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q ue vi,·ió en un mundo. un a fami lia do. Co n estas simplezas como pun- Inde re na los p rot egiera. "Pe ro no
y un a fo rma de e r que co nstruyó to de partid a. nuestra charla hubie- me los quieren recibir, porque no tie-
pa labra por palabra. ra resultado siniestra. nen presupuesto para administra r la
Cuando vo lví a verlo. siete años donación. E s absurdo, pero Colom-
R I CA RDO S I LVA R o 1E RO después. en 1981, mi sarampión mar- bia es así. A quí. el gobie rno nunca
xis ta hab ía desaparec ido y p ud e t iene plata para hacer carre te ras.
acercarme a él sin p rejuicios. Recos- para pagarles a los maestros o para
tado en una hamaca de su casa en defe nd er los recursos natu ra les .
Tipacoq ue. cubier to po r di ez mil Aquí, ni siquiera hay plata para re-
El escritor y su paisaje: me tros cuadrados de teja de barro, cibir un regalo. Aquí, somos tan po-
Eduardo Caballero Calderón Caballero era la viva imagen del es- bres que e l presupuesto sólo alcan-
crito r realizado , de alguie n que ya za para que se lo roben".
A Eduardo Caballero Calde ró n lo había contado lo que debía y que Tenía razón, desde luego. Aunque
vi por prime ra vez una noche de di- ahora se daba el lujo de olvidar. A tener razón no le sirviera de nada y
cie mbre de 1974. Recuerdo las pa- su lado, seguían el vaso de güisqui amarrado a su sillón o a su hamaca,
redes blancas de su casa de Te usa- aguado y el bastón, pero e l cenicero tuviera que seguir asistiendo al dra-
q uillo , la puerta verde , las vigas de había desaparecido. E duardo ya no m a de un país saq uead o por unos
madera al aire en la fachada y el olor fumaba. Una gripa de esas que liqui- políticos sin grandeza. "Es incre í-
ácid o de su biblio teca . Pero sobre d an cualquier vicio lo había despo- ble", protestó , ''si el Libertad or es-
todo, recuerdo la imagen del viejo jado del Pielroja. tuviera vivo, les bajaría los calzones
calvo , de barba gris, sentado en un L o primero que m e so rprendió a todos, para darles rejo" .
sillón de cuero, rodeado por un bas- fu e su timidez. Tenía un gesto muy Esa rebeldía en un ho mbre de 71
tón, un vaso de güisqui aguado y un característico, se tapaba media cara años que lo tenía todo para ser un
cenicero lle no de coliUas. Porque en con la mano apoyada e n la frente. conformista, me enterneció. Y cuan-
esa época, Eduar do todavía fuma- A sí, atrincherado, enfrentaba la con- do supe que no era un latifundista,
ba: Pielroja, dos paq uetes al día. versació n. Entonces, se atrevía a lan- me gustó todavía más. "L a hacien-
zar unas frases lapidarias que ten ían da está en manos de los campesinos
un tono entre humo rístico y arbitra- que la habitan y la trabaja n. L os
rio. Con sus facultades en declive, se tipacoques son ahora los dueños y
permitía la intransigencia. yo estoy como Sie rvo Jo ya , s in
Empezamos a hablar y muy rápi- tierra". Lo dijo sin pretenció n, sin
do cayó en dos de sus obsesiones: la alardes demagógicos y sin tristeza.
ecología y la inmoralidad d e los po- "Lo único que lamento es que no
líticos. Se incorporó de la hamaca y hayan cuidado el sue lo que les de-
me señaló con el bastón la cadena bía dar de comer. Sin ag ua , los
de montañas que ro dean a Tipaco- cañaduzales murieron y los trapiches
que como una muralla. D el lado oc- cerraron. Entonces, la gente empe-
cidental, cerca de la cumbre , podían zó a sembrar tabaco. P ero con e l
distinguirse unos pequeños m ancho- tiempo, la tierra tampoco pro dujo
nes azules. " Son robles" , m e dijo. tabaco y ap areció e l negocio d e l
" Los únicos robles que sobreviven transporte. Ahora, aquí la plata sale
en esta parte de la cordillera. Algu- de los camiones y no d e la agricultu-
nos tienen m ás de doscientos años. ra. Y eso es una lástima, porque yo
E sta cojera que ten go me la ga né am o la tierra y detesto los camiones.
E sa vez no hablamos. Mejor di- montando a caballo por allá arriba, Antes de ser chofer, hubiera prefe-
cho , me nos mal que no hablamos, tratando de d efender esos árbo les. rido pedir limosna por la calle".
porque yo tenía 2 0 años y las riguro- Tiempo perdido", rem ató , ''porque Así, enfático y arbitrario, pesimis-
sas herramientas d el mate rialismo de mi l hectáreas de ro bles que ha- ta pero fatalmente lúcido, lo seguí
histórico m e d ecfan que Eduardo bía, ahora no d eben quedar ni 200. escuchando en nuestras conversacio-
Caballero era el típico escritor ofi- La gente tala y tala y a nadie le im- nes de los siguientes diez años. Con-
cial que había conquistado su fama porta que el municipi o se vaya a versaciones que terminaron ante una
gracias a estar emparentado con pre- morir d e sed. E s un desastre. E' ste cám ara de video, en una entrevista
sidentes y dueños d e perió dico. Para es el único país del mundo q ue aca- que sirvió para estructurar el d ocu-
mí, en esa época, Siervo sin tierra era ba con los ríos, los ferrocarriles y los m ental que les recomiendo que vean
la tragedia de l campesino contada bosques" . "El escritor y su paisaje ", porque es
desde la cóm oda óp tica del latifun- E n un intento por salvar los ro- e l testimoni o de un escritor muy
dis ta y E l Cristo de espaldas un bles de Tipacoque , E duardo pensó nuestro y muy subestimado (como
manifiesto del li beralismo maltrata- regalárselos a la Nación, para que el todo lo nuestro), un escritor al que

B OLETIN CULTU RAL Y 8 1 8LIOG R ÁP I CO, VOL . 4 0, N Ó M . 62, 2003

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
VA RI A

le fluían las palabras con la misma do por esta tierra era un afecto real, D olor y rabia, sí, sufrimiento y
naturalidad con la que hacía pipí, un ho ndo e irreversible. Caba llero ama- violencia. injusticia y venganza, esos
escritor que le dio vida a la saga de ba los robles de la montaña, las casi- elementos que son la base de nues-
los campesinos del norte de Boyacá tas campesinas construidas a la o ri- tra tragedia. Porque se trata de una
y contó la tragedia de un pueblo con- lla de la carretera y las duras peñas traged ia, como bien lo decretó Ca-
denado a vivir en guerra. donde pacían las tropas de cabras. ballero al finalizar El Cristo de es-
*** Pero por encima de todo, amaba a paldas sentencian do al cura al silen-
La obsesión que verteb ra lo que un la comadre Santos, al maestro Ro- cio, o condenand o a Siervo a morir
crítico llamaría el "universo lite ra- que y al lector del Arancel de Adua- sin tierra.
rio de Eduardo Caballero Cald e- nas Sie rvo 1o ya, a los tipacoques A la hora de la verdad, se trata
rón" es el tema de Caín y Abel. E l rústicos y sufridos que se congrega- de una historia sencilla, fatal, sin re-
asesinato del hermano es el asunto ban alrededor de su hamaca en las medio: Caín mata a Abel y hace pa-
de por lo m enos tres d e sus nove- tibias noches de la hacienda para gar a todos por su crimen. "Maldito
las: El Cristo de espaldas, Caín e contar las historias simples y conmo- serás, la tie rra que labrarás no te
Historia de dos hermanos. Y Siervo vedoras que alimentaro n una obra dará ningún fruto". Al optar por la
sin tierra y Manu el Pacho ti enen universal. Porque ya entrados en violencia, la sociedad entera se con-
como telón de fo ndo una guerra ci- gastos digamos que Eduardo Caba- dena a la pobreza.
vil. Una gue rra civil llena de atroci- llero Calderón es un grande porque
dades fratricidas que ya lleva dos creyó en su gente, porque se tomó Entonces, ¿no hay nada qué hacer?
***
generacion es separando a los co- el trabajo de oírlos y tuvo el talento ¿No hay solución? Si el personaje
lombianos, alimentand o diferencias para recrearlos. Así, llegó a ser tra- trágico es un juguete de l destino ,
y reproducie ndo hasta el delirio un ducido a veinticuatr o idiomas, a ven- ¿qué esperanza tenemos?
círculo vicioso de crímenes, resen- der dos millones de ejemplares y a Si no cambiamos de historia, nin-
timientos y venganzas. convocar a auditorios como éste, guna. Si la muerte del hermano si-
Esta es una realidad que padece- donde yo me puedo llenar la boca gue siendo un negocio , seguiremos
mos todos, claro. Todos somos cons- diciendo que Eduardo sigue vivo re presentand o el dra ma que nos
cientes de habitar una sociedad inse- porque su obra sigue vigente. agobia. Un drama donde la vida co-
gura donde el compatriot a ha dejado Sigue vigente porque él vivió e n tidiana de todos se ha degr ad ado
de ser un hermano para convertirse carne propia la incertidum bre del hasta el punto de que los ricos tie-
en un enemigo. E l genio de Eduardo desterrado . Por eso, pudo ser Sier- nen que vivir como unos miserables .
fue registrar poéticamente este con- vo Joya, porque él también tuvo su ¿Pero , vamos a ser capaces de
flicto. Es decir, crear unos persona- dosis personal de info rtunio. "Yo crear un país distinto? ¿Vamos a ser
jes y un paisaje donde la violencia se estaba en Tipacoque, con mi fami- capaces de construir barreras cultu-
representó con aliento trágico. El lia. Y una noche llegó el jefe conser- rales q ue convie rtan en tabúes al
Cristo, Caín, Siervo y Manuel Pacho vador de Soatá, con un grupo de homicidio y al robo? ¿Vamos a po-
son ejercicios dramáticos desoladore s hombres armados que llenaron el
donde el poder es injusto, el ascenso corredor. El tipo se me acercó y me
social es imposible y no hay salida dij o: ustedes se tienen que ir de aquí,
legítima. Por fuerza, porque no hay porque esto lo vamos a quemar".
nada más que hacer, por destino, el "U stedes se tienen que ir de aquí, 'J'ti, ¡'JT~

miserable que quiere superarse ter- porque esto lo vamos a q uemar".
mina cayendo en el crimen. Ahí, el escritor recuerda esa noche
¿Cómo llegó el heredero de una terrible con dolor y con rabia. Con
hacienda de diez mil hect áreas y el mismo dolor y con la misma rabia
tres mil aparceros a tener una vi- que han sentido los millones de co-
sió n tan populista de nuestra histo- lombianos que han abandonad o sus
ria? ¿En qué mom ento este amo, parcelas por la fuerza de las armas,
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este aristócrata exquisito , este hijo cuando alguien con un fusil les ha /--~-
de generales y pariente de presiden- dicho: fue ra perros, que esto lo va- '·- .~
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tes y dueños de pe rió dicos, tuvo los mos a quemar; o cuando si n anun- •

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cojones para meterse en e l alma de cio lo han quemado, o bo mbardea- \ \ "
sus siervos? do con pipetas de gas. o ametrallad o • '· 1 ,...
" /.. 1
Empecemo s por declarar que en a mansalva. Pueblos enteros que han í:!
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el origen estuvo el am or. Eduardo desapareci do entre el humo de las
no estaba hacie ndo una met áfora hoguer as. mie ntras la noche de la e~. ~ 1\l '- •h ' i /.) 'J ').
cuando dijo que estaba enam o rado masacre avanza y los sob revivientes \ \
• ¡.. ••
1".
d e l bronco paisaje d e l ca ñón del huyen dejando una hue ll a de sangre
Chicamoch a. Lo que sentía Eduar- y cemza.

O O i llT IN CU LT U RA L Y BIB L I OG R Áf i CO, V O l .¡ u , N Ú ., 6 : , :011 1

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der qui tarn os tk ~ n c im a a esa pa n- v bellas. Ed uard o hizo una evoca- berta ofrec~r. Son dos vidas juntas.
dilla d e as~s in o:- y ladrone ' que han ción de Bolí ar memorable. Y ter- como las hijas de Milto n que escri-
de~prestigiado la justicia y han con- minó diciendo lo siguiente:
~
bieron El paraíso perdido.
Ye rtJdo al crim en en el único ca mi-
no para conseguir riqueza? La patria son estas m onralias que
Cua nd o co nocí a Eduardo Caba- ahora miramos. el río que rueda 1 /
lle ro Calderó n. é l no pe nsaba que allá abajo en el caii6n bai1ando 1 \

\
esto fue ra posible. Al cont rario. nos las vegas donde Siervo Joya siem-
\'eía de tin ados a la catástrofe. Des- bra unos colinos de tabaco v vi- 1' l
pués de e ren ta años de batallar con- gila su arisca tropa de cabras. La
tra toda clase de molinos de viento, patria es el pedazo de tierra que
este Quijote crioll o había recobra- Juan de la Cruz tiene en El Pal-
do la razón y se preparaba para mo- mar, sembrado de maíz, y la casi-
rir sensa to. É l sabía que nunca vería ta de piedra que Antonio Avila
pavimentada la Carretera Central del hizo a la orilla de la carretera. La
Norte. que los políticos siempre en- patria son Las tumbas de ramos
contrarían una forma de robarse la viejos amigos que han muerro y
plata, que los bosques de robles iban que ustedes conocieron. Nosotros
a termina r hechos muebles. que su no podemos faltar al mandamien-
pueblo no iba a encontrar la paz y que to de esos muertos que fueron
todas las prosperidades serían ficti- boyacenses y colombianos como ¿Qué más elocuente que el amor
cias. mientras la tie rra del cañón del nosotros, ni a la sugestión de este para poder escribir o describir una
Chicamocha siguiera azotada por la paisaje formidable, ni al encanto vida? No solamente es válido y útil
erosión. Pero esta lucidez atroz, no de esta tierra que el Libertador poder hacerlo, si no que la mejor
le impidió seguir protestando. A pe- nos dio hace IJO años para que semblanza es la también vivida por
sa r de que estaba defendiendo una fuera nuestra, y de los hijos de quien la escribe. Cómo con un a niña
causa perdida, tuvo la entereza de nuestros hijos. de u na edad femenina privilegiada
seguir e n la brecha, fiel a sí mismo. se puede sentir lo que es un hom bre
H asta e l fin de sus días, Eduardo L urs GoNZÁLEZ padre, qué mejor que una misma
Caballero se rebeló contra lo into- vida para describir otra. Este acto de
lerable. Apoyado e n el infinito amor sinceridad sutil es refrescante para
que tuvo por una tie rra áspera y en- una autobiografía mutua. Se hacen
sangrentada, siguió terco en su pun- más vivos juntos que si el propio
to. sabiendo que el camino de la rea- El nombre del padre autor hubiera escrito sobre sí mis-
lidad era el del suicidio colectivo y mo. ¿Quién puede calcar mejor el
que el bando de los ganadores era e l alma de alguien si no es un amante
de los piratas. A riesgo de parecer Venir de lo escrito, amar una obra de sus avatares, que sea su hija y con
pesimista y negativo, a riesgo de in- como uno fue amado. ¿Quién mejor un estilo escueto, jovial y también
comodar a la mu ltitudinaria legión que su propia hija vea la vida de su filial, en un texto apacible y veraz nos
de los conformes, Caballero fue la propio padre con una memoria como presente al literato, al hombre de la
mala concie ncia de un tiempo cada ninguno? Cada momento de su ob- casa, el político, el diplomático, el
vez más equivocado . Porque en el sesión que es la vida y la obra Litera- ensayista? Pues sobre todo por ha-
reverso de su obsesión por el mito ria de una persona admirada como ber compartido con él su vida litera-
de Caín existía un sue ño de frater- padre, como familia , como relación ria en sus propias teclas.
nidad , un sue ño de armonía entre tierna, puede ser la más clara apre- Es muy refrescante olfa tear y
hermanos, una fascinación por la ciación de una persona amada. compartir momentos de un autor
belleza de esta Patria torturada que Anécdota sobre anécdota, dato con dimensiones que e ran y son
es nuestro único paisaje posible. tras dato, e n medio de una vida que necesarias conocerl as. Es una au-
Por eso, cerré mi documental con se dio en este país que queda. Y es tobiografía d e Beatriz sobre su pa-
e l discurso que Eduardo leyó a los tanto lo que Eduardo Caballe ro dre. Ambos tienen su propio es ti-
tipacoques el 5 de diciembre de 1956. Calderón es, que la mano acariciante lo d e expresarse y este libro es un
E se día , el escritor reunió a campe- de su propia hija a duras penas lo cálido di álogo entre e ll os. So n
sinos de todas las veredas en el pa- evoca. emociones mutuas compartidas y
tio de la hacienda y descubrió una Son dos historias aparte. Son dos los dos están conversando como
piedra blanca, donde constaba que historias casi como una autobiogra- padre con hija e hija con padre. Es
el Libertador había almorzado en fía mutua, donde hija y padre se fun- una eterna conversación.
esa casa el 5 de diciembre de 1826. den en un hecho vital y cuidadoso
En sus palabras de siempre, limpias como es conocer eLla su obra y sa- CARLOS MAYOLO

[174] D OLCT( N CUL l U ~AL Y BIB LIOG RÁFI CO. VOL . 40 . NÚM . Ól, 200)

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