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Cada uno como materia, deben de poseer ciertas cualidades indispensables para
lograr el objetivo, se exige cierto grado de disponibilidad y recta intención de dirigir y ser
dirigido. Solo de esta forma podría darse un buen proceso, debido a que las dos partes
salen beneficiadas, puesto que no a cualquiera puede ser director espiritual y no
cualquiera se interesa en la dirección como forma de sanación y santificación.
Sus cualidades son indispensables para llegar a ser un buen director espiritual,
para ello podemos destacar que debe de poseer un alto grado de conocimiento de la
ciencia que le permita poseer conocimiento espiritual, como conocimiento de la vida de
los santos, y sobre las distintas realidades del alma; para poder orientar a imitación de
muchos Santos y lograr hacer un buen proceso de discernimiento con el dirigido.
La Experiencia del Director es muy, pues con ella el director basándose en esa
experiencia es capaz de ver con mejor detalle la realidad en la que encuentra el dirigido,
de lo contrario es un poco riesgoso porque puede afectar más de lo que está ya afectado
quien es dirigido. San juan de la cruz en este tema expresa que: «algunos padres
espirituales, por no tener luz y experiencia de estos caminos, antes suelen impedir y
dañar a semejantes almas que ayudarlas al camino», y así «doblan el trabajo a la pobre
alma» 1 partiendo de esta premisa, el sacerdote debe de ser consciente que no es
gratificante el afectar a las almas más de lo que están.
También es necesario ser prudente por parte del director él no ser insistente en lo
que el dirigido ha de comunicarle ni siquiera indagar, San Juan de la Cruz expresa que:
1
San Juan de la Cruz, Subida del monte Carmelo, 4
«Adviertan los que guían las almas y consideren que el principal agente y guía y
conmovedor de las almas en este negocio, no son ellos sino el espíritu Santo, que nunca
pierde cuidado de ellas y que ellos solo son instrumentos para enderezarlas en la
perfección por la fe y ley de Dios»2 la gracia se ha de manifestar cuando existe una recta
intención por dirigido y permitirá que este se abra para hacer lo que el Espíritu Santo pide.
El dirigido, también pose sus propias cualidades que le permitirán realizar una
buena dirección, que lo ha de encaminar a la perfección. Entre ello poseer un gran deseo
de santidad. Requisito indispensable para que se logra una buena dirección Espiritual,
que no solo le permita al dirigido ser beneficiado para sí mismo, sino también para el trato
con sus semejantes. Esta debe de ser recurrentemente y bien trabajada, porque sin la
plena disponibilidad y deseo de cambio; ni poseyendo a un santo frente de él podría llegar
a la Santidad.
El Dirigido, debe de poseer un alto grado de fe, y así poder ver en el sacerdote a
cristo, que le desea confortar y animar en su vida, para poder abrir su corazón desde la
sinceridad y la recta intención, el director ya basado en su experiencia buscará y pondrá
los medios para poder ayudarle, como también practicar la obediencia cuando el director
note algo que no esté bien y necesite ser corregido.
2
San Juan de la Cruz, Llama de Amor viva, 3, 46