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La argumentación se caracteriza por: usar un léxico abstracto y connotativo, emplea máximas, refranes y

datos concretos, se apoya en ejemplos, predominan verbos de voluntad y usa expresiones valorativas.

Argumentos de ejemplificación: se basan en hechos reales, argumentos de datos objetivos: se


fundamentan en citas, argumentos de autoridad: se apoyan en la opinión de personalidades
reconocidas, argumentos basados en la propia experiencia: argumentos personales que nadie pone en
duda, argumentos de refutación: son la negación de los argumentos, falacias: argumentos erróneos.

Deixis personal: señala el quién: incluye el emisor y el receptor.

Deixis temporal: señala el cuándo: incluye el ahora del acto lingüístico.

Deixis espacial: señala el dónde: incluye el aquí del hablante.

La función de los elementos deícticos de un texto es, pues, ubicarlo en una situación enunciativa
concreta, los deícticos nos permiten: interpretar quién habla y a quién se dirige, entender las relaciones
temporales y espaciales que se establecen entre hechos y objetos del entorno y saber cuáles son las
relaciones personales que se establecen entre los interlocutores.

Las formas personales son las que se conjugan y las no personales no se conjugan.

Las no personales son el infinitivo (tiene forma compuesta) (ar, er ir), el gerundio (tiene forma
compuesta) (ando, endo) y el participio (do, so, to, cho)

Los infinitivos pueden ser nominales y verbales, los nominales se comportan como sustantivo, estos se
dividen en: de naturaleza léxica: se comportan como sustantivos, y de naturaleza sintáctica: se
comportan a veces como sustantivo pero no pueden construirse en plural.

Los infinitivos verbales pueden aparecer en perífrasis verbales y oraciones subordinadas.

El gerundio se caracteriza por la terminación –ndo.

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