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Tear
Tear
Staff
Moderadora
Pilar
Traductoras
Didy mel94
Recopiladora
Juli_Arg
2
Correctoras
Aciditax Juli_Arg
Ale_GE LadyPandora
Caro ♫ Pilar
GaraziF
Revisión Final
Hanna
Diseño
Rodoni
3
indice
Sinopsis Capítulo 14
Capítulo 1 Capítulo 15
Capítulo 2 Capítulo 16
Capítulo 3 Capítulo 17
Capítulo 4 Capítulo 18
Capítulo 5 Capítulo 19
Capítulo 6 Capítulo 20
Capítulo 7 Capítulo 21
Capítulo 8 Capítulo 22
Capítulo 9 Capítulo 23
Capítulo 10 Capítulo 24
Capítulo 11 Capítulo 25
Capítulo 12 Epílogo
Sobre la autora
4
Sinopsis
Traducido por Pilar
L
a vida de un adolescente nunca es fácil. Pero para Natalee
Murray, las cosas acaban de empeorar mucho. Aburrida de su
vida, no puede esperar a graduarse de la secundaria e irse de la
ciudad, especialmente considerando que los miembros de la famosa
banda AD2 ahora van a su escuela, volviendo su, alguna vez
aburrida, vida completamente descabellada.
Pero Alec y Demetri tienen un secreto oscuro, uno que podría destruir
su reputación y el corazón de Natalee. ¿Qué haces cuando un chico
pinta tu vida con colores mientras el otro impregna tu alma de
pasión? ¿Cómo eliges cuando tu corazón está dividido?
The Seaside #1
5
1
Traducido por lavii
Corregido por Pilar
E
ra un día normal en mi vida normal, y debería haber sido todo
como me había acostumbrado a esperar en la tranquila
ciudad de Seaside, Oregon.
Si tan sólo…
Nueve meses.
6
Eso era todo lo que me quedaba. Y luego sería libre.
Libre de este aburrido y, oh, tan normal lugar, y libre para que ocurra
el cambio. Mierda, incluso teñirme el cabello de un color diferente al
rubio dorado sería un cambio suficiente para mí.
—Ugh. —Me estremecí ante mi reflejo. ¿Por qué mis ojos no podían
haber sido de cualquier color menos marrones?
Lo sé, raro.
La única gracia salvadora era que yo era una de las chicas más
geniales de la escuela. No estaba segura si eso era una señal positiva
7
a mi favor o sólo otra manera de explicar cuán lamentable era
Seaside.
Había tenido ese estúpido sueño otra vez, acerca del chico con
cabello rubio. Un chico que nunca había visto en mi vida. Él
conducía hasta la escuela y proclamaba que estaba enamorado de
mí.
Y un vestido asesino.
Siempre soñaba cosas como esas. El sueño sólo ocurría una vez al
mes y siempre era diferente. Mi madre psiquiatra diría que estaba
proyectando, o posiblemente sufriendo de algún tipo de desilusión.
Sin embargo, pensaba que era sólo otra señal de que necesitaba
dejar los dobles moccas y las noches de TV.
Sólo puedes ver One Tree Hill tantas veces antes que empieces a
pensar que Chad Michael Murray realmente va a aparecer en tu
casa un día y proclamar su amor eterno.
—¡Mamá!
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No hubo respuesta.
Suspiré.
Con paciencia que sabía que no poseía, grité su nombre una tercera
vez y esperé a que emergiera de su estudio.
—No. Aún tengo un poco de ayer. —Metí mis manos en mis bolsillos y
miré el espacio justo encima de su cabeza, así ella pensaría que la
estaba mirando y prestándole atención, cuando realmente sólo
quería llegar a la escuela.
—Sí. —Ya estaba girando sobre mis talones para salir por la puerta.
Siempre lo mismo.
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para decir que no a cualquiera. Incluso a mí. Sonaba como el sueño
de toda chica. ¿Un padre que decía sí todo el tiempo?
No era un sueño.
Ella era más bien una… no sé, ¿tal vez una compañera de cuarto? Mi
papá no era nada mejor. Era cirujano. Apenas lo veía, pero cuando
lo hacía, por lo general él extrañaba tanto a mamá que era difícil
conseguir una sola palabra.
1 Mejores Casas y Jardines: revista que se centra en los intereses con respecto a las
viviendas.
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Mientras manejaba hasta el estacionamiento, un involuntario
escalofrío corrió por mi columna.
Extraño.
No sabía cuánto tiempo estuve sentada allí, cinco minutos tal vez y
luego alguien estaba golpeando en mi ventana.
Mierda.
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—¿Si? —dije más como una pregunta y luego le sonreí—. Sí, Alesha.
Prometo que iré y haré cosas maravillosas con la decoración. Gran
tema, por cierto.
—¿Que es...?
Punto.
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La tomé, sobre todo porque estaba tan aturdida que no sabía qué
más hacer.
—Sí, bueno, somos nuevos en la ciudad, así que estoy seguro que nos
seguirás viendo.
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Había algo vagamente familiar en ellos, pero no podía identificar
qué era. Otra vez, probablemente es por haber visto mucha
televisión de noche. No había forma que conociera a estos dos
chicos tan calientes.
Él se encogió de hombros.
—No tienes que disculparte. Sólo odio tener que ser el único cuerdo
en esta fiesta de estrógeno.
Sonreí.
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—¿Por qué será eso? —Tomé asiento y sonreí.
—Gracias a Dios.
—Por favor. Cualquier chico sería masilla en tus manos, Nat. Eres
malditamente caliente.
Rodé mis ojos, como lo hacía cada vez que alguien me decía un
cumplido, y fue un alivio cuando el profesor nos dijo que tomáramos
nuestros asientos.
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Puse los ojos en blanco y giré para mirar al profesor Meservy. No era
mi profesor favorito, probablemente porque era extrañamente joven
y me recordaba a mi papá. Extraña comparación, lo sé. Con toda
honestidad, él lucía exactamente como las fotos de mi papá
cuando era joven. Sólo sé esto porque la primera vez que mi mamá
lo vio casi sufre un ataque al corazón.
¿Dos estudiantes? ¿Eran esos los chicos que había visto esta
mañana? ¿Eran hermanos o sólo amigos? Parecían polos opuestos.
Me mordí el labio y comencé a golpear mi bolígrafo contra el
escritorio.
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Un repentino golpe a la puerta interrumpió su discurso.
Los dos chicos del pasillo entraron. Alec, el taciturno, parecía que
prefería ser atropellado por un auto a estar en el salón. Y Demetri
tenía su sonrisa permanente pegada en su boca, como si fuera lo
más divertido que había hecho en años.
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—Bueno… —Se aclaró la garganta—. De nuevo, bienvenidos a
Seaside High.
Lancé una mirada furtiva detrás de mí, irritada porque Evan trataba
de bloquear mi vista. Alec desvió la mirada pero Demetri me dirigió
otra sonrisa trepidante.
Y luego me di cuenta.
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Sabía exactamente quiénes eran esos chicos.
—¡Esos son los de AD2! —Él cerró su puño y se dio la vuelta para darle
a ambos un asentimiento, lo cual aparentemente en el mundo de los
chicos significaba “qué tal, eres genial, pasemos el rato”.
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por todas sus conquistas. TMZ3 lo seguía a todas partes, lo que llevaba
a la pregunta: ¿qué demonios hacían en Seaside?
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—Además… —Alec apoyó sus curtidas manos en contra de mi
escritorio y sonrió—. Todos sabemos cuántas veces mi teléfono
desaparece. Probablemente estaba ardiendo en su mano.
Ante esto toda la clase empezó a reír, porque realmente debía ser
verdad. Este chico era una celebridad. Mujeres mayores querían
violarlo. Naturalmente, su teléfono estaría explotando el universo de
los celulares.
—Gracias —murmuré.
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2
Traducido por mel94_
A
la hora de comer, se había corrido la voz y era casi imposible
ver a Alec y a Demetri sin un enjambre de gente acechándolos
por los pasillos. Me hizo preguntarme por qué eligieron Seaside
de entre todos los lugares. Por supuesto, estábamos en la costa de
Oregón, lejos de su tierra natal en Canadá, y en ninguna parte cerca
de Los Ángeles, pero aun así. Teníamos Internet. Teníamos teléfonos.
Ellos no eran de ninguna manera invisibles para nuestro soñoliento
pueblo. Era sólo cuestión de tiempo antes de que salieran de esa
gran cola de aquí. Quiero decir, ¡ni siquiera tenían guardaespaldas!
Tacos o ensalada.
—Debo decir que… —Una profunda voz dijo detrás de mí—. Nunca
he visto a una chica tan entusiasmada por una ensalada de taco.
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—Bueno. —Me giré para hacer frente a Demetri, por supuesto que
sería Demetri—. Me gusta la comida. Y pienso conseguir una estrella
dorada por ser creativa.
—Ambas.
Me eché a reír.
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—¿Esa fue una sonrisa? —Le entregué su bandeja—. Pensé que era
una mueca. Es fácil confundir las dos cosas en su cara.
—¿No gracias?
Demetri era por seguro muy persistente, pero no quería ser parte de
sus fanáticas.
Parecía un poco menos seguro de sí mismo por como movía sus pies,
sus cejas se juntaron.
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—Hay una primera vez para todo, Demetri. Disfruta tu ensalada. —Le
di una palmadita en el hombro y continué caminando en línea recta,
a pesar de que mis piernas temblaban. ¿Por qué diablos acababa
de rechazar una cita para almorzar con el chico más caliente que
jamás he visto?
—Quizás.
—Sí. —Evan me dio una seria mirada antes de que tomara un poco
de mi sándwich.
Sonó la campana unos minutos más tarde, significa que sólo pude
disfrutar parte de mi ensalada. Corrí a mi siguiente clase. Justo
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cuando doblaba la esquina, alguien salió corriendo de la puerta del
aula golpeándome contra el casillero y enviándome al suelo. Por
segunda vez en ese día, mis ojos entraron en contacto con unas
botas caras.
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nombre antes de susurrártelo al oído. Caray, ¿cuál es la gran cosa
con esos chicos? Son estrellas de rock. ¿A quién le importa? Siguen
apestando.
Me eché a reír.
—Whitney.
—¿Eh?
Sermonea en coro.
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—De acuerdo. —Lo esquivé, ni siquiera segura de por qué estaba
enfadada de que bromeara acerca de estar con alguna chica que
ni siquiera conocía. En realidad, no era tan divertido para mis
pequeños oídos vírgenes. En todo caso, me dieron ganas de
golpearlo.
Abrí la boca para hablar, pero paró cuando sentí una cálida mano
apretando en mi hombro.
Estaba oficialmente atrapada entre los dos chicos más calientes del
planeta y todo en lo que podía pensar era en no perder el
conocimiento. Demetri estaba frente a mí, todo músculo embalado
en un metro noventa de estatura. Me tambaleé hacia atrás sólo para
encontrarme con lo mismo. Sólo que Alec olía a colonia cara. El tipo
que debería quemar tus fosas nasales, sino te dan ganas de cerrar los
ojos y gemir.
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—Corre —dijo Alec sobre la parte superior de mi cabeza.
—¿Tropezar? —ofrecí.
Asintió.
—Sí. Lo eres.
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Mi incapacidad para respirar no ayudaba a la situación.
—Sí. Pero eres agradable a la vista, así que mientras nadie arañe tu
cara, ¡siempre tendrás eso!
—Lo siento. —Sin dejar de reír se metió las manos en los bolsillos—. No
estoy acostumbrado a tanta interacción social.
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Tomó mis libros que pesaban menos de un kilo y me acompañó
hasta mi camioneta.
—Me gustas.
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Se alejó sin ninguna explicación. Su estado de ánimo había
cambiado de nuevo.
Me metí en el auto y sacudí la cabeza. Eso tenía que ser el día más
extraño de mi existencia.
—¡Mierda! —No era el mío. Tenía que ser el teléfono de Alec. ¿Cómo
podía haber olvidado eso?
—Hola, Demetri.
—Eso depende.
—¿Oh?
—Eres asqueroso.
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—Aw, gracias cariño.
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Miré de nuevo a la escuela. Era como si pudiera ver una oleada de
lujuria golpeando la puerta principal mientras las chicas salían y
comenzaban a enviar mensajes de texto en sus teléfonos, paseando
con sus faldas y riendo odiosamente. Sin duda, cada una de ellas era
una oportunidad para los chicos. Y de nuevo, me negué a ser una de
esas chicas. En todo caso, me dieron ganas de ponerme una
sudadera holgada para diferenciarme de esos grupos.
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3
Traducido por rodoni
—H
ola, Evan —dije. La puerta tintineó cuando entré. Fui
golpeada inmediatamente por el dulce olor del caramelo y
conos de helado caseros.
—Te odio.
—Lo quieres.
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—Lenguaje. —Nuestro jefe apareció de repente desde la oficina
trasera y nos miró con los ojos entrecerrados.
Me encogí de hombros.
—Nat, te prometo que él quería llevar más que tus libros al auto.
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—Eso no tiene sentido.
Evan suspiró.
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No. No. No lo hice. ad+ t elji. Tú ers mi vctma & voy a jaqar tu fb & lo
haré aunq sea la ultima cosa q haga. Suspiro. Stoy aburrido. Sto es en
lo q mi vda se ha convertd.
—Auch.
Miré hacia arriba. Alec Daniels estaba justo delante de mí. Jeans
rasgados, brazos cruzados y luciendo melancólico. Tragué saliva.
—¿Quieres un caramelo?
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—Sí, claro. —Él agarró un pedazo recién cortado y se lo lanzó a la
boca. No podía dejar de ver como se pasaba la lengua por los
labios. Rayos, necesitaba salir más o al menos tener una cita. Me
estaba convirtiendo en las otras chicas.
—Um, yo...
Me eché a reír.
—Aquí tienes.
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Su mano rozó la mía mientras agarraba la bolsa. Sentí que me
sonrojaba. Di un paso atrás y volví rápidamente a la registradora.
—¿Cuánto es?
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Sabía que estaba mal mirarlas. Salvo que cuando mi dedo tocó la
primera, la voz del señor Dexter sonó alto y claro a través de la
tienda. Rápidamente guardé el teléfono y terminé mi turno.
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4
Traducido por Rodoni
N
ecesitaba desesperadamente devolverle este maldito teléfono
de nuevo a Alec y a Demetri. En serio, tenía que ponerlo lejos
de mi estación de tareas, así no me vería tentada a mirar las
fotos. No ayudó que Demetri sintiera la necesidad de enviarme
mensajes cada segundo poniéndome tonta y haciéndome sonreír
más de lo que me importaba admitir.
Me mordí el labio.
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¿Sabs q 1 tutor no s 1 prostituta, vrdd?
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mí. Quería ser la chica que averiguara sus secretos. Y sabía que eso
no terminaba bien para nadie.
***
Maldije y me di la vuelta.
—¡Me asustaste!
Bajé la vista para ver como protector de pantalla una foto del pecho
desnudo de Demetri. Asombroso. Sentí un caliente rubor bañar mis
mejillas.
Él no se movió.
Esperé.
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Me miró como si yo fuera un rompecabezas.
***
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una vez que Demetri y yo empezamos a hablar más. Si estuviera
siendo completamente honesta, una parte de mí estaba un poco
molesta porque él y yo no teníamos la misma relación que yo tenía
con Demetri. Pero, de nuevo, ¿quién era yo para estar molesta por
algo? Quiero decir, él era todo. Yo no era nada.
—¿Con qué? —Siempre tenía que ser directa con Demetri. Era el tipo
de persona que podría llevar a las chicas más morales a la cama.
Él se encogió de hombros.
—Somos amigos.
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Creo que puedo ayudarte, debo terminar todas mis cosas primero.
¿Te refieres a esta noche?
—Sí, esta noche. —Él se rió entre dientes—. ¿Qué te parece si voy
alrededor de las ocho? ¿Estaría bien?
¿Tal vez todo era un juego? AD2 pensó que sería divertido torturar a
la chica local y convertir su vida en algo confuso y hormonal.
—Alec —suspiré.
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Sin esperar a que respondiera, saqué unos pedazos y se los entregué.
Se metió los tres en la boca y gimió. Sentí el estruendo de su gemir
por todo mi cuerpo.
—Gracias a Dios.
—Así que, ¿la meditativa estrella de rock está obsesionado con los
caramelos?
Alec sonrió, la primera sonrisa que había visto desde su primer día en
la escuela.
—Se podría decir. O tal vez la estrella del rock sólo necesita algo en
la boca ya que dejó de fumar.
—¿Chicles? —ofrecí.
—Pierden el sabor.
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Sus ojos se estrecharon. Parecía inseguro, y luego asintió y se alejó en
la dirección contraria sin siquiera decir adiós.
Espera.
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5
Traducido por valentinaacorrea
M
e he convertido oficialmente en “esa chica”. La que mira el
reloj mientras la manija da vueltas y vueltas. Eran las 8, y él
todavía no estaba aquí. Él iba a llegar tarde. Por un minuto. Y
yo, siendo la aburrida, paranoica y, Oh, socialmente inadaptada
chica que era, me permitía a mí misma sudar sobre ese simple
hecho.
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Me golpeé la cabeza contra el mostrador lo suficientemente fuerte
como para hacer ruido.
Demetri se rió.
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—¿No hay psiquiatras en Los Ángeles? ¿En Canadá? Quiero decir,
¿por qué mi mamá? ¿Por qué aquí?
—Lo siento —dijo Demetri mientras ponía sus brazos alrededor de mis
hombros dándome un abrazo de costado y luego me soltó—. Es algo
así como secreto, pero no creo que siga siéndolo por mucho más
tiempo.
—Si eres el genio de las matemáticas que espero que seas, entonces
sí, te prometo que te voy a contar todo, después de la tarea.
Era como tener a Evan en la casa. Si Evan fuera tan guapo que
doliera mirarlo y tuviera el cuerpo de un dios. Sí, prácticamente lo
mismo.
—Esto es carne asada. Aquello —señalé—, son las papas y estas son
las zanahorias. —Tomé su mano y le di un plato—. Este es un plato. —
Él me fulmino con la mirada—. Pon la comida en el plato y luego ven
aquí. —Abrí el microondas y puse la comida en el interior—. ¿Crees
que puedes manejarlo desde aquí, estrella de rock?
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Su mirada debería haberme hecho asustar. Al contrario, me hizo
enojar aún más. Estos dos muchachos sólo irrumpieron en mi vida, sin
ninguna explicación, y encima, ¿están viendo a mi madre? Sin
responder a ninguna pregunta, ¡y Demetri piensa que es una
especie de Dios!
—Lo siento.
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—L-lo siento. —Puse mi mano sobre la suya y exhalé—. No quise
asumir nada.
Frunció el ceño.
—¿Si?
Asentí.
—Bien.
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Él se rió entre dientes y maniobró para salir de mi agarre más rápido
que cualquier persona que había visto, incluyendo a Evan, que
regularmente tomaba clases en el gimnasio local.
—Y mejor... y mejor.
—¿Matemáticas?
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—¿Viviste aquí toda tu vida? —preguntó sin levantar la vista del
papel.
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—No entiendo, Demetri. —Golpeé su brazo con el lápiz.
—Estoy cansado de ser perfecto, así que pensé que podría crear un
pequeño defecto en mi tarea. Genera opciones, me han dicho.
Asentí.
—¿Dónde vamos?
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Seaside sería el lugar perfecto para vacacionar, si el tiempo pudiera
decidirse. Un día podían hacer cien grados fuera, y al día siguiente
podías ver tu aliento en el aire. Así eran las costas del pacifico. Las
playas eran increíbles, pero eras afortunado si tenías varios días
soleados. Eso no obstaculizaba al turismo, sólo significaba que
durante los meses de otoño, como octubre, no había mucha gente
alrededor.
—¿Quieres sumergirte?
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que yo también lo sería si hubiera gente que se tirara sobre mí y me
dijera que era una especie de dios del rock.
—¿Cuál me contaras?
Su boca era tan diferente al aire que nos rodeaba. Cuando todo
estaba frío, él estaba caliente, tan caliente y acogedor. Sus manos
acunaron mi rostro mientras su lengua se deslizaba más allá de la
barrera de mis labios. No me atacó, ni fue agresivo cuando me alejó
de él. Yo estaba casi decepcionada cuando se retiró.
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Los ojos de Demetri estaban entrecerrados, se acercó de vuelta y
besó mis labios brevemente antes de volver hacia atrás maldiciendo.
—Lo siento.
Se levantó y suspiró.
Él asintió.
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Hizo una pausa y volvió a asentir.
Supongo que no le había dado una razón para confiar en mí. Estaba
enojada porque no lo hizo. Por otra parte, no me conocía en
absoluto. En todo caso, yo podría ser el tipo de chica que haría
chismes acerca de nuestras conversaciones privadas, incluso sobre
nuestro beso.
Él sabía tan bien. Sus manos clavaron las mías en la arena, mientras
su lengua exploraba mi boca y mordía despacio mi labio inferior.
—Me gustas. —Fue todo lo que dijo. Como si eso explicara el por qué
se aprovechaba de mí besándome.
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—Bueno, tú no me gustas.
Gemí.
—Lo sé.
—Si sigues haciendo esto, esta noche va a terminar muy, muy bien y
no puede ser así —maldijo otra vez y cubrió sus ojos con sus manos—.
Y si sigues mirándome como si quisieras comerme, es muy probable
que logres que te desnude y hacer que lo desees.
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Ningún chico me había hablado así, nunca. No estaba segura si
debería tomarlo como una ofensa o como un cumplido.
—¡Sí!
Lo aparté y le di un manotazo.
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—¿Necesitas que te lleve7? —pregunté mientras él caminaba por la
carretera.
—No pensaba que eras esa clase de chica. —Me guiñó un ojo,
mientras se giraba y entraba a la casa junto a la mía.
—¡Te odio!
Una cosa que sabía a ciencia cierta, era que iba a ser un largo año
escolar.
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6
Traducido por Didy
M
e desperté el viernes preparada para enfrentarme al día.
Bueno, más o menos. No había corrido el día anterior. Sabía
que si quería realmente conseguirlo en la temporada de pista
esta primavera, tenía que seguir entrenando. Además, tenía que
levantarme mucho más temprano por esa estúpida reunión del Baile
de Bienvenida. Especialmente considerando que me perdí dos
seguidas y ahora estaba en la lista de mierda de Alesha. ¿Por qué
estuve de acuerdo en servir en el comité en primer lugar? Oh, de
acuerdo, porque mi amiga me forzó a eso y Evan dijo que
necesitaba a alguien que no estuviera actualmente intentando
meterse en sus pantalones. La cual era totalmente la forma en que él
y Alesha actuaban cerca del otro. Ella agitaba sus pestañas, él ponía
los ojos en blanco y segundos después, estarían besuqueándose en
el casillero. Evan siempre dijo que era demencia temporal. De todos
modos, sabía la verdad. La quería tal como era. Simplemente no
sabían cómo salir de la zona de amigos con beneficios. Pero, ¿qué
chico querría eso, especialmente si Alesha ya le había dado todos los
beneficios?
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Tiré los cobertores hacia atrás, salí de la cama adormilada y me puse
mi conjunto de ejercicio. Me recogí el cabello en una cola de
caballo y bajé las escaleras y salí afuera corriendo.
El aire era vigorizante y frío. Era una de las mañanas más frías, pero al
menos el viento no soplaba tan fuerte como normalmente lo hacía.
No sé por qué, pero esta mañana, pensar en correr con viento me
ponía de mal humor.
Sacudí mi cabeza.
—Sí, bueno, no te tenía como alguien que hace algo más que
sentarse y empollar, así que creo que estamos a mano, ¿eh?
De todas las cosas que podría haber dicho, ésa era la que menos
esperaba.
—Corro rápido.
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—De acuerdo. —Parecía que no le afectaba.
—Escucho música.
Tragando, asentí.
Alec era… bueno, era Alec. Había algo misterioso sobre él. Al menos
corriendo no tendríamos que hablar mucho. Aún estaba curiosa
sobre por qué estaban aquí en primer lugar, pero si no pude
sacárselo a Demetri anoche, estoy segura de que no lograré que su
hermano se mueva de esa área.
67
Me puse los auriculares, pero no encendí la música.
—¿Qué?
Se movió atrás mío y gentilmente tiró más de mis brazos, luego susurró
en mi oído.
—Tropezaste sobre tus propios pies dos veces ayer. No estaba seguro
de que siquiera pudieras caminar en línea recta hasta ahora.
—Estoy en la pista.
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—¿Qué? —Alec sonrió. Odiaba cuando me sonreía así. Como si fuera
su sol y estrellas. Cuando claramente ese no era el caso.
Alec silbó.
Me sentí ruborizar.
69
—Es buena música para correr.
—No, sólo estoy sin aliento. —Triste respuesta, Nat. ¡Triste respuesta!
Quería matarlo.
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Me estiré para alcanzar su teléfono, pero lo tenía en su bolsillo antes
de que pudiera agarrarlo.
—Lo dudo.
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Mientras miraba el sudor gotear por su mejilla, casi podía fingir que
era una persona normal… casi. Mi nivel de comodidad con Alec
había cambiado definitivamente.
—¿Qué es esto?
Se encogió de hombros.
—Nop. —Se echó a reír amargamente—. Nunca verá la luz del día.
No si mi hermano tiene algo que ver con eso.
72
—Así que esta fiesta… —Puso su teléfono en el bolsillo—. Te recogeré
a las siete.
Grité un adiós.
El silencio me saludó.
73
7
Traducido por belulove
E
l siguiente viernes, la noticia de que la banda AD2 se tomaba un
muy necesitado descanso de las giras ya había sido anunciada,
reclamando que los hermanos estaban exhaustos y pasando
tiempo en su casa de campo en Oregón y asistiendo al colegio para
traer un poco de normalidad a sus vidas.
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conmigo. Siempre observaba a las personas y difícilmente decía dos
palabras a menos que le hablaran.
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—Oh. —Silencio largo—. Lo olvidé. De todos modos, ¿quieres que nos
preparemos juntas?
—No, tonta, pero es una pijamada, así que empaca alguna lencería
linda. —Me dio un manotazo con su mano libre después de que bajó
la bolsa—. Ya estas con Demetri, no es que pueda culparte. Él ha
reclamado su interés repetidamente. Primero besándote en la mejilla
en el vestíbulo y luego cuando le dijo a todos los chicos en el
vestuario que si te miraban, los castraría. Lo juro, si hacer pis en ti
sirviera para marcar su territorio, él lo haría.
—Alec —aclaré.
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—Nop, ese es tu vestido. —Se movió detrás de mí y chasqueó la
lengua—. Probablemente deberíamos arreglar tu cabello, también.
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que le hacen a Evan, ya que tiene todos los fines de semanas libres y
termina presentándose a trabajar como si quisiera morir unas miles
muertes.
Me puse el brillo labial que ella me dejó justo antes de que sonara el
timbre de la puerta.
Alec estaba apoyado en el marco, con sus casi dos metros. Llevaba
una camiseta musculosa ajustada y una chaqueta de cuero, como si
fueran hechas para él. Agrégale eso a sus jeans rasgados en todos
los lugares correctos, y de repente estaba agradecida de que Alesha
me hubiera puesto en este vestido.
—Vaya.
—¿Qué? —¿Tenía brillo labial en los dientes? Mierda. Sabía que era
una mala idea.
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—La chaqueta sólo lo está haciendo peor. ¿Cómo es que tener más
ropa lo hace peor? —Él maldijo de nuevo y apartó la mirada.
Por ahora, sabía que conducía un nuevo Lexus LS 570. El auto olía a
cuero costoso, y aunque estaba contenta por ir con él a la fiesta de
Evan, todavía sentía envidia porque no podría conducir su auto.
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—¿Eres real? —espeté.
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—¿Estas bien? —Él me enderezó y me sostuvo por los hombros
mirando fijamente mis ojos.
—Sí, um… —Sus ojos eran tan verdes. Por un minuto olvidé respirar, o
al menos así lo sentí. Su mirada nunca se alejó mientras esperaba que
respondiera, no estaba segura de si podría. ¿No se suponía que los
chicos de secundaria eran imbéciles? ¿Jugadores? ¿Calentones?
Alec no era ninguna de esas cosas. Indiferente, sí. Pero…—.
Simplemente no estoy acostumbrada a los tacones, supongo. —
Logré decir finalmente.
81
Cuando él se tropezó hacia atrás, eché un vistazo detrás de él y noté
que Alec se había ido.
—¿Gay?
—Salud.
8 Slam: torneo de poetas en los que se enfrentan mediante las notas de un jurado
seleccionado del público inspirado en el boxeo.
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Él tomó un trago de su bebida.
—¿Saber?
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—Estoy seguro —susurró, alejándose y guiñándome un ojo.
—¿Qué es esto?
Asentí. Eso era justo lo que necesitaba. Aire fresco. Hacía demasiado
calor en la casa de Evan. Hablando de Evan.
Demetri se rió.
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Cuando llegamos a la puerta de entrada, parecía que el lugar
giraba. Genial, añade un ataque de pánico a mi ya asombrosa
noche.
—¿A qué?
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Puedo jurar que dije que sí, pero entonces, él rápidamente me había
besado y estaba un poco confundida con lo que se había dicho por
la música y porque Demetri había estado babeando sobre mí.
—¿Por qué yo, Demetri? Sales con estrellas de cine. Sales con chicas
que se ven como supermodelos. Creo que estoy un poco
confundida. Y, por sobre todo eso, ¿no es un poco apresurado?
Quiero decir, nos conocemos como desde hace dos semanas.
Cierto.
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que realmente me gustas. Eres diferente. No como las demás chicas.
Quiero hacer cosas buenas por ti.
—¿También te gusto?
—No es que crea esas cosas. —Lo tranquilicé, mirando a sus ojos
para convencerlo de la seriedad de mi confesión.
Sonrió abiertamente.
—Nat, soy absolutamente serio. No soy tan malo. Quiero decir, soy
malo, no me malinterpretes. Soy probablemente el peor tipo de
chico para ti, pero soy lo suficientemente egoísta para ignorar todas
las señales que me dicen que no soy el indicado para ti cuando todo
lo que quiero es estar contigo.
—Así que, primero soy diferente, segundo soy fácil, ¿y ahora estás
ignorando tu sentido común para estar conmigo? Vaya, realmente
87
te creo cuando dices que las revistas de chismes se equivocan
contigo. No hay manera de que seas un jugador, Demetri.
—Bien. —Me liberó y dio un paso atrás—. Natalee. —Tomó mis manos
en las suyas, su sonrisa desapareció. Sus ojos miraron fijamente a los
míos—. Eres la chica más hermosa y única que jamás tuve el placer
de conocer. Cuando estoy contigo, me haces querer ser un mejor
hombre. Me haces soñar con cosas que nunca pensé posibles. Pero
es más que eso… te quiero. Te quiero tanto que cuando no estás a
mi lado, duele. —Él puso mi mano sobre su corazón después la atrajo
hacia su boca para besarla.
Sus ojos estaban vidriosos con lágrimas retenidas. O era el mejor actor
en el universo conocido o hablaba muy en serio… o consumía
drogas. ¿Las drogas te hacen soltar cosas románticas como esas?
Nota mental: buscarlo cuando llegue a casa.
Me guiñó un ojo.
88
Mi corazón se aceleró y así, él aplastó sus labios contra los míos, sus
manos se perdieron en mi cabello, mandando escalofríos hasta los
dedos de mis pies.
Asentí.
—Lo que sea. —Miró alrededor y metió sus manos en sus bolsillos—.
Sólo regresemos.
89
hacia la casa. Ugh, no lo sabía, pero de cualquier forma, estaba más
que encantada de volver adentro. Demetri me llevó a la pista una
vez más. El baile fue diferente. Él ya no se reía. En cambio, me estaba
pulverizando y para ser honesta, era un poco brusco.
Bien. Raro.
Tuve que pasar por lo menos entre treinta adolescentes girando para
encontrar el baño, y cuando lo encontré, había gente haciéndolo
ahí.
Fantástico.
90
8
Traducido por LilikaBaez
S
alté por la escalera, notando que mucha gente ya se estaba
repartiendo. Según los rumores de la fiesta, Evan generalmente
alquilaba habitaciones agradables para sus amigos más
cercanos, lo que significa que probablemente conseguí una de las
habitaciones para la noche. Todos los demás tenían que acampar
en su enorme patio trasero. Otras personas a veces iban a la playa y
dormían allí.
El ponche de ron debió haber sido muy fuerte, ya que la fiesta sólo
había durado tres horas más o menos.
—Oye. —Sus ojos eran oscuros, su boca en una línea sombría—. Tal
vez deberíamos irnos.
91
—Algo así. —Alejó la mirada, una sonrisa de disgusto extendida en su
rostro.
Asentí.
92
Se quedó en silencio mientras abría la puerta del auto y me dejaba
suavemente en el lado del pasajero. Una vez que arrancó el auto,
salió de la calzada y se dirigió hacia mi casa.
De repente lloré más fuerte, sabiendo que tenía que regresar a una
casa vacía. Mi mamá y mi papá habían salido probablemente. Era
noche de cita, después de todo. La idea de estar sola, me dio ganas
de volver corriendo a la fiesta de Evan, sólo para poder quedarme
en una de sus habitaciones.
93
—Toma. —Ni siquiera sabía que Alec estaba en frente de mí. Mis ojos
se posaron en una taza con algo. Lo agarré y lo bebí.
—Gracias —murmuré.
Asentí aturdida.
—¿Quieres que le dé una paliza por ti? —preguntó Alec con una
mirada sin expresión en el rostro.
—¿En serio?
Alec asintió.
—Está bien, pero si te vas a tu casa, voy contigo. Tus opciones son las
siguientes. Quedarte conmigo, mientras duermo en el piso
protegiendo tu virtud de mi hermano si decide localizarte, o duermo
en tu casa. No es seguro que estés sola, Nat. Tus padres se han ido,
¿no? —Él se pasó los dedos por el cabello—. Mira, sé que es Seaside y
94
no Los Ángeles. Simplemente no me siento bien con el hecho de que
estés sola. Debes estar aquí por un tiempo.
Asentí.
Miré a mí alrededor. Era tan cómodo. Qué irónico que estaría más
cómoda en la casa de un desconocido que en la mía.
Me eché a reír.
—Siempre la hay.
Aparté la vista.
95
—Dice el mapache —murmuró Alec.
Me eché a reír.
—Oh, eso espero. —Él sonrió y se levantó de un salto del sofá—. Eso
sería divertido para mí.
En serio, la forma en que olía me hacía sentir cosas. Nunca había sido
el tipo de chica que se fija en la colonia, pero vaya. Esto me
confundió, me dieron ganas de saltar sobre él.
Tal vez esos dos sorbos de ponche de ron se metieron con mi cabeza.
96
—Así que... —Alec cortésmente ignoró mi segundo momento
incómodo de la noche—. Hasta que llegue la pizza, ¿qué te parece
si jugamos a las cartas?
—Um, ¿si? ¿Qué otras cosas crees que hay para hacer en buses de
gira?
—¿Cantar? —ofrecí.
Él asintió.
—¿Era un monje?
97
—Entonces, ¿qué estamos jugando?
—¿En serio?
—Tu boca. —Guiñó un ojo—. Y no puedes dejar que tus labios toquen
el mostrador, tienen que ser sólo con los dientes. Los tramposos serán
castigados.
Menos mal que él tenía una bolsa de dos kilos y medio, porque por la
manera en que estaba jugando, no quedaría nada.
98
—Oh, esa es la pizza. —Alec saltó del sofá hacia la puerta, luego se
giró bruscamente hacia atrás—. ¡No hagas trampa! —Colocó sus
cartas más lejos de mí.
—Tienes que comer antes de ir a una fiesta, Nat. Eso es como Fiesta
101. Nunca bebas con el estómago vacío, ¿de acuerdo?
Prométeme que si alguna vez vas a una fiesta de nuevo y piensas en
beber, comerás antes.
Asentí.
Era tan fácil con él. Era como, oh Dios mío, mataré a Stephenie
Meyer y Crepúsculo. Realmente era como respirar. Lo siento Jacob y
Bella, pero es la verdad. Y lo siento, pero estar con un hombre lobo
no sería como respirar. Sería como morir.
99
de que estábamos solos, su teléfono no dejaba de zumbar en la
mesa. Ni una sola vez lo miró.
Cuando sonó por décima vez, lo tiró en el sofá y puso una almohada
sobre él.
—Cuando quieras. —Él se limpió la boca con una servilleta y llevó los
platos a la cocina—. ¿Qué tal una ronda más?
Me reí.
—No, no lo hice.
—Deberías.
100
Espera, ¿todavía estábamos hablando sobre el juego?
—Ve a Pescar.
101
Cerré los ojos y negó con la cabeza hacia atrás y hacia adelante. Su
peso casi me aplastaba. No había manera de salir de debajo de él.
Me aclaré la garganta.
102
—¡No! Natalee, lo siento, nena. ¡Lo siento mucho! —Él cayó de rodillas
y parecía que estaba a punto de llorar—. ¡No era lo que piensas!
Estoy tan borracho, tenía el cabello rubio, ¡pensé que eras tú!
Sabía que era una tontería discutir con un borracho, pero no pude
evitarlo.
—¡Lo siento mucho! —Él ignoró mi pregunta, aún sobre sus manos y
rodillas.
—¿Está bien?
103
—Está bien. —Me sentí mal dejando a Demetri en el suelo. Alec lo
notó y rodó los ojos, se trasladó de nuevo a él, y levantó a Demetri,
depositándolo en el sofá.
—¿Feliz? —preguntó.
—Sí. —El humor de Alec había cambiado una vez más, no era tan
alegre. Más irritado y loco protector.
Tragué saliva.
Era su habitación. Tenía que serlo. Estaba casi alarmada por lo limpio
que estaba. ¿Las habitaciones de los chicos no solían oler mal? Sus
ventanas estaban abiertas, por lo que las cortinas flotaban por la
brisa ligera. Olía a Alec y al océano. Decidí que era mi olor favorito,
incluso más que su colonia misma, porque era una mezcla de él y de
su casa. La habitación era enorme y tenía un baño a un lado de ella.
Su enorme cama estaba cerca de las ventanas y parecía
amenazadora.
104
Cambié de posición mis pies y Alec rápidamente bajó la mirada al
suelo.
—Algo así, quiero decir, si te parece bien. Si no, está totalmente bien.
Sólo puedo ir a dormir y...
¿Debería trabarla?
105
Pensé que Alec era el extraño melancólico y Demetri el chico malo
disfrazado de un ángel, aunque sus aspectos demuestren lo
contrario.
106
9
Traducido por Pilar
E
ra una ducha de cascada. Como las que se veían en la
televisión y en los hoteles lujosos. Me paré debajo e
inmediatamente sentí como el estrés abandonaba mi cuerpo
mientras cerraba los ojos.
107
También olía a hombre, pero se sentía bien en mi rostro.
Sacudí mi cabeza.
108
Él se apartó y bajo la mirada.
—Por mi hijo.
Quería llorar.
Después de unos minutos, Alec salió del baño. Apagó las luces y
tomó unas almohadas y una manta de los pies de la cama.
No dijo nada.
—Alec —susurré.
—Lo siento.
Él suspiró.
109
Estaba muy oscuro como para ver, pero la cama se movió cuando
Alec se sentó junto a mi lado. Podía ver la silueta de su cuerpo por la
luz de la luna mientras mis ojos se ajustaban a la oscuridad. Estaba
usando unos pantalones cortos, pero no una camiseta.
—¿Por qué? ¿Algo anda mal? Dime qué anda mal. ¿Es por Demetri?
—Su aliento era caliente contra mi rostro.
Temblé.
—¿Tienes frío? —Él tomó una manta y me cubrió con ella. Genial,
ahora iba a sudar hasta morir.
—No quise llorar, Alec. Es sólo que… nunca perdí a nadie y pensar en
perder una parte de ti, un hijo. No lo sé. Lo siento tanto que hace que
mi corazón duela cuando lo pienso. —Extendí mi mano y toqué su
brazo. Esta vez no se estremeció.
—Benjamin.
—¿Cómo murió?
—Fue mi culpa.
110
—¿Cómo que fue tu culpa?
—Oh.
—Sí, oh —repitió Alec—. Sólo digamos que con su madre, fue algo de
una noche, pero en cuanto supe que estaba embarazada le dije
que ayudaría. Le pagamos, para que no se lo dijera a la prensa. Fue
justo cuando empezábamos a ser muy conocidos.
Auch.
111
—La noche que nos enteramos que estábamos nominados a algunos
Grammys, la mamá de Benjamin tuvo un accidente automovilístico.
Ella y Benjamin murieron por el impacto.
Su historia explicaba mucho. Por qué era tan distante, tan protector.
Tan controlado con todo lo que pasaba en su mundo.
—Bueno, no todos los días una chica llora por un pequeño niño que
ni siquiera conoce.
Él se estremeció.
112
—De acuerdo. —Quería tanto que se quedara conmigo. Quería
quedarme dormida en sus brazos, su respiración mezclada con la
mía. Él era como una droga, una adicción que necesitaba cada vez
más y más.
113
10
Traducido por Clalisjuli95
M
e desperté con el olor a café recién hecho.
Asentí.
114
—Estoy de acuerdo con esos términos
Demetri suspiró.
115
—La honestidad apesta. —Suspiró y miró a otra parte—. Nat, quiero
estar contigo, déjame ganarme tu confianza de nuevo. Déjame ser
el chico que siempre he querido ser. Quiero ser ese chico para ti.
Tener a un chico diciéndote eso, era como una droga para una
chica.
—No quiero que lo hagas. Sólo quiero que estés a mi lado como
inspiración cuando yo mismo me salve.
Besó mi mejilla.
116
—¿En serio?
Asentí.
117
El jugo de naranja y el café estaban ya en el mostrador.
—Buenos días, dormilona. ¿Sabías que roncas? —dijo Alec, sin alejar
la mirada del sartén.
—¡No lo hago!
—¿Quién? ¿Alec? Por supuesto, está bien. ¿Por qué no iba a estarlo?
118
—Sí. —Demetri se detuvo recogiendo comida en su boca y tomó un
poco de jugo de naranja—. Me dijo que yo era un imbécil y que eso
iba a hacer que perdiera a la mejor mujer del mundo si no iba a la
habitación y rogaba de rodillas. Naturalmente, yo sabía todo eso
antes de que él lo dijera, pero igual.
—¿Por qué?
—¡Porque no! —Lo empujé lejos con una sonrisa sobre mi cara y él
estaba confundido. Usualmente él obtenía todo lo que quería—.
Tengo un montón de tareas y algunos de nosotros tenemos que
trabajar para vivir.
—Yo trabajo.
119
Incliné mi cabeza hacia un lado.
—Seaside Taffy.
Demetri sonrió.
Asentí.
—Y luego fallas.
120
—Mierda. —Demetri cruzó los brazos y puso mala cara. Lucía tan
inocente y sexy, que cedí. Me incliné en las puntas de mis dedos y lo
besé firmemente en la boca.
Se alejó.
—Sabes bien.
—Tú también.
Nos miramos por un rato. Sus ojos mirando fijamente mi boca. Con un
suspiro, retrocedí.
***
121
Agarré mi iPod y cambié a una mezcla diferente. La lista que decía
Lo Que Amo.
122
El sudor corría por su cuerpo. Se había sacado su camiseta en algún
punto, y estaba apretada en su mano derecha, dejando sus ridículos
abdominales al descubierto. No ayudaba que el sudor parecía brillar
en su pecho al sol.
—Nah.
Asentí.
—Medio maratón.
—Así que, ¿las cosas están bien? —preguntó, sin encontrar mis ojos,
pero mirando a la playa.
—Creo que sí. —Me encogí de hombros—. Demetri dijo que hablaste
con él.
—Así que… —Tragué saliva—. Tengo que trabajar hoy, pero pienso
que vamos a salir esta noche, por si quieres venir con nosotros.
123
—No es una cita —dije rápidamente.
—¿Nat?
Mi cabeza se levantó.
—Muy gracioso —me quejé y salí como loca de vuelta a la casa. Sólo
tenía 45 minutos para prepararme para trabajar.
124
11
Traducido por clalisjuli95
E
l trabajo estuvo difícil.
Me hubiera reído, si no me sintiera tan mal por él. Dijo que su cabeza
dolía tanto, que quería morir esa mañana. Eso es lo que pasa por
beber siendo menor de edad. Me encargué de azotar las puertas
más a menudo durante nuestro turno.
125
—Haz que paren, por favor, haz que paren. —Evan tomó de su
botella de agua y miró a la madre.
—En serio, Evan, necesito ayuda. —Estaba furiosa dos horas después,
cuando la fila era tan larga, que salía por la puerta y por la acera.
126
—Así que —dijo la chica de las coletas, sacando su cadera—. Se ven
mayores.
—Escucha, tú…
Increíble.
—Linda visera. —Eso venía del chico que tenía más admiradoras
femeninas que la mayoría de las estrellas de cine.
127
Asentí.
—Sip. —Ignoré las extrañas miradas de los clientes, así como los gritos
de las otras chicas que acababan de descubrir que la D de AD2
realmente estaba conversando en Seaside Taffy con la chica de la
tienda.
—Bien. Tengo planes para ti, Nat. —Sus ojos hicieron esa cosa que
por arte de magia se oscurecían y se entrecerraban, haciéndolo lucir
más sexy de lo que debería ser legal.
128
—De acuerdo. —Fue la única cosa que pude decir. La multitud se
estaba volviendo ridícula—. Oye, ¿Demetri?
Se volteó.
—Lo amo —dijo Evan—. No soy gay, pero en este momento lo amo.
Si puede alejar a todas las chicas y personas ruidosas de aquí, podría
sólo besarlo.
—¿Sigues borracho?
—Tal vez.
129
Le dije adiós a Evan y agarré mi bolso. Probablemente olía a
caramelos y a niños pequeños llenos de gérmenes, pero no me
importaba. Sólo estaba demasiado emocionada de que mi turno
hubiera terminado. La campana sonó cuando salí.
—Lindo auto. —De repente me sentí muy, muy inadecuada. ¿Por qué
diablos estaban estos dos chicos prestándome atención?
Se encogió de hombros.
—Alec dijo que iba a correr hacia la ciudad y podría manejar hasta
tu casa.
130
—Oh. —¿Por qué el hermano que no estaba interesado en mí,
estaba siendo tan lindo otra vez? Esto me confundía.
—Súbete.
—Idiota.
131
El dueño de Taffy pensaba que era divertido y lindo.
Esto no me divertía.
—¿Nombre?
—Demetri Daniels.
—Si hay algo, cualquier cosa, que puedan necesitar ustedes dos…
Él se encogió de hombros.
132
—Soy famoso, nunca me piden identificación. Créeme. Ellos harían
cualquier cosa por mí, incluso servir alcohol a menores. Quiero decir,
mira este lugar. Está un poco muerto ahora. Dale una hora.
La noche entera.
133
Ella no podía ser mayor que yo, y estuve instantáneamente celosa.
Ella coqueteaba con mi novio. Mi novio.
¿Era en serio?
—Lo lamento, esto nunca salía así de mal en Los Ángeles, quiero
decir, las personas usualmente nos daban privacidad. Puedo ir a
Starbucks y no ser acechado.
Me encogí de hombros.
134
—¿Por qué? ¿Vamos a quedarnos dentro de una prisión?
135
Pienso que las personas estaban tan emocionadas y sorprendidas,
que no se daban cuenta que estábamos apresurándonos a entrar al
auto.
Él rió.
—Lo lamento, ¿te hice daño? —Señaló mi boca y brazo que él había
agarrado mientras me besaba muy fuerte allá afuera.
—¿Qué? — Me congelé.
—Nos están siguiendo. Sabía que sólo iba a ser cuestión de tiempo. Es
sólo que…nosotros no pensamos que se pondría así de loco aquí.
Quiero decir, es sólo Seaside.
136
—Voy a conducir alrededor de la cuadra un par de veces para
perderlos y luego podemos ir a casa, ¿de acuerdo?
137
12
Traducido por BUTY_MADDOX
—¿Q
ué hiciste con ella? —gritó Alec. Nunca gritaba. ¿Por
qué estaba gritando? Y, ¿por qué no podía abrir los
ojos? Gemí e inmediatamente una compresa fría se
presionó en mi cabeza. Me estremecí.
138
—No, no podemos. —La voz de Alec era severa—. Sus padres
decidieron extender su cita de una noche por todo un fin de
semana. No volverán hasta mañana por la noche. Le dejaron
mensajes, pero su teléfono debió haber muerto. La madre de Nat
sabía que ustedes estaban fuera, así que dejó un mensaje conmigo
antes de irse. Se han ido.
—¿Y?
—Está bien. —Cerró la puerta detrás de él. Se hizo eco en mis oídos
haciendo latir mi cabeza más fuerte. Me concentré en abrir los ojos y
me vi recompensada gratamente por mi esfuerzo.
—Creo que sí. —Mi voz era pesada y aturdida. Me sentía sentimental,
como si quisiera llorar. Quería a mi mamá. Pero ella no estaba allí.
Todo lo que tenía, eran dos estrellas de rock, uno que quería dejarme
en mi casa y dejar que se me pasara con una siesta como si tuviera
resaca—. No me siento bien. —Traté de sonreír, pero me dolía la
cara.
139
Negué con la cabeza. Odiaba tragar pastillas. Me atragantaba
cuando era pequeña y aún ahora tenía que aplastarlas con una
cuchara y comerlas con mantequilla de maní.
Parecía enfadado.
—¿No crees que su novio debe ser el que esté en la cama con ella,
Alec? —gruñó Demetri.
140
—Lo siento —le dije, volviéndome a atragantar.
Él se encogió de hombros.
—Está bien.
—Lo siento —dije otra vez, porque realmente no sabía qué más decir.
Él se encogió de hombros.
¿Qué diablos?
—Así que, ¿por qué no le gusta la gente enferma? ¿Tiene fobia a los
gérmenes o algo así?
141
—No. —Alec se sentó en la cama con un libro en la mano—. Nuestra
mamá nos abandonó cuando éramos pequeños, y nuestro padre
murió de cáncer unos años después. La mayor parte de los recuerdos
de Demetri son del hospital.
Alec se rió.
Asentí.
—Hmm, supongo que sí. No lo sé, Nat, soy protector con él. Soy
mayor por un año, mi trabajo es cuidarlo.
Fue una respuesta pobre, pero era todo lo que iba a conseguir.
142
—Si eres mayor por un año, y él está en el último año y tú también…
—La escuela secundaria es como ir al infierno todos los días, así que,
¿por qué elegirías ir voluntariamente?
Él se estremeció.
Yo bostecé.
—He traído un libro. —Alec Sonrió—. Voy a estar aquí, ¿de acuerdo?
—¿Lo prometes?
143
—Lo prometo. —Su susurro me arrulló a dormir.
***
—Está bien.
—No, no lo está —espetó—. Maldita sea, ¿por qué eres tan fácil para
mí?
—Está bien. No está bien. Te odio. Toma tus estúpidas flores. —Las tiré
al suelo y crucé los brazos.
Demetri sonrió.
—Mucho mejor. ¿Qué voy a hacer contigo? ¿Hmm? —Su mano dejó
un rastro en mi cuello—. Eres hermosa, divertida... ni siquiera puedo
mirar a otra chica.
144
—Bueno, me alegro de que el mujeriego finalmente se haya
decidido por una chica. —La enfermedad hacía a la gente valiente,
decidí.
—¿Entonces tú me desnudaste?
Me quería morir.
145
Sin responder, traté de levantarme. Tenía que salir de allí y volver a
casa. Estaba demasiado confundida como para quedarme y me
sentía tan enferma, que sólo quería estar en mi cama. La cabeza me
daba vueltas. Puse mi peso en un pie y luego en el otro, tratando de
llegar a la puerta.
—No puedes ir por ahí quitándole a la gente su ropa sólo porque está
enferma.
146
—Nat, sólo llegarías hasta la mesa de la cocina, te desmayarías, y lo
más probable es que te rompas un diente en el proceso.
147
—Lo impresionante que eres. —Sus ojos brillaban con aprecio—. Nat,
eres absolutamente preciosa sin ayuda de maquillaje o ropa de lujo.
Y eres la única persona en el universo que he conocido que no nos
pidió autógrafos.
—Podría vivir sin la parte del autógrafo, pero la parte que tiras tus
bragas suena intrigante. ¿Estás pensando en hacer eso pronto?
Esperaré. —Él sonrió como un niño pequeño.
—Voy a ver qué puedo hacer con respecto a los medios por ahora.
¿Por qué no se van a ver una película o algo así?
Suspiré.
Demetri maldijo.
148
—Tu cabeza siempre te duele cuando la usas, tonto, así que no, no
cuenta —bromeé.
149
13
Traducido por kass :)
V
imos películas hasta altas horas de la noche. A medianoche, me
sentí muchísimo mejor, lo cual fue bueno teniendo en cuenta
que tendría que colarme de nuevo en mi casa.
Demetri se había quedado dormido, así que fue Alec quien me llevó
a la puerta principal, en una pieza.
Asentí.
150
—Vas a estar en cada canal de noticias, todas las emisoras de radio,
todos los sitios de chismes. Sólo quiero que lo sepas, todo está a
punto de cambiar y no va a ser fácil.
Sonreí.
No le hice caso.
151
—Hay fotógrafos afuera. Alec les está gritando. Parece estar loco. No
sé qué hacer.
Vi como él salió corriendo de la casa casi sin nada, sólo con sus
pantalones colgando. Su cuerpo bronceado brillaba a la luz de la
luna. Él era cada centímetro tan hermoso como Alec, pero tan
diferente. Alec estaba cubierto de tatuajes. Demetri tenía dos,
aunque no podía entenderlos. Se extendían por su pecho y parecía
conectarse con algo en su espalda. Era muy difícil decirlo en la
oscuridad, pero podía haber jurado que había algo escrito.
152
14
Traducido por Angyyy
T
odo el domingo me dediqué a tareas. Demetri tenía su parte
justa, así que nos pusimos de acuerdo para pasar el rato el lunes
en la escuela. No sólo lo echaba de menos a él, sino también a
Alec. Pero sabía que sería extraño si iba a su casa sin ninguna razón.
Después de todo, básicamente me quedé todo el fin de semana con
ellos.
Me encogí de hombros.
153
todo. Y sí, supongo que soy medio-insegura, no quería estar atrapada
en algo que con el tiempo me haría daño.
—¿Qué?
154
único en que seguía pensando era que yo era de alguna manera la
causa de eso. Miré a los dos chicos y vi que ninguno de ellos parecía
feliz.
—Malo.
155
—¿Así que me han etiquetado como zorra?
Me encogí de hombros.
—Tú eres mi novia, la gente sabe eso. Vamos a tener que hacer un
poco de control de daños. Y no puedes ser vista a solas con Alec.
156
—Eso no será un problema. —Alec estacionó, apagó el motor y saltó
fuera.
—Nat, mírame.
157
mantenerse bajos. Sus ojos eran de un gris acero. Una barba de chivo
negra alineaba su boca y barbilla.
¿No los ve? ¡La NASA podría verlos! Puse los ojos en blanco
fastidiada, mientras Demetri finalmente puso su teléfono lejos y nos
dio toda su atención.
158
combinaba con la imagen de Alec en mi puerta inclinándose hacia
mi cara...
—Nat, todo va a estar bien. Incluso si eso significa que tengo que
correr por las calles gritando borracho, así no se centraran en ti.
—Tengo un teléfono.
159
añadir los que necesitas también y además tendrás que enviar textos
a tus amigos de confianza y darles tu nuevo número.
Se lo dije.
—Sólo hoy.
—Lo siento, Nat. Si te hace sentir mejor, no creo todo lo que veo en la
tele, e incluso si lo hiciera, probablemente soy el tipo que te diría
160
“choca esos cinco” por haber conseguido a dos de las más grandes
estrellas de rock en el planeta.
—¿Yo, dramático?
161
No me devolvió la sonrisa. En todo caso, su ceño se mantuvo más
profundo.
—¿Quiénes se creen que son? ¡No pueden tratarte así! ¡Eres mi novia!
—Guau, Nat —dijo Evan detrás de mí—. Eso fue en realidad bastante
exacto. Estoy impresionado.
Él estaba sonriendo.
162
llena de ellos. Y entonces me sentí culpable porque en ese mismo
instante, Demetri se sentó junto a mí y envolvió su brazo alrededor de
mí forzándome en un abrazo.
—Está bien.
—No grites, soy yo. —El aliento cálido de Alec estaba en mi cuello.
Me soltó y suavemente me giré hacia él. Tuve el fuerte impulso de
saltar a sus brazos y llorar—. ¿Qué fue eso, Nat?
163
—No te hagas la tonta —dijo, como si leyera mis pensamientos.
—No hagas eso nunca más, por favor. —Su voz era áspera y baja.
Escalofríos sacudieron mi cuerpo.
—¿Qué?
Él se echó a reír.
—Sí, así está mejor. —Él me empujó un poco para que tuviéramos
más espacio entre nosotros y suspiró—. Ahora, ¿vas a decirme por
qué estuviste tratando de matarme con tu mente en la cafetería?
Alec exhaló.
164
—Nat... —Sus manos se movieron a mis hombros. Cerré los ojos y la
sensación de plenitud se apoderó de mí—. Los dos sabemos que no
puedo estar cerca de ti.
165
15
Traducido por Leonor_92
M
i cuerpo gritaba ¡bésame! Pero sería un error y un engaño, y
probaría exactamente lo que los diarios habían escrito de mí.
—No podemos.
—¿Por qué?
166
Posiblemente te ama. No voy a hacerle eso. No puedo hacerle eso,
independientemente de cómo me siento por ti.
—Adiós, Nat.
—Sí, lo necesito.
167
—Vamos. —Me tendió su mano. La agarré. Me llevó por los pasillos
atestados, la seguridad nos seguía de cerca.
—¿Acabas de sobornarla?
168
Me mordí el labio, luego rápidamente recordé la advertencia de
Alec.
—¿Saltándose la escuela?
—Me pregunto por qué. Se veía bien en tus brazos hace unos
segundos. —Sus ojos acusaban.
Quería gritar, ¿y qué? Sí, besé a mi novio, y sí, ¡fue minutos después
de besarte! ¡Pero tú dijiste no! Prácticamente me tiraste a los brazos
de tu hermano, ¿y ahora crees que tienes derecho a estar enojado
conmigo?
Sentí mis fosas nasales ensancharse. Alec dio un paso atrás y luego
sonrió.
—Lo que sea, sólo salí para sacar algo del auto. Ustedes diviértanse.
—Y sólo así, se había ido.
169
—Así que... —Hizo girar la llave en el encendido y puso el auto en
reversa—, tengo toda la tarde y luego necesito ir a casa de tu mamá
por una cita.
—Tú y Alec.
—Por supuesto.
Demetri maldijo.
170
Maldijo.
—¿Y yo sí? —solté—. ¿Qué pasa con la porrista con la que te estabas
besando en la fiesta?
—No es así —mentí—. Jamás fue así. Créeme, él dejó muy claro
dónde está su lealtad. —Y no era conmigo o con sus sentimientos por
mí, sino por su hermano que estaba haciendo todo lo posible para
demostrarme que era digno, mientras yo iba detrás de él. Yo era lo
171
peor de lo peor y sabía que tenía que hacer una elección. No podía
sentir algo por Alec y Demetri. Tenía que dejar que uno de ellos se
fuera.
—¿En serio? —besó mis labios—. Dime que lo dices en serio. —Tenía
las manos en mi cabello, rizándolo entre sus dedos.
172
Unos pocos autos tocaron sus bocinas a lo lejos. Me sentí sonrojar
cuando me di cuenta de que estábamos a sólo metros de distancia
de la escuela y besándonos en la calle. Con nuestra suerte,
probablemente estaríamos en las noticias esta noche.
—¿Comida?
—Comida —coincidí.
173
16
Traducido por Leonor_92
L
as próximas semanas pasaron a un ritmo agradable y familiar.
Demetri y Alec siempre me llevaron a la escuela y Bob me seguía
como un acosador todos los días. Incluso lo convencí de que
sería interesante unirse a mí en el trabajo.
Le gustaba eso.
174
comenzaron a hablar del Baile de Bienvenida y el próximo partido de
fútbol americano.
Estaba feliz.
175
—Muy cansada —me quejé, inclinando mi cabeza en su hombro.
—El café es porque estás cansada. —Lo tomé, pero atado a la parte
trasera de la taza había un sobre. Lo arrebaté y lo abrí.
Era un poema.
—¡Ey, ey! ¿Por qué lloras? —Demetri se echó a reír y me atrajo hacia
su pecho—. Nena, ¡pensé que te haría feliz!
—Me hace feliz, estoy feliz. Supongo que estoy sorprendida. Nadie ha
hecho algo así por mí.
176
—Acerca del baile... —dijo.
—¿Sí?
Se quejó.
—¿Y qué?
177
—Evan va a estar enojado.
Mis ojos siguieron sus manos cuando las metió en los bolsillos. No
quería admitir que estaba preocupada de que fuera a Los Ángeles
sin Gran Hermano cuidándolo. Sin embargo, mis dudas eran
infundadas. Quiero decir, él no estaba haciendo nada más que
probarme que era digno de confianza.
—Palabra de scout.
178
Ojos marrones, cabello rubio, no puedo evitar mirar. Ella me tiene
hipnotizado. La necesito como al oxígeno, no puedo explicar cómo
me hace sentir por dentro. Como la lluvia, lavando mis temores, me
hace sentir que puedo decir todas esas cosas que tengo miedo de
decir.
Vuelve a mí. Vuelve a mí. Te juro que nunca me iré. No creo que
tenga el valor para hacerlo. No puedo luchar, no puedo luchar. Si lo
hiciera, perdería, si eso sólo significara que podría tenerte. Porque te
necesito.
Como la lluvia.
Como la lluvia.
179
Con cuidado, doblé la canción y la puse en mi bolsillo, luego caminé
a clase. Era mi último final antes del fin de semana largo y el juego de
Bienvenida.
Quien dijo que la escuela no era una tortura, con claridad fue
educado en casa, o no asistió a la escuela secundaria pública.
—Ugh —gemí, luego me di cuenta que lo hice en voz alta. Evan rió
detrás de mí. Me sorprendió que todavía estuviera allí, teniendo en
cuenta todas las cosas. Su táctica durante las pruebas, por lo general
tenía que ver con rellenar los círculos en tantos diseños como fuera
posible.
180
Hice un poco de baile en el pasillo de todos modos.
Exhalé.
—¡No! —jadeé.
—¿Qué quieres?
—Lo siento.
Se encogió de hombros.
181
—Demetri quiere que te lleve al baile.
—Yo también.
Asentí a Alec.
Sonrió abiertamente.
182
¿Dónde encontrar un vestido en Seaside?
183
17
Traducido por Lena Holoway
D
Corregido por Caro ♫
Toqué una de las telas. Era un rojo oscuro. Tenía un escote profundo y
llegaba hasta el suelo.
Miré hacia arriba. Ella estaba de pie detrás del mostrador, limándose
las uñas. Su cabello era de un marrón oscuro y amontonado en la
parte superior de su cabeza con un lápiz.
184
—Confía en mí. —Negó con la cabeza—. La última chica que
compró ese vestido, no tuvo ninguna acción esa noche.
—Gracias.
—¿Plateado? —pregunté.
185
—Eso es un escote corazón. ¿Alguna vez has usado un vestido de
cóctel?
—Um, sí, sólo un segundo. —Me quité las medias, porque el vestido se
veía raro con ellas, y salí.
186
Tenía un poco de escote y ella tenía razón de que mis piernas se
verían peligrosamente largas. Me sentía incómoda y alta, pero
bonita al mismo tiempo.
Para el momento en que conduje a casa una hora más tarde, tenía
pendientes, zapatos, un brazalete y un vestido de doscientos dólares.
Al menos sabía que a mis padres no les importaría. Probablemente ni
siquiera notarían el ataque a la tarjeta de crédito.
—¿Hola?
—¿Enojada? —repetí.
187
—Debo irme, Nat. Yo, um. Yo… —Se detuvo, la única cosa que podía
oír, era su respiración en el otro extremo—. Te extrañaré.
Sin camisa.
188
Ningún otro sonido de la planta baja. Fíjate.
Alec estaba parado, aún sin camisa, sus ojos amenazantes y con los
brazos cruzados en el pecho.
—No entiendo.
Tragué saliva.
189
—¿Dónde has ido? —demandó, mientras caminaba frente a mí.
Se veía disgustado.
—Lo siento.
—Deberías.
190
—Sí.
—¿Puedo verlo?
—No.
Frunció el seño.
—La próxima vez, ¿me dirás dónde vas, así no tengo un ataque al
corazón antes de los veinte?
Suspiré.
—¿Satisfecho?
—Seguro.
191
—Toma. —Aún tenía una de sus viejas camisetas que había lavado
después de estar enferma.
—Oye.
Se encogió de hombros.
—Hacerte la cena.
192
Envolví la toalla a mí alrededor y salí del baño.
Sonrió.
193
Paciencia. Paciencia. ¿Era esto lo que es tener un hermano? No, eso
sería un no. Porque es ilegal y repugnante querer a un miembro de tu
familia de la manera que quería a Alec.
Suspiré.
—Nat, no creo que vaya a tener apetito por una semana. Estaba
demasiado preocupado como para hacer algo más que llamarte y
mirar fuera de la ventana.
194
Dejé caer mi tenedor en el plato.
—Le prometí que cuidaría de ti. Luego, en mi primer día como niñera,
desapareciste.
—¿Importante o irritante?
—¿Revancha?
—Lo último que recuerdo... —Se estiró sobre mi cama—. Has hecho
trampa durante nuestra ronda final de Ve a Pescar. Creo que
merezco una revancha, ¿no?
195
—Bien —me quejé—. Pero no sé cómo voy a manejar comer dulces
después de toda esta comida.
—Tu casa no tiene gente loca entrando y saliendo a todas las horas
de la noche para hablar de sus sentimientos con mi mamá, así que
elijo la tuya.
196
—¿Perdón? —Mi corazón comenzó a latir irregularmente, ¿de qué
estaba hablando?—. ¿Qué acabas de decir?
¿Por qué no puedo ser suficiente para ella? ¿Por qué no era lo
suficientemente importante como para que al menos me dijera
hola? Tenía a una estrella de rock que me había conocido hace sólo
unos meses llamando a mi teléfono como si hubiera muerto, y mi
propia madre aún no se había asegurado que llegué a casa a salvo.
197
Odiaba sentirme insegura. Él frotó mis brazos mientras sollozaba un
poco más.
—Nat, mírame.
Mi labio inferior tembló mientras encontraba mis ojos con los suyos.
—Eres todo menos invisible. Eres un tesoro. Sé que tu mamá sabe eso.
Te ama. A veces los padres tan sólo apestan conectándose con sus
hijos.
—No, pero...
Suspiré y asentí.
198
podía soportar su rechazo diciéndome que tenía otro cliente y que
hablaríamos más tarde cuando yo estuviera más tranquila y no
estuviera ocupada.
Mierda.
—Él sabía, mamá. —Apreté los dientes para no gritar, ¡él se ocupó de
mí cuando no estabas aquí!
199
—Tienes que estar bromeando.
—Oh.
—Por supuesto.
200
Tenía que mantener esos sentimientos escondidos. Temía que si, por
un segundo, me permitía insistir en ellos, Demetri estaría perdido para
mí, y si Demetri estaba perdido, entonces Alec lo estaría también.
201
18
Traducido por kass
—¿N
at? ¿Me has oído? —Alec se puso delante de mí,
tomando mis hombros con sus manos—. ¿Segura que
estás bien?
—Pensaste mal.
202
Pensé en ello durante un minuto. La forma en que los caramelos
lucirían en su rostro con su sonrisa hermosa en erupción con disgusto
ante la idea de que estaba perdiendo.
No pude evitar sonreír al ver como miraba los caramelos, luego a mí,
y luego a sus cartas.
—Quince pescados.
—Veinte.
Suspiré.
—De acuerdo.
—Oh, no, no, no, no creo que sea así como se juega este juego. —Sin
pensar me dejé caer a su lado y puse un pez en mi boca, siendo
agradable y descuidada, luego con mucho cuidado lo coloque
sobre su mejilla.
203
El pescado se cayó de su mejilla.
Asentí, porque por una vez estaba totalmente de acuerdo con él.
—¿Televisión?
La culpa me roía como una piraña y podría haber jurado que oí una
maldición de Alec en voz alta. Era como si el universo nos recordara
que somos unos completos idiotas. ¡Esto sólo era una estúpida
atracción, nada más! Además, siempre tenía el hábito de estar
ridículamente vulnerable alrededor de Alec, lo que hizo que se
convirtiera en el héroe y yo en la doncella, y realmente, ¿qué chica
no se sentiría atraída por eso?
—Se ve feliz.
204
—Más feliz de lo que lo he visto en mucho tiempo —dijo Alec en voz
baja.
Y una vez más con la culpa. Nos sentamos con torpeza para ver todo
el reportaje. Fotos de Demetri y Alec de gira, y luego se filtró sobre su
paradero actual en Seaside.
—Lo sé.
—Por separado.
205
—¿Alec? —llamé, porque no podía ver nada en su casa. Todo
estaba negro y seguía sin saber a dónde ir. Nunca en todo este
tiempo había ido a la habitación de Demetri, sólo a la de Alec.
No. Quise gritar ¡no! Pero no lo hice. En lugar de eso asentí en silencio,
olvidando que él no podía verme y esperé mientras caminaba
delante de mí y luego me agarraba del brazo para tirarme detrás de
él.
206
—Entonces. —Alec juntó sus manos con un aplauso como si estuviera
haciendo de guía turístico y estuviera a punto de decir algo
importante…—. A la derecha está el cuarto de baño, y las sábanas
están limpias. Te veré por la mañana, ¿de acuerdo?
—Está bien.
Lo llamé de regreso.
—Alec, gracias por dejar que me quede y por... —Suspiré—. Por decir
que soy importante.
—No hay problema. —Me dio una sonrisa triste y cerró la puerta
detrás de él.
El problema era que ahora que estaba sola en su casa, todo lo que
realmente quería hacer era ir de puntillas por el pasillo y subir a la
cama de Alec. Quiero decir, no es que quiera hacerlo, sólo odiaba
estar sola, y él lo sabía.
207
Debo de haberme quedado dormida, porque lo siguiente que supe,
es que algo me estaba persiguiendo. Estaba corriendo hacia
Demetri. Su rostro se llenó de tanto miedo, y entonces miré detrás de
mí y un auto se acercaba a la esquina.
Me estremecí.
208
veían oscuros en la luz de la luna. Él me llevó a su habitación y abrió
la puerta con el pie.
—Duerme, Nat.
—Nat, estoy agotado y sobre todo soy un buen tipo. Cierra los ojos y
deja de preocuparte. Demetri lo entendería.
—Está bien —le dije en voz baja y luego mis ojos se cerraron.
209
***
Él era precioso.
Alec cerró los ojos y maldijo. Cuando los abrió de nuevo, estaban
llenos de una voluntad de hierro. Hombre, este chico era bueno. No
210
es que yo pensara que era algún tipo de premio, pero él realmente
trataba de mantener sus manos lejos, merecía ser canonizado.
—Está bien.
211
terriblemente mal. Quería probar todo de él, y lo único que quería
era a él.
—¿Por qué?
212
—¡Maldita sea! ¿Tienes alguna idea de lo jodido que es esto, Nat?
Asentí, con los hombros caídos. Estaba tan cansada de luchar contra
mis sentimientos. Tan cansada de decirme que tenía que elegir o
perdería a los dos.
213
—Nat. —Él alcanzó y agarró mi mano—. Por favor, no te enfades. No
creo que pueda manejarlo si sé que te estás enfadando. Sé que no
lo entiendes, pero estamos en mal estado, los dos. Mi hermano y yo.
Tú eres la única que ha sido capaz de sacar la mejor parte de él. Te
necesita.
Alec maldijo.
—No.
214
19
Traducido por Pilar
L
os brazos de Alec se tensaron a mí alrededor. ¿En serio acababa
de decir eso en voz alta? Ya estaba muy avergonzada por estar
llorando. Espere que él se alejara de mí, que gritara, o hasta que
maldijera. En vez de eso, sus labios rozaron mi oreja.
—Deberíamos correr.
—Sí, um… sólo déjame buscar mis cosas. ¿Quieres que te vea en tu
casa, como, en diez minutos?
—Seguro. —Le di la sonrisa más alegre que pude mostrar y fui hacia
la puerta. Corrí todo el camino hacia mi casa. Sólo tenía unos
minutos y los necesitaba como al aire.
215
Una vez que estuve en mi cuarto, cerré la puerta detrás de mí, caí
sobre mis rodillas y lloré.
—¿Qué? —preguntó.
216
—Una de sus canciones. Demetri está cantando —dije.
Alec sonrió.
Y eso fue todo. Nos quedamos allí mirándonos con tristeza, amor,
amistad y secretos. Reuní todo lo que compartimos y lo dejé de
nuevo en ese pequeño lugar de mi cerebro, donde estaba la caja
etiquetada como Alec. Podría haber dicho primer amor, pero yo era
tan afortunada que tenía dos amores en mi vida, y había tomado la
decisión por el chico que tenía escrito un para siempre en sus ojos.
Era raro que, al final, Demetri fuera el seguro. Al que podría confiarle
mi corazón.
***
217
—¡Ya voy! —respondí, tomando mis zapatos de la caja en la cama y
bajando las escaleras de dos en dos.
—Sí. —Su voz era ronca, sus ojos oscuros, él alejó la mirada y se lamió
los labios.
—De acuerdo, ¿tienes todo? ¡Porque teníamos que estar allí como
hace diez minutos!
Mi teléfono vibró.
Sonreí y le respondí.
218
Tmb t xtraño! No creo q a tu hermano le gust mi vestido. J
Mi teléfono sonó.
Él contestó instantáneamente.
Lo promto.
219
descaradamente a su cita y sus miradas decían: “Lo dejaré en un
segundo si me sonríes”
Era asombroso.
220
Seguía disculpándome cuando sentía que no podía mantener su
ritmo. Él puso sus ojos en blanco y rió, luego me acercó por lo que
casi estuve sobre él, sus caderas moviéndose seductoramente.
Aunque mi cerebro no coordinaba para saber qué hacer, mi cuerpo
si lo hizo. Instintivamente, me uní y en pocos minutos teníamos una
multitud a nuestro alrededor. La canción cambió a una muy popular
de AD2 que tenía algo de tango tecno.
221
La canción terminó. Ambos estábamos sin aliento. La gente
aplaudió. Mi risa rompió el hechizo. Debió haber sido lo más divertido
que había hecho en toda mi vida. Por primera vez, Alec también rió,
su rostro cobrando vida con alegría. Estoy segura de que sorprendió
a todos los demás tanto como a mí. Él era hermoso, absolutamente
perfecto. Ningún chico debería ser tan apuesto.
—Apestas.
—Nat, yo…
—Ya regreso.
222
El director se acercó al micrófono y lo golpeó dos veces, causando
que un sonido ensordecedor saliera de los parlantes.
—Torn Like Rain —dijo Alec en el micrófono sin sacar sus ojos de los
míos.
223
Inhala, exhala, a veces tienes que gritar tu amor. Gritar tu amor.
Inhala, exhala, la belleza de tu amor siempre será suficiente.
Suficiente.
Sus ojos nunca se alejaron de los míos mientras cantaba vuelve a mí.
Quería odiarlo por mirarme, por tratar de transmitirme algún mensaje
secreto de su deseo por tenerme y su estúpida inhabilidad para
hacerlo.
224
—¿Volaste hasta aquí por mí? —Tragué.
Me encogí de hombros.
225
Él gimió, sus brazos envolviéndome, y luego me levantó y me giró en
círculos mientras me besaba.
—¿Estás segura? —Él lucía nervioso, sus ojos mirando a toda la gente
a nuestro alrededor. Necesitaba estar con él.
—Sí.
—¿Dónde vamos?
Me encogí de hombros.
226
La casa estaba oscura cuando llegamos. Busqué otro auto, pero
Alec no había regresado del baile todavía.
—Sí.
Él gimió.
227
Lo besé. Decidí no pensar, mientras curvaba mi cuerpo contra el
suyo e igualaba su beso tanto como podía.
Con Demetri tenía que racionalizar, tenía que planear, tenía que
pensar. Con Alec, pensar ni siquiera era posible. Era un instinto.
Sus ojos estaban llenos de dolor. Maldijo y por alguna razón, tembló
bajo mi toque.
—¿Lo prometiste?
228
Él asintió.
—Él te gusta.
—¿Él?
—Alec —suspiré.
Demetri no me miró.
—¿Te ha besado?
Adiós, Alec.
229
—No lo entiendo. No entiendo por qué siempre tiene que ser así.
—¿Así como? —Quizás, por fin me diría qué los estaba molestando
tanto a ambos. Empezando con por qué estaban aquí.
Él sacudió su cabeza.
—¿Qué dice?
230
—Por favor, Nat. No soy él, no soy él. —Demetri cerró sus ojos y apoyó
su frente contra la mía—. Nunca fui él. Ella lo sabía, pero no importó.
Sólo quiero ser yo. Ámame.
231
esta vez tratando de sonar severa. Sí, él era ardiente, y por supuesto
que se sentía bien, o sea, estoy en la secundaria. No soy una santa.
Hasta este año nunca me habían besado, y ahora me sentía como
una tremenda mujerzuela.
—Nada.
—¿Primero?
232
casi desplomados como si estuviera severamente adolorido y no
quisiera gritar, pero lo contendría hasta explotar, desgarrándolo en el
interior.
Noté que sus manos se apretaron a sus lados, y luego las acercó a mi
rostro y cerró sus ojos momentáneamente.
Esperé que dijera algo más, pero sólo tiró las píldoras recetadas en la
cama y se giró para enfrentarme. Mordió su labio y sacó su teléfono.
233
—Te escribiré.
234
20
Traducido por nessie
E
l domingo vino y se fue sin nada más emocionante que reportar
que el hecho de que mi corazón se sentía como el plomo, y
cada vez que le mandaba un mensaje a Demetri, él no quiso
contestarme. Extraño, porque siempre había sido realmente
bueno en responderme de vuelta cuando chateábamos. Pero él
estaba enseñando, por lo que era muy probable que estuviera súper
ocupado.
235
Tiré el control remoto en el sofá y corrí a la casa de los chicos.
Levanté la mano para golpear la puerta, cuando de repente se
abrió, revelando a un Alec sin camisa. Bueno, nadie dijo que la vida
era justa, ni fácil, ni impresionante.
Lo ignoré.
236
por ti, preferiría no hacerlo. Todo lo que ha hecho ha sido por ti, ¿y le
pagas viniendo aquí y diciendo esas cosas? ¿En serio?
—Es complicado.
Mi cabeza se alzó.
—¿Me estás echando? —le dije aturdida, sin permitir que mi corazón
creyera que había perdido a los dos chicos que me gustaban en el
transcurso de un fin de semana.
237
—Y yo no soy de la familia.
Silencio.
***
—¡Oh, cielo! —Ella me abrazó y grité aún más fuerte—. ¿Qué está
mal, cariño?
Mamá suspiró.
—¿Algunos en particular?
Asentí.
Asentí de nuevo.
—Basta, mamá.
238
Mi mamá se puso tensa a mi lado.
Suspiré.
239
Mamá se rió.
—Oh.
—Pensé que eras feliz. Si hubiera sabido que querías más, cariño, yo
te lo hubiera dado. Sólo estás siempre tan cerrada, pensé que no me
necesitabas, o a cualquier persona.
240
Asentí, pero las lágrimas no cesaban. Cielos, uno pensaría que
alguien realmente se estaba muriendo.
***
241
Básicamente, estuve a punto de gritar en el momento en que llegué
a la escuela. Cerré la puerta de mi camioneta y me marché por la
puerta principal, sólo para ser recibida por miradas burlonas y
sonrientes desde el cuerpo estudiantil.
—No, estoy bien. Estamos bien —le dije con los dientes apretados, a
pesar de que aún no me había enviado mensajes de texto o
respondido a mis llamadas desesperadas—. Son sólo chismes de la
farándula, ya sabes cómo va.
Ella asintió.
—Ay.
242
—¡Maldita sea, Nat! ¿Podrías tratar de no hacerte daño al menos una
vez?
Los dos nos quedamos mirando el uno al otro. Por último, Alec rodó
los ojos y me agarró la mano, tirando de mí hacia el baño de
mujeres.
—¿Alguien decente?
No hay respuesta.
243
—No lo sé —suspiré—. Pero voy a llegar tarde a clase.
—Ya lo tengo.
—Es bueno saber que sigues siendo tan confuso como siempre.
—No necesito una niñera —solté una vez que tomamos nuestros
asientos.
Miré hacia otro lado y cerré los ojos con molestia. Todavía estaba
actuando como si estuviera ofendido extremadamente con mi
presencia, así que, ¿por qué me ayudaba cuando estaba herida? Lo
244
miré por el rabillo de mi ojo. Parecía estar genuinamente interesado
en lo que el profesor decía, su concentración era intensa.
Mantuve la mirada en él, sin oír una palabra del profesor. Su barbilla
se encontraba en una línea firme, como si estuviera apretando los
dientes, pero no se daba cuenta de que lo hacía. Los músculos
flexionados en su mandíbula. Me cautivó cuando vi cómo se
curvaba su piel bajando por su cuello. Cabello negro le caía sobre la
cara, sus largas pestañas parpadeando contra sus pómulos altos. Era
tan diferente a Demetri. Tan oscuro, y sí, reservado. Mis ojos se
posaron en sus brazos musculosos, ahora escondidos uno debajo del
otro, lo que lo hacía lucir más cortante que de costumbre. Sus pies
estaban cruzados en los tobillos y las piernas estiradas hacia fuera
delante de él.
—¿La próxima vez? —repetí sin aliento. Sí, es posible que siguiera
pensando en sus brazos y la forma en que sobresalían bajo su
camiseta demasiado perfecta.
—Yo no estab...
—Sí, lo estabas.
245
—Puedo llevar eso.
—Lo sé.
Rodé los ojos para que no pudiera verme y me di la vuelta lista para
la batalla.
246
Alec sonrió y se sentó en una mesa a lo lejos, una mesa en la que mis
amigos y yo normalmente no nos sentábamos.
—Sobre lo que dije... —Su voz era baja, casi inaudible. Me acerqué
más, no estoy segura si quería oírle defender su comportamiento o
compadecerse de mí por los rumores volando por la escuela acerca
del escándalo de Demetri—. Estaba molesto.
—¿Me perdonas?
247
de esta manera! Quiero decir, hay días que realmente me gustas, me
encan… —Me detuve cuando sentí mis mejillas color carmesí—. Me
encanta pasar el tiempo contigo. Eres uno de mis mejores amigos, y
algunos días me siento como, no sé... como si estuvieras tratando de
alejarme. Y todo esto con Demetri tratando de desnudarme y al
mismo tiempo, diciendo crípticamente que él fue el primero. No sé.
Estoy muy confundida.
Los ojos de Alec fueron hacia mis labios y luego volvieron a mis ojos.
—Lo sé. Es sólo que... —Su voz se quebró. Apartó la mano y negó con
la cabeza mientras miraba por las ventanas de la cafetería—.
Cuando te lo cuente, perderé tu amistad.
Alec se rió.
Me sonrojé.
—Más o menos.
248
—¿Estamos realmente haciendo esto ahora? —Me fulminó con la
mirada.
Spero q tngas 1 buen día. Dberías star stisfcho. Alec m hzo comr. Las
papas stabn grasosas. —Nat.
249
21
Traducido por Pilar
T
enía más tarea de lo que creía posible. ¿No se suponía que era
más relajado después de los finales? Había pasado una semana
desde que Demetri y yo habíamos tenido la pelea o lo que sea
que haya sido. Todavía no me había respondido mis mensajes, y los
medios habían sido despiadados sobre Anjelica y sus salidas.
250
cómodo que el sofá. Rezaba porque no hablara dormida, porque
casi siempre me despertaba tumbada sobre su regazo.
—Nat, despierta. —Él alejaba con sus dedos los cabellos de mi rostro
y alejaba la mano rápidamente, mientras esperaba que yo me
levantara del sofá y volviera a mi casa atontada. Temblé al recordar
la semana pasada.
251
—Bueno, me encontraste. —Temblé otra vez, pero no quería
levantarme, llámame terca, pero quería quedarme en ese lugar.
—¿Lo siento?
—¿Alec?
—¿Sí?
—De acuerdo.
Reí.
252
—¿Además de mi fallido intento de suicidio?
—No.
—De acuerdo.
Alec puso la película, luego tomó unas gaseosas y las puso sobre
hielo molido. Nos sentamos en el sofá y la película empezó.
Él se encogió de hombros.
—Por supuesto que no. —Alec me dio un codazo—. Por ser un idiota
por lo menos tres cuartos del tiempo.
—Me alegra que estés de acuerdo. —Él guiñó un ojo y pasó un brazo
a mí alrededor. Era lo máximo que me había tocado en días.
Deseaba su cercanía, así que, muy lentamente, me acurruqué junto
253
a él y suspiré, contenta de ver como hombres lobo y vampiros se
peleaban por una chica que tenía ojos muertos.
Asentí en silencio.
—¿Qué?
254
La vergüenza me inundó mientras miraba mis manos apretadas y
dije:
—Eres ambos.
Él se encogió de hombros.
255
asombrosa vista de su cuerpo tatuado y abdominales musculosos.
Gemí y temblé involuntariamente.
—Loco loco.
—Oh.
—Sí, oh. —Se rió contra mi cuello, luego comenzó a chupar debajo
de mi oreja antes de regresar a mis labios. Alcancé los botones de sus
jeans, pero él alejó mis manos, sujetándolas contra el sofá.
Traté otra vez, pero me alejó, esta vez golpeando mis manos.
—¿En serio?
—De acuerdo.
256
—Nat —advirtió, sus brazos flexionándose mientras se sostenía encima
de mí.
—No, no lo sabes.
—¿Por qué?
—¡Sí, lo sé!
Sus ojos lucieron muy tristes mientras inclinaba su cabeza para tocar
la mía.
—Nat, no lo sabes.
257
cómoda y con miedo al mismo tiempo. Emocionada, pero
cautelosa. Estar con Alec era como tratar de domar un tigre. Nunca
sabrás si va a jugar limpio o si va a abalanzarse sobre ti.
Debí darme cuenta que algo saldría mal. Después de todo, ¿no ha
sido así con todo?
No oí la puerta cerrarse.
Para cuando abrí mis ojos, ya era tarde. Demetri estaba parado allí,
con una sonrisa triste en sus labios. Le di un codazo a Alec, él se alejó
y luego frunció el ceño.
—Segundo otra vez, hermano. ¿No tienes una estrella que joder?
258
—Pero… —Las palabras me fallaron.
259
—¡Te está mintiendo! —gritó, haciendo que el cabello en la parte
posterior de mi brazo se parara prestando atención.
—No importa.
260
Lancé mis brazos alrededor de su cuello y abrí mi boca, el beso se
hizo más profundo y mi deseo por él creció. Aunque quería odiarlo,
mi corazón no me dejaría.
—Para poder tomarte entre mis brazos y decirte que todo saldrá
bien.
261
joven estrella entre sus brazos! Esta vez, dejó sus intenciones claras, al
darle un breve beso antes de dirigirse a otro club. Nuestro chico
fiestero debe estar cansado. ¡Fue visto regresando a su hotel a las
cuatro de la mañana!
Miré la televisión.
Estúpido mentiroso.
Me escondí bajo las mantas, luego recordé que Alec quería que
dejara la ventana abierta, salté fuera de la cama y abrí el cerrojo,
luego traté desesperadamente de quedarme dormida.
262
22
Traducido por Aciditax
M
e desperté con Alec besándome, lo cual por un lado se
podría considerar un poco espeluznante. Como no había
lavado cualquier maquillaje de mi rostro, supe que parecía
un poco loca, si no por lo menos parcialmente inestable.
—Hola.
—Él lo siente.
Alec maldijo.
263
—Él es mi hermano. Mi trabajo es protegerlo. Incluso si se trata de él
mismo. No lo entiendes. Es complicado.
—¿Y yo? ¿Qué hay de mí? —Traté de escabullirme lejos de él, pero
sus brazos abrazaron mis hombros, mientras se inclinó y me besó en la
frente.
Maldito sea. Alec dijo la única cosa que fundía todas mis defensas y
que me daba ganas de tirar mi cuerpo hacia él como una
adolescente enamorada. Por otra parte, si el zapato te queda...
El aire frío tocó mi piel cuando Alec apartó las mantas y se unió a mí
en la cama.
—Es com…
—Te juro que si dices que es complicado una vez más, me voy a tirar
por la ventana.
264
—¿Dudas de mí?
—Por supuesto.
Alec tiró de mi cuerpo contra el suyo, luego metió las manos detrás
de mi cabeza tirando de ella, así que estaba apoyada en su hombro
mirando directamente a sus labios.
Alec rió entre dientes y llevó mi mano a sus labios para besarla.
Quería salir con él. Quería hacer mucho más que eso, pero, ¿qué
diría la gente? Normalmente, no era el tipo de chica que se
preocupaba por cosas como esa, pero después de todos los rumores
en torno a los medios de comunicación y mi relación con Demetri,
sabía que iba a estallar en la cara si Alec y yo éramos vistos fuera de
casa.
265
—No. —Apretó más fuerte mi mano mientras me acercaba a él—.
Esto es mi culpa, no la tuya. Me debería haber quedado lejos de ti.
Era mucho más. Y aunque traté de estar con el chico que Alec siguió
empujando hacia mí, mi corazón nunca lo dejaría ir.
—¿Eh?
Me reí.
—Por lo menos sé lo que tengo que hacer para hacer que confieses
todos tus pequeños secretos sucios.
266
—Eso es soborno y manipulación, un delito federal... —Sus palabras se
desvanecieron cuando volvió a gemir y se relajó contra mí.
—Cásate conmigo.
—No.
—¿Por qué?
—¿Tienes frío?
—Estoy bien.
—Nat.
—¿Si?
267
—Te amo.
—También te amo.
***
—Hola, Nat —dijo con voz triste. Quería estirar mi mano y tocarlo,
pero la tentación de estrangularlo también era muy fuerte, así que
dejé mis manos en mi regazo y asentí.
—Hola, Demetri.
268
—Escucha… —Demetri se dio la vuelta mientras Alec arrancaba. Oh,
Dios mío, no había ningún escape en absoluto. Tenía que sentarme
allí y mirar los ojos de Demetri mientras me hacía sentir como una
completa idiota, cuando en realidad él era el que me había
engañado. No es que yo fuera mucho mejor. Me estremecí al pensar
en mi conducta a lo largo de las últimas semanas—. Lo siento.
Él se encogió de hombros.
—Siento haberte mentido. —Y eso fue todo. Se dio la vuelta. Sin más
disculpas, no más palabras. Era como si los últimos meses ni siquiera
hubieran sucedido. Nuestra historia juntos, el drama entre ellos dos.
Quiero decir, ¿no merecía al menos una explicación?
Asentí.
—Está bien.
269
aunque me di cuenta que algunas chicas susurraron cuando entré
con Alec, en su mayor parte se trataba de un día normal en el
infierno.
—¿De hoy? —Miré a Alec, pero sus ojos estaban fijos en algo
cruzando la habitación. Su mandíbula se apretó. Seguí sus ojos y me
quedé sin aliento.
—Sólo déjalo, Alec. Si es así como quiere hacerle frente a los últimos
meses, entonces déjalo.
270
Efectivamente, Bob se trasladó muy rápidamente entre la concurrida
multitud y le susurró algo al oído de Demetri, mientras él asaltaba a la
chica en la silla.
—¿Está borracho?
271
—Alec.
La campana sonó.
272
Empujé la puerta principal de mi escuela, una mano se acercó y me
tiró de nuevo mientras mis pies tocaron la acera.
Era Demetri.
—No estoy tan borracho. —Se tambaleó sobre sus pies. ¿En serio?
Estaba completa y totalmente perdido—. Sólo necesito hablar
contigo. ¡Sólo quiero decirte por qué!
—Te amo. —Oh no—. Te amo mucho, ¡y sé que lo amas! ¡Ya lo sé! ¡Te
vi, y vi la forma en que ambos se miraron! No quería ser el segundo.
—Aquí vamos otra vez con esta mierda del segundo.
—No lo hicimos. —Él miró hacia abajo y empujó a sus manos en los
bolsillos—. No lo hicimos, no dejaba de pensar en ti. Veía tus
273
mensajes. —Se tambaleó de nuevo y luego se apoyó contra la pared
de ladrillo apoyándome contra ella.
—Yo los vi, Nat. Quería responderte, pero necesitaba tiempo para
pensar. Y entonces Alec hace lo que mejor sabe hacer.
—¿Qué es eso?
—Él la robó.
Tragué saliva. Quería tirar mis manos sobre los oídos y decirle que
dejara de hablar, que no podía escuchar más, pero estaba
congelada, incapaz de moverme mientras él se acercaba y seguía.
274
—¡Ella era mía! —La voz de Demetri se quebró—. ¡Y él lo sabía! Él era
un hijo de puta arrogante. Estábamos borrachos. Dijo que yo
necesitaba sellar el trato. Le dije que era imposible, así que hicimos
una apuesta.
275
La sangre brotaba de sus labios.
—No.
—Come. Ahora.
—No.
Los ojos de Alec se abrieron, miró hacia otro lado y no dijo nada
durante un tiempo muy largo.
276
Alec se rió con amargura.
Después de un profundo suspiro, Alec miró hacia mí, con sus ojos
llenos de tristeza.
—Nat...
—Nat...
277
Cerré los ojos, incapaz de creer que estaba a punto de pronunciar
las palabras que estaba pensando.
—Cuéntame todo.
—Dímelo. Ahora.
278
23
Traducido por Pilar & Aciditax
L
a historia de Alec era peor que lo que contó de Demetri. La única
diferencia era lo que ya había admitido.
279
Mi corazón estaba en mi garganta.
Cerré mis ojos y hablé, mi voz ronca por tratar de mantener mis
emociones.
—¿Por eso cancelaron la gira este año? ¿El tiempo que se están
tomando?
—¿Adicción?
—No yo, Nat. —Alec mordió su labio—. No toco eso. No toco nada.
Arruinó una parte de mí que creo que nunca recuperaré. ¿La
adicción? Era de mi hermano. También mi culpa.
—Él toma sus propias decisiones. No es tu culpa. —No tenía idea por
qué lo estaba defendiendo.
Él rió amargamente.
—Sí, creo que sí, Nat. Fui yo. Yo era. Yo el que festejaba, el salvaje.
Nunca me metí en problemas, nunca tuve consecuencias. De
alguna manera, tuve suerte y por alguna razón nunca me sentí
280
adicto. Sólo me gustaba la sensación que me daban las drogas. Ese
no fue el caso con Demetri.
—Alec, mírame. —Su mirada se dirigió a mis ojos—. Lo que hiciste fue
un lío. No voy a negarlo. Ni voy a decir que no estoy tentada de
saltar de este auto y huir de ti, pero te amo. Amo quien eres ahora. El
hombre que eres ahora. Si esas cosas no hubieran sucedido, ¿quién
sabe dónde estarías hoy?
—Nat, tienes que saber. Ya no soy ese chico. Ni siquiera sé quién era
ese tipo, yo sólo…
281
—Nat… —Alec gimió contra mi boca, sus manos tomando mis
hombros mientras me alejaba suavemente—. Te amo mucho, lo
sabes, ¿verdad? Nunca haría nada para herirte.
—Lo sé.
No comparada con él. Era un dios entre los adolescentes, y era todo
mío. Me puse de puntas de pie, esperando. Él rió y me levantó del
piso para besarme.
Quería tantas cosas. Suspirar, reír, decirle que nunca me dejara. Pero
nuestro momento fue interrumpido cuando la puerta se abrió.
282
—Consíganse un cuarto o algo así —gruño Demetri, pasándonos, ni
siquiera estaba caminando en línea recta.
Alec maldijo.
—Entra, Nat.
Hice lo que me dijo, todavía aturdida que Demetri fuera tan estúpido
para ponerse detrás de unas ruedas cuando estaba perdido.
283
Pero esa misma sensación que me rebasó en el primer día de clases,
la que me hizo preguntarme si la vida alguna vez iba a ser la misma,
se apoderó de mí. El cabello se levantó en la parte posterior de los
brazos. Cerré los ojos y recé, recé para que me equivocara. Oré para
que Demetri estuviera bien.
Y vi su auto.
—Alec, ¡detente!
284
Los paramédicos salieron del edificio con Demetri acostado en una
camilla.
—Si vas a viajar con nosotros, tenemos que ir ahora. —Él saltó en la
ambulancia. Alec me miró.
285
Papá estaba de pie con su celular en la mano. Estaba en ropa
normal de nuevo, lo que significaba que estaba en su camino a
casa.
—Deberíamos ir a sentarnos.
286
Mi garganta se sentía toda cerrada. No estaba segura de que podía
confiar en mí para hablar sin descomponerme.
287
Me desplacé a través de la libreta de direcciones. Alec seguía
estando tenso a mi lado, pero me miró y luego señaló el número de
su agente.
Asentí y marqué.
—Gracias —murmuró.
—Nada.
—¿Hay algo más que pueda hacer? —le pregunté en voz baja.
—Te amo.
Se quedó en silencio.
288
El pavor llenó mi vientre mientras esperaba su respuesta. ¿Esto
cambiaría las cosas entre nosotros? ¿Me culpaba por el descontrol
de Demetri?
Nos quedamos así durante unos minutos. Papá dio un paso atrás.
Lo perdí.
Las lágrimas corrían por mi cara, mi cuerpo sacudido por los sollozos.
Alec, sin decir palabra, me llevó a su lado.
—¿Podemos verlo?
—Todavía no. —Mi padre miró a Alec y a mí—. Hemos tenido que
inducir un coma para poder sanarlo. Lo vamos a sacar de él cuando
creamos que está fuera de peligro. Tiene cuatro costillas rotas y un
bazo magullado. Su muñeca izquierda está completamente
destrozada y estaba un pulmón perforado. Tiene una conmoción
289
cerebral leve, y su rostro está severamente golpeado. Su pómulo
derecho está fracturado, pero aparte de eso lo está haciendo muy
bien.
Sí, aparte de todo su cuerpo está roto. Podía sentir a Alec tenso a mi
lado. Yo sabía lo que estaba pensando. Su hermano estaba bien,
pero podía haber muerto. También es zurdo, lo que significa que no
sería capaz de tocar la guitarra por un buen rato. Conocía lo
suficiente a Demetri para saber que la música era su única salida. Me
estremecí al pensar a lo que iba a acudir en caso de que no tuviera
su música.
Lo abracé fuerte.
290
—No. —Alec echó hacia atrás y miró—. ¡Ni se te ocurra pensar en
echarte la culpa por esto! Todos pasamos por mierdas, Nat. Así es la
vida. Es la forma de reaccionar ante eso lo que define a la madurez
de la persona.
Alec maldijo.
—No es diferente.
—¡El infierno que no lo es! —gritó él, con los ojos muy abiertos, su
boca tensa.
—Le protegiste tanto, que nunca aprendió a lidiar con las cosas por
su cuenta —le dije. Sabía que Alec se molestaría por entrometerme,
pero era la verdad—. Alec… —Me levanté y caminé hacia él—. Tú
eras el hermano mayor. Sí, era tu trabajo protegerlo. Pero... —Me
encogí de hombros—. A veces tienes que dejar que la gente reciba
el golpe. ¿Cómo crees que un quarterback aprende a lidiar con el
miedo de ser golpeado?
291
Alec soltó un bufido y miró hacia otro lado.
—Él no lo hizo.
Yo no paraba de hablar.
Alec suspiró.
—Lo mismo que antes, sólo que esta vez estuvo a punto de
suicidarse.
Alec suspiró.
292
—Tienes razón.
—¿Tengo qué?
—Ella es familia.
—Es mi prometida.
La enfermera asintió.
293
24
Traducido por Nanami27
L
uché por contener las lágrimas mientras entrábamos en la
habitación de Demetri. Un tubo salía de su boca y su rostro
estaba golpeado y vendado. Ahogué un sollozo cuando Alec se
puso de rodillas junto a la cama de su hermano. No sabía qué decir.
¿Qué se dice? Todos nos estábamos lastimando, de diferentes
maneras. Hice todo lo que sabía que podía hacer. Puse mi mano
sobre el hombro de Alec y observé a un hombre, a un hombre muy
fuerte, llorando silenciosamente mientras miraba a su única familia,
en estado de coma, en una cama de hospital.
Es culpa mía, eso era todo lo que se me pasaba por la cabeza. ¡Los
pensamientos traicioneros me gritaban! ¿Por qué fui por Demetri
cuando sabía que mi corazón pertenecía a Alec? ¿Por qué los
arrastré a esto? Los amaba a ambos, de verdad que lo hacía. Nunca
fui de esas personas que entendían a la gente cuando preguntaban
si podías amar a dos personas al mismo tiempo. Pensaba que eran
estúpidos y egoístas para incluso pensar en tal cosa. Pero mi corazón
estaba roto por el chico que estaba en la cama frente a mí. Quería
tomar su lugar. Quería quitar las vendas una por una y curar sus
moretones con besos.
294
Mis rodillas se sintieron débiles, así que caminé hasta la silla más
cercana y me senté. Alec no se movió. Tomó la mano de su
hermano.
Pensé que iban a hacer falta diez hombres para conseguir que Alec
dejara a su hermano, pero él asintió y puso su brazo a mí alrededor
mientras caminábamos hacia fuera.
Exhalé.
***
295
Como había dicho, éramos familia. Sentía como que yo era la única
familia que tenían. Era como si otra mitad de mí misma estuviera en
esa cama de hospital.
296
—Tu hermano le dijo a todos que yo era su prometida. —Acaricié su
mano—. Era la única manera para que me dejaran verte. —Mi
pecho se apretó, estaba demasiado triste para reír, pero quería
hacerlo—. Confía en mí, podía haber derribado a esa pequeña
enfermera. Todos sabemos lo fuerte que soy. —Me mordí el labio y
miré a Demetri yaciendo completamente inmóvil, sin hacer ningún
movimiento—. Alec también me dijo que solías mearte en la cama
cuando eras pequeño y que tenías miedo de las aves hasta que
llegaste a los doce. —Me reí de nuevo y apreté su mano—.
Naturalmente, pensé que la mejor manera de sacarte de tu estado
inducido por las drogas era amenazándote. Así que, alquilé la
película Los pájaros, y si no sales de tu coma, simplemente voy a
seguir reproduciéndola una y otra vez hasta que despiertes.
—Reprodúcelo de nuevo.
297
—¡Sus ojos están abiertos! ¡Trae a la enfermera! —grité. Alec ya
estaba fuera de la puerta gritando por los pasillos.
—¿Hielo? —Alcancé una taza de hielo que había puesto allí con la
esperanza de que despertara pronto. Asintió ligeramente. Me
acerqué más y levanté la cuchara a sus labios agrietados con las
manos temblorosas.
298
Caminó hacia los monitores, escribió algunas cosas en su carpeta y
luego comenzó un lento examen de Demetri.
299
Mi papá se sentó en la cama y suspiró.
—Fuiste hecho para más que la música, más que para sólo vivir al
borde, hijo. Necesito que creas eso. Necesito que trabajes conmigo,
así podemos superar esto. Juntos. ¿Puedes hacerlo?
—Él va a estar bien, nena. Voy a dejarlos por un minuto. Enviaré a las
enfermeras para empezar a quitarle un poco de ese equipo al que
está conectado.
300
Sus ojos se anegaron nuevamente en lágrimas, y asintió.
No creo que alguna vez hubiera llorado tanto en mi vida. Lloré todo
el camino a casa. Lloré mientras subía por las escaleras y cuando
mamá irrumpió en mi habitación, lloré de nuevo.
301
Ella me abrazó, como todas las buenas madres deberían hacer
cuando sus hijas están teniendo una crisis emocional. Prometió que lo
intentaríamos más como una familia, que trabajaríamos más duro.
Incluso me pidió perdón. Y todo porque me enamoré de dos chicos.
302
25
Traducido por Nanami27
M
e puse una sudadera el siguiente domingo por la noche y corrí
por el césped a la casa de los chicos. Toqué la puerta y
esperé.
Demetri sólo había estado en casa durante unas horas. Se veía como
si un tornado hubiese pasado por la sala. Ropas y medicinas estaban
por todas partes.
303
—¡Olvidé tomar mi medicina! —espetó Demetri y salió cojeando de
la sala de estar con muletas. Miré su manera de escapar y enseguida
volví mi atención hacia Alec.
Eso no me lo esperaba.
—¿Eh?
304
—Me imaginé un montón de gritos, saltos y muchos besos. Eh, no
estaba exactamente en mi lista de respuestas. —Alec sacudió mi
nariz y me besó en la boca—. Nosotros, es decir, tú y yo, nos vamos
de vacaciones antes de navidad.
—Ya hablé con ellos. —Alec parecía aburrido con mis excusas.
305
—Él rogaría por Lloyd, el menos aterrador. Idiota—. Y estaremos de
regreso a tiempo para pasar la navidad juntos.
Asintió.
—Así que… —Demetri se dejó caer en el sofá e hizo señas para que
me uniera a él.
—Mi hermano.
—Tu hermano.
306
Demetri suspiró y entonces puso su brazo alrededor de mí.
—¡Pero te quiero!
Demetri se rió.
—Aw, Nat. Lo sé, pero no es el mismo tipo de amor que sientes por
Alec. Créeme, he sentido ese amor antes y no lo era.
—¿Antes?
—¿Te refieres a hacer otra cosa que ruidos para que mi hermano
piense que estoy haciéndolo contigo?
Le pellizqué.
307
—Siempre podemos ponerte uno de esos collares de perros y
presionar el botón de choques eléctricos cuando actúes como un
estúpido o tomes una mala elección.
—Perversa, me gusta.
—Tu prometida.
—Sí, está bien, Nat. Sigue diciéndote eso, que no te casarás con este
de aquí al minuto en que te lo pida.
¡Sentí mis mejillas calentarse aún más! Alejando la mirada, ofrecí una
sonrisa nerviosa y sentí a mi corazón traicionero saltar ante el
pensamiento. ¡Sólo tenía dieciocho años, por el amor de Dios!
La apreté.
—Estamos bien.
308
Puse los ojos en blanco.
309
Epilogo
Traducido por BUTY_MADDOX
—¡F
eliz Navidad! —grité, ¡sintiéndome de repente como la
chica saltando fuera del gigante regalo! Sólo que estaba
saltando de arriba a abajo y aplaudiendo. Después de
mucho convencimiento, Demetri y Alec, ambos aceptaron
disfrazarse de Papá Noel y repartir regalos a la familia. Decidimos
visitar a mis pequeños primos. Eran de doce y catorce años. Ambas
niñas. Y ambas ávidas fanáticas de AD2.
Yo escribí el guión.
—¿Qué, Santa?
—Una canción.
310
Los adultos sabían lo que estaba pasando, al igual que yo. Todos
aplaudieron alegremente mientras Demetri y Alec agarraron sus
guitarras y se sentaron en el sofá.
Muchas cosas habían cambiado desde mi viaje con Alec. Nos unió
más de lo que podíamos imaginar. Me mostró todos sus deportes
favoritos, e incluso me llevó al estudio para que pudiera iniciar la
grabación de su álbum acústico. Al que Demetri finalmente le dio la
luz verde, teniendo en cuenta que iba a estar en rehabilitación.
Demetri nos llamó cada día y cada día mis padres suplicaron a Alec
adoptarlos a ambos, así los harían ser parte de la familia, lo que me
pareció alarmante teniendo en cuenta que estaba saliendo con
311
Alec. Los padres que parecían despreocupados, ahora tenían tres
hijos. Y fue impresionante.
312
PUll
L
a agotada estrella de rock,
Demetri Daniels, está en el
Infierno… también conocido
como Seaside, Oregon. Luego
de haber ido a rehabilitación después
de que casi se mató el año pasado,
su compañía discográfica sólo quiere
que pase desapercibido, lejos del
centro de atención.
The Seaside #2
313
Sobre la
autora
R
achel Van Dyken es la autora
de regencia del New York Times
y el USA Today Bestselling y la
autora de romances
contemporáneos. Cuando no está
escribiendo, la puedes encontrar
bebiendo un café en Starbucks y
pensando en su nuevo libro mientras
mira The Bachelor.
314
DisclAimer
Realizado sin fines de lucro para promover la lectura. Apoyemos a los
autores comprando el original
315