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Introducción
Desde los orígenes de la humanidad, el hombre luchó contra el hombre, inventó armas y
pensó estrategias para la lucha, ya sea individual o en ejércitos. La preparación física y el
entrenamiento quedaron plasmados en la historia; espartanos, atenienses, egipcios,
babilonios. La Biblia nos cuenta las epopeyas del pueblo judío y sus guerras, la Ilíada, la
Enéida, pero aun ya antes de la historia, en la prehistoria, es por demás conocido por los
vestigios que el pasado nos ha legado, que los hombres preparaban sus armas y entrenaban
para el combate.
Pero a pesar de que existieran luchas con y sin armas, a pesar de que existieran sistemas
de ataque y defensa, no podríamos decir que ya existía un Arte Marcial tal cual nosotros lo
entendemos. Cada pueblo, en sus orígenes y en sus territorios, creó un sistema de defensa y
ataque, pero no por eso este sistema estaba necesariamente unido a una filosofía de vida, de
paz, con todo lo que ésta abarca.
Sin despreciar la posibilidad de que hubiera existido primero en otro sitio, podemos
rastrear su origen en Asia, en la zona del Tíbet, con una gran influencia de dos culturas como
son la India y la China.
Si bien podemos decir que cada una de dichas culturas ya tenia sus sistemas de lucha
autóctono, es en China donde las leyendas nos hablan del origen del Arte Marcial en el
Templo SHAO LIN (pequeño bosquecillo o bosque de árboles pequeños). Este se halla
situado en la montaña Song, partido de Ten Fon, en la provincia de Honnan. Fue construido
por el Emperador Shiao Wen de la dinastía Wei para un monje hindú.
Un día, DA MO notó que los monjes del templo estaban muy débiles y se quedaban
dormidos durante la meditación, entonces ordenó que hicieran ejercicio todas las mañanas.
Como vemos, al principio solo fueron ejercicios para fortalecerse físicamente, luego fueron
asimilando los movimientos de los animales en lucha, como el Dragón, Tigre, Leopardo,
Serpiente y Grulla. Recién entonces se convirtió en un arte de ataque y defensa, basado en
solo 18 movimientos llamados “TZ PA LOHAN SO” que significa “las 18 manos del monje”.
No obstante este relato, que es ya tradicional entre los Artistas Marciales y que se ha
transmitido con ciertos matices, de Maestros a Discípulos a lo largo del tiempo, se sabe que
anteriormente, en la dinastía Han, hace 2100 años, Wua Tuo, un famoso cirujano que ya en
aquella época realizaba operaciones craneanas, creó un método de gimnasia llamado “El
juego de los cinco animales”; estos eran: el Tigre, Ciervo, Oso, Mono y Pájaro, creados en el
seno de la filosofía Taoísta, que quizá haya tenido cierta influencia en la creación posterior
del trabajo desarrollado en Shao Lin ya que este templo es la cuna del Budismo Chan
(Zen, en Japonés) que es la unión del Budismo (Mahayana) con el Taoísmo, predominante
en China en esa época. Cabe destacar que dentro del Taoísmo también se originaron y
desarrollaron muchas prácticas relacionadas con la salud como la Acupuntura, el denominado
“yoga chino” que es una gimnasia terapéutica, y también aspectos referentes a la nutrición y
las relaciones sexuales, es decir que se ocupó de todo aspecto que consideraron determinante
para alcanzar la longevidad. Todos estos aspectos luego formaron parte del Arte Marcial, y
son incluso anteriores al Shao Lin, pero fue éste el que por su filosofía y por lo famoso de
sus técnicas se extendió al resto de Asia, por ello se lo toma como la cuna del Arte Marcial
en su conjunto.
Podemos ver como la creación, y luego la extensión y difusión que tuvo en toda Asia el
Arte Marcial está directamente relacionada con la extensión del Budismo Zen, fácilmente
comprobable por los nombres de las disciplinas que incluso llegaron a nuestros días. El “Do”
en Japón o Corea y el “Dao” y “Do” en Vietnam es el “Tao” Chino, lo que hace referencia al
aspecto filosófico de su origen y que sería parte de su contenido: Karate Do, Tang Su Do,
Tae Kwon Do, Ju-Do, Sipalki Do, Viet Vo Dao, Qwan Ki Do, etc.
El templo Shao Lin se destacó por su Arte Marcial y esto comenzó a fines de la
dinastía Suei, cuando la corte estaba en decadencia e imposibilitada para combatir a los
bandidos, entonces los monjes del templo tuvieron que defenderse solos, cuando el templo
fue saqueado e incendiado.
En el año 600, surge una disputa entre el emperador Tang Tai Chong y el caudillo Wen Tsi
Chun; en esa ocasión los monjes Chi Chao, Huei Yang y Tang Chen apoyaron al emperador
y sus tropas, bajo tan importante dirección, le dieron el triunfo. En agradecimiento el
emperador reconstruyó sus templos.
En el Shao Lin además del arte de usar los puños (Chen Shu), el arma que más se destacó
fue el palo ya que era un elemento común para sus labores y en la lucha por el emperador lo
emplearon como arma principal y, según su forma y empleo se lo denominaba: Gran
Tridente, Pequeño Tridente, Palo Defensor, Saeta, etc.
El Arte Marcial chino comenzó en épocas remotas, hace mas de 2500 años se hace
referencia de su práctica en escritos del Emperador Amarillo en el seno de la filosofía Taoísta.
Es anterior a la gran muralla. La práctica de este arte se conoció con el nombre de Chuen Shu
o Wu Shu. Shao Lin es una de sus variantes que debido a su profundidad y simplicidad fue
acrecentando su número de discípulos de tal manera que llegó a ser la escuela principal junto
a la de origen taoísta Wu Tang.
Estas dos cunas filosóficas del Arte Marcial se diferenciaban también técnicamente ya que
las técnicas de defensa se iban desarrollando a partir de los conceptos filosóficos que
manejaban. Por ejemplo en el taoísmo primó el concepto de la longevidad y del Ying-Yang
que básicamente desecha el uso de la fuerza contra fuerza (lo flexible vence a lo rígido y
fuerte), es decir que todas las técnicas respondían al concepto de que a la fuerza de una
agresión se debía responder con movimientos que no se opongan a ésta sino que la
redireccionen y la vuelvan contra el agresor, esto sigue siendo en la actualidad un concepto
poco practicado por el grado de dominio del arte que requiere.
Es fácil entender que desde el origen del Arte Marcial hace cientos de años, básicamente
en dos corrientes filosóficas que influyeron en la creación de sus técnicas, su extensión por
un territorio tan vasto como China, Corea, Japón, Vietnam, Malasia e Indonesia
fundamentalmente, las mezclas con sistemas autóctonos de lucha y sus combinaciones,
estemos hablando de cientos de disciplinas con características técnicas propias, por ejemplo:
si hablamos de Wu Shu nos estamos refiriendo al Arte Marcial originario de China que se
divide en incontables Estilos (según bibliografía más de 400); si hablamos de Karate también
existen docenas de Escuelas, en Tae Kwon Do existen básicamente dos corrientes (WTF e
ITF) que también están subdivididas, y así sucesivamente. La cantidad de Estilos suele ser
proporcional a la antigüedad de la disciplina.
Por lo tanto una Escuela de Arte Marcial debería contemplar Objetivos y Contenidos de
acuerdo con los principios que dieron origen a una disciplina que busca el desarrollo de todas
nuestras capacidades.
En síntesis, el Arte Marcial es la unión de las técnicas de defensa con los sistemas de
cuidado del cuerpo, la salud y el espíritu. Más adelante veremos que siguiendo con estos
principios, las Escuelas, a mi entender, deberían sumar a estos conocimientos ancestrales los
que se poseen en la actualidad referentes a las Ciencias de la Salud y la Educación Física.
También es fácil deducir que a lo largo del tiempo muchos se interesaron sólo por las técnicas
de combate, dejando de lado el resto de su contenido original, pero como el aspecto visible
de la disciplina (lo técnico) era similar, se lo seguía/sigue considerando AM, a pesar de
estar “huérfano” de su aspecto realmente más importante y diferencial. Esto pasó,
indefectiblemente con el paso del tiempo y determinadas circunstancias históricas, a pesar de
que los monjes o familias guardaban celosamente las técnicas, ya que ellas en esa época eran
consideradas un secreto militar de importancia, y quien, por ejemplo, pretendía ingresar al
templo para aprender era puesto a prueba durante años para conocer la bondad de sus
intenciones.
También podemos comprobar que, en cierta forma, la sociedad actual tiene un concepto
del Arte Marcial que se acerca a su realidad histórica, si bien esto ha cambiado bastante sobre
todo a partir de la década del 70. Puede que esto se deba, en parte, a la serie “Kung Fu” donde
se recreaba muy bien el aspecto “interno” del Arte, ambientado en el templo Shao Lin. Creo
que es la única serie o película donde se pone énfasis con tanta realidad en el aspecto
filosófico de la educación del personaje y esto predomina por sobre la espectacularidad del
aspecto técnico. El cambio al que me refiero tiene que ver también con el concepto que se
tenía de alguien que había alcanzado la mítica graduación de “cinturón negro” en algún Arte,
quien era visto hace 30 o más años como alguien excepcional en muchos aspectos y ahora es
tan común conseguir esa graduación que se asocia a alguien que solo sabe algunas técnicas
de pateo, algunas formas y un puñado de técnicas que a nadie le llama la atención, salvo que
posea títulos deportivos, es decir que esto último ha pasado a ser la moneda que da valor a lo
que uno sabe.
El paso a Occidente y el fenómeno deportivo
El paso a Occidente del AM transcurre durante estos cambios, de la mano del Judo, una
disciplina creada a partir de un AM (Ju-Jitsu) y concebido por su creador como método de
Educación Física muy cercano en lo filosófico al AM de origen, pero que al poco tiempo
comienza a transitar el camino del deporte. Esto le pasó después a gran parte de las AM que
se fueron conociendo, con los pros y contras que ello significa.
Cómo aspecto positivo podemos destacar que gracias a ello se popularizó, se extendió su
práctica y se abrieron las puertas de occidente a docenas de disciplinas que se practicaban en
círculos muy selectos, familias en donde la tradición marcaba que debía mantenerse como
secreto valor de prestigio, que era impensable revelar a pueblos tan diferentes en su filosofía
y cultura, o en templos igualmente inaccesibles.
Como aspecto negativo podemos decir que en general se fueron olvidando contenidos y
prácticas que requerían mucho tiempo para su dominio, tiempo que el practicante occidental
medio no tiene (o no le interesa invertir) ya que le dedica pocas horas semanales, quiere
resultados muy rápidos y es mas propenso a darle valor a un trofeo que a la práctica
puramente dirigida a sí mismo. La carrera por conseguir popularidad y extender
mundialmente una disciplina con miras a un futuro olímpico también fomentó el otorgar
graduaciones muy rápido, seguir “achicando” los programas y crear cientos de Federaciones
y Asociaciones con afán de consecución de poder y control.
Como ejemplo de disciplinas deportivas que consiguieron el objetivo olímpico o que están
teniendo una extensión sostenida hacia ese objetivo podemos citar: