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Se constante

Kenneth Copeland
«Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos»
(Hebreos 13:8)

Años atrás, Dios habló al corazón de Gloria una frase que jamás olvidaré. Ella había estado pidiéndole que le enseñara

a vivir en el Espíritu, para así operar en una mayor plenitud del poder sobrenatural de Dios.

Dios le dijo: El poder reside en la constancia.

Comprender esta revelación fue difícil para mí. Desde el punto de vista natural, yo puedo ser de todo menos constante.

Mi naturaleza humana tiende a ser como un sube y baja: animado un día, desanimado al día siguiente. Pero, gloria a

Dios, no necesito depender de mi naturaleza humana para seguir adelante. Jesucristo mora en mi interior, y ¡Él es el

mismo ayer, hoy y por los siglos!

Cristo no es inconstante. Él no cambia de opinión de un día para otro. Él es constante, y si lo buscas cada día más,

aprenderás a serlo también.

A la mayoría de creyentes no le interesa eso. Por esa razón, hay tantos “fracasados en la fe”. Son creyentes que un día

están firmes en la Palabra y al día siguiente flaquean.

Necesitamos ser constantes. Jesús dijo que si permanecemos en Su Palabra, seremos verdaderamente Sus

discípulos, y conoceremos la verdad, y esa verdad nos hará libres (Juan 8:31-32). El creyente que es constante recibe

revelaciones que el inconstante nunca ve.

Decídete ahora mismo a ser perseverante. No planifiques tu día de hoy en la lectura bíblica de ayer; planifícalo en

la lectura bíblica de hoy. Empieza con la Palabra hoy, permanece en la Palabra todo el día y termina tu día con la

Palabra. Al día siguiente, levántate y haz lo mismo.

Hay poder en la perseverancia. No seas un cristiano que se apaga y se enciende, sino uno que es constante en la

Palabra de Dios, todos los días.

Lectura bíblica: Colosenses 1:14-23

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