo o ganancia del individuo que sacrifica el animal, sino es compartido por toda la
comunidad. El animal sacrificado es comido por toda la comunidad y las visitas. Los últimos
en la fiesta, están tratados en forma especial y privilegiada. Definitivamente, hay un
entrelace entre las visitas y el significado del sacrificio. Las visitas significan el mundo lejano
que, a su vez, muestra lo sobrenatural. Desde otro punto de vista, la oración que precede al
ritual del sacrificio y antes de que la carne sea consumida por los convidados, no es
referente al sacrificio en sí mismo, sino a la abundancia o, en otras palabras, a la fertilidad.’’
(Serracino, 1985, p.404).
‘’La. creencia en el agua como el poder mismo de la vida, debe preceder a toda estructura
social y económica en una comunidad. Todos los elementos que ilustran la limpia de
canales, giran en torno al concepto del poder del agua. De esta forma, se comprueba lo que
dice Marcel Mauss: el concepto de una creencia o poder es anterior a los actos ritualisticos,
y a la organización económica y social. Sencillamente, el investigador parte estudiando
primero los actos económicos y sociales para llega a saber la creencia de un pueblo
determinado. El análisis funcionalista inglés no alcanza la globalidad de conocer una
creencia, sino más bien distorsiona la verdad.’’ (Serracino, 1985, p.406).
Finalmente, para concluir, dentro de una sociedad y cultura, entra en juego el desarrollo de pautas
comportamentales, donde una persona socializa, es decir, que aprende y a su vez, interioriza
elementos socioculturales de su medio a lo largo de su vida y los añade a estructuras de su
personalidad que se va formando a través de los años, influenciado obviamente por las experiencias
vividas y agentes sociales para que se adapte al círculo social, en donde se encuentre esa persona.
Bajo mi criterio, las creencias irracionales, de alguna manera, se contradicen a la intuición, que
serían creencias que se contradicen con respecto a la idea y percepción de nuestra realidad que
utilizamos para casi todos los aspectos de nuestra vida, pero aclaro que, no todo lo que contradice a
la intuición tiene que ser irracional. Evidentemente para las personas que creen en cosas
extraordinarias y fenómenos que están de alguna manera, alejado de nuestra cotidianidad, ya sean
ciertas o no, para ellos son racionales y que no toda creencia extraordinaria, necesariamente, no
tiene que ser de carácter religioso.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
 Agier, M. (1995). Lugares y redes. Las mediaciones de la cultura urbana. Revista Colombiana
de Antropología, 32, 221-243.
 Beltrán, W. M., & Cuervo, I. N. (2016). Pentecostalismo en contextos rurales de violencia. El
caso de El Garzal, sur de Bolívar, Colombia. Revista Colombiana de Antropología , 52(1), 139-
168.
 Canelo, B. (2018). La producción espacial de fronteras nosotros/otros. Sobre migrantes, agentes
estatales y legitimidad pública en Ciudad de Buenos Aires. Antípoda. Revista de Antropología y
Arqueología, (31), 3-24.
 González, C. I., & Hernández, M. B. (2007). La formación de redes sociales en el estudio de
actores y familias. Perspectiva de estudio en historia y antropología. REDES. Revista hispana
para el análisis de redes sociales , 12., 2-27.
 Serracino, G. (1985). Creencias, organización social y economía en caspana indígena. La limpia
de canales. In Actas I Congreso Chilero de Antropología  (pp. 398-410).

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