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Capítulo 3

JESÚS COMO MAESTRO


Introducción
Las dos primeras partes de este libro hablan de las bases bíblicas e históricas
de la educación cristiana. Se debe insistir, enfáticamente, que Jesús de
Nazaret es la base bíblica e histórica personificada de la educación cristiana.
Es por Jesús que la educación hebrea y la educación judaica empezaron a
caracterizarse a través de un período largo de tiempo, con características
identificadas como cristianas, formulando así la educación cristiana.
Es obvio que Jesús fue conocido como un maestro. Hay numerosos ejemplos
de esto –sus discípulos lo llamaban maestro, él enseñó con éxito a las
multitudes, Nicodemo confesó que Jesús había venido de Dios como
maestro, y hay muchas referencias a él como uno que enseñaba. La palabra
discípulo (alumno) se usa más de doscientas veces refiriéndose a sus
seguidores.

I. LAS CUALIDADES DE JESÚS COMO MAESTRO


Es muy probable que el niño Jesús aprendió en la sinagoga como los
demás niños judíos. Aparentemente, sus maestros le enseñaron, bien
porque en varias maneras demostraba sus habilidades educacionales. En
primer lugar, Jesús practicaba las artes literarias. Es decir, que demostró
su habilidad de leer (con autoridad) en la sinagoga (Lc. 4:16-20); aunque
no escribió un libro, ni un folleto, ni cartas, etc., demostraba su
familiaridad de escribir (Jn. 8:6). Sus palabras dichas en la cruz (según Mt.
27:46), indican que sabía el idioma vernáculo arameo y también el idioma
de los patriarcas, el hebreo.
Además de sus habilidades literarias, Jesús proveyó algunas cualidades
especiales que le servían en su enseñanza. Tenía una familiaridad con las
tradiciones y leyes orales de su pueblo (Mt. 5:21, 27, 31, 38, 43). Tenía
una comprensión profunda de la naturaleza humana, que le ayudó a
discernir los pensamientos y sentimientos íntimos de las personas con las
cuales se encontraba (Mt. 9:4, Jn. 1:47; 2:25).
II. LOS ALUMNOS DE JESÚS
Hay tres cosas breves, pero importantes, que queremos discernir
considerando las personas a las cuales Jesús enseñó.
En primer lugar, sus alumnos no fueron perfectos. Jesús, como usted y
yo, tuvo que enseñar a personas con problemas, con falta de
entendimiento, con sus propios puntos de vista (por ejemplo, Pedro), y
con muchos conceptos inadecuados para entender bien su mensaje.
Segundo, Jesús enseñaba principalmente a adultos, aunque no
exclusivamente. Cuando se piensa en las multitudes que le seguían y en
quienes le escuchan, lógicamente uno piensa en adultos, hombres y
mujeres.
Tercero, parece que, a través de su ministerio, había un patrón general
que seguía su enseñanza. En la primera parte de su ministerio enseñaba
mayormente a individuos, después a las multitudes, y hacia el final de su
ministerio, otra vez a individuos.
III. LOS PROPÓSITOS DE JESÚS EN LA ENSEÑANZA
El propósito primordial de Jesús en la enseñanza fue cambiar vidas y no
afectar meramente las emociones o el intelecto. Este propósito general
penetraba todos los propósitos más específicos de su enseñanza. Según
Wilson, hay cinco clasificaciones de los propósitos de Jesús en la
enseñanza. Primera Jesús buscaba convertir sus alumnos a Dios. Segunda,
Jesús quería que sus alumnos formaran ideales correctos (Mt. 5:48).
Tercera, Jesús se proponía desarrollar la armonía entre las personas.
Cuarta, Jesús quería profundizar las convicciones de sus alumnos. Quinta,
Jesús tenía el propósito claro de entrenar a los discípulos para continuar
su enseñanza después de él.
IV. LOS MÉTODOS DE JESÚS
En realidad, los métodos o técnicas que usaba Jesús mayormente fueron
sencillas. Y fueron estos:
1. Enseñó lo desconocido partiendo de lo conocido.
2. Jesús enseñó conceptos abstractos en términos concretos.
Usó estas técnicas:
1. Jesús usaba el método de hacer preguntas.
2. Jesús contaba historias de la vida (parábolas)
3. Jesús también usó el discurso o la conferencia.
4. Jesús usó proyectos o el método de actividades para enseñar.
5. Usó ayudas visuales.

Capítulo 4
EDUCACIÓN EN LA IGLESIA PRIMITIVA
I. EL CONTEXTO – LA VIDA DIARIA DE LOS CRISTIANOS
Un estudio de la vida diaria de los primeros cristianos nos indicaría
mucho en cuanto a la educación de este período.
Los cristianos se levantaron al rayar el alba para orar. Generalmente no
comían en las mañanas, gastaron poco tiempo en asearse. Y no
cambiaron su ropa de dormir para el día. Su vestimenta era sencilla y
modesta, tal como sus zapatos.
Los primeros cristianos no fueron a los lugares de entretenimiento de su
tiempo, tales como el teatro, el circo o la arena. Usaban los baños
públicos (lugares de mala reputación moral), pero con mucha discreción
personal.
Su dieta también fue sencilla, una costumbre que cambió mucho en los
siglos sucesivos. Dormían en un sofá simple, no en una cama de plumas
como sus vecinos grecorromanos.
II. LA EDUCACIÓN A TRAVÉS DE LA COMUNIDAD CRISTIANA
Adoración y compañerismo
No se sabe mucho de las reuniones cristianas durante las primeras
décadas. Generalmente se estudian los períodos posteriores, con la
intención de interpolar sus prácticas al período primitivo, o por lo menos,
para intentar reconstruir las prácticas primitivas. Una cosas que sí se
sabe, es que los actos de adoración y compañerismo del período
primitivo compañerismo del período primitivo fueron instructivos. Los
actos simbólicos, como el bautismo y la cena del Señor tenían
importantes cualidades educacionales desde el principio y su importancia
educacional se intensificó a medida que la Iglesia absorbía más y más a
gente pagana. Fue a través de la Cena y de la predicación que la iglesia
aprendió corporalmente de qué se trataba el evangelio, y que significaba
para ella como esposa de Cristo.

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