Está en la página 1de 33

CENTRO DE ATENCIÓN TUTORIAL APARTADÓ

TUTOR: ESP.JOHN JAIRO CANO A.


1
PROGRAMA: CONTADURÍA PÚBLICA

CAMINO 1: ESTUDIOS SOCIO POLITICOS

ASIGNATURA: Cultura y Realidad Colombiana

SEMESTRE: 1

CREDITOS: 2

JUSTIFICACION

Ante la particular y compleja realidad que atraviesa actualmente nuestro país, es necesario retornar a la academia como
escenario privilegiado del discurso que nos concierne a todos y que unifica, con base en la condición de colombianos, lo
que somos y lo que debemos aspirar a ser. Así mismo, hacer un análisis con menos adjetivos de los que usualmente
trasmiten los modelos educativos y medios de comunicación, que ocultan los elementos que aportarían las bases para
una discusión que merece un tratamiento integral, que nos involucre no sólo en el discurso, sino que nos lleve a asumir
compromisos concretos a todos los sujetos, sin importar religión, grupo cultural, profesión y demás.
 
De muchas formas importantes somos más iguales que diferentes. Como miembros de una gran familia con ancestros
comunes, no sólo compartimos una biología común sino también tendencias comunes de comportamientos. Todos
percibimos el mundo, sentimos sed y desarrollamos el lenguaje con los mismos mecanismos. Nosotros y nuestra familia
de todo el mundo sabemos leer recíprocamente los ceños y las sonrisas.
 
Es menester entonces que todo profesional colombiano esté muy cerca de la sociedad y cultura colombianas,
profundizando su conocimiento, comprensión y urgencias de transformación en consonancia con los sistemas políticos,
sociales, económicos y culturales de nuestro momento histórico.

 
.

2
OBJETIVO GENERAL
Profundizar el conocimiento, análisis y postura crítica sobre realidad que el hombre colombiano afronta como producto
de una historia personal y social, que le han de servir como elemento de juicio a su quehacer profesional.

OBJETIVOS ESPECIFICOS

 Que el estudiante tome conciencia de que como ciudadano, futuro profesional, no sólo tiene la necesidad de
“saber” de su país, sino que se constituye en una obligación, para el desempeño acertado de su profesión.
 Que el estudiante identifique los aspectos más relevantes de la problemática social colombiana para que adquiera
elementos que le permitan elaborar juicios críticos de la misma
 Que el estudiante analice aspectos del desarrollo de la planeación de la economía colombiana para que en el
desempeño de su profesión los incorpore a su quehacer profesional
 Que el estudiante se comprometa con el proceso de transformación de la realidad que vive el país, como propuesta
de su propio balance social en cuanto persona y como profesional.
 Que el estudiante caracterice los rasgos más sobresalientes de la cultura de cada una de las regiones de
Colombia para que valore y aprecie su importancia en el desarrollo de la vida nacional

METODOLOGÍA
Todas las unidades se iniciarán con una CONDUCTA DE ENTRADA que dé cuenta de los conocimientos previos y de
las experiencias que el estudiante posee en relación con los temas de la unidad.

El Tutor presentará cada unidad mediante una exposición interactiva que permita la ubicación contextual de los temas
de la unidad

Los estudiantes, con base en el MÓDULO de estudio, abordarán las temáticas para su análisis, profundización y
desarrollo de los ejercicios propuestos
Los estudiantes en PLENARIAS compartirán con sus compañeros el desarrollo de los ejercicios con el propósito de
crear discusiones alrededor de las temáticas planteadas. Propondrán desde su punto de vista, sus propias posturas, con
espíritu crítico y analítico sobre las situaciones que se planteen.
Tutor y estudiantes asumirán el curso, como una posibilidad de experimentar y vivenciar las problemáticas existentes,
de tal manera que se permita un abordaje de las mismas, mucho más objetivo.
La evaluación final comprende la realización de un documento que cada estudiante presentará con las memorias del
curso. Con iniciativa y creatividad cada estudiante elaborará dicho documento registrando en él los resultado de las
actividades desarrolladas.

CONTENIDOS

1. COLOMBIA AYER – HOY

1.1 Historia social y política colombiana


1.2 Diagnóstico de la realidad social, económica y política colombiana

2. PROBLEMÁTICA SOCIAL COLOMBIANA

2.1 La violencia en Colombia


2.2 Flagelos de la sociedad colombiana
2.3 Procesos de paz

3
3. LA PLANEACIÓN ECONÓMICA

3,1 Conceptos
3.2 Política económica colombiana
3.3 Problemas de la economía colombiana
3.4 Panorama de la economía colombiana

4. 4. PLAN NACIONAL DE DESARROLLO


5.
4.1 Antecedentes
4.2 Hacia la prosperidad democrática: Visión 2010‐ 2014
4.3 La regionalización y el desarrollo: Una mirada desde el Plan Estratégico de Antioquia
4.4 El futuro: Análisis prospectivo

5. COLOMBIA: PAÍS DE REGIONES

5.1 Amazonía
5.2 Andina
5.3 Caribe
5.4 Insular
5.5 Pacífica
5.6 Orinoquía

EVALUACIÓN

 Resultado de los ejercicios con sus correspondientes plenarias: 60%


 Trabajo Final (Documento: Memorias del curso) :30%
 Coevaluación :10%

BIBLIOGRAFIA

 ARANGO, Londoño Gilberto. Estructura económica colombiana. Ed. Mc Graw Hill


 .DNP - PLAN NACIONAL DE DESARROLLO 2010-2014: Hacia la prosperidad democrática
 GÓMEZ, Buendia Hernando. Para dónde va Colombia. Ed. T.M.
 POOL, John Charles. Cómo comprender los conceptos básicos de la cultura.

WEBGRAFÍA

 CINEP (Centro de Investigación y Educación Popular.- Colombia: País de regiones


 COMISION ANDINA DE JURISTAS SECCIONAL COLOMBIANA. Serie Informes regionales de derechos humanos
Urabá
 DNP - Visión Colombia II Centenario
 GEDE - Grupo de Estudios Empresariales y Desarrollo Económico –Centro de Investigaciones Económi
cas CIE - INFORME FINAL CONSULTORÍA URABA -Sector Agroindustrial Región Urabá Antioqueño
 INER- U de A - Urabá, Desarrollo regional: una tarea común universidad-región
 MELO, Jorge Orlando.Colombia es un tema. Las perspectivas de cambio futuro en Colombia
 RENDÓN, Fredy; ZULUAGA, Luis Eduardo y otros - Trabajo colaborativo: "URABÁ, UN TORTUOSO CAMINO
HACIA LA PAZ Y EL DESARROLLO"

4
UNIDAD NO. 1

1. COLOMBIA AYER – HOY


 
CONDUCTA DE ENTRADA

 Desde el año 1810 y hasta el año 2010, enunciar 10 hechos que usted considere han marcado el desarrollo
histórico - social colombiano

 Según su personal apreciación, expresar en un escrito, mínimo de una página, cómo ve la actual situación de
la región de Urabá o de su municipio en cuanto a lo social, lo económico y lo político

1.1 HISTORIA SOCIAL Y POLÍTICA COLOMBIANA

Colombia, nuestra nación se configura como Estado Social de derecho durante el siglo XIX. No en un día y horas
específicas, ni por una batalla, ni porque se quebró un florero. La formación como Estado Nación de la República de
Colombia, obedeció más al proceso político – social – económico que estaba viviendo no solamente en nuestro territorio,
sino también, en toda América Latina, es más en el ámbito mundial se estaban gestando cambios particularmente
políticos y económicos, que todavía ahora, en pleno siglo XXI continúan su avance. Somos entonces la suma de muchos
procesos discontinuos, desiguales, acelerados, improvisados que dieron como resultado nuestro Estado.

Alrededor de 1815-1820 ya existía la Gran Colombia, un Estado lleno de expectativas frente a su propio futuro nacional,
con una profunda inmadurez, política e inexperiencia en el manejo de las relaciones internacionales.

Entre 1830 y 1850 se crearon los partidos políticos que con diferentes denominaciones: Centralistas y Federalistas,
gólgotas o draconianos, no eran más que los primeros pasos para la conformación de los partidos liberal y conservador.
Ni qué hablar de la economía, en un país que era (y todavía), el conjunto de muchos países por las condiciones
topográficas, era difícil saber qué y cómo producir o con quién negociar o a quién enfrentarse. Empieza entonces el
monocultivo en las grandes haciendas, consecuentemente surgen los terratenientes dueños de latifundios en donde
imponían su poder-autoridad.

¿Gobierno Central? Cómo, si las comunicaciones entre estas hermosas cadenas montañosas y valles profundos eran
casi inexistentes.Era como si el país se hubiese detenido en la edad media, en su más amplio y profundo sentido; la vida
cultural, las manifestaciones costumbristas, la cotidianidad eran dirigidas y redimensionadas por la institución católica.

Para completar el panorama, como no nos identificábamos como país nacional, hubo durante el siglo XIX guerras civiles,
que lo deterioraban cada vez más.

La segunda mitad del siglo XIX no fue más halagadora, sin embargo, política y socialmente hablando, dimos un pequeño
avance, luego de bastantes intentos, por conformarnos como Nación mediante la Constitución de 1886, aunque no
abandonamos el arte imitativo de costumbres y actos. Si miramos retrospectivamente, nuestros problemas se reducen a
la imitación; cuando todo se imita y para colmo de malesl, ninguna idea resulta y eso fue lo que nos ocurrió. El siglo XIX,
que debía crecer social, política y económicamente, se convirtió en un caos salpicado de inmaduras y malas decisiones
de la élite colombiana educada en Europa.

Fue un siglo en el que la identidad Latina-Colombiana se fue diluyendo, tanto que para las generaciones actuales ha
sido muy difícil desentrañar sus raíces. No es que esa imitación se haya dado de un momento a otro, fueron casi 5 siglos
de dominación, fue perfectamente válido que un vals se convirtiera en un pasillo o en una guabina y que el mapalé solo
pudiera vivirse en un palenque, donde estaban los inexistentes (que eran la mayoría) o que el culto al maíz
desapareciera, para ser reemplazado por el trigo.

5
Adiciónesele a lo anterior que los que iban a guiar los destinos del país, que han sido y serán los mismos (porque son de
las mismas familias) eligen para su formación la educación extranjera, particularmente la europea, entonces regresan al
país con auge creador y emprendedor, soñando con un país que en la realidad no existía y se enfrentan a
contradicciones para las que no fueron formados.

El siglo XX comenzó en Colombia en medio de una de sus mayores guerras civiles: la Guerra de los Mil Días, que duró
entre 1899 y 1902. Esta guerra, que se puede enmarcar dentro de las demás guerras civiles del siglo XIX colombiano se
agravó cuando la dirigencia liberal ordenó a sus casi vencidos ejércitos no rendirse y refugiarse en la guerra de
guerrillas.

Firmada la paz, la guerra trajo dos importantes consecuencias. El país arruinado, junto con muchas otras causas,
precipitó la separación de Panamá en 1903. Adicionalmente surge la figura del general Rafael Reyes como una
esperanza para mejorar el país.

Reyes inicia una serie de reformas, incluyendo la creación de unas Fuerzas Armadas de carácter nacional. Sus
reformas, si bien populares al principio, generaron una resistencia de la clase política que propiciaron el cierre del
congreso por parte de Reyes y la asunción de este de poderes dictatoriales.

En 1909, un año antes de que se venciera su período constitucional, y cinco años antes del vencimiento de la prórroga a
10 años otorgada a su mandato, Reyes abandona el cargo. Una reforma constitucional en 1910 prohíbe desde entonces
la participación de militares en la política, lo cual, junto con la creación de un ejército nacional y permanente marcan la
separación entre política y militares que han caracterizado a Colombia durante el siglo XX y XXI.

Entre 1886 y 1930 todos los presidentes representaron al partido conservador en lo que se conoció como la hegemonía
conservadora.

Como oposición al gobierno de Reyes y en respuesta a los sectores más reaccionarios del partido conservador se funda
el Partido Republicano el cual contaba con el apoyo de varios sectores del partido liberal, pero sus gobiernos,
entre 1914 y 1922, fueron eminentemente conservadores y en 1922 el partido conservador oficial retomó el poder.

El período entre 1910 y 1930 marcó definitivamente el ingreso de Colombia al siglo XX. De la sociedad agraria y minera,
agravada por guerras civiles que caracterizaron al siglo XIX, aunque los republicanos mantuvieron básicamente una
propuesta liberal, se diferenciaron de los liberales por promover una mayor apertura hacia las clases medias. Los
republicanos buscaron romper el monopolio del poder que ejercían los liberales,sin embargo, esto fue imposible de
lograr a través de procesos electorales. Así, el nuevo partido accedió al poder mediante una revuelta popular, en 1920.
En 1919 se funda, junto con capital alemán, Scadta, segunda aerolínea comercial en el mundo y predecesora de la
actual Avianca.

Una división del partido conservador que llevó dos candidatos a las elecciones de 1930 permitió el triunfo del partido
liberal en cabeza de Enrique Olaya Herrera. Los liberales mantuvieron el poder hasta 1946 cuando otra división, esta
vez de los liberales, permitió el regreso a la presidencia del partido conservador.

Los presidentes liberales introdujeron una serie de reformas en la vida nacional, la más importante de ellas fue
la reforma constitucional de 1936, durante la primera presidencia de Alfonso López Pumarejo. Esta reforma introduce
una serie de reformas liberales, incluido el derecho a la huelga.

El partido liberal, en el poder, busca también revancha de la hegemonía conservadora previa, sembrando algunas bases
de la posterior época de la violencia.

En 1942 López Pumarejo inicia un segundo período presidencial, pero sufre una crisis institucional y es obligado a
renunciar en 1945. La popularidad de Jorge Eliécer Gaitán lo proyecta como candidato del partido liberal y gran
opcionado para ganar las elecciones de 1946, pero el temor de la clase política lleva a Gabriel Turbay a lanzar su propia
6
candidatura. Como consecuencia los liberales pierden el poder en 1946. La división liberal permite el triunfo del
conservador Mariano Ospina Pérez a la presidencia de la república.

La proyección de Gaitán, quien se consolida como jefe único del partido liberal, sumada a la mayoría liberal en el
congreso, no permite al conservatismo desarrollar cabalmente sus políticas.

El 9 de abril de 1948, Gaitán es asesinado desatándose un levantamiento popular conocido como El Bogotazo. El
levantamiento, que buscaba forzar a Ospina a renunciar, termina fortaleciendo al presidente quien empieza a desarrollar
más y más políticas represivas.

El partido liberal no participa de las elecciones de 1950 dejando vía libre para que el conservador Laureano Gómez gane
la presidencia. Sin una oposición política legal, Gómez impulsa una serie de políticas represivas.

Una parte de la dirigencia liberal ordena a sus militantes a alzarse en armas contra la presidencia de Gómez dando lugar
a lo que se conoce como la violencia. Este período termina oficialmente el 13 de junio de 1953 cuando Laureano Gómez
es derrocado por el general Gustavo Rojas Pinilla y este ofrece una amnistía a los guerrilleros liberales.

Rojas Pinilla fue bien recibido por muchos sectores del país. Desarrolló una serie de reformas económicas y políticas,
incluyendo la creación de la televisión en Colombia y el sufragio de la mujer. Sin embargo su presidencia de facto
perseguía la libertad de expresión y fue muy laxo con los restos de violencia política, particularmente la ejercida por los
conservadores contra los liberales.

La crítica de estos casos llevó al cierre de varios periódicos y a una radicalización de la clase política en contra de Rojas.
Un paro cívico ordenado por la clase empresarial y política obligó a Rojas a renunciar el 10 de mayo de 1957.

Antes del golpe de estado de Rojas las elecciones para las corporaciones públicas (congreso, asambleas y concejos) se
realizaban cada dos años en los años impares, usualmente a mediados de marzo. Durante el gobierno de Rojas Pinilla
se dejaron de realizar las elecciones de 1957 y 1959, y después de su gobierno se reanudaron en los años pares a partir
de 1958, igualmente a mediados de marzo, de forma que empezaron a coincidir con los años de las elecciones para
presidente.

Referente a las elecciones para la presidencia, se mantuvieron en años pares antes y después del mandato de Rojas
(cada cuatro años: 1938, 1942, 1946) usualmente a principios de mayo. Las de 1950 (en las que ganó Laureano Gómez
debido a la falta de participación del partido liberal) fueron adelantadas seis meses. No hubo elecciones en 1954: Rojas
fue reelegido por la Asamblea Nacional Constituyente. Caído Rojas, las elecciones presidenciales se reanudaron en
forma normal empezando con las de mayo de 1958.

La oposición a la presidencia de facto de Gustavo Rojas Pinilla unió a dirigentes de los partidos liberal y conservador en


contra del dictador. El Liberal Alberto Lleras Camargo y el conservador Laureano Gómez firmaron el pacto
de Benidorm que da inicio al Frente Nacional.

Caído Rojas, una junta militar asume el poder durante un período de transición. En 1958 se reanudan las elecciones
democráticas, siendo elegido Alberto Lleras Camargo como el primer presidente del Frente Nacional. Por los próximos
16 años la presidencia sería alternada entre los dos partidos tradicionales, los cuales conformarían gobiernos de unidad,
repartiendo los ministerios y la burocracia entre ambos partidos.

El Frente Nacional marca el fin de la violencia partidista que aquejó a Colombia por más de un siglo. Sin embargo, el
esquema cerrado de este régimen acunó la violencia guerrillera y el conflicto armado colombiano actual.

La última elección del frente nacional enfrentaría al candidato del frente, el conservador Misael Pastrana con el ex
presidente (dictador)Gustavo Rojas Pinilla en 1970. La victoria del candidato del Frente se vio empañada por

7
acusaciones de fraude electoral, y la prueba, para muchos, de que no había otra forma que la vía armada para hacer
oposición en Colombia.

Terminado el Frente Nacional, las diferencias ideológicas entre los dos partidos tradicionales habían, prácticamente,
desaparecido y el enfrentamiento electoral empezó a desarrollarse más en el campo burocrático.

El surgimiento de las guerrillas comunistas: ELN, FARC, EPL, etc. marcó la vida política desde entonces. El surgimiento
del narcotráfico fue otro factor importante. Especialmente tras la críticas que realizó el entonces Ministro de
Justicia Rodrigo Lara Bonilla, mandado a asesinar por el entonces depuesto Representante Pablo Escobar.

En 1989, las críticas al sistema político cerrado provenían no sólo de los grupos guerrilleros o de partidos como
el comunista o la Unión Patriótica, sino que había permeado las nuevas propuestas políticas y a los grupos universitarios
(tanto de universidades públicas como privadas). Este nuevo liderazgo estaba representado en el senador y
precandidato presidencial Luis Carlos Galán, quien se perfilaba como el más probable ganador de las elecciones
presidenciales de 1990.

El asesinato de Galán, ordenado por Santofimio y ejecutado por Pablo Escobar, fue el punto culmen de la guerra
declarada por Pablo Escobar contra la extradición. En medio de este clima, un movimiento estudiantil, inspirado por el
ideario de Galán, logra la aprobación en1990 de la convocación a una Asamblea Constituyente, la cual promulgaría una
nueva constitución en 1991.

Pablo Escobar fue abatido en 1993, y con él se acaba la etapa en la cual los narcotraficantes declaraban la guerra al
estado colombiano. Pronto el Cartel de Cali sería sometido a la justicia durante la presidencia de Ernesto Samper. Esto
no representó, en ningún momento, el fin del narcotráfico.

Si bien, antes y durante el proceso de la Constituyente de 1991 varios grupos guerrilleros se habían desmovilizado,
entre ellos el M-19 (1989) y el EPL (1991); otros grupos como las FARC continuaron su lucha insurgente y, ante la caída
de la Unión Soviética, buscaron como fuente de financiamiento el secuestro extorsivo y el control de las zonas de cultivo
de coca. Más adelante empezarían a manejar directamente parte del procesamiento y tráfico de cocaína.

Por otro lado, muchos de los narcotraficantes se aliarían con grupos de autodefensa, financiando el paramilitarismo, o se
presentarían a sí mismos como paramilitares. Esta relación entre paramilitarismo y narcotráfico databa de los tiempos
de Gonzalo Rodríguez Gacha. Otros muchos narcotraficantes, principalmente los nuevos narcotraficantes, buscarían un
perfil más ejecutivo y un perfil más bajo en contraste con la ostentación de Pablo Escobar y de Rodríguez Gacha.

Los grupos de paramilitares, o bien financiados por el narcotráfico, o bien por ganaderos, empresarios, políticos o las
fuerzas armadas, se unieron a finales de los años 1990 en las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), formando
pronto una guerra de tres frentes entre el estado colombiano, las guerrillas (FARC y ELN) y las AUC.

1.2 DIAGNÓSTICO DE LA REALIDAD SOCIAL, ECONÓMICA Y POLÍTICA COLOMBIANA

"Se siente frustración al percibir en sectores de la sociedad la corrupción que corroe como un mal peor que la propia
violencia... Colombia ostenta el vergonzoso segundo lugar en Corrupción en América Latina y el tercer lugar en 52
Países". Cita en el  Periódico  el Colombiano, 30 de marzo de 2003, Pagina 2b

.En Colombia existen problemas que aún terminándose los conflictos con los grupos al margen de la ley (por la vía del
sometimiento), estos problemas continuarían; entre estos tenemos: la doble moral, el doble discurso, corrupción
legalizada, institucionalización de la mentira, El gran abismo existente entre ricos y pobres, sociedad clasista, elitista y
racista, Una clase dirigente en conspiración con los ricos: arrogantes, egoístas y opresores, discriminación étnica y
social, estigmatización y exclusión a la cual están sometidas algunas regiones por la clase dirigente nacional en su
mayoría del interior del país.

8
El fondo de los problemas del país son una cuestión de voluntad, de decisión, de cambio de actitud y mentalidad
hacia(...). Los verdaderos problemas del país no son tan materiales: Desempleo, desplazamiento, violencia, terrorismo,
delincuencia.. Estos son el reflejo de lo que hay en el fondo, Estos son la punta del iceberg de un problema
eminentemente arraigado en la mentalidad de los individuos, lo cual ha configurado un imaginario social perverso y
dañoso. De suerte que los efectos degenerativos (desempleo, desplazamiento, violencia, terrorismo, delincuencia, entre
otros) son más sentidos que los problemas que subyacen en el fondo. Nuestros verdaderos problemas están en la
mentalidad, de allí que las reglas, las leyes, los condicionamientos no han podido cambiar el perverso proceder. Con
las herramientas antes mencionadas se logrará tal vez, el sometimiento temporal del individuo, pero no su
consentimiento y voluntad para confiar en que él propenderá por el bien y por una Colombia en paz; puesto que el
problema tiene su caldo de cultivo en la mente, de donde se reproduce cada vez que tiene la oportunidad, germina en
el suelo fértil de la impunidad, la complicidad, y crece con los nutrientes que le proporciona la conspiración, la
intolerancia y el egoísmo. De manera potencial esta sociedad es inclinadamente tendenciosa a la perversidad. No es
sino que se haga la ley, para prohibir o controlar algo, cuando ya se crea la trampa; es más, en Colombia no se
aprueban leyes hasta tanto, no se hayan ideado la forma de hacer la trampa a esa ley. Hemos desarrollado toda
una industria de la farsa, la hipocresía y la falacia, somos expertos en burlar la ley sin violarla, pero en escandalizarnos
cuando lo hacen los demás y descubrir que los demás sí la violan.

Dado que el problema no es propiamente material sino mental, sería de lo más conveniente que revisemos
nuestros paradigmas, nuestros imaginarios colectivos y todos esos constructos mentales, prejuicios y preconceptos que
hemos construido en torno a los demás y para nuestro voraz apetito, esa forma de utilizar al otro solo cuando sirve a
nuestros intereses, ese doble discurso de "trabajar por los pobres" solo cuando esto posiciona el nombre en la
campaña política. Esa doble moral de organizaciones de ayuda y beneficencia de solo aportar cuando hay catástrofe y
están seguras que saldrán por la televisión. Esa doble moral de hacer las leyes para pagar impuestos y dejar una vía de
escape (elusión) para el conglomerado empresarial que se representa. Ese doble discurso de una Colombia en donde
haya la paz y se respeten los derechos humanos, y condenar a los demás al ostracismo (sálvese quien pueda) y el
darwinismo social (-si se adapta sobreviva, si no extíngase). No es de extrañar, que existan tantas formas perversas de
sobrevivir - Unos se adaptan delinquiendo con la violencia, otros se adaptan robando en el erario público, unos se
adaptan oprimiendo a los demás y se hacen ricos, otros se adaptan robando el dinero de los contribuyentes, con el cual
se hacen ricos y después los humillan, otros se adaptan siendo cómplices de delitos, otros se adaptan conspirando con
los ricos para que estos se hagan más ricos, otros se adaptan haciendo componendas en los tribunales y juzgados para
favorecer y obtener grandes sumas de dinero, unos se adaptan extorsionando, otros se adaptan secuestrando, pero ya
sea así o de otro manera, todos buscan adaptarse para poder sobrevivir en este DARWINISMO SOCIAL, al cual los ha
condicionado el sistema. - Todas estas conductas son enteramente reprochables,porque después de todo, ¿quién dijo
que robarse 1.000 millones de pesos del erario público, sea más aceptable que lo que hace un ladrón al robarse 500
millones de un banco por medio de un atraco? Toda conducta lesiva en menoscabo de un bien que no es de uno, es
altamente reprochable, sin importar el medio que se utilice o la persona que lo haga. ¿Quien dijo que es más loable la
conducta del empresario rico que no paga al asalariado, lo que este se merece por su trabajo, (en 5 años de labor
(10.000.000), que la conducta del ladronzuelo de la calle que roba 100.000 pesos? Ambas conductas son
eminentemente reprochables, pero el imaginario social condena de manera más vil al este último, y quien sale por la
cámara de televisión es el ladrón-delincuente de la calle, mientras que el adinerado rico que se
apoderó(fraudulentamente) de 10 o 15 millones de pesos asiste al cóctel con la clase empresarial y la clase dirigente, y
pretende tener autoridad moral para lanzar juicios contra el ladronzuelo de la calle, y presentarse
como paradigma moral, a quien se debe imitar. No es de extrañar que ya no sea malo robarle al  Estado, pues es
un pecado venial que se paga en una casa-cárcel, mientras que el ladronzuelo, comete un pecado capital, que paga en
uno de las mazmorras de una cárcel publica. Pero ya sea en una u otra forma como se pretenda adaptarse para
sobrevivir, si se hace fraudulentamente es perverso, no importa quién lo haga. No se pretende hacer apología
al comportamiento salvaje y perverso que muchos ponen de presente en las calles del país, pues la perversidad no se
legitima con la perversidad, ni la existencia del mal justifica la conducta maligna; pero sí es bueno dejar claro que el mal
es perverso, condenable e inaceptable, no importa si lo hace el ladrón de la calle o el Ministro del Gabinete, no importa
si lo hace el delincuente con una arma o si lo hace el eminente empresario al firmar un contrato leonino para el Estado y
para los contribuyentes. No importa si se hace en la calle del Cartucho o en el Palacio de Nariño, no importa si se hace
9
en las comunas de Medellín o en la Alpujarra, no importa si lo hace el simple y sencillo policía que es cómplice de un
negocio ilícito o si se hace en la Oficina de un Honorable Oficial de las fuerzas armadas, no importa si lo hace el
delincuente con ínfulas de político o el eminente Senador con apariencia de cordero pero con mentalidad de delincuente.
El mal es "mal" y es dañino y de ningún modo aceptable, pues esconde la verdad y crea descaro y cinismo. La
degeneración del conflicto y el aumento de los problemas en Colombia deben abordarse en la forma más profunda con
un componente eminentemente moral, y replantear muchos juicios de valores y la forma como se juzgan las cosas. Esa
doble moral que dice reconocer la diversidad e igualdad racial, cuando por otro lado se excluye, se estigmatiza, se
discrimina y en muchos casos el trabajo menos importante se les deja a etnias y clases desfavorecidas. Esa doble moral
de querer acabar con la violencia, cuando no se acaba con el caldo de cultivo. Esa forma de resolver problemas
eludiendo la causa, porque toca puntos álgidos, o porque no conviene a la clase empresarial o dirigente.
El problema reside en la mentalidad, por eso causa risa, el intento bien intencionado de reformar el Congreso (a menos
que se esté intentando una reforma moral, que no es el caso), pues la espiral de perversidad, tal como el camaleón
encontrará la forma de mimetizarse en la nueva legislación para el Congreso; la perversidad hallará de nuevo la forma
de burlar la ley sin violarla. Puede atestarse el capitolio de leyes anticorrupción, pueden la Jurisprudencia y el acervo de
la ley aumentarse más, pero hasta que no se cambie la mentalidad, y el problema se aborde con un componente
eminentemente ético, seguirá él circulo vicioso y el juego del gato y el ratón. Después de todo, ¿Quien dijo que no va
a haber disputas en las elecciones por llegar al poder? ¿De qué medios se seguirán valiendo estos expertos para seguir
figurando en el escenario?, ¿Quién dijo que se acabaron los grandes corruptos del sector privado que financian la
corrupción, la impunidad y la conspiración en el país? ¿Quién dijo que se ha acabado la manipulación al electorado, que
en muchos casos - aún con las evidencias- terminan eligiendo a "los BARRABAS"?. Aquí lo que hay es un problema de
mentalidad que no se agota en los intentos superfluos de decirle a los colombianos a través de anuncios publicitarios
que cambien – cuando los mismos que emiten esos anuncios ni cumplen con los mensajes bonitos, por cierto, pero que
en la praxis no dicen nada-, pues la acción debe ir más allá, es un asunto que debe empezar por desaprender
preconceptos, prejuicios, estigmas, sagas, y crear nuevas bases de aprendizajes y propender por nuevos imaginarios
sociales con un sentido más humano. El problema es eminentemente de mentalidad, lo demás es pura consecuencia.
Hace muchos siglos Salomón dijo: "Tal como es el hombre en su pensamiento, así es él".

Cuando se piensa que las cosas en Colombia van a cambiar, sin un cambio de mentalidad y paradigmas, y sin un
verdadero y profundo replanteamiento de los aspectos éticos y morales en la clase dirigente y empresarial, y
una tolerancia por parte de los grupos rebeldes y al margen de la ley, es claramente una forma de engañarnos a
nosotros mismos. Ni aún con la legislación más adecuada, se logrará que esto cambie, a menos que los asociados
(Colombianos que conformamos el Estado) deseemoscambiar de mentalidad y actitud. Pero como queremos que los
demás cambien sin nosotros haber cambiado, damos por sentado que operamos bien y estamos comportándonos bien.
Bajo el disfraz, los buenos SOMOS MÁS, nos escudamos, creyendo, no se sabe si ingenua o ignorantemente que los
malos son apenas los que matan, secuestran, extorsionan, los que roban en las calles, los que hacen terrorismo de
fusil..., pero olvidando que con mil millones de pesos (que es cosa menuda robárselos, aquí en Colombia)
tranquilamente se podría resocializar a gran cantidad de delincuentes, terroristas y ladrones de la calle. Se olvida que
entidades como Caprecom, Telecom., Foncolpuertos, Seguro Social entre otras, que han sido asaltadas y robadas han
generado problemas que difícilmente se resolverán en muchos años, y que muchos de los que salen a aclamar "LOS
BUENOS SOMOS MAS", participaron directa e indirectamente de eso. Es tanto la degradación que en Colombia para
ser bueno solo se necesita no aparecer en un listado de delincuente, no aparecer en las cámaras de televisión ni en las
páginas de los periódicos (como sospechoso), y no ser catalogado como terrorista, así se robe la financiación de la
educación en todo un departamento, así se robe la financiación de la salud de 500.000 beneficiarios del SISBEN, así
sea cómplice del más grande robo de la historia del país, no importa, si no hace terrorismo de fusil... o es delincuente de
la calle, no se preocupe usted, porque es que LOS BUENOS, QUE DIZQUE SOMOS MAS. ¿No hay aquí una urgente e
inaplazable necesidad de replantear valores?

Se habla de paz, ¿qué es paz? ¿ Acaso es paz el hecho de que haya un pequeño grupo de ricos y clase dirigente
dándose la mejor vida, mientras una gran mayoría de colombianos están sumidos en la exclusión, la humillación, el
abandono, el ostracismo, pero deben permanecer sumisos? ¿Se puede llamar paz, a eso de que ciertos grupos
sociales y raciales no pueden acceder a los altos cargos del Estado?. Hasta que no se logre poner de acuerdo la
voluntad de la nación en torno a un sentimiento de equidad y dignidad humana de todos los colombianos, y que además
10
eso se negocie y pueda garantizarse, no habrá paz en Colombia. Debe haber un momento cuando nos sentemos a
hacer un pacto nacional por la supervivencia de este país. Gran parte de los ricos en su mayoría deben reconocer que
se han acumulado tantas riquezas del erario publico provenientes de toda suerte de manejos con el dinero de los
contribuyentes, la clase dirigente debe entender que todos los asociados, sin exclusión de raza, sexo, condición política,
religiosa, social y económica tienen derechos a conducir y construir al más alto nivel los destinos de la nación (teniendo
las competencias). Es necesario un pacto nacional: en el que todo colombiano sea sincero, y realmente diga en qué país
quiere vivir, y se deje claro el sacrificio equitativo y proporcional que corresponde hacer a cada grupo social. Solo un
replanteamiento de los valores y una consideración del ser humano con todos sus derechos nos dará el punto de partida
para lograr la paz, o al menos convivir en la diferencia, y respetar los valores más elementales

Jose Fredys Rivas Quinto

EJERCICIO:

 Elaborar un cuadro sinóptico del punto 1.1


 Continuar el relato histórico social y político de Colombia con los hechos más significativos de la historia de
Colombia ocurridos entre los años 2000 y 2016.
 Identificar cinco hechos ( positivos o negativos) que hayan ocurrido en la región de Urabá entre los
años 2000 y 2016 y que hayan afectado la vida de la región en las dimensiones indicadas en el
cuadro:

HECHOS CONSECUENCIAS
EN LO SOCIAL EN LO ECONÓMICO EN LO POLÍTICO
1.

2.

.
4.

5.

11
UNIDAD 2

2. PROBLEMÁTICA SOCIAL COLOMBIANA

CONDUCTA DE ENTRADA

 ¿ Qué hechos de la historia de la violencia en Colombia y cómo, le han afectado directa o


indirectamente a usted o a su familia o parientes ?
 ¿ Cuáles son los cinco problemas sociales o conflictos más graves que afectan la vida en
la subregión de Urabá y por qué

2.1 LA VIOLENCIA EN COLOMBIA

Entre los años 1930 y 1953, se da la etapa de la historia colombiana caracterizada por el enfrentamiento armado entre
los dos partidos políticos tradicionales, el liberal y el conservador.

Para comprender el fenómeno de la violencia, es preciso distinguir las etapas de su desarrollo:

 De 1930 a 1946, también conocida como el periodo de la violencia incipiente. Esta primera fase, producida
inicialmente por el ascenso del liberalismo al poder, estuvo caracterizada por las disputas regionales entre liberales y
conservadores por el control de los cargos públicos. El conflicto de estos años, aunque estuvo apenas circunscrito
geográficamente a la zona de los Santanderes y Boyacá, con algunas resonancias en otros departamentos, evidenció
altos índices de violencia. En tan sólo dos años, en aquellas regiones, las cifras reportan un índice superior a los mil
muertos.

 De 1946 a 1953, mucho más generalizada que la fase anterior. “Inicialmente, esta fase de la violencia se
distinguió muy poco de las luchas por los cargos públicos, y las pugnas electorales típicas de la contienda colombiana
desde el siglo XIX. Sin embargo, tres hechos cambiaron el curso de la violencia partidista e intensificaron, de manera
considerable, sus repercusiones: el asesinato del liberal Jorge Eliécer Gaitán en abril de 1948, la creación de grupos
paramilitares compuestos por civiles conservadores y armados por sectores de los gobiernos departamentales”, y la
conformación de grupos guerrilleros liberales desde finales de los años cuarenta.

 El ascenso del partido liberal al poder en 1930, produjo descontento en amplios sectores del partido
conservador y la Iglesia. En departamentos como los Santanderes, Boyacá y Antioquia, los conservadores decretaron la
desobediencia civil, se opusieron al nombramiento de alcaldes liberales y promulgaron el desconocimiento al nuevo
gobierno. Los liberales por su parte, iniciaron el desmonte de la maquinaria conservadora hasta entonces enquistada en
los gobiernos locales. Para ello, a través de un proceso de liberalización, remplazaron a los alcaldes, policías y otros
funcionarios de tendencia conservadora, por miembros pertenecientes al partido liberal.

En estas circunstancias, el temor por la perdida de los cargos administrativos, la transformación del poder local en
beneficio del liberalismo, condujeron al enfrentamiento armado.

 Una de las regiones más afectadas durante esta primera etapa de la violencia, fue la provincia santandereana
de García Rovira. Allí, la liberalización de los cargos públicos, el nombramiento de alcaldes liberales en zonas
conservadoras, la conformación de guardias cívicas al servicio del liberalismo, los odios partidistas y otros factores
revestidos por la política, originaron enfrentamientos que, generalmente, culminaron con muertes de lado y lado.

12
Aunque los brotes de violencia de la década del treinta intentaron ser controlados estos se hicieron continuos, tanto así
que el gobierno de Olaya Herrera se vio precisado a establecer políticas de pacificación que iban desde la recolección
de armas, hasta la militarización de regiones completas.

 El regreso del gobierno conservador y la segunda ola de violencia

La elección de Mariano Ospina Pérez en 1946 llevó, inicialmente, a


un fenómeno de violencia rural similar al ocurrido cuando Enrique
Olaya Herrera llegó a la presidencia. Sin embargo, debido a los
brotes de violencia generados con el asesinato de Gaitán, las
frecuentes persecuciones de bandas al servicio de los partidos, entre
los que figura la policía conservadora chulavita, y desde luego, las
ya tradicionales fricciones entre miembros de ambos partidos,
contribuyeron para que el conflicto se generalizara en todo el país.
Para finales de 1949 la violencia que azotaba al país era recurrente.
Se tornó aún más aguda cuando el líder conservador Laureano
Gómez asumió la presidencia en 1950. El nuevo mandatario
implantó un régimen dictatorial que condujo a una abierta
persecución contra todo individuo que no respaldara políticamente al
gobierno conservador. Se estableció la ley marcial y el toque de queda, y la
violencia en el campo, orientada por adherencias partidistas, tomo visos
claros de guerra civil
 Manifestaciones y regionalización de la violencia
Durante los años que enmarcan el periodo de la violencia, se cometieron actos atroces: torturas, masacres, incendios,
homicidios de familias completas, quemas de graneros y destrucción de sementeras. Las zonas afectadas por esta ola
de violencia fueron, principalmente, Cundinamarca, Tolima, los Santanderes, Quindío, Boyacá, Antioquia y el norte del
Valle. Sin embargo, es preciso mencionar que en cada una de estos departamentos, la violencia adquirió matices
propios. Simultáneamente con estos conflictos, en algunas zonas del país como el sur del Tolima, los Llanos Orientales,
el Magdalena medio y el suroeste antioqueño, se gestaron enfrentamientos entre el ejército y las guerrillas de tendencia
liberal, que surgieron como respuesta a los intentos hegemónicos del gobierno conservador de los años cuarenta. Entre
los líderes más destacados de estas guerrillas figuran: Guadalupe Salcedo, en los Llanos Orientales; Juan de la Cruz
Varela, en la región del Sumapaz y Juan Franco en el suroeste antioqueño. Bajo las órdenes de estos hombres, las
guerrillas alcanzaron un alto grado de organización, desarrollaron un ideario político y se impusieron notablemente en
las regiones que controlaron. Fue tal la presión que ejercieron estos grupos armados, que el gobierno se vio forzado a
iniciar conversaciones de paz en 1953.

 Tras la caída del gobierno de facto del General Rojas Pinilla el 10 de mayo de 1957, se inició un período de
reconciliación con la consolidación del sistema de gobierno llamado Frente Nacional, que duró unos 16 años. Esta etapa
de la vida política de Colombia fue muy singular. El poder fue compartido de manera paritaria entre liberales y
conservadores, que alternativamente asumían el poder y se dividían los cargos administrativos, en un empeño por
mantener una estabilidad que permitiera el desarrollo económico y social. Durante esta etapa de la vida nacional, los
grupos de resistencia armada aliados con el partido liberal se desintegraron y depusieron las armas, tras lo cual se
concedieron amnistías. Las fuerzas armadas recuperaron el control del uso de la fuerza y empezaron a combatir a los
nuevos grupos disidentes armados que se formaban en las zonas rurales  La movilización de los grupos revolucionarios
en los años sesenta y la reanudación de la violencia coincidió con la implementación de un sistema político cerrado a
través del Frente Nacional, que concedía el poder político y las oportunidades políticas únicamente a los dos partidos
tradicionales. Los movimientos revolucionarios que se crearon tenían fundamentos morales, políticos e ideológicos. La
revolución cubana también influyó en los nuevos movimientos. Algunos de los movimientos guerrilleros revolucionarios
que se formaron en los años sesenta siguen activos hoy, por ejemplo, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia (“FARC”) y el Ejército de Liberación Nacional (“ELN”). En esta etapa surgieron otros grupos, incluido el
13
Movimiento 19 de Abril (“M-19”) el Ejército Popular de Liberación (“EPL”), la Autodefensa Obrera (“ADO”), el grupo
Ricardo Franco y el grupo guerrillero indígena Quintín Lame.

 Al mismo tiempo, el fracaso de los acuerdos de paz y de las amnistías que siguieron a la formación del sistema
de Frente Nacional para alcanzar a todos los habitantes de la campaña permitió el desarrollo de un nuevo tipo de
violencia. Este nuevo tipo de violencia se denomina “bandolerismo”. Cuando este tipo de violencia alcanzó proporciones
críticas en 1964, “había más de 100 bandas activas, constituidas por grupos de campesinos armados que, más o menos
organizadamente y desconociendo los acuerdos de paz entre las directivas oficiales de los partidos tradicionales,
prolongaron la lucha bipartidista”.

 El narcotráfico también empezó a incidir decisivamente en la vida nacional colombiana durante este período. El
comercio de la droga empezó con el auge de la marihuana, que generaba violencia, en particular en la Costa Atlántica. A
ello siguió la producción y el tráfico de cocaína, con lo que se consolidó el narcotráfico. Esta consolidación trajo a
Colombia la violencia inherente a esa actividad. También determinó el enfrentamiento violento entre el Estado y los
narcotraficantes, en particular el tristemente célebre Cartel de Medellín, incluido Pablo Escobar. Este enfrentamiento
incluía el asesinato político y otros actos de violencia y terrorismo que cometían los grupos de narcotraficantes contra el
Estado como medio para controlar la política y la acción del Estado en los asuntos vinculados al comercio de la droga.

 Al mismo tiempo que los grupos armados disidentes empezaron a tomar fuerza en los años sesenta y setenta,
se elaboró al interior del Estado una doctrina de seguridad nacional. A esta altura también se afianza el fenómeno de los
paramilitares.

  El decreto 3398, aprobado como parte del estado de emergencia declarado en 1965, fue convertido en legislación
permanente por la Ley 48 de 1968. Esta ley autorizó la creación de patrullas civiles que recibían del Ministerio de
Defensa armas de uso privativo de las fuerzas de seguridad del Estado.

 A fines de los años setenta y en los ochenta, se fortalecieron los grupos paramilitares de autodefensa
vinculados a los sectores económicos y políticos en las diferentes zonas del país. Estos grupos, patrocinados o
aceptados por sectores de las Fuerzas Militares, buscaban defender los intereses de algunos individuos o grupos
mediante la violencia. En gran parte fueron creados como reacción contra la violencia de las zonas rurales del país, con
frecuencia incluyendo secuestros extorsivos. Procuraban combatir a los grupos armados disidentes que se habían
formado, pues éstos eran responsables de la mayoría de estos secuestros y de otros actos de violencia. Además, los
grupos armados disidentes empezaron a aplicar un impuesto de guerra, denominado “vacuna”, con lo que amenazaban
la situación económica de muchos terratenientes medianos y grandes y a la agroindustria del país.
Los paramilitares tenían pues una motivación contrainsurgente. Como resultado de ello, establecieron lazos con el
Ejército colombiano.

Durante ese período, los grupos paramilitares también establecieron estrechos lazos con las organizaciones de
narcotraficantes. Al ampliarse y tornarse más lucrativo el comercio de la droga, muchos de sus protagonistas se
transformaron en terratenientes y en dirigentes de otras empresas económicas. Procuraban defender el negocio de la
droga y sus intereses económicos frente a los actos violentos de extorsión y expropiación que llevaban a cabo los
grupos armados disidentes en contra de sus intereses. Empezaron a financiar y respaldar a los grupos paramilitares. Es
así como, por ejemplo, se formó un nuevo grupo en el Magdalena Medio, en 1981, con el nombre de “Muerte a
Secuestradores” (“MAS”). El grupo fue fundado por narcotraficantes en represalia por el secuestro realizado por el M-19
de la hermana de varios miembros del Cartel de Medellín. De manera que una serie de fuerzas e intereses convergían
para dar especial fuerza a los grupos paramilitares. Los grupos empezaron a llevar adelante acciones de “limpieza” en
varias regiones del país, a eliminar a los grupos armados disidentes y a sus simpatizantes para despejar el camino a los
principales terratenientes y a otros hombres de negocios. Finalmente, el fenómeno de los paramilitares adquirió tal grado
de violencia y descontrol que el Gobierno colombiano y el Ejército se vieron obligados a actuar para afirmar su control.

14
 A fines de los años ochenta y particularmente durante la administración del Presidente Virgilio Barco, el Estado
colombiano empezó a imponer restricciones legales a las actividades de los grupos paramilitares y eventualmente los
declaró ilegales. El rechazo legal de los grupos paramilitares fue confirmado por una decisión de la Corte Suprema que
declaró inconstitucionales las normas jurídicas por las que se establecían los grupos paramilitares. Análogamente, el
Consejo de Estado sostuvo que los individuos que poseían armas de guerra debían devolverlas al Ejército colombiano.
Pese a las prohibiciones legales, los grupos paramilitares siguen existiendo en Colombia, aunque sin el apoyo legal de
que gozaban antes de 1989. En general, estos grupos se han alejado de las actividades del narcotráfico, aunque los
ataques de paramilitares contra funcionarios judiciales que investigan delitos de la droga demuestran que en algunos
casos todavía existe esa conexión. Se calcula que en 1997 los paramilitares fueron responsables de aproximadamente
el 60% de las muertes violentas de carácter político en Colombia.

También a partir de los años ochenta, sucesivos gobiernos colombianos se empeñaron en negociaciones de paz con los
distintos grupos disidentes armados. A comienzos de los años noventa concluyeron las negociaciones de paz con el
M-19, el EPL y el Quintín Lame y varios miles de integrantes de esos grupos fueron desmovilizados. Sin embargo, esta
desmovilización, en particular en el caso del EPL, no fue completa. Las FARC y el ELN no se desmovilizaron y siguen
operando.
 En los últimos veinte años, el crimen organizado también ha tenido incidencia extraordinaria en la vida nacional
colombiana, afectando todos los aspectos de la sociedad, inclusive el proceso electoral y el sistema judicial. Los
movimientos disidentes armados han creado una confusa combinación de alianzas y de choques simultáneos con otros
protagonistas de las organizaciones delictivas. Los grupos disidentes armados también han establecido lazos con el
narcotráfico, conforme a lo cual con frecuencia aplican un impuesto contra los productores de la droga y sus
transportadores a cambio de proteger su actividad. Como resultado de esta participación en actividades de extorsión,
secuestro, homicidio y narcotráfico, los grupos disidentes armados han perdido buena parte de su credibilidad e
influencia ideológicas en los últimos años.

2.2 FLAGELOS DE LA SOCIEDAD COLOMBIANA

Muchos son los flagelos que afectan la vida de los colombianos, pero vamos a hacer referencia sólo a los más
significativos

 ANALFABETISMO

Se define analfabetismo como la falta de instrucción elemental en un país, referida especialmente al número de sus
ciudadanos que no saben leer ni escribir.

EN GENERAL EL CONFLICTO ARMADO, Y LA POBREZA


SON LOS FACTORES QUE ALEJAN A LOS NIÑOS y TAMBIEN A LOS ADULTOS DE LAS AULAS,

En este mundo de la globalización en donde las tecnologías nos llevan más allá de la imaginación humana, parece
mentira ver que hay una gran franja de población que ignora las prácticas elementales de la lectura y la escritura,
aquellos que la gente cree que ya desaparecieron: los analfabetas. Es de no creer que con una sociedad tan
desarrollada todavía podamos encontrar analfabetas, resulta irónico y peor aun, no han podido disminuir en los últimos
12 años. En el planeta hay 1000 millones de personas analfabetas. En América hay 34 millones de analfabetas
absolutos. En Colombia hay más de tres millones y medio de compatriotas entre los 15 y 24 años que no saben leer ni
escribir, pero este número puede aumentar ya que las estadísticas del DANE no han tenido en cuenta a los menores de
15 años, ¿acaso ellos no cuentan?. 

Entidades internacionales, como la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), han reconocido el esfuerzo sin
precedentes en esta materia, que lidera el Ministerio de Educación Nacional y cinco organizaciones alfabetizadoras.

15
En Colombia, el programa contra el analfabetismo funciona en 29 departamentos, con base en cinco modelos: Caja de
Compensación Familiar Cafam (el de mayor tradición) - Fundación Transformemos - ABC en Español - A-Crecer y
Geempa.

El foco del programa es buscar a quienes han tenido que abandonar el sistema escolar por desplazamiento forzado,
vinculación a grupos armados y pobreza extrema.

Las principales beneficiarias son las personas en edad productiva, sobre todo jóvenes mayores de 14 años.
Sin embargo, la mayor preocupación está en la corta duración de los programas y en la falta de capacitación adicional,
por ejemplo, en competencias laborales.

"Es urgente garantizar la formación posterior, revisar la duración de los cursos y dejar de pensar en la alfabetización
como un fin", afirma Francisco Huerta, secretario general del Convenio Andrés Bello, que apoya el Programa Nacional
de Alfabetización.
Además, preocupa el alto número de analfabetos que se concentran en grandes ciudades, como Bogotá, donde viven
258.000 de ellos, y en Chocó y La Guajira.

La meta nacional para el 2010 era contar con un millón de analfabetos menos,

 DESEMPLEO

Se define desempleo como el paro forzoso o desocupación de los asalariados que pueden y quieren trabajar pero no
encuentran un puesto de trabajo.

En las sociedades en las que la mayoría de la población vive de trabajar para los demás, el no poder encontrar un
trabajo es un grave problema. Debido a los costes humanos derivados de la privación y del sentimiento de rechazo y de
fracaso personal, la cuantía del desempleo se utiliza habitualmente como una medida del bienestar de los trabajadores.

El número de personas que realizan trabajos ocasionales, que no corresponden a sus capacidades, son mal
remuneradas, carecen de seguridad social o forman parte de la economía informal,

En el trimestre octubre - diciembre de 2010, la rama de actividad que concentró el mayor número de ocupados fue
comercio, restaurantes y hoteles con el 26,6% del total de empleados, es decir que 5.263.000 personas estaban
vinculadas en este campo.
Le siguieron en importancia el sector de servicios comunales, sociales y personales y en tercer lugar la industria
manufacturera los cuales ocuparon respectivamente a 3.770.000 y 2.663.000 colombianos. Sin embargo, según el
DANE, el desempleo nacional bajó y se situó en el 2010 en 11,8%, levemente inferior al 12,0% registrado en igual
periodo 2009.

La población ocupada en el total nacional, durante el año 2010, ascendió a


19.215.000 personas, el número de personas desocupadas fue de 2.562.000
y los colombianos inactivos sumaron 12.938.000.

La ciudad de Cali registró un índice de desempleo de 12,9% en el trimestre


octubre - diciembre de 2010 y de 13,7% durante todo el año pasado, una cifra
que presentó un leve alza frente al 2009 cuando la tasa llegó a 13,6%..

Quibdó y Pereira fueron las ciudades con mayores problemas de desocupación en el país, lo mismo que Ibagué,
Manizales y Cúcuta. Mientras tanto Bogotá logró el mejor comportamiento con una tasa de 8,6% en el trimestre.

16
 DESPLAZAMIENTO

Según La ley 387 de 19971 se define como desplazada a toda persona que se ha visto forzada a migrar dentro del
territorio nacional, a abandonar su localidad de residencia y las actividades económicas habituales porque su vida, su
integridad física, su seguridad o libertad personal han sido vulneradas o se encuentran directamente amenazadas.

Las razones que conducen al desplazamiento son:


 conflicto armado interno,
 disturbios y tensiones interiores,
 violencia generalizada,
 violaciones masivas de los derechos humanos,
 infracciones al Derecho Internacional Humanitario u 
 otras circunstancias emanadas de las situaciones anteriores que puedan alterar o alteren drásticamente el
orden público

MÁS DE 4 MILLONES DE PERSONAS, EN SU MAYORÍA

MUJERES, NIÑAS Y NIÑOS, HAN VIVIDO SITUACIONES
DE DESPLAZAMIENTO MASIVO, UNIFAMILIAR O
INDIVIDUAL DESDE 1985 EN LO QUE CONSTITUYE UN
REACOMODAMIENTO SOCIAL Y DEMOGRÁFICO
PROFUNDAMENTE MARCADO POR LA VIOLENCIA

Muchas de estas personas son campesinos pobres, indígenas,


afrocolombianos y, más recientemente, pobladores urbanos
cuyos derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales son vulnerados de manera masiva y sistemática. Un
proceso sostenido que aumenta o disminuye de acuerdo con las dinámicas de la guerra, con la consolidación de
hegemonías político militares en las regiones o con el agotamiento demográfico en regiones en las que ya no hay a
quien desplazar.

Según el informe anual de la ONG Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (Codhes )la violencia
de grupos irregulares y política-social provocó el desplazamiento de al menos 280.000 personas en Colombia en 2010.

“ Al menos 32,7%, equivalente a 91.499 personas, fueron desplazadas en 17 de los 32 departamentos del país y en
zonas que el gobierno consideró como limpias de grupos paramilitares. Pero la realidad es que el paramilitarismo sigue
siendo una lamentable realidad en el país, ya sea (que se les llame) bacrim (bandas criminales) o neoparamilitares. Aún
se carece de los datos consolidados sobre cuáles grupos armados ilegales fueron responsables del desplazamiento en
2010, pero la información preliminar indicó que eran esos nuevos paramilitares, seguidos por las guerrillas y en tercer
lugar la fuerza pública “

La tendencia a desplazar a pobladores de sus regiones corresponde a la misma estrategia que se ha denunciado del
paramilitarismo y la guerrilla desde inicios de los 90: despojar de tierras a los moradores de distintas zonas del país con
el fin de enriquecerse, facilitar el tráfico de drogas y copar las instituciones políticas regionales.

1
Constitución Política Colombiana.
17
Tras la entrega de armas de más de 30.000 paramilitares en una negociación con el gobierno a partir del 2003, algunos
de esos hombres se han rearmado y siguen delinquiendo porque ‘no van a soltar tan fácil el botín logrado en la guerra
sucia de los paramilitares en los 90’ ". ( Director de Codhes, Jorge Rojas)
El gobierno tradicionalmente admite el desplazamiento forzado de personas en el país, pero sus cifras están por debajo
de las de Codhes, que hace sus mediciones con base en reportes propios en las regiones y contrastando sus datos con
informes de prensa y los de comisiones eclesiásticas.

Desde hace más de dos años, activistas y autoridades están sumergidos en un debate sobre si grupos ilegales llamados
por la policía nacional como "Los Urabeños", "Los Paisas, "Los Rastrojos", entre otros, son o no los mismos
paramilitares que entregaron armas a inicios de década o son un fenómeno de criminalidad común y de narcotráfico,
como sostiene el gobierno.

 POBREZA

Se define como pobreza a la circunstancia económica en la que una persona carece de los ingresos suficientes para
acceder a los niveles mínimos de atención médica, alimento, vivienda, vestido y educación.

El problema de la pobreza para América Latina y en particular de Colombia ha tomado dimensiones que sobrepasan la
tenue mirada que ve a este flagelo como un simple problema de ingreso ,de exclusión, de faltante de bienes materiales.
Estas aproximaciones aun no han tocado la médula de tan grave conflicto , y es así como instituciones nacionales, y del
gobierno mismo, como también de particulares, dolientes de este problema, han asumido el flagelo de la pobreza y
miseria desde un ámbito meramente existencialista y franciscano.

De acuerdo con la Misión para el Empalme de las Series de Empleo, Pobreza y Desigualdad, Mesep, que convocaron el
Dane y Planeación Nacional para actualizar las cifras de pobreza y desigualdad en Colombia, en el país más del 46% de
la personas vive en condiciones de pobreza y el 17% vive en la calle.Es decir, 20,5 millones de colombianos son pobres
y 7,9 millones, indigentes. Según las estadísticas hasta junio de 2006, la pobreza y la indigencia eran de 45,1 y 12 por
ciento respectivamente.

En Colombia se considera que un hogar está en condición de pobreza cuando, estando conformado por cuatro
personas, tiene ingresos inferiores a un millón 100 mil pesos mensuales. En cuanto a la indigencia (pobreza extrema),
se hace referencia a los hogares que no tienen ingresos suficientes para comprar una canasta básica de alimentos, que
en el país se estima que cuesta 450 mil pesos para cuatro integrantes.

Para el Pnud, las metas del Gobierno, frente al tema, que eran de cifras de pobreza del 28% en 2015, no será posible
cumplirlas.

"Será muy difícil que se cumpla con la meta en pobreza e indigencia. Es necesario redoblar esfuerzos para mejorar los
actuales indicadores" (César Caballero - Coordinador del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud).

Según el Pnud, 48 de cada 100 colombianos seguirán pobres en el año 2011, mientras que la meta en 2015 es que sólo
sean 28 de cada 100 habitantes.

"El problema es que este informe y cifras se obtuvieron antes de la crisis económica. Si el desempleo sigue en aumento
al igual que la informalidad, es probable que la situación sea aún peor" (Caballero.)

Teniendo en cuenta los recursos asignados en los planes de desarrollo, los departamentos con mejor perspectiva al año
2011 son Santander, Cesar, Cundinamarca, Boyacá, Tolima y Antioquia.
La Asociación Nacional de Instituciones Financieras, Anif, tampoco cree que la meta se cumplirá en 5 años, incluso
asegura que para esa fecha los pobres en el país serán el 50 por ciento. "La meta de 28 por ciento para el 2015 luce
casi inalcanzable, pues implicaría una reducción de cerca de 22 puntos porcentuales en tan sólo cinco años (2010-

18
2015). Para lograrlo sería necesario enderezar las políticas públicas en lo referente a una reducción de los parafiscales
y replantear los programas asistencialistas del Gobierno Nacional.

Si nos fijamos en los colombianos que viven en el campo, el cuadro es aún más inquietante: 65 de cada 100
colombianos que habitan las zonas rurales viven en lo que se conoce como parámetros de pobreza, al paso que los
pobres que viven en las ciudades son 39 de cada cien. O sea, la brecha de pobreza entre lo urbano y lo rural sigue
ampliándose.

“ Asunto grave es la desaceleración de la economía, que trae consigo incremento de la desocupación y el deterioro de
la calidad del trabajo, lo cual incide negativamente en el comportamiento de la pobreza y de la pobreza extrema, y
refuerza la concentración del ingreso, a no ser que la política social sea capaz de contrarrestar esos dos lastres de la
economía y la sociedad colombiana" (Jorge Iván González, director del Centro de Investigaciones para el Desarrollo
(CID), de la Universidad Naciona)

 DESNUTRICION:

La desnutrición es un trastorno de la alimentación caracterizado por retardo pondoestatural en relación al peso y talla
esperados para la edad, acompañado por otros trastornos.

El perímetro cefálico  durante los tres primeros años de vida es buen indicador del crecimiento y del estado de
nutrición. Para distinguirla se la clasifica según el déficit en leve o de grado 1, moderada o de grado 2 y grave o de grado
3. Esto vincula el peso con la edad en los menores de 12 meses y relaciona peso con talla  en los mayores de 12
meses:
 Desnutrición Leve o Grado 1: Déficit del 10 al 25 %
 Desnutrición Moderada o Grado 2:  Déficit del 25 al 40 %
 Desnutrición Grave o Grado 3: Déficit mayor del 40 %

La desnutrición es considerada una enfermedad de interés en salud pública, sus consecuencias a corto y largo plazo
afectan la salud y la calidad de vida de quien la padece. Los escolares de familias de bajos ingreso están a menudo mal
alimentados y presentan signos de malnutrición, incluyendo índices antropométricos por debajo de los promedios
nacionales, con baja talla o insuficiencia ponderal para la estatura y poca grasa subcutánea, aunque sin síntomas
suficientes para justificar su asistencia a un servicio de salud .
.
Al menos cinco mil niños mueren año por desnutrición en Colombia, según un informe de la Unicef y Bienestar Familiar.
De acuerdo con ese estudio, de cada cien niños, 12 están desnutridos y ocho pesan menos de lo que deberían pesar. 

Sin embargo no hay un criterio unificado en cuanto al número de niños que mueren anualmente en Colombia por causa
de la desnutrición: Hay quienes hablan de 20.000, otros dicen que 15.000 y un estudio de la Universidad Externado de
Colombia dice que tres niños mueren diariamente en Colombia por tal causa.

Sea cual fuere el número, el solo hecho de que un niño muera por desnutrición ya es algo muy grave. Resulta
absolutamente injustificable que, ya sea por pobreza, miseria, falta de presencia oportuna del Estado o por causa de la
corrupción, que se engulle mucho de lo que debería llegar a la boca de los menores con hambre, tantos inocentes
paguen con su vida

La desnutrición infantil es un problema que va más allá de la necesidad de alimentar a los menores. Inicia desde los
malos cuidados a la mujer en embarazo, que generan una cadena de conflictos en el desarrollo del niño. En algunas
ocasiones, terminan en la muerte

Donde está más grave la situación es en Chocó, Caldas, Boyacá, Casanare, Guajira, Nariño, Cesar, Cauca y Amazonas.

19
 ALCOHOLISMO

El alcoholismo es una enfermedad crónica y habitualmente progresiva producida por la ingestión excesiva de alcohol
etílico, bien en forma de bebidas alcohólicas o como constituyente de otras sustancias. La OMS define el alcoholismo
como la ingestión diaria de alcohol superior a 50 gramos en la mujer y 70 gramos en el hombre (una copa de licor o un
combinado tiene aproximadamente 40 gramos de alcohol, un cuarto de litro de vino 30 gramos y un cuarto de litro de
cerveza 15 gramos). El alcoholismo parece ser producido por la combinación de diversos factores fisiológicos,
psicológicos y genéticos. Se caracteriza por una dependencia emocional y a veces orgánica del alcohol, y produce un
daño cerebral progresivo y finalmente la muerte.

No es de desconocimiento público que el alcoholismo es una de las mayores fuentes de riqueza de nuestro país. El
fútbol, las reuniones sociales, las fluctuaciones emocionales, se encuentran enmarcadas en un ámbito donde el
consumo de alcohol es “obligatorio” para el buen esparcimiento y la diversión.

Difícilmente un carnaval colombiano, sin distinción de la región donde se realice, puede llevarse a cabo con la ausencia
del licor y a punta de festejos y otras excusas más. Lo cierto es que el pueblo colombiano se acostumbró a la bebida,
tanto así que ocupa el tercer puesto como consumidor de alcohol en América Latina, después de Chile y Brasil, con un
gasto promedio de 500 mil pesos anuales por habitante, según una encuesta de consumo latinoamericano publicada .

El alcoholismo es uno de los más graves males de nuestra sociedad.

El consumo excesivo de alcohol es una de las causas más frecuentes de transgresiones sociales como violaciones y
riñas, práctica de sexo sin medios de protección, abandono familiar y laboral. Se vincula mundialmente con el 50 % de
las muertes ocurridas en accidentes de tránsito y el 30 % de los homicidios y arrestos policiales. Reduce de 10 a 15
años la expectativa de vida y determina el 30 % de las admisiones psiquiátricas y el 8 % de los ingresos por psicosis.
También se ha responsabilizado con casi la mitad de los condenados por faltas y delitos tan graves como asesinatos. En
este medio se relaciona con la tercera parte de los hechos delictivos y violentos y entre el 20 y el 25 % de las muertes
por accidentes

El Ministerio de la Protección Social, del pasado gobierno, en virtud de los principios de necesidad, oportunidad y
suficiencia, convocó desde la salud pública la unidad de la acción del Estado en una iniciativa que comprometió a los
sectores asociados a la movilidad, convivencia ciudadana y seguridad, y a los sectores educación, cultura y desarrollo
social para construir nuevas capacidades humanas, sociales e institucionales aplicadas a la protección de la vida en
ambientes de consumos abusivos de alcohol.

El gobierno nacional venía observando con preocupación la recurrencia del consumo abusivo de alcohol y sus
relaciones con la problemática de la accidentalidad vial, violencia cotidiana y la criminalidad. El programa PACTOS
POR LA VIDA, SABER VIVIR/SABER BEBER-CONSUMO SEGURO del Ministerio de la Protección Social pretende ser
parte de las iniciativas que propugnan el transformar la cultura actual de consumo de alcohol en el país; contribuir a
crear una nueva capacidad de autorregulación y regulación social, y dotar al estado colombiano de nuevos instrumentos
normativos para disminuir los daños y minimizar los riesgos que se asocian al consumo inmoderado de alcohol, entre la
población mayor de 18 años que bebe y va a seguir bebiendo, convirtiendo a esta población, objetivo de la política
pública. El programa PACTOS POR LA VIDA se enmarca dentro de la política pública de Reducción del Consumo de
Sustancias Psicoactivas, en los ejes de la prevención y la mitigación del daño, y desarrolla los principios contenidos en
el Plan Nacional de Salud Pública

En desarrollo de esta estrategia se expidió el decreto 120 de enero de 2010 cuyo objeto es “Proteger al menor de edad y
a la comunidad en general de los efectos nocivos del consumo de bebidas alcohólicas y establecer medidas tendientes a
20
la reducción del daño y la minimización del riesgo de accidentalidad, violencia cotidiana y criminalidad asociada al
consumo inmoderado de alcohol”.

 TABAQUISMO:
 
El tabaquismo es la adicción al tabaco provocada, principalmente, por uno de sus componentes activos, la nicotina; la
acción de dicha sustancia acaba condicionando el abuso de su consumo

Reconocido por la OMS como una adicción, el tabaquismo genera una dependencia tanto orgánica como psíquica. Pero
se trata de una adicción muy particular, porque a diferencia de otras está socialmente aceptada.

Es el máximo responsable de enfermedades invalidantes e incapacidades laborales, con una grave repercusión familiar,
social y económica. Es el causante de 5.000.000 de muertes anuales y del 90% de todos los cánceres de pulmón. La
adicción al tabaco tiene un doble componente: uno es la nicotina y otro es el hábito de comportamiento, es decir, las
distintas situaciones a las que se encuentra sometido el fumador. El humo del cigarrillo está compuesto por más de
5.800 componentes químicos diferentes. El humo que se desprende del cigarrillo es cualitativa y cuantitativamente más
tóxico que el humo que se fuma, es un aerosol cuyos componentes específicos y gaseosos llegan a todas las partes del
epitelio respiratorio. El óxido de carbono y los irritantes (fenoles, ácidos orgánicos, benzoquinoma, acroleína, aldehídos,
peróxido de nitrógeno y ácido cianhídrico) son los más agresivos para el aparato respiratorio y los grandes responsables
de la bronquitis crónica, enfisema en un 75% y en combinación con los carcinógenos (3-4 benzopireno), del cáncer
broncopulmonar, (90%), así como las enfermedades isquémicas del miocardio en un 25%.

Los niños que se convierten en fumadores pasivos, al convivir con fumadores activos, pueden presentar infecciones
respiratorias con mayor frecuencia, retardo del crecimiento y alteraciones neurológicas del comportamiento. En el adulto
hay mayor incidencia de enfermedades respiratorias y un 7% hace cáncer de pulmón. Los estudios epidemiológicos
responsabilizan al tabaco como el causante del 30% de todos los cánceres diagnosticados. La O.M.S. declara que el
riesgo de desarrollar un cáncer del pulmón se multiplica por 25 ó 30 entre los fumadores.En la mujer gestante el cigarrillo
produce aumento de la frecuencia cardíaca fetal de 130 a 180 latidos por minuto; además el riesgo de aborto, el
desprendimiento prematuro de placenta y el parto prematuro es elevado.

Se cree que la nicotina es el estimulante responsable de la dependencia del tabaco, es un químico adictivo que obliga a
los fumadores a continuar consumiendo cigarrillo.

Distintos estudios a nivel mundial  y nacional coinciden en señalar que la edad de inicio del consumo de cigarrillo ha ido
decreciendo: así lo demuestra la última encuesta realizada por el programa Rumbos de la Presidencia de la
República donde se encontró que el 65% de los jóvenes consumen esta sustancia por primera vez entre los 10 y los 14
años, seguidos por los jóvenes entre los 15 y los 19 años. Unos cinco millones de adultos fuman en Colombia y cerca
del 30 por ciento de los jóvenes. El consumo de cigarrillos en los hombres es prácticamente el doble con relación al de
las mujeres. El consumo aumenta con la edad, y los consumos más altos se dan en analfabetas y en personas que
han culminado estudios universitarios.

En Colombia mueren al año aproximadamente 25.000 personas por el consumo de tabaco.

 DROGADICCIÓN
 
La drogadicción es una enfermedad biopsicosocial, caracterizada por el abuso y la dependencia de sustancias
químicas. Produce graves problemas físicos, familiares, laborales y sociales .
La drogadicción en Colombia, se ha convertido en un tema de salud pública
durante los últimos tiempos, debido a la gran cantidad de personas que se
han transformado en consumidoras de todo tipo de sustancias alucinógenas,
provocando un claro aumento en las estadísticas relacionadas con
21 Colombia
la drogadicción en
.
Debido a la inmensa cantidad de productores presentes en Colombia y a las
cada vez más rigurosas medidas para evitar que este tipo de sustancias
salgan del país, e incluso, por tratados con otros países, para evitar que la drogadicción en Colombia siga aumentando,
las personas fabricantes de la droga han tenido que aumentar el ‘consumo interno‘ en Colombia, provocando que este
flagelo llegue a niveles realmente impresionantes.

Por otro lado, es común ver en los colegios, universidades y demás centros de estudios a personas que se dedican a la
distribución y venta de sustancias alucinógenas, uno de los más claros problemas que provocan un aumento de
la drogadicción , haciendo que las personas más jóvenes se encuentren expuestas en todo momento a caer en este tipo
de adicciones.Además de lo anterior, debemos tener en cuenta que la cultura de nuestro país se encuentra relacionada
en todo momento con la drogadicción , ya sea por: libros, historia, familiares, conocidos, telenovelas, películas, etc, las
cuales se basan en historias relacionadas con el narcotráfico y la drogadiccion en Colombia, razón por la cual siempre
nos encontramos rodeados de este tipo de temas, los cuales llegan a los más chicos del país provocando un notable
aumento del consumo de drogas.

En el año 2008 se llevó a cabo el estudio nacional de consumo de sustancias psicoactivas en Colombia, con el propósito
de estimar la magnitud de este fenómeno, conocer sus características principales y establecer la percepción social de
riesgo asociado a las diferentes sustancias de abuso, entre otros aspectos. Estos indicadores son importantes para la
definición y la evaluación de políticas, programas y estrategias en esta materia.

El estudio corresponde a una encuesta de hogares en población general de 12 a 65 años, residentes en todos los
municipios del país con más de 30.000 habitantes en el área urbana. Se logró entrevistar a un total de 29.164 personas.
Se utilizó la metodología SIDUC (Sistema Interamericano de Datos Uniformes sobre Consumo de Drogas), que ha sido
aplicada y validada en otros países del continente. Previamente al trabajo de recolección de información en terreno se
realizó un estudio piloto, a partir del cual se hizo la adaptación del instrumento y de los manuales de campo al contexto
sociocultural colombiano. En el diseño del estudio y la revisión de sus herramientas metodológicas se consultó a un
grupo amplio de expertos y durante todo el proceso se contó con la asistencia técnica del Observatorio Interamericano
de Drogas de la OEA.

Los principales resultados de este estudio son:

• Cerca de 45% de las personas encuestadas declaran haber consumido tabaco/cigarrillo alguna vez en la vida (56% de
los hombres y 34% de las mujeres).

• En cuanto al consumo de alcohol, 86% de los encuestados declaran haber consumido alcohol alguna vez en la vida.

• 12.2% de los encuestados presentan un consumo de alcohol que se puede calificar de riesgoso o perjudicial, cifra que
equivale a 2,4 millones de personas. En otras palabras, si se considera la población total del país, una de ocho personas
tiene un consumo de riesgo o perjudicial de alcohol.

• De los 2,4 millones de personas en esta condición, 1,8 millones son hombres y 0,6 millones son mujeres. Es decir, de
cada cuatro personas con consumo de riesgo o perjudicial de alcohol, hay tres hombres y una mujer. Por otra parte, esta
condición afecta a casi 20% de la población entre 18 y 24 años, lo que equivale a 670 mil jóvenes en ese grupo de edad.

• En relación con el uso de sustancias ilícitas, se encontró que 9,1% de las personas encuestadas han usado alguna
droga ilícita (Incluye sustancias como: marihuana, cocaína, bazuco, éxtasis, heroína, LSD, hongos, e inhalables) al
menos una vez en su vida, con 14,4% de los hombres y 4,5% de las mujeres.

22
• El grupo de edad con mayor prevalencia de uso de sustancias ilícitas, en el último año de aplicada la encuesta, es el
de 18 a 24 años, con cerca de 6%, seguido por el grupo de 25 a 34 años, con 3,9%, y el de 12 a 17 años, con 3,4%.

• En cuanto a estratos socioeconómicos, el mayor consumo reciente de sustancias ilícitas se encuentra en el estrato 4,
con 4.2% de los encuestados, seguido por los estratos 5 y 6, con 2.9%. En el estrato 3 se reporta consumo reciente en
2.8% de los encuestados, y 2.4% en los estratos 1 y 2.

• Al igual que en la gran mayoría de países del mundo, la marihuana es la sustancia ilícita de mayor consumo en
Colombia. 8% de las personas encuestadas dicen haber consumido esta sustancia al menos una vez en la vida, con
aproximadamente 13% entre los hombres y 4% entre las mujeres.

• Las mayores cifras se concentran entre los hombres y los jóvenes. De los 250 mil clasificados en abuso o
dependencia, 200 mil son hombres y 50 mil son mujeres. De otra parte, entre los jóvenes de 18 a 24 años del país, 2,7%
clasifican en las categorías de “abuso” o “dependencia” respecto del uso de marihuana (unos 94 mil jóvenes en ese
grupo de edad), y entre los jóvenes que declararon uso reciente de esta droga, 53% se encuentran en dichas categorías.

• En términos de estrato socioeconómico, los mayores niveles de “abuso” y “dependencia” se encuentran en los estratos
1 y 2. En efecto, 82% de los consumidores recientes en el estrato 1 clasifican en dichos grupos, mientras que en el
estrato 2 son 63%. Las cifras caen a cerca de 30% en los estratos 4, 5 y 6.

• La cocaína ocupa el segundo lugar entre las sustancias ilícitas de mayor consumo en Colombia. 2,5% de los
encuestados dicen haber consumido cocaína alguna vez en la vida, siendo muy superior el consumo en los hombres
que en las mujeres, 4,2% versus 1%.
.
• Entre los adultos-jóvenes de 25 a 34 años se observa la mayor tasa de consumo, con 1,4%, seguido del grupo de 18 a
24 años con 1,2%. Ambos grupos dan cuenta del 70% del total de consumidores.

• De las 140 mil personas que han consumido cocaína durante el último año, 60% clasifican en los grupos en situación
de “abuso” o “dependencia”; esto es, cerca de 85 mil personas, cifra que representa el 0,4% de la población total del
país. Este grupo es mayoritariamente masculino (67 mil de las 85 mil personas) y de adultos-jóvenes con edades entre
18 y 34 años.

• El tercer lugar entre las sustancias ilícitas que se consumen en Colombia lo ocupa el bazuco. 1,1% de los
encuestados dicen haber consumido esta sustancia al menos una vez en la vida, cifra que se reduce a menos de 0,2%
cuando se evalúa el uso reciente o en los últimos 12 meses. Esta cifra equivale a cerca de 34 mil personas. La mayoría
de ellas (29 mil) son hombres de 25 a 34 años, de los estratos socio-económicos 1 a 3.

• De estas 34 mil personas, 78% se clasifican en las categorías de “abuso” y “dependencia”, o sea más de 26 mil
personas. Así, el consumo de esta sustancia representa, proporcionalmente hablando, la mayor tasa de abusadores y
dependientes. La gran mayoría son hombres, 24 mil, lo que representa una tasa de abuso o dependencia de 83% entre
los consumidores.

• Otra sustancia ilícita considerada en el estudio es el estimulante de tipo anfetamínico MDMA (3,4-
metilenedioximetanfetamina), conocido como éxtasis. 0,9% de las personas encuestadas manifiestan haber consumido
esta sustancia alguna vez en la vida. La cifra baja a 0,3% cuando se indaga sobre el uso en el último año, lo que
representa a unas 55 mil personas en el país. Los consumidores de éxtasis son mayoritariamente hombres (38 mil),
jóvenes con edades entre 18 y 24 años (31 mil), de los estratos socioeconómicos 4, 5 y 6 (21 mil).

. Las estimaciones indican que en el país hay más de 3.000 consumidores de heroína, de los cuales la gran mayoría son
hombres.

23
• En cuanto al consumo de sustancias inhalables, el estudio indica que 0,8% de las personas de la muestra han
consumido estas sustancias alguna vez en la vida; de ellas, 0,2% lo hicieron en el último año y 0,1% en el último mes.
Como es de conocimiento general, el consumo de inhalables aqueja particularmente a menores de edad que habitan en
la calle (no cubiertos en este estudio), por lo cual las cifras reales en términos de porcentaje de población y número
global de consumidores son incógnitas que se deben resolver en estudios específicos posteriores.

• Considerando los distintos indicadores de consumo de sustancias ilícitas, se podría afirmar que la situación de
Colombia es intermedia entre los siete países de Suramérica comprendidos en el análisis, con cifras similares a las de
Bolivia, superiores a las de Ecuador y Perú, pero inferiores a las de Argentina, Chile y Uruguay.

 PROSTITUCIÓN:

La prostitución es la realización de actos sexuales con fines exclusivamente lucrativos. En términos legales, la palabra
‘prostituta’ se refiere sólo a aquellas personas que participan de transacciones económico-sexuales, por lo general a
cambio de una remuneración acordada.

Se la describe como "la profesión más antigua del mundo", pues se la observa en las más remotas culturas, con fases
de prostitución religiosa, hospitalaria y combinaciones religioso-hospitalarias. A partir del cristianismo, se la concibe
como un mal necesario, criterio que conserva la sociedad capitalista. Sus causas son complejas, confluyendo en ellas
factores psicológicos, sociales y económicos.

Sólo teniendo en cuenta los datos de las investigaciones de diferentes organizaciones internacionales se demuestra
cómo en los países dónde se ha legalizado la prostitución como Holanda y Alemania ha aumentado tanto el tráfico de
mujeres como la prostitución ilegal. Por el contrario, en los países en los que se ha penalizado como una forma más de
violencia machista hacia las mujeres, niñas y niños, el tráfico y la prostitución ilegal ha disminuidos considerablemente.

En el año 1980, diferentes organizaciones no gubernamentales internacionales comenzaron a utilizar este término para
denunciar el tipo de turismo que se estaba desarrollando, principalmente en el sudeste asiático y América Latina, y que
promocionaba valores como el hedonismo y el ejercicio de actividades relacionadas con el sexo. Desde entonces, el
turismo sexual ha crecido tan rápidamente que ha llegado a convertirse en un negocio lucrativo en el que están
involucradas miles de personas.

Las ONG luchan por defender los derechos de las mujeres tratadas como objetos y que sufren física y psíquicamente
una de las peores torturas en manos de los traficantes de la prostitución, sin embargo, no parece ser suficiente ya que
se calcula que más de 2.000.000 de mujeres y niñas son explotadas sexualmente en todo el mundo

“En Colombia existe desconocimiento de los derechos humanos de la mujer, sobre todo los sexuales y reproductivos, de
protección frente a la comisión de delitos sexuales de los que son víctimas y de diferentes tipos de discriminación en el
ámbito político, económico, laboral, social y familiar, que aún subsisten”, ( Defensor del pueblo Vólmar Pérez
Ortiz)

SON LAS MUJERES, QUIENES COMO RESULTADO DE MASACRES, TOMAS DE PUEBLOS, ASESINATOS
SELECTIVOS Y OTROS HECHOS VIOLENTOS, TIENEN QUE ASUMIR EL TRASLADO SILENCIOSO E INSEGURO
DESDE SUS LUGARES DE ORIGEN A LOS ASENTAMIENTOS URBANOS.
Centenares de mujeres desamparadas o desplazadas se ven precisadas a ingresar a la prostitución en Colombia o en el
exterior. Se estima que en promedio 10 colombianas salen diariamente del país para ejercer la prostitución.

Las mayores áreas de riesgo están en el Valle del Cauca, Antioquia, Risaralda, Quindío, Norte de Santander, Tolima,
Huila, Bolívar, Atlántico y Cundinamarca.

El funesto panorama de la prostitución en Colombia se hace mucho más tétrico cuando tenemos que hablar de la
prostitución o explotación sexual infantil.
24
Violencia física, conflictos familiares, padres adictivos, crianza a través de terceros, abandono, embarazos no aceptados
y obligaciones que imponen padres sobre sus hijos, son las principales causas de la prostitución infantil.

La UNICEF (FONDO DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA INFANCIA) calcula que en Colombia hay 55 mil niños y
niñas vinculados a la explotación sexual. Según el mismo estudio la cifra se ha triplicado en los últimos tres años, y la
edad en que se induce al abuso se ha reducido incluso hasta por debajo de los 10 años.

“La mayoría de los menores prostituidos han sido abusados sexualmente por algún conocido y el paso a convertir el
sexo en una profesión no es "tan grande". Muchos huyen de sus casas y caen en la droga o el alcohol. En ese
momento el proxeneta puede llegar a adquirir un papel paternal en la vida del menor que pocas veces lo denuncia. 

La permisividad de los padres, la falta de modelos, las drogas y la pobreza hacen que para algunos menores resulte
deslumbrante lo que pueden "sacar" de los turistas, convencidos de que ellos mismos son los que ganan.

Una menor, por ejemplo, puede recibir en Cartagena hasta 300 dólares por "acompañar" al turista durante unos días; en
los barrios más marginales el precio puede bajar hasta los tres o cuatro dólares por un intercambio sexual.

"Hay promotoras de turismo que ofrecen el paquete completo bajo el nombre de `dama de compañía`". La demanda de
turismo sexual por parte de extranjeros la encabezan italianos y españoles.

2.3 PROCESOS DE PAZ

La situación crítica de violencia en Colombia ha sido enfrentada con diferentes políticas de seguridad y de paz. El
gobierno colombiano ha implementado diferentes procesos de negociación con insurgentes armados a lo largo de los
últimos 25 años, logrando ocho acuerdos de paz entre 1990 y 1994. Han sido procesos de paz limitados y parciales,
tanto por haber sido con los grupos guerrilleros más pequeños, como por el contenido de los acuerdos alcanzados.
Aproximadamente 4.000 guerrilleros se desmovilizaron (Cf. Turriago y Bustamante, 2003).

Cronología de  la evolución de los procesos de paz y las dificultades que se han presentado para alcanzar una paz
comprensiva y duradera con una especial atención a la participación de la sociedad civil en dicha dinámica de
búsqueda de la paz.

De 1978 a 1986

El primer gobierno de este periodo implementó una política represiva para hacer frente al creciente descontento
social y político reinante en ese momento. Al comenzar su gobierno, la administración de Turbay Ayala (1978-1982)
promulgó el Estatuto de Seguridad, que autorizaba a los militares a detener y procesar a personas sospechosas de
vínculos con la subversión. De hecho, además de los guerrilleros detenidos, también se retuvo a muchos líderes
políticos, sindicales, campesinos y comunitarios, muchos de los cuales sufrieron torturas. En medio de esta
dinámica represiva, el M-19 desarrolló acciones militares llamativas y tomó la iniciativa política de reivindicar la
bandera de la paz. En este contexto, los grupos de derechos humanos surgieron con vitalidad, como fue el caso del
Comité Permanente para la Defensa de los Derechos Humanos. Estas organizaciones lograron articular diversas
posiciones políticas en torno a las demandas de una apertura democrática y una amplia amnistía. Ante el fracaso de
una solución militar impulsada por el presidente Turbay al problema de la violencia, el presidente Belisario Betancur
(1982-1986) abogó por una solución política. Su administración implementó una propuesta pionera de negociación,
sin embargo problemática por ser desinstitucionalizada, no contar con directrices claras, ni un respaldo social y
político.

El presidente Betancur no planteó propiamente un modelo de negociación ni unas metas claras de lo que se podía
alcanzar con este proceso. Tampoco contó con las condiciones y el respaldo político para hacerlo. El núcleo de la

25
propuesta de Belisario Betancur fue promover un “diálogo nacional” con la participación de las más diversas fuerzas
políticas, tramitar en el Congreso una ley de amnistía generosa y crear una amplia comisión de paz, que fue la
encargada de adelantar los diálogos y negociaciones que se llevaron a cabo con la guerrilla. El logro de estos
diálogos fue alcanzar una tregua parcial. Dichos acuerdos de tregua se firmaron en 1.984 entre el gobierno y el M-
19, las FARC, el EPL, el ADO y algunos sectores del ELN. Sin embargo, con excepción de la tregua acordada con
las FARC, todos los otros acuerdos se rompieron en menos de un año. Estratégicamente hablando, la guerrilla no
creía en la propuesta de paz oficial. Los grupos guerrilleros se comprometieron en estos acuerdos con una doble
intención :

 Apostaban a la paz, en la medida que les ofrecía un espacio público que les permitía en alguna medida salir
del marginamiento político en que estaban. Pero seguían creyendo en la guerra ;
 Y aprovecharon las condiciones de la tregua para ampliar el número de miembros y de frentes y proyectar así
más claramente su ideal de pasar a una ‘guerra de posiciones’.

Aunque el presidente Betancur abrió la brecha hacia la búsqueda de una solución negociada del conflicto con la
guerrilla, también suscitó, por la forma en que lo hizo, que distintas instancias de poder - tanto nacionales como
regionales y locales, que se sentían afectadas - hicieran oposición explícita al Presidente e incrementaran la
tendencia a buscar por cuenta propia la defensa de sus intereses. De hecho, el conflicto armado se agudizó a lo
largo de su mandato. El Presidente no contó con el respaldo del establecimiento. Los militares, en cabeza del
Ministro de Defensa, se opusieron a la política de paz y la torpedearon; tampoco el partido Conservador del
Presidente, ni el partido Liberal en la oposición, se sentían identificados con la estrategia presidencial y por ello no
brindaron el respaldo político necesario. Los grandes gremios dieron un « golpe de opinión » en rechazo a los
acuerdos logrados. Por otra parte, los sectores vinculados al agro, sintiéndose desprotegidos, darán su respaldo a
los grupos paramilitares, que en este período crecieron vertiginosamente con el apoyo de los militares. Sus
principales víctimas fueron los militantes de la Unión Patriótica (UP), partido político creado por las FARC como
alternativa para impulsar incorporación de la guerrilla en la arena política a partir del acuerdo de tregua. La toma del
Palacio de Justicia por parte del M-19 y la contra-toma del Ejército, en noviembre de 1.985, representan el final
real y simbólico de los esfuerzos de paz de Betancur. Este episodio puso de manifiesto no solo el error de cálculo
político del M-19, sino también el peso que las soluciones de fuerza seguían teniendo para muchos sectores de la
sociedad, incluidos los militares, terratenientes y líderes políticos regionales, los paramilitares y también los grupos
guerrilleros.

De 1986 a 1993

La administración de Virgilio Barco (1986-1990), con su carácter tecnocrático, introdujo modificaciones a la política
de paz que heredó de su antecesor. De ello se derivaron sus logros pero también sus limitaciones; de hecho, en
este gobierno surgió el único modelo de negociación que en estos veinte años ha logrado llegar a unos acuerdos de
paz. El proceso de paz se institucionalizó y se centralizó, con lo cual quedó claro el liderazgo y dirección del Estado
y, en concreto, de la Presidencia de la República. Se creó la Consejería de Reconciliación, Normalización y
Rehabilitación, bajo cuya dirección estuvo el manejo de la política de paz. Por otro lado, se clarificaron los objetivos
de las negociaciones, pero esto mismo significó que se le establecieran unos límites claros, sobre todo a las
posibilidades de participación social en el proceso.

Se pueden distinguir dos períodos en el manejo de la paz en este gobierno. -Durante los dos primeros años, el
énfasis se puso en atacar a través del Plan Nacional de Rehabilitación (PNR) las que se consideraban las causas
objetivas de la violencia guerrillera; se buscó implementar una estrategia de integración de las zonas más pobres y
marginadas del territorio nacional, donde es mayor la presencia guerrillera. Con ello se pretendió quitar respaldo
social a la guerrilla. Al mismo tiempo, se buscó disminuirle protagonismo político a los alzados en armas, en
especial a las FARC. El gobierno favoreció la negociación de la protesta social, que fue significativa en aquellos
años.

26
 El segundo período comenzó cuando, por la presión del secuestro de Álvaro Gómez, y del incremento de la
violencia del narcotráfico, el gobierno se vio obligado a lanzar su« Iniciativa para la Paz », propuesta concreta
de negociación con los alzados en armas. La propuesta gubernamental tenía como objetivo claro la
desmovilización de los grupos alzados en armas a cambio de su inserción en la dinámica política legal. En la
configuración de esta propuesta, el gobierno rechazó la participación de la sociedad civil, no obstante los
ofrecimientos que se le hicieron. No obstante las resistencias del Gobierno, se lograron articular dos dinámicas
de participación, una previa a las negociaciones con el M-19 y otra en las negociaciones mismas. Con relación
a las acciones previas, se adelantaron una serie de presiones en favor de una solución negociada, como puede
verse en las gestiones “paralelas” a las del gobierno por parte de la Comisión de Notables. A esto se suma un
hecho puntual: la Cumbre de Usaquén (29 de julio de 1.988), motivada por el secuestro de Álvaro Gómez, y la
Comisión de Convivencia que nació de su seno. Es innegable la presión que estos hechos ejercieron en el
lanzamiento de la Iniciativa de Paz por parte del gobierno, que permitió el inicio de negociaciones con el M-19.
La participación en las negociaciones mismas se dio por medio del mecanismo de las Mesas de Análisis y
Concertación, en las que participaban miembros de los distintos partidos políticos, y cuya tarea fue buscar
consensos en torno a diversos puntos (ante todo de política económica y social) que fueron insumos para el
Pacto Político que el gobierno firmó con el M-19 el 2 de noviembre de 1.989.

La sociedad civil se hundió en la polarización política en medio de esta dinámica de negociación. Por una parte,
hubo una nueva dinámica en la política local. La protesta social creció, convirtiéndose en algunos casos en fuerzas
políticas alternativas en las regiones. Además el panorama político se hace más complejo con la creación de la UP
en 1985 y con la primera elección popular de alcaldes en 1988. Por otra parte, es indiscutible el esfuerzo por
configurar un proyecto de extrema derecha para hacer frente a lo que algunos sectores consideraban como
el « peligro izquierdista »; no en vano el crecimiento de los grupos paramilitares. La llamada ‘guerra sucia’ es un
obvio resultado de ello (Cf. Romero, 2001). 1.988 fue un año tope en lo que se refiere a los asesinatos políticos, en
general, y a las masacres, en particular, con muchas de las víctimas pertenecientes a la UP. Mientras tanto, fue
creciendo una necesidad amplia por la paz, sentimiento de carácter nacional que toma diversas expresiones y
debates en la arena política, en los procesos electorales, y en los ‘diálogos regionales’. El respaldo electoral al M-19
luego de su desmovilización no es gratuito; es un voto a favor de la paz.

La administración Gaviria (1990-1994) utilizó el modelo de negociación con el M-19, con ligeras modificaciones,
para las negociaciones con el Ejército Popular de Liberación (EPL), el Partido Revolucionario de los Trabajadores
(PRT) y el movimiento guerrillero indigenista Quintín Lame. Ciertamente el presidente Gaviria utilizó la convocatoria
de la Asamblea Nacional Constituyente como un elemento de presión sobre la negociación con estos grupos. Con
relación a una participación social más amplia en el proceso, ésta continuó con las restricciones que venían del
gobierno anterior, limitándola a eventos y diálogos de tipo regional. De hecho, para el gobierno el proceso de la
Asamblea Nacional Constituyente parecía suplir las necesidades de participación social que se planteaban en el
ámbito de los procesos de negociación. El gobierno no contempló mecanismos que incentivaran una mayor
vinculación de la sociedad a la dinámica de las negociaciones adicionales a la tutoría moral y/o mediación que jugó
la Iglesia Católica. Además, el gobierno perdió la oportunidad de involucrar a todos los sectores políticos en las
reformas que se aproximaban al bombardear ‘Casa Verde’, sede del secretariado de las FARC, precisamente el
mismo día en que la población votaba para elegir la Asamblea Constituyente. Al hacer esto, el gobierno no solo
cerró la posibilidad de que las FARC y el ELN participaran en las reformas constitucionales, sino que también
fortaleció el ala militar de las FARC en detrimento del ala política más inclinada a negociar.

Las reformas de la Constitución de 1991 incentivaron mayores niveles de democracia y un mayor reconocimiento de
los derechos políticos y las diferencias culturales. Algunas de estas reformas fueron sin lugar a dudas ventanas de
oportunidad para la movilización por la paz al final de los noventa y principios del nuevo siglo. También en 1991, la
administración Gaviria introdujo cambios en la política de paz en su deseo de ampliar las negociaciones a los
grupos guerrilleros que permanecían activos y de esta manera ofrecer un contexto más propicio a la política de
apertura económica. Este esquema más flexible se puso a prueba en Caracas (Venezuela) y Tlaxcala (México) en
1991/92. Las negociaciones se dieron en medio del enfrentamiento armado, y esto hizo que el forcejeo se diera en
dos ámbitos: en la mesa de negociación y en el campo de batalla. En las rondas de negociaciones en Caracas y
27
Tlaxcala se lograron acuerdos iniciales en algunos puntos. Estos avances poco significaron con relación al punto
central de discrepancia: el cese al fuego, detrás del cual se escondían las condiciones reales para que la guerrilla se
transformara en un aparato político legal y sin recurso a la violencia. El gobierno consideraba que después de la
Reforma Constitucional no había necesidad de otras reformas; la guerrilla creía lo contrario, ya que no se sintió
participe del consenso logrado con la nueva Constitución. No obstante este contexto conflictivo y la oposición del
gobierno nacional, diversos grupos de la sociedad civil promovieron a nivel local y regional dinámicas de
concertación social y política, y la posibilidad de diálogos con los actores armados de la localidad para buscar
garantizar mínimas condiciones de seguridad, lo que en muchos casos se convirtió en una ‘negociación’ de
condiciones de coexistencia con los actores armados.

Además, una trágica paradoja emerge de la interacción entre violencia y políticas de paz, en concreto cuando las
estrategias de paz tienen el resultado perverso de generar más violencia en lugar de más paz. Es necesario
explorar el efecto no buscado de las negociaciones de paz y las reformas políticas (elección popular de alcaldes y la
Constitución del 91) en las estructuras de poder tanto a nivel local y regional como nacional. “La descentralización
política y administrativa de la nueva constitución y la elección popular de alcaldes y gobernadores desarticulaba el
sistema tradicional de las ‘maquinarias’ políticas por medio de las cuales los partidos tradicionales mediaban entre
las localidades, las regiones y el Estado central, sin crear nuevos mecanismos de cohesión política”  (González,
2004: 13). Como resultado de este proceso, las élites políticas y sociales en muchas regiones se sintieron
‘amenazadas’ y asumieron la ‘solución’ autoritaria de promover o consolidar grupos paramilitares. Más
específicamente, “la apertura de negociaciones con la guerrilla, la apertura política y la descentralización desataron
una serie de mecanismos políticos que facilitaron el surgimiento y consolidación de los grupos paramilitares y de
autodefensas, como reacción frente a la redefinición de los equilibrios de poder regional y los potenciales cambios a
favor de las guerrillas, sus aliados y simpatizantes”  (Romero, 2003: 41). En pocas palabras, hubo una fuerte
reacción de parte de las coaliciones en el poder, particularmente en el ámbito regional, a las posibilidades de
mayores niveles de democracia y participación social que emergieron como resultado de las negociaciones con las
guerrillas y las reformas políticas.

De 1993 a 1998

Luego del fracaso del proceso de paz en Caracas y Tlaxcala, las Fuerzas Armadas, encabezadas por un Ministro de
Defensa civil, hicieron una declaratoria de ‘guerra integral’ contra los grupos guerrilleros. Lo irónico es que los
resultados fueron bastante pobres, dejando una guerrilla con mayor fortaleza militar. Y mientras se hacía la guerra
con las FARC y el ELN, el gobierno utilizó el esquema de negociación formulado por la administración Barco, sin
introducirle ninguna variación, en tres negociaciones marginales con pequeños frentes o disidencias guerrilleras.
En este contexto, en 1993 comienza un florecimiento de organizaciones e iniciativas de paz, que proponían una ‘paz
integral’ en respuesta a la declaratoria de ‘guerra integral’ del gobierno. En concreto surgieron el Comité de
Búsqueda de la Paz y la Red de Iniciativas por la Paz y contra la guerra (Redepaz), como formas concretas de
apoyar la dinámica de paz, en especial las negociaciones. En el primero se congregaban una serie de
organizaciones sociales y ONG, algunas de ellas cercanas al Partido Comunista, las cuales buscaban convertirse
en un espacio para madurar e impulsar propuestas que pudieran aclimatar el proceso hacia la paz y en particular las
posibilidades de una eventual negociación. Por su parte Redepaz, se convirtió en un espacio de articulación de muy
diversas iniciativas a lo largo del país, en particular de las mesas de trabajo por la paz, las Semanas por la Paz
(realizada cada año), el desarrollo del artículo 22 de la Constitución Nacional (la paz como un deber y un derecho), y
las experiencias de mandato por la paz y territorios de paz.

Aunque el gobierno de Ernesto Samper (1994-1998) trató de construir en el primer año de su administración un
nuevo modelo de negociación con la guerrilla, todos sus esfuerzos se hundieron bajo el peso de la crisis política que
produjo el proceso 8.000. Esta situación afectó seriamente el embrionario proceso de paz. El aparente ingreso de
recursos del narcotráfico en la campaña electoral del Presidente llevó a unas tensas relaciones con los Estados
Unidos, lo cual agravó la existente crisis política. Por otro lado, el nivel de confrontación armada se incrementó, con
duros golpes a las Fuerzas Armadas, haciéndose aún más difícil el ambiente para una eventual negociación. De

28
hecho, los pequeños avances en el proceso de paz se hundieron ante el peso de la crisis política y la percepción de
la guerrilla de que estaban ganando la guerra.

En el contexto de la debilidad del gobierno, fue llamativo el peso que éste dio a la participación de la sociedad
en ‘los procesos de paz’, por medio de foros, pactos de convivencia, etc., lo cual se concretó en la creación
del Consejo Nacional de Paz por la ley 434 de 1.998, casi al final del periodo de gobierno. A esas gestiones desde
el gobierno, se sumaron, desbordándolas, las iniciativas realizadas desde la sociedad civil misma, la cual
ciertamente se sintió estimulada a movilizarse y desarrollar múltiples iniciativas de paz en un contexto de falta de
liderazgo en la negociación de la paz. Tenemos aquí una cruda paradoja: un gobierno impotente liderando un
proceso de paz termina abriendo oportunidades políticas para la intervención de sectores de la sociedad civil,
particularmente de organizaciones interesadas en promover alternativas de paz. No en vano en estos años hubo un
florecimiento de iniciativas y organizaciones de paz, y un considerable debate sobre la manera de promover la paz y
encontrar soluciones negociadas al conflicto armado.

De 1998 a 2002

Este periodo corresponde a la administración Pastrana (1998-2002). Luego de haber sido electo con
subrepticio apoyo de las FARC (Cf. Romero, 2003: 41), el presidente mismo presentó su administración como
la que iba a implementar el Mandato por la Paz de octubre de 1997. La política de paz de este gobierno estuvo
básicamente integrada por tres componentes (Cf. Ricardo, 1999):

 El diálogo y la negociación con los actores armados, particularmente las FARC;


 El Plan Colombia;
 La “diplomacia para la paz”.

La política de paz durante estos tres años se gestó y manejó entre personas del círculo más cercano al Presidente,
y con un gran protagonismo por parte del propio Presidente. Fue una política que mostró por momentos grandes
dosis de osadía política, pero en la cual no es posible discernir una estrategia definida y clara. Quedan varios
interrogantes sobre la claridad del gobierno en algunos puntos del proceso: la zona desmilitarizada que no contó
con ningún tipo de veeduría, una agenda de negociación excesivamente amplia, un manejo torpe de las relaciones
con los militares, y el desinterés del gobierno para convocar un mayor respaldo social y político a favor del proceso
de paz, no obstante la opinión pública favorable luego del Mandato por la Paz.
Al terminar 1999, a pesar de que las negociaciones con las FARC llevaban un año, el proceso estaba estancado y
sin perspectivas claras. La movilización por la paz comenzó paradójicamente a descender, aunque en este año
todavía estaba impulsada por los resultados de una amplia alianza política y el apoyo de los medios, como pudo
verse con claridad en las marchas del No Más. Su éxito en movilizar millones de personas fue el resultado, por una
parte, de la alianza entre País Libre, REDEPAZ, y otras organizaciones por la paz; pero, por otra parte, fue
ciertamente el resultado del gran eco que la campaña encontró en los medios de comunicación, particularmente en
los más importantes e influyentes periódicos. Sin embargo, por la manera las marchas se presentaron en las
noticias de los periódicos, la campaña del No Más se convirtió en una campaña contra la guerrilla, en una clara
condenación de su accionar (Romero, 2001: 430).

Negociar en medio del conflicto con las FARC conllevó serias tensiones y limitados resultados. Las principales
tensiones en el proceso de paz fueron causadas por problemas relacionados con la zona de distensión y con los
grupos paramilitares. A estos dos temas espinosos se agregan una serie de escollos, algunos bastante delicados,
que desaceleraron seriamente el proceso de paz. Solo se entiende la difícil dinámica que siguió el proceso de
negociación cuando se mira hacia otro plano: el de la confrontación armada. Hubo un serio pulso por mostrar quién
tenía más fuerza y capacidad militar. Con relación a los resultados, solo se logró un acuerdo humanitario para el
intercambio de soldados y policías retenidos por guerrilleros presos y enfermos (junio de 2001). Cuando el
presidente Pastrana puso fin al proceso de paz con las FARC el 20 de febrero del 2002, quedó claro cómo tanto las
FARC como el Gobierno venían jugando en dos planos: el de la paz y el de la guerra. El proceso de paz estuvo en

29
todo momento bajo la presión de la dinámica armada, con el agravante que ambas partes pensaban que les era
posible alcanzar una correlación de fuerzas favorable por la vía de la confrontación armada.

Las negociaciones con el ELN no avanzaron más allá de la etapa inicial de acercamiento. No obstante las partes
acuerdan las condiciones para una ‘zona de encuentro’ (abril 24 de 2001), este acuerdo fue minado por las marchas
de protesta de la población de la zona propuesta, protestas que debieron en gran medida a la presión de los
paramilitares, es decir, unas protestas pensadas para impedir la posibilidad de un proceso con el ELN.

El compromiso personal de Pastrana con el proceso fue la gran fortaleza de la política de paz, pero al mismo tiempo
su gran debilidad, ya que ello impidió que se consolidara una propuesta de paz de carácter estatal a partir de las
necesarias lecciones de los procesos anteriores, y que se contara con una mayor participación y movilización social
más allá del mecanismo formal de las Audiencias Públicas establecidas en la negociación con las FARC. Llama la
atención que el gobierno no se movió a promover una mayor movilización social como apoyo a su propuesta de paz.
Solo cuando el proceso de paz se estancó, el gobierno finalmente convocó primero al Consejo Nacional de Paz, que
existía por ley desde el gobierno anterior, y posteriormente al Frente Común por la Paz y contra la Violencia
(noviembre del 2.000). No obstante estas convocatorias, su papel real en el desarrollo de la política de paz fue
bastante limitado.

Al igual que durante la administración Samper, enfrentamos otra paradoja pero con un signo contrario a la anterior.
Cuando Pastrana comenzó el proceso de paz con las FARC, el contexto reinante era el de una creciente
movilización social a favor de una solución negociada del conflicto armado. Lo que se percibe aquí es que la
iniciativa gubernamental en el proceso de paz desestímulo la creciente movilización por la paz dado que la
población sentía que se estaba respondiendo a su demanda de una alternativa de paz; de hecho, la movilización por
la paz decreció desde el momento en que Pastrana fue electo (1998) hasta el momento en que se rompe el proceso
de paz (2002). Irónicamente, luego de las masivas movilizaciones por la paz de los años anteriores, hubo muy poco
respaldo a actuar colectivamente a favor de continuar con el proceso de paz. No obstante ello, se mantiene una
considerable dinámica por la paz a nivel local y regional, como nos lo muestran las acciones de resistencia civil, los
procesos constituyentes municipales, y los procesos de concertación social.

De 2002 al 2009

El fracaso de la administración Pastrana y de las FARC en el proceso de paz tiene como consecuencia que se
cierra el ciclo de búsqueda de soluciones negociadas y se abre de nuevo la puerta, luego de 25 años, a una
solución militar al conflicto armado. “En mayo de 2002 Álvaro Uribe Vélez fue electo presidente por una población
exhausta por una interminable violencia y desilusionada con un proceso de paz que no logró nada”(Livingstone,
2003: 93). Le había ofrecido al electorado una ‘política de seguridad democrática’, que significaba un claro
rompimiento con la política de solución negociada y un reforzamiento de las fuerzas armadas en la estrategia para
hacer frente a la guerrilla. El Presidente promovió una posición que consideró que era posible: una victoria militar
sobre los grupos guerrilleros, y de ahí el énfasis en la estrategia militar. Esta ‘línea dura’ recibió el respaldo de la
población, como se vió en las encuestas de opinión pública. En este contexto de polarización hubo menos espacio
para las iniciativas de paz.De hecho, el Presidente repetidamente chocó con las ONG, especialmente con aquellas
trabajando en derechos humanos, acusándolas de prestar apoyo a los ‘grupos terroristas’. Algunas organizaciones
por la paz fueron allanadas por los militares sin orden judicial y el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS)
rastreó ilegalmente a opositores del gobierno (miembros de la Corte Suprema de Justicia, políticos de la oposición,
defensores de derechos humanos, periodistas críticos del gobierno).

No obstante ello, Uribe Vélez no cerró del todo la puerta para una negociación con los grupos armados, aunque
consideró que solo era posible desde una posición de fuerza. Ahora bien, el asunto complicado en este punto era el
‘proceso de paz’ que su gobierno impulsó con los grupos paramilitares, el cual generó muchos cuestionamientos y
críticas. “Pero aún hay más preguntas que respuestas, las cuales se refieren al alcance del desarme de los
paramilitares, su papel en el narcotráfico, y su posible conversión en “soldados campesinos”  tras la desmovilización.
También hay cuestiones más profundas sobre la verdad, justicia y reparación por las atrocidades cometidas, al igual
30
que el grado de responsabilidad del Estado en la creación y desarrollo del paramilitarismo (García-Peña, 2004:
66). La desmovilización de alrededor de 32.000 paramilitares no significó el desmonte de las estructuras
paramilitares, las cuales siguieron operando, como han podido constatar muy distintas organizaciones de derechos
humanos, la Oficina de la Alta Comisionada de Derechos Humanos de las Naciones Unidas e, incluso, la Misión de
la OEA encargada de monitorear el proceso de desmovilización. “La oportunidad que existió de desmantelar las
actuales estructuras paramilitares a través de la negociación se perdió… es inevitable llegar a la conclusión de que
habrá una tercera generación de grupos paramilitares” . Igualmente la Ley de Justicia y Paz mostró resultados
bastante limitados en el proceso de juzgar a los paramilitares que se acogieron a la misma y el gobierno debió
extraditar a los principales jefes paramilitares a Estados Unidos, reclamados por narcotráfico. Por otra parte, el
proceso no satisfizo las demandas de las víctimas y sus familiares a niveles adecuados de verdad, justicia,
reparación y a la exigencia de no repetición de la violencia en su contra.

Los procesos con los grupos guerrilleros no tuvo mejor suerte. El proceso de acercamiento con el ELN, con
encuentros bilaterales en Cuba y Venezuela, no logró consolidarse en un proceso de negociación y finalmente se
rompió. No es fácil encontrar las condiciones para negociar una paz digna que no sea simplemente la exigencia
gubernamental de reinserción de una guerrilla que considera estratégicamente derrotada. Por su parte, con las
FARC ciertamente no estuvo en el horizonte la posibilidad de volver a sentarse a negociar un acuerdo de paz, ya
que hasta la posibilidad de firmar un acuerdo humanitario para posibilitar la liberación de los secuestrados y
soldados/policías retenidos por esta guerrilla encontró múltiples obstáculos.

Los resultados positivos de algunos indicadores de seguridad llevaron al gobierno a pensar que ya se había gando
la guerra y que solo faltaba la estocada final en la retaguardia de las FARC en el sur. De ahí la concentración de
esfuerzos de las Fuerzas Armadas con el Plan Patriota en el sur-oriente del país. El problema serio de esta
estrategia es que desconoció que como guerrilla que es las FARC no sólo movió su retaguardia y dispersó sus
frentes, sino que aprovechando la concentración de la capacidad militar ofensiva del gobierno en el sur la guerrilla
desplegó sus acciones militares en el resto del país, mostrando capacidad para ataques sostenidos como se vio en
el 2005, entre otros casos, en el Cauca, Putumayo, Nariño, Arauca y Chocó. Se comenzaron a oír voces críticas a la
política estatal: “Los voceros gubernamentales deberían terminar de una vez por todas con su cantaleta de que las
FARC están derrotadas y en desbandada […] Los hechos muestran otra cosa […]: Las FARC pasaron de 536
acciones durante los tres primeros años del gobierno de Andrés Pastrana, a realizar 1.190 acciones durante los tres
primeros años de la administración de Álvaro Uribe, es decir, aumentaron en un 122 por ciento”.

Lo problemático de la estrategia del gobierno Uribe estuvo en pensar que haber consolidado una estrategia militar lo
eximía de contar con una estrategia de paz para los grupos guerrilleros que fuera algo más que un itinerario de
desmovilización para ‘subversivos derrotados’. El presidente Uribe y su equipo pretendió desconocer cualquier
legitimidad política a los alzados en armas, articulando así una solución ‘negociada’ que desconocía una de las
partes enfrentadas. Al hacerlo, no sólo se cerraban las puertas a cualquier negociación con la insurgencia, sino
además se estaban legitimando los juegos de poder regional de los paramilitares con sus consecuencias regresivas
y anti-democráticas, y ofreciendo adicionales razones a la guerrilla para justificar su permanencia en la lucha
armada.
MAURICIO GARCÍA DURÁN

31
EJERCICIO

 Elaborar un cuadro que indique las principales fechas, hechos, causas y consecuencias del
desarrollo de la violencia en Colombia.

ÉPOCA HECHO (S) CAUSA (S) CONSECUENCIA (S)


1930 - 1946 Ascenso del liberalismo al Disputas regionales por Asesinatos
poder. control de cargos públicos

 ¿ Qué son las BACRIM y de qué manera afectan la vida de los colombianos ?

 Retomar cada uno de los flagelos descritos antes y hacer un comentario o expresar una opinión o
hacer una reflexión de cada uno, referido a la subregión de Urabá.

 Identificar qué procesos de paz ha intentado el gobierno nacional desde el año 1978 hasta el año
2010. ¿ Cómo se denominó ese proceso y qué consecuencias tuvo ?

 Los siguientes son cuatro escenarios posibles de la evolución del conflicto armado colombiano
 Un primer escenario es una derrota militar contundente de la insurgencia, 
 Un segundo escenario es la conquista del poder por parte de la insurgencia. 
 Un tercer escenario sería aquel vinculado a un final del conflicto armado pero por la vía
negociada. 
 Un cuarto escenario es la continuidad del conflicto armado en mayor o en menor escala.

Justificar cuál escenario es el más posible en los próximos años

32
33

También podría gustarte