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Sacramento del Orden y Ministerios

Tema 4: La Relación del Presbítero con Cristo.

1.- Introducción1.
El objetivo del Seminario es formar verdaderos pastores a ejemplo de Jesucristo
Maestro, Sacerdote y Pastor; esto requiere tener clara la identidad personal ¿Quién
soy?, la palabra identidad engloba unas preguntas: ¿Quién es el presbítero? ¿Para qué
sirve? ¿El origen de su ministerio es Cristo por la sucesión apostólica mediante la
imposición de manos y el Espíritu Santo (sacerdocio desde arriba) o bien ésta doctrina
debe ser completada por un sacerdocio desde la base que viene de la comunidad,
enriquecida por los dones del espíritu? ¿Cuál es el papel del Presbítero en la comunidad
cristiana?
2.- Perfiles de la Identidad del Presbítero. ¿En qué medida evidencian su
relación con Cristo?
El Sacerdote de hoy no puede ser igual que el del pasado, esta expresión es
verdad, pero ambigua. Es verdad porque la Iglesia y la sociedad ha cambiado, también
la teología del ministerio se ha ido clarificando; pero es ambigua porque el sacerdocio
sigue siendo el mismo. Lo esencial le viene de su fuente que es la Santísima Trinidad,
que se revela en Cristo por su Espíritu y constituye a la Iglesia como misterio de
comunión y misión. Varios perfiles:
-La perspectiva del Sacrificio: el presbítero es ministro del Altar y del culto,
como hombre de la Misa y perdón de los pecados (hombre sacramental). Esta concepción se
afirma en la predicación y reflexión teológica desde la escolástica hasta el CVII, y ha venido
favorecida por la fundamentación bíblica del AT sobre el sacerdocio levítico y el NT en la carta
a los Hebreos. Decir que el presbítero es el hombre del Altar y del culto es concentrar su
esencia en esta dimensión, olvidando otras. Evidencia la distinción entre presbítero y cristiano,
y subraya una teología y praxis del poder, y lo sitúa en superioridad. Tiene sombras negativas:
siendo idéntico el papel del presbítero y del obispo, se centra el sacerdocio en el presbítero y
se reduce el episcopado a una función autoritaria; al estar concebido el sacerdocio desde una
teología del poder consagrar y perdonar, el presbítero es visto no como servidor sino como
autoridad; el sacerdocio común queda relegado; queda en la sombra el poder de ser heraldo
de la palabra y guía de la comunidad. Reconoce la relación estrecha del presbítero con la
Eucaristía, pero olvida otras dimensiones como las de ser maestro, padre, pastor y guía.

-La perspectiva de la Mediación: ve al presbítero como intermediario entre


Dios y los hombres, fundado en Heb 5, 1-4. Desarrolla mas el concepto de servicio que el de
poder, pero tiene consecuencias negativas: acentúa no los medios de la salvación, sino la
finalidad que es el encuentro con Dios; no ha tenido tanta acogida como la primera; si el
presbítero se distingue por ser mediador, ¿en que consiste el sacerdocio común de los fieles?;
oscurece la idea de que el único mediador es Cristo.
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Cfr. Optatam Totius, 4 y PDV, 57.
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-La perspectiva de la Consagración: el Sacerdote es un hombre separado de


entre los hombres para llevar a Dios a los hombres, esta concepción más que teológica es de
clave espiritual2. No señala la relación del presbítero con cristo, sino que la presupone.

-La perspectiva del Alter Christus: el sacerdote es otro Cristo y actúa en su


nombre, esta expresión utilizada por los Papas desde Pio X a Juan Pablo II, fue creada por la
intuición del pueblo cristiano y según el propio JPII no es una metáfora sino una realidad
maravillosa3. JPII no uso nunca esta expresión en sus documentos doctrinales y tampoco en los
del CVII, porque en los siglos precedentes se aplicaba a todo cristiano, y Pio XII en la Mystici
Corporis Christi lo aplica a la Iglesia. Esta expresión podría hacernos creer que Cristo necesita
sustitutos o sucesores, pero necesita signos e instrumentos, libres y responsables, que hagan
presente su presencia salvífica, mas aún, el Sacerdote no es Alter Christus sino Ipse cristus (el
mismo Cristo).

-La perspectiva de la dimensión profética: subraya el ministerio de la


4
palabra . Ilustra el munus docendi y el munus regendi, sin menoscabar el munus santificandi al
que se ordena todo. El limite de esta propuesta es que no parte de la relación vital con Cristo,
sino que insiste sobre su función.

-La perspectiva del Pastor: es muy actual y adecuada, tiene sólidos


fundamentos bíblicos y debe estar presente en el ejercicio del ministerio pastoral, no obstante,
podría tener alguna dificultad porque desplaza mas la atención sobre el obrar que sobre el ser.
La imagen del pastor esta vinculada de manera estable al rebaño y no resalta el aspecto
misionero del presbítero.

3.- El Presbítero, Signo de Cristo para la Iglesia y el Mundo.


La teología contemporánea valora la categoría de signo o sacramento, la Lumen
Gentium lo usa para describir la Iglesia 5, puede ser aplicado al mismo tiempo al
cristiano y al presbítero. Esta perspectiva tiene fundamento en el NT y el magisterio
conciliar, que enseña que los presbíteros son auténticos signos o instrumentos vivos de
Cristo en el mundo en cuanto son llamados a obrar in persona christi 6. San Pablo VI en
su Encíclica Sacerdotalis Caelibatus afirma que el sacerdote reproduce en todo a
Cristo. San Juan Pablo II en su carta del Jueves Santo de 1971, afirma que el Sacerdote
debe ser para los demás un signo claro y límpido. En resumen, con los términos signo e
in persona christi, el magisterio afirma que el presbítero en virtud del Sacramento del
Orden puede representar sacramentalmente la persona y misión de Cristo resucitado.
4.- El Valor Teológico de la formula “In Persona Christi”.
Al afirmar que el Presbítero actúa in persona christi no lo hacemos de un modo
excluyente, porque también el cristiano en comunión con Cristo obra in persona christi
en el ejercicio de su carisma. Al decir que actúa in persona christi se quiere afirmar la
dimensión cristológica del sacerdocio, es decir, actúa como cabeza y pastor de la
Iglesia7. Algunos rechazan esta fórmula porque Cristo no a dado a nadie el encargo de
2
Cfr. San Vicente de Paul.
3
Cfr. Discurso a los presbíteros en Brasil. 1980.
4
Cfr. Presbyterorum Ordinis, 4.
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5
Cfr. Lumen Gentium, 1.
6
Cfr. SC, 33. LG, 10b y 28a. PO, 2c y 12ª.
7
Cfr. PO, 2c y 6a. LG, 28a.
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ser cabeza y pastor en su lugar, pero por el don del Espíritu actualiza su presencia
salvífica; esto no significa que sustituya a Cristo ni que lo rebaje en su autoridad. La
relación del presbítero con Cristo no se puede reducir a una sola dimensión del
sacerdocio, sino que ha de presentarse en su totalidad porque el presbítero es el
hombre de la palabra, del culto y guía de la comunidad; podrá acentuar un aspecto y
otro, pero sin olvidar el resto.
5.- ¿Cómo debe vivir el Presbítero su relación con Cristo?
-Poniendo a Cristo como su referencia o modelo. Debe configurarse con Él, se
trata de una configuración ontológica que recibe por el sacramento del orden y ha de ser al
mismo tiempo existencial en su estilo de vida.

-Asumir la vida de Jesús. Amor a Dios y a los hombres 8. Desde una lógica del
desprendimiento para los hombres desde Dios.

-La Eucaristía, acontecimiento nuclear de dedicación a Dios y a los hombres.


Hay unidad inseparable entre sacerdocio y eucaristía.

-Mirar al hombre con los ojos de Cristo. Importancia de acompañamiento y guía a


los hombres, haciéndoles entender que “Dios los ama, pero los sueña mejor”9.

-Incorporar la dimensión mariológica. Nos suministra datos y aptitudes para vivir


como presbíteros entregados, teniéndola como modelo y como madre.

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8
Cfr. Jn 15, 13. 10, 17.
9
Cita literal de Mons. José Vilaplana Blasco, Obispo Emérito de Huelva.

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